Por Jorge A. Pomar, Colonia
Este antepenúltimo post de Yoani es la prueba más contundente de la falsedad de la campaña mediática contra Radio y TV Martí. De ser cierto el cuadro resumido en el post "Parabólicas" por la traviesa chica de Generación Y en tres párrafos, entonces mi Alter Ego tiene toda la razón del mundo cuando alega que se trata de infundios diversionistas de la dialoguería miamense. Al margen de una vigilancia policial que son expertos en burlar, los del patio no oyen ni ven tan sólo lo que no interesa o conviene.
A estas alturas semicentenarias de la fábula castrista hace rato que todos deberíamos estar cansados de saberlo. El problema de fondo no es de ninguna manera la presunta pésima calidad de programas. Ni la incuestionable eficacia del bloqueo de la señal de TV Martí; ni el constante rastreo policial de parabólicas clandestinas en las azoteas, que por algo existe y es tan intenso. Al contrario, obviamente a los cubanos de a pie en todo el archipiélago les encanta tanto la telebasura como a su afortunada parentela de La Florida, dato que huelga demostrarle a quienes hayan estado allá siquiera de visita.
Por ende, si las bocinas de los radiotransmisores de onda corta o las pantallas chicas de la radioteve martiana cubren hoy las actividades de la oposición interna mucho menos que, pongamos 15-20 años atrás, no hacen otra cosa que sintonizar con las preferencias del público. Que a su vez maldita sea la atención que presta al reality show de los disidentes de carne y hueso en el barrio...
Sin embargo --descontando el manifiesto desinterés de las sucesivas administraciones norteamericanas por burlar las artesanales interferencias radioeléctricas del Ministerio de Comunicaciones--, tal vez o a buen seguro el eslabón central de esta cadena de desidias locales podría ser más bien la indiferencia recíproca, la alergia particularista que induce a la mayoría de los líderes opositores a ignorar sistemáticamente las iniciativas lanzadas por grupos afines.
Por desgracia, ese ausentismo disidente, fenómeno ya habitual, fue particularmente notorio poco ha en la marcha silente organizada en un céntrico parque del Vedado por el Dr. Darsi Ferrer por la efemérides de los Derechos Humanos. Repitióse en la protesta por el arresto del roquero Gorki Águila durante aquel concierto de Pablo Milanés en el Protestódromo. Si el propio movimiento opositor no da muestras fehacientes de solidaridad interna, ¿cómo exigírsela al resto de la población?
Mucho me temo que ese paradójico, olímpico suicidio político vuelva a marcar la pauta mañana lunes 16 de febrero a las tres de la tarde cuando, desafiando a las autoridades culturales a cargo de la XVIII Feria Internacional del Libro de La Habana, la propia Yoani lance a título alternativo a las puertas de La Cabaña la proscripta antología de cuentos Boring Home. del narrador disidente Orlando Luis Pazo Lazo.
"Desde ayer -- informa Generación Y-- está circulando un email en la intranet del Ministerio de Cultura, donde se nos advierte de posibles represalias por la presentación alternativa de los cuentos. Llamadas intimidatorias, acusaciones de asalariados del Imperio [...] y hasta la velada advertencia de que habrá golpiza".
Yoani cierra su penúltimo post respondiendo a las amenazas oficiales con un desafiante "Allí estaremos, vamos a ver si nos dejan llegar". A lo que, secundando al colega Aldo Tuero de Nuevo Acción, el Abicú no puede menos que plantear aquí esta inquietante incógnita: ¿Cuántos prestigiosos líderes opositores de la vieja guardia osarán hacer acto de presencia en el lugar a riesgo de compartir la anunciada ordalía con los jóvenes promotores de tan singular protesta literaria?
Si de nuevo brillan más bien por su ausencia, no quedará más remedio que rendirse a la evidencia y, parafraseando el título del libro de Orlando Luis, bostezar de puro tedio cada vez que alguien nos hable de una de esas iniciativas burocrático-mediáticas (ahora mismo circula por la Red de Redes un nuevo formulario con el enésimo convite al siempre inaplazable diálogo nacional) a que nos tienen acostumbrados ciertos veteranos de los derechos humanos: Boring dissidence? ¿Aburre ya la oposición interna?
*************************************************************
Por Yoani Sánchez, Generación Y
Detrás de un tanque de agua, esconde Dayron una antena parabólica para captar la televisión de México y Miami. Vive en un edificio de ocho apartamentos y suministra a cada vecino un cable con la prohibida programación. Aunque la policía rastrea a estos distribuidores ilegales, poco puede hacer, dado el creciente número de quienes cometen el mismo delito. La Habana parece -por momentos- una telaraña surcada de falsas tendederas y tubos de agua por los que corre, en realidad, la proscrita señal de las televisoras extranjeras.
Suscritas a semejante negocio underground, muchas familias pagan una mensualidad de doscientos pesos cubanos, la mitad del salario de cualquier profesional. Reciben a cambio veinticuatro horas de telenovelas, shows y musicales. Los pocos e ideologizados canales nacionales no pueden competir con los colores llamativos y la variedad que llegan desde la osada antena, orientada hacia el satélite.
Para contrarrestar este fenómeno, el gobierno ha entrenado equipos policiales que rastrean las azoteas y cortan los cables sospechosos. La multa puede exceder los mil pesos e incluye la confiscación de los equipos receptores y del televisor. El temor a ser sorprendidos no logra, sin embargo, hacer desistir a los audaces televidentes. Algunos emprendedores han logrado, incluso, colocar las redes de distribución por debajo de la calle, junto a las viejas cañerías de agua. Para hacerlo han contratado verdaderas brigadas que simulan reparar algún salidero, cuando en realidad difunden el perseguido cable.
Los clientes de Dayron están dispuestos a correr todos los riesgos, con tal de ver algo diferente.
1 comment:
Bro, los venecos se pusieron en cuatro. Más combustible para el castrismo.
Y todavía hay buen espacio hasta el fondo del lodazal sudaca.
Post a Comment