¿Qué le hubiera pasado a Muntazar Al-Saidi tras arrojarle sus zapatos a Sadam?
(Un divertimento pasablemente serio con iniciativa final en defensa del habeas corpus para los Once+Uno)
Por Jorge A. Pomar, Colonia
Oh, dilecto Camilo (pinche para leer en Estancia Cubana el post que inspira este algo difuso divertimento a propósito del juicio en primera instancia contra el celebérrimo autor de los dos zapatazos fallidos a Bush en Bagdad), en el hipotético caso de que a ese histrión mesopotámico se le hubiese ocurrido llevar a vías de hecho la peregrina idea de arrojarle un zapato a Sadam Hussein, me imagino la cólera del augusto agredido como la de ciertos malencarados matones de la Cosa Nostra en los dibujos animados de Walt Disney.
A saber, alzando la diestra engarrotada para disolver el conato de linchamiento orquestado por unos escoltas deseosos de ajusticiar en clave demostrativa, de la peor manera concebible y a la vista del jefe en el lugar del crimen, a un mentecato cuya irreverencia probablemente les iba a costar a ellos mismos sinecura y pescuezo: "¡Alto, lo quiero vivito y coleando!". Acto seguido, Sadam se masajea parsimoniosamente el mentón...
Con los ojos cuarteados y un rictus de náusea cercano al regüeldo en las comisuras de los labios babeantes, escupe el siguiente bocadillo sobre la desfigurada jeta del morituro: Alza la cabeza y mírame, malnacido. Sonríe... Cuán bello y original eras... ¡Asco me da, so perro roñoso, de sólo pensar lo que haré contigo y con toda tu execrable parentela! Para empezar, esta noche harás las delicias de los televidentes iraquíes cenándote ese par de zapatos a guisa de kebab... A capela, sin sasiski... ¿Cómo me apostrofaste: "Beso de saludo, perro"? ¡De sobremesa úntenle el ano con exudado de perra en celo y háganle encular por una jauría de grandaneses bugarrones! Ah, y no olviden filmar en vídeo ambas escenas para mi colección especial...
Y enseguida se retira a rumiar en calma los macabros pormenores de la ejemplarizante venganza arábiga. Un exceso excepcionalmente razonable. No huelga aclararlo, pues no hay nada más peligroso en este saturniano mundo posmoderno que ese género de energúmenos efectistas en plan de patriotas: a los sátrapas sin complejos, como Sadam o Fidel, les lamen las botas a porfía; frente a dictablandos o gobernantes democraticamente electos, no pierden ocasión de lucirse posando como temerarios patriotas.
O incluso ecopacifistas vindicativos, como la lastimosa lady que el viernes pasado le embadurnó el rostro con un gran pote de mostaza verde al Peter Mandelson, ministro laborista de Comercio e Industria y ex comisario europeo de Comercio. ¿Motivo? Descontento con la proyectada construcción de una nueva pista en el aeropuerto de Heathrow.
Ironías de la estulticia progre: justo ese día la víctima se disponía a intervenir en ... ¡una cumbre sobre economía verde! "La única cosa verde en Peter Mandelson es la baba que corre por sus venas", despotricó in situ la agresora Deen ante la prensa británica sobre el famoso gestor de los Acuerdos de Paz del Viernes Santo que aplacaron los furores terroristas del (valga la redundancia) IRA. A veces el gesto de los ecologetas se torna más halagüeño, revelando la faceta narcisista oculta detrás de las pancartas.
Lo cual puede apreciar y hasta agradecer en el vídeo de arriba sobre el multitudinario striptease contra el calentamiento climático (con tanta alharaca, llegamos creer que este invierno ya se podrían asar chuletas de cerdo al sol en el balcón del fondo; ni modo, seguimos enfriando cervezas, no sin temor a que las botellas de medio litro se congelen y revienten) organizado en 2007 por Greenpeace en el glaciar de Aletsch, Suiza.
Desde luego, apenas se ven pellejos sueltos, tetas caídas o rabos mochos. (La sobreabundancia de nalgas planas es más bien un imperativo del genoma nórdico.) Notoriamente, cuando no por amor al arte anatómico, estas y otras quejas masivas por el estilo con exhibicionistas humanitarios y zoófílos se efectúan siempre a beneficio de fieras en peligro de extinción, como los osos polares o el lince ibérico (el hallazgo de excrementos de ese felino salvaje frenó los planes de construcción de una autopista madrileña).
O de fieras en peligro de expansión, como los fanáticos de la Franja de Gaza o los castos talibanes recluidos en la Base Naval de Guantánamo. Jamás y nunca, ni en broma o pesadilla contra dictaduras totalitarias, como la de los hermanos Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, el orate incendiario de Teherán o Sadam Hussein antes de que los marines lo sacaran de su última guarida para ponerle la corbata de cáñamo plástico que dio al traste con sus vesanias.
No merecen igual solidaridad animalitaria los más de cien mil delincuentes comunes (en su inmensa mayoría fuera de circulación por tentativa de supervivencia) y políticos (por asociarse para decir en voz alta lo que piensan los matavacas del régimen y sus miríadas de aguantapatas apolíticos) que languidecen en el resto del archipiélago de las doscientas y tantas ergástulas.
No siempre los desplantes narcisistas del hombre (o la mujer) nuevo progresista son tan inocuos como el picheo de un par de zapatos, un disparo de mostaza verde o esos fascinantes muestrarios de cuerpos humanos al desnudo. Si no pregúntenselo al actual ministro federal alemán (CDU) del Interior, postrado en un sillón de ruedas desde el 12 de octubre de 1990 el portador de un cerebro trastornado por la propaganda antisistema durante la Guerra del Golfo le diñara una puñalada trapera en la nuca, dejándole parapléjico. [Foto: Striptease en la madrileña Puerta del Sol contra la matanza de focas en Canadá.]
Meses antes otro cuchillo empuñado aquí en Colonia por una demente no postró Oskar Lafontaine, el actual rey absoluto de los demagogos zurdos teutones. Igual debe de haberle acelerado tanto los latidos de su filantrópico corazón que a la postre --más delirante que antes de probar la incomparable calidad de los urbe y orbe famosos aceros de Sohlingen-- levantó el pie de las confusas filas socialdemócratas para plantarlo en firme junto a los honeckerianos reciclados del PDS bajo la carpa común socialista democrática y, por ende, filocastrista de Die Linke: La Izquierda, plusmarquita continental en defensa de nuestro quinteto de espías injustamente confesos, convictos y retenidos detrás de barrotes en las tenebrosas mazmorras consumistas del Imperio.
Como se ve, ofensas simbólicas y agresiones sangrientas diseñadas para la derecha sirven también para la izquierda. Pero volvamos a nuestros zapatos voladores. Casi todo el orbe biempensante se refociló con el bufonesco espectáculo del mocasinazo a Bush, cuyo imperdonable pecado original a los ojos de la inefable retroprogresía consiste en no haber salido de Irak con el rabo entre las piernas, como Nixon de Vietnam.
Ahora bien, ¿qué va a pasar si el lanzamiento de proyectiles de peletería hace escuela en Occidente? ¿Si el presidente justa o injusta pero sin duda groseramente zapateado se apellida, pongamos, Rodríguez Zapatero u Obama? A modo de comparación, cuando hace unos un estudiante esquizofrénico perpetró aquella masacre en el campus de su universidad americana, el progrerío armó tremenda algarabía aquí en Europa: culpa de las dichosas licencias para portar armas.
El día después, a la hora del telediario de ARD, aposté con Anna, mi media naranja dulce, a que la hazaña no tardaría en replicar por estos pagos buenistas donde, a despecho del virulento antiamericanismo imperante, se suelen copiar a la mayor brevedad cualesquiera novedades o dislates made in USA.
En efecto, aunque penalizadas tenencia y porte de armas letales, la matanza más reciente es ya la penúltima de una cadena macabra que no tiene para cuando terminar. El (en alemán) llamado Amokläufer (loco suicido-homicida) causa horror hasta en los patios escolares. Así la dialéctica reversible de esta eurocosa en sí, es de esperar que la larga cola del zapatazo roce pronto estos lares miméticos. A donde de seguro no va a llegar tan pronto, por falta de democracia y libertad, es a nuestra hermética Isla.
Y no sólo por no matar de asco a Raúl (el Magno Paciente ya no está al alcance de francotiradores gerontófobos) ante las ocurrencias de sus más rastreros instintos sádicos, sino porque hace rato que no dan calzado subsidiado por la Libreta de Abastecimientos y en las tiendas de moneda convertible un par de mocasines de piel como los arrojados a Bush por Muntazar cuesta varios salarios mensuales. En todo caso, obligar al infractor a engullir un par de zapatos de plástico con mojo (Raúl no es tal cruel como Sadam) sería un dispendio demasiado oneroso para el menguado presupuesto de Villa Marista. [Pinche la foto para verla en tamaño original.]
Finalmente, aunque vosotros no me lo queráis creer --y ni siquiera cuente con el beneplácito de las gerencias de la Encuentro en la Red, El Nuevo Herald, Rebelión, Kaos en la Red y los influyentes académicos dialogueros de la FIU--, mañana les escribiré a los padrinos germánicos de Los Cinco Prisioneros del Imperio sugiriéndoles la iniciativa de apadrinar a los Once+Uno recién fulminantemente tronados en La Habana dizque por haberse --¡loado sea el Señor!-- complotado a través de interpósitos cabilderos con el nichardo Obama para acelerar el proceso de apertura raulista. Y luego hay incrédulos que todavía andan regando por ahí que los milagros no existen...
Pérez Roque y Lage merecerán cualquier cantidad de zapatazos mesopotámicos, que les escupan la cara, que los Boinas Rojas los fusilen sin justo proceso, pero lo que les han hecho no se le hace ni a ratas de alcantarilla como ellos. En previsión de una rotunda negativa teutona, sé que al menos Greenpeace no me fallará cuando les exhorte a patrocinar el más original de sus eventos nudistas: una multitudinaria marcha de protesta de jineteras, pingueros y putañeros occidentales en cueros en pelotas por la Plaza de la Revolución, reclamando a viva voz con sus cujeados cuerpos el habeas corpus para los Once+Uno.
Donde el Uno es el delegado vasco, claro. Por lo pronto, como se puede apreciar en la foto de arriba, el Abicú ya ha empezado a reentrenar (Mi Otro Yo combatió como mercenario en Angola desde fines del 75 a mediados del 76) con armas de caza en su hacienda particular a fin de, dada la eventualidad de que Die Linke e Izquierda Unida hagan valer sus avales camaraderiles en La Habana y consigan el perdón y el correspondiente visado alemán para los Once, darles una calurosa bienvenida en el aeropuerto...
...con una benéfica descarga de perdigones made in Germany. Asco me da de sólo imaginarme a esos inconsolables ex Trakatrannenfüher castristas rondando por las riberas del Rin. No faltaba más, como si el Abicú y su Alter Ego no tuviesen los ultrarreacionarios tímpanos largo rato ha embotados por las letanías contemporizadoras de tanto paisano apolítico.
Ni hablar. Arriesgándonos ambos a atracarnos de Coca Cola, chuletas empanizadas y filosofía clásica alemana, a morir de tedio mirando la tele y hablando por teléfono con Anna sobre un colchón de espuma en la celda climatizada, preferimos abatirlos desde el mirador del aeropuerto --como a la pareja de sarnosos perros satos con rabia castrista congénita que fueron y serán hasta el fin de su reptante existencia--tan pronto desciendan por la escalerilla del avión con el rabo entre las patas traseras...
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
11 comments:
Jijiji!
;)
Insuperable. Sólo se puede escribir así con rabia, bienvenida sea. Tú escribes, menos mal, porque otros matan de verdad.
por aca respiro.....
Mediocre y racista. Como el comunista que fuiste.
Trakatrannenfüher: Esa te quedò genial.
No es invento de mi cosecha, amable Polo. Era ya usual en 1972, cuando matriculé en la Escuela de Lenguas Modernas.
Gracias, Zoé. La manera más saludable de evacuar bilis negra consiste en diluirla en una solución de humor, sacasmo, ironía y mala leche.
Al menos así consigo soltar su ririta socarrona al primer Anónimo, alguien a buen segudo afín a nosotros.
Y al mismo tiempo recibo del Compay Segundo incógnito de más abajo la confirmación oficial de que algún daño sigo haciéndolos a quienes no nos quieren.
Les he suplicado a esos anónimos cascarrabias que, por favor, al menos amenicen sus insultos con una pizca de humor e imaginación, pero ni modo: es pedirle peras al olmo filo-, cripto- o ultracastrista. (A propósito, lo de mediocre y ex comunista es un macro de los ambientes uneacistas y encuentrosos.)
Otrosí, probablemente sean ellos mis lectores más atentos. Lo cual es cruel pero siempre de agradecer. Por eso los dejó ahí...
El Abicú
PD: Disculpa, Anónimo anticastrista: debí escribir "hacer soltar".
El Abicú
Texto bárbaro, Abicú. Los típicos dulces germano-populares de la foto, no tanto.
Por cierto, es en esta época del año cuando el Café Heinemann de Düsseldorf saca por unas pocas semanas su torta de Ostern (das Beste weltweit mit Eierlikör.) Vale la pena el viajecito.
Jorge, ampliacion soberbia!
Bueno, muy bueno, y el comeMierda anónimo que te critica abicú, que se joda, que se apriete el inann y le siga dándo a los pedales, que es lo que le toca.
un admirador sin límites.
Oxiuro C.C.
Esssssssssssssssssssooooooo!
Post a Comment