De guerrilleras recicladas como actrices...

Y laptops como "gargantas profundas"

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Si las guerrilleras estaban heridas --casualmente, las tres en las piernas--, al extremo de tener que ser cargadas al helicóptero ecuatoriano, ¿cómo se explica que, en un área tan reducida en medio de la jungla, hayan escapado al comando colombiano que retiró los cadáveres de Raúl Reyes y de otros dos guerrilleros, ? ¿Dormían aparte? ¿Cuándo se vistieron? ¿Como huir con las piernas heridas al extremo de requerir ingreso?

Tal vez estemos ante una versión colombiana de Pallywood (I y II, pinche ahí, si no sabe de que se trata?). Cierta o falsa del todo o en parte la leyenda que están tejiendo las autoridades ecuatorianas, me atrevo a asegurar que aquí hay gato encerrado. Huele demasiado a montaje fresco, a torpe improvisación de cineastas aficionados filmando contra reloj.



Sospechosos también esa Clara Rojas secuestrada pariéndole un hijo a un guerrillero en la selva, esas emotivas despedidas de los captores con abrazos y ramos de flores, ese Luis Eladio Pérez dando gracias a Dios y al Diablo menos al Gobierno de Álvaro Uribe, hablando de diálogo y paz, condenando en bloque a "una sociedad colombiana impavida que no ha sabido asumir su responsabilidad histórica"...

¡Cuánta ingratitud, cuánta voluntaria ceguera! Por otro lado, si fue una "masacre" a sangre fría de combatientes desarmados en calzoncillos y piyamas, como alegan Chávez y Correa, cabe preguntarse qué motivos puede haber tenido el alto mando colombiano para no capturar vivas a unas "lenguas" enemigas tan importantes como las de las sobrevivientes?

Sin la menor duda, el golpe habría sido más demoledor y las confesiones --obtenidas bajo tortura, soborno o chantaje por un Uribe "criminal", "fascista" y "mafioso", como vocifera el Mico Mandante desde su asediado Palacio de Miraflores en Caracas--, no sólo irrefutables sino claves para desarticular el entramadado urbano y rural de las FARC. Conducta sumamente sospechosa, sin pies ni cabeza, inverosímil, la del Estado Mayor colombiano.

Como por encanto, los únicos sobrevivientes de una "masacre a mansalva" en la que perecen 23 guerrilleros (entre ellos tres féminas, posiblemente incluida Olga Marín, esposa de Raúl Reyes e hija de Marulanda) son estas tres preciosas amazonas primorosamente heridas en las piernas? Según Telesur, emisora castro-chavista calcada de Cubavisión, han sido ingresadas de urgencia en una clínica y no se ha revelado su identidad para protegerlas. ¿De quién? ¿Piernas "destrozadas"?



Hipótesis del Abicú: A lo mejor, esas tres amazonas, uniformadas y conscientes al momento del rescate, podrían estar sanas. De ahí que ninguna de las imágenes muestren las tales heridas ni en primer ni en segundo plano. ¿Guerrileras recicladas como actrices o elenco de emergencia para un rodaje a lo Pallywood?

Deben de haber arribado al lugar con posterioridad, a bordo de los helicópteros ecuatorianos como parte de una coartada mediática urdida a la carrera después que Hugo Chávez le metió los diablos en el cuerpo a su normalmente más ecuánime homólogo ecuatoriano Rafael Correa, quien en un principio reaccionó con moderación a la noticia. Objetivo del montaje televisivo: apelar a la compasión de la opinión pública. Eso explica el envío al paraje selvático de todo un equipo de filmación.

La extraña circunstancia de que, al cabo de 4 días, esas Tres Gracias Marciales --cuyo estado de salud es bueno según Marcelo Merizalde, director médico del Hospital Militar de Quito, no hayan sido entrevistadas-- tal vez se deba a las dificultades que afrontan los instigadores para armar un relato coherente y asegurarse de que las chicas se aprendan de memoria el guión y no se contradigan a la hora de dar su versión en público. Tanto más cuanto que probablemente no sean testigos presenciales.

Entretanto, ya se conocen sus nombres: Lucía Alicia Morett, estudiante de Filosofía de nacionalidad mexicana (en el campamento para hacer un ¡estudio de terreno sobre las FARC!); y las colombianas Martha Pérez y Doris Bohórquez. He aquí las pocas frases que ha salido de sus bocas hasta la fecha: (Foto: de izq. a der.: Lucía, Martha y Diana en el Hospital Militar de Quito.)

Martha: "Estaba durmiendo y de repente lo que me despertó fue un bombardeo, se oían aviones, helicópteros; empezaron a tirar bombas y luego también hubo ráfagas, alarmas”.

Lucía Morett: ...no sabe cómo se salvó del intenso bombardeo, pues cuando comenzó la caída de bombas estaba dormida y lo primero que hizo fue tratar de resguardarse.

A estas horas, contra reloj y a puerta cerrada, debe de estar trabajando con ellas todo un team interdisciplinario de guionistas de espectáculos de la vida real (reality shows), psicólogos, autores de novelas policíacas, dramaturgos y, sobre todo, cuadros de las FARC cercanos al grupo de Raúl Reyes. No deben quedar cabos sueltos para los sabuesos de la prensa opositora.

Tendrán que hilar fino para elaborar la trama y las indicaciones a las actrices de su refinada obra de teatro. A la espera de escuchar sus testimonios orales, concedámosles el beneficio de la duda a las autoridades ecuatorianas. De no ser cierta esta hipótesis --altamente especualiva, admito--, de todos modos hay expectación por oír de sus labios cómo llegaron al campamento, cuál era su función allí y, ante todo, qué van a argumentar las autoridades ecuatorianas para no extraditar a las dos hermosas bandidas colombianas. Lo dicho, cosas veredes...



Por lo pronto, las computadoras portátiles de Raúl Reyes siguen escupiendo datos comprometedores a ritmo de vértigo. Parte de los datos revelados hasta ayer por "gargantas profundas digitales": telefonema de Chávez le cuesta la vida a Reyes; 50 kilos de uranio; "Tirofijo" en Venezuela; consulta de Tirofijo a los comandantes sobre «entrevista clandestina con el presidente (Hugo) Chávez» en territorio venezolano; 300 millones de petrodólares para las FARC; compra de misiles a Libia, recompensa en petróleo y dólares por liberación de secuestrados; empleo de “canjeables” como táctica para desetabilizar al Gobierno; entrega de 700 kilos de "cristal" (cocaína); envío de un lote de "caucheras" (fusiles) venezolanas; nuevos planes de secuestro; disgusto de La Habana por marginación en entrega de rehenes; emisarios de las FARC paseándose como Pedro por su casa en el País Vasco; jóvenes comunistas chilenos alternando con guerrilleros...

Pueden haber saltado --o estar al saltar-- incluso datos sobre cuentas secretas de las FARC en diversos bancos occidentales. Y agárrense que, como se dice en el argot cubano: "Lo que viene es mucho con demasiado". Lo dicho, apenas ha salido a flote la punta del iceberg hundido en el disco duro de los ordenadores de Reyes. De modo que cabe aquí también aquel viejo aforismo antitético de la Cuba republicana que reza: "Lo bueno que tiene esto es lo malo que se está poniendo".

No en balde los tambores de guerra del dúo en aprietos Chávez-Correa no cesan de sonar y el Magno Paciente acaba de dedicarle al ecuatoriano su segunda Reflexión de la semana. Pero se equivoca a sabiendas: Correa no acusa. Antes al contrario, va a calentar el banquillo de los acusados por tiempo indefinido, con razonables perspectivas de convertirse en el décimo inquilino en otros tantos calendarios del Palacio de Carondelet.

Al cierre, "...la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios...". Rafael Correa recoge cuerda a la hora de enterrar el hacha de la guerra. Colombia y Ecuador llegan a un arreglo a fin de que, pese a la retahíla de sapos y culebras, insultos y acusaciones contra Uribe, la resolución de la OEA sobre el contencioso no condenará la incursión armada de Colombia en territorio ecuatoriano. O sea, "Donde dije digo, digo Diego". Y no es para menos, habida cuenta de que, para más inri, el Palacio del Elíseo acaba de desbaratarle el álibi de que Reyes se encontraba en territorio ecuatoriano para viabilizar una nueva liberación de rehenes.

A cambio, la cancillería colombiana se ha comprometido a revisar el texto denunciatorio que planeaba, o planea, presentar contra Ecuador ante la Corte Penal Internacional de La Haya. De correveidile ha actuado el presidente brasileño Inácio Lula da Silva quien, siempre con una mano muerta doquiera que haya fondos ilegales, debe de tener motivos muy personales para rogar a todos los santos que los colombianos no levanten del todo la tapa de la caja de Pandora de esa troica de laptops guerrilleros.

Para hacer más sensacional el deal diplomático ambas partes en pugna han acordado zanjar el pleito a nivel de cancilleres tan pronto como el 17 de marzo en... ¡Washington! Chávez se ha quedado colgando del sable, envuelto en un manto de ridiculez cada vez más ceñido a su garganta. En cambio, Uribe, al dosificar el proceso de revelación de datos en su poder, se queda con todas las bazas en la manga, no sólo contra sus más encarnizados rivales en la región sino también contra apaciguadores interesados como sus homólogos brasileño (Lula) y chileno (Bachelet).

Si ahora se añade el detalle de que Fidel le haya dedicado su última Reflexión --con cerca de tres cuartillas, una de las más extensas-- a Rafael Correa en exclusiva, se llega sin esfuerzo a la conclusión de que La Habana, impotente frente a la incontinencia verbal de Chávez, debe de haberle puesto un torniquete en los testículos al ecuatoriano a fin de forzarlo a dar su brazo a torcer.

En tal sentido, los elogios del Magno Paciente serían el premio a la obediencia del Palacio de Carondelet. No está mal pero... ¿será suficiente? Al parecer no, porque el energúmeno del Palacio de Miraflores acaba de encender un nuevo farol de proporciones aerostáticas: nacionalizar las empresas colombianas en Venezuela y vender las venezolanas en Colombia, su mayor socio comercial con un volumen de intercambio anual calculado en de 4 mil a 6 mil millones de dólares.

Guerra comercial anunciada que, en el harto improbable caso de materializarse, sería un dolor de cabeza más para el régimen bolivariano, pues desde rato casi todos los alimentos básicos están racionados en los supermercados venezolanos. Nada, que el pobre Fidel no encuentra forma humana de atajar a su enloquecido mecenas, empecinado en deoír, por fortuna para nosotros, su sabio consejo de "...no jugar todos los días a la ruleta rusa o al cara o cruz de una moneda. Nadie escapa de los cálculos matemáticos". Margaritas a los puercos...