Thursday, 22 January 2009

Fidel vuelve a dar señales de vida

A veces conviene la demora del mal ajeno

Por Jorge A. Pomar, Colonia

¡ULTIMA HORA: el Magno Paciente vuelve a dar señales de vida! Vaya Usted a saber, a lo mejor es verdad que departió con la presidenta argentina Cristina Kirchner "más de una hora", como cuenta ese clon de Evita (quien, por saberlo los argentinos, desgobierna en Buenos Aires a la sombra de su corrupto, demagógico y prepotente consorte), o sólo "40 minutos", como acaba de escribir el propio Castro I. Uno de los dos tiene el Rólex adelantado o atrasado...

Y para que a nadie le queden dudas, Granma publica su penúltima Reflexión, titulada: "El encuentro con Cristina". De ser cierto, pronto publicarán alguna que otra foto editada. O mejor, unos minutos de vídeo que nos lo muestren "vivito y coleando" (Chávez) o "haciendo ejercicios, pensando mucho, escribiendo mucho, asesorándome a mí y ayudando" (Raúl).

Con tal de que el Abicú, que no se alegra ni poco mucho de la prematuridad política de su muerte, deje de rezarles a sus imaginarios orishas para que el Moribundo en Jefe cumpla con su postrer deber patriótico de torpedear cualquier conato de reformas y sea llorado a lágrima viva a zaga de su hermano aún tendido en capilla ardiente, doy mi brazo a torcer y hago votos por que no nos abandone antes de sellar con broche de oro su perfecta faena de destrucción nacional sobre el féretro de Raúl .

Total, si hemos aguantado medio siglo, qué importan unos meses más. Con el imprevisible Mesías de ébano instalado ya en la Casa Blanca (agárrense: Zapatero acaba de verle a Obama "una seña de identidad socialdemócrata muy pura" en el discurso de investidura; "estoy muy satisfecho, no lo puedo ocultar, estoy muy contento", declaro hoy el muy descortés en Cortes), es obvio que necesitamos más que nunca en el Palacio de la Revolución esa inapelable labor de zapa desde la cama fowler mejor atendida del CIMEQ.

¿Hasta cuándo? Ya lo hemos oído: "He tenido el raro privilegio de observar los acontecimientos durante tanto tiempo. Espero no disfrutar de tal privilegio dentro de cuatro años, cuando el primer período presidencial de Obama haya concluido". Cierto, como de sólito desde que vio la luz en Birán, desvaría un poco con sus sobresalto por la salud del planeta, pero el plazo de gracia reflexiva que se autoconcede encaja en las expectativas del Abicú.

Cristina y Raúl sobre Fidel al despedirse en el aeropuerto

¿Hasta cuándo espera? Pues, justo hasta que el Hermanísimo repose junto a su media naranja en el rupestre mausoleo familiar, donde sólo falta un dígito en la fecha de defunción. Los funarales de Raul servirían de ensayo piloto para las Magnas Exequias, anunciando la inminencia del ansiado final con o sin horror. La esperanza de mi Otro Yo es que ambas morterías se adelanten, sucediéndose una a la otra en el orden adecuado cualquier día de estos.

Sólo entonces, tan pronto nos enteremos de que la secuencia cronológica se ha invertido, insiste mi Alter Ego, deben brotar al fin esos gritos de aleluya ahogados en nuestras gargantas. Entretanto, tranquilos, no celebrar antes de tiempo. Él mismo no piensa brincar de alegría ni siquiera cuando la Buena Nueva sea firme.

Por otro lado, según se ha podido comprobar durante estos dos años y varios meses de Magna Convalencencia, los materialistas dialécticos del Palacio de la Revolución tienen su problema metafísico con la Parca: más que la salud del "Caguairán", la cara risueña de Raúl prueba hasta qué extremos pueden llevar su provinciano culto a la apariencia la dinastía biránica y sus válidos castrenses. Ese "Hay que liquidar todos esos rumores que hay por ahí" confirma las prioridades mediáticas de una alta jerarquía que vive al día con las altas y bajas mentales del Magno Paciente.

Tan mancos son al Más Allá de la Física que, si por ventura el Magno Paciente cae en coma irreversible, probablemente no lo desentubarán hasta mucho después de que el encefalograma haya empezado a dar plano y la gusanera le haya ganado la Madre de las Batallas existenciales. Pero, como dice el refrán, "no hay mal que por bien no venga". A veces, cuando se está a la espera de sucesos fuera de control humano, conviene aplazar la alegría por el mal ajeno.

Además, no está bien desearle la muerte a nadie, a los déspotas en particular, pues en cierta obra de teatro española ya se advertía de que sólo sirve para prolongar la vida del aborrecido y las cuitas de sus vasallos. Y en otra pieza maestra de los Siglos de Oro, o tal vez la misma, se daba la receta correcta: "¿Quién mató al Comendador? / Fuenteavoejuna, señor."

Es decir, todos y cada uno de los habitantes de aquella obstinada aldea. Cuestión del punto de vista que uno adopte. El Abicú, que preferiría la solución radical por mano propia en Fuenteovejuna y no por obra de Natura, calcula aquí a mediano plazo, a sabiendas de que en la alta nomeclatura hay pejes gordos de lo más interesados en no quitarle los tubos antes del festín de los vermes...

2 comments:

PolO said...

Me gustaria ver el escenario de un Raul Castro falleciendo antes que Fidel. Seria algo asi como "darle agua al domino" y sin fichas en la manga.

Anonymous said...

Así mismo, bróder. Ojala se muera el más joven antes que el más viejo. Su vida nada más sirvió para dar una tipeja (Mariela, femenino de Mariel, muy graciosa casualidad) asquerosa y apoyar al tirano.
Si se lo lleva La Parca antes que al Castro I se verá en una buena el hijo de Lina para nombrar sucesor entre tantos mentirosos y arribistas, que él, como buen traidor, conoce "desde siempre y desde lejos"
Lo bueno que tiene ésto es lo malo que se está poniendo.