...a los manifestantes frente al Consulado de Cuba en Barcelona?
Por Jorge A. Pomar, Colonia
IDENTIFIQUE AL FOTÓGRAFO AMATEUR DESCONOCIDO
Descontemos que no sea el inmueble indicado por bandera y fachada en la capital del Gran Imperio Catalán, así como que las fotos no hayan ido a parar a los archivos secretos de nuestra Embajada en Madrid y/o a la casta sede habanera de la Seguridad del Estado en el antiguo convento de Villa Marista.
Sigue una pregunta especulativa y extraoficial, o sea, sin responsabilidad penal para El Abicú Liberal ni mucho menos para el manifestante, cógnito o incógnito pero en grado de responderla, que por aznar concurrente haya engrosado la concurrencia y deslizado una mirada curiosa por los consulares balcones hasta el asta de la acomplejada bandera en el tercer piso.
¿Se trata del mismo destacado compañaero Carlos M. Castillo Calaña, el excelentísimo, gentilísimo y nunca bien ponderado cónsul cubano en Barcelona que observa con gafas similares dentro del círculo rojo zoomeado en la foto de abajo?
Una de dos: o la cámarita es un --turísticamente inaparente pero en realidad-- fenomenal modelo multifuncional diseñado especialmente para el truculento Servicio Federal de Seguridad (FSB, ex KGW) de Putin; un obsequio especial de la Lubianka a Villa Marista dotado de dispositivo capaz de disparar múltiples, diminutas, invisibles, silenciosas, fulminantes cápsulas de cianuro concentrado, genomáticamente teledistribuidas a multitud de blancos (y negros y mulatos desafectos) simultáneos.
O acaso, provisto del mismo modesto aparato made in Shangai usado para sus ratos de ocio en la Rambla o la Barceloneta, el altivo cónsul caribeño, humano al fin, simplemente no ha resistido la tentación de dejar constancia gráfica para su abultado expediente de que acá, en sus predios catalanes, donde a un chasquido de sus dedos salen a meter bulla las falanges separatistas, esos escuálidos del Partido Popular y la gusanera local no le pudieron armar el domingo, ni por asomo, tanto relajo en la vía pública como a su ineficiente, inexperto o pusilánime colega madrileño.
Vaya Usted a saber. Tal vez el fotógrafo sea un hermano gemelo de a pie, pero cagado al cónsul y no menos en grado de acreditar limpieza de sangre y fe, al que el compañero Castillo Calaña le ha tirado un diplocabo desde sus altos almenares en la ciudad vieja más animada de España, a fin de que escape por un tiempo a la desmejorada cartilla de racionamiento insular en el alegre y ubérrimo regionalsocialismo de la Ciudad Condal.
Igual podrían ser puras imaginaciones del vermiforme Abicú, quien insiste absurdamente en que "el gerente de los profesionales del oficio y la cancillería más hipócritas de la historia de la humanidad" (otra hiperbole sin fundamento estadístico acuñada por mi Alter Ego), es capaz de rebajarse a suplantar en el exterior a algún modesto técnico del departamento de medios audiovisuales de la Seguridad.
¡Habráse visto manera de lidiar la del Abicú con esos roñosos halalevas diplomáticos de la arteroesclerótico-degenerativa Castrohermandad! Por favor, pinchen ambas fotos para cotejarlas. A ver si por un casual alguien acaba de sacar de dudas a este calumniador aficionado y, descartada la tal "patraña de Castillo Calaña", para al fin con su mala maña de amontonar atributos despectivos con tanta saña en este post...
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5 comments:
葉z目でsくbりえろn
Me dicen que es el Consul pero no estamos seguros 100%
saludos
R.A.
¿Y cuál sería la diferencia?
http://www.lagranepoca.com/articles/2008/06/17/2083.html
Abiku, terribles fotos y el artículo sobre China...
Otro ex funcionario ecuatoriano admite amistad con extinto jefe de las FARC
The Associated Press
QUITO --
Un ex funcionario del gobierno de Ecuador admitió el miércoles que sostuvo una amistad con el extinto comandante Raúl Reyes, uno de los miembros de la cúpula de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El gobierno del presidente Rafael Correa lleva meses buscando deslindarse de cualquier relación con la organización guerrillera y ha pedido a las autoridades de Colombia que se retracten de afirmaciones según las cuales existía algún nivel de connivencia con las FARC, por lo que la revelación de José Ignacio Chauvín podría complicar las cosas.
El ex subsecretario de Coordinación Política del ministerio de Gobierno se presentó ante la fiscalía para responder imputaciones en su contra de narcotráfico, pero al conversar con periodistas reconoció que "fui amigo personal de Raúl Reyes y sí me reuní con él".
"Hoy voluntariamente estoy aquí para entregarme y demostrar que no tengo nada que ver con ese proceso de narcotráfico", afirmó al presentarse en la fiscalía.
Aclaró que su relación con Reyes "no tiene nada que ver con una proscrita amistad con el señor Ostaiza. Son dos cosas absolutamente diferentes". Al ex subsecretario se le relaciona en una investigación de la fiscalía con los sospechosos de narcotráfico y hermanos Jefferson, Edison y Miguel Ostaiza. Los dos últimos están detenidos.
Aunque Chauvín no aclaró la fecha, ni el lugar de su reunión con Reyes, ni si fue una o más reuniones dejó en claro que fueron con el objetivo de promover el "intercambio humanitario".
Una afirmación similar formuló el ex ministro de Gobierno Gustavo Larrea, quien reconoció que estaba gestionando ante las FARC la liberación de rehenes y para ello se reunió con Reyes.
De los contactos de los funcionarios ecuatorianos con las FARC se supo cuando el gobierno de Bogotá reveló que en una operación el 1 de marzo en que mató a Reyes y a otras 24 personas, destruyó el campamento que la guerrilla mantenía en territorio de Ecuador, también se incautó de varias computadoras, de las cuales obtuvo dicha información.
El gobierno de Correa rompió relaciones diplomáticas con Colombia por la incursión militar a su país.
"Jamás negaré a mis amigos. Soy amigo de muchos revolucionarios del mundo y siempre peleé por el intercambio humanitario", señaló Chauvin, quien desde el jueves tenía una orden de captura en su contra.
Pero, aseveró en su defensa que "jamás he recibido un mísero centavo del narcotráfico y jamás en mi vida lo haré".
Chauvín fue hasta finales del 2007 subsecretario de Larrea, a quien conoció cuando ambos trabajaban para la Asociación Latinoamericana de los Derechos Humanos (Aldhu).
Tras su salida del ministerio de Gobierno, Chauvín formó parte de una comisión oficial que investigó la incursión colombiana.
La Aldhu asumió la defensa de tres sobrevivientes (dos colombianas y una mexicana) que estaban en el campamento guerrillero el día del ataque.
Larrea, que el jueves había renunciado a su cargo de ministro de Seguridad para aspirar a un asiento en la Asamblea Nacional en las elecciones de abril, desistió de sus planes políticos después de que se hizo público el proceso contra su ex colaborador, pues adujo que le había causado un grave daño a su imagen pública.
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