Saturday, 4 August 2007

"Patria o muerte. Lemas de la Revolución Cubana"

Un poemario de solidaridad a contra corriente de Herbert Quelle
(ilustrado con fotos de Corinna Niestrath-Quelle)


Herbert Quelle (nac. 1953, Herford, Westfalia), diplomático de carrera, fue primer secretario de la Embajada de la RFA en La Habana entre 1991 y 1995. Politólogo y políglota, había sido antes profesor asistente de un college y consul alemán en Los Ángeles. Tras su salida de la Isla, fungió durante años como subdirector del Area América Latina y Caribe del Ministerio Federal del Exterior (Conosur). Hoy dirige el Dpto. de Asuntos Económicos de la Embajada de su país en el Reino Unido.


Introducción


Título y subtítulo de este cuaderno único en su género, sugerente cruce de poemas minimalistas cargados de sutilezas con fotogramas atestiguadores de la putrefacción del lenguaje político en las consignas callejeras oficiales, inducen al lector criollo de ambas orillas del charco, harto de agit-prop, a incurrir en un error de bulto: desdeñar el libro a la primera ojeada. Sin embargo, Patria o muerte. Lemas de la Revolución Cubana se sale del montón de bodrios del género por varios motivos.

En primer lugar, siendo un cuaderno escrito para lectores tedescos (teutones, alemanes), consigue convencer a cubanos (ya se verá por qué no uso aquí el artículo definido) que vieron hasta el agobio esos afiches y vallas fotografiados personalmente por la esposa del poeta, Corinna Niestrath-Quelle, y experimentaron en encéfalo propio las cóleras líricamente sublimadas de este diplomático amante y practicante de la poesía coloquialista.


Poemas e imágenes tienen la virtud de devolvernos, a nosotros los exiliados, mental y afectivamente a las angustias cotidianas de aquellos años de penurias inenarrables que, ahora lo sabemos por boca de Raúl Castro, aún continúan para la inmensa mayoría de los insulares.
Al transcribirlos, yo mismo, que los traduje, vuelvo a sentir un cierto estupor ante la veracidad objetiva y subjetiva, el realismo de estos lacónicos versos compuestos de intenso lirismo afectivo y brutales, deprimentes pormenores del día a día sobre el pavimento habanero.

Extrañamiento colindante con el que me asaltó al oír a Günter Grass comentar durante su visita en 1993, al llegar a la esquina de Consulado y Neptuno: “La Habana huele a Calcuta”. Sólo que la lectura de los poemas de Quelle añade a la alarmante constatación grassiana (me trajo a la mente las sobrecogedoras escenas de indigencia y cochambre en el documental Calcuta, exhibido años antes por el ICAIC) el toque mágico, paradójicamente nostálgico a la vez, del lirismo de aquella sentina urbana: La Habana carcomida y pestilente del “arte de hacer ruinas”.

En suma, ¿quién no ha visto ese “perro arrojado a la hierba” hasta en los portales de Monte, Reina o el mismísimo Paseo del Prado? No sólo sé del ciclista que “pasa como una exhalación en dos ruedas”, rodando “sin luces en la oscuridad” entre un alumbrón y el sig
uiente: escuché de cerca una noche el siniestro sonido de metales, cristales, carne y cráneos entrechocando a ciegas en una calle apagada, exactamente en la calzada de Infanta, a la altura de la clínica "La Dependiente".

Y en más de una ocasión, en la calle Oficios en pleno corazón de la Habana Vieja, mientras me encaminaba temprano en la mañana hacia mi departamento en el Ministerio de Minería, hube de eludir en la última fracción de segundo la parábola fatídica del envoltorio letrado con los excrementos del “niño que vuelve a cagarse en el papel de periódicos que ya antes hablaba mierda”.

Y es que Herbet Quelle tuvo la suerte y/o desgracia de ejercer como diplomático en la Isla durante la fase más cruel del Período Especial. Leyéndolo, es fácil deducir que no se pasó esos cinco años a buen recaudo en su despacho climatizado de la Embajada
, allá en el aristocrático Miramar. Debe de haber zancajeado, bien y de cabo a rabo, la capital de los cubanos de a pie. De esas andanzas nació la empatía perceptible en sus poemas.

De esa enajenante lectura unívoca de los lemas que Chomski y su comparsa progre rehusan someter a deconstrucción o análisis gramatico-generativo, del contraste entre la miseria de la población, el deliro del discurso oficial y la escandalosa opulencia de sus vecinos de la nomenclatura, nació también, a buen seguro, ese sincero apego a la oposición de que da fe el último poema.

Hombre discreto por naturaleza y oficio, Quelle sólo se decide a escribir sus textos, creo, muchos años después, en retrospectiva, con m
ente fría, cuando ya de las hogueras de su indignación sólo quedaban rescoldos manipulables. Discreta pero vital para mí fue también la solidaridad que brindó al grupo opositor Criterio Alternativo, de cuyas relaciones con las embajadas occidentales, excepto la española, me ocupaba.

Casi todos mis viajes a la legación de la RFA en Miramar los hacía a pie, pues casi no circulaban guaguas (autobuses). Cuando lo conocí, así, al primer golpe de ojo, creí estar viendo delante de mí a un oficial prusiano salido de uno de aquellos filmes rusos que exhibían los cines cubanos: flaco, alto, culto, medio calvo, de cuello y corb
ata, el porte un sí es no es marcial, apenas le faltaba el clásico monóculo. Pero enseguida detecté en su facies esa misma agudeza, ese calor humano y traviesa, quasi pueril picardía que el lector aprecia en la foto de arriba.

Tan pronto el portero cubano le anunciaba mi presencia, me hacía pasar a su despacho. Luego de la humeante tacita de café retinto o la copita de coñac, a menudo las dos cosas, charlábamos acerca de lo humano y lo divino, menos de los planes de Criterio Alternativo, que no eran secretos. Se sobree
ntendía que, en caso de emergencia, los alemanes harían cuanto estuviera en sus manos, que en sí, insistía el amable diplomático, no era mucho.

Quelle me informaba acerca de las vicisitudes de la política cubana de su país y la Comunidad Europea. De vez en cuando me invitaba a alguna recepción en la Embajada. No estando inscrito en ningún partido, solía hacer mis delicias, y mi sana envidia, arrojando contra la pared del despacho la caricatura de goma de algún potentando federal.

Un atardecer él, su esposa y sus dos hijas nos visitaron en la casa de Gipsia, situada en Aramburu # 351, segundo piso, esquina a San Rafael (Parque Trillo, Cayo Hueso). Nos pillaron por sorpresa. Todavía me erizo cuando recuerdo que, de repente, una de las niñas pidió ir al retrete. Bueno, ya ustedes saben: no había agua. Convertido en un solar el espacioso apartamento, el inodoro no estaba muy presentable que digamos, a tal punto que la pobre chiquilla lucía con razón desconcertada. La pena, el mal rato que pasamos Gipsia y yo...

En fin, volvamos a lo que les iba contando. Por mi parte, le daba mis pareceres al respecto, le hacía el recuento de los hostigamientos diarios al grupo: golpizas, allanamientos, retenciones y arrestos, expulsiones de centros d
e trabajo, deserciones, intercepción telefónica en casa de la poetisa María Elena Cruz Varela, etc. Jamás le pedí ni me ofreció financiamiento, a no ser cintas de máquina, típex, papel, un par de bolígrafos, tal vez algún casete de grabadora, periódicos, en especial Der Spiegel y Die Zeit.

Un día nos invitó a mi y a Gipsia, mi difunta esposa, a su casa para cenar con su familia --tiene dos hijas con Corinna-- y, sobre todo, presentarme a su homólogo en la Oficina de Intereses, un joven afroamericano (prefiero el gentilicio negro a secas) de apellido Evans, que vino en compañía de su esposa. El tenor de la agradable charla de sobremesa fue más o menos el mismo que en su despacho. Los Evans se mostraron muy amables con nosotros, llevando a cada rato la animada charla al tema de nuestra seguridad, que era su principal cuita.

Una de mis últimas tardes en libertad --por alguna razón Quelle no se hallaba en Cuba--cruzaba yo la Quinta Avenida rumbo a otra embajada europea cuando los insistentes bocinazos de un Lada o un Moskovich me hicieron volver la cabeza. Era Henry, el Lektor de la recién abolida RDA aún en funciones. Notición: el Lectorado Alemán me acababa de asignar una beca del Instituto Goethe en Hamburgo o Munich.

Atando cabos, llegué fácilmente a la conclusió
n de que, habiendo sido yo expulsado de la cátedra "Humboldt", donde representaba al sector editorial, y por tanto de la Universidad de La Habana, aquella beca debía ser consecuencia de un ucase de mi amigo, que me la había reservado con la intención de alejarme del peligro. Pero la policía no me dejó tiempo para ponderar la conveniencia de perderme a tiempo del Morro.

Estando en prisión preventiva en Villa Marista, el instructor que me atendía, un tal Durán, que a decir verdad se portó conmigo como un caballero, ordenó traerme a su presencia. Había colocado en una esquina de la mesita de interrogatorio, de modo que yo no pudiera sosla
yarla, la visa concedida por la RFA. Un juego visual, psicológico, tentador...

Rechacé aquella tácita oferta con el argumento de que --señalé la visa-- ya yo había sido condenado a dos años en segu
nda instancia y semejante cambalache no me cuadraba en absoluto, por algo insistían tanto, firmar papeles que podían comprometer a otros. Además, quién me garantizaba que, una vez firmada el acta, sus jefes me iban a dejar salir del país.

Esa misma madrugada, mientras la furgoneta con las insignias de la DSE me conducía a la cárcel de Ariza, recordé con inmensa gratitud a aquel teutón generoso, mi influyente valedor en la Embajada de la RFA. No fue la última vez. Cuando me dieron la ansiada "Carta de Libertad" en agosto de 1993
--Criterio Alternativo ya no existía-- se suponía, es decir, se había sido acordado en firme entre embajadores que emigraría a Austria. Pero hete aquí que a última hora la embajadora austriaca da marcha atrás. Pues, bien, nada más decírselo a Herbert Quelle y al momento ya tenía yo el visado alemán en el maletín.

A todas éstas, el sagaz lector creerá poseer elementos de juicio de sobra para colegir que Pomar, hombre agradecido, paga aquí una vieja deuda de gratitud. En efecto, así es. Yerra, sin embargo, quien si intenta ir más allá de esa confesión: como editor y traductor, jamás he confundido amistad y oficio. El libro simplemente vale a mis ojos por sus propios méritos. Apenas estoy diciendo que la solidaridad con Cuba en los poemas y fotos (lamentablemente, no he podido reproducir aquí todo el material gráfico de Corinna) en este libro es fruto de vivencias personales de sus autores en la Isla, y de sus respectivos talentos.


En ambos ese sentimiento humanista se identifica, excepcionalmente para unos eurooccidentales, con el cubano de a pie y la oposición democrática.
Herbert y Corinna pagaron de su bolsillo la edición bilingüe, presentada en la Feria del Libro de Leipzig del año pasado. Por lo demás, ya he dado mi opinión: Patria o muerte. Lemas de la Revolución Cubana es una excelente crónica lírica del Período Especial. Dura crítica al castrismo, el modesto cuaderno jamás será publicado por las editoriales del régimen. Peor aún, no tiene futuro en Europa, por las razones que todos sabemos.

De modo que su divulgación en El Abicú Liberal es, posiblemente, la única manera de hacerles justicia a sus autores. Ahora toca a cada lector emitir o no su particular juicio de valor sobre los poemas. Pero mucho les agradecería que lo hicieran, ya sea a favor o en contra. Con eso cuento.

Jorge A. Pomar, Colonia

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Vaterland oder Tod. Parolen der kubanischen Revolution /
Patria o Muerte. Lemas de la Revolución Cubana
Poemas: Herbert Quelle
Fotos: Corinna Niesrath-Quelle
Traducción: Jorge A. Pomar
Copyright: © NORA 2006



El hombre detrás de la barba,
bajo la gorra,
a menudo tras cristales,
sean los del auto,
o los de la televisión,
te mira, pero ¿acaso te ve?
Te habla, pero ¿que te dice?
Sus pensamientos te traspasan
y donde ve héroes
tú solo ves muertos.

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Niños arrojados con el agua de la fuente,
gran algarabía
en el vecindario:
chillo, luego existo.

Olores extraños,
sancocho, diríamos.
En la choza mas exigua la hornilla está encendida.
La gente es pobre.

Ahora el niño en el balcón
vuelve a cagarse
en el papel de periódicos,
que ya antes hablaba mierda.

Los televisores berrean
hasta el final de las emisiones.
Luego rompen a ladrar los perros,
que no soportan el silencio y la oscuridad.











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Cu-bá

Cu-bá, Cu-bá, Cu-bá..
Muele ruidoso
El acompasado ventilador de techo.
Mas,
insomne,
el agotado
por la lucha
sólo oye:
ham - bre, ham – bre...

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Cuanto más silenciosa y oscura la noche,
tanto más escandaloso y claro debo ser yo.
soy chillón, soy cubano.
Tan sólo esta noche una vez más
mi gemido es un grito jubiloso.
Y, si es preciso,
mañana también.
Presiento ya que
el año XXXIV de la Revolución
podría ser el último.
Sí, podría serlo.
Entretanto,
sin embargo,
sigo
siendo...
es mi júbilo en verdad también gemido.












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Frente frío

Tú eres mi frente frío, prepotentes, tus nubes, viento y olas
echan a perder el día a mi pueblo.
Eres mas que una noticia, me eres siempre
bienvenido, no sólo en el parte meteorológico:
hasta en tu frialdad me caliento.

Habría un baile para nosotros
con sólo desearlo;
alzaríamos nuestros velos
al compás de caliente salsa.

Pero, ¿respeta el pueblo líderes desnudos?
¡No, sigamos tejiendo redes de mentiras!
Las verbenas son cortas, nuestro aliento, largo.

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Ignorado,
yace completamente reconocible
un perro
arrojado a la hierba
por el impacto de un vehículo.
Está muerto.

A simple vista
percibes la putrefacción.
El clima descompone deprisa
lo orgánico.
El hedor, brutal.

Describes un arco,
pero no lo bastante amplio.
El viento
trastorna tus planes.
Gusanera
de dos días.

Al sexto día
resta sólo pelo y piel,
esqueleto,
dentadura y cráneo.
¡Depredadores de cadáveres,
a la lucha!

Al séptimo día
observas con asombro
un perro
que se revuelca alegre
en el mismo sitio
donde ya no queda nada.









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El zoológico de La Habana

Pardo se yergue el oso en dos patas,
cual en el circo mascota indigente.
Contempla en lo alto estúpidas caras.
Sobre él se mece una malla ausente.

Llueven lentas sobre su foso desolado
Bolsas de nylón por lo común sin nada.
Este jardín ya no le brinda amparo.
Este pueblo ya no quiere ofrecerle ayuda.

Padece la añeja bestia sobre el cemento.
Entre la pelambre mira fijo un oso serio.
¿Cuántas costillas a relieve en su flanco?
Una breve ojeada deja resuelto el misterio.

No lejos, en la jaula de los primates,
tienden sin ceremonias sus brazos de hombre
nuestros más cercanos parientes:
no por congraciarse sino por hambre.

Por doquier la misma miseria,
tanta inmundicia, tantos males.
Anda el pueblo por las calles cual bestia,
padecen ya hambre en el zoo los animales.

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Noche de San Silvestre de 1992

El hombre que asa el cerdo,
su hermano,
es videógrafo,
la familia que todo devora,
las reinas de la KGB,
el policía cuyo relevo no llega, la orquesta,
el viejo recitador,
lo italiano,
la piscina.
Agáchate,
bate palmas,
sigue bailando,
entra en la ronda...
1933
hace ya treinta minutos.
El mayordomo,
su mujer,
el tecladista,
que se parece al mayordomo,
los niños que corretean
con revólveres,
el cerdo que se columpia
en el asador:
Ojalá mi vida fuera
la del cerdo muerto.










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Tropicana

Tropicana:
te huelo y te miro
tus bien rasuradas axilas
que pretenden hacerme creer
en la general disponibilidad
de Deo y cuchillas de afeitar.

Tropicana:
tus abigarrados trajes no pueden
apartar la vista de las mesas vecinas
donde solitarios internacionalistas
y beneméritos compañeros,
cofinanciados por mis dólares,
disfrutan del show en moneda blanda.

Tropicana:
te hallas en el vórtice cabaretístico
cuando la selva virgen clama, potente...
Por lo demás un banal alboroto de respetables
Nalgas que se contonean, como plato fuerte.

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La plaza
un plato de arroz con frijoles
colmado de pueblo multicolor
agitando banderas, desfilando
en saludo al nuevo año
o al Día del Trabajo,
dando vivas
a los oradores de la Revolución,
los cuales,
de tanta masa presente
ya no alcanzan a ver
más allá
del borde del plato.










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Puta de Cuba

Cada vez que te entregas,
el capitalismo penetra un palmo más.
El empuje del cliente indeseado
Atraviesa contigo al sistema,
que ha tiempo ya no es inmune.
Miente como tu chulo.
Jinetera, desde tiempos prerrevolucionarios
las luces de tu gremio iluminan
el presente y el futuro.

***********************************

Te abres desmesuradamente.
Yacen ante mí,
extendidas,
tus tristes verdades
y tus osadas mentiras.

Esparrancada,
desde la modernidad de neón
de tu licra rutilante,
cada vez que te rocía un reflector,
procuras deslumbrarme.

Te sientes bien en la cuneta,
serpentea lasciva tu fina lengua.
No, no lo haces por necesidad.
¿Confío en la barba?
¿Debe suceder?










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Abismos de caza

Las rosas en la Quinta han sido arrancadas.
Sólo en el Malecón
y alrededor de los hoteles
aguardan aún
tantas flores mustias
por tardíos zánganos que,
recién llegados por vía aérea,
se asean ahora en el baño.

Los cotos están vacíos los sábados a las diez.
La presa cobrada está ya instalada
en un restaurante
y piensa,
con el estómago lleno:
es hora ya
de desplumar al buitre que,
aún vestido,
es espantoso.

El vuelo resulta, él encantado
y ella desde ya soñando:
en la boutique hay
lo que hace falta para sobrevivir,
para sus seres queridos que,
aunque engañados como todos,
se desalientan en silencio.

********************************

Tiendes la mano hacia mí,
bella.
Sobre el asfalto
casi te rozo
con mis ochenta kaemeache.
Ya fuera del haz de luz larga
y en el retrovisor,
tu aerodinámica carrocería
pierde peligrosidad...










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La bicicleta

La sombra, el espectro
más oscuro de la noche.
Negro,
reconocible
por su movimiento,
pasa como una exhalación
en dos ruedas.
Ha navegado con suerte.
Cientos de miles tan sólo en la capital,
tan negros o aún más negros,
ruedan sin luces
en la oscuridad.
Víctimas y victimarios
de mañana,
porque los días están contados.











*********************************

Inundación (13 de marzo de 1993)

En esta isla no pasa nada,
dice.
La única vez que pasó algo fue en el 59.
Y por la brecha
que la marea del siglo
ha abierto
en casas ruinosas
de tiempos prerrevolucionarios
sobre el mar apenas animado,
mira hacia el Norte.

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26-12-92

Mañana es mi cumpleaños.
Con cuanto placer, amigos míos.
celebraría con ustedes la fecha.
Pero sucede con mis amigos que:
Elizardo yace en la sala penal de un hospital,
Gustavo sufre prisión domiciliaria,
Sebastián se obstina en su galera,
Thais se ha ido a España,
Jorge cumple condena en un correccional,
María Elena languidece tras las rejas
Y otros muchos que no menciono
han sido reducidos al silencio.
De modo que la torta no me sabría bien.
Ahogo, pues, mi dolor en una copa de ron:
¡A la salud!











16 comments:

Anonymous said...

Pomar, realmente no tienes la menor idea de qué es la poesía. Esto es panfleto y malo.

Anonymous said...

El Komentario de arriba es de un tal Maiakoski-Brecht

Anonymous said...

Es verdad que este cuaderno es bastante único. Es muy importante que se trate de recuperar para el público cubano y estranjero cosas como estas que dan testimonio de una etapa bastante reciente de Cuba y que transmiten desde el ángulo y perspectiva tan especial. Recuperar para nuestra historia reciente las opiniones de políticos y funcionarios extranjeros es vital por muchas razones. Te agradezco pomar el valor de este tu espacio en el rescate y subrayado de "eslabones" que parecen "perdidos"
Avispado

Anonymous said...

Lo tienes difícil Pomar; los super esteticistas neolezamianos cubaniches se van a infartar con esta mención tuya del poemario "Patria o muerte. Lemas de la Revolución Cubana".
El que como bién dices el librito sea una excelente crónica lírica del Período Especial y por ello represente una dura crítica al castrismo, no resolverá el problema de que para los Diletantes ya pasó la moda de ese tipo de expresión poética.Así que preparate que te tratarán por lo menos colgarte el sambenito de "inculto de la antipoesia-elevada". Ellos siempre tienen prisa; pero si leyeran mejor se darían cuenta que tú no dices que por su producción literaria el autor sea digno de un Nóbel y además que lo mencionas sobre todo por otras mil razones. Suerte abikú y sigue abikueyando que si los perros ladran es señal de que sin dudas cabalgas.

Oxiuro C.C.

Anonymous said...

Me alegra por Cuba saber que existan personas como el autor alemán del libro.
Su poesía no me gusta,pero su mensaje es muy importante y por ello le agradezco el gesto solidario y a Jorge por su publicación.

Alberto Kepler
Alemania

Anonymous said...

De las cosas importantes de este sitio es que siempre sorprende recuperando para la comunidad interezada en temas cubanos cosas que o están muy dispersas o son muy desconocidas. Además el aderezo personal que le agrega Jorge al los mismos es sencillamente genial y muy valiente. Aché pá tí.

Jagüey

Kubalgie said...

Coincido con A. Kepler,
se agradecen esas voces solidarias con Cuba.
Como crónica vale y tal vez, si pones las fotos, se lea mejor.
Los poemas como tales no me gustan, pero es mi opinión personal.
Saludos

Anonymous said...

Pomar, los poemas son ridiculos. Ese del oso y el zoo es para meterse un tiro. Ojala fuera panfleto. Esto es sonseria. Un saludo. M.

Anonymous said...

Hola, soy el Oso y ando exilado. Después de leer mi poema me voy ahora mismo a convencer a un cazador que conozco, pa que me meta un tiro.

Chau pa siempre

Yo, el OSO

Anonymous said...

Espantosos poemas. No tienen futuro en Europa ni en ningún lado, pero no por ser anticastristas, sino por lo malos que son.

Anonymous said...

Ya tá toooooooo arreglao, pero antes de abandonar ete valle de lágrimas quiero que como última voluntad le transmitan al compa Hebert Quelle y a Pomar de todas formas mi agradecimiento por el gesto.

Yo, el OSO exiliao.

BANG!

Anonymous said...

Creo de todas formas que si estuvieran escritos a favor de la Revólver-ución al Coma-andante le hubieran gustado. Sé lo que digo porque conozco su gusto literario, tan parecido a su talento para bailar

Solidario Positivo

analista said...

Pomar

La Embajada de la RFA se encuentra donde estaba antes la EMbajada de la RDA, el el Vedado (15 y B si mal no recuerdo), no en Miramar.

Anonymous said...

Abicú, no te desanimes con las críticas a estos poemas tan buenos que has publicado. Seguramente son de castristas y encuentrosos.

Anonymous said...

a mí también me gustan, aunque sean sencillos
alicia

Rawhely said...

Ya tá toooooooo arreglao, pero antes de abandonar ete valle de lágrimas quiero que como última voluntad le transmitan al compa Hebert Quelle y a Pomar de todas formas mi agradecimiento por el gesto. Yo, el OSO exiliao. BANG!