Saturday, 28 February 2009

Adios a santa Ingrid

O el discreto encanto de los hijos pródigos de la burguesía iberoamericana

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Donde el Abicú habla mal y bien de la colombo-francesa, saca las moralejas pertinentes y da baja definitiva en su blog a un culebrón con final feliz que, cualitativa pero no cuantitativamente, ya no da más de sí...

Con toda probabilidad, las protestas de amor del ex media naranja de Ingrid Betancourt son lo mejor aún por escuchar acerca de la frustrada y frustrante Juana de Arco colombiana. Desairado por la recién liberada Ingrid de la peor manera ante las cámaras en aquel novelesco reencuentro y despedida, si no es él mismo otro redomado hipócrita, Juan Carlos Lecompte aún ama a la hembra de su vida con la pasión surrealista de
El amor en los tiempos del cólera.

Contra todas las evidencias audiovisuales, Lecompte no pierde las esperanzas de verse algún día recompensado en la intimidad de la alcoba. Quienes sí han perdido
ogni speranza hasta el punto de enmudecer de desencanto en el dantesco purgatorio al que la farcesca (de FARC) amazona los ha condenado son, por este orden, el palacio del Elíseo, los demás gobiernos e instituciones extranjeras que se despelotaron por la ex prisionera, el Sumo Pontífice que le concedió audiencia, los entusiastas Comités de Apoyo y los millones de incautos que en todo el orbe se dejaron embaucar por las campañas hagiográficas de los grandes medios de difusión.

Lecompte: "El amor se puede perder en la selva"



De hecho, aquellas calabazas de hidropónico al ingenuo --suponiendo que realmente lo sea-- Lecompte fue la primera traición pública de doña Ingrid. La segunda, la intempestiva fuga de la tórtola a París, apenas vino a confirmar añejas certezas de sus paisanos colombianos, a cuyos ojos la líder ecologeta del liliputiense Partido Oxígeno Verde (vaya nombre para un país sumido en larga y cruenta guerra civil) jamás había merecido devoción alguna.

Sabíase de sobra en Colombia que, además de trepa, oligarca afrancesada y egocéntrica como para ella sola detrás de su fachada filantrópica, Ingrid se había hecho capturar ex profeso por las FARC en busca de una popularidad que hasta entonces no poseía. Al meterse a gusto en la boca del lobo, era portadora de una propuesta original mutuamente ventajosa.

En primer lugar, para ellla que, favorecida por menos de un dos por ciento de electores cuando se hizo secuestrar en 2002, aspiraba a anotarse el mérito de desbloquear las negociaciones con las FARC. Con ese aval, pensaba relanzarse junto con los jerarcas narcoguerrilleros al frente de una plataforma de izquierda. En segundo lugar, para sus presuntos captores quienes, a la sazón en su apogeo, reincorporarían a la vida civil con todas las rentas del narcotráfico, garantías de impunidad jurídica por infinidad de crímenes cometidos y perspectivas de redituar su talante reconciliatorio en unas elecciones ad hoc.

Aplazado por el alto mando de las FARC, apenas se volvió a hablar del proyecto hasta que el Plan Colombia puso en crisis a todos los frentes guerrilleros, provocando las bajas sucesivas de sus dos capitostes: Raúl Reyes, el segundo al mando desfigurado por las bombas en Ecuador, y el legendario Manuel Marulanda Vélez, alias "Tirofijo", fallecido cuando, según email propio, el acoso del ejército lo tenía "viéndole las cachas (cuernos) al Diablo".

Así las cosas, no cabe duda de que, al ser rescatada por el comando enviado por Uribe la rescata, ya hacía rato que las tensiones entre la cautiva senadora ecologeta y sus amables captores ya habían tocado fondo. Perdido el poderío bélico, las FARC dejaron de ser una opción viable a los ojos de la ilustre trepa. De hecho, el famoso vídeo donde Ingrid luce catatónica debe de haber sido una penúltima (la última está a punto de perderla la senadora bolivariana del turbante a raíz del desmantelamiento de la logistica rupestre del astuto "Mono Jojoy" en la Macarena), desesperada apuesta mediática de paz del alto mando guerrillero a la que ella se habría prestado de mala gana.

Eso explica que, al segundo día de su espectacular liberación, Ingrid se la dejase en la mano a sus paisanos y aterrizara en París, donde durante unos meses vaciló entre la tentación de desertar de inmediato y dejarse persuadir por la imagen de Juana de Arco colombiana que le forjaron a contrapelo de la opinión pública francesa el Palacio del Elíseo, los medios de difusión y los delirantes Comités de Apoyo.

A la postre, consciente de que sus antiguos aliados de la jungla se la tenían jurada, el instinto de conservación prevaleció sobre agasajos oficiales y galardones internacionales. Ni siquiera el hagiográfico anecdotario sobre su supuesto rol de salvadora de vidas en la selva fue lo bastante fuerte para persuadirla a asumir un rol que ella tenía sobradas razones para considerar letal.

Con todo, tal vez habría seguido jugando el juego durante algún tiempo prudencial más, pero la sorprendente, inesperada decisión adversa del jurado del Nobel de la Paz en Suecia le puso el corcho al garrafón de sus vanidades. El resto del culebrón es de sobra conocido: calabazas públicas al penelópico esposo, mano "muerta" del ex canciller francés Villepin sobre uno de sus senos en un restaurante de los Campos Elíseos, alevoso plantón a los Comités de Apoyo (les prohibió usar su nombre en lo sucesivo), retozos eróticos con el supuesto "primo" en una playa de Miami y, como colofón, recientes revelaciones acerca de su cutre conducta en la selva de boca de tres compañeros de cautiverio: promiscua, arrogante, egoísta, engreída, abusadora, mitómana, delatora...

Un juicio sobre la "Princesa" (así le decían los guerrilleros) que viene a corroborar el de la vox populi en Bogotá. Sabido es que la inmensa mayoría de los colombianos jamás votaron por ella ni compartieron el enfoque izquierdizante en su libro
La rabia en el corazón. Su compañera de boleta en el 2002, la senadora del Partido Oxígeno Verde Margarita Londoño, había roto la alianza en abierto desacuerdo con el calificativo de "nido de ratas" endilgado por Ingrid al Congreso. Con Clara Rojas, nueva vice y compañera de cautiverio, se malquistó en la selva por dejarse preñar por un guardián. No contenta con eso, luego levantaría en Francia falso testimonio oral contra ella, acusándola de intentar ahogar en el río a su propio bebé...

Por si quedarán dudas respecto a la personalidad de Ingrid, en un email descubierto en los laptops parlantes de Raúl Reyes, el propio Tirofijo la descaracteriza así:
"Hasta donde conozco, esta señora es de temperamento volcánico, es grosera y provocadora, con los guerrilleros encargados de cuidarla. Además como sabe de imagen y semiología, las utiliza en impactar en contra de las FARC. Previendo los reclamos del Emisario francés, pienso informarlo".

Datos fidedignos que son apenas la punta de un témpano que está al aflorar. En particular, el email de Tirofijo confirma el conflicto con la jefatura, cuya representante extraoficial en el Senado, Piedad Córdoba, enfrascada ahora mismo en una ya inútil operación de limpieza de la imagen de las FARC, tampoco la traga. Pero, basta de darle cuero a la pobre Ingrid. Ya tiene bastante con romperse el cráneo intentando, según se dice, refutar por escrito tantos testimonios adversos. En lo adelante el Abicú no sólo no volverá a hablar mal de esa cortesana del Sena metida a redentora de la humanidad, sino que incluso se dispone a clausurar esta semblanza con tres merecidos elogios a su procaz conducta desde que, tras citar la víspera a la prensa para el sensacional anuncio, se le escabullera el Nobel entre los dedos.

(1) Al desentenderse intempestivamente de los asuntos de la polis y entregarse a todo tren a los placeres mundanos, al optar desaforadamente por la rubeniana "carne que tienta con sus frescos racimos" y la baudelairiana bohemia parisina, Ingrid no ha hecho otra cosa que escuchar por vez primera el clamor de sus compatriotas, que no le han pedido otra cosa desde que --en mala hora, para ella, su oligárquica familia y el resto de burgueses vergonzantes que la apoyaban en todo el planeta-- debutara en política.

(2) Pese a su liviandad y evidentes malas mañas, Ingrid ha sido lo bastante perspicaz para percatarse de la inexorabilidad del ocaso de las FARC; de que el alto mando narcoguerrillero, al que traicionó tan pronto se vio milagrosamente fuera de su alcance, le había puesto precio a su mala cabeza; de que, a no ser que se pase como segundona al bando oficial con un papel secundario --lo cual repugna a su monumental egolatría--, el detalle de deberle la sobrevida en libertad a su Némesis, es decir, al presidente Álvaro Uribe, la deja irremediablemente fuera de juego.

(3) Pero acaso el principal mérito cognitivo de Ingrid consista en su capacidad para, sobreponiéndose a su propia petulancia, discernir una trama sutilísima, casi subliminal, que parece haber escapado a la atención de los más suspicaces latinoamericanistas. A saber, que la exaltación de su persona al pedestal de Juana de Arco, el sinfín de premios y homenajes, la alharaca de los Comités de Apoyo y, sobre todo, el respaldo incondicional de Sarkozy y la enarquía bipartita gobernante en París, se ocultaba una versión neocolonial, eurocentrista, del viejo plan narcoguerrillero de utilizarla como punta de lanza contra el gobierno de Uribe y Estados Unidos. Propósito fácilmente rastreable cada día en el gardeo a presión que, con
El País a la cabeza, mantiene al unísono casi todo el entramado institucional progresista. Bajo diferentes pretextos, desde Amnistía Internacional hasta el comisariado de Derechos Humanos de la ONU, se esfuerzan por equiparar al gobierno de Uribe con la narcoguerrilla de Alfonso Cano.

En principio, Ingrid no estaba en contra de los designios del Elíseo. Obviamente, se dejó halagar para no quemarse antes de tiempo. Pues sabía y podía leer a diario en la prensa colombiana que, a diferencia de ciertos sectores minoritarios de la oligarquía --César Gaviria y otros líderes de la llamada izquierda "vegetariana"-- que estaban y aún están por la labor dizque antiimperialista, las clases medias y bajas, así como el alto mando narcoguerrillero, la seguían detestando. Aquellas, desde siempre y visceralmente; éste, desde la fuga a París y a muerte.

Sin las más remotas perspectivas de acceder algún día al Palacio de Nariño en calidad primera magistrada colombiana, única meta digna de sacrificios para esta niñata en el fondo fría y calculadora, ventajista como para ella sola, es de felicitarse que haya decidido invertir las turgencias restantes de su --a pesar de las inclemencias de la selva y las sevicias de sus carceleros-- inmaculada anatomía al goce de la vida en clave de lujuria.

Sea como fuere, lo que quiero resaltar aquí es que, en última instancia, Ingrid encarna al prototipo del filantrópico político subversivo sudamericano de cuna burguesa al que, cuando inesperadamente las cosas le salen mal, siempre queda el recurso de volver al redil como hijo prodigo y acogerse al "discreto encanto de la burguesía", reservado en exclusiva a los hijos pródigos subversivos de esa clase social.

Sobre todo si, además de temerarios y despóticos, son bien parecidos. He ahí la moraleja número uno que se puede sacar en claro de la rocambolesca saga de esta frustrada santa colombo-francesa. La segunda, más actual aún con la aparatosa boga de Barack Hussein, es que los entusiasmos mesiánicos duran poco. El suscitado por Ingrid acabó de manera relativamente rápida e inocua. ¿Cuánto durará y cómo acabará el de Obama?




[Excurso para la farándula y la cubanidad: En cuanto al desaire al buenazo o el santurrón de Lecompte, basta con oírlo balbucear su real o fingida perplejidad en el vídeo para cerciorarse de que, sencillamente ni atrás ni alante, es hombre para una perversa Princesa que sobrevivió al cautiverio dándole todo el tiempo, como suelen decir las jineteras cubanas, "el frente a la situación"...

Visto que el tema empieza a cobrar un cariz de crónica del corazón, cierro estirando la comparación del párrafo anterior: ...así como Cecilia renunció a ser Primera Dama de Francia al lado de ese smoking presidencial vacío que responde al nombre de Nicolas Sarkozy con tal de continuar su vida de abeja reina "a la sombra".

¡Ahí sí hay hembra de armas tomar a los ojos del Abicú, y no farandulesca dama de compañía como su sustituta Carla Bruni (sale hasta en la sopa), o matrera bala perdida como Ingrid Betancourt. Repare el espectador en el curioso paralelismo mímico entre el desaire de nuestra antiheroína a su coleante cornudo en el segundo vídeo y el gesto de rechazo de Cecilia al también coleante Sarkozy a mitad del tercero.

Finalmente, lejos de ser esta denigración contra la menguada figura del presidente galo (mi Alter Ego reconoce que en su momento se fue con la de trapo con este Luis XIV de guiñol) no es en absoluto una ofensa inmotivada ni gratuita sino una justa represalia bloguera por haber despachado Sarkozy a La Habana a un mensajero sociata que ni siquiera esbozó el gesto de reunirse con los opositores.

Aunque a juzgar por su complacencia con el visitante algunos líderes opositores no se lo crean, del mensaje de Jack Lang ("utilizar los contactos de Jack Lang para que Francia esté presente en el momento en que los Estados Unidos sin duda van a reanudar los contactos con Cuba), cabe sospechar el mismo género de complicidades que Ingrid del dudoso entusiasmo del Palacio del Elíseo con ella y la causa de paz en Colombia. En fin, pura política real aprovechando la afinidad ideológica y el antiguo contubernio del emisario con la alta nomenclatura insular...

No en balde el inefable Mauricio Vincent, corresponsal de El País en la Isla, alardeaba el pasado 26 de marzo de que el zurdísimo Lang actúa "al rebufo de España". Locución adverbial que, traducida al lenguaje retroprogre de La Moncloa, quiere decir que el franchute fue a La Habana a sembrar las mismas cizañas continuistas que el canciller español Miguel Ángel Moratinos.]

5 comments:

Zoé Valdés said...

Excelente entrevista. No perdió el tiempo, no. Escribió un libro muy bueno sobre ella. Firmé ejemplares junto a él de mi libro en la Feria del Libro de Bordeaux y me pareció un ser sumamente enamorado de su mujer, y preparado a todo, por ella.

Anonymous said...

Pomar, dinos algo de Sebeluis para reírnos un poco más.

Isis said...

Impecable análisis, Abicú.

william Rios said...

ta fuerade serie asere...alabaooo

Güicho said...

Suábana!