"Viaje al paraíso de los inútiles izquierdistas chilenos"

O ¿en qué se asemeja el populismo sudamericano a la socialdemocracia europea y el New Deal obamita?

Por Jorge A. Pomar, Colonia

...sobre la visita oficial de Michelle Bachelet. Tan exhaustiva, irrefutable e hilarante es el análisis del bloguero chileno que alguna lengua poderosa --no veo por qué habría sido el titular-- debe de haber tenido a bien quejarse ante la gerencia de You Tube, que a su vez no tuvo a mal suprimir la posibilidad de insertarlo.

El vídeo de marras se llama Michelle Bachelet: visita a Cuba (pinche ahí para comprobar que las explicaciones del bloguero chileno RAZIEL8919 no tienen desperdicios) y difícilmente pueda ser descalificado por irreverente, dados los subidos tintes histriónicos del personaje. Prueba también que algunos sudacas están más claros que ciertos disidentes sociatas nuestros acerca de las causas del en apariencia escandaloso y paradójico contubernio entre el castrismo y las izquierdas carnívoras y vegetarianas del cono sur.

Si Michelle II (I es desde el 20 de enero la consorte de Obama) no rompió por un pelo el récord de cretinismo estatal sudaca femenino (el masculino lo detenta Hugo, seguido de Evo, Daniel y Lula) impuesto días antes por su bella homóloga lunfarda. Las perlas retóricas que se gastó en la Isla fueron mucho más osadas que las de Cristina Kirchner, empero siempre dentro del mismo talante genuflexo:

Él está en muy buenas condiciones; hemos conversado largo. [...] muy bien, muy ágil, siempre activo, conociendo tanto dato que una se impresiona porque conoce los detalles más importantes.

Excurso histórico-comparativo

El talón de Aquiles de cualquier partido clasificable dentro del espectro socialista democrático es su histórico complejo de culpa con respecto al marxismo. A saber, la renuncia a la supuesta "misión histórica del proletariado", acoplada al reconocimiento de la propiedad privada y la economía de mercado capitalistas.

Lo cual conlleva la lógica restricción del concepto marxista de lucha de clases a la mera defensa de los intereses obreros. La ortodoxia del SPD, primer partido de esa denominación en el orbe, está volviendo a sufrir en carne los efectos desintegradores de cualquier tentativa de corregir ese pecado original: primero con la defección años atrás de su ala izquierda, que plantó bandera aparte bajo la batuta del demagogo Oskar Lafontaine, cuyo "corazón late a la izquierda".

Poco después con la fusión de esos mismos tránsfugas del WASG ("Alternativa Electoral Trabajo & Justicia Social") con el Partido del Socialismo Democrático (PDS, aluvión del Partido Socialista Unificado de Alemania, SED, de la extinta RDA. A las órdenes del dúo de honeckerianos reciclados integrado por el ex aparatchik Lothar Bisky y Gregor Gysi, abogado sospechoso de espiar a sus mandantes disidentes por encargo de la STASI, el PDS lleva ahora la voz cantante en la nueva entidad de extrema izquierda Die Linke (La Izquierda).

Las cuitas intestinas del SPD con su pecado original no terminan ahí. Una serie de descalabros electorales provocados por la errónea decisión de sus filiales regionales de hacer causa común con sus homólogos de La Izquierda se saldaron con el estrepitoso fiasco de su líder en las parlamentarias de Hesse a fines del año pasado.

Allí los socialdemócratas, habiendo derrotado por la mínima al gobierno conservador de la CDU, violaron su reiterado compromiso de no aliarse con La Izquierda para llevarse el pato al agua y a la postre fracasaron debido a votos contrarios o abstenciones de un par de desertores. A nivel nacional, los electores pasaron factura.



A día de hoy las encuestas arrojan intenciones de voto desconcertantes: la canciller federal democratacristiana Angela Merkel goza aún de unas cuotas de popularidad suficientes para derrotar al vicecanciller del SPD (recordemos que en Berlín hay un gobierno de Gran Coalición) dentro del electorado socialdemócrata. Aun así, lejos están de escarmentar: hace poco se consumó el giro a la izquierda en el seno de la directiva, cuya vicepresidenta Andrea Nahles, discípula de Lafontaine y líder real del partido, tenía colgado en su oficina un retrato del joven... ¡Fidel Castro!

Las catastrofales perspectivas del SPD de cara a las elecciones al Bundestag (Cámara Baja del Parlamento Federal) del 2009 no son sólo consecuencias de errores de cálculo aquí y allá, sino más bien de una severa crisis de principios puesta en evidencia hace unos años en la bufonesca reelaboración verbal de su plataforma programática.

Las causas de fondo tanto de la comicidad de aquellas equívocas sinonimias escolares como de las frecuentes comedias de enredos generadas por la lucha por el poder en la cúpula del partido guardan relación, por un lado, con la drástica reducción demográfica del número de obreros clásicos por efecto de la automatización de los procesos industriales; y por el otro, con los imperativos de la globalización, siempre aparejada a la fuga de capitales.

RAZIEL8919: "El negocio de los derechos humanos en Chile"
(¡¡¡Vídeo altamente recomendable para disidentes cubanos!!!)

A la par con el Muro de Berlín se vinieron abajo todos los sistemas filosóficos omnímodos de la izquierda, quedando en pie por su probada funcionalidad en la esfera productiva apenas el capital y la visión neoliberal de la sociedad y el mundo. Y la globalización agudiza dos tendencias dominantes conflictivas en esta era posmoderna: la rápida decadencia del eurocentrismo, o sea, de la hegemonía del Viejo Continente.

De ahí que, a los ojos de muchos disidentes insulares que no han vivido a fondo la experiencia europea, parezca incompresible el trastrueque bidireccional de valores tradicionales observable en los partidos de masas (conservadores incluidos) de Europa Occidental. Lo que antaño era de derechas hogaño es de izquierdas, y viceversa según la coyuntura.

Por ejemplo, aunque a pesar del actual alarmismo económico, por obvias razones de espacio, recursos y flujos migratorios Estados Unidos seguirá siendo una potencia en fase expansiva por tiempo indefinido, no por eso escapa al esquema anterior. El liberal (demócrata de izquierda) Obama se apunta a anacrónicas tesis proteccionistas y keynesianas, oponiéndose a los Tratados de Libre Comercio con Sudamérica, entre otros motivos porque defiende los intereses concordantes de la patronal y los sindicatos de General Motors y General Electric y los consorcios que cotizan en Wall Street. Sobre todo trata de clientelizar las arcas estatales, otro rasgo común a todos los gobiernos de izquierda.



Más que de su impericia, ignorancia y deshonestidad, los papelazos que ya suele hacer Obama en política interior se deben al error de copiar a la Unión Europea en una nación capaz de competir con ventaja en el mercado global. Los correlatos exteriores serán igual de incongruentes, peligrosos, ridículos y, sobre todo, imprevisibles como los de Cristina y Michelle. Por ende, a nadie en la Isla ni en la Diáspora debe pillar por sorpresa que al final acabe él también más bien llevando viento a las trabadas aspas del quijotesco molino castrista.

Al fin y al cabo, igual que las vedetes populistas de Argentina y Chile, amén de tampoco poseer varita mágica ni brújula, el Nuevo Mesías es un galán de la izquierda posmoderna al estilo Zapatero. Talante y sonrisa tan glamorosos como engañosos. ¿Posará con su sonrisa Colgate al lado del Magno Paciente? Deseos no le faltarán pero, a juzgar por los pavorosos trompicones que viene dando, no creo que logre rebajar tan pronto a Estados Unidos al nivel de España y América del Sur como para que le convenga desairar a la oposición interna y figurar en una de esas fotos trucadas...

Fazit: El Tercer Mundo y los derechos humanos no pueden figurar muy alto ni en la agenda del New Deal obamita ni en la de los estados del bienestar comunitarios. Sencillamente, son intereses contrapuestos. En eso se asemejan ambos al populismo de los grandes países emergentes de Sudamérica: Lula (el más marañero de todos sin duda), Cristina y Michelle no se retratan con Fidel y Raúl en busca de negocios mutuamente ventajosos con una Isla en ruinas sino para neutralizar a la izquierda carnívora de sus respectivos parlamentos. "Más temprano que tarde", ambos gobiernos populistas en Santiago de Chile y Buenos Aires van a estallar como siquitraques, víctimas de su inveterada demagogia. Vivir para ver...

Exigirles que se reúnan también con la disidencia interna apenas puede ser una táctica para poner en evidencia tanto al Palacio de la Revolución como a sus cómplices retroprogres. Quienes han acompañado al colega RAZIEL8919 al "paraíso de los inútiles izquierdistas chilenos" ya saben por qué.

Finalmente, cabe resaltar que sí ha habido una ganancia estimable para el Abicú y sus correligionarios neocons: alegría por el mal ajeno al constatar en este vídeo del diario La Nación (pinche ahí para acceder) el monumental cabreo del canciller chileno Alberto van Klaveren por la cuchareta reflexiva del Magno Paciente en el tabú histórico de la mediterraneidad de Bolivia. Siempre tan gentil con sus monigotes presidenciales sudacas, Fidel (¿qué sería de la disidencia sin él?) le clavó en la grupa a la Bachelet la peor banderilla de la discordia para agriarle el recuento en Santiago de Chile...