Thursday, 3 January 2008

Felicitaciones del Abicú a sus lectores
Plus excusas por impasse de Año Nuevo


Por Jorge A. Pomar, Colonia

Gracias, Isis, Kubalgie, Roko, Embabia, Alberto... Lo propio a todos ustedes, sin retórica: ¡De profundis, les deseo un resto de año feliz, de realizaciones personales y nacionales a pedir de boca! Con la esperanza anticipada de que 2009 sea el año del Primer Aniversario de la Era Poscastrista. Ojalá se cumpla con creces aquello de que lo que mucho demora pasa todo junto y a la vez en el momento menos esperado.

Meto la mano en la candela, no porque así será, sino porque así sea.
Lo cual suena parecido pero no es igual, ya que la segunda cláusula conlleva lo que la primera no. A saber,
con moderación pero con masa crítica, arrimar mente y hombro. Cada cual a su modo, a las buenas o a las malas, poco o mucho, por acción u omisión...

Ojalá se cumplan los buenos augurios del Arzobispado y la Letra del Año del Consejo de Ifá. No, desde luego, tal como fueron expresados urbi et orbe. Habida cuenta de que, dadas las circunstancias, no podían ser otra cosa que sendos embarajes. Sino los que, como todos sabemos, albergan in pectore todos los prelados y babalaos honestos de nuestra aterrorizada Isla. De estar incurriendo aquí el Abicú en un craso error de apreciación, unos y otros darían más risa que pena, o vicerversa.

Lamentablemente, pesqué un fuerte resfriado a medianoche del 31 en la hacienda de mis cuñados allá en Listrup, cerca de Münster. Cuando salimos al patio a lanzar los fuegos artificiales, una espesa niebla cubría todo el paisaje. Parece que me afectó la garganta, ya de por sí ahumada por demasiados puros y macerada por abundantes libaciones de champán, coñac, vino y licor.

Recién empiezan a quitárseme la ronquera y el malestar. Así es que antes de calentar el blog, Amadeus, he tenido que calentarme la garganta con unos rones. Por eso no he posteado.
No, Analista, no he recibido ninguna carta de felicitación de nuestro Consulado.

Tal vez porque de antemano saben que sus parabienes no son de recibo para todos los nacidos en la Isla, se hayan ahorrado ellos la molestia y a nosotros la embarazosa sorpresa. Por consiguiente, optaron por felicitar sólo a quienes aún no hayan traicionado abiertamente a la Patria castrista, acogiéndose a la ciudadanía alemana.

Con todo,
hasta la última vez que necesité sus servicios hace un par de años, mis relaciones con nuestros aguerridos diplomáticos eran frías pero corteses. Aquí van, pues, mis felicitaciones a esos compatriotas también, deseándoles sin sombra de hipocresía que en lo que resta del año pasen cuanto antes y fluidamente --sin cargos de conciencia ni posibles actos de repudio vindicativos en los que, por cierto, no piensa participar el Abicú-- a ganarse el sustento en empleos menos comprometedores y más lucrativos de su propia elección en libertad. Seguro estoy de interpretar cabalmente las secretas directrices del Plan B de algunos de ellos.

Mi querida Isis, la prohibición de fumar, junto con la decadencia del piropo, los planes de ley seca y otras interdicciones neopuritanas, que ya están en camino o en la agenda de ciertos países desarrollados, son una especie de intento oblicuo
de colar la utopía terrenal, más conocida como comunismo o socialismo democrático del siglo XXI, de contrabando por la ventana del fondo.

Sin proponértelo, Isis, me has dado un pie de rima para dejarme ir en una laxa reflexión sobre el tema de las prohibiciones, epidemia en alza por estas venturosas comarcas eurooccidentales. Para ir entrando en forma en el nuevo calendario y ser fiel a la descarga que
a renglón seguido me dispongo a iniciar, enciendo previamente el primer puro del año --hecho con tabaco seco barato de Sumatra del que se vende aquí--, a la espera del mazo de José L. Piedras criollos que prometió traerme de Barcelona la amable chica de Kubalgie.

El Abicú

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