Notas sobre el Primer Encuentro de Bloggers Cubanos

O dónde el Abicú se alegra de haberse equivocado y se autocorrige sobre la marcha...

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Aguaya Berlín --es un seudónimo-- anuncia a través de DW-Berlín el primer encuentro de blogueros cubanos de que tenga yo noticia. "Blogueando a Cuba" , artículo muy bien redactado, por cierto, lleva la firma de una periodista de la Voz de Alemania llamada Emilia Rojas Sasse e inserta citas de una entrevista con la titular del blog Desarraigos Provocados, uno de los dos miembros de la Comisión Organizadora. Si mal no recuerdo, alguna fui colega de Emilia aquí en Colonia, ¡Saludos! Cabe agradecerle también la publicidad a la Welle. [Foto: retrato estilizado de Aguaya en su blog.]

Al primer golpe de vista, se encendieron las alarmas en la corteza cerebral del Abicú; al segundo, los foquitos rojos dejaron de relampaguear; al tercero, de pura empatía con Aguaya se pusieron en verde y casi me solidarizo sin resquicios con la iniciativa. Como notará el lector, he escrito este artículo al calor de la impresión que me causó la noticia al recibirla. Así que iré afinando poco a poco la puntería, cambiando de opinión a favor de Aguaya a medida que me iba documentando mejor sobre ella.

Tómenlo como una muestra de holgazanería composicional. Demasiado trabajoso cancelar del todo la secuencia argumental y reordenar el texto. Así, pues, sugiero al lector que lea primero el texto de la convocatoria y luego la noticia sobre en DW-World, que fue por donde se enteró el Abicú, y no se precipite a sacar conclusiones sobre Aguaya, que al final del post quedará a mis ojos libre de toda sospecha razonable.

En cambio, sobre la conveniencia del proyecto de marras y algún que otro detalle, como el incógnito de ella, albergo dudas que paso a exponer. Desde luego, de paso aprovecho la ocasión para dar por finiquitado el mes sabático establecido unilateralmente de El Abicú Liberal con Encuentro, declarada

Empezaré por el tema de la natural preocupación por evitar que nuestros parientes allá en la Isla paguen de algún modo el pato por nuestras transgresiones del código castrista para la Diáspora. Aguaya alberga ese temor. Casi todos los blogueros exiliares tenemos familiares en Cuba, de primero o segundo grado. Ya está bastante mal que los comentaristas anónimos sean mayoría absoluta en nuestros blogs.

Anonimato que, dicho sea de paso, le resta todo valor útil a las opiniones del incógnito, tanto más si es titular de una bitácora. Si no se trata de personas en la Isla con acceso a Internet posteando o comentando desde alguna entidad estatal, no se justifica en absoluto. Sé que, entre los emigrados, los más temen a posibles represalias del régimen y, last but no least, a chocar con la opinión pública local, que suele desquitarse.

Más a menudo esas últimas aprensiones son existenciales: tienen que ver con prejuicios cubanos de jefes, colegas o benefactores nativos políticamente sesgados. Por lo común, surgen con respecto a afiliados a la izquierda caviar en medios gubernamentales, académicos, periodísticos, incluso empresariales. Porque de sus empleos, becas o beneficios depende el migrante cubano. De ahí, quizás, la autocensura nominal de Aguaya, precaución común en el exilio. Trátase, por razones obvias, de una debilidad poco comentada.

Seamos objetivos: en verdad, la mayoría de esos incógnitos no correría ningún riesgo de monta al consignar nombre y apellidos reales en pie de imprenta de su bitácora, a no ser que cultiven un periodismo alternativo más basado en diatribas que en ideas, que no es el caso de Aguaya. De hecho, aun así los arrestados apenas se exponen a que las autoridades de Inmigración y Extranjería no les dejen entrar o salir del país a su antojo. En cuanto a nuestros parientes en la Isla, serían más de la cuenta para castigarlos. Amén de que, al menos en público, no suelen compartir nuestros puntos de vista.

En general, tampoco es que la boga blogosférica le robe el sueño al Palacio de la Revolución, visto que el número de personas con acceso a Internet en la Isla es insignificante. Siendo así, se diría que "bloguear a Cuba", como pretenden los organizadores del cónclave, es una meta irreal. Sobre todo si se considera que el penúltimo absurdo del pasotismo insular consiste en vivir la torpe ilusión de creerse que Fidel Castro ya no cuenta. Tampoco cuenta para los mal llamados "emigrados económicos", que son la mayoría más uno.

En cuanto a nuestra parentela insular, insisto: nuestros cancerberos no son tan perversos como quiere la paranoia de los que nunca dieron ni darán motivos para perseguirles. Categoría en la que no encaja Aguaya, quien en su blog roza fuerte el límite de rotura. A los aspirantes a blogger con ese dilema: ¡El que tenga miedo que se compre un perro en vez de camisas de once varas! [Foto: Yoani Sánchez pintando con spray en casa. ¿Viene la boga de las camisetas de Generación Y?]

En otro orden de cosas, lo mejor es que Aguaya se cure en salud, condicionando de antemano las ayudas de los patrocinadores al más estricto respeto de la pluralidad de criterios, para que no le pase lo que a la AECC. (Lo cortés no quita lo valiente: siguiendo su reciente normativa de intercalar una arena por cada cuatro de cal, ayer Encuentro en la Red volvió a impresionarme con el formidable artículo "La transición consumada", de Jorge Salcedo.) De lo contrario, a la postre su bienintencionada propuesta congresual plantaría sobre el hombro de los blogueros exiliares al censor filo- o criptocastrista, que ya lleva la voz cantante en influyentes organizaciones del exilio y le aterra poner en peligro las donaciones.

Otro motivo de mi alarma inicial era el hecho cierto de que, de un tiempo a esta parte, cunde la perniciosa moda de lanzar convocatorias sin previo consenso. Los aludidos nos enteramos por la prensa. A unos se les consulta e invita y a otros no. Caso más notorio: el espectacular lanzamiento de la Federación Española de Asociaciones Cubanas (FECU, el nombre revela la esencia ancilar del programa y la sigla da un pie de verso para una controversia satírica de punto guajiro), que supuestamente abarcaba a más del 90 por ciento del total de asociaciones afines.

Inmune a la ola de desmentidos y deserciones posteriores, a la virtual inexistencia de tal entidad exiliar, por cesariana voluntad de los organizadores del certamen, su presidenta fue invitada a la ceremonia de premiación de Yoani Sánchez en nombre de una macrofundación espectral que aún no tiene ni dirección electrónica en Yahoo.

El afán de protagonismo y figuración a toda costa, combinado con la propensión a dejar hacer y deshacer a los patrocinadores de filias locales contemporizadoras, nos mata. Por otra parte, ¿"diálogo" con quién? Si Aguaya se refiere al debate entre blogueros, éste ya es una realidad palpable. Si al castrismo como contraparte, pierde miserablemente su tiempo. Aquí ya no cabe aquello de que "no hay peor gestión que la que no se haga", porque de gestiones dialogantes ya estamos hartos.

Y es que, por su propia naturaleza, el diálogo en política es siempre un toma-y-daca, una negociación basada en la correlación de fuerza. No poseyendo el exilio ni la oposición interna en su conjunto, de por si divididos, un respaldo popular a nivel nacional e internacional suficiente, el tal diálogo sólo puede ser lo que hasta la fecha: un interminable monólogo estatal.

Ignorando hasta hoy quién era Aguaya, cuya identidad real obviamente no debe de ser desconocida para la articulista de la Voz de Alemania, imposible tener nada personal en su contra. Aclaro de paso que lo de "afán de protagonismo y figuración" más arriba no va en absoluto con ella ni con la Comisión Organizadora. Por otro lado, la chica de Kubalgie, que semanas atrás me llamó la atención sobre el evento, acaba de recordármelo. Sencillamente, el Abicú estaba detrás del palo.

En realidad, la convocatoria fue divulgada en tiempo y forma. Además, como se puede apreciar en el portal Blogueando a Cuba, el Primer Encuentro de Bloggers Cubanos contó de entrada con el plácet y la cooperación de un nutrido grupo de blogueros, con lo cual se cae mi sospecha de improvisación. Perdón. De modo que no me opongo a que sigan adelante con su proyecto. Si bien estimo prematuro y contraproducente tratar de peinar a la desmelenada blogósfera, de en cierto modo obligar a meterse debajo de un mismo paraguas a un movimiento cuyo encanto, influjo y resistencia emana precisamente de su caótica espontaneidad, de su aparente libertinaje...

De ahí que el modus operandi de Aguaya me parezca cuestionable. En primer lugar, para dialogar con quienes estime pertinente debe empezar por quitarse el tenue antifaz detrás del cual oculta, preventiva e inútilmente, su vertical personalidad. En segundo lugar, no se puede nadar y guardar la ropa. Quiéralo o no, ella ya está corriendo riesgos y a más tardar en 2009, cuando se reúnan los blogueros en Miami y Palma de Mallorca, se sabrá quién es.

Si tanto le preocupa la seguridad de sus parientes en la Isla, mejor que no haga nada susceptible de comprometerlos. Y por lo poco pero significativo que ya voy sabiendo de su carácter, no creo que logre contener sus justas inquietudes. Por lo demás, lo dicho: Aguaya cuida mal el secreto de su identidad. Estando en lo que está, no sería muy difícil averiguarla en Berlín para nuestras en ese sentido siempre sagaces y meticulosas autoridades consulares y sus numerosos simpatizantes en los diarios Freitag, Junge Welt, así como en Cuba Sí, el DKP, Die Linke... Sin contar las astillas migratorias del palo castrista, que pululan entre nosotros.

En ese sentido, aquí va una sugerencia del Abicú para todos los que aún la necesiten: la eficacia represiva del castrismo es inversamente proporcional a la cantidad de cubanos que se atreven a plantarle cara. Esto es, a espetarle un NO tajante y en público, a hacer uso de su libre albedrío y de su derecho a la desobediencia civil, a no seguir apostando a la anacrónica antítesis del "socialismo con rostro humano", como hacen no pocos blogueros cubanos. Entre ellos no faltan agentes destapados, como el (¿ya suprimido?) blog de Yohandry Santana, un clon castrista de Generación Y en El País.

Por otro lado, entorpecerían cualquier intento de unión los bloggers apolíticos, los equidistanteros de la Diáspora, los que no quieren correr el menor riesgo de perder nada, los que se aprovechan de las ventajas migratorias para medrar en el extranjero nadando entre dos aguas, los que están a la vez en contra y a favor, los "dialogueros", dizque "socialistas democráticos" y otras malas yerbas sembradas a voleo en la blogósfera por el ministro cubano de Informática Ramiro Valdés. Todos ellos no hacen más que aislar y señalar el blanco, marcar por defecto a unos pocos herejes dispersos.

He ahí el quid de nuestra tragedia nacional dentro y fuera de la Isla. En la blogósfera pasa lo mismo: los blogueros militantes somos demasiado pocos. En nuestro caso, se queda corto el refrán criollo que reza “Niño que no llora, no mama”. La luz al final del laberíntico túnel del castrismo sólo empezará a brillar cuando, en vez de revirarnos unos cuantos y pagar la factura, los más nos pongamos a patalear a cara descubierta y a título individual, con nombre y apellidos, sin supeditar nuestros intereses libertarios a los lugares comunes de la progresía occidental: diálogo con sordos, paz y entendimiento con un castrismo en crisis al que se quiere salvar de la debacle, concordia nacional para que nada perturbe la buena marcha de la sucesión raulista, utopismo a ultranza...

Porque, insisto, lamentablemente la tendencia dominante en la Unión Europea no favorece la causa de la libertad en la Isla. Al contrario, en virtud de su antiamericanismo implícito o explícito, apuesta claramente a la continuación del statu quo, al igual que la academia, los medios de difusión, la farándula hollywoodense y los mal llamados liberals del Partido del Burro en Estados Unidos.

Pero tampoco es tan fiero el león castrista como nos lo pintan nuestra propia paranoia colectiva y la demagogia de ciertos mercaderes del Templo entre la disidencia insular y exiliar, incluida la blogosférica. La supuesta omnipotencia del castrismo es más bien una especie de Leviatán armado con nuestros miedos individuales. Desmontar esos temores debe ser el objetivo prioritario del periodismo alternativo. En ese sentido, los temas propuestos para el cónclave no dejan nada que desear. Enviaré yo también mi ponencia.

Finalmente, conste de nuevo que con lo dicho en algunos párrafos no me refiero para nada a Aguaya. A ella, vuelvo y repito, no la conozco en persona y, por tanto, no la prejuzgo. De hecho, como se verá al final, en su caso felizmente no he tardado mucho en salir de mi error inicial para llevarme una grata sorpresa.

Y juro que nada me reconforta más que equivocarme en mis elucubraciones críticas y reconocerlo. Por ejemplo, en su momento con los horrores del castrismo en general o con el diversionismo intelectual de la AECC, en particular. Pero mucho me temo que a su pesar, tal vez por desconocimiento o irreflexivo entusiasmo, Aguaya y sus colaboradores acaben enredándose en un proyecto sutil cuya finalidad no sea otra que domesticar, cooptar, manipular también a la blogósfera.

¿Cómo? Embutiendo a los blogueros en una camisa de fuerza similar a la que les ha puesto la presidencia de la AECC a buena parte de "lo más granado" de la intelectualidad exiliar (de su fecular espora madrileña no hablo más por tratarse de un fiasco manifiesto) o la otrora indoblegable pero al fin doblegada Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) a un sector creciente del exilio miamense.

Y si algún suspicaz comentarista, anónimo o no, cayera en la tentación de acusarme a mi vez de paranoico, de antemano le respondo que todos los que han tenido la suerte o desgracia de conocerme personalmente saben que no cojeé de esa pata ni siquiera cuando era un opositor en las calles habaneras. Bajo el lema de que "todo el mundo es bueno hasta que demuestre lo contrario", lo cual por desgracia suele ocurrir, he aprendido a vivir bajo acoso. Gracias a ello, las puertas de mi casa en Colonia permanecen abiertas de par en par. El Abicú no tiene pastor alemán.

Mi convicción, en contados casos, sobre gentes e instituciones sospechosas proviene de la cotidiana constatación del cumplimiento al pie de la letra de un viejo plan del Magno Paciente que en su momento se me antojó demencial. A saber, a principios de los años 80, poco después de haber dado luz verde a las visitas regulares a la Isla de la Comunidad Cubana en Estados Unidos, Fidel Castro disertó sobre el controvertido tema en un vídeo confidencial obligatorio para toda la militancia del Partido.

Fazit: crear una poderosa quinta columna en Florida --y desde luego, por extensión en cualquier otra colonia criolla importante-- que con el tiempo llegaría a fungir como un partido a favor de la Revolución. Creí que el Comandante soñaba otra vez despierto. Hoy, casi 30 años después, constato con asombro y admiración que lo que entonces me pareció delirio de mente calenturienta es ya una realidad múltiple: la FNCA, aunque venida a menos, juega justo ese papel en el seno del "Imperio"; la AECC riza el rizo con el mismo cometido diversionista entre los intelectuales en el corazón de la Madrastra Patria, y en todas las urbes e instituciones europeas opera una virulenta facción procastrista, exigua a veces pero siempre ubicua, hiperactiva e influyente.

Vídeo sobre Martha Beatriz, filmado por camarógrafos de la DSE

Como en el Berlín de Aguaya o esta Colonia Agripinensis del Abicú. No en balde se mantiene erguida como tentempié la inefable y etérea FECU, un clon de la AECC dirigido por una solemne desconocida pseudoexiliar tan aparatosamente fundado como malogrado cuyo fin era controlar a la oposición política en Europa Occidental y, por intermedio de ella, a la disidencia filosociata, léase "moderada" en la Isla. Criatura que no por haber nacido muerta, deja de hacer daño.

Por ejemplo, confundió momentáneamente hasta a una Martha Beatriz Roque Cabello, ahora mismo bajo acoso perpetuo de la Seguridad del Estado y en las antípodas de cuanto puedan albergar in pectore la presidenta Elena Larrinaga y sus adláteres. Otro ejemplo digno de mención en este contexto fue la entrega del Ortega y Gasset a Yoani Sánchez.

La presencia en la ceremonia de la vicepresidenta española María Teresa de la Vega, el dato de que los patrocinadores del codiciado Premio sean el Grupo Prisa y el diario socialista El País (el insigne filósofo liberal debe de estar revolviéndose en su tumba), unida al tenor retroprogre de ciertos panegíricos a la bloguera, sugieren que el PSOE y sus ahijados cubanos en Madrid pueden haber malinterpretado la circunspección de Yoani, tomándola por una disidente moderada pasible de enlodarse en la cochambre sociata.

A renglón seguido, para compensar el feo a La Habana le concedieron el Cervantes a Alicia Alonso. Ni modo: el inmenso daño mediático infligido al prestigio del régimen por la exaltación de la carismática bloguera no puede ser contrarrestado por la antediluviana ex prima donna del Ballet Nacional. Y eso, justo es reconocerlo, hay que agradecérselo a la increíble demagogia de La Moncloa. La Habana pasará factura. Vivir para ver.

Craso error: como Martha Beatriz, la chica de Generación Y aspira sin más a "un capitalismo sui generis", o sea, a la cubana. El Ortega y Gasset blinda a Yoani, pero no deja de ser un galardón con segundas intenciones. Y la carismática bloguera número uno que, como la presidenta de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba --¡no tuvo empacho en hablar por teléfono con George W. Bush desde la Oficina de Intereses de Estados Unidos en el Vedado, rompiendo el tabú fundacional del castrismo y la progresía occidental!-- se caracteriza por su sagacidad y modestia, es consciente de la sutil doblez de La Moncloa, cuya diplomacia se emplea a fondo ahora interpone sus buenos oficios para levantar lo que queda en pie de las simbólicas, irrisorias sanciones de la Unión Europea y apuntalar al raulismo.

Yoani Sánchez sobre la autocensura
Tantear para ver hasta dónde llega el límite

Entender esa compleja tramoya diplomática no es fácil, sobre todo cuando lo colman a uno de honores. Y ellas la entienden mejor que nadie. Razón por la cual el Abicú siempre ha roto y seguirá rompiendo lanzas por ambas mujeres, que saben moverse sobre la cuerda floja de la política extranjera sin caer al pozo sin fondo de la vanidad humana. Por tanto, que Yoani haya aceptado la presidencia de honor aporta la más sólida garantía de coherencia para este cónclave de la blogósfera cubana, como también lo es el dato de que copresida la Comisión Organizadora Joaquín Estrada Montalván, con cuyo blog congenio sin reservas.

Desde ya meto la mano en la candela también por Aguaya Berlín. Empero, amén de la manera de operar, que atribuyo a un sano entusiasmo, me desarraiga de la titular de Desarraigos Provocados esta frase programática que encabeza el artículo sobre la convocatoria en DW-World: "El diálogo es lo que necesita Cuba en esta fase de transición". Si la frase es de su cosecha, lo cual pongo en duda, ¿de cuál diálogo y de cuál transición habla Aguaya? Me gustaría que se dignara esclarecer el punto.

Para evitar prejuicios y malentendidos por mi parte y la del lector, entré a saco en el interesante, bello blog de esta colega exiliar, comprobando con inmenso alivio que, sin lugar a dudas, ella y su media naranja también ambicionan sin más un "capitalismo sui generis" para suplantar a la ruinosa economía planificada al gusto de la gerontocracia raulista y sus halalevas del patio y del extrapatio. Ya con eso el Abicú se da por bien servido.

Más aún, Aguaya conoce en carne propia los sinsabores acarreados por a cualquier ingenua tentativa de explicarles a ciertos incorregibles teutones que desde hace largo rato la inmensa mayoría de los cubanos "de ambas orillas", proclamémoslo o no, desistimos de todo prurito de alteridad experimental, como se desprende de lo contestado a sus petulantes anfitriones en este párrafo de su breve pero contundente crónica "No sería mala idea" , acerca de una eventual transición al capitalismo en Cuba, donde concuerda punto por punto con lo dicho por Yoani en el vídeo de arriba:

Ah, bueno, eso no sería mala idea: si garantizan la calidad que ya tienen en otros países y el precio, al menos el de Alemania, país del primer mundo, y no el de Cuba, a veces caro hasta para los mismos alemanes, muchos cubanos se alegrarían de poder comer las famosas hamburguesas y de probar (para muchos "nuevamente") una verdadera Coca Cola. Lo importante es que el cubano decida qué es lo que quiere para su país y no que lo decidan otros por él. [Foto: Ilustración original de "No sería mala idea"]

¡Sombrero! Para esta chica de Santo Suárez, como se deduce del final de la crónica de ese desencuentro ideológico con sus anfitriones, cambiar en Cuba es algo muy serio implica exclusivamente un retorno a la ley de la oferta y la demanda, al pluripartidismo y al estado de derecho. A la mayor brevedad. Eso se llama tener coraje civil en este aperreado, a ratos políticamente ingrato exilio europeo. Por desgracia, no todos lo tienen. La mayoría escapa por la escalera de incendios de la contemporización, con tal de no granjearse hostilidades de mal agüero.

De modo que, mi querida Aguaya, no te tomes a pecho lo aquí planteado ni te molestes por las malas compañías a que, involuntariamente, he asociado tu entusiasta convocatoria. Pues, en primera y última instancia lo poco que haya de crítica hacia tu gestión unificadora en este post no pretende ser otra cosa que un convite al diálogo franco y constructivo que estás tratando de fomentar en la blogósfera criolla. Además, tú no eres otra "solemne desconocida" sino --para mí desde ayer-- una entrañable colega del periodismo alternativo a la que gustoso le estoy haciendo publicidad oblicua. Finalmente, si a pesar de todo sacas adelante tu loable proyecto, te ruego que te mantengas fiel a ti misma, que por nada del mundo te dejes imponer pautas ajenas. ¡Impón las tuyas!