Saturday 3 November 2007

Conducta impropia

Un documental sobre la homofobia bajo el castrismo

Por Jorge A. Pomar, Colonia


Conducta impropia (1984) es un revelador documental de Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal (Google) sobre los campos de trabajo forzado de las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), las redadas de la tristemente célebre "Noche de las tres Pes" (Prostitutas, Proxenetas y Pederastas) y las represalias existenciales contra los homosexuales en Cuba desde los años 60 hasta el éxodo masivo del Mariel en 1980, cuando los gays fueron groseramente conminados, cuando no arrestados y obligados a viva fuerza, a marcharse en calidad de "escorias" de la Isla que los viera nacer.

Aunque en los últimos años el status social de gays, lesbianas, bisexuales. transexuales, travestis, etc., haya cambiado formalmente y no pocos hayan optado por dejarse asimilar de grado o malgrado al establishment, ocupando a veces --como ocurre con el andrógino del vídeo sobre el rockero rebelde Gorki en el artículo precedente-- cargos subalternos dentro de la jerarquía cultural, es obvio que
el estigma homofóbico aún pesa sobre ellos como una lápida.

Siguen siendo invariablemente yunque del martillo oficial, viviendo a la defensiva y, en la mayoría de los casos, disimulando su alteridad.
Por tanto, a pesar de los años transcurridos desde su filmación, Conducta impropia no ha perdido casi nada de su vigencia. Razón por la cual nunca ha sido exhibido en los cines de la Isla. Para no llamarse a engaño sobre la situación real de los homosexuales en la Isla en la actualidad, no viene mal echar una mirada retrospectiva al tema a través de la mirada escrutadora de Néstor y Orlando.

Pues, sólo a la luz de las atrocidades cometidas contra ellos en el pasado puede comprenderse el alcance de la nueva actitud oficial y su fuerza de mixtificación, o sea, de estafa por seducción entre ese segmento poblacional. Su finalidad última: neutralizar el instinto irreverente, disolvente, de la homosexualidad mediante el hábil recurso de constreñirlo dentro del corsé de la libido, restándole así el impulso subversivo inherente a toda desviación de la norma moral.

Que el cambio es apenas parcial, lo demuestra fehacientemente el hecho de que los numerosos homosexuales de la nomenclatura cultural de la UNEAC y algunos ocupantes de escaños en la Asamblea Nacional del Poder Popular prefieran seguir ocultando su condición de tales antes que arriesgarse a un outing de consecuencias imprevisibles. Conducta "normal" incluso por estos libérrimos pagos germanos.

Obedece a un masoquismo que, al regodearse en el victimismo, envenena las relaciones humadas del homosexual, engendrando hipocresía.
Sea como fuere, el "invertido" más sano, más inofensivo para él mismo y para la sociedad, el más simpático y tratable, es el que tiene el coraje de dar la cara, de vivir su alteridad a corazón abierto.

Se da aquí un curioso paralelismo con nuestros presuntos "apolíticos": en su afán por no ser ni carne ni pescado, ni afectos ni desafectos al régimen, de facto sustentan al castrismo. (Foto de a arriba: boda de Juanito y Alejandro en San Miguel del Padrón, Habana.)

Por lo demás, todo indica que las puertas del Partido Comunista de Cuba, el Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Santo Grial del castrismo, siguen cerradas a cal y canto para los aún indeseables "invertidos" y sus congéneres.

Pregone lo que pregonar quiera su patrona dinástica Mariela Castro (hija de Raúl Castro y la difunta Vilma Espín), por mucho que algunos de ellos se esfuercen en "jugar el juego", en fingirse a sí mismos --o a su veladamente hostil entorno-- lealtad a la Revolución, excepto en arte y literatura, "maricones", "tortilleras" y demás "lacras" del género jamás tendrán derecho de salón en los foros "serios" de la Isla.

Si bien "Juanita" y Alejandro se casaron sin que la policía los arrestara o el CDR (Comité de Defensa de la Revolución) disolviera a palo y pedrada la ceremonia nupcial, las autoridades toleran pero, a los efectos legales, no reconocen bajo ningún concepto tales uniones de cónyuges del mismo sexo.

Ahora bien, al margen de lo que Usted, lector, y yo opinemos acerca de ese tipo de bodas tolerancia no es sinónimo de comprensión, aceptación, empatía... En el fondo, aunque ya no se les humille, apalee y/o encierre detrás de alambradas eléctricas en Camagüey, esa Siberia insular, seguirán siendo todos ellos "excéntricos", marginales conscientes o inconscientes.

Hoy son tolerados dentro del país como parte de un esquema de sometimiento por grupos poblacionales basado en el lema romano del "divide y vencerás". Pero, sobre todo,reivindicados oficialmente de cara a la opinión pública extranjera, por una cuestión de imagen externa. Trátase de un procedimiento similar al aplicado a negros, mujeres, religiosos practicantes, nuevos ricos...

Por ende, lejos están aún en la Isla los espectáculos de saludable desdoblamiento sexual masivo de la Love Parade en Alemania (foto de al lado), o las saturnales homosexuales del Christophertag ibídem (foto de arriba). Todo originalmente made in USA, desde luego, importado de la disoluta pero encantadora San Francisco. ¿Verdad que son imágenes de un delicioso erotismo natural, pura cultura física?

A diferencia del Desfile del Amor, dedicado a Cupido, el Día de San Cristobal celebra el llamado "orgullo gay", sin que eso conlleve en modo alguno la exclusión de los "rectos", quienes lo pasamos de maravillas durante esos días. Al contrario, en esos ambientes de relajamiento controlado cada cual va a lo suyo y nadie obliga a nadie. Dicho sea de paso, en los quioscos se puede comprar la novela de Reinaldo Arenas Antes que anochezca en alemán. Reinaldo es un ídolo de sus congéneres en Teutolandia. ¿Lo sabíais?

Pero, si como este Abicú, ha estado Usted en plaza y no es precisamente un mojigato, estará de acuerdo conmigo
, amigo lector, en que esas jornadas de culto a la belleza del humano cuerpo desnudo en pelotas, o casi, y a los brindis con rubias libaciones en honor a Baco, son mil veces más sanas que el repugnante espectáculo de jineteras y pingueros en el Malecón y las discotecas de La Habana.

Si todavía no ha tenido el placer de asistir a una Love Parade o un Christophertag, le diré que a las versión anual colonesa, por ejemplo, se puede llevar a los niños sin problemas y hasta los burgueses más pacatos se sienten a gusto en esas
multitudinarias orgías.

Cero violencia y, fuera de parejas del mismo sexo con las manitas pudibundamente (en punto a moral, la mayoría de los homosexuales muestra una notable propensión al puritanismo) entrelazadas y ciertas carnavalescas procacidades universales, todo es paz y concordia, música, danza, sofisticados disfraces, manjares a tutiplén y cerveza a borbotones; confraternización multicultural e interracial al gusto de la izquierda "progre".

He ahí la única coincidencia de gustos y pareceres entre esa beata falange filomarxista y el Abicú (que no es gay sino straight a mucha honra y frecuente provecho, valga la aclaración). Por lo demás, hasta un pueblo tan machista y afín en todo al nuestro como el brasileño se entrega sin complejos a esas jornadas de licencias saturnales (fotos de al lado y de abajo) que poco o nada se distinguen de las escenas que se ven durante el carnaval más famoso del mundo, el de Rio de Janeiro.

En fin, volvamos al documental. Amable lector de la Isla y, sobre todo, del extranjero, si por azar --como el Abicú-- aún no había tenido Usted acceso a este impactante filme de Nestor Almendros y Orlando Jiménez Leal, acomódese en su butaca para disfrutar de un largometraje clásico del cine antitotalitario.

La cinta clasifica como obra maestra del subgénero documental de denuncia: no manipula para nada al espectador. Tampoco lo aburre. Por si fuese poco, película realizada a bajo costo, tiene también la nada desdeñable virtud de no defraudar desde el punto de vista estético ni siquiera a los cinéfilos más exigentes.

Sin más, escuche aquí, de boca de
varias de las víctimas, testimonios de primera mano sobre lo sucedido durante aquellos años de homofobia abierta. Además de circunstanciados relatos de intelectuales cubanos y extranjeros que sufrieron también y/o fueron testigos privilegiados de los acontecimientos, como José Mario, Ana María Simo, Marta Frayde, René Ariza, Reinaldo Arenas, Heberto Padilla, Juan Goytisolo, Susan Sontag, Carlos Franqui, Guillermo Cabrera Infante...


9 comments:

Isis said...

Muy buen artículo, Pomar. Y coincido con lo del Christophertag.

Anonymous said...

¡Increíble! Muchas gracias por ayudarnos a conservar la memoria.

Anonymous said...

Gracias Pomar por localizarla, al fín pude ver la película "Conducta Impropia"
gracias

aro

luisc said...

Excelente recomendación, Abicú. También vi el documental una vez fuera de Cuba (allá, en la isla, a principios de los 90s, pude ver "Nobody listened", igualmente conmovedora y muy recomendable para los que no la han visto todavía).
Te quería comentar que has mencionado un tema de pasadao que en lo personal me ha tocado (e imagino que a muchos) vivir de cerca y tiene que ver con tu sentencia "He ahí la única coincidencia de gustos y pareceres entre esa beata falange filomarxista y el Abicú", pues, pronunciada por un anticastrista como tú - o como yo -, provoca sorpresa de izquierdosos. A modo de ilustración, te comento que el verano pasado, mientras disfrutaba con mi familia de nuestras merecidas vacaciones australes, conocí a uno de esos beatos izquierdosos, quien luego de confraternizar, sufrió una contundente paliza (confieso que me pudre hablar de lo mismo) que lo sumergió en profunda desilusión tras pulverizarle su andamiage castroguevarístico. Entonces, y a modo de consuelo, el tipo suspiró: "entonces, vos no sos de derecha!". A lo que repliqué: "No, viejo, yo soy liberal y punto".
BTW, una de las cosas que quiero hacer cdo vaya a los "states" es ir al Black Rock desert of Nevada y disfrutar del "Burning man project". For those who are not familiar with, click on http://www.burningman.com/

Anonymous said...

Excelente! Ojala que la Castro menor, esa que tiene como primer nombre Mariela, pero una Castro al fin con aspiraciones de ser la primera gobernante mujer cubana, y que trata de desvirtuar la historia tal como fue en sus entrevistas, ojala que ella lea este articulo. Gracias.

Eufrates del Valle

Jorge A. Pomar said...

Gracias a todos. Llevaba largo tiempo, años, buscando la película en el mercado o en la Red. En balde. La encontré gracias a un email de Tania Quintero.

El esquema conductual de los gays --que en sociedades abiertas es normal pero bajo el totalitarismo criollo alcanza cotas de sicopatología colectiva-- es sin lugar a dudas aplicable a todos los grupos poblacionales cubanos.

Su "victoria", parcial y --como observa un amigo residente aquí en Colonia-- más bien restringida a la capital, tiene su origen en el desdoblamiento masivo de los homosexuales a fines de los 60.

Segregados en todas partes, virtualmente compulsados por un acaso que no les dejaba otra salida, acabaron desinhibiéndose y desafiando en masa a las autoridades en las áreas de Coppelia y La Rampa.

Titon habría podido lucirse con una de sus alegorías sobre mundos cerrados describiendo la sicología enferma de los cubanos bajo el castrismo a la luz del patrón homosexual. De hecho el exilio tiende a reproducir el esquema insular. Pienso entenderme pronto sobre esta idea.

El Abicú

Anonymous said...

Esa pelicula ya la habian puesto hace un ano en Penultimos Dias.

Anonymous said...

...y gracias a Pomar la pudimos ver aquí!
GRACIAS!

Lester Y. Cano Alvarez said...

Muy bueno pomar y muchas gracias por dar a conocer tan excelente documental. Con relación a la vida de los gay en la isla, en campo adentro, hay que recalcar que es otra cosa, completamente diferente a la que pueden hacer en La Habana. En el campo las "reglas" son otras y es casi imposible tener un puesto "importante" (incluso en la cultura) como gay reconocido. El Mejunje, por ejemplo, centro de cierta libertad sexual para efectos cubanos, ha sido maniatado y existe todavía, pero nunca como antes. Amigos mios gays, que se fueron a las provincias depsués de la universidad, han tenido que hacer una vida normal, negando o ocultando el pasado gay. Si lo hacen, son muertos vivos!!! En mi pueblo, se suicidó un profesor porque se descuibrió que era gay. Fue separado de la escuela y enviado a "otras tareas". La presión social, ese castro que todos tenemos dentro como bien dice Ariza, está mas que latente en la isla de adentro. Es decir, nada que ver con la "buena vida" que llevan los intelectuales gay de La Habana.
Nuevamente gracias por el tema y la película.