Último juego a la ruleta rusa de Chavez

¿"Más se perdió en Cuba"... o en Venezuela"?

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Parafraseando un consejo dado por el Comandante en Jefe a su discípulo bolivariano en una de sus últimas reflexiones, se acerca el momento de saber quien pondrá el muerto en la decisiva ruleta rusa del referendo sobre la Reforma Constitucional: la democracia venezolana o el chavismo, que pugna por desvencijarla. (Pinche sobre la foto de Gastón Glock en Méxicoarmado para ver el efecto.)

Del veredicto de las urnas depende también la suerte de la nutrida colonia, de bancos y transnacionales españoles. Por desgracia para Hugo Chávez y José Luis Zapatero, todo parece indicar que Fidel Castro no está en condiciones de terciar en el gravísimo conflicto entre ambos países.

El vídeo de TVE (Televisión Española), canal oficial dependiente del PSOE, refleja fielmente cuán álgida es la coyuntura actual. El tema central del feature es la actitud de la colonia española en Venezuela, de cuyos vejámenes a manos del gobierno y sus simpatizantes poco o nada se dice.

No obstante, al final el espectador lo tiene claro: el referendo dominical será tan crucial para el destino del llamado "socialismo del siglo XXI" en Venezuela (y Sudamérica) como para la colonia española. De rebote, influirá en el desenlace de la situación en la Isla.




Gane o pierda Chávez, quien sin duda juega aquí al gana pierde. Y el domingo saldrá perdiendo sin falta. Si gana en buena lid, porque nadie se lo va a creer y feature robablemente se verá obligado a sofocar conatos de rebelión. Si pierde por la misma vía, porque de seguro habrá fraude, con similares consecuencias. Para decirlo con una de las gaffes célebres del propio ex coronel golpista: se halla al borde del abismo y va a dar un paso al frente.

Sus cotas de prestigio caen en picada y las encuenstas lo dan por perdedor. Pero suspender el referendo le costaría algo más que la cara: sería fatal para él y su régimen. Para inesperado beneficio nuestro, el "¿Por qué no te callas?" del Borbón ya ha dado lugar en España, país clave para la UE en asuntos sudamericanos, a un fenómeno sumamente adverso a Chávez. Y de rechazo, a su titiritero Fidel Castro y a sus marionetas Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa, así como a sus émulos aún no coronados en América Latina.

Aunque no todo el mundo se haya percatado, en lo adelante ya nada será como antes.Pues trátase de un cambio poco menos que trascendental. A saber, se ha producido un vuelco irreversible de la opinión pública peninsular en contra de todos ellos a la vez. Vuelco claramente apreciable en millares de comentarios a los artículos de El País sobre la crisis de las relaciones hispano-venezolanas.

De la simpatía o la indiferencia, los españoles han pasado a rechazar en masa y de plano tanto su tradicional complejo de culpa frente a los ramplones argumentos victimistas del neoindigenismo como el populismo disfrazado de "socialismo del siglo XXI", en el que al fin no ven otra cosa que una inusitada e intolerable expansión castrista.

Saben ya a ciencia cierta que, a la corta o a la larga, el chavismo pasará factura a los intereses españoles, primero en Venezuela y sucesivamente en los demás países dependientes de los petrodólares de lago Maracaibo.

El caso es que Chávez ya les está saliendo en la tele y la prensa a los españoles casi tanto como a los venezolanos. Tan hartos los tiene que se volverán forzosamente más cariñosos con los opositores al castrismo.

No en balde a estas horas la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez (en la foto de Público.es junto a Don Slesnick, alcalde de Miami), ya se está congraciando con el exilio en La Florida. Aunque el amor de los españoles sea de los que más nos matan, el beneficio para la oposición cubana (y para la cordura en esta Vieja Europa, desquiciada por el antiamericanismo) es neto.

A diferencia de la intensa pero trunca campaña de prensa a raíz de la Primavera Negra de 2003 (bajo la presidencia de Aznar), que revertiría enseguida con el ascenso al poder de Zapatero al año siguiente, esta vez el cambio no tiene vuelta de tuerca.

Pues su dinamo no es una siempre insuficiente empatía hispana con la disidencia anticastrista (el rancio sentimiento de revancha hacia Estados Unidos supera con creces al supuesto afecto por los cubanos), sino una reaccción fóbica frente a una amenaza que concierne a su bolsillo.

Lo que no puede Amor, lo puede Egoísmo. En realidad, lo siento más bien por los pobres colonos, que me recuerdan a los gallegos bodegueros del barrio, expropiados sin compasión ni compensación. (Caricatura de al lado: The Economist a propósito de la suspensión de la licencia de transmisión a Radio Caracas Televisión)

Exhorto, pues, a los lectores a tomarse la molestia de echarles un vistazo de vez en cuando a los rebeladores comentarios en El País (bien leído, no es mal periódico), que son un termómetro confiable de la vox pópuli en la Península.


Vale la pena repasar esas observaciones populares porque, aparte de a menudo certeras y hasta innovadoras, dan una idea de la medida en que la opinión pública española, incluso la de los "progres", que son mayoría entre la clientela del diario oficioso del PSOE, concuerda cada vez menos con la diplomacia apaciguadora de La Moncloa.

Cierto, casi todos los residentes españoles que hablan en el vídeo descartan la posibilidad de que el chavismo se emplee a fondo contra ellos, expulsando a las transnacionales y confiscando las propiedades de los neocolonos de a pie. En general, creen que el actual aquelarre oficial no es más que una campaña de agit-prop del gobierno venezolano, que teme perder el referendo del domingo.

Lo real es que, si no hay golpe de estado o guerra civil y Chávez logra susbsistir, justo el lunes siguiente, gane o pierda el gobierno, la colonia española comenzará su penoso ascenso al Gólgota expropiatorio. (Foto de al lado: manifestación opositora en Caracas, jueves 30-11-07, ABC)


Y todo indica que la pillarán desprevenida, confiada en que a la postre nada cambiará. Por lo demás, ya es demasiado tarde incluso para vender a la baja y largarse. Con esos truenos, ¿quién compra? (Caricatura de Bob Row en Gloria Mundi.)

Contra la obviedad de que la expansión de las transnacionales españolas en América del Sur choca frontal con el proyecto bolivariano, basado en la propiedad estatal sobre los medios de producción, los sociatas y colonos más crédulos, y su incorregible presidente, quieren creer a pies juntillas que después del domingo las aguas volverán a coger su nivel.

El pasotismo zapaterista ha contagiado a sus colonos en Venezuela, haciéndolos perder facultades, mirar hacia otra parte para no ver la inminencia del peligro. De nuevo la política del avestruz. Han olvidado, o aparentan olvidar, el precedente cubano y un aciago aforismo noventayochista a punto de renovarse: "Más se perdió en Cuba".

En Venezuela no perderían menos. Única eventualidad lamentable: el rumbón prochavista con que cierra el vídeo podría fácilmente trocarse en sangrero este domingo. Vivir para ver...