Saturday 13 June 2009

El fracaso de TV Martí (I)

"Quizás Washington está contento de que TV Martí no se vea en Cuba"

Por Huber Matos Araluce, San José de Costa Rica

Hijo de la figura más emblemática del anticastrismo, Huber Matos Araluce, sin la menor duda uno de los dirigentes más tenaces de nuestro mal llamado "exilio duro", está dando en el portal Cubanálisis uno de los testimonios más fidedignos, circunstanciados y elocuentes sobre los porqués del increíble pero cierto fracaso del sencillo proyecto de colocar una señal televisiva estable en la Isla.

Tal como sospechaba mi Alter Ego la clave del mal de fondo, se halla en la conjetura subtitular, respuesta dada al autor por un presidente solidario de l Istmo: el desinterés de todas las administraciones de la Casa Blanca hasta la fecha. A todas luces, Washington y el establecimiento siguen aquí una línea de conducta similar a las seguidas a partir de 1902. A saber, nadar con la corriente insular, acatando la voluntad manifiesta de las mayorías.

Cambiando lo que haya que cambiar, trátase de una versión pragmática de la política decimonónica de la "fruta madura". Así hicieron McKingley con España, Roosevelt con Machado y Eisenhower con Batista. No otra cosa haría Kennedy con Fidel al "traicionar" al ingenuo liderazgo auténtico-ortodoxo (antibatistiano) abandonando a su suerte a los corajudos invasores de Bahía de Cochinos en abril del 61 frente a la abrumadora superioridad numérica de las huestes castristas.

Decisión polémica pero visionaria, pues derribar al castrismo con ayuda de los marines durante su sanguinaria pero popularísima fase "romántica" habría sido a corto plazo un remedio peor que la enfermedad. Por mucho que nos pese hoy, a buen seguro los más no se lo estaríamos agradeciendo en absoluto a un Tío Sam al que, como de costumbre, amamos cuando nos conviene. Se podría argüir en contra que no es lo mismo una señal de teve que la Séptima Flota.

Razón que convence. Retruco con otro argumento de índole ciertamente especulativa pero no por ello menos plausible: todo sumado, los dividendos palpables e impalpables infligidos al "Imperio" (si realmente lo fuese, no cantarían tantos gallos en el establo ladinoamericano) por el castrismo y sus quijotescas travesuras allende los mares compensan con creces los arañazos sufridos.

Si no me lo cree, piense en la magnitud del aporte humano al desarrollo de la Florida, los réditos de nuestras actuales compras al contado y, sobre todo, el papel del castrismo en el retraso civilizatorio de medio traspatio "neocolonial". Cierto, no son factores conscientes, pero juegan un papel subjetivo más grande que cualquier presunta maldad objetiva en la desidia gringa por acelerar por vía mediática la caída de un régimen de hambre, miseria y desolación que además tanto les ayuda a acentuar y prolongar el gradiente Norte-Sur en la región.

De ahí, que salvo individuos aislados o intereses locales, los partidos del Burro y del Elefante sientan poca o ninguna prisa por ver cumplirse nuestros sueños exiliares. Las querellas y la paranoia de la oposición serían otro lastre pesante en la balanza emocional de la enervante Cuban policy: en "El fracaso de TV Martí II" en Cubanálisis nos enteramos de que Jorge Mas Canosa denunció reiteradas veces ante el FBI por... ¡tramar contra su vida!

El panorama en la Capital del Exilio, donde la FNCA intima con Obama y echa a pelear con los congresistas cubanoamericanos a las nuevas generaciones de inmigrantes, no es muy distinto al de la Isla. Prueba de ello es el último renglón de este párrafo extraído hoy de un excelente artículo de Juan Manuel Cao en El Nuevo Herald: "A comienzos de este año, el nombre de Ruiz Matoses fue mencionado en un artículo de El Nuevo Herald como parte de una escueta lista de personas condenadas por supuesto espionaje en Cuba y que podrían considerarse piezas de un posible canje por los cinco agentes cubanos presos en Estados Unidos. La lista fue elaborada por activistas de derechos humanos en la isla".

¿Elizardo Sánchez Santacruz de nuevo en trotes secretos con el régimen? Hmmm... Parece que el sagaz reportero no reparó en las graves connotaciones de ese revelador detalle. Pero, a qué Usted también se desayuna con la existencia de listas de canje elaboradas por líderes disidentes. ¿Ya ve? Si quiere más elementos de juicio, lea aquí la soflama donde el líder del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) fustiga sin mencionar nombres a los blogueros habaneros (Yoani, Reinaldo y Miriam) por negarse a firmar el insulso "Llamamiento al gobierno cubano y al mundo" (01-06-2009), cuya letra contiene sobreentendidos injuriosos para los remisos.

Igual que el ucase moralista de Oswaldo Payá Sardiña, titulado "Que los blogueros sean la voz de los que no tienen blog". Los titulares de las bitácoras renuentes son ahí descritos en los siguientes términos: "Hoy está en marcha un diálogo dentro de Cuba del que brota la demanda de todos los derechos para todos los cubanos (http://www.cubadialogo2009.org/). Mientras tanto, otros, valiéndose de los medios de difusión de que disponen y desde posiciones ventajosas y seguras, pretenden descalificar a nuestra disidencia cubana, solo por su pobreza material, por su falta de medios, por ser muy reprimida mientras el mundo nos abandona o por no tener muchos blogs, como si desde sus vitrinas, pudieran negarnos, a nosotros los disidentes, nuestro lugar y nuestra determinación en la lucha real por la libertad de Cuba".

Conque "posiciones ventajosas y seguras". ¿Y de cuál diálogo con quién habla el "Cristo del Cerro"? Con ese sardónico epíteto lo rebautizó ayer Iván García, otro hereje liberal del periodismo alternativo habanero. (A quien, por cierto, vaticino de todo corazón que más temprano que tarde acabará curándose de su entusiasmo obamita.) Lastimero, mitómano, picúo y paternalista nuestro ecuménico Payá, amén de ostensiblemente renco de la pata autocomplaciente, como de costumbre en laicos con una sola mejilla.

Resumiendo
, cada vez más agujas indican que la conflictiva Perla de la Corona volverá ser durante el poscastrismo el mismo habano explosivo que Spain le pasa al Oncle Sam en aquella memorable caricatura expresionista (no di con ella en la Red de Redes) sobre los breteros albores de la República. Mejor que esta vez --intuyen los yanquis y sabe a ciencia cierta mi Alter Ego-- Liborio se chupe hasta el asco la píldora purgante de la caricatura titular, a fin de que luego tarde más en trajinar a la Yuma como chivo expiatorio de sus dislates e infortunios.


El que así apostrofa ha abierto en la página web del MCL un buzón para "Críticas constructivas". Sin comentarios, Si bien, con el liberal Barack Hussein Obama en la Casa Blanca, sus razonables sugerencias para aumentar la eficiencia de TV Martí y reducir los costos de transmisión tienen escasas perspectivas de éxito en la actual legislatura, reproduzco el relato de Matos Araluce por tres razones: (1) además de arrojar luz sobre los entresijos del exilio miamense y sus nexos con la política local, el texto posee valor testimonial; (2) contiene una breve pero didáctica explicación de los aspectos técnicos del tema, lo cual lo recomienda a nosotros los legos en la materia; y (3) dueño de un estilo sencillo e impecable, el autor muestra un notable dominio de la propiedad y economía del lenguaje.

Por lo demás, ni el mensaje se presta a confusión, habida cuenta de que el autor deja claro que su objetivo no es otro que abogar por la eficacia de la emisora, ni --al menos hasta donde lo he leído-- se regodea en moralinas a lo "vergüenza contra dinero" (Eddy Chivas). Al fin y al cabo sería ridículo pretender exigirles a dirigentes cubanos que sobrepujen en probidad al cuerpo legislativo más antiguo del mundo: el venerable British Parliament, donde tories y whigs acaban de implantar al alimón una plusmarca mundial punto menos que imbatible en el arte colectivo de la sisa parlamentaria.

Todo esa modernidad me ha encantado en el texto de Matos Junior, a quien nunca antes había leído. Ignorancia mía. Sin más, juzgue el lector por su cuenta:

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El fracaso de TV Martí (I)

Por Húber Matos Araluce, San José de Costa Rica

Las frecuencias de televisión se transmiten en línea recta, como la luz de un reflector. Por la curvatura de la tierra, a cierta distancia siguen directo y se pierden en el espacio. Una opción para evitar que la señal se pierda en el espacio es colocar el transmisor a una altura tal que las ondas transmitidas lleguen a la zona que se quiere cubrir. Por esta razón los ingenieros de TV Martí subieron su transmisor en un globo --Fat Albert-- que flota a 10,000 pies de altura amarrado a un cable en Cayo Cudjoe en la Florida. [Foto: Huber Matos Araluce]

Esta modalidad tiene la limitación de que el peso del transmisor no puede ser muy grande, y en consecuencia su potencia es limitada. Para superar esto se utilizó una antena direccional que, como el foco de una linterna, dirige toda la energía hacia un objetivo: la Habana y sus alrededores. Dadas esas condiciones, fue muy fácil para el régimen castrista interferir la señal de TV Martí desde el principio, con aparatos rudimentarios y con poca potencia. Fue por esta razón que TV Martí se convirtió en un fracaso para la oposición democrática y un triunfo para la dictadura. Desde el punto de vista de ingeniería el fracaso era fácilmente previsible.

Ante el desastre, la señal de TV Martí también se transmite vía satélite, pero esto requiere una antena parabólica y un equipo de recepción especial que está fuera del alcance de la mayoría de los cubanos. Igualmente, el uso de un avión con el mismo propósito tiene otras limitaciones, no solo de orden técnico, sino también político. El hecho es que TV Martí ha gastado y sigue gastando una suma fabulosa de dinero. Es un proyecto fácil de cuestionar por su ineficiencia. Un daño colateral de esta situación es que ha expuesto a Radio Martí a críticas que pueden tener mayor o menor peso, pero que le perjudican.

Callar la verdad sobre TV Martí daña a todos los que creemos que la televisión es un componente muy importante en el derecho de información del pueblo cubano. No creemos que cerrar TV Martí sea la solución. Si la técnica de transmisión que se utilizara fuera diferente, TV Martí llegaría a Cuba, y los recursos aprobados por el Congreso tendrían un uso eficiente.

El fracaso de TV Martí y el éxito de Miguelito Antena

Si TV Martí continúa sin verse en Cuba --pese a los millones que cuesta su operación- porque es muy fácil para el régimen interferir su señal, emitida desde un globo-- hay que buscar otra alternativa y ponerla en práctica. En 1990 cuando el Congreso aprobó más de siete millones de dólares para las pruebas de transmisión de Radio Martí, ya TeleCID, --del movimiento Cuba Independiente y Democrática-- llevaba varios meses experimentando con un transmisor de televisión a 10,000 pies de altitud. En lugar del globo se usaba un helicóptero.

Se despegaba del aeropuerto de Tamiami, para aterrizar en un camino solitario donde se le colgaba al gancho de carga un sistema de ocho antenas direccionales, para luego volar hacia el sur. Después de varios meses superando dificultades podíamos enviar la señal a más de ciento cuarenta y cinco millas de distancia. Pero no estábamos satisfechos, el problema a resolver era siempre el cómo evadir o anular la interferencia con más potencia y más flexibilidad.

Alguien dijo entonces: “Hay que buscar a Miguelito Antena”, un cubano que en La Habana instalaba antenas para recibir los canales de televisión de la Florida. Dos semanas después lo encontramos en Hialeah. Era un personaje lleno de energía, inteligencia y simpatía: ", yo era el que ponía las antenas, ese era mi negocio. Con regularidad hay canales de la Florida que se ven en Cuba y a veces con una potencia tan grande que tumba los canales cubanos”.

Nadie daba una explicación a ese misterio. Buscando una respuesta visité la Biblioteca del Congreso en Washington. Una asistente escuchó con mucha atención el tema y luego desapareció por un pasillo. Algo así como media hora después regreso con tres libros: “Esto es lo que pude encontrar, espero que le sirva”. Estaba completamente ansioso revisando los libros; en el segundo estaba la respuesta:

"En ciertas condiciones de humedad y temperatura, la tropósfera permite que las señales de radio y televisión viajen hasta cientos de millas [...] En ciertas partes del mundo esas condiciones son muy frecuentes. [...] También en ciertos casos se forman ductos en la tropósfera que transmiten la señal a grandes distancias con mucho más potencia”.

La tropósfera es la capa de la atmósfera que pegada a la tierra sube hasta una altitud de 16 kilómetros en las zonas ecuatoriales. Conocía que las señales de onda corta rebotan de la ionosfera --que está entre 80 y 800 kilómetros de altitud--. Es como un espejo que, al reflejar la señal una y varias veces, permite que esta alcance grandes distancias. Así llegaba a Cuba la señal de la Voz del CID; Radio Moscú trataba de interferirnos, pero no podía hacerlo porque el transmisor principal había sido diseñado por un brillante ingeniero para moverse de frecuencia y de banda con tanta facilidad que cualquier interferencia era evadida en segundos.

Dejamos el helicóptero como medio de transmisión secundario y dos meses después viajábamos en el barco de un cubano, pescador de langostas, que vivía en los cayos. Habíamos instalado un generador muy grande de segunda mano, que suplía potencia suficiente al transmisor. Nos dirigíamos hacia el sur de los Cayos Marquesas buscando aguas internacionales. Allí comenzaron las trasmisiones de TeleCID con suficiente potencia para saturar el área de la tropósfera hacia donde dirigíamos las antenas. Las transmisiones llegaron a Cuba y cubrieron más de 400 kilómetros de distancia. Miguelito Antena tenía razón.

El fracaso de TV Martí y la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC)

Con esos buenos resultados me reuní con gente que quería ayudarnos económicamente, les propuse fabricar cuatro transmisores de alta potencia e instalarlos en barcos usados que podíamos alquilar a bajo precio. Con antenas de alta ganancia podíamos cubrir toda la isla, transmitir por diferentes canales simultáneamente y cambiar de canales en cualquier momento. El presupuesto era tan bajo que no lo querían creer. El esfuerzo de interferencia de la dictadura sería tan costoso, y técnicamente tan complejo, que la señal de televisión llegaría a un porcentaje sustancial de los cubanos. Se había abierto todo un nuevo frente para debilitar la censura. Estuvieron de acuerdo y con un brindis cerramos el trato.

Pedí una cita a Antonio Navarro, el jefe de
Radio y TV Martí. Hablamos sobre la interferencia contra la señal de TV Martí y le propuse:Antonio, facilítame la programación de TV Martí y nosotros la transmitiremos a Cubahemos hecho pruebas exitosas y los técnicos están seguros de que no podrán interferirlas fácilmenteustedes no tienen que responsabilizarse por nadasimplemente nos dan copias de la programación y nosotros las transmitimos".

Me miró atentamente y me dijo: “Huber, no me metas en candela". No era la respuesta que pensaba escuchar, pero tal vez Navarro no quería complicarse la vida. Otra sorpresa me esperaba en esa visita a Washington: la llamada de un funcionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). La cita fue en una cafetería. Ellos sabían de nuestros esfuerzos por transmitir la televisión a Cuba pero no habían querido ayudar. Me dijo:
"Estamos al tanto de las pruebas y de lo que han logradopero tienes un problema... Dante Fascell ha dicho que no pueden permitir que el hijo de Huber Matos haga quedar en ridículo al gobierno federalCuídate".

Unos días después llegaron a mi oficina en Miami varios funcionarios de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) del gobierno norteamericano. Las advertencias fueron cortantes:
Si sigues transmitiendo televisión te vamos a confiscar el barco y los equipos, te vamos a multar con $200,000, te vamos a meter dos años en la cárcel y cuando cumplas la condena te vamos a deportar de los Estados Unidos".

Les respondí:
Estamos transmitiendo desde aguas internacionales y ustedes no tienen jurisdicción ahí. El gobierno que ustedes representan le acaba de regalar un transmisor de radio a Jonas Savimbi en Angola y me parece que, por lo que acaban de decir aquí, esas transmisiones también son una violación de tratados. Ustedes transmiten televisión a Cuba, pero nosotros los cubanos no podemos hacerlo; creo que se equivocaron”.

Cuando se fueron recordé la reciente advertencia que semanas atrás me había hecho un plantado, el ex prisionero político Silvino Rodríguez Barrientos: “Huber, cuídate, ha habido una reunión secreta de la dirigencia de la Fundación (CANF)…la decisión que tomaron es que había que sacarte del medio”. Si había alguien bien informado en Miami era Silvino, que además era un hombre valiente e integro. Pero, para mí, eso de sacarme del medio no era fácil: vivíamos en los Estados Unidos. Silvino me miró con preocupación y creo que hasta con un poco de tristeza.

Empezaba a armarse el rompecabezas: la información de Silvino; el comentario de Antonio Navarro de evitar el fuego; la opinión del representante al Congreso Dante Fascell, entonces jefe del Comité de Asuntos Exteriores en Washington; la advertencia del funcionario de la CIA, y la visita de la FCC.

El fracaso de TV Martí:
“Quizás Washington está contento de que TV Martí no se vea en Cuba.”

No estábamos dispuestos a capitular tan fácil. Recordé que una familia importante, muy amiga de un presidente latinoamericano, se había ofrecido a ayudarnos si alguna vez queríamos conversar con él. Los llamé y esa misma semana aterrizaba en el país amigo. Eran las siete y media de la noche y un oficial de la presidencia me esperaba en el aeropuerto.

“Bienvenido a…, el Presidente lo va a recibir”. Me llevaron directo al palacio de gobierno.

Uno de los custodios que me acompañaban me dijo que esperara un momento. Cuando la puerta se abrió el presidente dio unos pasos y me extendió la mano:

--Bienvenido, señor Matos, mucho gusto en conocerlo; estamos terminado de ver una película ¿tendría el gusto de acompañarnos?

Entramos a un pequeño cine donde se encontraban algunas personas. Aproximadamente tres cuartos de hora después me volvió a desconcertar:

--Tengo ahora una reunión con gente del partido, ¿le gustaría venir con nosotros?

Salimos de palacio en varios autos, todos parecían idénticos. El trato no era el que esperaba: había imaginado una entrevista de 30 minutos durante el día. El presidente estaba interesado en conversar sobre Cuba y sobre mi padre. No mencionó la razón de mi visita y yo guardé discreción. Regresamos a palacio después de la 1 a.m., pidió café y me dijo:

--¿En qué podemos ayudarlos?
--Señor Presidente, los norteamericanos están transmitiendo televisión a Cuba. TV Martí no puede verse en la isla porque fácilmente interfieren la señal. Nosotros usamos un transmisor más potente y otra técnica de transmisión. Sabemos que a la dictadura le es muy difícil evitar que nuestra señal se vea, pero hay gente importante en Miami que está moviendo sus influencias en Washington para frenar nuestro proyecto.
--¿Qué necesita?
--Necesitamos que usted nos permita ponerle la bandera de su país al barco que usamos, porque vamos a continuar con las transmisiones.

Con cierta firmeza contestó:

--Cuente con eso, pero le sugiero que se alejen de las costas de la Florida ¿algo más?
--¿Podría Usted llamar al presidente de los Estados Unidos y decirle que el barco nuestro tendrá la bandera de su país?
--Matos, yo soy el presidente de… Yo no tengo que darles explicaciones ni pedirles permiso a los americanos.

La respuesta era patriótica pero yo no quedé muy convencido. Me pidió que le explicara sobre la interferencia a TV Martí y lo hice. Se quedó pensativo y me dijo:

--Quizás Washington está contento de que TV Martí no se vea en Cuba.

Salí tan feliz de la reunión que no sé cuantas veces le di gracias a Dios por los resultados. Si transmitíamos la televisión a Cuba el régimen sería completamente vulnerable. No teníamos dinero para la programación, pero sí para comprar y operar varios transmisores más. En todo caso, Héctor Pérez, un mexicano-americano productor de televisión de Chicago, me había dicho:

--No te preocupes por el dinero de la programación, si TV Martí no te da los programas yo los hago.

Al regresar a Miami tenía que conversar con Félix Toledo y planear con él los próximos pasos. Félix, además de patriotismo, tenía todo lo que hacía falta para hacer que las cosas funcionaran. Yo no tenía ni idea de lo que me esperaba en Miami...

8 comments:

Anonymous said...

como es muy dificill rastrear internet hemos creado la seccion METANSE UD CONMIGO
http://www.oswaldopaya.org/es/metase-conmigo-aqui/

Cristina García said...

Ahora verás como te caen arriba por irrespetar a Payá.
¿A qué se deberá la necesidad de los cubanos de tener ídolos para ser felices?
Certero como siempre. Gracias, Pomar

Anonymous said...

Pomar tiene que hablar bien de Ivan, claro, si son de la misma "generacion" rojiza partidista.

Zoé Valdés said...

Gracias. Abicú, excelente post.

Anonymous said...

Señores, se armó la gorda, en el blog de Varela. Es el preludio de una Guerra Mundial:

http://varela1.blogspot.com/2009/06/al-busto-lo-que-es-de-ernesto.html

Anonymous said...

Sólo que el autor (Matos) olvida un detalle: la programación de TV Martí (que se puede acompañar por Internet) es tan, pero tal mala, que dudo mucho que hubiera puesto "en jaque" a ningún gobierno.

Anonymous said...

Sólo que el autor (Matos) olvida un detalle: la programación de TV Martí (que se puede acompañar por Internet) es tan, pero tal mala, que dudo mucho que hubiera puesto "en jaque" a ningún gobierno.

Anonymous said...

Antenas son mi pasion, gracias Abicu por el post
Oxiuro C.C.