Friday, 16 January 2009

Pablo Milanés: Mejor tarde que nunca

"...si los fieles más conspicuos reniegan es porque los dioses flaquean"

Por Miriam Celaya, Centro Habana

Tomado de sinEVAsión, 14-01-2008

Las declaraciones del conocido trovador Pablo Milanés en una entrevista que, con fecha 29 de diciembre de 2008, fuera publicada en el sitio digital Kaos en la Red (www.kaosenlared.net), ha tenido una repercusión cuando menos desproporcionada en la opinión pública. Los “opinantes” se dividen en varios bandos: los que aplauden entusiastas lo que consideran la valentía del famoso icono de la ya vieja “Nueva Trova”, los detractores rencorosos que no le perdonan su compromiso con la revolución y sus líderes, y los que --como yo-- acogemos con una posición más moderada las palabras de Pablo.

En todo caso, la importancia de los planteamientos reflejados en la entrevista de referencia estriba en la categoría --léase popularidad, celebridad o fama-- del entrevistado, que no en el contenido de lo que declara. Que los dinosaurios del régimen están obsoletos, que no están en capacidad de echar adelante al país, que “el socialismo cubano se ha estancado”, son verdades de Pero Grullo.

Pablo no sólo afirma algo que todos sabemos, algo que tanto opositores como disidentes y todos los librepensadores cubanos de todas las orillas han venido repitiendo desde hace mucho tiempo y por lo que no pocos han estado y están presos en las cárceles cubanas; sino que --además-- lo afirma sin abandonar su línea apegada a la revolución y al socialismo. La novedad es que ya Pablo no confía en los dirigentes con más de 75 años. Quizás aquí debo acotar que, en lo que a mí respecta, no confío en ninguno, así tenga menos de 30 años y apenas sea un prospecto de “cuadro de relevo”.

Excurso videográfico: ¿Cómo se llenan las plazas?

Pero descalificar a Pablo por sus posiciones a favor del proceso revolucionario sería como reconocer el derecho de otros a descalificarnos a los que no estamos a favor de dicho proceso: la historia sin fin; como no es realista la actitud de los que han querido fabricar a raíz de estas declaraciones, un Pablo Milanés punto menos que opositor, ¡menuda ingenuidad!

No me cuestiono el derecho de Pablo (o de cualquier otra persona) a elegir y manifestar sus simpatías políticas. Incluso celebro que desde dentro de las propias filas de los “revolucionarios” existan algunos que tengan claro la necesidad de sustituir a las arcaicas figuras históricas aferradas al poder durante medio siglo. Rectificar es de sabios, aunque algunos sean más morosos que otros para descubrir lo evidente.

Los devaneos del trovador con los hacedores del “milagro” cubano, es decir, si antes los quería pero ahora no; si lo que hicieron antes fue “bueno” y merecen la absolución de la Historia y otras aseveraciones por el estilo, clasifican más como futilidades que como debate político que --por otra parte-- tampoco es lo que se propone Pablo. De cualquier manera no hay que juzgarlo ahora si algunas veces nos pareció demasiado complaciente con los desmanes del régimen o si en ocasiones (muchas ocasiones quizás) parecía estar mirando hacia otro lado. Seamos indulgentes: recordemos que la caída es mayor cuanto más alto es el pedestal. En fin, que la gente es casi siempre o muy exigente, o muy ilusa.

Veamos el lado positivo: si los fieles más conspicuos reniegan es porque los dioses flaquean. Yo --confieso-- prefiero disfrutar a Pablo Milanés como lo que es (al menos para mí): un gran compositor que ha creado canciones verdaderamente antológicas, como "Yolanda", "El breve espacio en que no estás", y otras muchas de tono intimista y evocador; así como rechazo sus creaciones combativas y panfletarias, los himnos y las marchas; elijo al Pablo dueño de una voz dulce, cálida y melodiosa.

Silvio y Pablo: "El breve espacio en que no estás"


Para mí Pablo siempre será eso y no una figura política; ahora bien, si hoy él apuesta por el fin de la era jurásica para los cubanos, estamos de acuerdo en ese punto, y habría que darle la bienvenida al grupo de los que pujamos por los cambios, sin que necesariamente tenga que ser uno de sus fundadores.

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