¿Apocalipsis dominical en Venezuela? El "Gorila Rojo" se desencadena...

Por Jorge A. Pomar, Colonia

En la entrada anterior preveía el Abicú que el Comandante en Jefe, consciente de que castrismo (poscastrismo incluido) se juegan en la suerte de Hugo Chávez la póliza de sobrevida económica hábilmente exprimida por él a las arcas venezolanas, tomaría cartas sin falta en el crucial rifirrafe constitucional por medio de una de sus reflexiones antes del domingo. Si se hallaba en forma y no lo había hecho ya por vías más expeditivas...

Pronóstico cumplido: en su edición de ayer Granma Internacional destaca en primera plana la última reflexión del Magno Paciente, significativamente titulada "Un pueblo bajo fuego" (pinche para leerla). Pasemos por alto la noción maniquea de "pueblo", que para Fidel engloba aquí exclusivamente a los incondicionales de su pupilo bolivariano.

En efecto, el Uno ha roto su enésimo letargo postoperatorio para tratar de dictar, como siempre, el curso de los acontecimientos. Sólo que de una manera que no deja lugar a dudas sobre la circunstancia de que no se halla, ni de lejos, en posesión de su reconocida vista larga para radiografiar coyunturas desfavorables y diseñar instaecuaciones de despeje capaces conjurar los peligros para él y los suyos.

Es de suponer entonces que estaba ya más de cuerpo que de mente presente durante la última visita --de "médico"-- de Chávez a La Habana. Ocasión en que, sospechosamente, no se dejó ver ni oír. El discursillo de marras lleva su impronta personal. Ciertos rasgos inconfundibles de su léxico, estribillos y retórica habituales se perciben en el texto. A lo sumo, dado su mutis audiovisual, cabe la sospecha de que no sea de su puño y letra.

Lo más probable es que se lo haya dictado a su sólícito secretario. O bien, que el texto, a todas luces editado, sea todo cuanto el equipo de analistas mediáticos haya podido extraer posteriormente de largas horas de divagaciones grabadas. Pese a evidentes retoques ajenos, el hecho de que esta penúltima (la última la leeremos post mortem) reflexión suya sea una de las más incoherentes sugiere que debe de ser de su autoría.

Más allá del ensamblaje y la paradójica coletilla final ("Nuestros compatriotas pueden estar seguros de que he tenido tiempo para pensar y meditar mucho sobre estos problemas"), nada indica que se trate de un apócrifo. Raúl y sus adláteres estarán facultados para hacer uso de la tijera a discreción pero para censurar el contenido de esas delirantes "reflexiones".

El ensayo de sucesión, digan lo que digan los optimistas, aún no ha comenzado. El vacío de poder y liderazgo continúa. Poco o nada se ha movido en Cuba desde la famosa Proclama del Comandante en Jefe anunciando el traspaso temporal de poderes. Fidel sigue siendo dueño de sus actos y del gobierno de la Isla cada vez que recobra del todo o a medias la lucidez mental.

Y durante los interludios el Hermanísimo, quien sabido es no simpatiza mucho con Chávez (debe de contemplar el actual drama del palacio de Miraflores con sentimientos divididos) no pueden ir más allá de tímidas fintas para mantenerlo todo bien atado sin matarles las esperanzas a los ilusos.

A media máquina, entre chispazos y tinieblas, parece haber sido dictado el texto de marras. Entre constantes zozobras retóricas (Martí, Bolívar, Monroe, Imperio, etanol, magnicidio, amenaza atómica, etc.), apenas se disciernen tres fugaces anclajes en el puerto de la realidad: una referencia a sus últimos consejos a Chávez, la importancia del petróleo y las subvenciones venezolanas ("7.000 millones de dólares anuales" y --a anotar entre signos de admiración-- el riesgo de guerra civil en Venezuela.

Pero son amagos. Enseguida pierde el hilo y se extravía en el campo de lechugas de los lugares comunes de la retórica oficial. Por ejemplo, sobre los consejos dados a Chávez durante la breve visita del 21 de noviembre menciona los "riesgos de magnicidio" que corre el venezolano viajando "constantemente en vehículos descubiertos", olvidándose de una advertencia mucho más importante en una reflexión anterior: "...no jugar todos los días a la ruleta rusa o al cara o cruz de una moneda".

Justamente ése es el error en que ha vuelto a cometer su incorregible pupilo. En vez de bajar el tono para mostrarse seguro de la victoria, ha subido la parada hasta el límite de rotura, poniendo el parcha antes que se abra la herida al vaticinar que, en caso de derrota, la oposición se apeará "con el cuento como disco rayado de que hubo fraude". De por sí, convocar a un referendo constitucional --que cancela la Carta Magna vigente-- en medio de un clima de polarización extrema de la opinión pública como el que impera en Venezuela, equivale a un golpe de estado jurídico.



Con lo cual ya se puede dar por seguro que, en efecto, gane o pierda el SÍ, fraude o juego limpio, habra violencia gubernamental. No contento con revelar intenciones represivas, ha lanzado una doble amenaza truculenta pero potencialmente suicida. A Estados Unidos: "...el lunes no habrá una gota de petróleo de Venezuela a Estados Unidos". A España: "...A mí no me cuesta nada recuperarlos [los bancos SCH y BBVA] y nacionalizarlos, ponerlos al servicio del pueblo... Hasta que el rey Juan Carlos no ofrezca disculpas".

Demasiados enemigos a la vez, a cada cual más poderoso. Semianalfabeto cultural y político como es, el "Gorila Rojo" olvida olímpicamente la máxima número uno de todo dictador desde Julio César hasta nuestros días: Divide ut regnes ("Divide y vencerás"). El "Mico Mandante" ha hecho exactamente todo lo contrario: cohesionar a sus enemigos y enemistarse con amigos y neutrales.

Por si, además de Colombia, España y Estados Unidos, le faltarán enemigos, la ha emprendido contra la "progresista" CNN (pinche para ver vídeo) por presunta instigación al magnicidio contra su persona; y su émula sudamericana Globovisión, por proponerse, según él, adelantarse al escrutinio oficial.

"Si lo hacen, violando la ley, se los advierto, serán sacados del aire de inmediato...". Amenaza que, por simpatía gremial tras el precedente de la supensión de Radio Caracas Televisión (RCTV), le enajena buena parte del espectro mediático en el momento en que más requiere su respaldo o, al menos, su neutralidad.

Por lo demás, cubriendo Venezuela apenas el 11 por ciento de la demanda energética en Estados Unidos, es de suponer que la Reserva Federal estaría en condiciones aguantar el palo durante un lapso suficiente como para que no sólo reviente la economía venezolana sino que también quiebren los precios del crudo. Ídem con España, cuyas inversiones de capital en Venezuela representan poco más del 3 por ciento del total. Por contra, Chávez ya puede ir contando con el sufragio masivo en contra de la colonia peninsular.

Nota bene: Bush puede reírse de los peces de colores, no así Zapatero, que sufriría un nuevo revés en el exterior. El grosero ultimatum al Borbón ha caído como una bomba en la Península, desbarabando de un golpe la estrategia contemporizadora de La Moncloa y --lo que es más importante aún, trascendental-- acabando con los últimos restos de simpatía en la opinión pública española: los cerca de (hasta las 18:00, aprox.) 550 comentarios al artículo de El País (pinche para leer artículo y ver vídeo) al respecto confirman una debacle mediática que marca el ocaso de la solidaridad europea tanto con el socialismo tercermundista en Sudamérica.

Teniendo ya en contra al clero, el estudiantado, la "oligarquía", las transnacionales, las clases medias, la prensa nacional e internacional, parte de las Fuerzas Armadas, etc., de facto al chavismo apenas le queda el apoyo de la "boliburguesía" y la plebe marginal de las favelas. Así las cosas, la correlación de fuerzas, por primera vez favorable al NO en las encuestas, podría cambiar bruscamente de hoy a mañana a favor de la oposición, cuyo poder de convocatoria se hahecho visible en las calles de Caracas.

Sus líderes, fortalecidos, ya olfatean la victoria. Obviamente, la lucidez del convaleciente Fidel Castro en su "Reflexión" de ayer le alcanzó para dignosticar la explosividad de la situación: "Las semanas y meses posteriores a esa fecha --dictó-- pueden llegar a ser sumamente duros para muchos pueblos, entre ellos el de Cuba...".

Pero ahí mismo se le extraviaron las neuronas por el callejón de los delirios apocalípticos: "...si es que antes las aventuras del imperio no conducen al planeta a una guerra atómica, como han confesado sus propios jefes". No habiéndole acompañado la salud a la hora de la verdad en Caracas, el Magno Paciente tampoco ha podido atajar al Gorila Rojo, recetarle e imponerle a tiempo el remedio a las malas. Digamos, aceptar a regañadientes la propuesta estudiantil en el sentido de aplazar el referendo, tal como está el dado una salida airosa para él.

A estas horas ya es demasiado tarde. El giro de la masa del revolver del que muy bien podría ser el último juego a la ruleta rusa de su desencadenado discípulo podría poner la bala fatal en el directo, no dentro de semanas o meses, sino mañana mismo. Alea jacta est ("La suerte está echada"). Y el río que Hugo Chávez se dispone a cruzar este domingo no es un arroyo como el Rubicón a los pies de Julio César sino un Amazonas desbordado.