Dialogando con los lectores
Por Jorge A. Pomar, Colonia
Lamentablemente, en el título de este post incurrí en un error de léxico y concepto imperdonable que viene a demostrar que hasta el Abicú y su Alter Ego "progresan", la que les pese. A saber, llamar "intifada" a la revuelta persa.
[Foto titular: Escena del aquelarre orquestado el sábado por los ocupas en Tempelhof, Berlín Occidental. En el fondo un carnaval inusualmente violento para estos pagos germanos, donde las saturnales suelen ser apacibles y en 16 años no he tenido el menor roce con los Bullen (toros). Así llaman aquí, despectivamente, a los agentes del orden más mansos que he conocido en el centenar largo de urbes del Viejo Continente recorridas desde mi aterrizaje en Düsseldorf a fines de noviembre del 93.]
Extenuado y atento anoche a la búsqueda de sinónimos expresivos y breves, embutí sin querer en un mismo bolso semántico a los imberbes apedreadores islamo-fascistas de Gaza y Cisjordania --que chantajeaban impunemente, o casi, a las tropas israelíes so pretexto de ser infantes-- junto con los civilizados manifestantes antiesomismo que se juegan el pellejo y la libertad en calles y plazas de Teherán por motivos diametralmente opuestos a los de los vejigos de la intifada y sus inescrupulosos instigadores.
Golpizas en Teherán hoy 24 de junio
La masacre puede haber comenzado ya
Cierto, por estos días de rebelión en Teherán no faltan extremistas y/o vándalos que arrojen guijarros, destrocen vidrieras, incendien vehículos y efigies, entre ellas, por primera vez una valla del Gran Ayatolá Alí Jameini. Empero, a diferencia de la Intifada, el grueso de los inconformes no acude a las protestas con ánimo de fajarse con la policía y sus amanuenses paramilitares, que son claramente la parte agresora en el conflicto.
Teniendo en cuenta que ese tipo de ligerezas verbales son uno de los pecados originales de la infame progresía, no nos queda otra que dar marcha atrás a todo lo que den nuestros añosos calcañares mentales. A fin de castigarnos ejemplarmente ambos por tamaño desliz ofensivo, mi Alter Ego propone rasgarnos las vestiduras ante nuestros lectores y dejar entrecomillado para siempre el encabezamiento del post.
Acepto su sugerencia, a guisa de estigma indeleble y recurso nemotécnico para no volver a incurrir en semejante quid pro quo semántico, así como alertar contra las trampas del lenguaje y el símil. Espero que nuestros condescendientes lectores que hayan detectado el fallo acepten el desagravio. El tema da mucha tela por donde cortar, pero dejémoslo por el momento para dialogar con dos amables y asiduos lectores.
Cristina García: "Porque vienen a ser caras del mismo tema el feminismo, el ecologismo (otra buena razón para mostrarse tal como nacieron los luchadores), la alianza de civilizaciones, la igualdad de las minorías, los "DD HH", los derechos de los gays y similares, la lucha de los pueblos contra el yugo opresor y toda la lloradera histriónica de los jóvenes y sus líderes no tan jóvenes en este occidente de cartón, creo que haces muy bien en querer a tus hijos curados en salud contra el progrerío". [Foto: Intifada en Gaza.]
Mi querida Cristina, en verdad, no puedo asegurarte que, pese a mis fuertes reservas al respecto, caso de abultarse inesperadamente mi cuenta bancaria, no sacaría ipso facto a mis tres hijos del infierno socialista para soltarlos en este zoo de bípedos microcafálicos en que se ha metamorfoseado el estado del bienestar.
Otrosí, siendo apenas su lejano padre nutricio, no me ha sido dable aportar gran cosa a su bagaje cultural. De modo que ignoro si querrían o les convendría romper antes de terminar sus estudios el intrincado cordón umbilical que los une al régimen. Felizmente, su progenitor, ajeno a la lógica insular, ni corta ni pincha en su libre albredrío. Aquí deciden ambas madres, quienes cuando menos conocen el paño...
En efecto, Cristy, en esta lúdica neoposmodernidad (posterior a la caída del Muro de Berlín), los atorrantescos aluviones del insoportable "socialismo realmente existente" se han confabulado con el progrerío occidental y las dictaduras corruptas y/o zurdas para copar y retorcer a su favor la agenda de todas los cabildos periféricos de derechos civiles. Buena parte del estruendoso fracaso de las Naciones Unidas y los movimientos de liberación nacional es obra de esa virulenta, estrafalaria y sadomasoquista Internacional de la Corrección Política.
Güicho: "Patética comepinguez ciclística. Lo de los chamas contra el orden público viene de la armoniosa combinación de tontería y testosterona. Por eso soy partidario de mantener áreas limitadas de guerra convencional permanente --una en la tundra y otra en el Sahara--, a donde mandar a todos esos muchachos de bien que en vez de singar y disfrutar su libertad se dedican al destructivo desorden en las sociedades libres.
Aquello del factor pedagógico insular debe considerarse siempre. Mira no más la plaga postmigratoria socialistoide cubiche que se despepita en blogolandia. No sé cuánto le deben a la costra bolchevique que trajeron en el seso, pero el menchevismo adquirido se les vuelve atávico con una velocidad inverosímil".
Así es, estimado Güicho. El desmemoriado Barack Hussein Obama pasa por alto olímpicamente el dato reciente de que fue electo presidente del "Imperio" con la mayor intromisión foránea que recuerdan los anales de la historia universal. Inclusive la del cuarteto de fanfarrones chiflados de Teherán, Caracas, Pyongyang (donde Kim Yong Il amenaza a Estados Unidos con un bombardeo atómico) y La Habana, así como la del Asia Menor en pleno.
Si mal no recuerdo, la primera vez que tuve noticias sobre esas ritualizadas orgías vandálicas fue, allá por al curso 68-69, en una clase de "Conocimiento del país..." impartida por un joven profesor del Reino Unido a los alumnos de inglés en el Instituto Pedagógico Superior "Enrique José Varona". Según nuestro docente lampiño, cada año millares de jóvenes londinenses liberaban energías mediante una batalla campal entre sí y con la gendarmería.
En el post anterior escribía el Abicú algo así como que el estado del bienestar y la sociedad de consumo hacían perder facultades a los afortunados moradores de esos países de Jauja, igual que las comodidades domésticas a los animales. [Foto de arriba: "No somos gamberros", reza la pancarta sostenida por el joven manifestante el pasado 14 de junio en la Plaza de la Revolución. La de Teherán, no la de La Habana.]
Pues, bien, al decir de mi satánico Alter Ego, policía malo de nuestra dispareja pareja, que más o menos coincide contigo, para poner coto de una vez a esa nostalgia de épocas violentas, a Occidente le convendría un retorno experimental periódico --cada veinte o treinta años, calcula, como ocurrió durante la primera mitad del siglo XX-- a la barbarie de las guerras mundiales.
Urge por estos lares una catarsis de proporciones. Una invasión rusa, verbigracia, no estaría del todo mal para empezar, asegura con toda su cruel seriedad el muy orate. Pero he de admitir que algo de razón lleva al proponer esa panacea síquica de la farmacopea bélica europea como única forma humana de sofocar por un tiempo esos brotes de ecocatastrofismo combinado con un amor a la paz beligerante y sesgado a la izquierda.
Con su usual cinismo maquiavélico, asegura a pies juntillas que sólo por la vía de la hecatombe continental aprendería esta ingrata humanidad occidental a valorar lo mucho y bueno que disfruta en este edénico valle de lágrimas de cocodrilo y tácticas de avestruz desde que el Ejército Rojo y los marines del general Ike despejaron la mancha parda del nazismo el 8 de mayo del 45.
Por el breve lapso que dura su memoria colectiva, claro. Al menos necesitan una reedición de la rebambarámbana estudiantil de Mayo del 68, insiste, porque ni siquiera una vuelta al equilibrio del terror de la Guerra Fría mitigaría sus ansias de protagonismo heroico, como indica la indiferencia general ante el expansionismo del Kremlin y los avanzados planes de la teocracia persa para dotarse de ojivas nucleares y cohetería de largo alcance...
Finalmente, respecto a mi prole en Alamar y el Vedado, desde el principio puse en un platillo de la dorada balanza afectiva tu sabia sugerencia acerca del factor pedagógico insular. O sea, de esas incurables secuelas de una formación integral de carácter doctrinario que intentan rentabilizar electoralmente nuestras falanges dialogueras en La Florida.
En el platillo opuesto coloqué los incuestionables efectos de los efluvios retroprogres en cualquier urbe eurooccidental. Y dada la notoria insuficiencia de mi tarjeta de crédito, aunque pese mucho más el platillo migratorio, sigo optando hasta la fecha por el mal menor que ya Ustedes saben cuál es...
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1 comment:
Eso no hace falta que lo digas, Pomar. Estoy segura de que si el bolsillo te lo pusiera cómodo los tratarías de librar de Cuba. Por eso me referí nada más a la consideración de verle "lo menos malo" al no poder traerlos contigo.
Gracias por la deferencia.
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