Wednesday 28 May 2008

Nunca es tarde si la dicha es buena...

Mi hermana mayor ya está conmigo en Colonia

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Con las emociones se desvanecen las memorias. Olvidé que había prometido seguir informando acerca de las gestiones para traer a Colonia Agrippinensis a mi entrañable hermana mayor. Como dice un refrán criollo, "Nunca es tarde si la dicha es buena": hacía nueve años que no nos veíamos pero ya la tengo aquí en casa junto a su hija menor, o sea, mi sobrina Suliz que llegó de Pavía, Italia, para tan memorable ocasión. (Foto: Compartiendo una salchicha de Cracovia con mostaza a orillas del Rin. Disculpen, el año consignado en la imagen es un error de configuración de la cámara.)

El 21 de mayo Felicia Pomar aterrizó (el avión de KLM, no mi hermana) en el aeropuerto de Düsseldorf a eso de las 4 y veinte de la tarde, con media hora de retraso. Aunque habíamos recibido un mensaje de La Habana anunciando su despegue (el del jet de MARTINAIR...) del aeropuerto de Varadero, la breve demora fue más que suficiente para que su hermano del alma se comiera mentalmente las uñas...

Empezaba yo a maliciar que, a lo mejor, una vez perdida de la vista de los parientes que la despidieron en Varadero, de pronto en algún recodo del pasillo rumbo al avión y la libertad provisional (regresará sin falta a la Isla penal), algún índice pivoteante en el extremo de una manga azul féretro-
criollo-de-pinotea o verdeolivo le habría indicado sin derecho a réplica: "Por ahí no, doña Fela. Bájese de esa nube y vuelva aquí a la realidad. Sígame, por favor".

En realidad, para albergar esas desazones orwellianas no concurrían razones de más peso que las que enseguida les cuento. Pero, bueno, sabido es que en Cuba nunca se sabe. Me remonto ahora a los dos meses finales del 91.

Poco antes del inicio del juicio en primera instancia contra la dirección del Grupo Opositor Criterio Alternativo en el juzgado de la Habana del Este, mi difunta esposa Gipsia Cáceres de la Guardia (amiga y colega de mi hermana en el Instituto de Gastroenterología a lo largo de toda su vida laboral), mi hermano Alexánder y ella se encontraron la sala repleta de extraños.

[Foto de arriba: der.: Tarjeta de salida / Izq. vert.: Certificado del ministro de Salud Pública autorizando el viaje. Nada contra ella en particular, visto que se lo exigieron igual al Abicú, que había sido públicamente expulsado del Instituto del Libro, el MINCULT, la UNEAC, el PCC..., y acababa de cumplir dos años de cárcel.]


Conminadas a despejar el recinto, la voz entrecortada de mi hermana sonó terminante: "Ella es la esposa de uno de los acusados y yo y él, sus hermanos carnales. ¿Quiénes son toda esta gente aquí sentada? No, compañero, estamos en nuestro derecho a asistir y de aquí tendrán que sacarnos a rastras".

Tras breve conciliábulo, uno de los oficiales ordenó levantarse a un par de aquellos convidados de relleno para que se sentara mi parentela. Yo estaba en primera fila, de espalda en el banquillo de los encartados. (Foto: paseando con Anna cerca del puerto fluvial.)


La cosa no quedó ahí. A la salida del juicio les bloqueó el paso una turba integrada, entre otros elementos patrióticos sin camisetas emblemáticas, por fornidos miembros de los Contingentes "Blas Roca" y "Che Guevara", medio ebrios en su mayoría. Llovieron empujones, insultos y consignas revolucionarias sobre los parientes del cuarteto de reos.

Percatándose de la intención de apolimar a Álex, mi media naranja y "Tita" (apócope de Felicita resultante de mi manera de pronunciar del Abicú parvulario a fines de los años 40) se lo emparedaron entre las dos a fin de protegerlo contra manotazos y coces. Con el resultado de que por lo general cogían ellas casi todos los golpes. (Foto: Felicia Pomar Montalvo años ha.)

Sucedieron entonces dos incidentes imprevistos por los organizadores de aquel multitudinario mitin de repudio (nada de esto y de lo descrito en el párrafo anterior lo presencié yo, que a esa hora ya viajaba de vuelta a mi celda en Villa Maristas a bordo del patrullero de la DSE). De repente, empezaron a llover objetos --agua sucia y otras materias fétidas incluidas-- desde los balcones del edificio. Era una señal de protesta espontánea y a título anónimo ante aquel abuso organizado del poder.

El segundo incidente imprevisto involucró personalmente a mi hermana, a la sazón casada con un mayor de la Seguridad del Estado (padre de dos sobrinas mías) encargado de "atender" el área de la cultura popular. Para evitar males mayores, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) intervino en rol de salvamento y trasladó al grupo de familiares hasta un local contiguo al juzgado. En calidad de arresto preventivo...

Al notar la presencia allí de un colega uniformado de su cónyuge, un tal Igor, Fela recabó su ayuda. Respuesta a voz en cuello: "¡Ah, yo no sé, este lío ustedes mismos se lo buscaron!" Ahí ella, flemática por naturaleza pero con tendencia al explote, acabó de perder su habitual compostura y gritó al tope de sus decibeles: "¡Mira, chico, déjate de cuentos que yo a ti te conozco de atrás! ¡Una partida de comelones es lo que son todos ustedes! ¡Mi hermano es mil veces más revolucionario...!"

Era y sigue siendo verdad, al menos en la escala de valores invertidos cara al Abicú. La factura no tardaría en llegar: entre que presionado por sus superiores jerárquicos y, justo es decirlo, por iniciativa propia con el fin de "limpiarse", su marido dio un paso catastrófico para la pareja y sus dos hijas.

Limpieza de una suciedad que sólo ellos veían,
habida cuenta de que, conociendo el paño, el Abicú jamás le había pedido su opinión o apoyo para nada que no fuese organizar banquetes familiares. Pero, en fin, mi cuñado planteó el divorcio y, acto seguido, lió sus bártulos, hundiendo a mi hermana y sobrinas en un pozo de lágrimas y desconsuelo.

[Foto de arriba: con Tita, mis sobrinas
Sandra y Suliz , y Gipsia en la azotea de Aramburu 451 esq. a San Rafael durante un pase que le dieron al Abicú cuando estaba recluido en el correccional cienfueguero de Lagunillas. Fíjense en mi flaquencia, a pesar de que en la granja se comía mejor que en Ariza.]

Había sido literalmente el único hombre de su vida y, como tal, aún conociendo sus debilidades, seguía queriéndolo. "Mi hermano, aquella crisis matrimonial me la sentí en los ovarios", me contaría más tarde con ojos aguados. Trizado el sueño de "hasta que la muerte nos separe", Tita tuvo el caletre de contestarle en estos términos (omito el nombre por motivos fáciles de comprender): "Fulano, tú has sido el único hombre de mi vida y siempre te he amado, a pesar de tus defectos. Aprecio nuestro matrimonio y no quiero hacer sufrir a mis hijas. Pero a mi hermano Jorge lo conocí primero. Nos dejas para irte con la Revolución, que es irse con la nada".

En efecto, poco después de mi partida al exilio, Reynol, jefe del departamento de la DSE de marras, sufrió una isquemia cerebral que, si a esta altura aún no se lo ha llevado a un tumba colectiva de tres pisos en la necrópolis de Colón, lo mantiene hemipléjico entre la cama y el sillón. Igor murió de infarto fulminante. Nada personal contra ninguno de ellos. Sin embargo, el Abicú pecaría de hipocresía si no admitiese aquí que ese destino acre se lo habían merecido con creces.

Por su parte, a mi cuñado --tan importante que ni siquiera durante su fase ascendente dentro del "Aparato" nunca rodó Lada o Moskovitch ni habló por teléfono a domicilio-- lo jubilaron sin pena ni gloria a la edad reglamentaria. Por mucho que se quemara las pestañas mechando en economía y derecho comercial, nunca le dieron el codiciado puesto en la gerencia dolarizada, usualmente reservado a los oficiales retirados de la DSE. Perdida la confianza por transitiva suspicacia, él y su grupo de victimarios a su vez victimizados habían quedado fuera de juego.

Suliz, Tita y su cuñada Anna en un Flohmarkt
(pulguero) dominical en la ribera oeste del Rin



Castigo colectivo anunciado que, desde luego, nada tuvo que ver con los sucesos aquí narrados y sí mucho con la circunstancia de que sus carreras habían tocado techo por decisión irrevocable de la nueva jefatura del Ministerio del Interior. En 1989, el monacal general Abelardo Colomé Ibarra, alias "el Furry", reemplazó al titular playboy anterior, general de división José Abrahantes, implicado en la causa por tráfico de drogas contra el general Ochoa (fusilado) y los hermanos Tony (fusilado) y Patricio (muerto en vida) La Guardia.

Desde aquel
annus horribilis para la vieja guardia canina de Fidel y Raúl, toda la oficialidad bajo el mando de los numerosos pejes gordos de la DSE fusilados, encarcelados o puestos en "plan piyama", quedó marcada con una cruz de ceniza. En lo adelante, las prebendas jubilares serían asignadas en exlusiva a los nuevos cuadros raulistas provenientes del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR).

Fela cogió su ramalazo. A partir de entonces, licenciada en Bioquímica de profesión y por entonces investigadora destacada de "Gastro" con prestigio internacional en su campo, como se puede comprobar en Internet, vería roto el segundo sueño de su vida: llevar a buen puerto alguna de sus sofisticadas investigaciones.

Su único viaje de trabajo a España, efectuado poco antes, sería el último. Siguió esforzándose, pasando por noble pero rematadamente ingenua, "boba", "comemierda" y demás ante algunos colegas escamados (la mayoría la respeta y quiere hasta la fecha), a los que sin querer ponía en evidencia con su incomprensible laboriosidad.


Obviamente, mi hermana no era del todo inocente de los cargos extrajurídicos que se le imputaban. Además de su en la Isla absurdo tesón profesional y de una temprana formación religiosa en el colegio de las Oblatas de Cárdenas (solía calificar a su hermano como "el tipo más ateo que he conocido en mi vida"), tenía la congénita manía de no callarse sus verdades.

Para colmo de males, se negaba a hacer guardias en el Comité de Defensa de la cuadra ni en el Instituto, a asistir a reuniones de la Central de Trabajadores Cubanos y la Federación de Mujeres Cubanas. Ni hablar de ir a agitar banderitas cubanas en los desfiles del régimen. Tampoco pagaba cuotas a las Milicias de Tropas Territoriales. ¿Cómo podía pretender que, a pesar de ese rosario de deméritos colaterales, le permitiesen triunfar en la vida profesional? (Foto: Instituto de Gastroenterología, sito en Calle 25 Nr. 503 entre H e I, Vedado.)


Poco después de largarse de la casa, mi cuñado, remero fracasado, en el fondo un tipo bonachón y alegre, elemental y dúctil como para él sólo, de nula cultura política cuando lo captaron los scouts de la Policía Secreta y se conocieron él y Fela, buscaría de nuevo el calor de su esposa y sus hijas en Alamar (Micro X, Zona 10). En última instancia, la voluntad de mi hermana, mujer resolutiva y de carácter suave, dulce pero dominante, acababa siempre imponiéndose. La amenaza de divorcio no se había consumado.

De modo que convivieron conyugalmente más mal que bien. Ambos amargados y profesionalmente frustrados. Ella cada vez más desafecta; él, rezongando y echando pestes, pero en el fondo aún en sus trece castristas, que un par de meses atrás forzaron a mi hermana a echarlo a las malas del hogar.

Ojalá que esta vez sea para siempre, por el bien de los cuatro. A Fela el cable vivo del divorcio --para ella, mujer de un solo varón, un drama existencial-- se le junto con el cable fin-del-mundo de la jubilación insular, dando lugar a un violento cortocircuito psíquico. Supe que estaba mal.

Por eso la he invitado, para que rebaje tensiones a orillas del Rin. En suma, un drama de lo más común en una Isla de idiosincrasias incompatibles, hiperpolarizadas.
A decir verdad, no meto la mano en la candela por Tita --ni por nadie más-- en este aspecto íntimo de su existencia otoñal que sólo concierne a ella y a quien reza aún como su marido en el Registro Civil de Centro Habana. Y quizás a sus dos bellas hijas, que prefieren a sus padres separados.

Igual que yo, en primer lugar porque no soporto verla sufrir y, en segundo, porque en el cuarto de hora de mi moderado infortunio en los asépticos calabozos de la Seguridad del Estado en Santo Suárez, su rostro querido, junto al de Gipsia y los de mis hermanos Guadalupe y Alexánder, estuvo entre los primeros que volví a ver en Villa Marista.


Desde entonces hasta mi liberación dos años más tarde jamás dejé de verlo en cada visita familiar a la prisión cienfueguera de Ariza. Sí, señores, mi hermana fue y hasta cierto punto seguirá siendo una ingenua. Como el Abicú, de otra manera...

Pero no se ha corrompido como tanta gente, lo cual ya de por sí es un mérito, una proeza humana tan descomunal como la de poder proclamar hoy, a todo pulmón y corazón abierto, lo que sigue: el castrismo, que todo lo rompe, no ha conseguido romper los lazos familiares entre los Pomar.
(Foto de al lado: Álex, Tita y Lupe en el apartamento de esta última en el reparto prefabricado de San Agustín, Marianao.)

Eso en gran parte, se lo debemos a Tita, que supo cubrir hasta las últimas consecuencias el puesto que en 1981 dejó vacante a los 59 años de edad la autora de nuestros días, Mercedes Montalvo, quien nos inculcó la idea de que, pase lo que pase, el amor a la familia debe estar siempre por encima de todo. Y la verdad había que decirla siempre, aunque le costase a uno la vida.

Finalmente, así conoció a su hermana mayor y aprendió a quererla el Abicú. Desde nuestra más tierna infancia allá lejos en La Marina, el humilde barrio de Cárdenas donde vinimos a este mundo en una secuencia de apenas un año. Hoy está aquí a mi lado y, como de costumbre, me anima a resistir y hace feliz incluso en el exilio renano...

Monday 26 May 2008

Muerte de Marulanda

"Timochenko": Tardía, delirante despedida de
duelo (¿en solitario?) ante las cámaras de Telesur


Por Jorge A. Pomar, Colonia





Reacciones a la muerte de Marulanda

Álvaro Uribe: ...lo que ahora tiene que pensar el Gobierno es trabajar mucho por el pueblo colombiano para que en Colombia no reaparezcan criminales, so pretexto de que defienden al pueblo.

Yolanda Pulecio y Astrid Betancourt, madre y hermana de Ingrid Betancourt): ...hombre cultivado y progresista [sobre el nuevo comandante en jefe Alfonso Cano], al tomar la dirección de las FARC, tiene el poder de empujar la historia liberando a Ingrid y a los otros tres rehenes civiles. [...] Esas liberaciones desencadenarán la acción decisiva de Francia y de la comunidad internacional para lograr un acuerdo humanitario y poner Colombia en el camino de la paz. [foto: a la izquierda Alfonso Cano; a la derecha, Tirofijo.]

Daniel Ortega: ...un luchador extraordinario que viene batallando desde hace largos años. [...] Me siento honrado de haberle entregado la orden Sandino [...] Lo escuché hablar con entereza, sencillez, de sus propuestas de paz en el campo político, económico y social. Le digo a los hermanos de las Farc que tenemos que seguir batallando para que se alcance la paz en Colombia.

Nicolás Sarkozy: Creo que hay que ser muy prudentes en cuanto a todas las informaciones anunciadas. [...] Sigo la situación minuto a minuto. Quisiera pedir a cada uno que haga el menor número de declaraciones posibles, hay rehenes y la situación es cambiante. [...] Están pasando cosas, hay que mirar esto con mucha calma, mucha prudencia y mucha concentración.

Bernard Kouchner, canciller francés: La mala noticia potencial, la dificultad muy grave, sería que se produzca un asalto alrededor del lugar donde están retenidos los rehenes, y ustedes saben que, en este caso, los rehenes arriesgan sus vidas.

Comité de Apoyo a Íngrid Betancourt: ...las FARC tienen hoy la posibilidad de avanzar hacia una paz histórica, una paz con el pueblo colombiano, una paz con ellos mismos [...] Nunca lloraremos la muerte de Marulanda, que tenía sangre en las manos, que había orquestado tantas violaciones de los derechos humanos como de sufrimientos inadmisibles.

Guillermo Teillier (Partido Comunista de Chile): Es una gran pérdida para el movimiento revolucionario. [...] se dedicó a luchar por lo que él creía justo [...] La lucha armada en Colombia tiene raíces muy complejas. [...] Nosotros esperamos que las Farc sigan en su política de alcanzar un acuerdo humanitario y que ojalá el gobierno colombiano facilite eso.



Carlos Holguín, ministro del Interior y de Justicia colombiano: ...descansa el país de una de las figuras que más daño le hizo, más muertes causó y más dolor derramó por el territorio patrio. [...] se sigue, de esta manera, avanzando en la eliminación de las FARC y de ese grupo terrorista de bandoleros. No hay que hacerse ilusiones ni cantar victoria. [...] Continuarán las operaciones militares. Continuará la política de "seguridad democrática" y la lucha por la paz para todos los colombianos.

Fernando Araújo, canciller colombiano: Mi reacción es que uno a uno han ido cayendo los líderes de las Farc, que es el resultado de la política de seguridad democrática. El Gobierno va a seguir con esa política con toda firmeza, persiguiendo a todos los líderes de las Farc y al mismo tiempo, ofreciendo espacios para que se puedan reinsertar a la sociedad.

BBC: La moral nunca estuvo más baja y la pérdida de una figura como Marulanda podría provocar más deserciones y llevar a una fractura del grupo.

Granma: La guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) confirmó hoy la muerte de su líder histórico Manuel Marulanda, y aclaró que continuará la lucha en busca de la justicia social para el pueblo. [...] El máximo jefe de la guerrilla colombiana, cuyo nombre verdadero era Pedro Antonio Marín, falleció el pasado 26 de marzo de un infarto cardiaco, precisó la nota.

Camilo Gómez, ex comisionado de Paz: Esta muerte generará una serie de reestructuración al interior de las Farc. Yo creo que Marulanda fue un guerrillero que pudo haber muerto bien si hubiese hecho la paz, pero murió siendo un miembro de un grupo terrorista más y ese es el camino que tendrán que seguir muchos que finalmente nunca llegaron a anda. Le dije muchas veces a Marulanda: ¿qué ha ganado usted durante tantos años en el monte? Fíjese que finalmente murió sin haber logrado nada para su gente, pues hoy las Farc no representan ni política, ni militarmente algo significativo en Colombia.

Maria Rod, comentario en El País: ...La muerte de tirofijo, por viejo o en un bombardeo, no es solo una victoria de Uribe, es una victoria de todos los Colombianos que celebramos con gozo la muerte de ese viejo asesino tirofijo que debe estar pudriéndose en el infierno. Gracias a nuestro Gobierno y las Fuerzas Militares también se acerca el fin de los secuestradores, asesinos y narcoterroristas de las FARC.

Martha Lucía Ramírez, senadora colombiana: Lo primero es esperar que no veamos ese espectáculo doloroso para Colombia de los mandatarios de Venezuela y Ecuador al hacer un minuto de silencio por la muerte de “Tirofijo”.

Piedad Córdoba, senadora colombiana (Radio Caracol): Es un golpe de la naturaleza y de la vida como pasa con cualquier ser humano . [...] Mucha esperanza por la paz, en el acuerdo humanitario y por la salida negociada al conflicto que vive Colombia. [...] No tengo nada distinto a saber de que era comandante y que obviamente era quien dirigía supuestamente toda la política de las Farc. [...] Me llama la atención que aquí se diga que nosotros prácticamente somos los voceros de las Farc, y ni el presidente Chávez ni yo sabíamos que se había muerto Marulanda.

En la foto de arriba, vemos a Piedad Córdoba posando con boina guerrilera junto a los comandantes de las FARC Iván Márquez, Rodrigo Granda y José Santrich. Casualmente, la inefable senadora del turbante acaba de anunciar un intempestivo viaje a Caracas so pretexto de
"trabajos de orden ideológico. Tenemos un Foro en Belem Do Para, en Brasil, el próximo miércoles con toda la izquierda latinoamericana pero fundamentalmente es de toda la intelectualidad para hablar del socialismo del siglo XXI".

¿No será que ha decidido hacer uso de su inmunidad parlamentaria para poner pies en el polvorosa exiliar a tiempo y escapar a la espada de Damocles de los ordenadores de Raúl Reyes, que la han puesto en evidencia? Por otra parte, llama la atención la estudiada circunspección de Granma al limitarse estrictamente a dar la noticia sin comentarios...

Sunday 25 May 2008

Muere o cae "Tirofijo", jefe supremo de las FARC

Pero lo mejor de este culebrón narcoguerrilero está al llegar

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Según un comunicado oficial del ministerio de Defensa de Colombia, Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda o "Tirofijo", habría fallecido el pasado 26 de marzo víctima de graves dolencias, según una fuente fidedigna de las FARC, o de recientes bombardeos de la aviación colombiana. Se sabe hasta la hora exacta de su defunción: 6 y 30 de la tarde.

De confirmarse la noticia, sería la baja (diferida) más demoledora sufrida en los últimos meses por el alto mando de las FARC tras la muerte de Raúl Reyes, el macabro asesinato de Iván a manos de su propio jefe de seguridad y la espectacular entrega de "Karina", comandante del otrora temible frente 47.



Por lo demás, la galopante desbandada de los guerrilleros es ya noticia cotidiana en la prensa y la radiodifusión colombianas. Entretanto, los archivos de las computadoras de Reyes, ahora autenticados por Interpol, siguen poniendo en evidencia a María Santísima, como se dice en nuestra Isla. Hoy mismo, sin ir más lejos, la versión digital del prestigioso semanario alemán de Der Spiegel revela, con nombres y apellidos, nexos entre las FARC y las cúpulas del Partido del Socialismo Democrático (PDS) y el microfraccionario Partido Comunista Alemán (DKP).


Desde hace al menos dos años se rumoraba que el legendario jefe de la narcoguerrilla, el más antiguo y astuto guerrillero de que se tenga noticia (se alzó en armas a raíz del asesinato de Gaitán hace la friolera de 60 años) se hallaba gravemente enfermo en paradero desconocido, presuntamente en una hacienda venezolana próxima a la frontera común, y ya no dirigía a su ejército irregular.



Al margen de la enorme trascendencia de su desaparición física, que esta vez parece segura, llama la atención una curiosa coincidencia con el misterio alrededor del estado de salud del Magno Paciente. A saber, la obviedad de que la izquierda antisistema sudamericana, al igual que el extinto bloque soviético, afronta un serio problema metafísico con el fenómeno de la muerte.

La de "Tirofijo" tiene todas las papeletas para ser el tiro de gracia a las FARC, que habrían perdido a su máximo símbolo, a su figura emblemática. De paso, se viene abajo estrepitosamente la última tabla de salvación de la narcoguerrila: lograr el reconocimiento de la comunidad internacional como fuerza beligerante y negociar una paz honorable con el apoyo de sus influyentes aliados extranjeros.

De nuevo, como a propósito de la reciente caída de Raúl Reyes, número dos de las FARC, habrá luto oficial u oficioso en La Habana, Caracas, La Paz, Quito, Managua... Sin embargo, a juicio de este comentarista, el varapalo definitivo está al llegar. Y tiene que ver con el desenlace del mito laboriosamente tejido alrededor de la ex senadora francocolombiana y actual rehén de las FARC Ingrid Betancourt.

A juzgar por el largo inventario de sus dolencias físicas y psíquicas, debía haber fallecido tras el fracaso de la última campaña hagiográfica orquestada por sus adoradores parisinos. Apenas un mes después, el clásico "donde dije digo digo Diego": la moribunda no sólo no lo estaba sino que se mantenía con la moral alta.

De pronto, sus valedores echaron a correr rumores de que su liberación era inminente. La bella, lánguida Ingrid era, o tal vez aún lo sea, personaje clave, idóneo, en el plan estratégico secreto de la narcoguerrilla para colgar honorablemente los hábitos verdeolivos y, una vez abierto proceso de reconciliación nacional, entrar en el juego electoral con una candidata presidencial envuelta en un halo de santidad gala a lo Juana de Arco. Con la desmititificación de Ingrid se vendrían abajo las esperanzas de un futuro civil para los jerarcas de las FARC sobrevivientes y sus secuaces en la partidocracia bogotana.

Su inminente reaparición en la palestra pública (según la agencia de prensa EFE, el presidente Uribe reveló anteayer en Florida que mandos de las FARC ofrecen liberarla a cambio de garantías de impunidad que les serán concedidas) promete ser el colofón de este rocambolesco culebrón narcoguerrilero. Y es muy probable que --como sucedió con su vice Clara Rojas-- la historieta tenga su coletilla romántica en la selva. Vivir para ver...

ÚLTIMA HORA: Entretanto, el alto mando de las FARC ha confirmado la muerte de Tirofijo. Rodrigo Londoño Echeverri, alias "Timochenko", miembro del secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, leyó el comunicado oficial en un vídeo divulgado por la televisora digital Telesur (Caracas) donde declara:

Con inmenso pesar informamos que nuestro comandante en jefe, Manuel Marulanda Vélez, murió el pasado 26 de marzo como consecuencia de un infarto cardíaco en brazos de sus compañeras y rodeado de su guardia personal y de todas las unidades que conformaban su seguridad, luego de una breve enfermedad.



Del anuncio se desprende que Tirofijo había estado comandando la narcoguerrilla dos meses después de muerto. Por tanto, las FARC mintieron durante igual lapso. Por si fuera poco, habiendo sido enterrado en el más estricto secreto, tampoco quedan claras las circunstancias reales de su muerte: pudo haber sido ocultada para evitar que se acelerase la desmoralización de sus vapuleadas huestes (Reyes había caído el primero de marzo en su santuario ecuatoriano de Sucunbíos), pero igual por haberse producido en territorio venezolano o, en efecto, bajo las bombas de Uribe.

Saturday 24 May 2008

Croquetas de ave... I

Cortometraje humorístico filmado en la popular barriada centrohabanera de Los Sitios, exactamente en la calle San Nicolas (entre Sitios y Rayos), muy cerca de la iglesia homónima y de la segunda residencia unihabitacional del Abicú en el barrio aledaño de Jesús María.

Bodega de barrio antes del 59 (foto del Blog de Tania Quintero)














La acción tiene lugar durante el Período Especial que --según Raúl Castro el pasado en el acto central por la efemérides del Asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953-- aún no ha terminado.

En el jocoso dicharacho "croquetas de ave...", la abreviatura es sinónimo irónico sobreentendido de "averigua". Otra expresión por el estilo igual de socorrida es "arroz con truco", o sea, hecho con cualquier sucedáneo cárnico que el cocinero tenga a mano. (Por cierto, el chiste intercalado sobre los ninjas cuatreros en el zoo habanero alude a espectaculares sacrificios ilegales ocurridos allí en los 90.)

Ambas frases datan de una fecha muy anterior a la crisis alimentaria provocada por el fin de los subsidios soviéticos a fines de los 80. En cambio, "Déjate de abuso" es un vulgarismo surgido a principios de los 90 equivalente a "No seas desconsiderado". Todavía se usa.


Croquetas de ave... I



En cuanto a las croquetas en sí, quienes no sean del patio deben saber que a partir de la llamada "Ofensiva Revolucionaria" del 68, entre otras barrabasadas económicas, las autoridades clausuraron casi todas las fondas y quioscos callejeros de frituras y chucherías.

A la venta quedó entonces, a todo lo largo y ancho de la Isla, un sólo tipo de croquetas de carne, más bien virutas de pellejos de dudoso origen. A menudo se adherían al cielo de la boca o, peor, a la plancha superior de la dentadura postiza, obligando al comensal a desprenderse la pegajosa sustancia con el índice o a quitarse la prótesis en plena calle. De ahí la graciosa alusión en el filme.

La escena en que el protagonista Veneno y su hija explican cómo confeccionan sus apetitosas croquetas es una parodia del programa de televisión Cocina al minuto, donde la difunta Nilsa Villapol solía dar sugerencias a las amas de casa sobre cómo aderezar platos tradicionales sin los ingredientes necesarios.

En ese aspecto, la situación ha mejorado algo, pero la entonces asediada población canina y felina en calles y tejados aún no se ha recuperado de los efectos demográficos de la cacería desatada en su contra. Por ejemplo, en la azotea frente a la casa de mi hermano en Francos esquina a Manglar, donde en las noches de luna llena acallábamos a los gatos a fuerza de proyectiles, ya no aulla ningún felino. Y en la prisión cienfueguera de Ariza, donde el Abicú estuvo hospedado entre 1991 y 1993, se podía adquirir un gato eviscerado y descuerado a cambio de dos o tres cajetillas de cigarrillos, que eran la moneda corriente de aquel penal de alta seguridad.

Croquetas de ave... II



Atención: No perderse el breve epílogo en la segunda parte, que aparece en medio de los créditos finales y remite a los dos diálogos introductorio entre Veneno y dos clientes. Si el espectador--sobre todo si es extranjero-- desconecta enseguida después del desenlace, corre el riesgo de no entender las frecuentes alusiones sutiles durante el desarrollo, ni el filme mismo.

Bodega de barrio en la actualidad

Monday 19 May 2008

Hora de "acostar al muerto a dormir"

O por qué no soy ni quiero ser martiano

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Este 19 de mayo se conmemora el 113 aniversario de la muerte de José Martí en una escaramuza sin importancia que de otro modo no habría sido reseñada ni siquiera por la historiografía más minuciosa. Sesenta y cuatro años más tarde, por efecto retroactivo en el imaginario nacional, aquella muerte, más bien un suicidio involuntario por temerario afán de notoriedad bélica, tendría mucho que ver con el abrupto final de la república fundada el 20 de mayo de 1902.

Sin embargo, aunque la romántica idea del martirologio es un mantra en su poesía, y la víspera de su primer y último combate él mismo lo había previsto en su célebre testamento epistolar, puede afirmarse con absoluta seguridad que el motivo inmediato de su último gesto no fue el mesiánico aludido en aquella carta inconclusa, donde le dice a su amigo Manuel Mercado:

...ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber --puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo--, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin.

Igual de traído por los pelos es el nexo conspirológico que establece a renglón seguido entre esa confesa finalidad antigringa de su gestión política y cualquier posibilidad real de que sus coetáneos interpretasen enseguida su muerte como una voz de alarma de cara al "norte revuelto y brutal que nos desprecia". Obviamente, Martí sabía a ciencia cierta que, salvo contadas excepciones, el liderazgo mambí estaba muy lejos de compartir su fobia a Estados Unidos.

Siendo así, debía intuir que la única vía para imponer su plan estratégico pasaba por su propia supervivencia personal a toda costa en aquel desigual enfrentamiento contra una España dispuesta a jugarse el todo por el todo en el inútil empeño por retener los restos de su imperio colonial. Pero, además, como él mismo había escrito en 1890:

El hombre de actos sólo respeta al hombre de actos. El que se ha encarado mil veces con la muerte, y llegó a conocerle la hermosura, no acata, ni puede acatar, la autoridad de los que temen a la muerte. [...] ¡La razón, si quiere guiar, tiene que entrar en la caballería! y morir, para que la respeten los que saben morir.

Por tanto, siguiendo su propia lógica, es incoherente pensar que Martí buscara realmente la muerte aquel 19 de mayo de 1895. A poco más de una semana de su desencuentro en La Mejorana con el --en el sudoeste oriental-- todopoderoso general mulato Antonio Maceo, partidario de dejar el gobierno y sus leyes para después de la victoria contra España, el prestigio de Martí entre los veteranos debía de andar por el suelo.

Por otra parte, sin duda aquella grafomanía suya le jugó una mala pasada en la manigua. Sin poder contenerse, solía dejarse ver escribiendo incluso a caballo en su diario de campaña. Estampa que difícilmente lo haya ayudado a ganarse la confianza de aquellos rústicos guerreros, en su mayoría analfabetos o semianalfabetos y con una pésima opinión acerca de los literatos.

De ahí su irresistible ansiedad, su prisa por foguearse en las cargas al machete para probarse a sí mismo, legitimarse a los ojos de una tropa suspicaz, hacer méritos en el campo de batalla y, una vez expulsados los españoles, hallarse en la posición de mando político-militar necesaria para inculcarle a la república naciente, a título de
ultima ratio, aquella vocación latinoamericanista y antiimperialista que escondía in pectore.

Quiso el azar concurrente que aquel 19 de mayo de 1895 los disparos mortales de un criollo de pura cepa se interpusieran en su camino al poder terrenal en la Isla. Fuera de toda duda está que Martí era un demócrata convencido que abogó por el estado de derecho y abominó de las luchas de clases y de todo tipo de dictaduras, incluida la marxista. No sin razón se ha dicho que, todo sumado, congeniaba con la socialdemocracia ortodoxa.

Cortometraje filmado en La Habana sobre
la manipulación de la figura de Martí





Ahora bien, imaginemos un escenario en que Martí hubiese sobrevivido hasta el 98 como
primus inter pares en el alto mando insurrecto. A la sazón, las tropas independentistas estaban en fuga frente a la aplastante superioridad española. Loco de remate, delirante habría tenido que estar Martí para oponerse en tales circunstancias a la intervención del US-Army, lo cual habría exigido de él arrogarse unas facultades omnímodas reñidas con su incuestionable afición al imperio de la ley.

De hecho, la élite militar y diplomática mambí no sólo aprobó en su momento la intervención del US-Army, sino que --los más de buen grado, los menos a regañadientes-- hizo cuanto estuvo a su alcance para provocarla, hasta salirse con la suya. Aquel desesperado quid pro quo (esto por eso) era el único remedio capaz de evitar un segundo Pacto del Zanjón y romper de una vez por todas el statu quo colonial.

Pero llevemos hasta las últimas consecuencias este imaginario ensayo retrospectivo y supongamos que, en efecto, un hipotético Martí irracional se aferra a su mesiánico plan, prevalece sobre sus compañeros de armas y osa lo que no hizo el general Máximo Gómez, esto es, hacer causa común con el gobierno español --propuesta efectivamente hecha
por el capitán general a Gómez y rechazada-- y virar las armas contra el invasor yanqui.

Consecuencias: España derrotada sin falta y, a la zaga de ella, aplastados a sombrerazos unas guerrillas insurrectas aún más divididas. Y militarmente ya de por sí tan irrelevantes que, por ejemplo, en la vida real, a la hora de la victoria se resignarían a acatar la humillante orden norteamericana de no entrar triunfantes en Santiago de Cuba. ¿Y qué otra cosa podían hacer, si en la relampagueante Guerra Hispanocubanoamericana apenas habían participado en calidad de tropas auxiliares?

Pero volvamos a la ficción. Luego, tras la proclamación de la república el 20 de mayo --o probablemente mucho más tarde debido a la mayor inestabilidad política--y la retirada de las tropas de intervención, habrían tenido que, por un lado, compartir el poder con un movimiento autonomista en alza y, por el otro, disuadir a las facciones más intransigentes para que no retornasen a la manigua.

Escenario que, a la luz del historial posterior de los generales y doctores mambises en el poder hasta el 33, tal vez no habría sido del todo desdeñable desde el punto de vista de la equidad e incluso de la solidez de la democracia en la Isla. Es curioso pero, aún así, a buen seguro el curso ulterior de nuestra historia no habría sido muy diferente.

Habida cuenta de que, al retirarse en 1902, ciertamente el Military Government puso la administración de la Isla en manos de la empobrecida élite independentista, pero igual se cuidó de no afectar los intereses de la colonia española. Ésta apenas había visto mermadas su propiedades, regía la vida social y detentaba el monopolio sobre el comercio minorista y mayorista,
interior y exterior.

¿Por qué no soy martiano?

De adolescente, polilla de anticuariado, solía recitar los Versos sencillos. Todavía me atrapan la sensualidad y conocimiento de mundo de Martí. De vez en cuando leía con placer algunos de sus escritos en prosa, especialmente ciertos pasajes realistas del Diario de campaña. En cambio, los Versos libres me resultaban demasiado pretensiosos y enrevesados. El Ismaelillo no me decía nada, y con el tiempo les fui perdiendo el gusto a sus citas: amén de ubicuas en la ciudad, excesivamente buenistas, a menudo bellos refritos de clásicos de la Ilustración y del siglo XIX.

En ese aspecto, no difería de mis coetáneos. A decir verdad, no me lo tomaba muy en serio que digamos. Hasta una tarde de fines de los 60 en que hube de chocar de frente con él por interpósitas personas. Cursaba el cuarto año de inglés en el Instituto Pedagógico Superior y a la vez impartía esa asignatura en el Preuniversitario Saúl Delgado cuando al alumnado de ese plantel del Vedado le tocó movilizarse al agro por mes y medio.

Por ese lapso me enviaron, sin excusas ni pretextos, a ganarme el sueldo como maestro de sexto grado en una primaria del municipio. Hete aquí que era época de exámenes en el Varona. Habiéndome percatado de que la obligación de preparar e impartir varias asignaturas a aquellos chiquillos insoportables no me dejaba tiempo para estudiar, me personé en la instancia municipal correspondiente para solicitar mi traslado a una secundaria básica.

En mala hora. Después de pelotearme de una oficina a otra, me citaron a una reunión con tres encopetadas metodólogas de rancio tufo burgués que al principio perdieron su tiempo tratando de disuadirme y al final toda su maternal paciencia. “El deber de un hombre está allí donde es más útil”, me espetó la jefa del añejo triunvirato femenino, citando a Martí.

Respondón como soy, antes de darme cuenta de las implicaciones de lo que iba a decir, repliqué: “Sí, compañera, ya lo dijo Martí. Pero, como él no está aquí para aclarármelo...”. No me dejó terminar la frase: “¡Salga de aquí inmediatamente! ¡Y aténgase a las consecuencias!”, chilló la vieja al borde de la ferecía. Por suerte, María Luisa, decana del Varona y ex combatiente de la Sierra Maestra, me tenía afecto y me tiró la toalla por segunda vez en la carrera. Aunque de manera nebulosa, ahí empecé a maliciar que el Apóstol podía ser un instrumento al servicio del poder.

Terminaría de entender todo el alcance demagógico de esas invocaciones sacras muchos años después, durante el verano de 1991, cuando ya me había pasado al bando contrarrevolucionario y era uno de los dirigentes de Criterio Alternativo. En una reunión conjunta celebrada en su apartamento, el líder de Proarte, un grupo disidente que se nos había sumado, describía con lujo de detalles una de sus más atrevidas actividades públicas contra el régimen.

Cada 28 de enero, natalicio de Martí, los miembros del grupo se daban cita en los portales del hotel Inglaterra y, discretamente separados a fin de no llamar la atención de agentes y chivatos, iban cruzando uno a uno la calle para depositar una pequeña rosa blanca sobre el pedestal de la estatua en el Parque Central. Una señal de protesta silente. Eso era todo. Zoquete como soy, le hice una pregunta que me granjeó su eterna enemistad de martiano ofendido: “¿Y ustedes creen que Martí toma nota del homenaje?

En realidad, ya hacía rato que me tenían hasta la coronilla ciertos disidentes con ínfulas de catequistas que, al menor rifirrafe teórico, viniese o no a cuento, halaban por el tomo de las
Obras Completas de José Martí que portaban siempre debajo del brazo y, al instante, te endilgaban cualquier cantidad de sentencias inapelables del "Maestro".

Al más puro estilo de los predicadores ambulantes de las sectas Testigos de Jehová o Ejército de Salvación. Por lo común, son gentes con graves dificultades para expresarse o nada de su cacumen que aportar. Preguntado por mis motivos para la subversión, hacían asquitos cuando les contestaba: mi sacrosanto libre albedrío, concuerde éste con los designios de Dios o del Diablo...

En fin, tocante a idiosincrasia, es por eso que ni soy ni jamás seré martiano. Él vivió su tiempo a su aire y yo aspiraba a otro tanto por mi cuenta y riesgo. De modo que les pido aquí, de todo corazón, a aquellos martianos incontinentes interesados en persuadirme de algo en presencia o vía correo electrónico que, por favor, prescindan de citas y me suelten lo que tengan en mente a título estrictamente personal. De lo contrario, no se molesten: a dos metros escasos de mi escritorio hay Martí en el librero cubano para guardar y regalar. Y no cuelgo su efigie en la pared porque ya se sabe que el Abicú presume de iconoclasta...


Precaución que --sin granjearles simpatías peninsulares a Washington-- no sólo confirió a la pujante colonia española una influencia económica equiparable a la política que habrían podido ejercer desde el principio los autonomistas en nuestra ficción histórica, sino que, al acentuar la rebatiña entre veteranos, coadyuvó al estallido de varios conatos de guerra civil, incluida la atroz carnicería contra los Independientes de Color en 1912. Con ella pusieron "en su lugar" a la negrada veterana, mayoritaria en la lucha contra España, desmintiendo el aserto martiano de que "cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro".

En ambos escenarios (donde el negro contaba poco), lejos de dejar sin argumentos a la primera de las dos generaciones funestas de la era repubicana, la de la lucha contra la Enmienda Platt, el Machadato y las desigualdades sociales bajo el signo del nacionalismo agresivo y/o la hoz y martillo, la refuerza en su fatídico recurso moral al legado martiano como factor legitimador del culto a las armas. Asaltos, ejecuciones y sabotajes extirparían de raíz los males de una república incapaz de superar en perfección a sus propios fundadores. (Foto: mediodía del 20 de mayo de 1902 frente al Malecón habanero.)

En los años 30 los Mella, Villena, Torriente Brau, Trejo, Guiteras, Chivás, etc., desempolvaron y reivindicaron a ese otro Martí mesiánico, antiimperialista, que acabamos de describir. Idealizados a su vez por la historiografía republicana, serían ellos el eslabón intermedio, la legitimación martiana de la siguiente hornada generacional: la de los años 50.

El castrismo está, pues, en su derecho a remitirse a las veleidades ideológicas de ese Martí fantasioso, intransigente e históricamente irresponsable de la carta a Manuel Mercado y tantos otros textos belicosos; a proclamarlo "autor intelectual" del asalto al Moncada al cumplirse el centenario de su nacimiento en 1953.

Fidel Castro se apoyaba en dos mitos fatales brillantemente resumidos en
Baracutey por el poeta Oscar Mario González en estas dos frases:

(1) Las imperfecciones de la república se debían a la ausencia de los principales próceres independentistas caídos durante la contienda.
(2) Todos los males de la república eran debido a los norteamericanos o a los imperialistas yanquis, como gustaba decir la izquierda. Los yanquis impedían gobernarnos adecuadamente.


No por azar Agustín Acosta Bello, el "poeta nacional" --destituido al inicio de la era socialista por burgués y liberal-- compone un poema que enseguida sería popularizado en diversas canciones y --como bien nos recuerda también Oscar Mario-- incluido en el canon pedagógico para todos los textos escolares de la enseñanza pública:
Martí no debió de morir,/ ay de morir./ Si fuera el maestro del día / otro gallo cantaría, / la Patria se salvaría / y Cuba sería feliz...

El artículo de Oscar Mario clasifica como un respetuoso intento de desmitificar a Martí. En contraste, descubrí hace unos días con asombro en
El Miami Herald un artículo hagiográfico titulado "Los fantasmas que atormentaban a José Martí". Lleva la firma de Ariel Hidalgo y, pese a subrayar su credo democrático, incluye pasajes inquietantes que le dan un cariz anacrónico y peligroso. Como éstos:

La república nacida en 1902, al día siguiente de cumplirse siete años de su partida, no era en verdad la que él soñó... Pero si bien nunca hubiera consentido con una independencia mediatizada por aquella enmienda impuesta por bayonetas de tropas de ocupación... desató la guerra que completó, con una última estrofa, el gran poema americano de Bolívar, Hidalgo y San Martín... Pero ahora, 113 años después, nosotros debemos proseguir esa lucha sin odios donde él la dejó en Dos Ríos... (Foto: izaje y arriaje simultáneo de las banderas de Cuba y Estados Unidos en el Morro.)


¡Ay, Dios! Por más que uno relea ese artículo, es evidente que el autor reivindica aquí ese pernicioso legado martiano como misión nacional inconclusa, o sea, de cara al futuro. Craso error: el papel de Fidel Castro desde 1959 hasta la fecha nunca ha consistido en otra cosa que llevar esa misión hasta sus últimas consecuencias, convirtiendo la Isla entera en una plaza sitiada a perpetuidad. La "paz" de que habla Ariel Hidalgo no tiene cabida en semejante contexto épico.

Y es que una plaza sitiada sólo puede ser gobernada precisamente por aquellos crueles métodos de ordeno y mando que Martí censurara al general en jefe Máximo Gómez en otra de las numerosas frases tan célebres como erráticas:
"Un pueblo no se funda como se manda un campamento".

Si como se deduce, pueblo es ahí república, el "Mártir Hermano" se equivocaba de medio a medio y Gómez estaba en lo cierto al aplicarles sin piedad el reglamento castrense al par de violadores asesinos que Martí pretendía librar del ajusticiamiento: los cubanos eran como eran y estaban en guerra, y aquello era un campamento de campaña con todas las de la ley.
Del choque frontal entre su Cuba platónica y la cruda realidad humana de la manigua brota la fuerza autodestructiva que lo impulsa a jugarse la vida en pos de la grandeza guerrera ausente en su expediente.

Por carácter transitivo, si el destino manifiesto de la cubanidad es cumplir el legado martiano, forzosamente la Isla tendrá que seguir siendo por los siglos de los siglos una plaza sitiada gobernada
manu militari bajo un régimen de economía de guerra, leyes draconianas y partido único. De ahí que, como vimos arriba, también en la alternativa hipotética, un Fidel Castro era probable. Antes, después o en el 53.

Es más, si alguien simulase en una computadora el máximo de escenarios distintos posibles:
dar la victoria a los guiteristas en el 33, disuadir a Chivas de su fatal alarde de suicidio, incluir a Fidel entre los muertos del Moncada, hacer que estallara a los pies de Batista la granada defectuosa arrojada por el comando estudiantil del 13 de marzo del 57, soplarles al oído al general Cantillo y estado mayor lo que les iba a pasar después del triunfo rebelde, dejar que Kennedy ordenase a la VII Flota apoyar a los mercenarios poniéndole el Morro de sombrero al Comandante en Jefe, qué se yo, difícilmente conseguiría eliminar por completo la probabilidad de alguna variante castrista. Fidel no va a morir en la cama por casualidad.

Para no volver a tropezar con la misma piedra habría que empezar, parafraseando uno de sus
Versos sencillos, por acostar a dormir de una vez el sueño eterno al Martí "Apóstol Nacional", "Santo de América", eslabon número uno que une al imaginario nacional con la tradición quijotesca castellana, fuente originaria de nuestra desgracia histórica. Para que no haga más daño y deje a nuestros hijos vivir en paz con su Némesis testamentaria, leamos esa epístola como lo que es: un cuento fantástico.

Y su falta de sentido del humor, porque Martí era un notorio cascarrabias obsedido por el morbo de fabricarse a sí mismo, de encarnar, proyectar su propia imagen crucifixial. Una sicopatología común a Fidel, Guevara o Chávez que es a la vez --haya sido Martí consciente o no de esa torva finalidad-- una estrategia eficaz para conquistar el poder absoluto, erigirse en semidiós de un pueblo olvidadizo compuesto mayormente por individuos semiletrados, milagreros, buscones e ingratos como para ellos solos. (Añádase una clase media culta acomplejada ante Europa Occidental, una partidocracia recostada a Estados Unidos y un patriciado nostálgico de la Madre Patria.) Su táctica más socorrida: prodigar elogios cuasi bíblicos a diestra y siniestra.

"Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre". Hablando de república, un lugar común por algo que desde la Revolución Francesa se llama derechos humanos (por cierto, irrespetados en la Isla pese a figurar en el preámbulo de la Constitución). De acuerdo, pero ¿cómo encaja ahí ese yo mosaico? "Karl Marx ha muerto. Como se puso al lado de los débiles merece honor...". Y Lenin, Trotski, Durruti, Ceaucescu, Mao, Kim Il Sung, Pol Pot, Fidel Castro, Guevara, Bin Laden, Hugo Chávez y Raúl Reyes también, porque en fin de cuentas, cada cual a su manera, fueron o son todos discípulos de Marx. Ésa idea --no frunzamos el ceño-- está en el centro del actual favoritismo retroprogre hacia los déspotas de izquierda. En cuanto a lo de “Ser cultos para ser libres”, hace unos meses pudimos hacernos una idea de su valía observando la conducta servil de los ilustres delegados al VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas Cubanos...


Cuando menos habría que descartar del legado martiano la parte mesiánica y anglófoba (no en balde era hijo de españoles), ceñuda y moralista, porque hasta a nuestros nietos, bisnietos y tataranietos les robaría la tranquilidad de espíritu. Es mil veces preferible que vivan sin grandes ideales, pero a la vez sin misiones teleológicas ni complejos de inferioridad en la aldea global tal como es y no en el paraíso del estoicismo imaginado por aquel literato romántico que quiso escribir su obra maestra en el cerebro de los cubanos.

Ese alien martiano, de factura netamente magisterial, mediático-intelectual, pudo haber engendrado monstruosidades similares en los años 30, parió al castrismo un ventenio después y, lo que es peor, es aún prolífero. Porque, dejémonos de cuentos, al margen de las preferencias literarias (lectores no sobran), a día de hoy ni en la Isla ni en el exilio abundan los martianos auténticos: fiel a sus principios, Martí si viviera, estaría otra vez muerto de bala, encarcelado o febrilmente consagradado en La Florida a los preparativos de su segunda expedición de "La Fernandina". De lo contrario, no sería el Martí que enseñan aún en los colegios de la Isla.

Salvo excepciones tan honrosas como extemporáneas, los martianos que van quedando sólo lo son de diente para fuera. (Es difícil serlo al pie de la letra o cambiando lo que haya que cambiar.) Por lo demás, nunca fueron muchos y, cómo no, celebraban la efemérides republicana con igual júbilo que las masas populares en 1902. ¿Y quiénes somos nosotros para enmendarles la plana a posteriori a nuestros abuelos? Tan fuerte fue el impacto del grandioso suceso que acuñaron un aforismo especial para la efemerides: "Caerle encima a algo o alguien como un 20 de mayo". Por cierto, de uso cotidiano a todo lo largo y ancho del archipiélago hasta hace poco.

Fazit:
Los exiliados consecuentes debemos conmemorar el 19 de mayo sobriamente, como el aniversario de la muerte de un gran escritor, que también fue patriota, al que sin embargo conviene digerir con cautela. Por suerte, insisto, raros, rarísimos son los criollos que todavía lo leen o se lo toman a pecho. Fidel Castro (se lo sabe de memoria) es, a justo título, uno de ellos. Otros, sin saberlo, bailan en el "baile extraño".

¿Motivo? Martí, que quiso abarcarlo todo en un abrazo sublime, dejaba a un lado el placer per se y la espontaneidad de la vida en clave de presente e inversión en el porvenir inmediato. En su lugar, proponía explícitamente el plan y la conspiración a largo plazo en aras de "un mundo mejor". Por eso sirve lo mismo para un roto que un descosido. Pero lo que urge a los cubanos de ambas orillas es una inmersión a fondo en las aguas heladas del pragmatismo anglosajón, un largo, paciente proceso de instrucción colectiva en el tema de la política como arte de lo posible.

Para empezar a transitar por ese camino, debemos rescatar la efemérides libertaria del 20 de mayo, día del nacimiento de una república imperfecta como nuestra mentalidad pero duramente conquistada por los nuestros, al alimón con los
Rough Riders de Teddy Roosvelt. Por librarnos de esa deuda de gratitud, el primero de enero de 1959 la perdimos --hasta quién sabe cuando-- en nombre de las quimeras librescas del "autor intelectual del 26 de julio": don José Julián Martí y Pérez, que en paz descanse...

Saturday 17 May 2008

Conclusiones de Interpol

Ninguno de
los ordenadores de las FARC ha sido
manipulado




Rafael Correa rechaza las evidencias
durante su gira europea y
recibe el
espaldarazo absolutorio de su colega

español José Luis Zapatero.
(El vídeo lleva copyright de Telesur,
la TV bolivariana)



Bufonesco desplante de Hugo Chávez
en rueda de prensa internacional


Monday 12 May 2008

El Neisse, río del destino para alemanes, polacos, checos y griegos

Resumen del seminario transfronterizo del PEN Exiliar celebrado en Marienthal del 13 al 16 de marzo de 2008

Por Wolfgang Schlott, Bremen

[Nota introductoria: El laberinto de la historia contemporánea del Viejo Continente es tan intrincado que ni las mentes más enciclopédicas, no ya de Sudamérica sino de la propia Europa, se han revelado siquiera medianamente capaces de captar toda la complejidad de este rompecabezas de naciones, etnias, culturas, idiomas, literaturas, religiones, mentalidades y conflictos históricos superpuestos y entrecruzados, latentes y en curso.

Abundan aquí amalgamas étnicas sorprendentes --a menudo conflictivas-- al interior de un mismo país, fruto de viejos o recientes flujos y reflujos transfronterizos, simultáneos o sucesivos.
El Neisse ha sido siempre una especie de limes acuático. (Foto: frontón de la abadía de Sankt Marienthal.)


Siendo
aún básicamente eurocéntrica la visión del mundo del intelectual promedio sudamericano, urge ampliar el tradicional foco occidental para obtener un insight mínimo que abarque zonas por lo común ignoradas del centro y el este. No sólo por tratarse de una región en alza sino también porque, sobre todo en el campo intercultural, idiosincrásico e identitario, los esfuerzos de comprensión mutua este-oeste en el seno de la Unión Europea ampliada pueden ser de gran utilidad para nuestro subcontinente.

Históricamente mimética y errática en el calco de modelos foráneos, América del Sur no es una región menos compleja y pujante. Sin ir más lejos, amén de la densa malla de añejas fobias recíprocas entre casi todos los países que la integran, ahora mismo se enfrenta al anacrónico fantasma del socialismo (sur-)realmente persistente lejos de su cuna europea.


Lo que
en el reducido espacio de una reseña el profesor Wolfgang Schlott deja entrever sobre el maratónico seminario del PEN Exiliar en Marienthal --que hizo hincapié en el fenómeno de transculturalidad y las secuelas psíquicas de ambos totalitarismos del siglo XX-- es apenas la clásica punta del témpano. Con todo, da una idea cabal de la inmensidad de las tareas por delante, sirve para ir entrando en materia con presciencia de piedras en el camino propio que alguna vez será preciso apartar para llegar más rápido al punto nodal por el que ahora transitan los europeos.

En otro orden de cosas, los planes de ampliación del selecto club son una buena noticia también para los exiliados de otros continentes. Finalmente,
El Abicú Liberal aprovecha la publicación de su artículo para rendir homenaje a quien fue sin duda una de las más extraordinarias, y eficaces, heroínas de la disidencia frontal en todos los tiempos: la polaca Irena Sengler, fallecida esta mañana a los 98 años de edad. Ver recuadro biográfico abajo.]

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El Neisse, río del destino...

Los ciento veinte escritores participantes debían conjugar cinco grandes temas (“Deportación y expulsión durante y después de la Segunda Guerra Mundial”, “Resistencia contra el nacionalsocialismo en Polonia y Bohemia Septentrional”, “Superación de la conflictiva historia contemporánea de las relaciones polaco-alemanas”, “Asentamiento de griegos y macedonios a orillas de Neisse después de 1949” y “Cooperación entre las regiones europeas después de 1999”). De ahí que el evento haya suscitado un vivaz intercambio de vivencias entre ellos.
(Vista aérea de la abadía de Sankt Marienthal, enclavada en un cerro bordeado por el Neisse.)

Sin duda, una agenda descomunal. Pero el convento de San Marienthal, idílicamente situado junto a la ribera del Neisse era, por múltiples razones, el sitio adecuado. La abadía cisterciense fue testigo de los horrores de la Segunda Guerra Mundial y de la historia represiva de posguerra. En el Centro de Encuentros Internacionales (IBZ en alemán) circundante se dan cita desde hace más de diez años personas ansiosas por superar las trágicas consecuencias de la escisión del Viejo Continente. Noble empeño propiciado por la agradable atmósfera de trabajo creada por la ejemplar hospitalidad de los anfitriones hacia los participantes.


Wolgang Schlott (n. 1941, Sulz, Turingia, RDA). Traductor políglota, ensayista, profesor de Historia y Literatura de Europa Oriental en la Universidad de Bremen. Considerado uno de los principales expertos en contra- y subcultura socialista, entre sus obras figuran numeros artículos y ensayos sobre la literatura samizdat en el extinto bloque soviético.


Autor de las monografías De la descripción del Holocausto al “Pequeño Apocalipsis” (1996) y La generación desheredada. La juventud rusa después de la Perestroika (1994), así como del catálogo Anatomía de los sentimientos (sobre la la exposición del pintor ruso Vladímir Jankilesvki).

Desde 2006 preside el Exil-P.E.N. Hasta ese año la filial alemana agrupaba a unos 110 escritores. Entre las tareas priorizadas por la presidencia están la captación de autores noveles extranjeros residentes en el ámbito de habla alemana; una mayor promoción de autores perseguidos (a iniciativa de Schlott ahora beneficia también a escritores exiliados no europeos, incluidos los cubanos); y el desarrollo de temas nuevos, como el estudio de las minorías europeas y la redefinición del concepto de literatura exiliar.


¡Condiciones óptimas, por tanto, para el intercambio de ideas entre alemanes, polacos, checos y ciudadanos greco-macedonios y polacos de origen macedonios! A ese fin, se optó por tres temáticas deliberativas: experiencias personales con la historia, tratamiento literario y factográfico de genocidios y represiones en forma de lecturas y disertaciones, así como de estudios científicos de sucesos dramáticos por historiadores y publicistas.

Así las cosas, a los seminaristas les esperaba un compacto análisis crítico del pasado, el presente y el futuro; un recorrido temporal a lo largo de 70 años de historia europea. Una parte considerable del apretado programa fue dedicada a los testigos presenciales de ambos sexos. El grupo de los sybiriacy (deportados a Siberia) informó acerca de la expulsión de más de 800.000 ciudadanos polacos por el Ejército Rojo y unidades especiales del Ministerio de la Seguridad del Estado a raíz de la ocupación soviética del este polaco el 17 de septiembre de 1939.

Tanto Edward Duchnovski como Bozena Dudzinska, ambos presidentes de la Asociación de Deportados a Siberia, mostraron su irritación ante las hasta la fecha inútiles gestiones para lograr que el gobierno de la República Federativa Rusa, en tanto que Estado heredero de la extinta Unión Soviética, se digne indemnizar a los sobrevivientes de aquellas deportaciones masivas.

Otro grupo de víctimas de la historia más reciente de Polonia hizo uso de la palabra: tres miembros del Armia Krajowa --Ejército Nacional fundado en 1942 por el Gobierno Polaco en el Exilio para preparar la liberación de Polonia de cara a la invasión del Ejército Rojo-- contaron sus vivencias personales después de 1945. En síntesis, se vieron obligados a pasar a la clandestinidad, pues en la Polonia comunista los miembros de aquel ejército clandestino eran perseguidos como criminales. Muchos de ellos fueron capturados y condenados a largas penas de cárcel. Un grupo más numeroso se estableció en los alrededores de Zgorzelec (zona oriental de Görlitz).

Quiso el azar que, por mediación de la ciudadana polaca Majewska, una de aquellas familias asentadas en Görlitz (la Dra. Silke Naumann y su hijo Martin) reparase en la existencia de este grupo. Desde hace ya más de diez años atienden a más de dos docenas de antiguos miembros del Armia Krajowa. Labor solidaria a título voluntario documentada de manera impresionante en sus informes.

Uno de los aspectos transfronterizos especiales del seminario consistió en el hecho de que también los alemanes deportados tras la derrota del Tercer Reich hicieran escuchar sus voces en forma de relatos de testigos de la época y de textos literarios. Sin amargura ni rencores, Horst Moudry, oriundo del Frylant bohemio, describió su calvario de vejaciones y arbitrariedades después de 1945. Siendo alemán de los Sudetes, Horst se había quedado en Checoslovaquia. Como castigo, lo obligaron a trabajar durante cinco años en una mina.

Werner Kutscha, de Landau, Palatinado, presentó su libro Atrapado en la patria, donde condensó sus vivencias desde que a la edad de catorce años sufriera en carne propia la deportación de los sajones de las zonas de Bogatynia situadas en la ribera oriental del Neisse. En el libro responde a este interrogante: ¿Con cuáles sentimientos arribaban los alemanes deportados del este de Polonia a la zona que las autoridades les habían asignada como futuro espacio vital?

En curioso contraste, en su novela Las espinas del viento, Halina Barań, escritora polaca nacida en Bogatynia, aborda desde la perspectiva del siglo XXI la problemática de los deportados polacos que viven en su región natal. Aquí la nostalgia por el terruño de otrora en la Ucrania actual oscila entre la eufemización de sus modos de vida de antes y el deseo de regresar alguna vez al terruño. Actitud similar a las de los alemanes deportados, que sueñan con una breve visita a Pomerania o Silesia.

¿En que consiste, pues, la diferencia entre ambos destinos generacionales? ¿Deben dictaminar al respecto los poetas con sus metáforas acerca de 'ambitos culturales superpuestos, “transculturales”, donde se mezclan las culturas y ocupa también un lugar en la mente la posibilidad del retorno?

A los ojos de Milan Hrabal, poeta lírico procedente de Varnsdorf, Bohemia Septentrional, se trata del aferramiento, en medio del acontecer histórico, a una entidad cuyos contornos son, por desgracia, cada vez más difíciles de discernir. Sus poemas, traducidos al alemán por mi colega sorbia Róża Domašcyna, despertaron entre los oyentes mucha más atención que sus reflexiones histórico-culturales acerca de sus experiencias personales con la censura historiográfica en la Checoslovaquia comunista.

Por la senda de esos haces de vivencias historiografiadas transitaron enseguida otros dos ponentes checos. El joven experto en historia contemporánea Jan Heinzl, de Hejnice, presentó --trazada, por cierto, con notable precisión-- una panorámica de los sucesos históricos en Bohemia Septentrional entre 1938 y 1950. Y la periodista Alena Wagnerova (Saarbrücken/ Praga) abordó el destino de los "otros alemanes”, o sea, de los opositores a los nazis en la checoslovaquia de los años 30.

¿Y el asentamiento de griegos y macedonios al este del Neisse en los años 50? Lo que para la parte del auditorio proveniente de Zgorzelec era un hecho harto conocido, a la mayoría de los alemanes participantes en el seminario les sonaba a leyenda cuajada de misterios.

El Prof. Stefan Troebst [foto de al lado], historiador de la Universidad de Leipzig, descorrió el velo sobre el reasentamiento, dirigido desde Moscú, de más de 50.000 griegos y macedonios. Forzados a huir durante la guerra civil, fueron redistribuidos en distintos países socialistas. Entre los alrededor de 15.000 fugitivos asignados a Polonia, varios miles acabaron en campos de refugiados del sudoeste del país.

Troebst trazó un minucioso fresco del destino de la colonia greco-macedonia. Además, debió hacer frente a aportes polémicos por parte de polacos de origen griego presentes en Marienthal, quienes en parte subrayaron la especial asistencia de las autoridades polacas y germanoorientales en la entrega de viviendas y víveres. En cambio, como señaló el ponente, se mostraban reacios a entrar en el tema de la vigilancia sistemática por parte de la Seguridad del Estado.

En tales disputas se iban esbozando ya los primeros dividendos concretos del seminario en cuanto a comprensión temática se refiere. A renglón seguido, esos conocimientos se reforzarían durante la presentación del manual Geschichte verstehen - Zukunft gestalten (Entender la historia. Crear el futuro), Dresde/Cracovia, 2007.

Editados por Kinga Hartmann por encargo de la agencia pedagógica sajona Bautzen y elaborados por un grupo de historiadores polacos y alemanes, sin lugar a dudas los Materiales docentes sobre las relaciones –polaco-alemanas en los años 1933-1949 (foto de al lado: portada del libro) marcan un hito en la enseñanza escolar de la historia desde la ótica científica de ambos países.

Las profesoras asistentes en representación de sendos liceos de Polonia y Alemania informaron acerca de los ensayos prácticos con dichos Materiales docentes... en la fase superior del bachillerato. Lamentablemente, los alumnos y alumnas anunciados en vísperas de la inauguración del evento no pudieron intervenir a causa de problemas organizativos.

En cualquier caso, la consiguiente cancelación del diálogo intergeneracional, una falla indudable del seminario, podría suplirse en un simposio posterior que aprovecharía las experiencias concretas del manual. Las ilustrativas explicaciones del catedrático Krzysztof Ruchniewicz, uno de los científicos a cargo de Los materiales docentes... resultaron convincentes tanto en el aspecto didáctico como en el metodológico, aunque las experiencias de aplicación concreta en la enseñanza aún se hagan esperar.

El evento de tres días tuvo otros dos puntos de apogeo que a la vez fijaron el marco temporal de la temática. La lectura introductoria de pasajes del libro de Anna Mieszkowska La madre de los niños del holocausto, sobre el rescate de millares de niños del gueto de Varsovia por parte de Irena Sendler, puso sobre el tapete el tema del recuerdo admonitorio del genocidio.

La asombrosa leyenda de una polaca en el gueto de Varsovia

Irena Sendler in Memoriam


Considerada la "Schindler" polaca, Irena Sendler falleció justamente hoy 12 de mayo de 2008 a los 98 años de edad. Conocida por el epíteto de "Ángel del gueto de Varsovia", esta modesta enfermera polaca había sido propuesta para el Premio Nobel de la Paz por ex presidente polaco Lech Kaczynski, con el respaldo de gobierno israelí, de las autoridades de Oswicim (Auschwitz) y de los supervivientes judíos del Holocausto.

En el lapso que va de la invasión alemana en 1939 hasta el heroico alzamiento y fin del gueto de Varsovia con la orden de exterminio cursada por Hitler en 1942, Irena , jefa Bienestar Social en Varsovia y miembro de la clandestina Zegota (Resistencia Judía), les salvó la vida a unos 2.500 niños entregados por sus padres con ese fin, muchos de los cuales sobrevivirían para agradecérselo.


A fin de pasar inadvertida, solía recorrer el gueto con la estrella judía en la solapa. Escondía dentro de un pomo enterrado al pie de un manzano los datos de identidad de cada criatura. Al menos en dos ocasiones escapó a la muerte: la primera vez, su nombre llegó a figurar en la lista de ejecuciones de las SS. En realidad, sus compañeros de la Zegota habían sobornado a los custodios alemanes para que la dejaran escapar de la fila de condenados.


La segunda vez la salvó primero su coraje en los calabozos de la Gestapo: pese a que le quebraron piernas y pies durante las sesiones de tortura, soportó los atroces interrogatorios sin confesar su “delito”. Más tarde, ya sentenciada a la pena capital, de nuevo le sonreiría la suerte: en el que debía ser el último cuarto de hora de su existencia, mientras era conducida al paredón, la rescató un oficial alemán reclutado por la Zegota.


Al órdago que sí no pudo escapar esta temeraria mujer, de firmes convicciones socialistas al menos hasta poco después de la toma del Reichstag, fue el de la implantación del “socialismo realmente existente” en Polonia: su heroísmo y espíritu de sacrificio frente al invasor nazi encajaba a la perfección en el imaginario marxista-leninista, no así su proverbial nobleza y honestidad.


Razón por la cual su historia sería ignorada en su país (en 1965 la habían concedido en Israel el título de “Justa” creado para premiar a los gentiles que socorrieron a judíos) a lo largo de 40 años. Hasta que unos estudiantes norteamericanos la sacaron del anonimato forzado. Hollywood anuncia un largometraje biográfico. A continuación, las citas más conocidas de entrevistas con ella:


La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad. [...] Podría haber hecho más. Este lamento me seguirá hasta el día que muera.


Conseguí, para mí y mi compañera Irena Schultz, identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Más tarde tuve éxito en conseguir pases para otras colaboradoras. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto.

¿Puedes asegurar que vivirá? [le preguntaban los padres al entregarle a sus hijos] En mis sueños, todavía puedo oírlos llorar cuando dejaban a sus padres. Envié a la mayoría de los niños a establecimientos religiosos [...] Sabía que podía contar con las hermanas. [...] Nunca nadie se negó a aceptarme un niño.



En la ponencia del cierre, Karl-Heinz Lampertz, ministro presidente de la comunidad germanoparlante de Bélgica, disertó acerca “Las eurorregiones en Europa Central y Occidental. Coincidencias y diferencias”. El autor expuso conceptos políticos concretos acerca del significado de las regiones fronterizas en la Europa unida, desarrollando visiones aprehensibles de la convivencia entre los pueblos. El hecho de que el autor vinculara sus vivencias personales con largos años de experiencia en el Consejo Europeo, atizó la curiosas del público, que prestó gran atención a su ponencia.

Auspiciado por el Centro de Encuentros Internacionales en Sankt Marienthal y la Fundación Alfred Krupp de Bohlen y Halbach, el seminario logró combinar el tesoro de experiencias de los testigos de la Segunda Guerra Mundial con los conocimientos científicos y literarios de un período que constituye uno de los capítulos más sombríos de la historia europea.

Los participantes escucharon a los sucesivos ocupantes del podio con sumo interés, si bien la apretada secuencia de ponencias y lecturas dejaba poco espacio al debate. Una realidad que los organizadores del fascinante seminario, la Dra. Beata Bykowska (IBZ) y Hans Lindemann (Exil-P.E.N.), seguramente tendrán en cuenta a la hora de planear futuros eventos a orillas del Neisse.