Monday 24 November 2008

Concejala canaria no sabe lo que es una ONG

Y el grupo Orisha en el carnaval de Tenerife

Por Jorge A. Pomar, Colonia


El papelazo del mes lo ha hecho durante un pleno municipal una concejala del Ayuntamiento de Tenerife. Nada, una mala jornada para la infortunada fémina. ¿O más bien bufonesca secuela de un error de asignación de cuotas al sexo débil al estilo Zeta por parte del alcalde de un partido a la greña con el PSOE? [Foto: Plaza Weyler en Santa Cruz de Tenerife.]

El gag de la concejala es tan penoso como hilarante. Sin embargo, más grave es que el informe sometido a debate sin previa lectura por doña Esther Sarraute, que así se llama la susodicha, parece la punta del témpano de la desidia e incompetencia prevalecientes en ese ilustre y aperreado cabildo regido por Coalición Canaria: los funcionarios subalternos que tardaron tres meses en redactar el controversial informe sobre inmuebles ocupados por ONGs tampoco sabían de qué iba la pesquisa.



"Obiamente", como insiste en pronunciar el atortojado alcalde Miguel Zerolo. Aunque no parece gay, podría estar emparentado con el posmodernísimo Pedro, concejal por Madrid y secretario ejecutivo del PSOE para asuntos de homofobia e inmigración.

Este otro Zerolo, nacido en Venezuela de padres oriundos de Islas Canarias (nada que ver, por cierto, con canarios amarillos sino con el sustantivo latino canis, o sea can, perro, debido a dos mastines mencionados por Plinio el Viejo en Naturalis Historia VI) contrajo nupcias el uno de octubre de 2006 con el apuesto galán que figura a la izquierda en la foto de abajo.

Pero dejemos ahí al Zerolo "alegre", que sólo viene aquí a cuento porque todas sus entrevistas en You Tube son también como para desternillarse de la rida, y sigamos con el Zerolo "serio". En su desconcierto, el alcaide de Santa Cruz se embrolla y suelta "concanetación" por "concatenación".


Para colmo de males, en craso eufemismo, el alcalde "chicharrero" (sinónimo extraoficial del gentilicio "santacrucero"), que gobierna ininterrumpidamente desde 1995 el antiguo marquesado de nuestro tristemente célebre capitán general Valeriano Weyler (la villa le erigió la elegante plaza de la foto titular al artífice del genocidio de la Reconcentración en Cuba, quien en la península fichaba por los liberales), confunde "gazapo" con chapuza administrativa a nivel de república bananera.

O por debajo. En fin, una insuperable comedia del bufo foral cuya protagonista, si a estas horas no ha liado ya los bártulos para largarse a donde nadie la conozca, debe de estar pasando un mal rato con la cabeza en un cartuho.

Con todo, no confundirse: en Tenerife, plaza de natura privilegiada y envidiable sucursal del arte español del mal currar y el buen vivir, es mucho mejor que la momentánea fama de sus concejales. A saber, porque vacacionar en la segunda isla del archipiélago guanche es un vacilón.

Con salsa y todo, pues este año, por ejemplo, los despelotes saturnales (léase carnaval) de esta ciudad, dizque vinculada a la prosapia de nuestro Magno Paciente por vía de su progenitora Lina Ruz (culpa no tiene por haber engendrado semejante hijo con el gallego Ángel Castro) contaron con la actuación estelar del grupo Orisha. Políticamente, esos exitosos chicos hiphop-rape-sone-boleristas de la Diáspora no son santos de la devoción del Abicú, si bien justo es reconocer que no por ello desentonan...

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PD: La sugerencia del primer vídeo se la debo a mi amigo Ricardo Bada, un español que reside en Colonia y, como mi Alter Ego, trata de matar el gorrión invernal con chistes e imágenes risueñas. Con este post, doy por terminada esta penúltima pausa no anunciada y voy entrando en caja.

Y para curarme en salud contra correctores políticos, cierro aclarando que nada me anima en contra de los habitantes de la otra orilla sexual. Al contrario: a mis 60 años cumplidos y gozados, cada vez que por ventura me entero de que algún varón amigo, conocido o circunstante, declara o manifiesta de manera inopinada su alteridad gonadal, lo doy festinadamente de baja como posible competidor, pasando a apreciarlo aún más...

Monday 10 November 2008

"Para Cuba libertad de opinión y de pensamiento..."

Entrevista a Christian Liffers, realizador de Dos Patrias, Cuba y la noche

P
lus desdeñable apología crítica ad hoc para francotiradores del patio

(Ilustraciones: Homenaje a Egon Schiele, 1890-1918, pintor maldito del Imperio Austro-Húngaro y favorito del Abicú)

Por Jorge A. Pomar, Colonia


ABICÚ: Liffers, a modo de breve presentación, háblanos un poco de ti, tu origen, ¿Wessi u Ossi? (¿oriental u occidental? ), formación profesional e idiosincrasia; de cómo empezaste en el cine, tus éxitos profesionales [esta parte, si lo deseas, igual la puedo suplir yo en el preámbulo], tu poética y, en particular, tus conexiones anteriores con Cuba y los cubanos... Obviamente, has leído profusamente a Reinaldo Arenas: ¿algún vínculo personal con la homofobia? Desde luego, sólo si no consideras el dato como una indiscreción... [Egon Schiele: Madre ciega]

LIFFERS: Vale. Soy periodista profesional y trabajo aquí en Mainz (Maguncia) desde hace diez años para cadena de televisión pública ZDF. Hago documentales sobre temas que, normalmente, filmo aquí mismo en Alemania. Primero estudié Ciencias Políticas y, después, Dramaturgia en Hamburgo. Dos patrias... es mi segundo largometraje del género. El primero se llama Suicide Commando y toma como argumento el diario de un chico drogadicto que acaba suicidándose. Un caso real. Tanto Comando suicida como Dos patrias... han ganado múltiples premios.

Mi primer contacto con Cuba fue más obra de la casualidad: en 2004 mi amigo y yo, a través de Internet, conseguimos dos vuelos last minute a Cuba, es decir, a Varadero. Al cabo de unos días, aburridos de tanto sol y arena, nos largamos a La Habana por una semana. Allí nos topamos con gentes tan amables y situaciones tan especiales que se me ocurrió la idea de hacer un documental sobre habaneros. Ya con ese propósito en mente regresamos a Alemania donde, justo esa semana se estrenaba la película Antes que anochezca en varios cines de lance.

Ambas cosas, el estremecedor filme de Julian Schnabel y mis vivencias habaneras, trabajaban en mi cabeza. He leído todas obras de Reinaldo Arenas disponibles en alemán, español e inglés. Un amigo, Klaus Laabs, el traductor de Reinaldo Arenas y Zoé Valdés, quiso echarme una mano y me mandó unos textos de Arenas aún inéditos en Europa. Ese mismo año (2004), en pleno invierno, regreso a La Habana para investigar. Y a fines de 2005 hice las filmaciones...

ABICÚ: Me consta que, como documentalista, arribaste a La Habana con un conocimiento previo del país (sus gentes y su historia reciente) muy por encima de la media desgraciadamente aplicable a la mayoría de tus colegas. He constatado con asombro que, además de hombre capaz de dialogar sin cortapisas, citas de memoria un refrán yoruba tan aconsejable a cubanólogos de todos los pelajes, como el siguiente: Aleijóó lóju ni, ko riran ("Un extraño tendrá ojos, pero no podrá ver con ellos". Partiendo de esas tres suficiencias, dinos qué esperabas ver en La Habana y qué viste realmente? [Schiele: Madre e hija]

LIFFERS: Normalmente, así me lo han hecho aprender mis propias pesquisas, eso de las expectativas es asunto muy especial. Por eso trato de despojarme de cualquier preconcepto, a fin de mantenerme abierto a las peculiaridades locales, a los datos de la realidad empírica. Y poder ver, escuchar, sentir cada momento específico. Durante mis primeros días en Cuba, era mi primer viaje a la Isla, me fue muy difícil lograr ese distanciamiento perceptivo, puesto que se trataba, además, de mi primera estancia en un país del Tercer Mundo.

Necesitaba unos días por manejar mi estado como “Yuma” y aprender a comportarme de manera veraz, sin temor pero sin ingenuidad frente la pobreza de allá. Igual, al principio carecía de sensores adecuados para diferenciar a la gente (los malos, los regulares, los buenos). De ahí que --paradoja sólo aparente-- durante aquel primer contacto aprendiera más sobre mi propia persona que sobre Cuba. Pero creo que eso es lo normal. Son dos culturas extremadamente disímiles. La mayor parte de mis conocimientos los adquirí durante mi ultima estancia antes de iniciar el rodaje. Había volado a La Habana por diez semanas sólo para investigar y encontrar a los protagonistas de mi película.

Si me pides que describa mi relación con la Isla, te diré que: adoro a la gente en Cuba, su bravura y su cordialidad. Por eso, no aborda tan sólo el tema, importante pero estrecho, de la homofobia en Cuba. Para eso no me hacía falta viajar tan lejos. El verdadero argumento del filme es, en sentido lato, la viabilidad del amor en un sistema de opresión y dura lucha cotidiana del cubano de a pie por la mera subsistencia. Y por supuesto, al final resultó ser tal como me dijo mi padrino:
Aleijóó lóju ni, ko riran, "Un extraño tendrá ojos, pero no podrá ver con ellos". Por tanto, ¿qué más quieres que te diga? Extranjero al fin, mi punto de vista fue, es y será siempre el punto de vista de alguien que ve las cosas desde fuera. [Schiele: Mujer yacente.]

ABICÚ: La selección del elenco de un documental suele ser una tarea mucho más ardua que escoger a personajes y actores para urdir un filme de ficción. Requiere talento y don de gentes. En ese aspecto, Dos patrias, Cuba y la noche clasifica a la altura de la que es, a juicio no sólo mío, uno de los largometrajes extranjeros del género más logrados de todos los tiempos, una obra maestra. Me refiero a Havanna, mi amor, del también germano Uli Gaukle. No es, por tanto, poco mérito el tuyo como productor, director y guionista de Dos patrias... ¿Cómo conseguiste encontrar a los personajes idóneos? ¿Les conocías de antemano? ¿Cuánto tiempo te tomó el casting y el rodaje en la capital?

LIFFERS: En verdad, la selección del elenco es siempre la tarea más difícil. En este Caso, dificilísima. Porque tuve la idea de contar las historias de seis homosexuales en La Habana, de diferentes estados sociales, edades, etc. Como he dicho: necesité diez semanas de pláticas diarias con un montón de personas para aprender más sobre la vida en Cuba y seleccionar aspirantes dotados de talento natural y, a la vez, de coraje para dar la cara frente a una cámara extranjera...

Schiele: Diapositivas de su obra



Me gustan mucho las películas de Uli Gaukle y de Florian Borchmeyer, (codirector de
Habana: el nuevo arte de hacer ruinas; pinche sobre el nombre para escuchar una entrevista en inglés con Florian acerca de las vicisitudes del rodaje en La Habana) por ejemplo. Ambos poseen un conocimiento mas profundo que yo sobre la realidad Cubana...

ABICÚ: Vayamos al grano. Cuando, de repente, se armó el rollo alrededor de las dos secuencias plagiadas en el documental de Telecinco La prostitución infantil en Cuba, algunos blogueros --entre ellos, el Abicú mismo, que aquí vuelve a excusarse contigo--conjeturaron que, alegando violación de copyright, exigiste borrarlas a instancias del ICAIC. Suelen ejercer presión por todas las vías cada vez que un realizador de fuera atenta contra la edulcorada imagen de la Isla, atentado que tú también habías cometido con Dos patrias... Sabemos que has sido sometido a fuego cruzado desde diversas barricadas al unísono.

Mátanos, pues, dos curiosidades más. Primero, ¿qué opinas de la película de Telecinco desde, por un lado, un punto de vista estrictamente técnico; y por el otro, a la luz de tus propias vivencias in situ, desde una óptica testimonial? Simplifico las preguntas: ¿Es bueno, regular o malo el sensacional reportaje clandestino visto como obra de arte? ¿Refleja bien o mal la realidad cotidiana que tú mismo conociste de primera mano durante los trabajos de búsqueda y filmación en La Habana? Por descontado, si el primer interrogante compromete tu ética profesional, óbvialo sin más. Si bien, guardar silencio al respecto ya sería interpretable como un juicio de valor tácito.

LIFFERS: Pregunta un tanto difícil de responder. En estos precisos momentos hay un forcejeo jurídico, una demanda en curso contra Telecinco. Y mis abogados insisten en que no debo hablar sobre este tema. No obstante, escribí mucho en blogs durante la semana en que les exigí borrar los pasajes Dos patrias... de todas las copias de La prostitución infantil en Cuba divulgadas en Internet. Lo hice, en primer lugar, porque era muy peligroso para mis protagonistas figurar como prostitutas en el documental de Telecinco.

Algo de esa preocupación ha trascendido también a la Red en boca de terceros. Por eso tuve que actuar muy con tanta rapidez. Y no puedo menos que repetirlo aquí: como productor, director y distribuidor de mi película actúo siempre solo y por iniciativa propia. Buscando las copias en la Red, escribiendo a los servidores para exigirles que borren los pasajes correspondientes, luchando contra imputaciones en las bitácoras, etc. Todo esto lo he hecho de noche, porque de día trabajo para el canal ZDF, que paga el alquiler de mi apartamento...

Ahora las versiones del documental de Telecinco en Internet aparecen sin mis escenas y sin mis personajes reales. También redacté una nota de prensa junto con mis abogados que publicamos en la segunda semana después de la violación del copyright por Telecinco. Durante esa segunda semana también las autoridades cubanas reaccionaron, haciendo uso de mi nota de prensa. Creo que siempre actué de manera franca y abierta en este affaire. Mi nombre y cara por delante. [Schiele:
Masturbación]

Tampoco me quedaba más remedio: mi documental se halla en este momento al inicio de su distribución en Europa (el canal español Odisea lo emite desde hace unos meses, etc.). De manera que no puedo permitirle a nadie abusar de mis imágenes, difamar de mis protagonistas como prostitutas o quebrantar leyes y derechos de autor, por muy buenos que sean sus móviles. No conozco los de Telecinco, pero supongo que sean buenos...

Casi todas las controversias al respecto en la Red eran de lo más furiosas, lo cual puedo entender. Ahora bien, observando el debate en retrospectiva, me percato de que he cometido errores de comunicación. De igual modo, me sorprende que nadie me haya hecho preguntas después de leer mi nota de prensa. Solo un periodista de una pagina web (de izquierda) se dignó pedirme una entrevista. Y por supuesto, ahora El Abicú.

Sobre La prostitución infantil en Cuba nada concreto he de decir aquí. Contesto, pues, la pregunta en sentido general. Existe un código de prensa (press-codex) mundial con unos pocos puntos que nunca debe ignorarse. Ni en el mundo libre, ni bajo dictaduras ni en la lucha contra dictaduras. He ahí un principio inviolable para mí. Todo el mundo sabe que hay prostitución en países pobres, donde se puede comprar humanos por solo unos dólares. Dos patrias... también cuenta sobre la prostitución varonil (hombre con hombre) en La Habana. Todo el mundo también sabe que hay prostitución infantil en esos países.

Yo no he visto prostitución infantil allá, pero nada puedo asegurar porque normalmente es un crimen invisible. Desde luego, sospecho que la hay. La prostitución de menores es un horror, y urge combatir ese crimen contra la infancia, por todos los medios. Pero las infracciones de derechos y leyes no son armas adecuadas para semejante lucha. No puedo juzgar la calidad del reportaje de Telecinco. Esa clase de periodismo de bulevar no es mi estilo. Creo que los de Telecinco deben de estar muy contentos porque tuvieron una alta cuota de audiencia. [Schiele:
Dos chicas.]

ABICÚ: Finalmente, una pregunta opcional, clave para tirios y troyanos en el berenjenal insular-exiliar. Responde o abstente sin pena, por favor: ¿Que deseas para nuestra Isla en el futuro inmediato? ¿Un cambio de régimen radical, entendiendo por tal estado de derecho, la democracia representativa y la economía de mercado liberal o social? ¿O bien, como sugieren tantos intelectuales bien- o malpensados de Occidente, la prosecución de algún modo del actual experimento de ingeniería social con los cubanos de a pie que tan de cerca conociste allá en La Habana? La pregunta lo parece, pero te aseguro que no es nada retórica... [Schiele: Desnudo femenino recostado con piernas abiertas.]

LIFFERS: Aquí en Alemania tenemos experiencias con cambios radicales. Y especialmente con el cambio de 1989 mucha gente no se siente muy feliz. Soy romántico y optimista. No creo en soluciones únicas en el mundo. Es que no doy crédito a personas que pretenden monopolizar la verdad. Y me da igual de cuál lado sean, de derecha o izquierda. Desde ayer hay un presidente negro en los EEUU. Hace unos meses la economía liberal y el capitalismo dejaron de ser la última sabiduría. En estos momentos el mundo se halla inmerso en un cambio profundo.

Lo que no deseo para Cuba es un cambio demasiado rápido. Tampoco una guerra civil, una guerra entre hermanos. Aunque hace 50 años los cubanos están enfrascados en una guerra fratricida en el mundo, pero con palabras. Los forcejeos de las semanas pasadas me han dejado apenas una ligera idea de la magnitud de las ofensas y heridas y no quiero ni imaginarme lo que sucederá cuando, además de palabras, todos recurran a las armas. Deseo para Cuba libertad de opinión y de pensamiento. Pero lo mas importante: autodeterminación...Entrevista con el realizador Christian Liffers...

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Apología crítica de Christian Liffers

Recordará el lector asiduo y memorioso de este blog que días atrás, como de pasada en el post titulado El Anti-Sicko, se dejaba caer la siguiente conjetura sobre los motivos de nuestro entrevistado para forzar la mutilación del técnicamente controversial pero testimonialmente irrebatible documental de Telecinco
La prostitución infantil en Cuba: “Prueba fehaciente del daño que hacen estos filmes independientes a la idílica imagen del castrismo en Occidente es la urgencia con que las autoridades culturales de La Habana presionaron a Christian Liffers, autor de Dos patrias... para que demandase a Leffler [el autor] por haber insertado sin permiso imágenes de su documental”. [Schiele: Madre ciega.]

Pues, bien, Christian Liffers, recordará también el lector, reaccionó enviándonos este par de justamente airadas líneas: "Muy honorable Herr Pomar, puesto que en su blog escribe Usted también de manera muy indiferenciada y malevolente sobre mi litigio con Telecinco...". Entre otros argumentos, contesté que, como germanista, asombrábame sobremanera que en Alemania, país que había sufrido en carne propia ambas experiencias totalitarias del siglo XX, aún hubiese tanta gente presta a dejarse embaucar por la propaganda castrista.

Desde luego, no me refería en modo alguno a él ni a su excelente documental sino a la ciudadanía teutona en general y a la prensa y la academia, en particular. Y cerré mi extensa réplica manifestándole, por un lado, mi deseo de saber de nuestro lado a un profesional de su talla, "cuya opinión cuenta indudablemente en el mundo". Para mi sorpresa, Liffers, sintiéndose cogido entre dos fuegos sin comerla ni beberla también por el hecho de haber escogido nada menos que a
Kaos en la Red para quejarse del plagio de Telecinco, se mostró espontáneamente dispuesto a concederle una entrevista compensatoria al no menos tendencioso. [Schiele: Amistad.]

Liffers es amigo de mi colega, correligionario y entrañable amigo Klaus Laabs (¡Saludos!), traductor de Reinaldo Arenas. Revelador detalle que debiera ser ya de por sí su carta de presentación ante el exilio liberal (ante el "rosa", no tanto) cubano. Laabs es un conocedor de la literatura cubana y el mejor abogado del exilio liberal en Berlín. Su resuelta denuncia
Freitag a propósito le ha granjeado la hostilidad de la más virulenta falange procastrista en los corrillos académicos, intelectuales y periodísticos de la República Federal...

...Cuyo farolero mayor es el panfletero estelar del diario Junge Welt, antaño órgano oficial de la Freie Deutsche Jugend (FDJ, Juventud Libre Alemana, homóloga de nuestra UJC en la extinta RDA) y hogaño del Partei des Demokratischen Sozialismus (PDS). Me refiero a un viejo contrincante de la blogósfera exiliar criolla: Harald Neuber, con quien el Abicú chocara de frente años ha en una mesa redonta televisada de la Deutsche Welle (Voz de Alemania) a la vista (a través de una pared de cristal) de la Puerta de Brandeburgo. Algunos lectores se acordarán del conspicuo personaje por sus combativos comentarios en el blog.

Dos patrias, Cuba y la noche



Significativamente, en agosto de ese año, en un artículo titulado “Habana es una palabra mágica” Ellen Spielmann, aludiendo al evidente boicot contra la proyección de
Antes que anochezca, advertía en el referido periódico contra (sic.) “televisoras que se esforzaban estratégicamente por obtener el beneplácito de los censores cubanos para mantenerse en el negocio cubano”. Al margen de la opinión que nos merezcan sus opiniones en esta entrevista, el hecho de poder ser amigo personal de Laabs, un intelectual crítico que se caracteriza por no dejarle un pelo sin cortar a las barbas más famosas del planeta, revela al menos dos rasgos de Liffers raros en su hiperculturizado entorno occidental: sensibilidad a las asperezas de la crítica y disposición al diálogo.

De ahí que, a despecho de que en un post anterior sobre el documental de Telecinco La prostitución infantil en Cuba el Abicú le chamuscara la píldora, haya accedido a defenderse aquí. Para colmo, desoyendo el cáveat de que El Abicú Liberal no es un blog masivo pero si --acaso su principal galardón-- muy mal visto, a la vanguardia de la lista negra de las autoridades culturales de La Habana. Liffers vacía a continuación sin complejos el costal de su idiosincrasia. [Schiele:
La mujer del artista.]

El contenido del talego liffersiano se le antojará harto conocido al lector, detestable incluso, pero es sin duda otro rasgo positivo en su haber que no podemos sino agradecerle de corazón. ¿Cómo reprochárselo a un extranjero, siendo que entre las filas disidentes pululan los ultramoderados con criterios similares, o sea, socialistas democráticos y hasta partidarios del continuismo raulista, a los que cabría extender sin más el aforismo lucumí del babalao de Christian para los forasteros?

Razones suficientes para sugerirles a nuestros lectores liberales que, a tenor de las leyes del diálogo civilizado, tengan en cuenta ese superávit ético del entrevistado y, sin por ello restringir el alcance de sus comentarios, se expresen aquí con el debido respecto y la cortesía. En cuanto al Abicú y su Alter Ego, le concede algo más que el beneficio de la duda por lo que atañe a lo motivos esgrimidos por él para exigir la cancelación de los pasajes plagiados en el documental de Telecinco.

No hay por qué no creerle. “Errar --reza el apotegma latino-- es humano”. Rectificar, de sabios. Esto último no lo somos, pero ello no es óbice para que lo hayamos hecho en privado con el aludido y dejemos aquí constancia pública de ello. Por lo demás, aunque nos hallemos ideológicamente en las antípodas. Verbigracia, cree él a pie juntillas en zarandajas tales como el inminente fin de la era neoliberal; peor aún,
yerra con sus buenos deseos al anteponer "autodeterminación" a "libertad de opinión y pensamiento". A saber, porque, en pudiendo los criollos elegir libre y regularmente a sus gobernantes, inquietarse por la autodeterminación de la Isla equivaldría a pecar por paternalista. Alrededor de Colonia hay más fábricas "imperialistas" que en toda cuba antes del 59.

Para que el lector de otras latitudes se haga una idea: el domingo antespasado, declarado día de compras, la mitad del millón de vecinos de esta villa renana inundaron los grandes almacenes de Colonia. Me imagino la cara que pondrían si, pongamos, al llegar a una peletería del bulevar Schildergasse se enterasen de que ya sólo quedan apenas 300 modelos de zapatos de piel de su talla. Ahí mismo terminaría la tal "refundación capitalista". [Schiele:
La familia del artista.]

Ídem con el tema de la homofobia, que para Liffers es central y para el Abicú, no sólo lateral, aplazable y, en principio, únicamente soluble dentro del marco mayor de un futuro estado de derecho descastrizante que libere a todos los cubanos sino, como se está viendo, tan susceptible a las tácticas divisionistas del gobierno como la raza, la religión, el arte, la ecología, el regionalismo, la paz y la concordia, etc. Todos eso reclamos del estado del bienestar europeo pueden ser causas atendibles o puras ilusiones de gentes de estos pagos opulentos. En cambio, pueden retrotraer la actual indigencia criolla a niveles norcoreanos...

Es lo de menos; lo de más es la incuestionable calidad humana de Liffers, su sincera disposición al diálogo, actitud que se echa de menos en tanto autodenominado opositor interno o externo dispuesto a sentarse a conversar con las autoridades pero cerrados a cal y canto a las voces discordantes del bando propio.

Por otra parte, ¿cuántos intelectuales cubanos de la Diáspora ayudan a sus colegas locales a desmontar la leyenda negra sobre el pasado republicano y el tenaz mito de la dependencia de Estados Unidos? [Schiele:
Autorretrato con linterna china y afiche frutal.]

En comparación, el amable Christian Liffers les saca un palmo de nariz, amén de que es capaz de aprender de la vida real. Tiempo al tiempo... En vista de ello, no cumpliremos nuestra promesa formal de traducir del alemán al español la respuesta a su email de protesta, publicada en esta bitácora. Sería llover sobre lo mojado. Por lo demás, como notará enseguida el lector sagaz, a esta altura ya ni falta que hace...

Saturday 8 November 2008

Socialismo reciclado: Criterios sobre un nuevo proyecto

Sobre la "restauración capitalista" como "desastre incalculable” según Pedro Campos

Por Miriam Celaya González, Centro Habana


[El proceso reformas raulistas ha dado todo de sí y "Paloma" se apresta a clavarle la cuarta puntilla natural en la actual temporada ciclónica al féretro de las esperanzas culinarias criollas. Dos augurios funestos a los que se añade una vaga esperanza llamada Obama. Suficiente para que, asumiendo por penúltima vez el papel de Laocoonte tropical enpiyamado en
Kaos en la Red, el incorregible Pedro Campos urja al irresoluto Raúl Castro a poner en práctica su esperpéntico proyecto de "socialismo del siglo XXI".

"Demoras son derrotas", alerta, citando a Martí, en
Obama y Cuba: socialización o pronta reversión. Desde su atalaya neomarxista, justo es reconocerlo, el camarada en retiro no deja de tener razón con sus galimatías alarmistas: la hambruna dobla ya la esquina. Por lo demás, descontando el factor Obama, el autor no hace más que repetirse. Buena ocasión, no obstante, para divulgar tardíamente el que es, amén de uno de los análisis más lúcidos sobre las tesis "revisionistas" de Campos, epígono cubano de los "filósofos" Heinz Dietrich (Alemania) y James Petras (USA)--, un ensayo que se le quedó en el tintero al Abicú y de buen grado habría firmado su envidioso Alter Ego. Tantas son las coincidencias...

Finalmente, existe un motivo adicional para recordar a la sagaz titular de sinEVAsión. A saber, nuestra inquietud por la suerte de la bloguera insular Miriam Celaya (¡fe de vida, por favor!), quien desde el 14 de octubre no ha vuelto a postear. ¿Sabe alguien por qué?


El Abicú.]


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Socialismo reciclado: Criterios sobre un nuevo proyecto

La insostenibilidad del sistema cubano es, para muchos, un hecho definitivo; no obstante, cuando aparecen documentos que avalan este aserto, emitidos desde sus propios defensores históricos, pudiera decirse que tal hecho se torna incuestionable. Tal parece ser el caso del muy llevado y traído trabajo de Pedro Campos (Cuba necesita un socialismo participativo y democrático. Propuestas programáticas. Presentación para su discusión pública al pueblo, a los trabajadores y a los revolucionarios cubanos, con miras al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba), publicado en un sitio digital, que ha encontrado amplia cobertura en espacios de prensa y en círculos de opinión fuera de la Isla. [Foto: Karl Marx, Museo de Cera de Madame Tussaud, Berlín.]

No faltan los que apuntan que, procedente de los habituales fieles del gobierno -los “políticamente correctos”, los revolucionarios-, este proyecto es un signo que propiciaría las primeras transformaciones en la monolítica estructura económica del Estado, dando paso a los cambios subsiguientes. Es preciso, sin embargo, evaluarlo serenamente para darle su justo lugar: este no es sino otro programa virtual, surgido de la iniciativa particular de un grupo limitado de individuos, y no un paquete de medidas que el gobierno haya lanzado para su aplicación. De hecho, ni siquiera se ha reconocido oficialmente en Cuba la existencia de dicha propuesta. Un documento que evidencia que los mismos “ideócratas” del sistema se están reciclando en un intento por formar parte “desde arriba” de lo que resultaría de una transición que parece anunciarse difícil e impredecible, tanto en términos cronológicos (¿cuándo comenzaría a producirse realmente?, ¿en qué tiempo podrían considerarse superados los principales retos del cambio?), como en su propia esencia (¿a qué conduciría finalmente?)…

Heinz Dietrich sobre Cuba y el socialismo del siglo XXI



Ahora los revolucionarios, en una rampante muestra de oportunismo, se apropian de un lenguaje que apenas hasta ayer había sido considerado como subversivo por ellos mismos y por el gobierno que los prohijó, aunque se aseguran, a la vez, de mantener la vieja idea del “enemigo”, como elemento de contención ante posibles entusiasmos desmedidos. Este enemigo, por supuesto, continúa siendo el imperialismo y todo aquel cubano que proyecte ideas al margen de las aprobadas dentro de los límites que han sido establecidos antes por la revolución y, ahora, por Pedro Campos. Límites sospechosamente parecidos.

No deja de ser interesante, sin embargo, el análisis de las propuestas de Campos [foto], al menos para vislumbrar por medio de qué vías se propone salvar lo que parece insalvable. Uno de sus principales enunciados ataca directamente a la extrema estatización de la economía cubana: “Preservar la Revolución demanda progresar de la estatización a la socialización. De lo contrario, se ahondará la creciente contradicción entre los esquemas estatales de propiedad, trabajo asalariado mal pagado y centralización de las decisiones y la distribución del plustrabajo ( ) y el nivel científico, cultural y técnico alcanzado por los trabajadores cubanos y los medios de trabajo ( ); aumentará la lucha por controlar el plustrabajo entre el pueblo trabajador y el estado burocrático todo poseedor y decidor, que se lo apropia para usarlo a su buen entender y limita su control real por los auténticos dueños; y se profundizarán las dificultades económicas, el desinterés y el rechazo a ese "no-socialismo", con peligro de una plena restauración capitalista que para Cuba sería la anexión, la absorción de su cultura y un desastre incalculable para la nación y para el movimiento revolucionario internacional” (el subrayado es de la autora de este comentario).

Más allá de la retórica de manuales marxistas y del descubrimiento tardío de la inoperancia del sistema económico estatal, resultan confusos los postulados que cierran el párrafo. Es decir, al sostener que el capitalismo supondría necesariamente la anexión o la absorción de la cultura cubana, Campos parece ignorar la historia republicana de la Isla como nación independiente; e igualmente cae en el eterno vicio de sobredimensionar la importancia de Cuba para el mundo cuando sostiene que la “restauración capitalista” sería “un desastre incalculable”, no ya solo para la nación, sino también “para el movimiento revolucionario internacional”, movimiento éste de cuya existencia no se nos ofrece ninguna pista. (Foto: Calle de Centro Habana.]

En términos generales, esta nueva propuesta sigue siendo tan excluyente como lo ha sido el propio gobierno, en tanto no considera dignas de mención las opiniones e intereses de los “no revolucionarios” y “no comunistas” cubanos, aunque se atribuye la defensa de “los intereses de Cuba y de los cubanos”. Es así que, como el propio gobierno al que propone reformar, omite la realidad al negarse a reconocer la existencia de un amplio sector de la población cubana que no comulga con las ideas de la revolución y del comunismo.

Paradójicamente, Campos convoca a los “revolucionarios del mundo” a participar en el debate de su programa, actitud que sugiere la aprobación de una injerencia solo comparable con la injerencia imperialista que condena, y así ofrece a Cuba como el laboratorio experimental de cualquier revolucionario teórico del mundo, aburrido con su realidad social pero no muy interesado en cambiarla en su propio país, para que acuda a programar, junto a los revolucionarios nativos, el futuro de todos los cubanos.

Más adelante, Campos asegura modestamente que el suyo “No es un programa acabado, ni se intenta un nuevo esquema u otra camisa de fuerza, se busca el consenso que necesitan la República Martiana y la armonía en el funcionamiento de la sociedad”. Pero sí es una camisa de fuerza en tanto no se convocó desde la base para su concepción, sino a “un grupo de compañeros” que ni siquiera lo firman. Se niega el espíritu martiano porque esta propuesta nace desde posiciones de exclusión (¿dónde queda la república “con todos y para el bien de todos”?), por lo que no puede aspirar ni remotamente a un consenso para la armonía social.

Es una fórmula sectaria, idéntica a ciertos programas virtuales lanzados desde la oposición (con perdón de los opositores) que pretenden nuclear igualmente a todos los cubanos en torno a un líder o a una idea “superior”, que cree aportar las soluciones únicas y verdaderas de los problemas de todos. Campos, junto a sus compañeros, es el nuevo Mesías, uno más, más de lo mismo; salvo que éste surge de las filas de los revolucionarios, con mucho atraso respecto de los programas opositores y con muchísimo menos riesgo que aquéllos. No debemos olvidar que por postulados similares, o incluso más moderados, muchos cubanos son reprimidos, han guardado o aún guardan prisión en Cuba. [Foto: Agromercado habanero después del Gustav y el Ike.]

Quizás el plato fuerte del documento de Campos que motiva las expectativas de algunos optimistas sea la propuesta de sustitución de la propiedad estatal asalariada por la propiedad socialista de los colectivos de trabajadores y sociales (ver documento original), que –entre otros elementos- incluye el aporte del capital estatal o el capital extranjero en ciertos rubros de la economía. Este “capital”, claro está, nunca procedería de cubanos residentes en el extranjero, ni sería el que éstos pudieran facilitar a sus familiares en Cuba; los cubanos de la Isla y también los de la diáspora, seguimos siendo los desheredados, nunca favorecidos por ningún programa “revolucionario”.

Como es de suponer, en este programa se asegura que “Este proceso debería ser encabezado por el Partido y los sindicatos; pero la clase trabajadora no puede esperar a que, por su propia iniciativa, el aparato burocrático, hasta hoy mayoritariamente indeciso a discutir siquiera cualquier avance en esta dirección, le profundice su Revolución”. ¿De qué “sindicatos” habla Campos? ¿Acaso pretende ignorar que precisamente los llamados sindicatos se encuentran entre los más connotados nichos de burocracia en Cuba y que son, además, una prolongación de las instituciones del gobierno y no representan, ni de lejos, los intereses de los trabajadores? [Foto: Estraperlistas en La Habana.]

Esta visión, aparentemente proyectada desde una burbuja, no podrá menos que despertar recelo y desconfianza entre los propios trabajadores. Pero Campos se eleva sobre todos para señalar que son los trabajadores, los desposeídos (¡hay desposeídos en Cuba después de 50 años de una revolución hecha para que no los hubiese!) y la “pobrecía” (es decir, una enorme mayoría de los cubanos) “integrados en el Partido”, quienes deberán “encabezar la socialización” porque “de los trabajadores hay que aprender, no pretender educarlos”. Es, sin dudas, uno de los discursos más demagógicos que se puedan concebir.

En el punto 9 del programa queda claro que se sigue considerando como un hecho el apoyo incondicional y abrumador del pueblo a la revolución, al Poder Popular y a las viejas estructuras. Sin embargo, no es posible que Campos desconozca la escasa credibilidad de las votaciones populares en Cuba o la inoperancia de esas estructuras de gobierno. ¿En qué fundamentos basa ese supuesto apoyo “abrumador”? ¿En la asistencia masiva a las urnas? El éxodo constante de cubanos hacia el exterior, la apatía generalizada, la doble moral, la corrupción, son algunos indicadores que apuntan más bien a una creciente falta de fe en el proyecto revolucionario.

El punto 11 toca un aspecto sensible de la situación en Cuba cuando propone la actualización del código penal en correspondencia con la firma por parte del gobierno cubano de los Pactos de Derechos Civiles y Políticos y Económicos y Sociales. En ese sentido propone, por una parte, revisar cuanto antes “las condenas excesivas a detenidos por asuntos vinculados a cuestiones políticas”, mientras por otra sostiene que “la ayuda de gobiernos extranjeros dirigida a subvertir el orden establecido en la Constitución, debería ser declarada ilegal” y menciona igualmente como ilegalidades “las prácticas racistas, fascistas y otras contrarias a la vida” (¿?). Para Campos no son significativas otras prácticas discriminatorias, como aquellas que segregan y condenan a los individuos en virtud de diferencias de opiniones políticas.

Los cinco motores de arranque del siglo XXI
(sátira rupestre con Hugo Chávez)




En realidad, y apegados al espíritu de los Derechos Humanos cuyos Pactos firmara el gobierno en este propio año, cualquier condena por diferencias de opinión política debería considerarse excesiva. Por otra parte, en el programa se mantiene el condicionamiento oficial de determinar a su arbitrio lo que las autoridades asuman como “ayuda de gobiernos extranjeros dirigida a subvertir el orden”, un saco en el que se ha incluido a no pocos activistas opositores como pretexto para encarcelarlos o para desacreditar cualquier iniciativa independiente.

Quizás precisamente por eso Campos propugna el surgimiento en Cuba de “un sujeto económico”, pero no de un sujeto político. En su programa los hombres deberán dedicarse a la producción, en tanto la política seguirá siendo monopolio absoluto del Estado, lo cual niega los derechos que dice defender y excluye, en consecuencia, el derecho de asociación, de libre pensamiento y de libre expresión del mismo. Estas “modificaciones” las considera necesarias “para acentuar el espíritu socialista y martiano”, mezclando así, tendenciosamente, dos términos que han contribuido a la consolidación de una falacia. Martí nunca fue socialista.

Otras aseveraciones resultan casi risibles, como es la propuesta de “democratizar el partido”, lo que incluiría “admitir la existencia de opiniones y tendencias diversas mientras todas defiendan el poder de los trabajadores y el socialismo”, como forma de evitar que se imponga “la falsa unanimidad”. Le faltó a Campos ofrecernos la fórmula para comprender cómo se puede democratizar un partido que se considera el único y a la vez evitar la falsa unanimidad. El unipartidismo en sí mismo es la negación de la democracia y la consagración de la falsa unanimidad.

Podría comentar aquí otros muchos puntos oscuros del programa de referencia, pero no creo que deba abusar de la paciencia de los lectores. Soy de la opinión que un verdadero proyecto para Cuba deberá surgir de todos los cubanos, lo cual solo será posible cuando estemos en capacidad de organizarnos y agruparnos libremente para expresar nuestras ideas y debatir civilizadamente -sin exclusiones, sin imposiciones, sin acotaciones y sin violencia- y elegir juntos nuestro propio destino. El camino es largo y accidentado, pero es el más seguro para garantizar resultados permanentes. [Foto: Raúl Castro flanqueado por Ricardo Alarcón y Abel Prieto (con barba) presenciando la función inaugural del XX Festival Internacional de Ballet de La Habana.]

Solo me restaría mencionar el colofón de su texto: una invocación, a la vez laudatoria e implorante, al gobierno. Dice Campos: “La dirección del país debe entender que somos un pueblo culto gracias a la Revolución y que su misión no es imponerle paradigmas, sino asumir sus intereses y convertirlos en políticas y en leyes: Mandar obedeciendo”.

Un planteamiento que parte de otra gran falacia porque los cubanos no somos un pueblo culto. Un pueblo verdaderamente culto no se deja arrebatar los derechos, sobre todo los derechos cívicos y políticos, pilares permanentes de la cultura de una nación. Un pueblo culto no permite que un gobierno decida impunemente por él su destino histórico.

Un pueblo no puede ser culto si no tiene libre acceso a la información. Tampoco una democracia se puede erigir sobre los términos de mandato y obediencia, sino sobre los de gobierno y leyes: un gobierno democráticamente elegido y un pueblo con capacidad para exigir de su gobierno. Por demasiado tiempo ya se ha negado el espíritu martiano que tanto se invoca, gobernando a esta nación cual si fuera un campamento. [Foto: Huracán "Paloma", al cierre con categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, rumbo a las provincias centrales.]

Monday 3 November 2008

Si prevalece el sentido común, McCain

Si la mala y buena fe, Obama

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Demasiado se ha hablado de cambio y de unidad nacional en estos meses. Tal vez más que en ninguna otra cita de cara al veredicto de las urnas dentro de apenas 24 horas. Pero, bien mirada, la tal polarización no es nada del otro jueves en la historia de estas campañas presidenciales, que siempre han sido tensas y festinadas.

Espectáculo de la gran escena, nunca sano pero
usually charming, que este año ha sido empañado por la escandalosa parcialidad de los medios de difusión, de las grandes ciudades costeras y, last but not least, de la hinchada foránea de Obama, que prefiere como presidente (de Estados Unidos, no de sus países) al representante de los niggers en contra del tullido favorito de los red necks (según las encuestas, marcha a la zaga de su joven rival con la lengua fuera) pero no vota. Hasta ahí la polarización...

De hecho, las diferencias no van más allá de los escasos aspectos que separan tradicionalmente a demócratas y republicanos. Lo mismo cabe afirmar, gane quien gane, de las cacareadas esperanzas de cambiar a Estados Unidos y al mundo. Simplemente, habrá más de lo mismo con una mínima diferencia atribuible a la personalidad del candidato que a la postre se lleve el pato a la piscina de la Casa Blanca.

La ganancia está asegurada: el primer negro presidente, si gana Obama; la primera mujer vicepresidente, si McCain. Eso es todo pero, tratándose de la megapotencia del siglo XXI, va a ser un cambio de por sí trascendental, de incalculables repercusiones en el resto del orbe. En ambos casos, paradójicamente, los ya casi materializados sueños de fraternidad interracial del reverendo Martin Luther King darán un brusco "salto atrás", fruto amargo del cabreo recíproco de negros y anglosajones (e hispanos). Sin falta, al menos durante un tiempo...

En cuanto a los exiliados cubanos y venezolanos de línea liberal, ayer expresaron su sentir (tela de la foto) durante el mitin final en Miami con el ex piloto de Vietnam, interrogado y torturado como prisionero de guerra por nuestro ministro de Educación Fernando Vecino Alegret.

Por lo demás, las grandes mayorías nunca ha sido más centristas que en la actualidad. Lo demuestran, insisto, no sólo las últimas elecciones al Congreso sino también el giro de Obama hacia la derecha y, viceversa, el controversial izquierdismo de McCain dentro del Partido del Elefante.


Por tanto, tampoco ninguna diferencia de nota de cualquiera de ellos dos con respecto a George W. Bush, un mandatario al que, digan lo que digan sus incontables detractores, se puede descalificar a fuerza de retórica pero no de estadísticas. Tras el tejano, si acaso, un poco más o menos de estado e impuestos; ídem de multi- o unilateralismo.
That will be all, folks!

For sure. Pues, gracias a la estricta división de poderes y a salvaguardas institucionales de los previsores Founding Fathers, cualquier presidente de Estados Unidos puede marcar diferencias de gran calado en un país del Tercer Mundo --la Cuba castrista exceptuada, claro está-- e incluso de menor calado en alguna que otra nación del Primer Mundo, pero jamás y nunca en el suyo.

De todos modos, el Abicú y yo estamos locos por que la América profunda dicte sentencia y acabe de una vez esta tortura progresista a que nos han sometido los medios desde el inicio de la sangreada campaña. Si prevalece el sentido común, gana la pareja heterosexual McCain-Palin, nuestro candidato, alegría a largo plazo en Riehler Strasse 28a (nuestra, no de Anna quien, aunque sin entusiasmo, se decanta sospechosamente por el nichardo); si la buena y mala fe juntas, la pareja interracial Obama-Biden, diversión asegurada a mediano plazo ibídem.

Ya saben por qué: gradual pero monumental desencanto de sus volátiles adeptos, muchos de los cuales, contra las tantas evidencias en contrario de parte del acomodaticio Obama, incurren en el error de creerse sus propias fantasías y, en caso de victoria, reclamarán de su Mesías el cumplimiento instantáneo de los etéreos milagros prometidos. Cuestión de sobrevivir al final no apto para cardiacos para ver más allá del martes...

Sunday 2 November 2008

"El pueblo más contento del mundo"

La Habana de ayer

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Sé que sin duda muchos ya han visto el vídeo titular y también los otros. Por lo que a mi Alter Ego respecta no albergaba al volver a verlos otras pretensiones que las de matar con esas entrañables secuencias de antaño al terrible "gorrión" otoñal aquí en Colonia. Y lo remata ahora escribiendo al alimón conmigo este post desgreñado. Quedan sabiendo. [Foto: El carnaval habanero en 1954, Der Spiegel.]

Preámbulo histórico

Desde luego, como de costumbre, ambos nos atenemos aquí al aforismo de que las verdades históricas , tanto o más que los embustes propagandísticos totalitarios, necesitan reforzamiento. Lo cual es tristemente cierto en particular en el caso cubano, puesto que al calor del renovado debate sobre el Batistato en El Nuevo Herald se va haciendo cada vez más notorio el hecho, a estas alturas ya incontrovertible, de que el "exilio histórico", en su quimérico afán por instaurar una Cuba martiana por la vía revolucionaria, no sólo tardó demasiado en percatarse de la índole totalitaria del nuevo régimen, sino que descuidó desde el principio y, finalmente, acabó perdiendo en un campo crucial de la batallas de ideas: el rescate de la imagen republicana.

Una derrota mediática costosa de cara a las nuevas generaciones que tiene su origen en nuestra tenaz ineptitud para comprender lo obvio. A saber, que el Batistato había sido apenas un trastorno institucional que en modo alguno representaba una solución de continuidad permanente con el espíritu y las prácticas republicanas. De Batista, ¿quién lo duda hoy?, se pudo y debió salir por la vía electoral.

Pero no se quiso admitir que, en puridad, la República perfecta con la que ellos soñaban había nacido cadáver aquella jubilosa mañana del uno de enero del 59. Peor aún, una vez trágicamente constatado el error, los líderes republicanos en el exilio (ortodoxos y auténticos) persistieron en el error elitista (entre otras razones, por sentirse moralmente superiores a ellos, lo cual era manifiestamente falso) de no pactar con los batistianos, generando con aquella intolerancia una fractura originaria que en lo adelante replicaría en fragmentaciones cada vez menores que han conducido a la actual atomización de la oposición anticastrista.

La Habana de los años 30



Descontando la perfidia (rasgo biográfico harto público, porque cualquier modesto lector de periódico conocía de antemano su historial de gatillo alegre no sólo de Fidel sino también de la claque gansteril alrededor del líder de la FEU, que no por gusto intentaría tomar el Palacio Presidencial el 13 de marzo del 57 a fuerza de granadas y ráfagas de ametralladora; el detalle del vehículo de asalto, un camión de lavandería, no deja de ser ser elocuente) del jefe del asalto al cuartel Moncada (26 de julio del 53), un factor psicológico decisivo en aquel suicidio en masa de la burguesía republicana fue la frivolidad del movimiento insurreccional, especialmente de su corajuda ala clandestina.

Otro, derivado de baldía temeridad juvenil, la renuencia posterior (dura todavía en la mayoría de los veteranos) de los veteranos de la lucha contra la dictadura a renunciar a su propia leyenda heroica, lo cual conlleva siempre el autoanálisis retrospectivo, tanto más dolororo en este caso cuanto que afecta a su dorada juventud. Evidentemente, todos aquellos chicos impetuosos prefirieron la violencia armada por ser método heredado de sus antecesores (lucha contra el Machadato, "bonche" universitario bajo ambos gobiernos auténticos) y a la vez acorde con hábitos agresivos adquiridos en los belicosos institutos de bachillerato.

Permítaseme ahora una breve digresión a fin de meter la cuchareta en otro debate que en su momento dejé pasar. Desde el punto de vista anterior, retomando aquí la vieja polémica entre Annabelle Rodríguez y de Fructuoso Rodríguez junior, me atrevo a afirmar que, al margen de la ética personal, el mártir de Humboldt 7 no estaba tan lejos del aparatchik intelectual del Partido Socialista Popular (PSP) Carlos Rafael. Cierto, más tarde este último sería el enlace de su gente con la Sierra Maestra y a partir del 59 se ensuciaría aún más el plumaje como tercer hombre del régimen.

Empero, en honor a la verdad, fiel a la línea inicial de la cúpula comunista, públicamente contraria a la guerra civil hasta mediados del 58
, Carlos Rafael jamás habría optado por la lucha armada de motu propio, al menos en condiciones tan desventajosas como las que existían antes de esa fecha y mucho menos en alianza con el enemigo de clase, o sea, con las clases medias representadas por el Movimiento 26 de Julio y la FEU.

¿Qué autorizaba
a José Antonio Echevarría a atribuir la acción
del 13 de marzo del 57 al "pueblo de Cuba"?




Arribista nato, una vez en el poder, como tantos revolucionarios de la primera hora, asistiría impávido a dos grandes purgas contra sus propios camaradas sin mover un dedo. ¿Cuántos del M-26-07 y la FEU lo hicieron cuando fueron cayendo en desgracia sucesivamente Huber Matos y un sinfín más de compañeros de lucha? En fin, las cosas en su sitio: todos los bandos en pugna, incluido el Ejército Nacional y la intelectualidad "revolucionaria", a sabiendas o no, se equivocaron de medio a medio.

Y cada cual a su manera, quienes más, quienes menos, jugaron su papel determinante en el contenible ascenso del Magno Paciente. Hasta que le tocó el turno de errar a "nuestro pueblo", que se sumó a última hora a la revuelta para ayudar al Mesías a pasar factura a la canalla republicana y embromarse a su vez. La cadena de errores, equívocos y complicidades no ha hecho más que alargarse con nuevos eslabones a favor del statu quo, amenzando al futuro de la Isla. [Fin de la digresión.]

Un tercer factor no menos importante remite a un imaginario nacional de factura intelectual que, coincidiendo con el enfoque radical de Guiteras y Fidel, condenaba en bloque a Batista desde su fase revolucionaria (1933-1944, incluyendo su primera presidencia legal ) y al orden republicano instituido por la Constitución del 40, fruto a su vez de la Revolución del 33. (Que no "se fue a bolina" como escribió el futuro titular del Exterior castrista Raúl Roa, sino que en su conjunto sería hasta enero del 59 el período más brillante, creativo y distributivamente justo de toda la historia de la Isla.)

De ahí la tardanza en romper el espejismo castrista, pese a las crecientes evidencia en contrario. Por ende, el eximio Rafael Rojas, a quien le asiste el mérito de haber reiniciado el debate histórico pendiente, yerra al alegar que hubo una legitimidad inicial entre 1959 y la proclamación del "carácter socialista" de la Revolución la víspera del desembarco de la heroica Brigada 2056 por Playa Girón. Lamentable que incluso un historiador de su talla confunda de tal manera ilusión colectiva con realidad objetiva.

No, mi estimado y nunca bien ponderado Rafael, no hubo tal fase democrática ni mucho menos legitimidad, habida cuenta de que el Gobierno Revolucionario, ciertamente aclamado hasta el delirio, nunca fue electo por la ciudadanía. La promesa de elecciones no pasó entonces de los micrófonos. De la justicia para qué hablar, nunca brilló más por su ausencia que en aquellos años "románticos".

Primeras horas del triunfo de enero del 59



De ahí, la espectacular fuga del primer presidente Manuel Urrutia Lleó, puesto y depuesto tan temprano como el 2 de julio del 59 por el Máximo Líder, sin haber llegado a mandar jamás ni dentro de su propia casa; de ahí el conato de rebelión de Huber Matos apenas dos meses más tarde; de ahí la estampida de las desvalijadas "clases vivas" a la zaga de los "esbirros y malversadores" batistianos, y un largo etcétera de calamidades hasta la fecha que tú conoces mejor que yo.

Inasequibles a las lecciones de la historia reciente de las relaciones bilaterales con Estados Unidos (al dejar caer a Batista y triunfar a Fidel, en realidad la Casa Blanca bajo Eisenhower, quien había respaldado a regañadientes el plan invasor, no había hecho más que plegarse como siempre a la voluntad mayoritaria de los criollos), su pecado original consistió en fiarse a ciegas al recién estrenado e inexperto sucesor demócrata John F. Kennedy.

Craso error repetido ahora mismo por la irreconocible, e indecente, Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), entre otras organizaciones del exilio, claramente a la baja (o sea, reclutando apolíticos y "moderados" de las últimas oleadas migratorias) y con los ojos cerrados aún mas cerrados de cara al aparentemente incontenible ( en los surveys) ascenso del también candidato del Partido del Burro Barack Hussein Obama, liberal de los peores (vale decir, de los que, a diferencia de
Kennedy, su infortunado modelo caucasiano, carecen tanto de carácter como de cosmovisión).

Exactamente igual que su correlato madrileño, al servicio de un partido "progreista", aunque al frente de una impotencia neocolonial antigringa, se halla en Madrid la
benemérita "Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC). Acaso no venga tanto al caso en este contexto como la FNCA. Pero, de refilón, no puedo cerrar este preámbulo histórico sin, como de costumbre, arrearle su penúltimo didáctico fuetazo.

La Habana de ayer en imágenes de archivo

Pero, en fin, dejemos a un lado el reino de tinieblas de Clío (musa de la Historia) y Caliope (ídem de la Épica) Obviamente, al margen de su valor nostálgico, cotejadas con las imágenes actuales de la ciudad, estas raras grabaciones de archivo son una rotunda condena al régimen. Documentan a la perfección eso que el escritor Antonio José Ponte acertara a catalogar como "arte cubano (léase castrista) de hacer ruinas". Ruinas arquitectónicas y ruinas humanas, porque el alma de los habaneros (y de casi todos los cubanos) también se halla en "estática milagrosa".


Lo dicho, lo que me fascina aquí son los datos arqueológicos: la arquitectura, la eficiencia de los servicios, el comercio minorista (con esa bien surtida bodega de barrio) y el transporte público (incluido el tranvía), la limpieza de las escenas callejeras (Malecón, Prado, Neptuno, San Rafael, etc.), la escasa presencia de agentes del orden, los modales de los transeúntes, la elegancia y el sosegado optimismo tanto de los flaneantes como de los que enfrascados en la lucha por la subsistencia.

Hace unos años, de vacaciones en Miami, Anna y yo esperábamos el ómnibus en una para de la "Sauesera" (South West) cuando vimos acercarse a un hombre que parecía ocultarse del sol pegándose a paredes y muros. Miraba hacia el cielo, como temeroso de un ataque.

Al llegar, se escondió en un rincón al tiempo que nos preguntaba: "¿Está allá arriba el hijoeputa ese?" Un orate, pensamos. Ante nuestras caras de asombro, aclaró: "¡Jesucristo, que se me ha encarnado y anda velándome para joderme!" "Tranquilo, ni rastro del Crucificado", contesté.Dada la inutilidad de cuestionar las alucinaciones de los locos, saqué la cabeza, eché un vistazo de cortesía hacia las alturas (cielo despejado con astro rey llameante casi en el cenit) y le mostré las palmas de las manos.

Enseguida se relajó y, escrutándome de pies a cabeza con ojos afectuosos: "¿Eres cubano?" Blanco algo cetrino, estaba empapado en sudor pero no mal vestido (guayabera, pantalón de hilo blanco y pulcros zapatos blanquinegros de huequitos. Sobre el pecho de paloma lucía un par de medallas de genuina apariencia. Boricua, jubilado, veterano de la Segunda Guerra Mundial...

Hechas las presentaciones por nuestra parte, alzó el índice y --pícara complicidad en el tostado rostro-- nos causó grata sorpresa con el relato de su breve estancia en La Habana a mediados del 58, o sea, en pleno apogeo de la rebelión antibatistiana:

"¡Lástima de país! Te acompaño en el sentimiento. El pueblo más contento del mundo, brother. Lo digo yo que recorrí los puertos de medio mundo a bordo de un destrcutor americano. Los habaneros se pasaban el santo día cantando, bailando y guarachando. Desde el amanecer hasta la madrugada...". [Foto, Plaza del Vapor, 1954. Der Spiegel]


Por cierto, el primer castigo impuesto al Abicú --recuerden que, culpables o no, se recomienda pegarles de vez en cuando a los de su signo-- en la capital se debió a su inveterada manía de ejercer su derecho al libre albedrío en todas las circunstancias. Resulta que ya mi Alter Ego había aprendido a hacer los mandados en el nuevo hábitat y su progenitora, entonces corta de monedero, le apretó bien en la mano todo el capital disponible, un peso de plata, para que bajara aquella mañana a comprar una libra de pan en la cercana Plaza del Vapor.

P.M., documental de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez (I)



Pues, bien, cuando el panadero le puso el cartucho con la fina flauta sobre el mostrador, el hijo de Mercedes sacó la cuenta: tres hermanos agregados, cuatro primos, una mamá y una tía (su marido José, carpintero encofrador, había salido en busca de contrata al amanecer). Total: diez negros hambrientos. Aquello no iba a alcanzar ni para empezar. De modo que, en ausencia del alto mando doméstico, tomó la lógica decisión de invertir por su cuenta y riesgo otros dieciséis centavos --¿o eran ocho?-- en una segunda de aquellas crujientes y cálidas flautas.

Cuál no sería su asombro cuando al hacerle formal entrega del encargo a la autora de sus días notó que un interrogante fugaz debajo de sus cejas crispadas se deshacía como por encanto en súbito enojo y, antes de que él pudiera comprender lo que estaba acaeciendo, el pringado cartucho con ambas flautas dentro se impactaba sobre ya entonces vasta frente y los endebles brazos de Mercedita.

Notando que su vida corría serio peligro, echó a correr por el pasillo con su madre echa una furia detrás, asestándole un golpe detrás del otro. Íbanse ya abriendo las cortinas de los cuartos y armándose la gritería cuando, de pronto, sobresalió la voz de su amada tía llamando a su hermana a la cordura:

--¡Mercedita, Mercedita, está bueno ya! ¡Por tu madre, mira que el...
El Abicú se sintió a salvo. La aludida suspendió el ataque, se volvió hacia tía Lila e inquirió:
--¿Que mire qué, chica? ¡A este desgraciado le voy yo a enseñar...!
Ya se volvía otra vez en pos del facultoso chiquillo cuando la tía atinó a sostenerle las ardientes mejillas entre las dos manos y suplicó:
--¡Mi hermanita, ¿no ves que sólo nos queda dinero para el almuerzo (que en aquella Habana humilde, para espanto de los cardenenses, consistía en un humeante vaso de café con leche y pan con mantequilla) y ya le has roto la mitad de los panes del desayuno en la cabeza?

P.M., documental de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez (II)



Me quedé boquiabierto: Conque Lila no había intervenido para salvar a su sobrino. Qué decepción. Pero todo acabó bien, pues de repente un viejo que se había percatado de la comicidad del percance soltó una carcajada que cambió la tónica. Mercedes y Lila se contagiaron y detrás de ella todas las caras asomadas a las barandas de los cinco pisos. A la postre, hasta el Abicú enseño la cajetilla.

Al atardecer, éramos ricos y felices: José, que había conseguido trabajo en una obra del Vedado, trajo una factura. Y del resto de los cinco pesos, mi tía le quitó uno para jugarse un parlé en la charada a no sé qué combinación de números relacionados con el pan y los abicúes. Con el resto ella y su hermana se pasarían toda la noche jugando a la lotería con las vecinas en medio del pasillo mientras abajo los músicos y bailadores de siempre reventaban su acostumbrado rumba de cajón...

En efecto, así era la capital cuando, por la misma época que aquel demente andariego, un Abicú de 10 años procedente de la Ciudad Bandera (también conocida como de "los Baches" o "Cangrejos") apeóse de un ómnibus (¿de la línea "Flecha de Oro?) en un costado del Parque Central para ir a vivir al cuarto de una de sus tías en "El Reverbero", el solar más grande y famoso de la ciudad, contiguo con Sears, la antigua (hoy demolida) tienda por departamentos frente al Parque de la Fraternidad.

Pototo y Filomeno cantando con la orquesta
Melodías del 40 a bordo de un autobús habanero



Con todas sus alegrías y sinsabores, aquél solar era sin la menor duda el punto cero de la deliciosa picaresca habanera de la era de la "política cómica" narrada, en los años 40 por Miguel de Marcos en
Papaíto Mayarí; y luego, durante los sangrientos pero ubérrimos años 50, por Cabrera Infante en Tres tristes tigres y La habana para un infante difunto.

Huelga aclarar que la de hoy, guardando las debidas distancias estéticas sin desmedro del novelista, es la del realismo cloacal --arquitectónico y humano-- de un Pedro Juan Gutiérrez en
El rey de La Habana. Precisamente para que las nuevas generaciones no contrastaran aquel, pese a todos los pesares, "pueblo más contento del mundo" de antaño con el triste, cutre y deprimente de hogaño. Por eso, se censuró en 1961 en el documental P.M. (no era tan ingenuo como algunos quieren creer) y se ha destruido o dejado destruir cualquier cantidad de kinescopios de la época.