Friday, 4 January 2008

Descarga contra la neomojigatería del siglo XXI (1)

Sobre las leyes antitabaco, Cuba y el apocalipsis climático

(Para Isis)

Por Jorge A. Pomar, Colonia

PRIMERA PARTE

Mi querida Isis, la prohibición de fumar --junto con el piropo, la ley seca y otras interdicciones puritanas, que ya están en la agenda de algunos políticos occidentales-- son una especie de intento oblicuo de colar la utopía terrestre, más conocida como comunismo o socialismo democrático del siglo XXI, de contrabando por la ventana del fondo.

Sin proponértelo, me has dado un pie de rima para dejarme ir en una laxa reflexión sobre el tema de las prohibiciones, epidemia en alza por estas venturosas comarcas masoquistas del Viejo Continente. Para ir entrando en forma en el nuevo calendario y ser fiel a la descarga que
a renglón seguido me dispongo a iniciar, enciendo previamente el primer puro del año --hecho con tabaco seco barato de Sumatra del que se vende aquí--, a la espera del maso de José L. Piedras criollos que prometió traerme de Barcelona la amable chica de Kubalgie.

Advertencia preliminar: por favor, tomen este texto como lo que en realidad es, una especie de divertimento liberal, de antídoto discursivo en serio contra el neopuritanismo ambiental. Después de los excesos de platos y copas a fin de año, nada mejor para un cubano conocedor por experiencia propia de la rareza de esos placeres elementales en las mesas plebeyas de la Isla que arremeter contra todo lo que amenace su concepto de la vida en clave epicúrea. Habrá, pues, de todo un poco y a lo loco. Allá voy...

Empecemos por el quid de la cuestión: las agresiones a Eros. El deseo de proteger a las mujeres contra impertinencias verbales masculinas en un país como Alemania, donde por lo general, si acaso, se repara en la femenil existencia en el lugar y momento adecuados, ha ahondado el foso entre ambos géneros. Por ahí, como una perversión feminista, empezó, creo yo, la actual ola de prohibiciones puritanistas.

Como subproducto indeseable de aquella campaña del feminismo duro en la década de los 70-80, el Macke, como se conoce al macho germánico, se vio de pronto acorralado frente al ataque combinado del lesbianismo duro (no tienen trato ni siquiera verbal con representantes del sexo opuesto) los medios de difusión y la educación escolar. Acabó acomplejándose y, en buena medida, en virtud de un reflejo inhibitorio similar al que acomete hoy a los fumadores, perdiendo en masa el hábito recién tabuizado.

Aunque se trata de una anomalía común a toda Europa, el fenómeno hizo furor en la República Federal. Desde entonces pululan los llamados softies, sexualmente correctísimos todos ellos, pero por lo demás ni carne ni pescado para damas exigentes en materia de alcoba mixta. Paralelamente, se produjo una reacción compensatoria de lo más curiosa: muchos de los llamados "invertidos" de ambos sexos se desinhibieron por completo, adoptando a menudo
en rol de conquistadores conductas frontales, agresivas. Todavía hoy suelen llevar el cortejo amatorio homosexual a sus cotas más directas y groseras.

En cambio, elogiarle el peinado o la blusa a una colega, dirigirle la palabra encomiásticamente a una desconocida en relación con sus rasgos anatómicos, o encuerarla con la vista del todo o en parte, como hacen los cubanos, pasaron a ser actos no sólo reprobables sino judicialmente punibles. Así, pues, las valquirias solteras más osadas vense obligadas a tomar la iniciativa a fin de no quedar para vestir santos.

Con resultados muchas veces funestos para la convivencia heterosexual. Sin hablar ya de reproducción de la subespecie germánica: está desde hace largo tiempo en proceso de extinción. Al extremo de que ya se puede calcular estadísticamente cuando desaparecerá el último mohicano teutón.

Cambiando lo que haya que cambiar, podrían tener lugar aberraciones simétricas parecidas en otros campos del quehacer placentero. La intolerancia al tabaco, por ejemplo, destinada por ley a la exacerbación con las prohibiciones en vigor o previstas para el año en curso, podría muy bien fomentar la mojigatería en general hasta niveles medievales.

Ya se notan por doquier sus primeros efectos nocivos en la convivencia. Las tabernas de barrio son el único espacio social cotidiano disponible para la multitud de hermitaños que puebla las ciudades y aldeas de este país, poblado por indígenas hacendosos y por lo común acomodados pero, más aún que los flemáticos británicos, con serias dificultades para tomar la iniciativa y romper el celofán de hielo conducente a la comunicación social.

Por ejemplo, cierta noche Anna y yo cenábamos en la mesa frente al aseo del restaurante de la esquina cuando un señor que bebía cerveza en solitario en el mostrador se paró tambaleante frente a nosotros y lalaleó la siguiente frase: "Ich war in Kuba voriges Jahr. Wunderbar! Man kann überall mit einem unbekannten, ob Man n oder Frau, ein Gespräch anfangen. So, ohne Weiteres." ("Estuve en Cuba el año pasado. ¡Maravilloso! Se puede entablar dondequiera una conversación con un desconocido, hombre o mujer. Así, sin más".)

Y si le hablas a una compañera de viaje desconocida en el tren, por ejemplo, tiende a pensar que debes de tener un "atraso" de meses y estás desesperado. Ya no es raro encender un cigarrillo en el parque y ver cómo al niño o adulto del banco de enfrente le entra un repentino acceso de tos.

Tal como van las cosas, a la postre la legislación antitabaco desencadenará por estos lares una especie de efecto dominó susceptible de ir describiendo círculos cada vez más anchos hasta involucrar al conjunto de la conductas sociales, con la correspondiente regresión a los comienzos del siglo XVI en Europa, cuando fumar en público o en privado era un delito mayor que ser cocainómano hoy en día.

Se sabe a ciencia cierta que la limitación del expendio de bebidas y licores a las once de la noche en casi todos los locales públicos ha creado en el Reino Unido el hábito de beber a la carrera. Los deplorables resultados de esa taquicardia alcohólica saltan a la vista en la foto de al lado.

El otoño pasado a Anna y a mí nos daba grima ver en Londres molotes de gentes de todas las edades y clases sociales echando humo a la entrada de las tabernas, a la intemperie, expuestos a gélidos vientos y lloviznas, cubriendo acera y calzada de cutres alfombras de cabos y escupitajos, obstruyendo el tránsito de personas y vehículos.

En el famoso bulevar de la Carnaby Street, donde solían actuar los Beatles en los años 60 y 70, podían verse verdaderos enjambres de jóvenes bebiendo contra reloj a la entrada de las espléndidas discotecas, indiferentes a los esfuerzos de los pinchadores de discos allá dentro. La era de los espectaculares chicos de Liverpool ya no está "pariendo un corazón", como decía una canción pop de la época: está pariendo un híbrido de pureza, resignación y aburrimiento.

Ignoro cómo harán los británicos ahora mismo, cuando ya las inclemencias del clima en las inhóspitas costas del Mar del Norte hacen del todo imposible conciliar de tan precaria manera su pasión por los interiores tabernarios --preciosos, por cierto-- con el inveterado hábito de echar humo por la boca y la nariz y beber ale en grandes copas.

Se acabó en el Reino Unido aquel romántico "fumando espero a la mujer / el hombre que yo quiero, tras los cristales de alegres ventanales...". La alegría ha sido arbitrariamente desplazada al lado externo de puertas y ventanas. (Estatua de Churchill en Parliament Square, Londres.)

Las áreas al aire libre de los pintorescos restaurantes y tabernas del Támesis, por saberlo el Abicú y su media naranja, se prestan aún menos para el placer de la expectación erótica autofumigada, a menos que uno sea esquimal.

[Dos comentarios afines para dejar boquiabierto de asombro al lector: más de un diputado a la Cámara de los Comunes en el Westminster Palace se ha visto en aprietos tras confesar haber fumado marihuana en su juventud. ¿Quién iba a decir que la generación de los hippies y punks en el poder se volvería tan pacata ya en los albores de la vejez? En cambio, el hijo del beato Al Gore no comparte esos escrúpulos puritanos, ya que el año pasado el FBI encontró en su cuarto un alijo de marihuana, Xanax, Valium y Nicodin.

Nada del otro jueves para pasar la noche en vela en campus universitarios, incluidos los cubanos, donde el Desaxtedrón, por ejemplo, hacía furor en la década de los 70. En todo caso, el boy no es un santurrón de siete suelas como el padre, cuya mansión consume 20 veces más energía que el hogar promedio en Estados Unidos.]

Cuando le expuse el problema de las leyes antitabaco a sir Winston Churchill en el famoso parque frente al Big Ben, soltó una nubecilla de humo por la calva antes de espetarme: "Fancy why I rather had my statue erected on this damned cold place and not somwhere under a warm roof amid those crazy folks in a beautiful London pub?"


Al oírme mencionar el nombre de Al Gore, me paró en seco: "Not Al Gore, all gone if you are fool enough to bite his will-o'-the wisp demagogy. Be sure no to do it yourself, old black chap!" Como ven, estoy siguiendo su consejo de ese en vida empedernido chupador de habanos torcidos especialmente para él por tabaqueros legítimos de la Isla de la Siguaraya.

Preguntado por el Abicú sobre que nos esperaba a los cubanos después de
los hermanos Castro, fue lacónicamente implacable como antaño con sus alicaídos compatriotas ante la amenaza hitleriana: "To begin with, more blood, toil, sweat and tears. Not without reward in due time, provided your fellow countrymen forget their bloody Spanish inferiority complex vis-à-vis des Anglo-Saxons and keep both working and enjoying life pretty hard every day all the time."

No pude menos que estar de acuerdo con ese vaticinio agridulce y darle las gracias de todo corazón al hombre fuerte que derrotara a los nazis e iniciara la Guerra Fría contra el bolchevismo en alza ya en 1945, el mismo año en que sus ingratos paisanos lo obligaron a mudarse antes de tiempo y a cara de perro del número 10 de Downing Street. Sólo para que treinta y tantos años más tarde, abocados a la ruina del Empire, diesen al fin su brazo a torcer y aceptaran la cura de caballo recetada por la Dama de Hierro. Así de volubles son los pueblos.

Felizmente, acá en la tierra del ex canciller federal socialdemócrata Helmut Schmidt, fumador incorregible que puede darse el lujo de espantar sin piedad a los entrevistadores alérgicos a los vahos nicotinizados provenientes del permanente cigarrillo entre sus despectivos labios, hay esperanzas. Escuchémosle al respecto:

Conozco a algunos ministros que pasan las de Caín por no ser fotografiados con el cigarrillo. Hacen malabares por pasarse uno a la carrera lejos del relampagueo de los flashes. En cierto modo, dan pena. Viven desgarrados entre el prurito de ser modelos de conducta y su propia adicción.

¡Prusianamente exacto! Otro ex canciller federal socialdemócrata fumador es Gerhard Schröder, quien no se oculta para disfrutar de los Cohíbas gratuitos que le manda desde la Isla su entrañable amigo el Comandante en Jefe. La contradicción no puede ser más eclatante, si se tiene en cuenta que no hay nada de nosotros que guste más aquí, a la progresía local en particular, que ver documentales sobre la historia del tabaco en la Isla y cerrar una comida en un restaurante prendiendo un habano de marca. Si no me creen, ahí está Isis para desmentirme.

A mi arribo a Colonia, venir a casa a entrevistarme --cosa que ahora hacen con menos regularidad porque ya me consideran abgegrasst, o sea, "hierba comida"--, ver un puro en el cenicero y exigirme que le diese candela para retratarme fumando, era un reflejo condicionado. ¿Les habría caído tan simpático compay Segundo sin el tabacón? Lo dudo.

Hay, pues, una buena dosis de doblez en la fobia germana contra la fuma, en mala hora calcada del evangelismo estadounidense, vale recordar. Para evitar la quiebra los ingeniosos taberneros locales se proponen desempolvar una vieja tradición prusiana de la época bismarckiana cuando, al proscribir el "canciller de hierro" el obrerismo político entre 1878 y 1890, brotaron por doquier como hongos falsos clubes proletarios de recreación. A saber, los del gremio más perjudicado en el país más cervecero del mundo se han dado a la hábil tarea de registrar sus locales como clubes de fumadores. Genial idea, ¿verdad? Son mi esperanza.

Lo he leído en la prensa alemana: los taberneros de acá no piensan calarse de brazos cruzados pérdidas estimadas en más del 30 por ciento del volumen venta. La foto de abajo es de un guasón del gremio local que ha acertado al caricaturizar la nueva ley antitabaco del Bundestag (Cámara Baja del Parlamento Federal) como un reestreno de la picota pública contra los fumadores.

No les falta razón, pues sin duda se trata de una superlativa hipocresía discriminatoria por parte de la burocracia estatal, aguijoneada por Los Verdes, a los cuales la canciller federal Angela Merkel, agobiada por esa yunta de potros resabiosos tirando en sentido contrario que es la Gran Coalición rojinegra (CDU/CSU y SPD), les ha arrebatado al fin el monopolio ecológico con su irreal meta de reducir en un 20 por ciento las emisiones de dióxido de carbono.

Y desde luego, la Madre Patria no se queda atrás. Hasta hace poco un habano cubano costaba en España casi la mitad que en Alemania. Eso va a cambiar pronto en aras de los planes filantrópicos de José Luis Rodríguez Zapatero (jamás se le ha oído hacer un chiste ni gracioso ni pujado en casi cuatro años de legislatura), el rey de las zetas descolocadas, los diálogos de sordos, la mala memoria histórica y la educación para la progresía. Ya se empiezan a sentir allá también los efluvios deletereos del efecto Zeta contra el sano buen vivir hispano, única cosa digna de imitarse en nuestra enloquecida metrópoli neocolonial posmoderna.

De visita el año antespasado
en la ciudad vieja de Valencia --nuestro holelito quedaba cerca de la pintoresca Plaza del Mercado--, oímos varias ofertas furtivas de marihuana y hachís por las intrincadas callejuelas de acceso. En cambio, como ya eran pasadas las diez de la noche, para poder comprarme unos puros tuvimos que trasladarnos en tranvía hasta la estación de RENFE, único sitio autorizado a venderlos a partir de la hora de cierre obligatorio de todos los demás estanquillos.

Tan obsesivo es el deseo de ser más noble que nadie que hasta los sentidos común y del humor se están perdiendo. No exagero. La televisión pública española, por ejemplo, toda ella si acaso un tin mejor que Cubavisión y no siempre, es capaz de aburrir a las mismísimas ovejas de la Mesta. Al extremo de que el gobierno sociata ha tenido que tomar cartas en el asunto, lo que augura velorio mediático. Ni la TV andalusa, que es mucho decir, visto que los andaluces hacen reír hasta por su peculiar manera de hablar y andar, es capaz de arquear a menudo hacia arriba las comisuras de los labios de espectadores nativos y forasteros.

Para que se hagan una idea de la contagiosidad de estas manías puritanas: en España existe ya un proyecto de ley que prohíbe fumar en las playas y otro que exhorta a los menores de edad a denunciar a sus padres cuando hagan uso de su derecho a espantarles un soplamoco. No hace mucho un reportaje
de TVE exhibía a un traumatizado veterano del magisterio en la pantalla chica como un criminal por haberle asestado un yiyi a un mocoso malcriado: ambos progenitores clamando indignados por la expulsión del pedagogo infractor. Había que ver la cara de yo no fui, de mosquita muerta del crío aún lloroso acurrucado entre los brazos.

Siguiendo esa lógica de compulsión ético-sanitaria, pronto los zapateristas añadirán un gravamen adicional a los productos cárnicos ricos en colesterol, con zaña especial en la carne de cerdo, el chorizo y demás embutidos. ¿Qué va a pasar cuando los sociatas se den cuenta de que los mariscos son dañinos? Habrá que cerrar la Avenida de los Mariscos en el Puerto de Santa María, al pie de cuyas atestadas, humeantes, olorosas mesas los golosos comensales llenan baldes enteros con los huesos de pescados, mejillones, gambas, cangrejos...

Pobre de aquel Pantagruel castellano a quien al final de las interminables procesiones de Semana Santa en Toledo oímos exclamar de júbilo: "¡Por fin ya podemos hincharnos de tapas y mariscos!" En breve tendrá que resignarse a ir a hacer dieta al mesón tras el paso de la última magdalena detrás del muñecón crucificado. ¡Con el hambre que dan esas escenas de martirio gótico! Dios castigue con la sempiterna libreta de abastecimiento castrocomunista la arrogancia de los hastiados del bienestar en este ingrato valle de lágrimas eurooccidental...

Y puesto que comprobado está que los sofisticados coitos del Kamasutra, con su énfasis en la duración y calidad de los goces de alcoba, aumentan el riesgo de infarto, pues a hacerle la competencia al clero en eso de restringir el tráfico carnal a la rutinaria consumación de los rigurosos fines de la reproducción en la exclusiva posición del misionero (él arriba y ella abajo con un rústico furaco en la porción correspondiente de la casta bata de dormir).

Las estadísticas halagüeñas de la Moncloa ya lo han revelado: los niños españoles salen mal parados en todos los índices de rendimiento escolar de la Unión Europea, pero albricias: ¡son punteros en preocupación por las penurias de sus coetáneos en el Tercer Mundo, las guerras imperialistas de Mr. Bush y la salud del planeta azul! Si han visto el corto publicitario de Mobistar que precede a casi todos los vídeos de El País, ya saben cómo anda el humor en el terruño de Quevedo. Obviamente, a los descendientes del Buscón
les han hecho daño cerebral los estantes atiborrados de Mercadona.

Y desde luego, interdicción, so pena de multa o arresto, de gastas bromas a costa de niños, mujeres, negros, ancianos, judíos, aborígenes, limosneros... Ídem contra toda clase de animales (el gobierno español ha ordenado suspender las obras o planes de construcción de una autopista debido al hallazgo de excrementos del lince ibérico, una especie en peligro de extinción), discapacitados físicos y mentales, zambos, cojos, tetonas, pichicortos, tuertos, calvos, narizones, bembones, deslabiados, ciegos, gordos, flacos, sordomudos, profetas laicos y religiosos...
Para no traumatizarlos.

El ideal es que al final todo lo que no esté terminantemente prohibido sea estrictamente obligatorio. Salud y asepsia mental para todos a golpe de decretos contra el libre albedrío. La vida como un perpetuo crujir de dientes, arrepentidos las 24 horas del día por ser los causantes del apocalipsis meteorológico anunciado por Al Gore.

Si no les metemos el pie a fondo y cuanto antes a los puristas y ecologetas de la calaña de Al Gore, mucho me temo que más temprano que tarde ya sólo se podrá reír de George W. Bush y sus acólitos, igual que en el
Granma y El País. En fin que, a menos que nuestro sano instinto de conservación se reviere a tiempo, pereceremos todos aplastados por ese soporífero "otro mundo mejor posible".

12 comments:

Anonymous said...

Está bueno, de acuerdo, pero por favor, vuelve a Hugo Chávez, tengo ganas de reir seriamente. Feliz 2008 para tí y para Kubalgie.

PolO said...

Y eso es na comparao con La Yuma. Aqui no te americanizas, mas bien te amariconizas si te mareas.
Lo bueno de to esto es que los tipos estan tan blanditos, y sus good, white, anglosaxon and protestants wives son tan locas, que anda el fundillo bobo, a peso la docena. Y los pocos cubiches palmiches que vivimos fuera de Florida... Nos estamos hartando. Somos como el petroleo: Prietos, escasos, caros y necesarios. JAjajaja. Te lo digo de mulaton a mulaton. Happy New Year !!!

Infortunato Liborio del Campo said...

Yo defiendo el derecho que todos tienen de fumar, drogarse o emborracharse, siempre que se haga sin afectar la salud y la vida de los demás. Yo dejé de fumar hace más de tres años y ha sido milagroso para mi salud. Ahora no quiero que nadie venga a joder los progresos que he hecho. Si alquien quiere fumar que lo haga fuera de los lugares públicos, que son la mayoría. Lo puedes hacer en la calle, en tu casa, o en los lugares habilitados para ello. La libertad es hacer todo lo que te la gana sin afectar a los demás.

analista said...

Pomar

resumo aquí el comentario para PArte 1 y 2. Has armado tremendo potaje de cosas diversas. Empezaste por el horrendo feminismo anti-hombrismo que nació en los EEUU y aquí está haciendo de las suyas. Sobre todo si estás en una cargo de dirección. Fíjate si es así, que tenemos la orientación de hacer las entrevistas junto a una mujer, para así poder contrarrestar acusaciones de "sexuelle Belästigung" - (acoso sexual). El otro día tuve una entrevista con una preciosidad que vino con un escote majestuoso y aquello fue terrible teniendo que estar mirando para otro lado todo el tiempo. Te ganas una acusación fácilmente. Seguimos con el cambio climático: sí, es cierto que está ocurriendo, pero lo que nadie sabe es si es una etapa de un ciclo (no hubieron ya glaciaciones?) o si es el carbono o los grandes rebaños de reses que están criando en China con sus pedos llenos de metano. Por eso que la reducción en un 20 o en un 50% o lo que sea del CO es una histeria política.
Sobre las prohibiciones: Aquí tenemos que delimitar cuales vicios sólo dañan al que los consume y cuales dañan a los demás. O cuales hechos. Por ejemplo: hablar por el móvil en la mano manejando puede ocasionar accidentes que hagan peligrar la integridad física de los demás. Pero manejar sin cinturón de seguridad cuando más pone en peligro tu vida, pero si te cogen te ponen una multa de 30 Eurones. No ponen una multa por suicidarte pues al muerto no le pueden cobrar. Con el alcohol es lo mismo: te jodes pero mientras que no te pongas agresivo te jodes tú solo, aunque para estar agresivo no hay que tomar alcohol. Con el tabaco ya es otra cosa. Nostros dejamos de ir a los restaurantes pues el humo nos hacía echar a peder la comida. Por eso es que no creo- excepto en bares a lo máximo, que exista ese 30% de pérdidas. En UK ha sido lo contarrio, han aumentado las ventas en los restaurantes. Aquí será lo mismo poder comer sin estar respirando el humo de los demás. Y tampoco creo que en los bares sea así. En los otros países la gente sigue yendo a beber y cuando quieren fumar salen. Si alguien quiere joderse, que se joda solo pero que no joda a los demás.

Anonymous said...

llevas razón
infortunato pero debería haber también un derecho a los "lugares Públicos" para los que fumamos y todavía no lo queremos dejar o podamos; como te pasaba a tí antes de quererlo (o poderlo). No hay que joder es verdad; pero ideal sería en ninguna dirección. Ni los que fuman a los que no, ni viceversa. infortunatamente parece que de momento el péndulo se orienta fuerte últimamente a favor de los que guerrean por su derecho al "aire puro", acorralando a los que quieren solo disfrutar de un "puro".
Oxiuro CC

analista said...

Hasta los babalawos están contra tí, Abicú

Dice Ifa: Que se prohíbe la ingestión de bebidas alcohólicas y el consumo de tabaco, así como el consumo de cualquier tipo de droga e incluso medicamentos que puedan crear adicción, por los problemas mentales que esto pueda generar y que anteriormente aconsejó Ifa.
(De la Letra de 2008)

Anonymous said...

...Eso lo dijeron porque el mocho de tabaco y el ron del Babalawo están dificil de conseguir y ...

rosita la huerfanita

Anonymous said...

Muy bueno Abicú... primera vez que te leo y me sacaste una sonrisa... aunque no dejo de reconocer que formaste tremendo arroz con mango... Genial! Feliz ano nuevo! (No lo entiendas mal, es que ahora no puedo poner la curvita de la n)


Cuquita, La mecanografa

Anonymous said...

Pomar, bróder, te jodiste. En eso de fumar cada vez menos te van a seguir. Ya tú sabes lo que hace la educación y todos sus problemas derivados. Cada vez más gente cree en lo bueno de dejar los malos hábitos, como echar humo, y a inventar los fumadores. Creo que se te fue la mano con mezclar el dejar los lugares públicos libre de fumadores y la política. Reajusta el tiro.

Isis said...

Querido Pomar,
disculpas que no había visto El abicú liberal, pues estaba en París. Ouuf!, aquí la misma cosa: los restaurantes, bares, etc, se identifican de lejos por el molote de gente afuera fumando. Pero, según leí en un diario francés, si mal no recuerdo Le Figaro, la medida, en vez de bajar las ganancias de las empresas tabacaleras, las ha subido. ¡Cuánta razón tienes con la medida que propones de dejar de comprar tabaco! Pondrán el grito en el cielo, y el primero, el estado.
¡Muchísimas gracias! por la dedicatoria, que he apreciado mucho, además de que he disfrutado inmensamente la lectura en sus dos enjundiosas partes. ¡Brillante!, exhaustivo e irrebatible. Estoy de acuerdo con todo lo que planteas e iluminas. Has ido al fondo del asunto, y has mostrado sus aristas e interconexiones.
Es una enorme coerción a la libertad individual, una antesala del totalitarismo.
Gracias mil,
Besos ahumados,
Isis
(P.D.: yo también de vez en cuando fumo Sumatra)

Anonymous said...

Fumando espero que muera patilla....tatatatata y aveces desespero.....
Gracias Abikú!

Rolando el Bakardi

Anonymous said...

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Saludos a todos los abicues de acá
JASE