Wednesday 11 November 2009

"La noche": ¿sólo un convite a evocar nuestro propio pasado juvenil en clave íntima

El rol de oráculo freudiano asumido por Juan Abreu, poeta maldito del exilio herético

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Juan Abreu, de nuevo líricamente exquisito y exiliarmente herético en esta su penúltima descarga lúdico-erótica de “La noche”.* Poema en prosa de agresivo registro lírico-existencial con freudianos y denominación de origen freudiana, las estrofas autobiográficas insertadas a renglón seguido llevan su sello inconfundible, dejan invariablemente en el paladar literario del lector exigente un genuino, añejo regusto profano de corte neobaudelairiano.
[Cuadro.- Michael Zichy, Ciclo pictórico "Amor", pág.40, 2, dibujo, primera mitad del XIX, Hungría.]

Esa acrobática autofelación, que choca en la infancia con la censura paterna y epata en la adultez a sujetos con sensibilidades demasiado convencionales, no pasa de ser un instinto masturbatorio primigenio (léase bestial), a cuya inapelable urgencia onanista alguna vez, como los animales de corral, todos los criollos normales --hembras y varones, hetero- y homosexuales-- cedíamos de un modo u otro durante nuestra adolescencia.


Hay muchas, o la misma que se va transformando. Cambiando de piel como una lagartija.
La noche del olor a jazmín que crecía junto a la ventana que daba al pequeño jardín y al portal de Teresa Carretero.
La que formaba cuerpos en la penumbra, cuerpos de rajas supurantes y largos cabellos perfumados.
La que tenía textura de animal marino y manos maternales y aterciopeladas.
La agonizante noche mágica que aparecería muchos años más tarde en Orlán Veinticinco.
La que peinaba los miedos.
La de olor a lluvia próxima que libera manadas por el cielo.
La que pasaba en vela, leyendo, amarillas y de un misterioso fervor. [Cuadro.- Michael Zichy, ibídem, pág. 31, 2]

Abusivamente alargada, no huelga aclararlo, por la rigurosa separación de sexos imperante en los internados castristas, donde la masturbación recíproca era el plato fuerte de los esporádicos toqueteos furtivos entre los novios. Retrocediendo en el calendario, mi Alter Ego, macho moderno en activo y sin tacha, confiesa recordar que de párvulo, sin duda por ser los de nuestra madre demasiado pequeños, sentíase atraído hasta el babeo espontáneo por la conturbadora hermosura de aquellos ubérrimos senos que las jóvenes lactantes cardenenses ocultaban mal detrás de un escueto pañal blanco.

La autofelación apenas pudo intentarla debido --¡mal pensados!-- a una insuficiencia física que lo inhabilita para los espectáculos contorsionistas. Tan compulsiva era su pomariana obsesión que desarrolló un agudo complejo carencial con morbosos episodios de solitaria angustia sadomaso en el baño de la cuartería al constatar que, por más que tratase de estirárselas, jamás aquel par de uvas pasas alcanzaría el tamaño envidiado.


La asfixiante de los veranos que entraba a chorros y me encontraba sudoroso sobre las tablas de la cama, doblado sobre mí mismo, tratando de chupármela. Convertido en círculo (en Miami hice una serie de dibujos al carboncillo con ese tema): un círculo cerrado, jubiloso, perfecto, un cuerpo sin principio ni fin. Lo más que conseguía era pasar la lengua por el glande. Y un atroz dolor de espalda. Me faltaban elasticidad y unos cuantos centímetros. Si pudiera, me la chuparía de vez en cuando. No tanto por el placer sexual sino por experimentar esa suerte de eternidad basada en el hecho de ser una esfera.
La noche de las conversaciones interminables bajo la bombilla de la esquina de Cuarta y F (luz repleta de insectos) con los amigos: tierna, carcajeante, conspirativa, llena de paisajes remotos y sueños acelerados. [Cuadro.- Michael Zichy, ibídem, pág. 19,2]

De aquella inenarrable frustración infantil nos quedaría a la postre una persistente, notoria predilección por las chicas tetonas que sólo empezaría a diversificarse cuando, tras desertar de nuestra última escuela paramilitar en el verano del 66, a duras penas logramos matricular en la Universidad de La Habana. A partir de ese instante feliz dejamos de pertenecer para siempre al multitudinario club insular de los adeptos a Onán, aquel infeliz antihéroe bíblico del amor solitario.

De golpe y porrazo Juan Abreu acaba de obrar el milagro de devolvernos a los tres el raro placer --a menudo estropeado hasta el desencanto por tanto poemario machacón y presumido-- de la verdadera poesía: la introspectivo-contemplativa, inspirada y desviadamente veraz, la transgresora, anárquica, iconoclasta, irreverente y profanadora, la que desnuda al inconsciente y no se compadece ni siquiera de las peores desvergüenzas del yo poético.


La noche del primer beso, temblorosa y al principio algo repugnante pero luego incomparablemente dulce y veraz e irrepetible.
La noche del terror a la muerte: ¡voy a morir algún día, voy a desaparecer, dejaré para siempre de ver, de respirar, de tocar, de oír!
La noche de las enloquecidas carreras persiguiendo a El Zorro y los gritos de mi madre mandándonos a dormir.
La noche horrible de las guardias, durante el Servicio Militar Obligatorio, en las que me hacía pajas para pasar el tiempo y conjurar la soledad. Siempre el sexo contra la angustia y el desamparo.
La noche de carnaval, anal y multitudinaria.
La noche de los tibios tejados. [Cuadro.- Michael Zichy, ibídem, página 25, 2]

Finalmente, no nos engañemos: como de costumbre, este infante terrible, abicuerilmente prosaico de la poesía exiliar con sede en nuestra muy encantadora y babilónica Ciudad Condal: parece que no moja en política con esta penúltima descarga lúdico-erótica de "La noche" pero en realidad empapa hasta el tuétano la osamenta represiva del régimen.

La noche de los campos en Pinar del Río, que se derrama como en la novela de Kawabata. Había ido hasta un caserío perdido: Piedras; a pasar una temporada con mi hermano Tati que estaba allí alfabetizando. Las piedras pulidas del arroyo, la madrugada que fuimos a los pantanos a cazar jicoteas. El sabor de la carne de jicotea, almizclada y rotunda. Mi maravilloso tirapiedras. El sabor de los pájaros. El esplendor del cielo. El terror a los alacranes, los mosquitos zumbando detrás de la tela del mosquitero. Las tetas de la muchacha. La montaña de mazorcas de maíz.
El trencito chocheando a través del mar de marabú. Las espinas largas y moradas. Los tinguilillos, los judíos, las bijiritas, los cernícalos, los carpinteros, las garzas devorando las hinchadas garrapatas.
La baba de las reses. La verga enorme del caballo. La yegua cuyos ojos se dilatan y cuyo sexo humea. Y la caminata entre el polvo fabuloso del terraplén carcomido de la misma luna que años después encontré en Nueva York en La noche estrellada de Vincent. Los árboles animados y las historias de fantasmas, el jinete sin cabeza y la dama de blanco.
Noches.
Muchas, o la misma, que van y vienen dentro de mi revolviendo y manchando y recuperando y muriendo y naciendo y que de tarde en tarde florecen. [Cuadro.- Michael Zichy, ibídem, pág. 22, 2]

Porque Juan Abreu ablanda adrede la tenaz costra de mitos y prejuicios provincianos que lastra también a cierto anticastrismo pacato predominante en la Diáspora, trasnochadamente decimonónica en su anodino, hipócrita afán de pureza e idealidad martiana a ultranza.

Extrapolando el enfoque intimista del autor al campo del civismo, se diría que el poema invita al lector criollo a mirarse a sí mismo por dentro, a desnudarse el inconsciente para desactivar los dogmas y mecanismos inhibitorios (doble moral incluida) desde la más tierna infancia en nuestra psiquis colectiva e individual por una esmerada educación castrista. [Cuadro.- Michael Zichy, ibídem, página 37, 2.]

No en balde el judío austríaco Segismundo Freud, célebre inventor del psiconálsis, consideraba que los tabúes sexuales inculcados a los niños eran la piedra fundacional autoritaria sobre la cual se asienta el equilibrio inestable de cualquier civilización moderna. De donde cabe deducir el siguiente corolario freudiano (Tótem y tabú, 1913): cuanto más intolerante, totémica y diamantina la sociedad en cuestión, en este caso la fundada hace medio siglo por el Magno Paciente, tanto antinatura y frágil a la menor impacto contundente...

Tanto más expuesta (Psicopatología de la vida cotidiana, 1904)) al riesgo de que el descontrol de las transgresiones sexuales desbroce el atajo conducente a la subversión generalizada. Y es obvio que la proliferación en la Isla del onanismo, la homosexualidad, el incesto, el estupro, la violación, el rascabucheo desemozado, el travestismo, el lenocinio barato (nativo y turístico), la sodomia, la pederastia, el fetichismo libidinoso, el revoloteo de nalgas de la salsa sucia, el voyeurismo, la zoofilia bucólica y el entorno escatológico (excrementicio) urbano, son el correlato sexual de la moral socialista, los internados escolares, las barracas de trabajo voluntario en el agro, los hábitos castrenses, el fisgoneo de los juegos eróricos ajenos y, sobre todo, la promiscuidad inherente a la escasez de vivienda en el universo concentracionario castrista. [Cuadro.- Michael Zichy, ibídem, pág. 37,2]

Un potencial explosivo que, vacío de poder de por medio, en el momento menos pensado podría hacer cortocircuito con la hambruna, el déficit y escualidez de los espacios para las intimidades del amor creativo, el hermetismo de la Ley "Mordaza", el ubicuo acoso policial, la ausencia total de perspectivas de cambio...

Amén de que, en medio del ambiente asfixiante al que el castrismo constriñe a sus subditos insulares (igual los tiene exiliares pero exentos del código estoico para cubanos de a pie), lujuria, gula, soberbia, codicia, pereza, envidia e ira, lacras sociales potencialmente "contrarrevolucionarias", son el antídoto idóneo tanto contra la austeridad oficial como contra los efluvios anestesiantes del "opio de los pueblos", que apunta al mismo ascético "sol del mundo moral" vitierano.

Dicho de otro modo: el Estado, con la ayuda jesuita de nuestras curias católica y protestante, y en menor grado dada su anarquía confesional pero igual de sumisos, también la santería y el espiritismo, todos ellos consustanciales a la marcada regresión feudal imperante en el archipiélago cubensis, operan de concierto sobre la psiquis colectiva de una cubanidad cautiva. Por ende, son cultos manipulables desde arriba.

En cambio, los siete pecados capitales, que operan a nivel individual y oyen a diario las quejas del inconsciente, no sólo son incontrolables sino que, por su incontrastable fuerza instintiva, a la larga tienden a generar en el sujeto la espontánea convicción de que la única alternativa a sus actuales sacrificios pasa inevitablemente por un cambio radical de gobierno y sistema. [Cuadro.- Michael Zichy, ibídem, pág. 12, 2]

Consciente de que el homo politicus empieza justo donde termina el homo menesterosus, el Magno Paciente siempre ha tenido en cuenta esa paradoja dialéctica de la psiquis colectiva. Causa, por ejemplo, de que el éxodo masivo del Mariel y el rebrote de la oposición interna bajo el estadarte de los derechos humanos coincidiesen con el apogeo de la mayor fase de holganza y tolerancia del "sociaslismo realmente existente" en la Isla a fines de los años 70 y comienzos de los 80. De ahí su incansable afán por racionar los instintos pecaminosos, por desviarlos mediante el recurso de abrir a discreción la válvula de escape migratorio de modo que nunca se le destape dentro del feudo la caja de Pandora del "todos queremos más...".

Una incidental a fin de despejar de antemano posibles suspicacias: el hermético mutismo de nuestras estridentes eneogés de gays y lesbianas --patrocinadas por la inefable Mariela Castro, hija del nuevo presidente vitalicio-- ante el reciente arresto de seis de sus miembros por "peligrosidad predelictiva" más bien corrobora lo
elucubrado arriba por mi procaz Alter Ego...

En suma, leído a través de ese prisma psicoanálitico, al entretenernos en glosar este antológico poema en prosa no podemos menos que agradecerle aquí una vez más al poeta maldito del exilio Juan Abreu, amén del irresistible convite a evocar el pasado propio, su ingente tarea de Lacoonte sacrílego en "La noche" y tantos otras blasfemias literarias...

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*Según Ernesto Hernández-Busto en Penúltimos Días, "La noche" es la primicia autorizada de un libro de memorias de Abreu titulado Debajo de la mesa, cuyo manuscrito el titular de PD ha tenido “el privilegio de leer hace unos días”. Por nuestra parte, nos hemos tomado la "atribución indebida" de reproducir el poema completo sin consultar al autor.

Su irreverente blog personal Emanaciones cumple tres años en enero. Por cierto, no se va a morir pronto, porque hace justo dos días el pintor Raúl de Zárate y el Abicú nos acordamos de él durante una charla telefónica donde salió a relucir su sumbre a propósito de mi reciente estancia en su Ciudad Condal.

10 comments:

Cristina García said...

Los siete pecados capitales son el estado al que tendemos de manera natural, y sin preocuparnos ni mucho ni poco por ello, siempre que los demás acuerden tácitamente no hablar de nuestros pecados a cambio de que nosotros no hablemos de los suyos. Por cierto, éstos, que aparecen como "antídoto" contra la opresión son incentivados astutamente por ese mismo estado que hipócritamente los declara lacras sociales.
"..a la larga tienden a generar en el sujeto la espontánea convicción de que la única alternativa a sus actuales sacrificios pasa inevitablemente por un cambio de gobierno y sistema", no creo. Los cubanos presos en la isla real, o en la imaginaria que cargamos en una maleta al exilio con nosotros, no sienten esa necesidad ni tienen esa convicción sobre el cambio de sistema como alternativa. Es más, le temen y no lo desean.
El poema es una bella invitacion a viajar en el tiempo a nuestros recuerdos.
Tal vez Juan Abreu sea un Laocoonte, pero me gustaría pensar que no.
Justo el post, como siempre.
Gracias, Pomar.

Lázaro Buría said...

Una vez más te he leído en mi breve paseo cotidiano matinal, durante el cual observo el mundo intangible que rodea mi aldea vanidosa para estar alerta ante cualquier catástrofe imprevista con que el Azar -siempre veleidoso y juguetón- quiera dejarme saber que existe, y en el de hoy, aunque no haya sido tu propósito sorprenderme, lo has hecho.

Quizá, por lo flaco de mi memoria y su escasa habilidad para retener nombres de seres humanos "singulares" -¡todos lo somos!-, es que no puedo decir que conocía a Abreu, o que tropezara con uno de sus textos alguna vez. Pero eso carece de importancia pues lo esencial que él intenta decirnos en su poema autobiográfico, "... Siempre el sexo contra la angustia y el desamparo...", es "algo" que sabemos todos por experiencia propia. Tanto hombres como mujeres. Pero lo que tú infieres de sus "manaciones" -con la lucidés exhorbitante y abusiva con que expones lo que piensas-: " ... en realidad empapa hasta el tuétano la osamenta represiva del régimen.", me parece "linkaje" que la mayoría de los cubanos -ni otros nacionales-, no perciben claramente, ni alcanzan a considerar todas las implicaciones que tiene esa relación entre "sexo y revolución" que tú "destapas" con tu vocación de "niño malo, inocente y jugetón".

Gracias por decir, con tus palabras lo que mi lenta, pero perseverante, manera de pensar descubrió hace hace algún tiempo -en estos días celebro el XX aniversario de ese "salto al conocimiento" en el enfrentamiento con "mis crisis personales".

Después de este acontecimiento, pienso que te entiendo mejor. Y, tal vez, también tú a mi.
Eso es avanzar. ¿Podrán los demás?

LB

Medicina Cubana Blog said...

Inminente asesinato político de Martha Beatriz Roque. ¡Evitémoslo!

Se impone desde este momento una acción concertada en la Red que permita diseminar esta información por todos los medios.
Es cierto que hay un silencio de los medios sobre la situación de los sitiados que se ha prolongado por más de dos semanas. Pero los constantes actos de repudio permiten suponer que este asunto lo han tratado los esbirros de la Dictadura castro-comunista como un asunto de máxima prioridad, mientras que la oposición dentro y fuera de Cuba se ha desatendido o lo ha minimizado. Hoy la circunstancias es crítica, nuestra meritoria compatriota, Martha Beatriz Roque Cabello está al borde de la muerte y no se adelanta ni una sola gestión dentro o fuera de Cuba para que no muera.
¿Cómo es posible que permanezcamos impasibles mientras vemos morir a Martha Beatriz? ¿Cómo es posible que los eventos en torno a la conocida bloguera cubana, Yoani Sánchez, nos mantengan ocupados y desatendamos la situación de los Sitiados? En su momento prestamos y aun nos ocupa la situación de los blogueros cubanos, pero estos,- maltratados-, se mantienen en sus hogares. Los sitiados en cambio sufren el acoso y los actos de repudio de manera permanente y hoy nuestra inclaudicable y valiente Martha Beatriz está muriendo lentamente.
Toda la informacion en:
http://medicinacubana.blogspot.com/2009/11/inminente-asesinato-politico-de-martha.html

Claudio Fernández said...

Cópialo, pégalo, distribúyelo, que todos se enteren
¡NO violencia, NO cooperación con el Régimen, CAMBIO AHORA!

El día 20 salgamos a la calle TODOS, nos sentamos en las aceras, en los parques en las calles, solo nos sentamos…

digámosle al gobierno:

no quiero seguir cooperando contigo,

no quiero seguir siendo explotado, vilipendiado, excluido, perseguido…

no quiero seguir siendo un cero a la izquierda,

quiero ser parte activa de esta revolución, no un simple objeto de tu manipulación,

quiero gobernar mi país y mi destino,

quiero ser dueño de mi fabrica, de mi escuela, de mi casa, de la tierra que cultivo, de mi vida…

quiero que se acabe la corrupción, el gobierno por decreto y la imposición,

quiero vivir en un país libre, que nadie me prohíba ir o venir a dónde me de la gana,

quiero que se respeten mis derechos, todos mis derechos y no solo los que a ti te convienen,

quiero que mi trabajo sea productivo y ganar lo que me tengo que ganar para vivir decentemente, para no tener que mendigar o prostituirme para dar de comer y vestir a mis hijos,

¿Por qué tengo que seguir viviendo en la mentira?
¿Por qué tengo que gritar consignas en las que no creo, odiar a quien ni siquiera conozco, imitar lo que no soy, aceptar la humillación de ser discriminado en mi propia tierra, permitir que me impongan qué pensar, qué decir, cómo actuar, corromperme para sobrevivir, mentir para ser aceptado...?

¿Acaso no tengo derecho a vivir mi propia vida y cometer mis propios errores?

Lázaro Buría said...

Parece que lo comentaristas a este post no son muchos -uno, incluso, "habla de otra cosa"-.
Pero no te desalientes querido amigo, lo que "ye", siempre se impone finalmente. Sólo hay que esperar, pues según Antón Arrufat, esa "es la mejor manera de protestar".

B

Anonymous said...

saludos a todos. Sugiero que revisen esta página de un alumno de la CUJAE antes de que la eliminen.
http://www.cujae.net/

Anonymous said...

Moratinos, candidato a ser responsable de exteriores de la UE
jajajajajaja
mueranse
http://es.noticias.yahoo.com/10/20091117/tts-oestp-ue-moratinos-candidato-ca02f96.html

Anonymous said...

Cambia el tema que es muy aburrido, y por favor más entendible, muchas divagaciones, se está pareciendo a R.R.

Anonymous said...

panfilo el ultimo video nuevo donde dice que se quiere ir pal yuma

http://www.abajofidelcastro.com/


http://www.youtube.com/watch?v=Nm2op1wtb_8&feature=player_embedded

Gomez said...

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