Tuesday 29 July 2008

Pausa por vacaciones de verano

Queridos amigos:

Como habrán notado, llevo varios días fuera del aire. Siento no haberles avisado a tiempo que estaría en Alicante hasta el 4 de agosto con mi Hermana Mayor y mi Media Naranja. Pensaba subir al blog algún que otro comentario de vez en cuando, pero resulta que nuestro hostal afronta serias dificultades con la red doméstica.

Y, aparte de una descortesía hacia Anna y Fela, maldita sea la gracia que me hace la idea de postear desde un Café Internet de la Rambla. Eso sin contar que el pasado 25 de julio festejamos aquí el LX Aniversario Oficial del Natalicio del Abicú. La efemérides real de tan memorable alumbramiento en Cárdenas (22 de junio), ya había sido celebrada por todo lo alto en Colonia.

En solidaridad con "nuestro pueblo", hemos decidido apretarnos esta vez el cinturón hasta el último orificio. Así que, aprovechando sendas cocinas en ambos estudios (Fela tiene el suyo aparte), hacemos la factura del día en Mercadona y el Mercado Central para, salvo un par de excepciones intercaladas en que lo hacemos en restaurantes, cenar inter nos.

Igual se desayuna en casa al filo del mediodía y merienda por la tarde en la cercana playa del Postiguet. Pues, a no ser que el canciller Moratinos interponga sus buenos oficios y San Obama ampare a los nuestros allá en la Isla, se acercan "tiempos duros, difíciles". Y no todo pueden ser siempre sólo "buenas noticias", como sabiamente anunciara el Hermanísimo este 26.

Especialmente, para mi pobre Hermanita: vuela de regreso a Alamar el próximo 19 de agosto, después de haber padecido durante tres meses las angustias de esta cruel sociedad de consumo peninsular, donde cada verano Anna y Jorge vienen religiosamente a hincharse de pescados y mariscos, de sol, mar y arena...

El Abicú

Saturday 19 July 2008

Los abicúes no aplastan cucarachas

Sobre la lección magistral de lenguaje recién impartida
a mi Alter Ego por Johnny Cricket, alias al "Tirofijo"

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Queridos amigos, gracias por haber detectado ese golpe bajo contra mi Otro Yo. Acabo de darle el parte al Abicú. Para mi sorpresa reaccionó con supremo desdén: "Ése tipo simplemente no está a mi altura. Por favor, vuelve a entrar en blogger.com y ponle el dichoso acento a 'revólver'. Ah... y no dejes de darle las gracias a nombre mío por lo del gazapo como por habernos recordado a nuestra primera maestra de Español. [Foto: Tirofijo con pasamontañas.]

La 'lengua más rica del mundo', según ella que, a diferencia del "Tirofijomalanga" (cortesía del lector que firma con el seudónimo de Oxiuro) que me alecciona magistralmente en "CIBERGAZAPOS (o más abicú y menos liberal)", sólo dominaba el castellano. En cuanto a lo del gatillo, el revólver y las sienes, no pienso perder tiempo y esfuerzo intentanto embutirle en el cráneo las sutiles reglas del tropo a ningún socotropo. Pese a que al parecer el de marras aún ha de tener la fontanela abierta de par en par. ¿'Golpe bajo lingüístico', dices tú?
Con la lengua ese pibe no pega ni sellos. 'Contri' menos ofensas. He dicho yo".

Protuberó el bembo inferior en señal de desprecio y no dijo más. Ni falta que hizo. Por onda telepática, me llegó el trasfondo anecdótico de su renuencia a pegarle por debajo de la faja o reventarle un yiti en el moropo al tal Tirofijo (salvo en el dominio del castellano, nada que ver con el legendario Marulanda). Sí, en la tentativa de apolimarle la testa al susodicho sin despanzurrarlo, ambos nos habíamos acordado de ciertas escenas frecuentes durante las noches lluviosas en nuestro nido de amor del Parque "Quintín Bandera", más conocido por parque Trillo.

Allí el Abicú y su Alter Ego compartían barbacoa con Saudosa Jabada de Egipciacos Nombre y Modales que correspondía con creces nuestra absorbente pasión por ella, nos admiraba y, la tuviéramos o no, daba la razón en todo a ambos a partes gemelas. Salvo en un detalle insignificante y, para eso, casi siempre sólo al Abicú, que era el que dormía del lado de la ventana que daba a la calle y al balcón.

Cuando --lo dicho, durante las noches húmedas-- de repente se oía en la oscuridad el espeluznante aleteo de una cucaracha voladora, aquella Bella Hija de Ochún perdía su habitual ternura y compostura a nuestra vera. Ahogándose de asco, era todo uno en ella levantarse de un brinco, encender la luz y alcanzarle una chancleta de palo al Abicú para que despachurrara al ventrudo insecto cuanto antes, dondequiera, sin contemplaciones...

Pero a esa hora mi Alter Ego, el hombre menos adecuado del mundo para llevar a cabo aquella ejecución sumaria, solía dejar escapar al lerdo bicho en el inútil, aparatoso intento de atinarle un chancletazo letal justo en medio de la diminuta cabeza hueca, entre antena y antena. Por lo que me concierne, erizado de asco sobre el mullido lecho, permanecía inmóvil, cada vez más encogido por un espanto que me daba comezón en la calva.

Expectante, porque sabía de memoria lo que enseguida ocurría: Nuestra Emperatriz, armada de súbito coraje y la pareja de la cutara, apartaba al atolondrado Abicú y le asestaba a la aterrorizada cucaracha un fulminante chancletazo en plena panza. Atroz al oído la eclosión; insoportable a la vista los chiguetes de miasmas verdosos, ambarinos, amarillentos, blanquecinos; insufrible a veces el espectáculo del caparazón sobreviviente reptando errático con el tripero a rastras...

Del nauseabundo tufillo, para qué contarles: por más que Nuestra Inolvidable Difunta le diera bayeta enjabonada hasta el desmayo al sitio del ortoptericidio (de "ortóptero", cucaracha) y sus aledaños, por más que echáramos a andar los dos ventiladores a todo trapo y en cruz, seguía aferrado al aire de la alcoba durante toda la madrugada.

En fin, seguro que ya Ustedes habrán adivinado la moraleja de este cuento: "Ciertamente, el Abicú no es un paquidermo, mas
horror le inspira la abominable tarea de aplastar cucarachas". Más aún cuando tan pronto como pasado mañana, en la grata compañía de su Media Naranja y su hermana mayor, vuela a la Costa Blanca, no debiendo cerrar la casa con ese maloliente buqué. Por lo demás, su Otro Ego, quien de buen grado le habría dado por la cabeza al atrevido de Johnny Cricket, no sé, no atino a encontrársela sobre los hombros...

PD: Lo cortés no quita lo valiente: ¡Gracias de todo corazón, Mr. Cricket, por la publicidad! Agradezco sugerencias. Igual puede Usted insertar sus medulares comentarios en este blog. Así el aludido se entera a tiempo, y se fomenta el debate. Eso sí, en vista de que tanto pica, prometo insistir pronto sobre el tema de Díaz Lanz y los intrépidos Aquiles de la fase insurreccional del castrismo.

Espero contar con su exquisita prosopopeya, no sólo prosódico-morfosintáctica sino también política, histórica y filosófico-metafísica. ¿De que patas aún ignoradas por el Abicú cojea ese Miami que conoce Usted como la palma de su mano? Desde luego, el símil de la cucaracha no es más que un divertimento cordial. No se lo tome tan a pecho, por favor. Hasta entonces...

Thursday 17 July 2008

"El destino de Cuba" y "El regreso del Che Guevara"

Dos textos de una rara ave intelectual y académica rioplatense que no entona pregones procastristas

Jorge A. Pomar, Colonia

Rogelio Alaniz. Argentina. Historiador, catedrático de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), periodista y ensayista argentino, es autor de la monografía La década menemista (UNL, 2000) y de la novela Aquellos fueron los días (UNL, 2002). Igual tiene en su haber una popular serie biográfica de personajes históricos argentinos cuyo tercer volumen, titulado Hombres y mujeres en tiempos De Roca a Sáenz Peña, fue lanzado a fines de junio. De los dos anteriores, Hombres y mujeres en tiempos de Orden. De Urquiza a Avellaneda y Hombres y mujeres en tiempos de Revolución. De Vértiz a Rosas, el primero se reporta ya como agotado en el catálogo digital de Ediciones UNL. [Cuadro: Nave de los locos, El Bosco. Óleo sobre tabla, Museo del Louvre, París.]

Sobre su receta historiográfica, comenta el propio Alaniz: “Hay un historiador que dice que si un libro no tiene cuatro o cinco citas por página no es un libro de historia, sino de ficción. Entonces éste es un libro de ficción porque yo no hago cuatro o cinco citas. Lo que uno sabe viene de diferentes libros. A mí me interesa cómo se digiere esto y se traduce en palabras. Me importa respetar el saber histórico, pero también respetar este campo de la invención histórica que tiene que ver con la literatura y con la ficción. La ficción no es mentira, sino que se propone otro tipo de verdad”.

Harto conocida es la inmensa popularidad de la mal llamada Revolución Cubana (“Contrarrevolución” sería lo justo) en Argentina. Curiosamente, a 40 años de su nada gloriosa caída en Bolivia, todas las encuestas dan al Che Guevara como el personaje más ilustre de la hagiografía argentina. Esta aberración del imaginario nacional en el fantasioso país del tango --el santafesino sin duda la deplora pero la descarta por comprensiblemente vana e inocua en el artículo de contra-- clasifica como una caprichosa, tenaz obnubilación colectiva propia de ciego vidente que vio claro a priori (en vida el “Guerrillero Heroico” nunca fue profeta en su tierra), sólo para luego cerrar los ojos a posteriori y erigirle, por subvención pública, descomunal estatua a la rabia del condotiero maoísta muerto en hedor de fracaso lejos del terruño.

Por fortuna, no todos los argentinos ven el mundo a través del cristal surrealista. Se sabe a ciencia cierta: en la ribera occidental del río La Plata abunda también, junto al compadreo y a una inveterada cursilería del compadreo lunfardo y del populismo sentimental a lo "No llores por mí Argentina", el menos común de los sentidos. Y justo de ese sentido común hace gala Alaniz para captar sin rebabas en unos pocos párrafos tanto las esencias raigalmente contrarrevolucionarias del fidelismo clásico como las sutilezas del dilema que tiene por delante la sucesión raulista en su hasta ahora vacilante, medrosa agenda. [Estatua de chatarra al Che en El Alto, Bolivia.]

Tan grata ha sido la impresión que le ha dejado al Abicú la lectura de “El destino de Cuba” que, a sabiendas de estar incurriendo en delito de irrespeto multable al copyright, lo reproduzco íntegro a continuación para deleite de sus lectores, amén de lección magistral de tino y cordura en el género para nuestros numerosos plumíferos ultramoderados, tan dados todos ellos a partir pelos en cuatro a la hora de detectar avances significativos en esta recta final de nuestra media centuria de singladura por el “mar de la felicidad” a bordo de esa nave de los locos que lleva en la Gorgona del mascarón de proa, pintado con sangre y heces fosforescentes, el aún seductor rótulo de “Revolución Cubana”.

Esperpénticas, dignas del pincel del Bosco fueron también, por cierto, las escenas del izaje (cuatro toneladas de llaves que, como el homenajeado, ya nada abrían) de la estatua echa al Che en Rosario, su ciudad natal donde algunos de los que tuvieron el gusto o disgusto de conocerlo y olerlo de joven lo tenían poco menos que por un enajenado mental. Así que de ñapa inserto una semblanza del Che visto por Alaniz: "El regreso del Ché Guevara". Y valga el simbolismo: igual regresó literalmente en chatarras a otro país andino donde en vida fue tan mal acogido que el supino desdén indígena lo llevó a la tumba.

Como notará el lector al día con los acontecimientos reseñados por el santafesino, era éste un post que se me había quedado a medio hacer. (Varios blogs cubanos divulgaron en fecha El destino de Cuba.) Lo subo ahora debido a la calidad de ambos artículos, que no han perdido actualidad. Sin más, como de vez en cuando conviene enterarnos de que no estamos ni tan solos ni tan locos, los dejo con una de las raras aves intelectuales sudamericanas que no suma su voz a la coral de los pregones procastristas en Sudamérica...

El destino de Cuba
Por Rogelio Alaniz, Santa Fe, Argentina

Tomado del diario El Litoral

El dilema que se le presenta al régimen cubano es acerca de la naturaleza de los cambios. Como las viejas consignas sesentistas, la alternativa en Cuba es revolución o reforma. En cualquiera de los casos, Cuba ya no volverá a ser la misma. El último freno a las transformaciones es Fidel Castro. Él y un puñado de incondicionales siguen creyendo que Cuba es un paraíso que en soledad resiste al imperialismo. La calamitosa calidad de vida de los cubanos, a estos revolucionarios de la vieja guardia no les dice absolutamente nada. Según ellos, lo importante es vivir con poco y nada, pero mantener una alta moral revolucionaria. En todos los casos, los culpables de las necesidades de la población son los yanquis. [Foto: Rogelio Alaniz.]

Por lo pronto, la sucesión en el poder se hizo al mejor estilo comunista: el hermano menor sucedió al hermano mayor; como en Corea del Norte, el hijo sucedió al padre. El régimen no habrá formado al hombre nuevo ni habrá creado la sociedad igualitaria, pero queda claro que no es liberal y mucho menos republicano. El poder en Cuba se parece más al de un sultanato tropical que al autogobierno de los iguales como profetizaban los viejos socialistas. También queda claro que la propiedad privada no existe. Por lo menos no existe para el hombre de la calle, porque para los inversores extranjeros y los burócratas, los beneficios son notablemente altos.

Raúl no es lo mismo que Fidel. Es la continuidad del poder, es responsable como su hermano de todas las barrabasadas, crueldades y delirios cometidos, pero a juzgar por quienes lo conocen dispone de algunos centímetros más de sensatez y sentido común. En principio, nadie en el Partido Comunista cree en el marxismo o en algunas de esas versiones teóricas. Desde hace años, se sabe que el marxismo como corpus teórico es una materia de estudio en las universidades capitalistas. En Cuba como en la URSS el legado teórico de Marx fue triturado por la dictadura.

El régimen cubano es pragmático y su único principio es el ejercicio absoluto del poder. La diferencia que se podría registrar entre Raúl y Fidel, es que el primero tiene una visión menos épica, menos trágica de la política. Esa aptitud le permite distinguir algunas realidades que para Fidel son inexistentes. A Raúl no se le escapa la miseria material en la que está sumergido el pueblo cubano. Tampoco desconoce la hipocresía de un régimen que dice luchar contra el imperialismo pero tiene como moneda real de cambio al dólar y el euro. Para el realismo de Raúl, no existe ni hombre nuevo ni juventudes revolucionarias. Lo que hay son necesidades, corrupción cotidiana y ejercicio habitual de la prostitución como alternativas de la pobreza.

Digamos que las nuevas autoridades son más o menos conscientes de los límites del poder que han heredado. Formados en el despotismo, no creen en la democracia, mucho menos en el pluralismo, pero desean que su poder sobreviva. Por lo tanto, estarían dispuestos a iniciar un proceso de reformas muy lento, muy controlado, en la mejor línea gatopardista: cambiar algo para que nada cambie.

Esta estrategia puede ser viable, pero dependerá de una compleja red de factores. En principio, el juego político dependerá de las relaciones entre la burocracia del partido y la estructura militar. En Cuba, el poder es despótico pero no está unificado. Retirado Fidel Castro del poder real, esta tendencia se ha acentuado. El aparato político debe negociar no sólo con las Fuerzas Armadas, sino también con los influyentes funcionarios de las empresas estatales, muchos de ellos con ambiciones privatistas muy parecidas a las que en su momento desarrollaron los burócratas rusos.

La estrategia de Raúl se orientaría en la dirección a la que en su momento emprendieron los chinos y los vietnamitas. Las reformas apuntarían hacia una suerte de capitalismo de Estado con una mínima ampliación de las libertades. Maravillas de la historia: la salida de la revolución castrista sería un régimen capitalista sin sus virtudes y con todos sus defectos. Cincuenta años de supuesta revolución socialista producirían ese milagro.

Los diez millones de cubanos que viven en la isla están habituados o resignados a convivir sin libertades y a sobrevivir en la ilegalidad. Los cubanos se han hecho expertos en el contrabando, la venta ilegal de mercaderías, la corrupción hormiga y la prostitución en todas las variables imaginables. Tres generaciones sacrificadas en el altar del delirio comunista produjo ese magnífico resultado. El cubano medio no cree en nada que se relacione con la política. Su destreza principal es el arte del disimulo. Si lo convocan a manifestarse con banderas, obedece y grita consignas hasta enronquecerse para que el comisario político quede satisfecho.

Después regresa a su vida cotidiana y hace la suya. Sabe --el aprendizaje lo adquirió con sangre, sudor y lágrimas-- que al régimen hay que soportarlo, y que lo que vendrá en todos los casos produce miedo. El orden castrista ha logrado un ciudadano medio indiferente, sumergido en sus propios problemas, descomprometido de todo lo que sea preocupación pública y muy miedoso. En la jerga marxista de otros años, esta tipología habría expresado la moral pequeño burguesa más ruin. En nombre del marxismo, Fidel Castro hizo posible aquello que el régimen capitalista más despiadado nunca pudo realizar plenamente.

La otra alternativa que se le ofrece a Cuba es la revolución. Conservadora o liberal pero revolución al fin. Hoy esta posibilidad es la más remota. Sin embargo, la inamovilidad del régimen, su rigidez política podría llegar a alentarla. Si todas las alternativas reformistas se cerrasen, tarde o temprano el régimen estallaría, como ocurrió en su momento con la URSS. Que el modelo político cubano haya sido un calco del soviético, autoriza a pensar que su fin puede llegar a ser parecido.

Por lo pronto, hoy no hay indicios de una salida semejante. Aunque uno de los rasgos salientes de estas revoluciones es su celeridad: una coyuntura internacional desfavorable, un escándalo político, un ajuste de cuentas entre facciones internas y todo se derrumba. También en estos casos se cumple el principio establecido por Lenin para diagnosticar condiciones revolucionarias: cuando los de abajo ya no soportan vivir como viven y los de arriba ya no pueden gobernar como lo hicieron.

En contradicción con los vaticinios castristas de que el régimen debe defenderse del sabotaje imperialista, para los gobiernos de Estados Unidos en principio no está contemplado ningún cambio en la relación con el régimen cubano. El embargo continuará, gane Obama o Mc Cain, porque en lo fundamental --para los gobiernos republicanos o demócratas de Estados Unidos-- el cliente principal a atender es el cubano, pero no el de la isla sino el de Miami.

Cuba hoy no molesta a los yanquis. Concluida la Guerra Fría, Castro sólo es un peligro para los cubanos. Por su parte, los míticos "gusanos" están hoy más interesados en vivir en Estados Unidos que en regresar a la isla. Puede que los más viejos --por razones biológicas, una ínfima minoría-- guarden frescos sus viejos rencores, pero la gran mayoría de la población ha organizado su vida con independencia del destino de la isla.

Sólo a la propaganda castrista se le puede ocurrir que los cubanos de Miami pierden el sueño por regresar a la isla. En todo caso, lo que pierden son dólares, esos dólares que les envían a sus parientes, una de las fuentes de ingresos más importantes de un sistema que prometió el Paraíso y sumergió a tres generaciones tal vez en un infierno, tal vez en un manicomio.

El regreso del Che Guevara
Por Rogelio Alaniz, Santa Fe, Argentina

(Tomado del diario El Litoral)

El 14 de junio el Che Guevara habría cumplido ochenta años. El aniversario fue un buen pretexto para que en Rosario se realizaran una serie de actos para recordarlo. Nadie objetó nada, nadie dijo nada diferente a la letra del coro oficial. La izquierda tradicional se sumó a las fiesta por razones obvias. Habría que aclararle a las nuevas generaciones que en tiempos del Che las diferentes corrientes de izquierda fueron muy críticas con las posiciones políticas del Che. Troskistas y maoístas no tenían empacho en calificarlo de pequeño burgués aventurero. No estaban muy equivocados. [Estatua de llaves viejas al Che en Rosario.]

El Partido Comunista era mucho más severo. No le perdonaban al Che sus críticas a la URSS y su libro sobre la guerrilla había merecido las descalificaciones más duras. El Che se había burlado de Victorio Codovilla, el burócrata mayor del comunismo prosoviético, un personaje ridículo y siniestro. El Che, además, había descalificado con duros términos a Mario Monje, el secretario general del Partido Comunista de Bolivia, y era una irreverencia que los estalinistas criollos no perdonaban.

La izquierda reformista adhirió a los actos de Rosario por inercia, porque en definitiva no se gana nada batallando contra mitos indestructibles. Y porque a esta altura de los hechos no hay mucha diferencia entre homenajear al Che, a Carlos Gardel o Ceferino Namuncurá. El pensamiento políticamente correcto produce más milagros que la Madre María.

Los hinchas de Rosario Central se sumaron a la kermés porque nunca viene mal incorporar al club de los amores una figura prestigiada. Los hinchas de fútbol en ese sentido suelen ser muy prácticos. Para sus intereses el Gauchito Gil, Isabel Sarli y el Che representan más o menos lo mismo. La única exigencia que deben satisfacer es la de la popularidad ¿Qué piensa un barrabrava sobre el Che Guevara? Para mí es un misterio tan inescrutable como el de la Santísima Trinidad.

Agencias de turismo y vendedores de baratijas apoyaron la iniciativa porque por definición siempre es bueno apoyar lo que nos da de comer. En principio no hay ninguna objeción que hacer a quienes se ganan la vida en las sociedades de consumo con los fetiches que tienen a mano. Conservadores y burgueses hicieron silencio porque algunos ignoran quién fue el homenajeado y otros, con cierta lucidez, consideran que el personaje hoy es inofensivo.

Muchos de los que el domingo estuvieron en los actos ignoran la suerte que les hubiera deparado el destino si cuarenta años antes el Che los hubiese juzgado en tribunales, que estaban muy lejos de ser un modelo de garantías jurídicas. Hordas de rockeros se movilizaron sin saber a ciencia cierta si se trataba del sucesor de Bob Marley, el padre espiritual de Charly García o el primo hermano de John Lennon.

Para muchos de ellos el Che es apenas la foto de Alberto Korda. Para algunos un testimonio contra el sistema, una rebelión contra la sociedad establecida. También a ellos habría que advertirles que en la vida real el Che poco y nada tenía que ver con la cultura rockera y sus ritos. Por el contrario, los combatió y los combatió con dureza. La revolución del Che era tan pura que ni los homosexuales tenían lugar en ella. En la tribuna oficial estuvo Pérez Esquivel.

Los cristianos, por lo menos algunos, siguen creyendo que el Che está sentado al lado de Jesús. En aquellos años un obispo habló del martirilogio que recordaba al de Nuestro Señor. No soy creyente, pero me da la sensación de que el tema es un poco más complicado que la sensación que pueda provocar una foto. Ignoro lo que pensaba Pérez Esquivel en 1967. Me consta que en 1983 editaba una revista cuyas consignas anticomunistas hubieran hecho enrojecer a una apacible lectora del Readers Digest.

Los peronistas tampoco se privaron de la fiesta. Los más memoriosos recordarán los textos de John Williams Cooke. Algunos tendrán presente la carta del General con motivo de su muerte. Perón, que para estos temas tenía un instinto infalible, iniciaba la carta diciendo: "Ha muerto uno de los nuestros". Los muchachos de la gloriosa JP de entonces se derretían de amor leyendo esa carta. A ninguno se le ocurrió preguntarse por qué si el Che era "uno de los nuestros" el general no se fue a vivir a Cuba. Tampoco se interrogaron demasiado por los hospedajes del general en las residencias habilitadas por Stroessner, Pérez Jiménez, Trujillo y Franco. Por el momento alcanzaba con saber que "el Che era uno de los nuestros". Cinco o seis años después la gloriosa JP descubriría que el Che seguía siendo de ellos, pero el que había dejado de pertenecerles era Perón.

El paso del Che por Rosario fue muy breve. Es probable que su memoria sobre la ciudad haya sido vaga, brumosa, pero para los efectos simbólicos del acto el hecho no tiene demasiada importancia. En realidad, discutir históricamente sobre la figura del Che no tiene demasiada importancia. El mito es mil veces más interesante que la historia.

No es mucho lo que se sabe del Che. Para la inmensa mayoría son las fotos de Korda y Alborta. Esas dos fotos lograron popularizar al personaje mucho más que los libros que se escribieron sobre su vida. El Che hoy es un objeto de consumo. Sus posiciones a favor de la lucha armada, el hombre nuevo y el sacrificio revolucionario carecen de actualidad.


El Che es hoy una mercancía de consumo, una afirmación que escandalizaría a los guevaristas, pero que en mi caso la considero menos perjudicial que sus ideas. Prefiero la devaluación de la sociedad de consumo que la devaluación de la vida que representaban las ideas del Che. El principio de sacrificar la vida en nombre de un ideal superior encierra algunas objeciones. Como diría Malraux, la vida no vale nada, pero mientras tanto no hay nada superior a la vida. La otra objeción a quienes están dispuestos a sacrificar su vida, es que estos personajes consideran que su decisión los habilita a sacrificar la vida de los otros. La lógica de revolucionarios y terroristas de todos los tiempos se funda sobre este principio.

El Che fue un hombre de coraje. Los que lo conocieron aseguran que era inteligente y decidido. El asma le había enseñado a lidiar con su propio cuerpo. Creyó en el socialismo y la lucha armada y se jugó el cuero por sus ideales. En la revolución fue un duro y se jactó de su dureza. Fidel le encomendó las ejecuciones de los supuestos enemigos de la revolución. Allí cayeron torturadores, militares, pero también murieron inocentes. La verdad sobre estos juicios nunca se sabrá del todo porque, en primer lugar, no fueron juicios sino ejecuciones sumarias.

En sus diarios, en sus relatos, el Che habla de algunas de estas muertes. Las relata con tanta indiferencia que hay motivos para pensar que estaba muy convencido que lo que hacía era esencialmente justo. Cuarenta años después los historiadores no tienen la obligación de pensar lo mismo. [Foto: Maradona.]

El mito del Che se funda alrededor de una estética. El héroe es el hijo de un Dios que además de valiente es hermoso. Su linaje lo transforma en un aristócrata que desde su señorío defiende las causas justas y muere en la plenitud de su vida. El héroe en el mundo moderno no es un ícono de los pobres. Siempre será más popular en las facultades de Filosofía y Letras que en las villas miserias. Esto es también una paradoja, pero convengamos que todos los rituales y homenajes han sido, en el más suave de los casos, una divertida y curiosa paradoja.

Saturday 12 July 2008

Para Ingrid Betancourt

Un enfoque proletario del affaire "Jean d'Arc colombienne"

Un cachaco (Bogotáno) viviendo en Barranquilla, la capital de la "informalidad y el Cógela suave cuadro"... Vuela alto, rápido, sé agudo, no pierdas de vista tus intereses y estarás bien. Att. El Gerente.

Por el "Gerente", Barranquilla

[Tomado del Blog del Gerente]

Veamos, señora Betancourt, me dirijo a usted (¡ja!, como si fuera a leer esto, qué iluso) para decirle que si, que nos alegramos por su rescate y ví a la Dra Puppy(mi esposa) chillar como una niña al ver a su señora madre rodilla en tierra rezando y dando gracias a Dios por su libertad, vale, se le acepta y se le felicita… de corazón….

Lo que no le acepto ni a usted ni a su familia son esas ínfulas de europeos, producto del fortuito matrimonio suyo con el señor francés ese, de no ser por eso, usted sería una colombiana más, igual a la señora madre del Capitán Guevara… si, la madre de ese mismo mártir de nuestra patria que se murió secuestrado en la selva, condenado por cumplir con su deber, esa noble señora a la que le toca subirse a un bus urbano exponiéndose a que la apuñalen por robarle el marco de la fotografía de su hijo muerto y que sigue secuestrado…

Sabemos que usted era secuestrada estrato 6, no producto de su importancia política, que con los meses fue decayendo, usted era una secuestrada estrato 6 gracias a Francia y gracias a su señora madre.


Francia no le salvó la vida, usted fue salvada por un pequeño grupo de “patirrajados”, algunos de ellos que juraron dar su vida al ejercito o a la policía de Colombia, dar la vida, no por usted, por todos nosotros, esos héroes anónimos, los que la acompañaron y apoyaron durante su secuestro y los de la inteligencia militar, si señora, esos que en algún momento juraron ante Dios y la Patria defender las instituciones y a Colombia con su propia vida si fuera necesario y que además lo cumplieron.

Mire señora Betancourt, su mamá en medio de su desespero, maltrató a este país al decir que esperaba más de las farc que de su patria, esa señora que se dedicó, apalancada en su doble nacionalidad, a dejar por el piso europeo el buen nombre de Colombia, esa señora adinerada y de la alta sociedad quien siempre culpó al gobierno de su secuestro, no señora, a usted no la secuestró el gobierno como creen los cocainómanos europeos, la secuestraron sus proveedores de coca, los terroristas de las Farc.

Si, señora, Uribe no merece las disculpas de su “mamita querida”, las merecemos los colombianos que de una u otra manera trabajamos todos los días para que este país no se hunda más de donde la gente de su clase económica y social lo han hundido…

Y no, no soy de izquierda ni mucho menos, soy uno más, uno que se levanta enfermo a trabajar duro para poder pagar los servicios públicos y el colegio de su hija, un colombiano que conoce los Campos Eliseos gracias a las transmisiones gratuitas de televisión del Tour de Francia, un colombiano que debe ahorrar todo un año para poder pasar tres días en un Hotel pequeño en Cartagena, no un colombiano, que como su familia, se mantienen en hoteles 5 estrellas y apartamentos elegantes fuera del país.

Escuchar hablar a su hermana y a sus hijos de justicia social en Colombia, desde una costosa heladería a orillas del Rio Sena, recién “apeados” de los 200 caballos de potencia de un lujoso Citröen no es creíble.

Le repito, me alegra que haya salido de ese secuestro, la libertad es un derecho de todos, no solo de las familias con apellidos y dinero como la suya, pero a un ex soldado como yo le duele mucho ver como usted que proclama la libertad y la igualdad se sube a un lujoso avión, cruza el Atlántico y desde el blindaje de los micrófonos en Europa empieza a decir que se va a quedar allá por seguridad, mientras los verdaderos héroes de esta patria, llegan después del secuestro a sus casas de interés social y a medio terminar, intentando recuperar sus familias, a sus amigos y a buscar el dinero para pagar los servicios y lo del almuerzo en la tienda de la esquina.

La reto a que hable de igualdad social y política aquí, en su patria (que al parecer no lo es tanto), esa que, según sus palabras no la salvó del secuestro, porque según usted fue Francia, cuando ni siquiera sabían de la operación Jaque, cuando hay indicios que pagaron por usted y la convirtieron en esa estrella fulgurante, hable aquí en esta patria que se debate entre la vida y la muerte y que llora la muerte infame del capitán Guevara.

De lo contrario, no venga, quédese en la seguridad de sus apartamentos lujosos en Europa y láncese a la política allá, hágale competencia a Sarkozy y espero verla algún día como presidenta del parlamento europeo, hasta presidenta de Francia, pero no cuente con los colombianos “de a pie”, que nosotros estamos aquí trabajando muy duro por este país.

No señora no se vaya a confundir, yo detesto a las farc, a los paramilitares y a los corruptos por igual, esos terroristas que nos han hecho daño, respeto profundamente las instituciones en Colombia, a pesar de los problemas de corrupción, producto de gente tanto o más ambiciosa que su familia, que le rezaron al que fuese con tal de obtener sus objetivos.

No venga a nuestra marcha señora Betancourt, tranquilamente quédese allá, aquí marcharemos con el alma a flote pidiendo por la libertad de los otros secuestrados, los colombianos de a pie, esos que sacan fiado el aceite en la tienda de la esquina para poder fritar una salchicha a la hora del almuerzo, esos que juraron defender la patria y en cumplimiento de su deber han dado su vida en la selva para que nosotros podamos ver televisión…

La marcha del 20 de Julio no la necesita, esta marcha necesita valor, esperanza y fuerza, tranquila señora, descanse que bien merecido lo tiene, quédese por allá cuidando a su señora madre, quien la necesita más que nosotros…

Sunday 6 July 2008

Dialogando con los lectores

¡Hilaste fino, Polo!

Por Jorge A. Pomar, Colonia


Tanto me ha agradado el chispeante comentario del gusaneril caricaturista "Polo" (todas las ilustraciones aquí reproducidas aparecen en su blog De Balsas y Otras Cosas...) al artículo anterior sobre Ingrid Betancourt que he decidido abrir una sección de misceláneas titulada "Dialogando con los lectores". Vacilen la fina ironía que se ha gastado el susodicho:

¡Qué peseta es este Abicú! La camarada Ingrid será una presidente mucho más adecuada para Colombia, que esa aberración política llamada Uribe. Sudamérica es un continente zurdo, empezando por las élites y sus europajas y terminando con los inditos comecoca.


Ingrid puede hacer volver a Colombia al cretinismo endémico de la región, integrar su país al coro populista y antiamericano, destimbalar la economía y hasta empujar a Colombia al eje chavista.

Estoy seguro que los colombianos no perderán la oportunidad de elegir a Madame Betancourt como su próximo presidente. ¡Qué el tal Uribe, válgame Dios, si sigue como va es capaz de hasta arreglar a Colombia!


¡Sombrero para Polo, rey de los vermes dibujantes! Ha hilado lo que se dice fino, con grajo sarcástico y estilístico gracejo, como le encanta al Abicú. Pensé que corría el riesgo de no ser
entendido a carta cabal. Gracias a su filoso comentario, noto que felizmente andaba yo (h)errado.

Empero yerra él al contemplar la remota posibilidad de que los colombianos elijan alguna vez a Madame Betancourt, quien en la enésima entrevista de su actual maratón mediático confiesa hoy esta significativa debilidad: "Soy una soñadora. Eso no se me quitó".

Lo que si se le quitó fue el coraje para afrontar situaciones de riesgo. En un vídeo fresco de You Tube, asegura que habría acudido a la cita fatal con las FARC aún sabiendo que iba a ser secuestrada y que la noticia mataría a su padre enfermo. (¡Que me coja yo en eso!) En contraste, esta mañana dejó caer al desgaire que podría faltar a su solemne promesa ("Estaré allí como un soldado más") de asistir a la marcha del 20 de julio en Bogotá por la liberación de los rehenes porque... ¡su familia teme un atentado!
Rien ne va plus...

Ahora bien, los colombianos, que recién despiertan de la pesadilla mejormundista de las FARC, toman nota de esas pendejadas de su Jean d'Arc nobelable (a propuesta de la presidenta chilena Michele Bachelet) y desde hace rato vienen dando muestras fehacientes de preferir el estado de vigilia. No votarían por una Bella (mirándola bien ya Ingrid no lo es tanto, si alguna vez lo fue) Durmiente ni a punta de pistola, caro Polo.

Justo ahí radica la excepcionalidad histórica del fenómeno Uribe entre el río Bravo y el cabo de Hornos: por primera vez una grey asalariada iberoamericana apuesta a conciencia por la "aborrecible" democracia representativa, dejando en la estacada a los niños mimados de la burguesía vergonzante y a sus intelectuales de cátedra libremente esnob o panfletería de café con sus cantos de sirena a lo Eduardo Galiano.

En Colombia empieza a extinguirse el “perfecto idiota latinoamericano”. Por el resto del subcontinente no meto la mano en la candela, ni siquiera por la Cuba postcastrista. Como bien sugieres irónicamente al final, el paradigma uribista podría hacer escuela y, a mediano o largo plazo, acabar arreglando a un par de países de la región.

Pero sigamos destilando mala leche. A que ni los más empedernidos lectores han oído hablar alguna vez --bien, regular o mal-- de la pequeña Botswana en los medios de difusión occidentales. ¿Y por qué? Elemental, Watson: es la única nación del África subsahariana donde los cambios de gobierno son fluidos e incruentos y casi ningún nativo quiere ni requiere de la caridad occidental para sobrevivir comiendo sobras y vistiendo ropas de segunda mano.

Ni tan siquiera navegan en las pateras que zozobran a diario frente a la orilla europea del Mediterráneo o dependen de remesas de parientes emigrados. Y horror de los horrores: de abuso de poder y falta de derechos humanos no se quejan. Amén de exhibir unos índices de prosperidad en constante ascenso y una filosofía popular de la vida basada en el lema We must be the better ("Debemos ser los mejores"). Qué se habrán figurado esos engreídos negros de mierda: ¿acaso se creen blancos? ¡No faltaba más!

Botswana: Give me trade, no aid
("Denme comercio, no ayuda")


Para colmo de males, ni siquiera la cogen con los ex colonizadores blancos, como en Zimbabue, donde ahora mismo Robert Mugabe (por enésima vez acaba de defecarse impunemente en la comunidad internacional), ese entrañable amigo de Fidel Castro, representa la dignidad africana tout court. ¿Y a dónde va la progresía occidental sin sus complejos de cooperante, su irrenunciable masoquismo, su teoría del "buen salvaje"? ¡Ay, Dios!

Por ende, pésimo ejemplo el de los botswanos a los ojos de Occidente, las agencias de la ONU y, sobre todo, las corruptas, despiadadas elites africanas, que temen al contagio con el rule of law ("imperio de la ley") yankee como el diablo al agua bendita. Por esa misma cuerda, muchos desaprensivos no han caído en la cuenta de que la obamomanía autóctona y foránea es menos amor a los niggers que locura por ver al fin seriamente arañada la carrocería del American way of life.

No en balde el 72% de los alemanes, informa hoy Bild.de, sufragarían por el mestizo keniano-estadounidense. Entiéndase: para inquilino de la Casa Blanca en Washington, no de la Cancillería Federal en Berlín, selbstverständlich (naturalmente). Las encuestas arrojan resultados similares en Francia, Gran Bretaña, Austria, Suecia, Suiza, Bélgica, etc. A España exclúyanla, pues ya se sabe que África empieza en los Pirineos. De Este a Oeste, bien sûre (desde luego)...

Condoleezza Rice y Colin Powell, plus senadores, representantes y funcionarios estatales, alcaldes, diplomáticos, catedráticos, jueces, high police and army officers, una floreciente clase media y montones de black plutocrats no cuentan para nada en el cálculo progre: si Barack Hussein no sale presidente en el 2009, es que la Union sigue siendo tan segregacionista como en los tiempos del Ku Klux Klan y Jim Crow.

Y de nada sirve aducir que el pretty & talkative mulato boy del Donkey Party ya fue votado en las primarias por una mayoría blanca y está siendo financiado a saco roto por la flor y nata de Hollywood y Wall Street. ¿Será demasiado ponzoñoso el Abicú al maliciar que la obamomanía de los europeos caucasianos pudiera disimular el secreto, recóndito, perverso deseo de descalificar por racista al país donde más han progresado los negros durante los últimos 150 años y, de paso, absolverse a sí mismos en la materia?

E ídem: hace unos meses tampoco fueron demasiados los que se percataron de que la estridente campaña mediática a favor del Dalai Lama y la independencia del Tibet quizás tenía algo que ver con los recelos de Occidente ante el incontenible ascenso del Reino del Medio. De ahí que la prensa del Viejo Continente haya despreciado olímpicamente el dato verificable de que cerca de 1.300 millones de chinos carecen también de derechos políticos.

Sólo que con Pekín no conviene pasarse de rosca e ir más allá del derecho a la pataleta controlada. Razón por la cual, esta semana hasta el Sarko viró palo para rumba, comprometiéndose formalmente a contribuir con su ilustre presencia al mayor lustre de la Olimpiada amarilla. Habiendo contratos millardarios en juego, bastó que los mandarines rojos hicieran ademán de arrugar el entrecejo para que el Palacio del Elíseo temblara de pavor.

Por su parte, súbitamente contagiados por la gripe tibetana, algunos disidentes cubanos no repararon en el conspicuo detalle de que los súbditos del Dalai Lama gozan de muchas más libertades efectivas que nuestros paisanos en la Isla. Además, ¿cuándo ese pope budista ha alzado la voz por nosotros?

Otro tanto puede afirmarse de los afronorteamericanos de gueto, cuota “positiva” y negritud folclórica: consta que, salvo honrosas excepciones confirmadoras de la regla, jamás se han solidarizado con los de su raza en la Isla. Al contrario, aún hoy toda esa "pinta" agramática, reaggatonera, parasitaria y arrenquina muere de amores por nuestro ario Commander-in-Chief.

Que se sepa, ninguno de ellos, como tampoco ningún genuino espécimen de a pie de la lastimera indiada "comecoca", ha arribado en balsa a las playas cubanas huyendo del capitalismo salvaje. A pesar de que muy pronto --suponiendo que el Gobierno Revolucionario haga uso del derecho que reclamaba a Washington para "cubiches" no "parametrados"-- podrán incluso chatear desde el exilio con sus parientes al pie de los Andes.

A saber, a Mr. Bush se le ha ocurrido la maligna, truculenta idea de ofrecerle a La Habana conectar la Intranet insular a la World Wide Web a través de los consorcios digitales de Estados Unidos.

Pero, como en la caricatura de al lado, a estas horas el Magno Paciente debe de estar abismado en una genial Reflexión ad hoc sobre por dónde le entra el agua a este extraño coco tan sospechosamente obsequiado por el rufián de la aldea global.

"Las empresas de tecnología de los Estados Unidos están dispuestas en este momento --¡ya!-- a conectar a Cuba a Internet y el gobierno estadounidense no se opondría", anunció anteayer sin ambages Michael Parmly, jefe de la diplomacia gringa en La Habana.

Así que el tornillo no tiene más vueltas de tuerca. ¿Un caballo de Troya electrónico? Por favor, Polo, ilustranos ese equino digitalizado con el vientre lleno de virus y gusanos de computadora listos para infestar la virtual mens sana in corpore secuestrado de nuestro frágil, voluble, cínico, pacotillero y trashumante hombre nuevo de rancia estirpe guevariana...

Saturday 5 July 2008

"Seguro que la vamos a echar de menos"

El Elíseo a los pies de Ingrid... ¿O viceversa?

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Al partir con Anna y Felicia (Pomar) a bordo del Thalys rumbo a París, lejos estaba el Abicú de imaginarse que, aparte de complacer a su hermana mayor, esta penúltima visita a la Cité Lumière le reservara tantas sorpresas agradables no esperadas, acrobáticas asociaciones entre pasado y presente de la Gran Nación.

En primer lugar, nuestra pareja de anfitriones cubano-bereberes (la Dra. Heidi, la hija de mi entrañable amigo Mario Castillo, y su consorte argelino Qarim), residentes en el residencial de Le Blanc Mesnil. Decir que nos trataron a cuerpo de rey no sería nada, pues en su casa nos sentimos los cuatro días realmente en familia.

Segunda sorpresa para el trío visitante pero en especial para Anna y su media naranja prieta: por primera vez pudimos entrar sin grandes dificultades El Louvre y el Palacio de Versailles. Sin contar que nuestros amables anfitriones nos habían conseguido boletos válidos para dos días de gira urbana en esos autobuses rojos de dos plantas. Gratis.

Por si fuera poco, dentro de lo que cabe, el clima se portó bastante bien. La tercera sorpresa fue tal vez la más importante para el Abicú, quien pudo asociar los jubilosos aspavientos del Palacio del Elíseo por la liberación de Ingrid Betancourt con sus impresiones íntima sobre el Rey Sol y la Grande Nation en el Château más famoso de la Isla de Francia.

Con versallesco desenfado, el mandatario galo, robándole el show al descaro, se adjudicó unas glorias humanitarias por el formidable golpe de mano del colega Uribe. Ratifiqueme en una ya añeja convicción abicueril. A saber, si bien no podrá vaciar las arcas del estado del bienestar para erigirle a su propia vanidad --y a la de Carla Bruni-- un château tan fabuloso como el de su modelo Luis XIV, el Sarko no le va a la zaga en afán imperial y pomposidad.

De golpe y porrazo, mientras recorríamos aquel descomunal conjunto palaciego, comprendí que en Versailles no estaba sólo el París del apogeo del despotismo ilustrado sino también, a todas luces, la Francia gaullista, hipercentralizada y cortesana, teatral y delirante, seductora y pasota, arrogante, chovinista a matarse, nostálgica de glorias coloniales, donde en su primera estancia al Abicú tanto le chocara aquella gigantesca valla que preguntaba: Pourquoi est-ce que la France a perdu l'Afrique? ("¿Por qué Francia perdió el África?").

Al igual que en aquel rey feo y rechoncho con ínfulas apolíneas del siglo XVII-XVIII, la aparatosa, manía de grandeza, el compulsivo afán de protagonismo universal del actual inquilino del Palacio del Elíseo tiene bastante que ver con su escasa estatura y vulgar apariencia. Puro complejo de inferioridad sublimado que el Abicú extrapola festinadamente a toda la Grande Nation.

A Ingrid le quedaban semanas en febrero



Y esa Ingrid que, sobreponiéndose como por encanto a docenas de letales patologías que apenas dos meses antes a punto estaban de poner fin a las inenarrables sevicias de sus captores, desembarca en París hecha unas pascuas al día siguiente de su liberación para, embelesada, recibir al pie de la escalerilla el ósculo presidencial... ¡Oyemé!

Cuánta energía, glamor y optimismo, cuántos planes y proyectos... Cuánta inquebrantable voluntad de sacrificarse por sus dos patrias en esa luenga damisela catatónica del vídeo de marras. Nada de implorar aunque sea una semanita permiso para darles calor a los suyos, a los hijos, a la madre, al anheloso marido al cabo de seis años de atraso forzoso...

No, señor, no hay tiempo que perder. Ahí está otra vez en plena campaña con redoblados bríos esa Juana de Arco de la progresía. Y desde luego, apoyando la reelección de Uribe porque, a Sarkozy:
"Ahora somos amigos, ¿no?" Lo que no quita que haya prometido premiar con sendos besos a Rafael Correa, Hugo Chávez, Piedad Córdoba...

...Y, si bien a él no lo incluyó en el improvisado listado oscular, desde luego también a Fidel Castro, que también tiene su corazoncito y se lo merece. El hombre que ha mantenido secuestrados durante media centuria a todos los habitantes de la mayor de las Antillas está ahora contra esa figura axial del código punitivo acuñado por él mismo. ¡Qué fuerte!

Más fuerte aún es el hecho de que en París, rendido a sus pies, lejos de incordiarla con preguntas incómodas, casi toda la prensa, la del corazón tanto como la del hígado, resaltara a coro la nota sentimental del espectacular rescate. El Palacio del Elíseo a los pies de Ingrid o Ingrid a los pies del Palacio del Elíseo? "Ambamente, pues".


Por lo demás, audiencia con el Papa, candidatura al Premio Nobel, y hoy, 5 de julio, el veredicto de la junta médica del hospital militar francés (obviamente, los galenos colombianos no son competentes para ese clase de chequeos) Val-de-Grâce: negativo. Ingrid:
"Los médicos han sido encantadores y me han colmado de buenas noticias... Es la felicidad total".

Ni rastro de leishmaniasis, hepatomegalia, malaria, manía depresiva, caquexia, vejez prematura... Ni la sombra de una picadura de zancudos en el rostro. "Entera", como dice el vulgo allá en la Isla. Y en cuanto a las huellas de seis años de muñecas y tobillos encadenados, aún no las hemos visto.

Como tampoco la hemos oído aclarar las circunstancias en que se filmó aquel deprimente vídeo que hace unos meses hiciera llorar a tanta gente. ¿Un montaje con mímesis de la víctima para apuntalar con imágenes truculentas la campaña encabezada en Francia por Sarko, que estaba dispuesto a adentrarse solo en la jungla colombiana con tal de salvarla de una muerte inminente? Imagínense al "canillúo" ese con casco colonial y polainas, paraguayo en mano desbrozando impenetrables malezas, trucidando lianas y serpientes venenosas a troche y moche... ¡Qué vacilón!

En fin, tiempo al tiempo. Quedan interrogantes pendientes, curiosidades malsanas, políticamente incorrectas que a no dudarlo en breve les aguarán la fiesta antes de los fastos del 14 de julio, a los que, cómo no, asistirá en calidad de estrella oficial. Fiasco previsible para la homenajeada y para los todopoderosos enarcas que intentan sacar partido del suceso.

De hecho, ya se oyen voces críticas. Contrariando a los de su aperreado bando y la gran prensa, Ségolène Royal, candidata del
Parti Socialiste derrotada en los últimos comicios presidenciales, acaba de abrir fuego contra el Palacio del Elíseo con perlas de este calibre: "Sarkozy no ha contado absolutamente para nada en esta liberación".

Operación de rescate (compárese actitud
de Ingrid
con la del teniente Malagón)



Prueba de que hasta los retroprogres como ella son capaces de decir verdades cuando les cuadra, "Ségo" no quiso dejar cabos sueltos y, tajante, aportó la siguiente precisión:
"Todo el mundo lo sabe. Fue una operación colombiana impecablemente concebida que salió bien. Prueba que las negociaciones con las FARC eran inútiles y no habían conducido a nada".

Según François Fillon, primer ministro, Ségolène "ha dado muestras de una falta de dignidad total". Alude, desde luego, a la dignidad de la Grande Nation. Es lo más chiquito que le han dicho a Ségo, que no sería la esperanza gala de un monde meilleur si no hubiese matizado su ex abrupto partidista con este ditirambo a la heroina del día:
"...un ejemplo extraordinario de una fuerza humana que supera y desplaza montañas".

Descontemos la evidencia videográfica en contrario apreciable en la mímica resignada, mansa, ovejuna, de Ingrid --aún ignora lo que enseguida le dirán a bordo minutos y la metamorfoseará de sopetón en la luchadora indoblegable, radiante y parlanchina cuyas fotos inundan hoy diarios y telediarios del mundo entero-- mientras sube la escalerilla del helicóptero del rescate.

Al margen de la desmedida hipérbole en la segunda cita de Ségo, a este Abicú majadero e injurioso se le ocurre maliciar que la admiración de la inefable sociata francesa guarda relación con el requisito sin el cual no, con la imagen pública que, para triunfar en Europa Occidental, debe inexcusablemente proyectar un héroe del Tercer Mundo, sobre todo si es sudamericano: ser portador de una visión eurocentrista de la sociedad al gusto de la retroprogresía, o sea, ser de "izquierda" en toda la extensión del cliché neojacobino.

He ahí el quid de la premura de Ingrid por hacerse vitorear en París el próximo 14 de julio. En su país natal no, porque esa Colombia de la apoteosis uribista es la primera nación de América del Sur en rechazar el populismo igualitarista y todas las utopías zurdas de la posmodernidad; en apuntarse, por aplastante mayoría y sin reservas, al modelo del estado de derecho burgués, la democracia representativa, la economía de mercado, el liberalismo, la igualdad de oportunidades...

Dicho a la bruta: al modelo made in USA que Bolívar intentó en balde trasplantar a la Gran Colombia. A fin de evitar la propagación de ese credo imperialista en Sudamérica, desde La Habana el sagaz Magno Paciente decreta con insistencia el ocaso de la era de las guerrillas y el retorno a marcha forzada a la vieja táctica de la conquista del poder en las urnas.

En aparente paradoja, tal es el papel consciente y/o inconscientemente asignado a Ingrid también por el Palacio del Elíseo, la Eurocámara y el Partido del Burro en Washington, que a su vez tampoco bloquea por gusto el Tratado de Libre Comercio con el mejor aliado de Estados Unidos en la región. El éxito del Plan Colombia fortalece a la odiada "derecha" republicana, desacredita al mejormundismo de Obama (se desinfla) y la Pelosi (blanca de "cuota"), propiciando en última instancia el desarrollo de una nueva potencia económica rival, etcétera.

¿Perspectiva a no tan largo plazo? El declive del eurocentrismo a manos de una América Latina que por primera vez en su historia empezaría a calcar aspectos positivos de la civilización occidental al tiempo que desecharía el más nocivo: el zurdismo. ¿Cómo impedirlo? Derrochando --insisto, a sabiendas o no-- toda la bondad imaginable para que, por ejemplo, una futura presidenta llamada Ingrid Betancourt releve al racionalista Álvaro Uribe y encarrile a Colombia más bien por la senda ruinosa de una Cristina Kirchner en Argentina que por la desarrollista de un pragmático Lula da Silva en Brasil. (Por más que desde el punto de vista moral sean ambos tal para cual, prefiero mil veces al malandro brasileño.)

Sé que lo hasta aquí dicho puede sonar descabellado, paranoide, en orejas bienintencionadas. Pero está clarísimo que no a todos en el Viejo Continente agrada ese país descrito a su pesar con asombro por el ex secuestrado senador Luis Eladio Pérez (buen zorro él también, por cierto) como sigue: "La cara de la gente en Colombia. Hoy la cara es de alegría, no sé si es producto de una gestión económica positiva o qué es, pero se vive un ambiente diferente".

Para más señas, son los mismos que mueren de amores por el castrismo, apuestan a una sucesión fluida en nuestra Isla y encuentran méritos en la gestión de Hugo Chávez a favor del lumpenproletariado venezolano. Como me dijo mi adorada prima Juana Lang (R.I.P.) una tarde de años ha en que no hallaba argumentos para apaciguar mis furores críticos: "En este jodido mundo, primo, tenemos que vivir. Por el momento, no hay otro a la vista para nosotros".

El egoísmo humanitario de cierta izquierda buenista --le aseguro yo a Usted, amable lector-- suele hacernos más daño que el altruismo interesado de la derecha esquilmadora. Con el tiempo he aprendido a detestar a los burgueses ansiosos por socorrer a los pobres. Por eso, no estoy a favor de Ingrid. Me gustan los capitalistas mezquinos y egoístas a los que se les puede quebrar un palo en la cabeza sin cargo de conciencia. ¿Entendido?

Por fortuna, no todo en Europa Occidental y Estados Unidos es tan avieso.
Prueba de ello es la caricatura de Pancho (arriba) descubierta con fruición anteayer en
Le Monde por el Abicú. La explico para los que no entienden el idioma de Sartre y Aron: Se titula "Partida". viendo alejarse el helicóptero donde se larga Ingrid, el guerrillero de la izquierda le dice a su camarada, que pone cara de resignación: "¡Seguro que la vamos a echar de menos!"

Como ven, no ha muerto del todo el humor en Francia. Y mientras quede un resto de humor, hay esperanza incluso a orillas del Sena. A diferencia de las riberas del Manzanares,
donde el canon del género alegre viene dado por la combinación de la sonrisa colgate de Rodríguez Zapatero (habrá ósculo también para su mejilla) con los contoneos circenses del Chiquilicuatre de las "mulatas con las bragas en la mano". ¡Joder!

La tragicomedia de esta candidata a Juana de Arco pop se acerca a un desenlace que va a dar tanta grima como risa. Por lo pronto, ella no se ha dado todavía por enterada, pero me da el pálpito que tiene más posibilidades de reemplazar a Sarkozy en el Palacio del Elíseo que a Uribe en la Casa de Nariño. Muy pocos colombianos echarían de menos en Bogotá el ritmo chiki-chiki (pinche ahí si no sabe de qué le hablo) que dentro de poco bailará al son de tambores críticos esa otra abeja reina de la demagogía neoprogresista sudaca...

Tuesday 1 July 2008

Un ex piloto rebelde "¿en los cielos de la historia..."?

Especulación sobre el suicidio de Diaz Lanz

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Luis Conte Agüero despidó ayer en Miami el duelo de quien fuera el primer jefe de la Fuerza Aérea castrista y uno de los los escasos héroes indiscutibles de la Sierra Maestra: el ex mayor Pedro Luis Díaz Lanz.

El breve discurso fúnebre del antiguo líder y orador ortodoxo en el vídeo de
El Herald (abajo) me hizo recordar aquel viejo chiste de la viuda que asiste al sepelio y, apenas oídas las primeras frases del panegírico, llama a sus dos hijos pequeños y les dice en voz baja: "¡Vámonos de aquí, muchachos, que nos hemos equivocado de entierro!"

Si mal no recuerdo, me enteré de las proezas del mayor Díaz Lanz en la Sierra Maestra a través de una serie de postalistas sobre la lucha contra Batista. Durante los primeros meses de 1959 los chiquillos del barrio de Jesús María las coleccionábamos con entusiasmo o utilizábamos como barajas para jugar muñequitos (comics), bolas (canicas) o centavos. Meses después volví a oír hablar de aquel intrépido piloto clandestino. En pocos meses había pasado de héroe a desertor y traidor.

La víspera se había escuchado en La Habana un confuso tableteo de ametralladoras pesadas. A la mañana siguiente, los titulares de todos los diarios acusaban al piloto tránsfuga de haber bombardeado la ciudad a bordo de una pavorosa avioneta. Una gran fotografía en blanco y negro mostraba el cuerpo destrozado de una niña víctima de la "metralla asesina" mientras dormía en su cama en Monte y Rastro, a unas cuadras del solar de la calle Corrales donde vivía el Abicú.

Un infundio, desde luego. Díaz Lanz sólo había arrojado octavillas. Pero inexpertos artilleros antiaéreos apostados en las fortalezas del puerto se habían vuelto locos disparándole a la pequeña aeronave en vuelo rasante sobre los tejados y numerosos proyectiles se habían impactado sobre edificios y calles.

No volví a saber de Díaz Lanz hasta que
El Herald dio a conocer la noticia de su defunción. Murió en la más humillante miseria, durmiendo en una camioneta en la opulenta segunda capital de los cubanos, echado al olvido por tirios y troyanos. Sin duda, en su decisión de quitarse la vida han de haber pesado, por un lado, el desquiciamiento provocado por medio siglo de fracaso exiliar; por el otro, la ingratitud de los suyos.



En realidad, nunca me pregunté qué había sido de aquel hombre. Lo daba por muerto de viejo o jubilado de la política por obstinación en alguna confortable mansión de Coral Gable, la Sauecera, Hialeah o Key West. Lo que jamás habríame pasado por la mente es que Díaz Lanz, el primer gran desertor del castrismo, acabase sus días por mano propia tras una vejez de orgulloso, delirante vagabundaje en un Miami donde hasta espías y campeones del trapecio político-ideológico, como el aún general de las FARC en el exilio Rafael del Pino, viven a cuerpo de rey.

Involuntariamente, me vino a la mente aquel lacerante "culpables fuimos todos" pronunciado por el ex dueño del semanario
Bohemia Miguel Ángel Quevedo antes de apretar el gatillo de un revolver sobre una de sus sienes. El inesperado suicidio de este otro héroe exiliar envuelto en el silencio arroja también una ominosa sombra de duda sobre un exilio histórico con el que el Abicú --que no se exige perfección a sí mismo y, por ende, a nadie en este "pedregoso exilio"-- se siente identificado.

El primer interrogante a reponder en estos casos de suicidio cae de su peso de pura gravidez retórica: ¿De haber intuido la monstruosidad de la criatura que estaba ayudando a engendrar, se habría jugado la vida Díaz Lanz pilotando avionetas con toneladas de armas para las guerrillas de la Sierra Maestra? Por supuesto que no.

Segundo interrogante: Suponiendo que igual hubiese desertado pero arribado al exilio con un cierto insight realista acerca de las elites derrocadas por el castrismo, ¿habría hecho causa común en Miami con gentes de tan poco fiar como ese Conte Agüero que despide su duelo? No, lo más probable es que se hubiera consagrado prioritamente a hacer fortuna.


Un somero juicio lingüístico de la pésima prosa funebre gastada por el tristemente célebre orador arroja un veredicto: salvo por el montón de cursilerías que mal que bien logró hilvanar, Conte Agüero --y todos los a sus espaldas agazapados-- no tenía absolutamente nada que decir acerca de la obra y vida del finado, símbolo del rotundo fracaso de toda su generación.

Menos aún sobre los poderosos motivos que lo indujeron al suicidio, sobre el espeso silencio alreredor de su persona o el casi perfecto abandono material en que malvivió sus últimos años. A riesgo de equivocarme y ser injusto con algún inocente en esta tragedia exiliar, cierro con una doble especulación de mayor calado:

(1) Díaz Lanz debe de haber sido de por vida un héroe demasiado incómodo. De algún modo debe de haberlo sido también para las elites exiliares. No encajaba ni atrás ni alante en Miami.
(2) Como Quevedo, murió "asqueado", sobre todo al constatar cómo de un tiempo a esta parte, a costa de fragmentar aún más a la colonia criolla en La Florida, cada vez más líderes anticastristas reducen su plataforma política a bagatelas electoralistas como el derecho de los norteamericanos a a viajar a la Isla, el levantamiento de las restricciones de viaje o remesa para los cubanoamericanos, etc.

Menos mal que no tuvo que soportar al pie de la fosa abierta el último insulto, el póstumo escarnio: ese vacuo, anodino, rutinario adiós de sus coetáneos, es decir, de la verborreica y picúa generación del cincuentenario que en nombre de José Martí nos hundiera en la interminable noche del castrismo para luego no saber cómo sacarnos de ella. En fin, al que le sirva el sayo, que se lo ponga...

PD.: Para conocer el pensamiento de Díaz Lanz, nada mejor que pinchar aquí leer sus respuestas durante el largo Hearing del 14 de julio de 1959.

[Perdón por los errores y erratas. Mañana reviso el texto.]