La chica de Kubalgie celebra en Colonia...

... su cuarto aniversario redondo

(El banquete tuvo lugar el domingo en el acogedor restaurante peruano "El Inca")

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Extiendo aquí una felicitación especial a la Doctora Laycen Chuey con motivo de su XL (si me equivoco en el orden de los digitos romanos, seguro que me estrangula) aniversario. Aunque me ha prohibido terminantemente publicar alguna de las fotos de la noche, huelga decir que no los aparenta.

Pues, cante Gardel lo que cantare, 40 años no son nada y ella, la verdad sea dicha, se ve tan bien como cuando tenía 20 y metía ruidos en el sistema como médico de no recuerdo cuál contingente. Amén de acabar de entrar en esa edad en que las féminas, aún en la fuerza de la edad y ya con sobrada experiencia, dan que pensar y hacer hasta a los varones de alto rango. Conste que hablo por experiencia propia con otras, ya que esa tuna cubensis jamás quiso que el Abicú se pinchara la boca con sus afroasiáticos encantos.

Bromas aparte, ¿quién es esta dama criolla extraviada por estos nórdicos parajes del Viejo Continente? Tras un breve tránsito por Suecia, a donde ayudara a colarse de contrabando a varios compatriotas, la versátil chica de Kubalgie, licenciada en medicina, además de "mechada" en arte y literatura e insobornablemente sesuda en política, según le consta al Abicú, sentó plaza en esta villa renana hace poco más de una década.

Por si fuera poco, alberga en el pecho un corazón de seda, cálido, amplio y solidario, que no se hipertrofia hasta la indiferencia por el prójimo del terruño con los tantos laureles adquiridos en la tierra de Goethe. Lo que no quita que le diga la verdad en su cara hasta al más pinto porque, en siendo preciso, no tiene pelos en la lengua. Tampoco se anda con medias tintas ni en privado ni en público cuando algún indígena incauto o parcializado le pisa el callo insular.

Para que se hagan una idea de su talento lingüístico: por la época en que nos conocimos en casa de la prestigiosa hispanista alemana Monika López (Bauer de soltera, profesora de la Escuela de Letras en los 70, amiga de Nicolasito Guillén, prematuramente fallecida en 1996) en esta villa renana, su dominio del alemán apenas iba más allá del Bitte-guten Tag-guten Morgen-vielen Dank-auf Wiedersehen.

A día de hoy, doctorada en Psiquiatría en este país, no sólo es capaz de enmendarle la plana en alemán al mismísimo Abicú, germanista graduado con 30 años de experiencia ajando enciclopedias y diccionarios, sino incluso de dialogar fluidamente con ese grupo germanoparlante, de lengua gangosa, sociodialectal y tropelosa, integrado por los drogodependientes y dipsómanos consuetudinarios locales.

Que no son otros los asiduos pacientes en su consultorio de la afamada Clínica Psicosomática de Bergisch-Gladbach. Habiendo tenido el honor de traducir al castellano su extenso currículo doctoral, donde figuran todas las especialidades habidas y por haber en el ramo, me consta que cuadran la caja de buen grado con esta cubanita del Vedado perfectamente aplatanada y respetada por todos sus colegas en esta su patria electiva.

Lo cual no es poco decir del don de gentes de esta achinada mestiza nacida hace 40 años en el seno de una familia perteneciente a la otrora pujante mulatocracia habanera.

Nada, que en su caso sí cabe hablar con propiedad de "Operación Milagro" de la medicina cubana: como quien dice, la Dra. Laycen Chuey (nada que ver con el exótico guiso de pollo del restaurante "El Mandarín" en La Rampa) baila en la casa del trompo de su especialidad. ¡Y baila profesionalmente que se pasó!

Sus amigos Adolf, Ulli, Susi, Jeannette, Marc, mi esposa Anna y yo la acompañamos anoche hasta el muy recomendable (precioso el sotanero local , además) restaurante latinoamericano "El Inca", sito en Görresstr. 2, Rathenauplatz, Colonia.

Eximios cocineros peruanos se encargaron de facilitarme el desquite de un indigesto sancocho londinés que me vendieron por beef cerca de Trafalgar Square. Por lo costoso, unas diez libras esterlinas, insistí imprudentemente en engullir aquel engrudo diz que cárnico y a punto estuvo de enviarme aquel aciago atardecer por vía directa al Más Allá, de pura regurgitación.

Allí, entre copas van y platos vienen a cada cual más exquisito; allí, donde a diferencia de los pubs y restaurantes de Londres, todavía se puede echar humo a discreción, celebramos por todo lo alto el fausto acontecimiento.

Los festejos por el cumpleaños de tan ilustre, erudita doña continúan, pues por mutuo acuerdo Marc y yo, que somos ambos buenos cocineros, hemos decidido agasajarla en forma alterna con sendas cenas este fin de semana y el que viene en nuestras respectivas moradas colonenses.

En fin, ELLA merece eso y mucho más. Y ahora ya sólo me falta cerrar deseándole, a nombre de los lectores de El Abicú Liberal...

¡¡¡FELICIDADES DE TODO CORAZÓN, MI QUERIDA Y NUNCA BIEN PONDERADA LAYCEN!!!