Sunday 30 December 2007

Una mujer llamada Martha Beatriz

Donde la líder liberal de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil (APSC) habla de sus orígenes, su vida, sus planes y actividades actuales, así como de las circunstancias que a fines de los 80 la condujeran a tomar conciencia de la gravedad del drama insular y, consecuentemente, a pasarse a las filas de la oposición interna. Pinche aquí para ver la entrevista.

Metamorfosis de espanto

Morphing de Michael Jackson, el negrito lindo que quería ser blanco

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Yoan vuelve a noquear en el primero
El púgil desertó en la RFA hace dos años

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Anoche, hace apenas una hora, me acomodé en sofa de la sala para presenciar una cartelera boxística alemana en la que figuraba el joven peso crucero (88,5 kilos) Yoan Pablo Hernández, de 23 años.

En la pelea anterior,
a fuerza de habilidad y capacidad de asimilación, el afroamericano Steve Cunningham se había impuesto al local Marco Huck, un fajador nato, por fuera de combate en el décimosegundo y último asalto. Una pelea trepidante que fue todo un banquete visual...

Ahora le tocaba el turno al cubano, que este año tenía ganados 14 combates al hilo, seis por fuera de combate con tres nocauts en el primer round. Su rival, el argelino Mohammed Azzaoui no le iba a la zaga: un revés en 25 pugilatos. Así que me serví un trago largo de whisky escocés y, expectante en el sofá de la sala, me dispuse a presenciar un peleón sensacional asalto tras asalto por el doble cinturón mundial.

Con el aliciente psicológico de que, a diferencia de los pugilistas aficionados del patio, buena parte de la canasta de euros en disputa, ganara o perdiera, iría a parar al bolsillo de mi paisano.
Justo antes de empezar el combate se me ocurrió la malhadada idea de grabar una pelea que esperaba tan larga y emocionante como la anetrior.

En lo que hice los cambios pertinentes detrás del televisor transcurieron dos minutos exactos de acción en el cuadrilatero que, lamentablemente, me perdí cambiando cables scarts.
Para mi sorpresa, en los seis segundos siguientes concluyó el combate con este intercambio de golpes:

Yoan de espaldas en la pantalla esquiva un golpe. Riposta con jab de derecha al cuerpo sin mucho embullo y enseguida, como en cámara lenta debido al escorzo, su mano izquierda sale de abajo e impacta contra el mentón del argelino, que cae sobre la lona para sólo volverse a incorporar, descalabrado, cuando la cuenta iba por nueve.

Ahí mismo el árbitro mandó parar las hostilidades. ¡Feliz decepción para el Abicú! De la emoción --y a lo mejor para desquitarme por lo que le hicieron a sus ex compañeros de equipo Lara y Rigondeaux-- me senté a redactar el notición deportivo. En 2005 Yoan Pablo Hernández, siguiendo los pasos de su colega Juan Carlos Gómez --un prospecto que empezó bien, llegó a casarse con la hija del entrenador jefe pero se mareó pronto con los primeros lauros profesionales--, aprovechó una gira europea para solicitar asilo político en Alemania. No se lo regatearon. (Foto de arriba: pelea de anoche.)

Esbelto (1,93 m), zurdo, calculador (este muchacho, me dije, debe de pensar tan bien como boxea), excelente esquiva, resistencia y, sobre todo, anestesia en ambas manos (seis nocauts en 14 peleas), Yoan Pablo es hoy por hoy el pugilista más destacado de la poderosa escuadra del promotor Wilfried Sauerland, con quien firmó en 2005. (Foto de al lado: décimotercer triunfo contra Ismail Abdoul a fines de octubre en Erfurt.)

Al título ya en su haber de Campeón Latino de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), acaba de sumar ahora en la Sala Seidensticker de
Bielefeld el ídem del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Y se mantiene invicto desde su debut en el 2005 con un envidiable palmarés de 15 victorias al hilo.

Por lo pronto, ya ha hecho historia en el boxeo rentad0 al ceñirse esa doble faja mundial. De hecho, su carrera profesional supera ya con creces a su desempeño amateur, donde encajó varias derrotas importantes en eventos nacionales e internacionales (perdió su primer pleito en la Olimpiada de Atenas, 2004). ¿Mejor motivación? De lo que no cabe la menor duda. Ojala que no sea víctima del alcohol, la valquirias y las malas compañías, como le ocurrió a Juan Carlos Gómez.

Por su condición de refugiado político, pese a su fulminante victoria, a Yoan Carlos se lo debe de estar comiendo la nostalgia este Fin de Año. Tampoco él podrá festejarlo con sus seres queridos, madre y hermanos (entre tanto, uno de ellos, Yoel, reside también en este país desde hace poco y pudo presenciar la pelea contra Abdoul), sus amigos, ex compañeros de equipo y vecinos allá en la Isla. Consuelo navideño: un par de llamadas telefónicas a su natal Pinar del Río.

Con todo, a diferencia del Abicú, que peina escas canas por ser calvo, el futuro le pertenece por entero a este chico bajo los auspicios del más cruel de los deportes marciales en la esta era de la globalización y el capitalismo neoliberal.
Su victoria en Bielefeld es también un nocao más al deporte revolucionario. Sigue como vas, sin mirar atrás, pasisanito, que ya va faltando poco. ¡Felicidades, Juan Pablito!


El 23 de junio venció por K.O. en 142 segundos al ex retador alemán Thomas Hansvoll
en Zwickau



El 18 de agosto pasado año doblegó por K.O. al brasileño Daniel Bispo en la Sala "Max Merling" de Berlín:



De ñapa para quienes no lo conozcan: el mencionado Juan Carlos Gómez ya en caída libre en su pelea contra Yanqui Díaz (otro boxeador cubano convertido en tránsfuga) el 13 de agosto de 2005. Ya no era ni la sombra de lo que había sido. ¡Tremenda paliza!





Thursday 27 December 2007

Otra grieta en la cuarta pared rioplatense

Un libro sobre la prensa independiente en Cuba

Por Jorge A. Pomar, Colonia


En este excelente feature (en cinco partes en You Tube) del Centro para la Apertura y el Desarrollo (CADAL), auspiciado por la Fundación Konrad Adenauer, un periodista argentino narra las vicisitudes de su estancia en Cuba (febrero de 2003) hasta el su arresto y deportación.


Fernando Ruiz Parra, quien había viajado a la Isla con visa turística, estuvo varios días bajo arresto. El objeto de su viaje era recoger información oral y fotográfica de primera mano sobre el periodismo alternativo para un libro de testimonio en preparación titulado
Otra Grieta en la Pared, que ya está a la venta.

Profesor de Periodismo y Democracia en la Universidad Austral de Argentina, Ruiz Parra escribió la mongrafía por encargo de la Universidad Austral. En febrero de 2003 se apeó del avión en Rancho Boyeros sabiendo de antemano lo que le esperaba (era su segunda estancia), y tomó precauciones. Aun así, a la postre no logró burlar el gardeo a presión de la policía política, que a partir de un probable chivatazo dado se convirtió en su sombra.

Aunque le decomisaron todos sus apuntes, grabaciones de audio, fotografías y un extenso vídeo, afirma que retuvo todos los datos en la cabeza. Y en verdad, escuchándolo, no cabe duda de que aprovechó el ínterin para informarse y domina la materia, pues captó la esencia de la problemática de la libertad de expresión en la Isla sin hacer la mínima concesión a los estereotipos al uso entre la intelectualidad sudaméricana.

Sobre condiciones de vida de los periodistas independientes y los chivatos infiltrados Manuel Orrio (en la foto de al lado exhibido junto con los cuerpos delictivos) y Néstor Baguer, a quienes también entrevistó poco antes de las redadas de la Primavera declara a El Diario de Hoy (27-12-2007) puntualiza un aspecto sutil que revela su cabal comprensión del factor número uno que lastra a la oposición interna:

En la medida en que los cubanos desconfían entre sí, no son capaces de organizarse para defender sus derechos. Si nosotros nos pudiéramos organizar contra alguien, tenemos que confiar en nosotros; pero si estamos pensando que el compañero puede ser agente de la seguridad del Estado, no nos podemos organizar entre nosotros y no podemos ser capaces para defender nuestros derechos.

Es planificado, porque esos agentes, Manuel Orrío y Néstor Baguer [fallecido], yo los entrevisté a ambos antes de que supiéramos que eran agentes de la seguridad del estado. El objetivo de un agente, no es dar información sobre lo que hace ese grupo de periodistas. Porque lo primero que hacen los periodistas es ir al Ministerio del Interior para que se les reconozca, porque ellos no quieren ser clandestinos. Convencido. Ni una sospecha.

Dado que el régimen tiene como objetivo diseminar desconfianza entre la disidencia, si vos te haces eco de todo comentario sobre un disidente, como me dijeron a mí, “Orrío puede ser agente”, vos te podés convertir en una persona que contribuye a diseminar desconfianza. Ese riesgo se corre, pero no tiene mayor importancia eso.


Un agente cuando es disidente, es un gran disidente, porque tiene que generar confianza entre nosotros. Yo conseguí que Orrío escribiera un artículo en
La Nación de Buenos Aires; el artículo es brillante, contra la dictadura, se llama “Aunque el miedo devore el alma”.


Matiz grande como un rascacielos que, por desgracia, algunos cubanólogos y opositores demasiado suspicaces del patio y del extrapatio no han descifrado aún o, siempre que cuadre a sus prejuicios personales, pasan olímpicamente por alto. Como es lógico, el agente infiltrado da al pecho sobre todo entre los que posan de extremistas. (Foto de al lado: Néstor Baguer.)

Una de las tácticas predilectas de estos últimos --lo sé por amarga experiencia propia en Criterio Alternativo-- consiste en fomentar dentro del grupo disidente el culto a la personalidad alrededor del líder. Cosa que hacen perfilándose como incondicional del jefe.

Lo que no quita que sobren evidencias para sospechar también de esos comodines troyanos que, siempre afanosos por subrayar ante villa y orbe su pulquérrima filiación doctrinaria, se las dan de socialistas democráticos, patriotas dialogantes, ultramoderados, gringofóbicos, hispanófilos, todo junto y a la vez.

La pauta infalible para identificar a estos últimos entre el montón consiste en medir el grado de aceptación que tienen en la Embajada de España, así como su mayor o menor destaque y frecuencia en Encuentro en la Red. Estos especímenes sobresalieron en el 2007 por su premura para tragarse sin rechistar todos los sapos y víboras cornudos de la indecente diplomacia del PSOE.

Otro indicio: salvo alguna que otra suave advertencia o acto de repudio extrañamente bien publicitado y mejor cacareado por sus sofisticados voceros, las fuerzas represivas y sus Brigadas de Respuesta Rápida los tratan con guantes de seda. Tienen representantes en todas partes dentro y fuera del país, menos en las acogedoras mazmorras del régimen.

Además de narrar lo sucedido en la voz del protagonista, el documental hace una breve retrospectiva de la abolición de la libertad de expresión y describe las condiciones de vida y trabajo de sus colegas insulares independientes, bajo vigilancia policial las 24 horas del día. Ruiz Parra escribe y habla por haber sufrido sus consecuencias en carne propia.

Dato de suma importancia tratándose de Argentina, Ruiz Parra hace un --no por breve menos irrefutable y desmitificador-- análisis del origen de la miopía que induce a tantos intelectuales sudamericanos de renombre a seguir apoyando al régimen totalitario en la Isla por medio de la edulcoración consciente o inconsciente de la realidad revolucionaria.

En efecto, Otra grieta en la pared es justamente eso en el grueso, rígido muro de desinformación alrededor del mito castrista en América del Sur y, en particular, en el enajenante y enajenado terruño de Perón, Evita, el Che y Maradona.

Tanto más cuanto que el feature está siendo ampliamente divulgado y Ruiz Parra no es de los que, en interés de prestigio y bolsillo, callan verdades o doran la píldora. Aunque no eche abajo el muro, su campaña mediática llega en el momento adecuado allugar adecuado. Sin duda, lo visto y vivido por él sobre el terreno en 2003 ayudará a abrir los ojos a más de un ciego rioplatense que quiera ver. Sin más:

Otra grieta en la pared I



Otra grieta en la pared II

Otra grieta en la pared III

Otra grieta en la pared IV

Otra grieta en la pared V

Wednesday 26 December 2007

Gloria pura a precio de remate

Sugerencia a los detractores de Yoani

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Más que paranoia o mala leche, las críticas especulativas hechas a Yoani reflejan estulticia, mongolismo social. Iré más allá. Supongamos que esos sutiles francotiradores –algunos de los cuales, por cierto, suelen gastar más municiones contra ella que contra dianas más dudosas o peligrosas-- estén en lo cierto.

Pasan olímpicamente por alto que, a cambio de una computadora obsoleta con Window 95 o 98 conectada a la Red, el gobierno se vería en la imperiosa necesidad de cerrar al instante la candidatura para evitar delatoras colas tumultuarias y denuncias de favoritismo estatal contra un proyecto tan confidencial que a buen seguro, por envidia y resentimiento, enseguida serían transmitidas a granel al exterior por no pocos aspirantes frustrados.

Sin contar el dato incontrovertible de que en ninguno de los artículos de Generación Y se percibe el tipo de ambivalencias y conceciones directas u oblicuas a la propaganda oficial que es la marca de fábrica de los blogs diversionistas. Cabe preguntarse, además, cuántos blogueros insulares libres de toda sospecha diversionista han ido a dar con sus huesos en la cárcel.

Bajo sospecha estarían igual, desde luego, todos esos reporteros de las agencias alternativas que, temerariamente, no se dejaron intimidar por las redadas de la Primavera Negra del 2003 y nos mantienen al corriente del acontecer en la Isla. ¿Cómo se las arreglan para no caer presos? Hum, extraño, muy extraño...

Pero tal vez tal vez esa precaria impunidad se deba a que no se toman la molestia de ocultarse, a que operan a cara descubierta, atreviéndose a correr riesgos. Y una explicación más plausible sorprende aún: hacen escuela, encuentran imitadores, proliferan, que es la mejor garantía contra los ineludibles infiltrados.

Deseable sería que ocurriese otrotanto con la blogósfera. Porque, de hecho, ni siquiera se sabe de algún antecesor o émulo de Yoani que haya sido sorprendido en flagrante en semejante tentativa dentro de la Isla. ¿O es que esos rizadores del rizo están incitando a la DSE a darle una oportunidad a Yoani para que se doctore en disidencia en "Nuevo Amanecer" (cárcel de mujeres en La Habana)? Condición sin la cual no para dejar a un lado las suspicacias y empezar a hablar bien de ella, colmarla de laureles y ditirambos, pronunciar su panegírico? Sin hablar ya de los incualificables ataques a su persona física y su vida privada.

Nadie es culpable o inocente hasta que su conducta real no demuestre lo contrario. Nada indica que Yoani arrastre culpa alguna. Y en cualquier caso, a nadie le está haciendo daño esa chica. Amén de que sería de desear que todos allá suscitaran iguales perjuicios y prejuicios que ella con su impecable blog o por alguna otra vía. Pero no es el caso. Por consiguiente, yo prefiero que siga bandeándose con suerte, como hasta la fecha, dentro de los angustiosos confines de esa gran colonia penitenciaria mixta capitalina llamada Ciudad de La Habana. Conste.

Tanto ha sido el ensañamiento preferencial de sus detractores, que Yoani se ha visto obligada a defenderse en un artículo reciente titulado "Sin pedigree". De ser ciertas esas conjeturas traídas por los pelos, está visto y comprobado que cualquiera puede hacer lo que Yoani sin que, extrañamente, nada malo le suceda al transgresor, supuestamente ficticio, es decir, designado por la UJC, el PCC, la UNEAC, el MINCULT o la Seguridad del Estado para darle al castrismo una imagen de tolerancia con las inquietudes de la juventud.

Siendo así, propongo que todos los coetáneos de Yoani con acceso a Internet en la Isla y la Diáspora --donde la mayoría ni siquiera en libertad se atreve a dar sus señas particulares, emitiendo sus opiniones en blogs ajenos bajo seudónimo o a título anónimo-- debuten hoy mismo como presuntos agentes provocadores en la blogósfera.

Creo que sería una idea estupenda, además de eficaz: millares de juveniles reporteros alternativos posteando alegremente a todas horas, desde la Isla y allende los mares, opiniones contestatarias; aireando en masa sus desavenencias con el régimen; contando vivencias propias y ajenas a contrapelo de las tesis del castrismo...

¡Ánimo! Lo más que puede pasarles es que un par de anticastristas de café, malintencionados o ingenuos, les echen en cara lo que en efecto serían: agentes encubiertos voluntarios en plan diversionista. Para que el truco funcione a la perfección, despertando incluso suspicacias entre la Diáspora, como en el caso de Yoani, conviene actuar con el máximo grado de anárquica espontaneidad. Dicho de otro modo, por la libre, sin previo acuerdo con la policía política.

Si, por ventura, los impostores son interpelados en forma inamistosa por algún “seguroso” de los cerrados, bastará pronunciar, con voz sonora y segura de sí, este infalible ábrete-sésamo: "¿Qué pasa, compañeros? Sólo estoy imitando el buen ejemplo de Yoani para confundir a los enemigos de la Revolución en la Red y diluir el efecto de los mensajes gusaneriles. ¿Acaso no fue ésa la tarea asignada en secreto a Generación Y?"

Si el oficial de la DSE que lo “atiende” se negase a entrar en razones y, al día siguiente, el farsante se viese expulsado del centro de estudio o trabajo, sometido a un acto de repudio, fichado a la vez por la presidenta del CDR de la cuadra y el jefe de sector de la PNR del barrio --un celdazo sería un riesgo más que improbable para semejante disidencia venial--, el susto tendría sin falta al menos tres ventajas:


Ventaja número 1. Quedaría fehacientemente probado como una casa que, en efecto, la zorra de Yoani Sánchez hace una sutil labor de zapa voluntaria a favor de la Seguridad del Estado.

Ventaja número 2. Trocando simulación en convicción, los así desengañados podrían cambiar de bando político-ideológico para urbe y orbe. Una vez provistos del precioso aval de haber sido víctimas de la represión oficial, formularían una solicitud de visa ante --quienes posean parentela adinerada en el país de destino o en la jugada se hayan vuelto librepensadores, aunque en ese sentido en la Yuma también se cuecen habas-- la Oficina de Intereses de Estados Unidos.

Si la mutación es más bien cosmética y ahora hacen profesión de fe --real o espuria-- como socialdemócratas o socialistas democráticos, la opción idónea sería acudir al consulado de España, muy sensible a ese tipo de ambigüedades doctrinarias. Para esta última eventualidad, sería recomendable que el mutante hubiese solicicitado previamente el ingreso en Arco Progresista o Cambio Cubano.

Ventaja número 3. No habiendo conseguido visa a las primeras solicitudes, a la inmensa mayoría de los desengañadores desengañados no les quedaría otra alternativa que granjearse (la semántica del verbo puede ser aquí literal) de nuevo la confianza del régimen haciendo trabajo voluntario en el agro; o bien, seguir jugando, más o menos en serio, a la disidencia moderada con el fin de acumular méritos para la pira legal.

Con lo cual la oposición interna vería súbitamente engrosadas sus filas a la hora del cuajo. Un refuerzo así no vendría mal. Amén de que, viéndose ya luz al final del túnel castrista, no hay cuidado de que los jueces dicten contra tantos reos condenas draconianas como las impuestas a los 75 de la Primavera Negra de 2003. En todo caso, no es de suponer que al régimen le quede tiempo para hacérselas cumplir hasta el final. Así que estarían comprando gloria pura a precio de remate.

Una salvedad invalidante de esta propuesta de ensayo blogosférico masivo como prueba concluyente de la doblez de Yoani: pudiera ser que --entre otros móviles, para aplicarle al feo rostro del régimen ciertos afeites de tolerancia ante la opinión pública extranjera-- los inquilinos del Palacio de la Revolución se hagan los de la vista gorda a título excepcional ante Generación Y pero, previsores como son, no estén dispuestos a permitir que el ejemplo de Yoani haga escuela. Por favor, tengan muy en cuenta este matiz analítico.

He ahí lo que piensa el Abicú respecto a las dudas contra la heroica labor de Yoani Sánchez. No obstante, adelante, señores escépticos, a postear contra viento y marea tanto desde la Isla de las doscientas prisiones como desde vuestras respectivas sociedades del consumo y la información en el extranjero.

Allá y acá los riesgos son mínimos y las ganancias, considerables. Y puesto que los cubanos somos duchos en el arte de la doble cara y la simulación en la lucha por la vida, extrapolemos el ensayo con los detractores de Yoani a la masa total de apolíticos y simulares empedernidos de "las dos orillas".

¿Qué tal si todos juntos acá fuera pegáramos a fingirnos anticastristas en la prensa alternativa? ¿Si a la vez allá dentro, aunque de mentiritas, nuestros quejosos paisanos gritaran a voz en cuello y/o garabateasen sin parar en las paredes ¡¡¡CAMBIO, RECAMBIO, RECONTRACAMBIO...!!! O bien: ¡¡¡YO NO COOPERO, NO YO COOPERO, COOPERO YO NO!!!

Pónganle ritmo de conga, rumba o guaracha. Similar efecto de surtiría clamar individualmente en las calles por más víveres, ropa, zapatos, transporte, higiene, distracción, derecho a viajar al extranjero, etcétera. Cero "Abajo Fidel", "Paredón para el Buró Político", ni nada de eso.

Y todo dicho en un lenguaje fino, culto, insinuante, de una retórica moderada, políticamente correcto, pacífico, sin injurias ni malas palabras, como el que distingue a los textos de Generación Y. (Fíjense que le he quitado al afiche el rótulo de arriba que dice "Yo no coopero con la dictadura" al afiche, para que las autoridades castristas no vayan a pensar que la farsa va con segundas intenciones tal vez ofensivas o que Bush, la CIA y la SINA están financiando la protesta pasiva.)

Si al final la soldadesca sale a la calle dispuesta a abrir fuego junto con la PNR contra la plebe amotinada, no sorprendería a ningún tumulto de gentes lanzando adoquines ni cocteles molotov; ni dando candela a camellos y autobuses chinos o arrancando afiches; ni saqueando shoppies, quioscos de cambio de divisas o mansiones de jerarcas y diplomáticos en Miramar; ni linchando a talibanes de barrios, escuelas, empresas...

Nada de armar molotes ni ponerse de acuerdo para orquestar coros de protesta en plazas y parques: cada uno por su lado, como si no se conocieran. Todo en clave jocosa, burlona, hilarante, como en los carnavales, Habiéndose comportado en forma civilizada, con un toque de humor incluso, siempre cabe la posibilidad de excusarse fidedignamente con un pretexto desarmante: "Ejem... ¿no andaban ésos regando por ahí que Yoani estaba autorizada a hacer lo que estábamos haciendo?"

De manera que se trata de un simulacro de prueba de fuerza de lo más inocuo. Nadie les está exigiendo que dejen de mentirse a sí mismos y a los demás. Y siendo tantos a la vez haciendo tan poco daño, el riesgo sería despreciable. Repartidos parejo entre todos los mascaritas insulares, tocarían a menos calambrina por careta.

En fin, como dice el refrán, “no hay peor gestión que la que no se hace”. Sin embargo, mucho me temo que hasta ahí no llegue el a diario probado talento mimético de la inmensa mayoría más uno de nuestros lenguaraces compatriotas...

Pesadilla migratoria se repite para emigrado cubano en Venezuela

El Herald cuenta la singular historia de Bienvenido Jorajuría

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Hace unos cuantos años, leí en alguna parte la historia de un taxista húngaro que había llegado a la Isla huyendo de las represalias contra los insurrectos del 56, sólo para en breve ser sorprendido de nuevo por el comunismo en La Habana. Aquel húngaro, hombre ya maduro y cansado de fugas, se resignó al destino.

Sin duda por la historia de ese desafortunado magiar, desde el ascenso al poder semiabsoluto de Hugo Chávez hace nueve años, siempre temí que, habiendo sido Venezuela desde 1959 uno de los destinos favoritos de los emigrados del castrismo, miles de cubanos residentes en ese país sudamericano debían de estar tropezando por segunda vez con la misma piedra.


Sin embargo, hasta hoy no me había enterado en detalle de ningún caso particular. Reporta El nuevo Herald
(pinche ahí para leer el relato original de Casto Ocando) que Bienvenido Jorajuría junior --a cuyo padre le fue incautada una finca en Matanzas y emigró con la familia a Venezuela en 1960 tras escapar del paredón por un pelo-- se halla desde hace un mes en Miami.

Todavía en septiembre de este año se el portal agrícola venezolano de Funbapa lo siguiente sobre el cubano: "Para Bienvenido Jorajuría, director Regional de la Asociación de Productores Agropecuarios (ARPA) las pérdidas de maíz recientemente se calculan en de 27 mil a 30 mil millones de dólares".

De la laboriosidad y afán innovador de Bienvenido en Venezuela da fe este breve informe de la Fundación Danac:

El día viernes 06 de junio fueron sembradas en Payare, estado Yaracuy, las parcelas y sus respectivas repeticiones donde intervienen 16 híbridos comerciales de 10 empresas semilleristas y de investigación que tomarán parte en "La Innovación se Cultiva 2003". En esta actividad estuvieron involucrados directamente los representantes de la UEN de alimentos de Empresas Polar, Franco Calvani y Jesús Lucena, el agricultor Bienvenido Jorajuría, quien gustosamente colaboró con el terreno y la maquinaria para realizar el ensayo...

Pero tal vez la confiscación de las tierras y equipos de este cubano-venezolano haya tenido mucho que ver con sus críticas públicas al chavismo, como se desprende este lacónico comentario suyo a una noticia del periódico Yaracuy al día (12-05-2007): "Por eso no hay leche, azúcar, carne, etcétera. Así no se puede producir. Si no toman cartas en el asunto, van a pasar hambre".

A saber, la noticia de marras de Yaracuy al día comenzaba con este párrafo que no requiere más comentarios:

El secuestro es uno de los delitos que mayor auge ha tenido en nuestra entidad federal en el presente año, prueba de ello es que ya la lista de afectados ascendió a 25. Ayer en la mañana tres sujetos fuertemente se llevaron al empresario Agustino De Sousa, de 45 años de edad, del interior de su local comercial ubicado en las adyacencias de la Estación de Servicios El Peñón en San Felipe.

El expolio estatal a Bienvenido está siendo un caso sonado en Venezuela. El diario digital local Diplodemocracia reproduce la información del Herald con esta graciosa caricatura, ilustrativa de la situación actual en el feudo rebelde de Hugo Chávez:

Bienvenido cuenta por primera vez en este breve vídeo de C. M. Guerro publicado por El Nuevo Herald la doble pesadilla migratoria de su familia:



Familia repite en Venezuela tragedia vivida en Cuba


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Sunday 23 December 2007

Exorcizando la melancolía navideña en el exilio colonés

Donde el Abicú se contempla el ombligo y hace catarsis...

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Desde hacía un ventenio por lo menos antes de mi único vuelo a la Isla en 1999 en catorce inviernos exiliares (llegué a Colonia en 1993), cada vez que el año tocaba a su fin me abismaba de repente en un pozo sin fondo de pura melancolía. Hoy sé que aquel desánimo navideño de otrora era la fase depresiva de un revolucionario ante la opresiva certeza del fiasco de la Causa.

Por fortuna, aquellas como estas son crisis pasajeras, duran un par de horas. Ayer, sin previo aviso, entré en caída libre en uno de esos esotéricos ritos de paso a Fin de Año en el ostracismo. Ahora me despeñaba barranco abajo debido a una certidumbre igual o --por sobreponerse a la anterior-- aún mayor de cara al previsible fracaso de un movimiento anticastrista que al cabo de casi medio siglo no encuentra una brújula común. Discúlpenme esta descarga de egolatría a pulso fuera de fecha, pero también para estos menesteres catárticos ha de servirme la bitácora...


Anna y yo acabábamos de regresar en bicicleta del supermercado, a donde habíamos hecho las compras para la cena de Noche Buena (vienen Rey Alfonso, Kanako y Gladys la peruana; la chica de Kubalgie está de guardia en su clínica) cuando, al observar el tétrico atardecer a través de las ventanas de mi cuarto de trabajo, detecté las primeras señales del brusco cambio. Una nostalgia feroz por las calles de La Habana, por el calor de mis hijos, hermanos, amigos, colegas, se adueñó de mi alma de desterrado.

Y como de costumbre aquí en Colonia --que es una prórroga del cautiverio-- evoqué a mis dos deidades tutelares, a mis dos ángeles de la guardia: mi madre carnal Mercedes y mi madre erótico-conyugal Gipsia. Se me ocurrió que ambas mujeres amadas vivían aún en la Isla, en compañía del resto de la familia, todos ellos rebosantes de felicidad, tercamente a la espera de mi retorno.

De un modo preciso, palpable casi, volví a experimentar la vívida sensación de que, en realidad, el único ausente para siempre muerto era yo y que todos los míos estaban vivos allá lejos en la Isla, bajo el sol, a la brisa y el olor del mar omnipresente. La precisión sensorial de aquella intensa vivencia psíquica guarda relación con una antigua creencia popular afrocubana que atribuye a los ancestros una sobrevida consciente de ultratumba desde la que no sólo contemplan a los suyos acá abajo, sino que velan por su bienestar. ¿Y qué otra cosa hace por los suyos en la Isla un exiliado cubano desde su inmensa lejanía?

En ciertas noches borrascosas de plenilunio mi madre decía haber visto los rostros sonrientes de mis dos abuelos entre los fugaces celajes de las nubes. Y en casa de mi abuela materna en Cárdenas los finados entraban y salían a voluntad, alternaban con los vivos y, en ciertas fechas, se les ponía una opípara cena sobre una placa de cemento al fondo del patio. A cada rato se oía confesar a más de una parienta viuda, como si tal cosa, que el difunto le hacía regularmente el amor por las noches. ¿Acaso no se iban bebiendo poco a poco el agua de los vasos debajo de sus amarillentos retratos, como bien se apreciaba en las marcas descendentes sobre el cristal? (Foto: Mercedes, aprox. 1970)

Pero, entendámonos, el Abicú no es creyente ni ateo. Es más bien agnóstico, partidario de la relatividad de todo conocimiento humano; portador, sin embargo, de una metafísica compleja y una especie presciencia más estética que religiosa, hecha de supersticiones asimiladas durante una infancia mayormente dichosa. Desde un punto de vista estrictamente cultural, se adscribe parejamente a la cristiandad y a los cultos afrocubanos.

Administra sus dudas metafísicas por cuenta propia, sin dioses antropomórficos ni intermediarios sacerdotales, un poco a la usanza protestante, convenientemente purgada de todo género de puritanismos. Ilustraré lo dicho con algo que me sucedió años atrás en esta villa renana. Acometido por una de esas violentas saudades navideñas, me puse a escanear fotos de mis interiorizadas difuntas...

Antes debo aclarar que, en verdad, forman una triada tutelar. Pues justo es incluir a mi primera compañera de vida en Colonia, la hispanista Monika López (Bauer, de soltera) --quien fue profesora de la Escuela de Letras, amiga entrañable del pintor Nicolás Guillén Landrián (fallecido), con quien solía compartir de vez en cuando un porro en su (el de él) apartamento habanero--, y del escritor Bernardo Marqués Ravelo, exiliado en Miami. (Foto de al lado: Monika en casa con su nieto en 1995.)

De hecho, como con Gipsia, mi primer encuentro con Monika tuvo lugar en circunstancias que despertaron en mi conciencia una vieja superstición según la cual cada vez que me veo abrumado por una situación existencial extrema mi madre envía en mi rescate a una Ochún o una Venus que me saca del mal paso por la senda del amor. No se burlen, por favor. Lo digo en serio, y sobran testigos presenciales aquí en Colonia para sacarles de duda.

A los tres meses de salir del "tanque" y dejar atrás--gracias al provindencial telefonazo a Villa Marista del embajador de Alemania-- el ineludible juego al gato y el ratón de la Seguridad del Estado con los opositores excarcelados, las autoridades de emigración me dieron por fin la ansiada tarjeta blanca y pude abordar el jet de LTU que la gélida mañana del 21 de noviembre de 1993 me eyectó con una mano alante y la otra atrás en el aeropuerto de Düsseldorf.

Durante el vuelo y ya en cola para los trámites de aduana no dejaba de preguntarme, angustiado después de haber quemado las naves, qué pasaría, a dónde dirigirme, si a la salida del aeropuerto no me aguardaban mis desconocidos anfitriones del
Deutscher Übersetserverein (Unión de Traductores Alemanes). Por fortuna, tan pronto salí al exterior mal enfundado en mi tropical terno de gabardina china bajo una temperatura polar, surgieron cual diosas de la máquina la secretaria del Verein y Monika en rol de calesera motorizada.

Durante el trayecto la funcionaria, siempre cortés pero inquisitiva, me iba comiendo a preguntas burocráticas y profesionales. Inesperadamente, el auto se detuvo frente al STOP de un paso a nivel y Monika, que apenas había abierto la boca durante el viaje, me envolvió en una de esas miradas entre lánguidas, brujas y picarescas que son un cheque en blanco al portador en ojos de mujeres experimentadas.

Le sostuve la mirada, recayendo súbitamente en mi romántica superstición: ¿una amorosa socorrista enviada de urgencia por mi madre desde su atalaya en el Más Allá? Verdad o mentira, lo cierto es que menos de un mes después le decía adiós a mi morada provisional en el Colegio de Traductores de Straelen, opulenta pero soporífera aldea pegada a la frontera con Holanda, y me mudaba al humilde pero cálido apartamento sotanero de aquella hermosa desconocida en esta ciudad. (Foto de al lado: Mónika con el pequeño David en 1994; para su amigo Marqués Ravelo, que nunca la ha olvidado allá en Miami.)

Aparte de mi abeja reina particular, Monika fue mi cicerone a orillas del Rhin: no sólo me aportó algo tan esencial para cualquier exiliado como un primer círculo de amistades y contactos locales sino que, por mediación de ella, conseguí el lucrativo empleo en la
Deutsche Welle, la famosa Voz de Alemania, que me permitiría subvencionar con largueza a los míos en la Isla hasta el 2002. (Lo sigo haciendo hasta hoy, aunque en una escala menor.)

La relación con Monika, fémina con el demonio en el cuerpo y el alma, recelosa como el cáliz de una planta carnívora y a la vez voluble como la
donna tornadiza de la célebre ópera de Verdi, era para ambos una mezcla de fervor amoroso y sadomasoquismo casi hebdomadario en el trato. No fue ella amante incondicional como Gipsia. No obstante, entre desencuentros amargos diz-que definitivos y dulces, trepidantes reconciliaciones, tenía la virtud de absorberme, de hacerme olvidar mi drama exiliar...

Y hete aquí que... "de nuevo la muerte, su paso breve", interponiéndose ahora en el destierro. En julio de 1996 Monika, entre inenarrables sufrimientos, murió de cáncer uterino al cabo de año y medio sometiéndose en balde a todos los tratamientos posibles, desde la termoterapia, pasando por la quimioterapia y el opio para mitigar cólicos y dolores, hasta los más nauseabundos engendros de la medicina alternativa. Baste decir que tuve que pelarla al rape en tres ocasiones.

Y una coincidencia de ella con Gipsia: sus voces rotas preguntando en plena madrugada: "¿Por qué yo, Gran Poder?" Warum ich? ("¿Por qué yo?"). Una vuelta brutal en Colonia a las angustias de aquella otra neoplasia de mamas que se había llevado a Gipsia estando yo todavía tras las rejas del penal de Ariza.

Estrépito de iconos tutelares trizados uno tras contra mis sienes en dos años escasos. Rumiaba, convulso e impotente, un doble infortunio que aún podía triplicarse. ¿Acaso una maldición? Ahí, del golpe, colgué en mi oficina doméstica el cuadro alusivo de al lado. Presagio doloroso, premonición fatal: aquellas damas de fantasía a las órdenes de Mercedes eran frágiles, efímeras como rosas, como todas las amantes de leyendas oníricas.

De aquellos dos traumas sucesivos, de aquellos dos amores inmensos con finales luctuosos, extraje la falsa resolución preventiva de que en lo sucesivo evitaría a toda costa enamorarme al extremo de permitir que alguna otra mujer se me adentrase de esa manera hasta el fondo del alma. (Foto de al lado: "El amor y la muerte", afiche premiado en el Concurso de Fotografía de Garstig-Múnich, 18-10-97.)

No, no frunzan así ceño: no me dio por meterme a
softy, ni a misógino ni mucho menos a gay. Por más que nada tenga en contra de esa última mutación genérica tan en boga por estos lares teutones, donde más bien hay que dar explicaciones por ser macho moderno, liberal y tolerante como el Abicú ( lo que no es obice para que haya un permanente déficit de heteros masculinos en el mercado erótico local). Transcurrieron varios años durante los cuales el Abicú pretendió resignarse a un destino de picaflor.

Se achantó un poco durante un tiempo con una trigueña curda (del Kurdistán no borracha) de pasarelas a la que le doblaba la edad y sobraban otoños, pero a la que no lo unía otro pegamento que la solvencia de él y la frescura de carne de aquella beldad sarracena renegada del Islam, cuya foto no inserto por respeto a Anna. Así que, fuera de casa y alcoba, ella por su lado y el Abicú por el suyo: solían compartir mesa pero no platos, ya que su paladar turco era demasiado exótico para él y, viceversa, el congrí y la carne de cerdo para ella.

Sólo una vez vacacionamos juntos, en las Palmas de Gran Canaria, donde el poeta Manuel Díaz Martínez puede dar fe de aquel disparatado enlace bicultural. Otra dama teutona, cuyo nombre me reservo, suplía mis carencias espirituales, aplacaba mis ardores y me acompañaba durante las vacaciones. Con todo, el hábito de convivir sin discordia, plus una creciente dosis de ternura paterno-filial, conspiraba contra el divorcio de aquella pareja dispareja sin papeles. A saber, la Sh... (no revelaré su nombre por prudencia, ya que pertenece a una cultura intransigente con las hembras) se había criado sin padre y yo, por mi parte, echaba de menos a mis hijos. (Foto de al lado: con Anna en Venecia, 1999)

En esos malabares conyugales andábamos cuando irrumpió como una saeta teledirigida entre ambos doña Anna Klümper, mi esposa actual. La valquiria se encargó de romper la inercia, librándome con prusiana impetuosidad de aquel amorío pegajoso pero sin perspectivas, ahuyentando de paso a su segunda rival incógnita aquí. Doble desgarramiento bueno para romper una dualidad afectiva que había sido una constante en mi historial amatorio.

Para mi tranquilidad --y la vuestra, si han puesto asunto a la trama de este relato obsesivo-compulsivo de todos mis cierres de año en este ambivalente exilio colonés--: ni al principio ni durante los dies años que llevamos juntos jamás tuve la aciaga sensación de que Anita fuese una emisaria de mi madre, sobre todo porque en modo alguno se podía afirmar que había venido a sacarme de otro difícil trance existencial.

Más por suerte que por desgracia, mi nueva media naranja ni siquiera ha intentado obrar el prodigio de salvarme del cáncer espiritual que me va a matar sin remedio: el amor a la Verdad desnuda, esa medusa insaciable, rutinaria y absorbente, desprovista de humor y fantasía, desmañadamente tendida sobre lecho de crótalos, cuya mirada de basilisco no se harta de convidarme a sus cópulas letales.

Señal inequívoca de que Anna Klümper no había sido enviada por mi flemática progenitora, sabedora de que nadie que se case a perpetuidad con esa fea, horrenda, ingrata efigie, tiene
redención posible en un mundo tan desaforadamente aferrado a espejismos, ficciones, ilusiones, utopías... Conste que al Abicú también le agradan los múltiples disfraces seductores de doña Mentira, pero sólo en arte y literatura.

Con esto, retomamos el tema de las reminiscencias ancestrales. Operando a nivel del subconsciente, a ratos esos rezagos del pasado remoto lo impulsan a uno a actuar tal como a menudo veía hacerlo durante la infancia a sus antepasados. Uno de esos fines de año, no recuerdo cuál, mientras atravesaba por una de estas crisis de salvaje melancolía navideña, me dio por escanear fotos de Mercedes, Gipsia y Monika para armar un collage, ponerle un marco y colgarlo en la pared al lado de mi escritorio.

Días despúes, sin asociar un acto al otro, compré en una tienda de segunda mano un grabado en cobre con una flor y lo coloqué debajo del cuadro. Pasaron meses hasta que un buen día, al volver la vista de pronto en mitad del trabajo, observé lo que había hecho y me dije: "¡Coño, negro, pero si has montado un altar!" Juzguen ustedes...

Esta rutina mental, este machaque de testículos a Fin de Año, se repite siempre con un sinfín de detalles más que me llevan, compulsivamente, de ida y vuelta del presente en Colonia al pasado remoto en Cárdenas, mi ciudad natal, pasando por La Habana, cuyas calles y avenidas (Obispo, Prado, Águila, Neptuno, San Rafael, Corrales, Galiano, Dragones, Monte, Reina, Diez de Ocubre, Malecón, La Rampa, Línea, Paseo...) recorro como un zombi trashumante de arriba abajo con la misma ansiedad de la última vez que visitara la ciudad hará unos diez años.

Para aquel ansiado viaje me habían concedido en el consulado de Bonn un permiso de 21 días, prorrogables a 28. A los quince días, temeroso de meterme en problemas, pagué cien dólares a los representantes de Iberia en La Rampa por regresar cuanto antes. La pesadilla kakiana empezó en el aeropuerto mismo, cuando un teniente de aduanas me demostró fehacientemente que mi pasaporte no existía. En efecto, en Bonn habían cometido un error al renovármelo automáticamente por dos años a partir de la fecha exacta de emisión del original, de donde resultaba que no entraría en vigor hasta agosto y yo había arribado a la Isla en mayo.

¿Azar o maldad? En fin, permanecí tres horas y pico retenido a la espera de que se esclareciera el equívoco, me devolvieran a Alemania con el próximo avión o quién sabía qué. Temiendo que mis familiares, al no haberme visto entre los viajeros después de despachado el vuelo, denunciaran el caso, hube de rogarle al amable (lo fue) oficial que, a fin de evitar malentendidos, ya que yo era un "connotado disidente", me dejase salir a saludarlos y explicarles el incidente.

Accedió de inmediato, sin poner reparos ni mala cara. No voy a agotarles la paciencia contándoles las peripecias de aquella fatídica estancia mía en La Habana. Me marché antes de vencer el plazo normal, porque ciertos percances indicaban a las claras que ya me estaba involucrando otra vez en demasía en los asuntos internos de mi triste país. Alguna vez contaré con lujo de detalles cuáles fueron esos desencuentros peligrosos.

Ya lo he hecho ya oralmente un montón de veces y --al menos en parte-- por escrito en una entrada reciente de
El Abicú Liberal. Recordarán que el artículo de marras termina con la administradora de una shoppy cortando en seco mi cadena de suposiciones con esta lapidaria frase: "¡Señor, en este país no se puede suponer nada!" Punto y aparte. Era el colofón de una serie de disgustos y encuentros de mal agüero.

Pero, como todos los fines de año, he vuelto a volar a La Habana. Por encanto, he podido andarla y desandarla a mis anchas, no en mente, sino en forma audiovisual animada. Debo el milagro a "Yoyi", el titular del formidable blog Ventana a Cuba, que vio y filmó la villa de San Cristobal con sus ojos y los míos. Esto es, sin tremendismos críticos ni edulcoraciones turísticas. Muy bien elegidas
, por cierto, esas trovas de fondo, que hacen las veces de moderador paródico. No hace falta más. El resto lo suple el espectador exiliar, que sabe de qué va el asunto. ¡Genial!

Su serie de vídeos titulada
Ventana Habanera (en seis partes) ha obrado el milagro de extraerme de golpe y porrazo del fondo del pozo de melancolía navideña, después de haberme lacerado la yemas del dedo índice marcando en vano los números telefónicos de mi hijo y hermana menores en la Isla carcelaria del Magno Paciente y su Hermanísimo.

Bien, ya me he regodeado sin complejos en la contemplación de mi ombligo y vaciado el costal de las rabias nostálgicas, ya he hecho catarsis esta madrugada. Aligerado del lastre síquico acumulado durante este novelesco 2007, sin darme cuenta me he ido deslizando con mejor ánimo a otro 24 de diciembre en el exilio, tan lejos de los míos y de las ruinas de lo que fue nuestra Habana y ya nunca volveré a visitar, a no ser cuando vuelva a merecer el nombre del hotel de L y 23: Habana Libre.

Sólo me resta pedirles de nuevo disculpas a quienes hayan tenido la gentileza de seguirme hasta el final en este acto de exorcismo mental y desearles a todos, insulares y migrantes, de todo corazón...

¡FELIZ NAVIDAD Y UN PRÓSPERO AÑO NUEVO
CON LECHÓN, CONCORDIA Y SOBRE TODO LIBERTAD!


Vamos al Malecón



Caminar La Habana

Centro Habana

Desde la Embajada de España

Galiano

Las calles

Thursday 20 December 2007

Burla burlando

Cuatro clips para relajar a Fin de Año

Lo que al instante se infla...


www.Tu.tv
No todo lo que brilla es oro...


www.Tu.tv
La piel y la máscara. ¡U ojo con las chicas plásticas!



"Huéspedes inoportunos"


Wednesday 19 December 2007

"Carne fresca" danzaria de Fin de Año para Miami

Espectacular Pas de trois transfronterizo del Ballet Nacional en Canadá

Por Jorge A. Pomar. Colonia

Taras Domitro, de origen cubano-ucraniano, es el más joven (21 años) de los tres primeros bailarines que el domingo pasado enganchó las zapatillas en el protuberante apéndice nasal a la sin par ni fecha en el calendario Prima Ballerina Absoluta Alicia Alonso, que estaba en la villa canadiense. (Foto: Domitro en el rol de majo toreador en
Don Quijote.)

En Hamilton, Ontario, Domitro había salido al tablado cuatro veces alternando roles principales en
Cascanueces con estelares del Canadian Ballet Youth Ensemble. En este pasaje del segundo acto de Giselle, interpreta al joven Hilarión en la escena en que sucumbe a la danza macabra de las Wilis. ¿O será al duque Albrecht, que le gustaba más a la heroína de la obra?

Fue la primera actuación del benjamín alonsino de las zapatillas ligeras en el célebre ballet de Adolphe Charles Adam, arreglado para las tablas del teatro García Lorca por la rancia fundadora del ensemble nacional. La función, que data de hace unos tres meses, consagró al joven bailarín cubano como intérprete de rango mundial en el más culto y sofisticado de los bailes.

Habiendo sido recibido en el aeropuerto de Fort Lauderdale por Pedro Pablo Peña, director del Festival Internacional de Ballet de Miami, la suerte de este trío (los otros dos son Hayna Gutiérrez y Miguel Ángel Blanco) de tránsfugas danzarios, que se alejó de su mentora con un grácil pas de trois transfronterizo, será sin duda menos cotidiana, pero igual de promisoria en su giro que la del presentador estelar de la TV Cubana Carlos Otero, quien ya tiene contrato y programa particular asegurados. "Carne fresca" para el Ballet de Miami, dirá el Magno Paciente.



No está, en cambio, tan garantizado el éxito profesional de los diez malabaristas y acróbatas del Circo Nacional de Cuba que acaban de pegar en México su primer salto mortale en la lucha por la vida fuera de la carpa castrista. Lo mismo que de los cirqueros puede decirse de los tres integrantes del grupo musical Los Galanes que solicitaron asilo el domingo en Brasil.

Por lo pronto, a diferencia de los ingenuos pugilistas Lara y Rigondeaux, cazados a lazo por rancheadores en Rio de Janeiro y devueltos a la Isla por la justicia trapacera del presidente socialdemócrata Lula da Silva, ya pueden respirar aliviados: no serán deportados. Una de cal y otra de arena por los cariocas. Menos mal. (Foto: Hayna y Miguel Ángel bailando El lago de los cisnes con música de la Sinfónica de Yucatán.)

Si tienen gandinga para tanto, sopórtenlos aquí cantándoles para turistas la odiosa tonada de Carlos Puebla "Hasta siempre, Comandante" cuando aún se ganaban los frijoles con sus compañeros en la terraza del resturante La Mina a un costado de la Plaza de Armas en La Habana Vieja:




El que sí no debe de tenerlas todas consigo entre los tránsfugas de este Fin de Año es el ex consejero de la Embajada de Cuba en Mozambique Lorenzo Menéndez. Aprovechando una escala en París en un viaje de probable retorno definitivo a la Isla, el diplomático cambió de rumbo y --por razones que sólo él sabrá-- fue a meterse en la boca del lobo en Madrid, donde de inmediato solicitó asilo.

Según la edición de ayer de El País, "había sido convocado por el Tribunal Supremo de su país por sus relaciones con la disidencia, después de descubrirse que había avalado con documentos oficiales a un opositor al régimen castrista". ¡Candela! Con su errática decisión, Menéndez ha metido en un rollo de hampanga al Palacio de la Moncloa.

Al extremo de que, pese a sus credenciales contestatarias, su caso está ahora mismo en manos de una "comisión interministerial española", compuesta por "representantes de los Ministerios de Asuntos Exteriores, Interior, Justicia y Asuntos Sociales, plus un representante de la Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)".

Ojalá que todo no sea más que una cuestión de socorro a galeno en fuga y Menéndez no comparta datos estrictamente confidenciales que fuercen a La Habana a solicitar su extradición. Empero, si lo contrario es lo cierto, como se deduce de su cargo de consejero y segundo jefe de la misión cubana en Mozambique, nuestro infortunado paisano es candidato de fuerza a bailar en puntillas y hacer acrobacias para no cantar a capella en Villa Marista.

Menéndez ya está dando pruebas de algo irreparable de lo que es consciente: salga como saliere del difícil trance en que él mismo se ha metido al ponerse bajo el dudoso amparo de la Madrastra Patria, jamás podrá volver a ejercer el oficio más hipócrita del planeta, al menos como representante de Fidel o Raúl. Por ende, haciendo notoria dejación de las ambigüedades típicas del diplolenguaje, ha empezado él también a hablar claro, lo cual ya de por sí es de agradecer.

En el vídeo a continuación, declara al canal Noticias 23 (Miami) que eligió España por no quedarle otra alternativa. Así que no es bruto. Y parece que las autoridades madrileñas se han comprometido formalmente a no extraditarlo. Por si las moscas, se mantiene oculto y, sobre todo, en contacto con la embajada de Estados Unidos. Así que es inteligente. Por lo pronto, a guisa de pararrayo para conjurarle un posible embrome a Menéndez, el Abicú pone índice y dedo del medio en cruz. Sin más, escúchenlo:


Tuesday 18 December 2007

SOS por Penúltimos Días

S.O.S. por Penúltimos Días
¿Se despide de la blogósfera Ernesto Hernández Busto?

Por Jorge A. Pomar, Colonia

"Aprovecho para anunciar nubarrones en el horizonte de Penúltimos días. El jodido problema de tener que trabajar para vivir, como siempre". La escueta nota sobre el futuro inmediato de su popular bitácora, insertada hoy por Ernesto Hernández Busto, me ha echado a perder la tarde. ¿Se despide Ernesto por dificultades económicas? ¿Acaso es tan inevitable la pérdida de uno de nuestros mejores periodistas alternativos?

No debería ser, si quienes disponen de recursos hasta para botar y tanto dicen amar a la "cultura cubana de las dos orillas" no albergaran bajo su capote la oscura creencia latina de que la muerte de Penúltimos Días los beneficia. Es el momento de que alguna institución solvente, algún mecenas desinteresado haga un gesto altruista, desembolse un donativo mínimo capaz de mantener a flote a Penúltimos Días, uno de los dos blogs (El Tono de la Voz sería el otro) más exitosos, profundos, polémicos, actualizados y literariamente exigentes del exilio contestario en Europa. En cuanto a amenidad, lo considero punto menos que imbatible.

Poco costaría tirarle un cabo, pero mucho me temo que no aparezca nadie dispuesto a efectuar un salvamento financiero tan barato a favor de un blog tan auténticamente subversivo, transgresor a los ojos del seudoprogresismo europeo. Qué va, queridos, los fondos disponibles ya han sido malgastados una y mil veces para fomentar --entre otros engendros del género con ínfulas de ecúmene exiliar-- el pomposo estreno de la FECU, federación inexistente, criatura político-mediatica nacida inerte. (A un mes justo de fundada, ¿le conoce alguien sede, estatutos, medio de difusión, siquiera una dirección gratis en Yahoo, Google, Hotmail o Gmx, donde indagar para inscribirse?)

En cambio, un modesto estipendio mensual, una beca por uno o dos años para proporcionarle a Ernesto Hernández Busto una fuente de ingresos y salvar Penúltimos Días, estaría para todos ellos fuera de cuestión. Después de todo, ¿a quién importa, si no a nosotros los blogueros recalcitrantes del anticastrismo liberal, quienes por lo general también tenemos que luchar duramente el pan nuestro de cada día en esta ingrata Europa?

Se cumple así uno de los mandamientos inexorables del aparato de inteligencia cultural castrista: asfixiar económicamente al exilio intelectual militante en Europa Occidental mediante el oblicuo recurso de canalizar todos los fondos de promoción cultural a disposición del entramado fundacional local hacia entidades "moderadas", de "centro-izquierda", de la "cultura de las dos orillas", de la "Diáspora", "pro diálogo, conciliación y paz social"...

Sí, cómo no, me refiero también a la benemérita presidencia de la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC), cuyo crecido presupuesto anual alcanza y sobra para eso y mucho más. Ernesto --no todos lo saben-- tiene consigo en Barcelona un hijo menor de edad que mantener. Es padre solo. Laborando por amor al arte en su bitácora, nunca pediría más de lo indispensable para subsistir creando cultura y manteniendo al día a sus lectores, sábados y domingos incluidos. Con todo, del aire no puede vivir.

Pese a mi escepticismo, albergo la remota esperanza de que esos "negros nubarrones" existenciales por él anunciados no lo obliguen a clausurar su excelente blog. Y es que, sin sombra de duda, con el cierre de Penúltimos Días perderíamos uno de los dos espacios para el diálogo y la polémica más prestigiosos y asiduamente visitados de toda la prensa alternativa exiliar.

Lugar de cita obligatoria, paradigma formal y de contenido para la creación del El Abicú Liberal, no puedo menos que expresar aquí mi porfía, mi ansiedad por ver a la bitácora de Hernández Busto subsistir contra viento y marea, por poder seguir hurgando cada mañana entre sus múltiples entregas para conocer las últimas novedades de la Isla y el Exilio, ver vídeos y gráficas desconocidos, deleitarme y aprender con la buena prosa de sus colaboradores...

En fin, siendo la esperanza lo último que se pierde en este aperreado ostracismo, mis palabras no quieren ser un adiós, una dolorosa despedida, sino un S.O.S. por Penúltimos Días. Como tal, se lo telegrafío a cualquier lector en grado de abogar de algún modo ante mecenas o fundaciones sensibles al drama de carestía de la cultura alternativa criolla en el Viejo Continente.

Apelo, en particular, a la AECC, que bien podría recuperar parte de la cara perdida actuando aquí de salvavidas cultural; y a los generosos patrocinadores de la FECU, quienes, con una fracción de la "platajunta" dilapidada en el ostentoso acto inaugural de una federación sombrilla que nunca existió, se resarcirían moralmente por aquel espectacular bochorno haciendo, en compensación, una obra de beneficencia cultural tan poco costosa como provechosa.

Mucho lo siento, perdón les pido a todos mis lectores por esta nueva muestra de hipercriticismo del Abicú. Pero es el caso que no he resistido la tentación de eyacular aquí toda la mala leche acumulada en mi mollera al desayunarme esta tarde con la inesperada noticia de esta importante baja para la blogósfera exiliar, sin duda la más sensible de todas nuestras pérdidas hasta la fecha.

Piedad, por favor, una pizca de magnanimidad a título excepcional, suplico encarecidamente una vez más a los destinatarios de los dardos críticos en este desesperado alegato. Asígnenle una pequeña partida en el presupuesto del 2008 a Ernesto Hernández Busto, que la merece y puede descontarse sin problemas en el informe fiscal correspondiente.

O bien, haciendo uso de sus magníficas relaciones públicas, soliciten por escrito a vuestros generosos patrocinadores un subsidio para nuestro colega. Aunque no del todo insólito, cualquier gesto en ese sentido sería un ejemplo práctico, elocuente, de nobleza solidaria en el extranjero. Amén de oportuno y útil a la causa exiliar.


Porque Penúltimos Días nos hace más falta aquí y ahora que en los anales de la historiografía exiliar del día después. Finalmente, dejo aquí constancia de que Ernesto no ha tenido conocimiento previo de esta humilde petición, a la que con toda seguridad se opondría. Se trata de una iniciativa enteramente abicuense. Como mis lectores, él se enterará cuando lea este texto.

¡Suerte y tesón, Ernesto, para ti y para tu ya imprescindible bitácora!