Thursday 19 February 2009

¿Huele algo todavía a sano en la Casa Blanca?

Roland Burris ya es carne de cadalso

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Como recordará el lector memorioso, tras su controversial elección a dedo por el gobernador de Illinois, a la sazón en libertad bajo fianza y destituido, a duras penas Roland Burris consiguió que la opinión pública y el liderazgo demócrata le concediesen el beneficio de la duda por dos razones: (1) evitar disturbios raciales por vetar al único senador negro; (2) asegurarse por la mínima en la Cámara Alta la mayoría necesaria para aprobar el Paquete de Estímulos y otras reformas.

El riesgo de enfrentamientos raciales era de por si grave, pero sin duda el de perder el quórum obligó al liderazgo demócrata en el Senado a retirar a los alguaciles y tolerar a Burris en la bancada del Partido del Burro. Obviamente, a regañadientes y a condición de no dar la nota mordiendo la blanca mano que, con la nariz tapada, le tendía el chairman Harry Reid.

Contra este requisito de lealtad incondicional, Burris no debía de tener objeción alguna, puesto que ahora sabemos que, como a Barack Hussein Obama, le importa mucho más el cargo que la función. Tantas mentiras y medias verdades evidentes declaró bajo juramento ante el Senado de Illinois acerca de sus vínculos con la oficina del gobernador que en apenas un mes se ha visto forzado a poner el parche antes que saliera la llaga (alguna extrañamente piadosa deep throat, garganta profunda, le habrá pasado el casete) enmendarse tres veces por escrito.

El decepcionado
chairman capitolino acaba rendirse a la evidencia: ...the story seems to be changing day by day ("El cuento parece estar cambiando día tras día"). No obstante, Reid aún concede a Burris el beneficio de la duda hasta el proceso por perjurio. En cambio, Dirk Durbin, decano de los senadores de Illinois, pide sangre en el río de la corrupta Chicago: At this point, his future in the Senate seat is in question ("A esta altura su futuro en el asiento senatorial está en cuestión").

Con todo, la carta racial es un comodín que obliga a los anglosajones de ambos partidos a tratar a Burris con guantes de seda. Algo de eso trasluce en la reciente elección de
Michael Steele como primer líder negro del Partido del Elefante. Steele sería el antídoto republicano contra Obama, el hombre que puede poner el dedo en la llaga de la demagogia negrista de ciertos trasnochados profesionales de la negritud y arremeter sin miramientos contra el presidente sin temor a ser tildado de racista.

La cuestión salió a relucir hoy con inusitada fuerza en boca del primer fiscal federal mestizo de Estados Unidos. Al inaugurar al conmemorar el Mes de Historia Africano-Americana con un discurso que incluía advertencias de este calibre:

"...un asunto en el que nunca nos hemos sentidos cómodos pero, dada la historia de nuestra nación, eso es en cierto modo comprensible. [...] . Si hemos de progresar en esta área, debemos sentirnos lo bastante cómodos unos con otros para platicar con franqueza acerca de temas raciales que continúan dividiéndonos. [...] Aunque esta nación se ha pensado orgullosamente a sí misma como un crisol étnico y yo creo que seguimos siéndolo, en muchos aspectos somos esencialmente una nación de cobardes".

Lo cortés no quita lo valiente. Sombrero ante Holder. Será un corrupto cuya idiosincrasia no se solape del todo con la de Steele, pero ahí dio en el clavo: aún son demasiados los afroamericanos (y afrocubanos) que deben aprender a no justificar sus defectos personales con la excusa de la esclavitud y la segregación; a ser personas plenas sin cuño de especie valiosa en extinción, o sea, con toda la falibilidad inherente al hombre dizque sapiente.

Ahora mismo hay armado un revuelto a causa de la caricatura de arriba, cuyo autor asocia la reciente muerte a tiros de un chimpancé asesino con Obama: "Tendrán que buscarse a algún otro para redactar el próximo Proyecto de Ley de Estímulo". Ya no se le puede decir mono a un negro encaramado ni en broma sin que se trepe a la mata. ¿Acaso es más ofensivo pintar una bemba colorada a un negro que una tenue rayita exangüe por boca a un blanco?

No otro, sin embargo, el leitmotiv favorito de la prensa republicana contra el dictador Fulgencio Batista, quien no creyo necesario hacerle tragar con embudo una ración de aceite de castor al irreverente caricaturista del Diario de la Marina. Tenía sentido del humor el general de la (ahora lo sabemos por simple cotejo con el Castrato) "dictablandísima" cubensis.

Y Bush, ¿qué habría sido de su hígado si no hubiese tenido tabla para soportar semejante friolera de escarnios pictóricos y humorísticos? El pobre Michael Moore, por ejemplo, quien se le encarnó como la garrapata que es, no obtuvo ni siquiera el beneficio de una solitaria mención presidencial.

En contraste, Obama vive a la greña con la prensa adversa, al extremo de sugerirles a los congresistas republicanos que no le hicieran caso a los agrios pero serios y lúcidos análisis de un Rush Limbaugh en Foxnews. Como su inefable homólogo español José Luis Rodríguez Zapatero, a diferencia de Bush, el Mesías Color Canela de la progresía occidental no posee ni pizca de sentido crítico y del humor.

Volvemos a nuestro berreado Burris. Bocabajo los dados, sobre la atolondrada cabeza del senador afroamericano pende una espada de Damocles de doble filo: una comparecencia ante la Comisión de Ética del Senado, sin perjuicio de otras consecuencias jurídicas. Ansioso por disipar la cada vez más densa nube de suspicacias a su alrededor, él y su brillante abogado negro convocaron a una rueda de prensa, con el angustioso performance que el lector puede apreciar en el vídeo. Si domina el inglés, no se pierda semejante reality show. No tiene desperdicios. Los periodistas asaron al senador literalmente en su propia salsa:



Ronald Burris mintió por inclusión y por omisión. Por un lado, negó de plano cualquier trueque de favores (nominación a cambio de recogida de fondos) con el gobernador Rod Blagojevich. Por el otro, afirmó categóricamente no haber tenido contacto alguno con Blago y sus secuaces durante el período en cuestión.

Para hacer corto el cuento: no sólo negoció el nombramiento cualquier cantidad de veces en persona y por teléfono con el gobernador, su hermano y sus socios (sólo faltó el pastor alemán del bungalow), sino que de hecho, aunque no consiguiese ni un centavo debido a la mala fama del destinatario, accedió gustoso a prestarse para recaudar fondos.

Lo interesante es que el móvil que lo llevó por partida triple al notarial donde-dije-digo-digo-Diego guarda estrecha relación con la certeza de que todos aquellos conciliábulos --o al menos algunos tramos sensibles de ellos-- figuran de cabo a rabo también en las grabaciones secretas del FBI que pusieron en evidencia al gobernador de Illinois en el asunto de la subasta del escaño senatorial de Obama.

En enero esa duda pesó negativamente en las confesiones de Burris, disipándose enseguida lo suficiente como para permitir su aprobación por el Senado. Hoy, en cambio, los demócratas se han quedado sin excusas para soportar a esa sentina en su fracción.

Además, ¿cómo no pensar que tal vez el Fiscal Federal a cargo del caso, Patrick Fitzgerald, se limitó a entresacar con pinzas de entre meses o años de grabaciones estrictamente aquellos pasajes comprometedores para Blago, ocultando otros en los que se oyen voces identificables de colaboradores del presidente electo o del propio Obama? No es creíble que existan motivos de mayor fuerza para no dar a conocer todas las cintas en poder de la Fiscalía Federal. Raro también que el avezado abogado del gobernador desertara, que el depuesto Blago optara por no defenderse, etcétera.

Burris es carne de cadalso. Como dice un comentarista anónimo del Chicago Tribune: "Cada vez que Burris abre la boca sale un 99 por ciento de mentiras. El 1 por ciento restante es su nombre y apellidos. Y ni en eso se puede confiar". Dilema de los demócratas: no pueden permitirse el lujo de tronar al único negro en Senado Federal, pues sin su voto dependerían de los republicanos para aprobar cualquier ley.

Otro funcionario federal de nota del Partido del Burro súbitamente aquejado de amnesia selectiva y forzado a enmendarse a posteriori vía affidavit (declaración jurada) podría verse en aprietos ante el Comité de Ética del Congreso: la hispana Hilda Solís (foto de al lado).

Pese a su probado cabildeo a favor del
Employment Free Choice Act, proyecto de ley votado por Obama y bloqueado en el Senate en 2007, el pasado 11 de febrero la candidata a secretaria de Trabajo recibió el visto bueno senatorial. La llamada "Ley de Libre Elección de Empleo" pretendía nada menos que derogar el voto secreto en los gremios de empleados, coartando de paso el derecho de los trabajadores afiliarse a otros sindicatos.

Según hizo constar ante notario después de confirmada, Solís olvidó declarar bajo juramento ante el Comité Senatorial el detalle de que, entre sus atribuciones como tesorera efectiva de
American Rights at Work, figuraba la firma de los desembolsos de ese lobby, incluido el soborno a legisladores venales. Por si fuera poco, su consorte encara un juicio por fraude fiscal.

Transparencia en la que podemos creer. ¿Huele todavía a algo sano en la Casa Blanca? ¿O está ya tan podrida como el Chicago, esa
Federal Capital of Political Crime de donde emergiera su primer inquilino negro? Ni siquiera el flamante Bailout Package huele bien ni atrás ni alante.

Según informaban ayer los diarios, por un lado el Dow Jones reaccionó a la teatral rúbrica presidencial con una robusta caída en flecha. Por el otro --dato mucho más elocuente aún--, los ejecutivos de los grandes consorcios americanos no sólo acaban de confirmar la inminente cesantía de unos 50 mil trabajadores dentro y fuera de la Unión, sino que... ¡¡¡ellos mismos no están dispuestos a correr el riesgo de apoyar la reforma obamita invirtiendo sus colosales honorarios en las firmas bajo su mando!!!

Acabáramos... No en balde, Evan Newmark, respetable bloguero bursatil del Wall Street Journal, le ha enviado a Obama el siguiente S.O.S.: "Señor Presidente, ya es hora de admitir la quiebra por insolvencia de General Motors y Chrysler. [...] Ya es hora de que Usted destruya Detroit a fin de que el resto de América pueda vivir".

[Excurso filomarxista para subdesarrollados: Desde luego, en virtud de un doble reflejo condicionado a favor del salario y en contra de la plusvalía, hasta los hijos del subdesarrollo tendemos identificarnos de manera espontánea con esos miles de trabajadores americanos a punto de ser despedidos. Un mecanismo pavloviano de lo más perjudicial en cuya formación influyen sobremanera ideologemas marxistas y socialdemócratas de la era de la Revolución Industrial anacrónicamente inculcados a diario a la población tercermundista por los grandes medios de difusión y los partidos de izquierda.

Al sucumbir hasta las lágrimas a ese noble, pero trasnochado e irreal sentimiento solidario, pasamos por alto dos inconvenientes: (1) Son aristócratas obreros del Primer Mundo que en una hora de faena ganan hasta 75 dólares brutos, suma que --descuento fiscal y seguros incluidos-- no ganan al mes por igual tarea y rendimiento sus homólogos del Tercer Mundo. (2) Detrás de las políticas proteccionistas hoy propugnadas por la Casa Blanca se esconde la presión electoral de esos y otros poderosos sindicatos, todos ellos consciente y/o inconscientemente interesados en Estados Unidos (y Europa Occidental) en mantener fuera de la competencia a sus supuestos "hermanos de clase" en los países emergentes.

En otras palabras, esa aristocracia obrera norteamericana y sus líderes gremiales saben de sobra que hace rato que --entre otros factores, debido a sus propios privilegios corporativos-- sus otrora eficientes consorcios no son rentables. Por ende, pusieron rodilla en tierra por Obama por temor al outsourcing o fuga de capitales hacia mercados laborales más flexibles; del mismo modo que los granjeros hicieron otro tanto con el expreso fin de preservar el intercambio desigual de productos agropecuarios, vale decir, torpedear los Tratados de Libre Comercio (TCL) con América del Sur.

Redondeando el cuadro con el afán ecologista de los liberals por impedir la explotación de las reservas petroleras norteamericanas plus el descabellado plan de Obama para desarrollar las energías alternativas, es fácil concluir que al menos durante los cuatro años de la actual legislatura la economía de Estados Unidos difícilmente logrará romper el círculo vicioso en que se haya atrapada. De ahí que, oponerse a la globalización, a los TCL, apoyar a Obama, no sea en el fondo sino un ladino por preservar los altos estándares de vida del American Way of Life a costa del Tercer Mundo. Fin de excurso.]


El segundo nominado a la secretaría de Comercio arrojó la toalla por falta de fe en el cambio económico y dudas respecto al posible abuso político del Censo. Grave, muy grave, pues ya como hemos visto que Obama se ha atado a sí mismo la mano liberal --que en él es la zurda-- dándole cabida en su gabinete a la principal cabildera gremial del país.

Con todo, por el momento es lo de menos. Lo de más: si como es de prever, a la postre se demuestra el carácter fraudulento de la senaduría de Burris, quedaría en entredicho la legalidad del Paquete de Estímulos, aprobado en la Cámara Alta por un voto, el del único de los cien senadores con la palma de la mano blanca y el dorso negro.

Hasta ahora, con la ayuda interesada de una prensa progre ciega, sorda y muda ante sus monumentales pifias, Obama se ha mantenido mal que bien fuera del patiñero a su alrededor, alegando supina ignorancia de todos estos desaguisados. Hace apenas unas horas, para no ir muy lejos, el FBI acaba de sacar de su escondite en Virginia al mecenas number one del soborno estatal Robert Allen Standford (foto de al lado), que no ha sido esposado pero sí privado de su pasaporte como garantía de que no se fugara al extranjero.

Y adivinen quiénes están entre los principales beneficiarios de este otro estafador financiero: cierto, varias eminencias demócratas y republicanas, pero a la cabeza Obama, que ayer miércoles se apresuró a distanciarse del magnate. Nada, que el cerco de cochambre se va cerrando cada vez más en torno a la Casa Blanca y el día menos pensado...

6 comments:

Anonymous said...

Yesssss!!!
Muy bueno.

Isis said...

El anónimo ha dicho lo mismo que iba a escribir. No importa, lo repito: muy bueno!

Nobama said...

¡Excelente análisis! Estimado Pomar, nos hemos tomado la libertad de colocar un link para que quiénes entren a nuestro blog y se interesen puedan leerlo completo.
Nobama

Güicho said...

Formidable!

Anonymous said...

Y algunos muy cercanos a Obama huelen a queso.

Anonymous said...

Que el queso te perdone, Anónimo 21/02/09 18:18