Wednesday 24 October 2007

La muerte de Castro

Por Gloria Cuenca, Caracas

Hay muchas maneras de morirse. La más común, la tradicional, cuando el cerebro se para, el corazón deja de latir y cesa la respiración. Entonces, el médico de cabecera, declara al paciente clínicamente muerto.

La muerte de los políticos poco o nada tiene que ver con la muerte física. Tanto es así, que en otros tiempos un dirigente de AD [Acción Democrática, partido socialdemócrata de los presidentes Rómulo Betancourt, Jaime Lusinchi y Carlos Andrés Pérez] le dijo al Dr. Jóvito Villalba [1908-1989, profesor de Derecho Constitucional en la UCV y político venezolano]: “Usted es un cadáver insepulto” y éste contestó, “tenga cuidado, que los muertos salen”.

Detrás del “telón de acero” era bastante común la “muerte política”. Los expertos, en “leer” e “interpretar” lo que estaba ocurriendo se basaban en el lugar de los dirigentes en las fotografías. Stalin y Breschnev murieron muchas veces, antes de que fuera verdad.

Es la actitud común del totalitarismo, odian la información “como dato reductor de incertidumbre”, saben que la “información es un poder” y de allí el empeño en manejar todo en secreto.

El problema, es que las mentiras que ellos dicen, al final se las creen. De allí la sorpresa cuando todo se derrumba. No soy una experta en el análisis de la vida y la muerte, sin embargo por mi poca experiencia estoy absolutamente convencida de que Fidel Castro está muerto o en coma.

Fue justamente la última visita del innombrable a la Habana lo que me convenció del hecho sobre el que escribo. Viendo las imágenes antiguas --son del año pasado-- del encuentro entre los comunistas: Castro y el innombrable, me di cuenta de que todo era un montaje.

Por cierto, para quienes no lo saben hay un programa en la computadora que permite hacer maravillas, como colorear camisas, adelgazar, rejuvenecer, arreglar barbas y cambiar un cuadro, entre otras cosas. Al día siguiente por teléfono una voz gangosa, parecida a la de Castro conversó con el innombrable para asegurarnos que estaba vivo. ¿A quien creen engañar? A quienes quieren ser engañados. Cuando los comunistas despiertan de su sueño es por una caída brutal, siempre pasa así.

Con Cuba no será una excepción. Tampoco con Venezuela. Lo que quieren evitar, a toda costa --la toma de conciencia del pueblo cubano--, al salir del horror de la dictadura infame a la que han estado sometidos por casi 50 años, es inevitable. Cuando el pueblo se dé cuenta de cómo han sido manipulados y engañados sentirán una rabia intensa que obligará a los líderes a abrirse a la democracia.



1 comment:

Anonymous said...

¿Se murió? ¿Cuándo? Entonces estamos peor de lo que pensamos