Saturday, 23 May 2009

Pensar y padecer a Cuba

Arturo González Dorado, un intelectual liberal en Cuba

Por Armando de Armas, Radio Martí

"Arturo González Dorado: Cienfuegos en 1971. Ha obtenido, entre otros, el Premio Farraluque de Literatura Erótica, 1998; el Premio de Cuentos de Amor de Las Tunas, 1999; y el Gran Premio de Ensayo en el IV Coloquio Iberoamericano sobre la obra de Dulce María Loynaz y del Castillo. Relatos suyos han sido publicados en varias antologías del cuento. Expulsado de la Universidad en 1992 por expresar libremente su pensamiento, alejado de los lineamientos revolucionarios. Desde los inicios de la década del 90 ha formado parte del movimiento de cultura independiente dentro de la isla". (Tomado de la reseña biográfica de Armando de Armas)
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[Sugerencia al lector: Por razones de espacio, que no de calidad, ésta es una versión abreviada, de la entrevista original que le hiciera Armando de Armas para Radio Martí. Pinche sobre el nombre de la emisora para acceder al original, que no tiene desperdicio. La reseña es del periodista. Aunque aparece con notable retraso en El Abicú Liberal, no sólo no ha perdido vigencia sino que, por su veracidad, profundidad y coherencia el entrevistado clasifica sin duda como uno de los pocos intelectuales consecuentemente liberales en la isla. (De ahí el subtítulo que, inconsultamente, elegí para el post.) Amén de notarse que, además de dueño de un estilo inconfundible, el entrevistado posee el raro don de conectar lo concreto-específico del dato cotidiano y existencial con lo general-abstracto del enfoque socio- y filosófico: vivencia, intuición, teoría. Vale la pena leerlo de cabo a rabo. en el portal de Radio Martí. Por otra parte, las preguntas no pueden ser más pertinentes. El Abicú]

Pregunta: ¿Qué siente un adolescente cuando aprende de golpe que está excluido, fuera de todo juego posible dentro del escenario nacional?

Respuesta: Miedo y soledad. Al principio incredulidad, no parece posible que el curso normal de la vida se haya frustrado. […] Algo se ha roto, el mundo parece cerrarse sobre la propia existencia, el temor y el desasosiego hostigan. Puede ser peor, en cualquier momento uno puede ser detenido, la sombra constante de la vigilancia marca los movimientos, las conversaciones, el sueño. Dondequiera que estábamos había alguien mirándonos, y ese ojo, el ojo del represor, el ojo que pasaba en un auto silencioso […]

Pregunta: ¿Cómo se forma un joven al margen de las estructuras de poder en la isla?

Respuesta: Como un outsider, pero con muchas más probabilidades de encontrarse a sí mismo. […] Mis circunstancias dentro de un ambiente a menudo muy hostil, me han permitido y no sólo permitido, sino incentivado, a pesar de mis dudas, cobardía y limitaciones a asumir y defender semejante actitud. El aislamiento es acicate […]

Toda mi obra, mis intentos literarios son una búsqueda con frecuencia desesperada y angustiosa, sostenida por una fe sin credencial, de lo que puede dar sentido y salvar el hecho de que estamos aquí, de que hemos venido al tiempo, a enfrentarnos con la inexorabilidad de la muerte y el dolor, pero también, a descubrir el llamado de otra palabra muy maltratada, de lo trascendente, del amor, de la amistad. Y esto último es para mí no sólo un hecho en mi vida, sino lo más próximo a un absoluto, porque mi propia sobrevivencia, mi estímulo, mi fe ha sido sostenida y alimentada por esa actitud inefable que se centra en la palabra amigo.

Pregunta: ¿Qué fue o qué es el Movimiento Extropista?

Respuesta: Una aventura juvenil, cara e ingenua, un comienzo en la gran aventura de ser creador, de pensar, de intentar encontrarse uno mismo. Desde la distancia tiene el tinte de los primeros amores, esa pasión desaforada y ligera al unísono que marca la adolescencia.

Tropismos son los movimientos, las respuestas de las plantas y organismos inferiores a estímulos. La palabra llegó a nosotros por la novela homónima de Nathalie Sarraute, donde la autora toma el término prestado de la botánica para significar impulsos primarios de atracción repulsión que según su tesis estarían en el origen de nuestras emociones y comportamientos. Desde nuestra perspectiva la actitud de quienes nos rodeaban y en gran medida la nuestra, tenía mucho de "tropista", es decir algo cuasi mecánico, y muy poco estimulante, por tanto, se nos ocurrió que desde el momento en que queríamos abandonar semejante actitud éramos "extropistas".

Era la edad en que uno descubre a las vanguardias, y todavía en Cuba en aquellos años, el espíritu de las vanguardias, o sea, el clima de la modernidad, era suficientemente fuerte para ofrecer un modelo a seguir. Además, la República era algo aún palpable, nos rodeaba en nuestras casas, en los libros que devorábamos en viejas ediciones, en las anécdotas y sobrevivientes, algo que ahora ya no existe, o está prácticamente extinguido, al menos como fuerza viva.

Y este espíritu, romántico en la más amplia acepción de la palabra, alimentado por la atmósfera del rock, especialmente Pink Floyd con su maravillosa imbricación de nostalgia y belleza, honda tristeza e interrogación existencial; de los compositores clásicos que iban revelándose como la expresión de anhelos y estados profundamente íntimos; de la gran tradición de la literatura occidental, Proust, Goethe, Dostoievski, Tolstoi, etc.; junto a las primeras incursiones en la filosofía, la teosofía, y las propias condiciones de nuestro contexto, nos pedían dar cuerpo a nuestra sed de libertad y de expresión estética, no sólo a través de nuestras incipientes obra, sino como un movimiento, una forma de acción conjunta.

Pregunta: Déme su valoración acerca de la sociedad cubana actual.

Respuesta: […] La sociedad cubana sufre su propia culpa de jugar con los ídolos de la Revolución, pero el sufrimiento va más allá de la culpa, reclama compasión. Es una sociedad abandonada a su desventura, como un niño que no sabe qué hacer, al cual el mundo le parece demasiado complicado, huérfano en su propia familia; un niño que conjuró a los espíritus de la oscuridad, seducido por sus cantos de sirena, y que ya es su prisionero, su producto, convertido de creador en creatura de sus propios demonios.

Quisiera entonces hablarle de ese sufrimiento soterrado, de esa densa tristeza que está detrás de la aparente risa y alegría de los cubanos. El sufrimiento que hace un guiño cómplice en las muchachas que se prostituyen por necesidad o porque es más rentable [...]

Pregunta: Hábleme un poco de ese tiempo otro que rige para el hombre que habita bajo el dominio totalitario.

Respuesta: […] El tiempo que más que totalitario podíamos llamar revolucionario (el totalitarismo se implanta a partir de la Revolución, y como su consecuencia), está marcado por una visión teleológica de la Historia. Hay un punto axial que separa radicalmente el antes y el después: la Revolución. El pasado por consiguiente es preparación para el futuro encarnado en la Revolución y su expresión tangible: el Líder; aparece polarizado en una reducción de buenos y malos, de blanco y negro que elimina cualquier matiz, desde que la verdad de la Revolución asume un carácter sacro y absoluto ante el cual cualquier disensión es vista como herejía, maldad, traición y debilidad retrógrada, digna de castigo, de ser exterminada como lacra contaminante y deletérea de una época superada. Es una cosmovisión escatológica, aunque sea una escatología muy terrenal […]

Está cosmovisión, esta instauración de una escatológica terrenal, uno de los legados de la Ilustración, de la secularización del horizonte judeocristiano, que en el fondo no es más que una reactualización y reducción de mitos eternos del inconsciente humano, revestidos de un aparato conceptual gracias a Hegel y Marx, seduce y atrapa en su órbita […]

En nuestras circunstancias se puede decir, con las comillas de toda generalización, que Cuba es un país fuera del tiempo, más bien que detenido en el tiempo. Ahora bien, la expresión de semejante tiempo fuera del tiempo, si se me permite el retruécano, es un presente despojado de profundidad, un presente de sobrevivencia y sus correlatos de desaliento, decadencia, ausencia de reflexión y autoafirmación individual. Las metas comunes se diluyen en la vacuidad de la retórica oficial y la única solución a la vista es la sobrevivencia. Se vive en un marasmo perpetuo […] De ahí que las posturas diferentes se hagan extrañas no sólo por el miedo a la represión, sino por una incomprensión de su universo mental, por moverse en diversos juegos de lenguaje. [Entierro del anarquista Gali, por Carlo Carrà. Óleo sobre lienzo, 1911; Museum of Modern Arte, New York City.]

Pregunta: Déme su valoración acerca de la sociedad cubana actual.

Respuesta: […] La sociedad cubana sufre su propia culpa de jugar con los ídolos de la Revolución, pero el sufrimiento va más allá de la culpa, reclama compasión. Es una sociedad abandonada a su desventura, como un niño que no sabe qué hacer, al cual el mundo le parece demasiado complicado, huérfano en su propia familia; un niño que conjuró a los espíritus de la oscuridad, seducido por sus cantos de sirena, y que ya es su prisionero, su producto, convertido de creador en creatura de sus propios demonios.

Quisiera entonces hablarle de ese sufrimiento soterrado, de esa densa tristeza que está detrás de la aparente risa y alegría de los cubanos. El sufrimiento que hace un guiño cómplice en las muchachas que se prostituyen por necesidad o porque es obviamente más rentable que cualquier otra opción; que es como una atmósfera […] de un salario que apenas les alcanza para lo básico, téngase en cuenta que un médico especialista gana 25 pesos diarios, un refresco enlatado cuesta diez, una pizza cinco[…] de los que tienen que vivir fuera de la ley porque es imposible vivir en la ley; de los propios represores envueltos en la retórica de la mentira, víctimas de sus odios y prejuicios […] de los profesionales que persiguen a cualquier costo una "misión" en cualquier rincón del mundo para poder mejorar algo su vida y la de sus familias […] de los ancianos que languidecen a la espera de la muerte, sobreviviendo en la pobreza, viendo como su vida se fue y al final no hay nada, […] de los comunistas honestos que dieron su vida por algo que al final les ha dejado como cómplices del desastre […]

Pregunta: ¿Cómo ha cambiado, si es que ha cambiado, la manera de relacionarse del intelectual cubano con la realidad inmediata y con la realidad de allende los mares?

Respuesta: Hacia un aislamiento creciente, en el caso de la realidad inmediata, y hacia un mayor acercamiento en la segunda. En primer lugar creo que en Cuba hay muy pocos intelectuales, no así artistas y escritores. Y por intelectual entiendo aquella persona que dedica una gran parte de su tiempo a pensar y decir sus pensamientos.

Semejante escasez es lógica desde que una vida intelectual sana necesita de la transparencia, de los espacios públicos, del debate, todo lo cual brilla por su ausencia en Cuba. Y luego porque el éxodo es una sangría constante de lo mejor de la sociedad, y especialmente en sus estamentos intelectuales. Van quedando los peores, los más mediocres, y los pocos válidos que permanecen en el país reaccionan cerrándose en sí mismos, si han logrado algún nicho donde publicar se refugian en él por mero instinto de conservación.

No puede hablarse de una participación del intelectual en la vida pública. Los espacios de pensamiento, más o menos tolerantes, siempre dentro de líneas de izquierda, no tienen un alcance social real. El intelectual no suele asistir a la radio o la televisión a expresar sus opiniones, y cuando lo hace, la elemental sensatez le compele a limitarse a temas más especializados.

En el segundo caso, la relación con el exterior, no sólo es un acercamiento sino el referente deseado y natural. Excepto para unos pocos retrógrados trasnochados, generalmente los más mediocres, los más comprometidos o simplemente tozudos a ultranza, el diálogo con los de fuera es normal, los objetivos reales de publicación, de becas o lo que sea están allende los mares. Es enorme el número de académicos cubanos que viven fuera. La vida intelectual cubana, y de nuevo aclaro, vida intelectual como discusión, como pluralidad de opiniones, como diálogo y no variaciones más o menos libres de un mismo tema, existe mucho más en esa otra nación que es el exilio que en la isla.

Ahora bien, más que de la manera de relacionarse del intelectual con su realidad me gustaría invertir su pregunta, la manera en que la sociedad ve al intelectual. Y aquí si se puede afirmar que la influencia del intelectual en la vida y conciencia de la gente no existe. En parte por la ausencia de los intelectuales en la vida pública, pero más por lo que le decía anteriormente, porque el discurso del pensamiento no está incorporado en la vida de los cubanos. De ahí que el divorcio entre los intelectuales y sus compatriotas sea un hecho. Las personas no entienden al intelectual y este no puede llegarle a los ciudadanos o lo hace en la inmensa mayoría de los casos como paladín de la retórica oficial, no importa cuán matizada; asimismo, la vulgarización creciente de la sociedad enajena al intelectual de su público natural, y al público de quienes debían guiarle y orientarle.

Pero además, y esto me parece decisivo, a pesar de que el intelectual rechace con más o menos conciencia su realidad, suele también estar inmerso en esos juegos del lenguaje de que le hablaba antes, podría llamarle olvido de la trascendencia, de ahí que su discurso sea a menudo técnico, sin profundidad, de gueto, un gueto que es su único espacio, y al cual se aferra y del cual vive. Y que ese divorcio entre el pensamiento y la sociedad, entre la necesidad de pensar el país y el mundo y la ausencia de respuestas a lo esencial, sea también otra trampa de la uniformidad, otro triunfo de la pequeñez.

Pregunta: ¿Cómo es su vida en Cuba?

Respuesta: Incierta. Yo vivo, o sobrevivo para ser más exacto, de la ayuda de mis amigos y de algunos familiares. No pertenezco a nada. En ocasiones he ganado algunos premios en concursos literarios de segundo orden; a veces, muy pocas, he presentado un libro, u obtenido un premio de mayor relevancia. A veces paso el día sin comer nada, no tengo un centavo ni para cigarros; en algunos momentos la tensión, las noches sin dormir escribiendo, el exceso de café y tabaco me han obligado a tener que ir al hospital con una crisis de stress.

A veces pierdo la fe, me pregunto por el sentido de lo que hago, me acosa la desesperación. A menudo me siento un extranjero en mi país, como si me hubiesen robado la nación. La mayoría de mis amigos han emigrado, continúo siendo un outsider, pero, pese a mi cobardía, a mis limitaciones, sigo apostando por el espíritu, creyendo que ansiar pensar con libertad, buscar lo trascendente de la vida, intentar ser libre, y de algún modo, ya sea por la obra o por la actitud, decir a los demás que traten de serlo, vale la pena.

La plenitud del ser. Lo que llamamos momentos felices son esos momentos en que sentimos que nada falta, que nuestro ser está pleno en sí. En toda satisfacción de un deseo profundo, en el cumplimiento de un anhelo, en la revelación de la Belleza, en el amor, nuestro ser parece ampliarse en sí mismo; el cumplimiento de nuestro deseo nos parece devolver algo muy profundo y entrañable. Pero como somos en el tiempo esos momentos se agotan y aunque nos dejen un sabor muy agradable, son ya memoria.

El ideal es que pudiésemos hacer de ese estado un presente constante, y hay seres humanos que nos dicen que es posible. Mientras no seamos capaces de hacerlo, y tal vez no haya nada que hacer sino sólo ser, creo que intentar buscar aquello que nos llena es lo más próximo a la felicidad que está a nuestro alcance. Pero también creo que no hay autentica felicidad si no es compartida, por ello el placer de estar con los amigos, de compartir los sueños, de sentir que los que queremos se alegran con nuestra alegría, nos acompañan en la aventura de existir, es una gran bendición, un motivo tangible para hacer que la felicidad no sea la añoranza sino lo actual en nuestras vidas.

Pregunta: ¿Cómo se relacionan para usted literatura y libertad, literatura y erotismo, erotismo y libertad? Respuesta:

Respuesta: […] La Literatura, y uso la palabra con mayúsculas, o sea me refiero a esa Literatura que persigue lo esencial, es afirmación de la libertad. En toda gran obra literaria el ser humano se alza desde sus circunstancias hacia algo que en el fondo es inefable; las lecturas posibles de la obra se multiplican pues, se abren a los horizontes de sentido que la obra porta como matriz, por ello cada generación puede encontrarse en los clásicos, Shakespeare es siempre contemporáneo, Don Quijote nos habla a nosotros ahora, Edipo nos pregunta por el destino con la misma fuerza que hace 2000 años […] En la vivencia de la gran Literatura hay un placer que tiene mucho de erótico, de amor, un placer que no es utilitario, pero por el cual uno siente que la vida es mejor, que simplemente es más humano.

Pregunta: ¿Cómo avanza su trabajo en esa novela abarcadora que ha titulado Taedium Vitae?

Respuesta: Tediosamente, y no es una broma. No es un texto que me guste, me pesa escribirlo. Es un texto donde la acción se sucede vertiginosamente, pero esta acción justo revela el tedio profundo, la vacuidad en el fondo aburrida de la decadencia. La mirada del narrador, acompañado por una voz que puede ser su propia conciencia o el demonio, está atrapada entre la memoria de un pasado, que se idealiza, pero que no puede dejar de ver como lo normal, y las circunstancias de un entorno que le envuelve con aires de pesadilla.

En alguna medida está en el espíritu de las obras de Samuel Beckett, desde la insistencia en situaciones grotescas pretende revelar actitudes humanas, un vacío, una angustia corrosiva; y también de Celine, pero a la vez es una dialogo con la memoria que insiste en abrirse desde el contexto hacia lo que permitió la creencia, lo que pese a todo se niega a abandonarse al nihilismo.

Por tanto, el desarraigo del narrador es al mismo tiempo un alegato de la postura otra. Los códigos que se han impuesto como un modo de lo cubano, el sexo, la vulgaridad, el desenfado chabacano, son un ataque constante contra el cual le parece que no hay salida, pero que de alguna forma, por su propia ubicuidad, reafirman esa postura otra que está como flotante en medio del desastre, en la memoria, en la historia, en la pregunta por el sentido.

Pretendo dialogar con tres momentos de la poesía cubana que han mostrado ese lado otro de lo cubano, opuesto a una visión lineal de la nación. Julián del Casal, Virgilio Piñera y más recientemente, sin estar totalmente decidido, pienso en Raúl Hernández Novas. Hablar de la experiencia de tantos que se sienten abrumados por unas circunstancias tan hostiles, reflejar el desencanto y la rabia y la impotencia. Es un texto duro, cruel si se quiere, sin concesiones, del cual espero que ayude a exorcizar tantos y tantos demonios que nos corroen el alma y la sonrisa...

5 comments:

Anonymous said...

Como tú eres una puerta a ámbitos que no visito normalmente, este post es una joya. Gracias, Pomar.

Anonymous said...

Coincido con el anonimo anterior, este post es realmente magnífico.

Anonymous said...

excelente entrevista, cuba no está perdida

Anonymous said...

Hola, Jorge. Gracias por poner la entrevista que le hice a Arturo González. Alguna gente me ha escrito que ha leído la entrevista en tu blog, pero que no encuentran el link que anuncias para acceder leerla completa en www.martinoticias.com. Por otro lado, concuerdo plenamente contigo en que Arturo es uno de los pocos intelectuales consecuentemente liberales dentro de Cuba. Gracias nuevamnete.

Armando de Armas

Anonymous said...

Este es el link para aquellos que no encuentran el link: http://www.martinoticias.com/FullStory.aspx?ID=ED273114-F20B-4AE3-A533230150F3A80A