Tres líderes de la oposición interna exhortan a vencer el miedo (plus un comentario del Abicú)
Por Jorge A. Pomar, Colonia
La reciente visita del presidente Brasileño a La Habana ha servido para disipar las dudas sobre la salud del Magno Paciente: está mal, muy mal, peor de lo declarado para la galería tercermundista ("...está con una lucidez increíble") por Inázio Lula da Silva al pie de la escalerilla del avión de vuelta a Brasilia; peor de lo que dejan ver las breves imágenes en vídeo editado de Cubavisión.
Él mismo Fidel se ha encargado de desmentir a los más optimistas con este parrafillo de "Regalo de reyes", su todavía penúltima reflexión:
No disfruto de la capacidad física necesaria para hablarles directamente a los vecinos del municipio donde me postularon para las elecciones del próximo domingo. Hago lo que puedo: escribo.
Pero aún vive y, puesto que el socialismo no colegiado criollo afronta un problema metafísico evidente con la disfunción y muerte de su Secretario General omnímodo, hasta que el Magno Paciente no exhale literalmente el último aliento continuará conjurando con su suprema, inamovible autoridad cualquier conato de reformas económicas por parte del sucesor designado. De ahí que, más allá del vago criticismo del presidente interino, hasta la fecha nada haya sucedido en más de año y medio de impasse insular.
A menos que la Parca alargue el brazo y se lo llevé a su reino de tinieblas, la vida seguirá, pues, igual de exánime en la Isla después de los imaginarios comicios dominicales. Postulado a la Asamblea del Poder Popular --por la fuerza del hábito de ordeno y mando, del mecanismo piramidal del proceso electoral y, sobre todo, de los intereses creados de la élite veterana y emergente convoyada en el "voto unido" a favor de los 614 candidatos gubernamentales--, el Comandante será a buen seguro reelecto, esta vez en artículo de muerte o casi, jefe del Consejo de Estado.
Por lo pronto, la única alternativa vislumbrable consitiría en que, una vez ratificado al frente del Consejo de Estado, el Magno Paciente delegara nominalmente sus poderes constitucionales en el Hermanísimo, quedando él, al igual que otrora Mao Tse Tung en el Reino del Medio, como titular honorario de la primera magistratura.
O bien, fuera de plantilla, como timonel espiritual de la Revolución.En tal caso, el poder, efectivo apenas para regentar la prolongación del actual estancamiento, seguiría siendo ejercido por la versión criolla de la Banda de los Cuatro: Raúl Castro, Ramiro Valdés, Juan Almeida y Guillermo García, auxiliados por similar número de talibanes duros y blandos.
Sin que veamos asomar por ningún lado su oreja peluda al émulo castrista de Deng Xiaoping dotado de la firmeza, capacidad de mando y vista larga necesarias para impulsar desde arriba un --con el piquete actual-- impensable proceso de transición a la democracia que permita a la alta nomenclatura salvar los muebles o, en su defecto, imponer resueltamente esa "vía china" que los raulistas ansían y a la que tantos ciudadanos de a pie se han resignado de antemano.
Solución asiática que, de iniciarse alguna vez, lo sabríamos al instante por una primera señal fehaciente: el sorpresivo, espectacular anuncio e inmediato montaje de un grandioso acto de fe gubernamental contra un par de chivos expiatorios idóneos, aportados por los jerarcas más impresentables --por especialmente "sangrones"-- del establishment.
Sólo a la vista de un espectáculo catártico de esa envergadura todos, tirios y troyanos de dentro y fuera, se percatarían de que el vetusto Sucesor ha sido investido con todas las potestades terrenales para echar a andar el plan de salvamento que supuestamente oculta entre pecho y espalda.
Elija, Usted, lector del patio, las cabezas que le gustaría ver expuestas en la picota pública al pie del obelisco martiano en la Plaza de la Revolución. Cualesquiera serían bienvenidas, si bien en ninguna selección de candidatos favoritos a la guillotina simbólica o real deben faltar las cabezas de turco del ministro de Relaciones Exteriores y el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, precedidas por el aperitivo de los moderadores estelares de la Mesa Retonta.
En cuanto al veredicto de las urnas mañana domingo, no hay que hacerse ilusiones: la inmensa mayoría de los electores de a pie sufragarán de nuevo por "más de lo mismo". De grado o malgrado, trazarán una cruz al lado de la lista oficial. Unos, los menos, creyendo salvar sus mezquinas prebendas. Otros, los más, rutinariamente, habida cuenta de que, como dijera alguna vez Lula da Silva:
Os pobres, na verdade, não dão trabalho... Os governantes não olham para eles porque eles não estão na rua fazendo passeata e fazendo protesto contra os governos. Muitas vezes o pobre quer apenas um pão... En quanto muitas vezes o rico, cada vez que encosta perto, quer um bilhão. Então, fazer política para pobre é uma coisa prazerosa... Os pobres, muitas vezes, não estão nos partidos políticos... Eles vão à igreja rezar e pedir ajuda a Deus.
Traducción: "Los pobres, en verdad, no dan trabajo... Los gobernantes no reparan en ellos porque no andan paseando por la calle y protestando contra los gobiernos. A menudo el pobre sólo exige pan... En cambio, el rico, cada vez que se le pone a tiro, aspira a mil millones. Por eso, hacer política a favor de los pobres es labor placentera... A menudo los pobres no están en los partidos políticos... Ellos van a la iglesia a pedir ayuda a Dios".
Buena explicación de la limitación de las ambiciones populares a la mera supervivencia y del revival religioso en la Isla. Amén del deseo de asegurarle una cuña del pastel poscastrista a las transnacionales de su pujante país, existía un segundo motivo de importancia para el controvertido viaje de Lula a la Meca antiimperialista iberoamericana: engatusar a las masas brasileñas, neutralizar con un gesto de solidaridad interesada a la molesta izquierda antisistema carioca.
Por lo demás, Lula envidia a su anfitrión la inexistencia en la Isla de las neuróticas clases medias y los alborotadores de la sociedad civil. Ese su antiquísimo credo filantrópico sobre la plebe --donde por cierto se echa de menos el circo cesariano, que en Brasil serían los carnavales y la cachaza, el costado festivo del drama de la vida en las populosas favelas-- es aplicable con creces a la situación del proletariado insular.
El ablativo "con creces" alude ahí, aparte de a la falta en Cuba de los incordios del entramado institucional democrático-burgués, prensa libre y sociedad civil incluidas, al enorme grado de envilecimiento de la población al cabo de casi medio siglo de totalitarismo. Vale decir, a eso que Carlos Alberto Montaner acertara a definir como "pérdida de calidad humana". (Martha Beatriz, de espaldas) repartiendo la Declaración de los Derechos del Hombre en el Paseo del Prado hace unos días.)
Por un lado, esa pérdida de calidad humana guarda relación con el éxodo masivo. El voto con los pies, principal recurso electoral de los obstinados, actúa como una válvula de escape favorable al statu quo. Por el otro, tiene que ver con el progresivo encanallamiento de "nuestro pueblo", de los que, por una razón u otra, se quedan, optando por sobrevivir a como dé lugar en un universo concentracionario regentado por un Máximo Líder que basa su estrategia de poder en el binómio adoctrinamiento intensivo-indigencia regulada.
Sin inmovilismo ideológico, sin penuria inducida (de las masas populares), el castrismo habría dejado de existir largo tiempo ha. Se infiere que cualquier tentativa de resolver la crisis de las "relaciones de producción" liberarando a las "fuerzas productivas" (Marx), léase, estimulando la iniciativa privada y la economía de mercado, daría al traste sin remedio tanto con el fidelismo como con el postfidelismo.
Que aun en su actual estado de delirio Fidel tiene plena conciencia de ese peligro de autodesmantelamiento, lo demuestra este otro parrafillo de su última cosecha reflexiva que, aparentemente descolocado en "Regalo de reyes", es un nuevo halón de orejas a Raúl y sus generales tecnócratas:
Cuídense en especial de los que inventan empresas del Estado con cualquier pretexto y administran después las fáciles ganancias cual si hubiesen sido capitalistas toda la vida, sembrando egoísmo y privilegios.
Entre tanto desvarío megalomaníaco, cuánta lucidez en dos vocablos: "fáciles ganancias". Que los aludidos se dejen de aspavientos con el cuento de su eficiencia gerencial, ya que sin competencia cualquiera posa de cumplido capitalista, sacándose plusvalía de la manga como los magos conejos del bombín en el circo. (Foto de al lado: sede del Grupo Cubanacán, principal holding turístico-comercial cubano.)
¡Sombrero para el Magno Paciente! No por gusto afirma Lula en el vídeo que "...está listo para asumir el papel político que él desempeña en Cuba... Goza de una lucidez como en sus mejores momentos". Obviamente, el sagaz ex dirigente sindical pernambucano, "apaixonado pela revolução cubana" prevée la reelección de su colega cubano, de quien años ha declarará tajante: "Ese tipo lo que tiene que hacer es celebrar elecciones libres". (Tanto para no cometer el craso error de tomar al pie de la letra lo dicho ahora en La Habana por el ilustre huésped, zorro viejo como es en todas las marrullerías de la sinuosa diplomacia iberoamericana.)
Acudirán, pues, en masa a las urnas "apolíticos" (mayoría); funcionarios y empleados del Estado y las empresas mixtas, intelectuales y artistas orgánicos e inorgánicos de la UNEAC (ellos, como siempre, los peores de todos, a la cabeza de la infamia de turno); artesanos, obreros, campesinos; católicos, santeros y evangélicos; blancos y negros; mujeres y hombres; jóvenes y viejos; heterosexuales, jineteras, gays, lesbias y pingueros...
Los que planean irse porque planean irse; los que se quedan porque se quedan. Todos tienen o creen tener algo que perder o ganar. Y es que los cubanos de la Isla se han convertido en buscones consuetudinarios. Sin duda, los casos extremos filmados en el documental De buzos, leones y tanqueros no son la norma, pero en distintas medidas la inmensa mayoría de los insulares encajan en esa categoría humana. (Si ya lo vio, siga adelante.)
La suya es la cultura de la pacotilla y el conformismo; el arte de simular lo que no se es, de sobrevivir contra viento y marea; del brete y el golpe bajo contra los de igual suerte y condición que la suya; del ""yo sé que tú sabes que yo sé"; del "Tongo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Puchilanga": del "yo puedo más que tú"; del "vivo vive del bobo y el bobo de su trabajo"; del más desaforado camajanismo tradicional criollo.
Vicios cubensis de añeja data exacerbados por va para media centuria de cultura de la cola y el barracón, de la delación mutua en barrio, escuela y empresa, de las Asambleas de Efectos Electrodomésticos (donde hay que sacarles los trapos sucios a los rivales), del robar, malversar, jinetear y reprimir para sobrevivir... En fin, el sórdido mundillo de la picaresca socialista caribeña prevaleciendo a pulso sobre las escasas virtudes de antaño.
De las arriba enumeradas deformaciones de la piquis colectiva cubana la única que se ha perdido del todo es precisamente aquella de "Aspiazu me dio botella [sinecura] y yo voté Varona". O tal vez sea la consigna que más se cumple bajo el castrismo, con la salvedad de que ahora hay una sola opción: "Votar por Castro o perder el frasco".
Y sabido es que los buscones nunca se meten a sabiendas en camisas de once varas, menos aún si son políticas. Así ha de ser hasta que surja un contrapoder confiable (posiblemente, en forma de un amotinamiento de la baja y media oficialidad de las Fuerzas Armadas, como la que en el 33 diera al traste con el machadato) capaz de darle un brusco, decisivo vuelco a la pegada tortilla castrista.
Eventualidad dentro de la ecuación biológica --susceptible de materializarse con el deceso anticipado del Sucesor-- en la que el intempestivo desencadenamiento de una ciudadanía hasta entonces acostumbrada a cepo y cabestro sería más de temer que de desear. No en balde la cotidianidad castrista los ha enseñado a ser oportunistas, a jugar al seguro apostando siempre al vencedor, quienquiera que sea...
Como de costumbre, mañana también habrá una minoría desafiante que no responda a la convocatoria o se atreva a invalidar las boletas. En vano. Contra tales desafecciones o estratagemas del pícaro criollo, las autoridades electorales pondrán en práctica el inapelable (no hay control de partes ni observadores extranjeros) recurso del fraude, que a todo reventar ascenderá a un 10 o un 15 por ciento del total de votos.
Más o menos la misma cantidad que arrojara meses antes de la caída del Muro de Berlín el fraude electoral en los últimos comicios comunales celebrados en la extinta RDA por la metodología real-socialista de la Einheitsliste (Lista Unida).
De hecho, casi todos los encaramados al Muro en la foto de al lado habían votado a favor de los candidatos del SED (Partido Socialista Unificado de Alemania) en los comicios municipales de junio de 1989, pese al llamado a abstenerse o anular la boleta hecho por la fragmentaria disidencia interna.
Significativamente, Egon Krenz, recién electo Generalsekretär y Staatsratvorsitzender (presidente del Consejo de Estado) en reemplazo del convaleciente Erich Honecker, no sólo había declarado sus simpatías por la vía china sino que, como hará Raúl Castro mañana domingo, trampeó en el escrutinio.
Un simple titubeo informativo de Günther Schabowski (foto de al lado), primer secretario del SED en Berlín Oriental, durante una conferencia de prensa celebrada el 9 de noviembre, fue el detonante del reventón popular que echó abajo el Muro de Berlín esa misma madrugada.
El ambiente estaba caldeado. Pero, más que el resultado de las multitudinarias protestas de los lunes en Leipzig o del momentáneo atortojamiento del siempre indeciso Mijail Gorbachov (firmó la carta a favor de la liberación de los cinco espías cubanos condenados en Estados Unidos y ahora mismo se ha aliado con Vladimir Putin), la causa de fondo del desplome instantáneo de la RDA fue el vacío de poder generado por la ausencia de Honecker, la inmadurez de Krenz y la decrepitud general de los miembros del Politbüro.
O sea, el derrumbe de la RDA sobrevino a consecuencias de un vacío de poder similar al que podría producirse en la Isla en caso de defunción o invalidez mental del Sucesor antes de las Magnas Exequias. Lo cual, dada la mayor vetustez y cerrazón de la cúpula castrista, quiere decir que la anunciada barrida gubernamental este domingo y la reelección o no de Fidel (si aún vive en marzo, como sugiere el vídeo) durante la sesión de estreno de la nueva vieja Asamblea Nacional a principios dentro de 45 días, no va a alterar el actual esquema implosivo.
Por analogía sistémica, cabe deducir que, aunque "nuestro pueblo" le dé el SÍ al voto unido, hay esperanzas: las reservas de civilidad de los insulares tampoco están del todo agotadas. Sea como fuere, no tanto los que están en contra como aquellos votantes que tengan algún interés en una incruenta continuidad del statu quo con perspectivas reformistas, harían bien en ausentarse a la cita con las urnas o echar a perder la boleta a toda costa.
Enviarían así al Buró Político una señal, una voz de alarma inequívoca que recuerde a esos embotados dignatarios que ya va siendo hora de efectuar el cambio de aguja o apartarse a tiempo de la vía para no chocar de frente con el expreso de la historia.
Conque, a falta de esas voces habitualmente estridentes y categóricas de la oposición "moderada" que suelen enmudecer a la hora de entrar al trapo rojo, escuchen unos y otros el llamado al abstencionismo de tres líderes disidentes que nunca se despintan. (Desde luego, hay muchas más igual de respetables y subversivas, pero en estos momentos no dispongo de las citas correspondientes).
Martha Beatriz Roque Cabello (Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba):
En Cuba no hay elecciones, hay un teatro en el que el gobierno hace participar al pueblo para poner en el poder a las personas que estima pertinentes... es tan ridículo que lo mejor es ni hablar de esas votaciones... Cuando digo ni hablar, es no escribir “No” o “Cambio” [en la boleta] ni decir no asista, es obviarlas.... No tengo duda de que nuevamente Fidel Castro seguirá de presidente. Sería un craso error.
Oswaldo Payá (Movimiento Cristiano Liberación):
...tomadura de pelo... grave violación de la soberanía popular... daño a la dignidad de las personas y al derecho de nuestro pueblo a definir su vida y su futuro... Violación de la Constitución... mecanismo de intimidación, y aunque la ley fuera inmejorable, la cultura del miedo instalada con todos los mecanismos represivos y opresivos ... es una penosa tradición...
Vladimiro Roca (Todos Unidos):
...no se puede hablar de elecciones, porque no se elige nada... ¿Dónde están las distintas opciones para que el ciudadano pueda escoger realmente?... No tengo duda de que nuevamente Fidel Castro seguirá de presidente. Que cada quien administre su miedo: el que tiene suficiente valor para no ir a votar que no vaya, el que tiene valor para anular la boleta que lo haga y al que le da para ir y echar la boleta en blanco también...
3 comments:
Excelente. Permíteme traducir este texto para mostràrselo a mis amigos suizos que me preguntan sobre nuestro sistema "electoral".
Lafuente.
El Gorbi normalmente tan rayano en lo pusilánime, tan buena gente, tan blandito que aunque intente diplomacia y compromisos inteligentes, los Tiburones le suelen cojer la baja con el apoyo de la Plebe enloquecida, siempre ciega a pasarle por arriba al mas débil.
Gorbi nació para jugar su papel típico. El Gorbi es un estereotipo del bueno como se entiende en Cuba: Un Comemierda al que se le usa para mover las fichas en el tablero.
Fragonard
Buen análisis. Apuntaste a blanco seguro. Fíjate que pocos te contestaron, y uno para hablar de Gorbachov, que no nos dio nada, ni nos dará nada. Veremos más...
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