Sunday, 15 February 2009

"Fidel Castro sólo respeta a quien no se pliega a sus dictados..."

Segunda carta abierta de Roberto Ampuero a la Presidenta Bachelet

[Tomado de El Mercurio, 15-02-2009]

Excelentísima Presidenta:

En la carta pública que le dirigí a Ud. por este medio antes que iniciara su periplo a La Habana, le advertí que cuando un demócrata abraza a un tirano, el demócrata siempre termina con el poncho manchado. Es lamentable para la imagen de nuestro país que Ud., máximo representante de la nación, en Cuba haya terminado efectivamente con su traje manchado y sufrido una afrenta de parte de Fidel Castro que pasará a encabezar la sección "bochornos presidenciales" del libro de Guinness.

El papelazo que el oficialmente "máximo líder de la revolución" la hizo pasar con el tema de la salida al mar para Bolivia me embarga de profunda frustración, pero no me sorprende. Se lo digo porque yo conocí el sistema y la forma en que Fidel Castro maneja la isla. Viví allá y conocí el socialismo real desde la perspectiva de la nomenklatura y como joven sin techo ni libreta de racionamiento. Su visita me sugiere a mí que Ud. nunca entendió lo que era el socialismo real, menos el cubano. De haberlo hecho, Ud. debió haber sabido dos cosas esenciales antes de aterrizar en la isla. Una, que el régimen cubano odia a Chile por su historia y porque es modelo esperanzador que proyecta en el mundo por su recuperación de la democracia y logros económicos. Otra, que Fidel Castro sólo respeta a quien no se pliega a sus dictados, a quien osa oponerse a él; que el resto no cuenta para él, pues son sólo o sus compañeros de ruta o bien despreciables subordinados. Es la lógica propia de todo dictador.

Por esto sentí vergüenza ajena cuando este jueves la vi salir trotando, emocionada, olvidando el homenaje a Salvador Allende y a la colonia chilena allí reunida, porque Fidel Castro -que en estos meses no debe tener mucha agenda, que digamos- la había mandado a buscar para que se apersonara en una de sus residencias. Nunca imaginé que iba a ver a un Mandatario chileno corriendo enfervorizado y agitado por ver a un dictador. Le confieso que hubiese esperado, por respeto al cargo que usted ejerce, una actitud de estadista, más decorosa, quizás pausada y acorde con su investidura. No era además que Ud. estuviese atrasada, porque el encuentro estaba pactado para el día siguiente. Y fue así como Ud. dejó la ceremonia como si se hubiese producido una tragedia en Chile o hubiesen detectado una bomba en el sitio, sin explicar siquiera a los compatriotas por qué salía con tanta premura. También sorprende que Ud. se haya subido a la caravana del Presidente anfitrión, zafándose de su propia seguridad, y haya permanecido por hora y media, ingenuamente e inundada de admiración, en un lugar secreto con el hombre que después le clavó el puñal por la espalda con la declaración sobre Bolivia.



Usted debiera saber, Presidenta, que cada uno de sus gestos, así como su trotecito y semblante emocionado por la perspectiva de ver al líder quedaron registrados para los funcionarios cubanos y fueron útiles a la hora de calibrar su estado de ánimo. Como Fidel Castro ya tenía conocimiento de su obsesivo interés por verlo a la hora que él dispusiera y se enteró después de su ansiedad gracias a su, a mi juicio, poca presidencial retirada del homenaje a Allende, se la echó en el bolsillo de la forma en que todos vimos con azoro. Ud. olvidó que él lleva 50 años en el poder, y para eso hay que ser además astuto. Lo inquietante es que las reflexiones de ayer de Castro demuestran que a Ud. ya la ve como un cadáver político. La sacrifica sin asco y revela al mundo la sensible conversación que Uds. habían sostenido, y que Ud. había callado ante los chilenos. Él no cree en la Concertación, Presidenta; su alternativa para Cuba y el mundo es otra. Ahora Ud. lo sabe. De pasadita, seguramente tras impartirle una cátedra de 90 minutos sobre la industria vitivinícola y el cobre chilenos, se sentó en nuestra historia, ridiculizó a nuestros héroes y sembró la cizaña en Chile nuevamente. ¿Le sorprende? A mí no. Yo viví en ese sistema, lo conozco y lo temo.

Ahora me queda claro, gracias a las reflexiones del comandante, que Ud. ni mencionó el tema de los derechos humanos en la isla, pero sí tuvo Ud. que escuchar su perorata antichilena y pro boliviana. Permítame señalarle el otro asunto que sé por mi experiencia en la isla: para los Castro, Chile es un país insoportable porque transitó de una dictadura a una democracia con estabilidad y prosperidad, y es hoy el gran símbolo -no Cuba- de la esperanza de libertad y prosperidad de millones en el mundo del Sur. En 1973, Chile y Cuba tenían exportaciones similares, Cuba estaba en el auge de la exportación de guerrillas y Chile enfrentó una crisis que lo condujo a una dictadura. Hoy las diferencias son evidentes. Cuba hoy ya no es ejemplo ni símbolo de nada positivo. Chile sí lo es. Y eso es una espina diaria para los Castro. Ellos, que sí necesitan inversiones de Chile, no le perdonan a la izquierda, Ud. incluida, que haya co-administrado por casi 20 años un modelo neoliberal que nació de Augusto Pinochet, el peor enemigo de Castro en el continente, odio por cierto mutuo entre dos dictadores de signo diferente. Que Fidel Castro no sólo le diera una mano en La Habana, sino también esa sorpresa, era imaginable. Entre lo que representa Ud., una izquierda de corte neoliberal en los hechos, aunque de corte revolucionario en la retórica, y el Evo Morales de una Bolivia indígena y pobre, subvencionada por Hugo Chávez, para Castro no hay dónde perderse.

Y el jueves por la noche, Presidenta, cuando Ud. aún ignoraba la sorpresa que Fidel Castro le preparaba, se dejó fotografiar en la Feria del Libro habanera con un Raúl Castro que sostiene mi novela, "Nuestros años verde olivo", en sus manos. Esto fue posible porque un stand chileno se atrevió a llevar copias de ese libro censurado en Cuba. En otra "jugadita" castrista, la Presidenta chilena contribuye a crear la imagen de que mi novela -así como las de centenares de autores cubanos y de la cultura mundial hoy censuradas en esa isla- puede circular libremente en Cuba. Usted, que conoció Alemania Oriental y otros países comunistas, sabe bien que allí no circulan libros críticos al régimen.

Pero lo que son las cosas, Presidenta: ahora también Ud. enfrenta una situación difícil con la sorpresa que le deparó Fidel Castro y, al igual que yo, saboreará lo que es una dictadura. Nada de lo que Ud. diga con respecto a la forma en que le mancharon el traje, ni siquiera su rostro decepcionado ni el debate que estalló en Chile, aparecerán en medio cubano alguno.

Pero tal vez un día, cuando haya democracia en Cuba, yo podré ir a la Feria del Libro de La Habana a presentar esa novela hoy censurada en la isla y revelar cómo Fidel Castro violó el acuerdo de que la conversación con Ud. sería privada, y la zambulló de lleno en el peor bochorno presidencial de estos últimos veinte años.

Es increíble, señora Presidenta, que Fidel Castro le haya enrostrado a Ud. una supuesta injusticia ocurrida hace 130 años, y Ud. no fuese capaz de enrostrarle una injusticia que ocurre ante sus ojos.

6 comments:

william Rios said...

ASI SE TRATAN LAS RATAS SENORA BACHELET

Anonymous said...

Muy bueno, Pomar. Mil gracias.

Anonymous said...

Este Ampuero si que es claro; gracias le doy y pena me dá esa retonta de la presidenta de Chile.

Hector

Anonymous said...

Agence France Presse
LA HABANA

"Imperio del terror'', un libro del hijo de Raúl Castro, Alejandro Castro Espín, sobre el desarrollo del capitalismo en Estados Unidos y la actual crisis económica, será presentado en la Feria Internacional del Libro de La Habana, informó este domingo una fuente oficial.

El libro, publicado por la editorial Capitán San Luis, del Ministerio del Interior (MININT), ‘‘es una investigación sobre el desarrollo capitalista de Estados Unidos hasta que se convirtió en un imperio y el poder de las élites en ese país'', declaró su director, el teniente coronel (r) Juan Carlos Rodríguez.

"Es un texto con una actualidad tremenda'', porque Castro Espín, coronel del MININT y ayudante de su padre, "analiza también la crisis económica actual y sus posibles consecuencias, y para los estudiosos del tema va a constituir, sin dudas, un libro de obligada consulta'', añadió.

Rodríguez subrayó que es "un estudio profundo y muy bien documentado'' con "fuentes muy valiosas, algunas norteamericanas y muy recientes'', y que "la esencia del libro es dar una visión diferente de lo que se ha dicho normalmente de Estados Unidos''.

"También se podría llamar 'Los Estados Unidos, una historia diferente' o 'Los Estados Unidos, una historia poco conocida', apuntó.

Castro Espín es uno de los cuatro hijos del matrimonio formado por Raúl Castro y Vilma Espín, la mujer que más rango político alcanzó en la revolución cubana, fallecida el 18 de junio de 2007 en La Habana.

"Imperio del terror'' será lanzado el 21 de febrero en la Feria, dedicada a Chile e inaugurada el jueves por la presidenta Michelle Bachelet y Raúl Castro, en la antigua fortaleza de San Carlos de la Cabaña.

Anonymous said...

Jorge, excelente este ajuste de cuentas, justo y valido, de Ampuero con Bachelet!

Anonymous said...

El aguijonazo de Fidel Castro a Michelle Bachelet me recuerda la fábula del escorpión y la rana a la orilla de un caudaloso río.

''¿Qué te parece si me monto en tus espaldas y me llevas al otro lado?'', le dice el escorpión a la rana al verse impedido de cruzar la corriente. Cautelosa, la rana responde: ''Si lo hago, corro el peligro de que me claves el aguijón y me mates''. Imposible, replica él: ``Si lo hiciera, nos ahogaríamos los dos''.

Ante tal argumento, en apariencia irrebatible, la rana accede a hacer el favor. Pero a mitad del camino, el escorpión le clava su aguijón. Sorprendida, ella, sintiendo cómo el veneno paraliza sus ancas, lo llama traidor. ''¡Es absurdo!''. ''Yo sé'', contesta con calma él, ``no lo pude evitar: es mi naturaleza''.

Tal es la naturaleza de Castro, que ni siquiera esperó a que la presidenta Bachelet saliera de Cuba para publicar su bodrio venenoso. ¿Cuál es el objetivo de atizar ahora el diferendo histórico Chile-Bolivia? La pregunta tiene la misma respuesta que dio el escorpión: es la naturaleza del dictador. Aguijonear a todo aquel que se le oponga, e incluso a quienes desde la izquierda moderada no se le someten de manera absoluta.

Un día hablará del derecho de los argentinos sobre las islas Falkland; otro reclamará para México los territorios de California, Texas, Colorado, Nuevo México y Arizona; luego hablará del conflicto por la papelera en el río que separa a Uruguay y Argentina; una vez más reclamará Guantánamo; pedirá para los palestinos la Franja de Gaza; insistirá en la independencia de Puerto Rico, y así sucesivamente.

De nada le sirvió a Bachelet negarle audiencia a la oposición cubana, condenar el embargo, abandonar el acto de homenaje a Allende y trotar con desespero para acudir al llamado de su victimario. Es cuestión de naturaleza. Ni siquiera Lula y su Partido de los Trabajadores han escapado a la punzada del aguijón.

En sus deseos de cumplir sueños de adolescencia con guerrilleros barbudos y justicieros, Bachelet olvidó la historia. Fue Fidel Castro quien en 1972 recorrió Chile durante un mes, agitando las banderas de la violencia contra la voluntad pacífica del gobierno de Salvador Allende. Y fue él quien se opuso en los años 90 al proceso iniciado por el juez Baltasar Garzón para enjuiciar en España a Augusto Pinochet.

El problema es con Chile. Nunca sus rumbos políticos, ni los giros a la izquierda ni a la derecha, han sido del agrado del escorpión en jefe. Porque, señores, lo suyo en política es otra cosa. Son los modelos Chávez, Ortega, Correa y Morales.

Al fin y al cabo, se pregunta el escorpión, qué gana su hermano el heredero más que unas botellas de buen vino chileno, unos cuantos convenios y un destino incierto, con el eventual regreso de la derecha al poder, de la mano de Sebastián Piñera. Entonces mejor matar a Bachelet, burlarse de todos, de Chile y de su propio hermano. Y dejar claro que mientras el escorpión viva seguirá destilando veneno y matará cualquier posibilidad de cruzar el río.
MIGUEL COSSIO
www.elnuevoherald.com