Saturday 6 June 2009

Los argumentos del hombre nuevo cuando emigra

Pong ausculta el "silencio de los carneros"

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Contemplando la foto, pero sobre todo leyendo la lapidaria autobiografía del titular en CubaHumor ("Padezco de una castrofobia incurable. No creo en el socialismo en ninguna de sus formas"), ya el lector foráneo asiduo a este blog puede hacerse una idea cabal acerca de la personalidad del guasón criollo Alfredo Pong (foto): un abicú de pura cepa tocado por la chispa criolla del humor caricaturesco.

A riesgo de que me desautorice, afirmo tajantemente que el liberal Pong es nuestro abicú de la caricatura no sólo por su hiriente, sutil sentido del humor pictórico, sino también por su evidente disposición a agenciarse enemigos proclamando a los cuatro vientos traicioneros de la Diáspora lo que piensa sin temor a ninguneos y represalias. Como tal es un cubano atípico, proscripto, maldito. En esta ocasión, generoso como demuestra ser poner sus caricaturas al alcance de todos en la Red de Redes, nos ha dotado del siguiente decálogo en doce bocadillos para descifrar los "argumentos del hombre nuevo cuando emigra y sigue con la bota en el trasero":

1) "A mí la política no me interesa, eso es cosa para los políticos".
2) "Yo no lo puse, así que yo no tengo que quitarlo".

3) "La verdad es que hay que mantener los logros de la Revolución en el futuro".

4) "Aquello no hay quien se lo meta, pero tampoco hay quien lo tumbe".

5) "Yo no vine por asuntos de política; lo mío fue por necesidad económica".

6) "Los viejos del exilio son unos dinosaurios, como los que tenemos allá".

7) "En cuanto llegue a la Yuma, me voy de Miami, yo no soporto el cubaneo".

8) "Los artistas no son políticos; son artistas y nada más".

9) "La Mafia de Miami si existe; figúrate que llegué y tuve que trabajar de verdad"

10) "Aquí hay que trabajar, caballero, esto es socialismo con comida".

11) "Venga jama, cerveza y reguetón y que viva la Revolución ... Venga jama, cerveza y reguettón y que viva la Yuma".

12) "¡Desmaya eso, asere!"


La bota en el trasero, el seguroso posado en el hombro izquierdo y la eterna "jaba" (bolsa) en la mano derecha para arrasar en el mercado capitalista... Totalmente de acuerdo con Pong: "Al que le sirva el sayo que se lo ponga".

Empero, mucho me temo que habrá que importar a las volandas millones de sayos baratos del Reino del Medio para repartirlos gratis en todas las colonias de la Diáspora. Por desgracia, a los aludidos, que son legión acá y allá, amén de que les resbalan nuestros dardos, no les interesa en absoluto la blogósfera militante.


No sólo en Miami, dilecto Pong: aunque por fortuna sean menos por estos pagos comunitarios, igual o peor impresión causan las ambigüedades de nuestros migrantes en las populosas urbes del Viejo Continente. Lejos de aprovechar la libertad para quitarse al fin la careta castrista, los nuestros suelen encasquetarse encima la máscara engañosa de los indígenas retroprogres.

Aquí priman aún más que la Yuma los dogmas represivos de la equidistancia y la "corrección política". Sin contar un visceral antiamericanismo revanchista cuyo jamelgo de Troya sigue siendo la Revolución Cubana. A salvo del "universo concentracionario" insular, se calibra mejor el diapasón de los daños ocasionados a nuestra psiquis colectiva por medio siglo de delirium tremens castrista. Vale decir, de sigilo e hipocresía, retórica mesiánica, represión policial, censura-autocensura, reparonería endémica y culto a la pacotilla.
Parafraseando al general Franco: ¡Abajo el que oponga!"

Cincuenta eneros de igualitarismo a ras de suelo (menos para la alta nomenclatura, claro) han obrado el milagro de transmutar de una mentalidad originalmente picaresca y hedonista en otra rufianesca y calvinista. El lapso generacional necesario para revertir esa generalizada idiosincrasia castrista es ya incalculable. El daño a nuestro carácter y a nuestras relaciones humanas ya está hecho. Sus secuelas se harán sentir hasta el final del siglo, como mínimo y mucha suerte mediante.

Tal vez a causa del brusco retorno de la frialdad y los cielos encapotados por estos días, hoy mi Alter Ego yo amanecimos con la neura pesimista. Sea como fuere, confieso que a estas alturas de mi tráfago exiliar, tras 16 años largos de vivencias amargas, me ocurre con los paisanos llegados con una mano alante y la otra atrás lo mismo que con ciertos mendigos arrogantes: no sé si echarles una moneda o un gargajo en el jarro. En todo caso, ya me cuesta ir a su encuentro con buena voluntad.

No me lo tomen a mal. Son eructos biliosos que no tardan en aplacarse. Sólo para que el abominable Abicú, el "policía malo" del clásico dúo, fuerce a mi Alter Ego, el "policía bueno", a reincidir en ese craso error de peyorancia. Y ambos nos vuelva a hacer chillar de rabia al unísono el mordisco de la ingrata, estulta grey nomádica. Por lo demás, morando en las riberas del Rin, miro el futuro de la otrora Perla de las Antillas a la luz de los reproches de tantos plañideros Ossis (antiguos súbditos de Alemania Oriental), inconformes con el superior nivel de vida de los Wessis.

O sea, de sus compatriotas occidentales, a la sazón todavía grabados con un impuesto de solidaridad ascendente al 3 por ciento de sus ingresos brutos. A pesar de que los millardos de euros que recauda anualmente el Fisco Alemán por ese concepto se usan para financiar la reconstrucción de la industria y la infraestructura de los cinco ya no tan nuevos estados federados del Este. Amén de para, en virtud del generoso tratado de anexión, costear los sueltos homologados de la alta y media nomenclatura erredeana.

Mirando el futuro de la Isla Cuba en el espejo teutón --y suponiendo que los imprevisibles orishas cumplan a dialogueros y migrantes descritos por Pong el anhelo de que nada perturbe la marcha de cangrejo zurdo de la sucesión raulista--, es fácil calcular un incremento exponencial de la tirantez en ciernes entre emigrados e insulares criollos. Tanto más cuanto que, gracias a la labor de zapa de nuestras falanges ultramoderadas en La Habana, Miami y Madrid, nos estamos atrincherando cada vez más a ambos lados del estrecho de la discordia.

Prosigo con el agorero cotejo. Es un hecho que todas las encuestas efectuadas en los últimos años con motivo de la efemérides de la caída del Muro de Berlín arrojan una creciente tendencia eufemista a ver con buenos ojos al régimen de Honecker y el SED (Partido Socialista Unificado de Alemania, PSUA en el
Granma de antaño). Dato aún más inquietante, si cabe: según el prestigioso semanario Der Spiegel, un alto porcentaje de escolares estima que la STASI era una policía secreta más o menos igual de mala que la inocua Verfassungsschutz (Oficina Federal para la Protección Constitucional) o la de cualquier país del mundo libre.

Por lo que atañe a los veteranos de la disidencia erredeana --salvo excepciones, ausentes del paisaje parlamentario de la Alemania reunificada al cabo veinte años de la caída del Muro--, el veredicto popular no es menos implacable: los cuatros gatos sin expedientes de inoffizieler Mitarbeiter der STASI (chivatos en el argot criollo) actuaban por lo general como quinta columna de Bonn, que los surtía de marcos convertibles y pasaportes federales. Mejor suerte corren antiguos apparatchiks como Gregor Gysi y Lothar Bisky: diputados ambos, comparten liderazgo en el partido Die Linke (La Izquierda) con Oskar Lafontaine, el cacique de los demagogos errefeanos...

Por ahí ya puede Usted, amable lector, sacar sus propias conclusiones acerca del futuro de nuestra psiquis colectiva y de nuestra aperreada oposición interna. Ésta última, por su exiguo número y poder de convocatoria, equiparable a su homóloga de la RDA hasta el súbito destape de la mayoría silenciosa en Leipzig bajo el lema Wir sind das Volk ("Nosotros somos el pueblo").



Eclosión popular que a la postre surtiría el efecto --sólo en apariencia paradójico-- de cargarse simultáneamente a la gerontocracia honeckereana, al ala reformista del PSUA, al liderazgo disidente y a la pléyade intelectual adicta al "socialismo con rostro humano". No tengo respuesta para el interrogante de si, en nuestro caso, semejante desenlace sería una suerte o una desgracia.

Y como no soy adivino, tampoco sugiero aquí que vaya a pasar en Cuba lo mismo en la extinta República Democrática Alemana. Sabido es que mi Otro Yo prefiere mil veces un final con espanto antes que un espanto sin final. Otrosí, con tal de que el pobre Pánfilo sacie al fin su añeja hambruna, me daré por satisfecho hasta con una solución a la Deng Xiaoping. Siempre desde mi atalaya renana en esta Colonia Agripinensis de mis nostalgias, furores y alegrías por el mal ajeno. (Me refiero al de castristas, dialogueros, apolíticos y otras hierbas híbridas que florecen en la Isla y en la Diáspora...).

8 comments:

Alfredo Pong said...

Muchas gracias hermano Abicú, es un honor que me haces con esta reseña tan puntual y certera, como bien dices, si decir la verdad y sacar los demonios que te siembran las ingratitudes ajenas es ganarse enemigos, bienvenido sea el precio, es mi mejor aporte a esta larga lucha por hacer de nuestra patria un país normal y del siglo XXI, ¿ Es mucho pedir ?
Un abrazo, cuenta conmigo pa'lo que sea...

Alfredo Pong

Cristina García said...

Retrato de cuerpo entero de las huestes castristas que pueblan el exilio. Gracias, Pomar.

Jorge A. Pomar said...

El honor es mío, Pong. No será mucho pedir lo que añoras, pero para dos liberales indesteñibles como tú y yo equivale poco menos que al non plus ultra.

En cuanto a herir a esa legión de paisanos narcicistas a los que no se les puede rozar ni con el ala de una mariposa, mejor tenerlos de enemigos que de amigos.

Ya lo dice Cristina: les hemos hecho a dos manos un "retrato de cuerpo entero a las huestes" ultra-, medio-, filo- y criptocastristas.

Como de costumbre, he chapisteado el texto a fin de limpiarlo de erratas y errores de coherencia. Reformulé los cuatro párrafos finales para reforzar el cotejo con la RDA. Echen un vistazo.

Además, inserté un vídeo paródico con un ocurrente mano a mano entre Pánfilo en off y Raúl Castro en on. Si aún no lo han disfrutado, no se lo pierdan: ¡un vacilón!

Saludos,

El Abicú

Isis said...

Excelente, Pomar.
Bien merecido este artículo tuyo dedicado a Pong.
Y he pensado lo mismo que tú de su autobiografía en su blog.
Saludos,

Manuel A.Tellechea said...

Muy bueno y verídico, amigo Pomar.

Esa gente son fidelistas sin Fidel. Y los había tan temprano como en 1959, aunque entonces eran el batallón inútil de la "Revolución traicionada." Traicionada, no es necesario decir, el momento que ellos mismos fueron defraudados por ella, pero hasta entonces el recipiente de sus más "nobles" aspiraciones.

Güicho said...

Bárbaro Pong y bárbaro Abicú.

Esa "nueva cubanidad" tiene el decoro de una hemorragia sin íntima. Y su presencia masiva en Miami resulta el fruto postrero de la cuatripaticie clintoniana ante la erección balsera que le sacó el castrismo en 1994.

Frida M said...

Muy bien dicho Sr. Pomar. Hay mucho emigrante economico en la diaspara cubana, lo lamentable es que intentan justificar lo injustificable.

Anonymous said...

Pues yo no soy cubano ni vivo en Estados Unidos, pero aquí en Rusia (de donde soy ciudadano ya, aunque nací en México) hay muchos cubanos y vaya que me fastidia su cubaneo, sobre todo porque se hacen pasar por mexicanos y engañan a los rusos vistiendo pseudotrajes y sombreros mexicanos, pero cantando y bailando sus salsas insoportables.