Wednesday, 15 October 2008

La filosofía de la miseria

"Un tipo alegre nunca es un elemento peligroso"

Por Miriam Celaya*, Centro Habana


(Tomado del blog sin Evasión, 14-10-2008)

A medida que han transcurrido los días desde el paso de los ciclones Gustav y Ike se han ido acentuando las carencias. La escasez de alimentos, que ha traído consigo la ausencia de los vegetales frescos y de las frutas en las mesas cubanas, comienza a marcar un compás ansioso entre la población que –lejos de atisbar alguna esperanza de remontar esta nueva crisis- asiste también a la virtual desaparición de otra de sus fuentes tradicionales de suministro: el mercado negro.

Cierto que casi todo el mundo da por hecho que, “cuando pase” la campaña de persecución desatada por las autoridades contra los mercaderes ilícitos que medran con las necesidades de la población, volverán a aparecer las oportunidades de adquirir leche en polvo, huevos, yogurt, queso, embutidos, y otros productos que se traficaban bajo el tapete, ahora deficitarios debido a la represión oficial; pero mientras tanto, algunos con más energía que otros, todos hemos debido apretar nuevamente el cinto.

Por otra parte, el establecimiento de una lista oficial de precios para productos del agro en los mercados de oferta-demanda, poco días después del paso de los dos ciclones, ha deprimido escandalosamente la oferta, aumentando así la demanda, lo que conducirá en breve a una sobreinflación, tanto en el mercado legal como en el mercado negro, tan pronto éste salga de la coyuntura que ahora lo mantiene sumergido.

La reciente arbitraria subida de precio del combustible también encarece directamente el transporte de los suministros desde las zonas rurales, lo que se añade artificialmente a los efectos naturales de los huracanes sobre la agricultura. Ni siquiera la torcida economía del socialismo de estado puede escapar de los mecanismos naturales de los engranajes del mercado. La “conciencia”, a la que se apela constantemente, no sólo es un rubro deficitario, sino que, además, debido a su bajo valor calórico no goza de mucha demanda en la población.

Y en medio de la penuria que se extiende epidémicamente, reaparecen los personajes tipo de estas situaciones: los oportunistas, los intransigentes, los combativos, los ingenuos y los inconformes (los de antes y los nuevos, que ahora se suman porque sus cerebros están conectados al sistema gástrico).

Sin embargo, el peor de los tipos, el que de verdad me colma la paciencia, es el de los alegres. Sí, porque aunque alguien lo dude, todavía quedan muchos cubanos que sufren el efecto “foca”, que con el agua al cuello y atrapados en un estanque fétido, todavía encuentran motivos para alegrarse y hasta aplaudir.



Son los difusores natos de la filosofía de la miseria, los incurables huérfanos de perspectivas: En realidad no estamos tan mal, hay muchos que están peor. Filosofía que las autoridades conocen muy bien y se encargan de reforzar a través de los medios de difusión. Un tipo alegre nunca es un elemento peligroso.

El ejemplo más cercano que se me ocurre para ilustrar el efecto de esa filosofía es el de una conocida, cuyo nombre no mencionaré, quien en medio de una conversación telefónica me transmitió su realización personal del día: después de una buena caminata bajo el sol en medio del tórrido (e inhóspito) Alamar y tras una colita bastante dilatada había logrado comprar dos escuálidos macitos de cebollino.


Estaba radiante y optimista. La cosa no estaba tan mala, había conseguido algo que echarle a la comida para darle sabor. Confieso que me deprimí, algo que no es propio de mi naturaleza. Pero es que no puedo comprender cómo una bonita muchacha de 30 años de edad puede considerarse exitosa a partir de la adquisición de un mazo o dos de cebollino. Lo más curioso es que esta persona tiene una entrada económica superior a la media de los cubanos, así pues, al menos en lo inmediato, está a salvo de las hambrunas y penurias que amenazan la vida de otros.



Y no es que yo tenga algo contra los cebollinos o contra el derecho de los demás a disfrutar sus propias y particulares alegrías; simplemente constato en estos diminutos detalles de la cotidianidad hasta qué punto algunos individuos son manipulados, no ya solo por la represión y el miedo, sino por tener sembrada en la conciencia la inconsciencia de la propia miseria espiritual. Por mi parte, creo que nunca más podré mirar un mazo de cebollinos sin sentir una pena profunda y sincera por mi joven conocida.

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* Insistentes comentarios diversionistas a los reportajes sobre la crisis alimentaria posteados por Miriam Celaya desde un Café Internet capitalino revelan que sin EVAsión está siendo objeto de monitoreo especial por parte de los rancheadores electrónicos de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) a cargo de la llamada "Operación Verdad".

Detalle preocupante, por lo que pudiera ocurrirle a la corajuda titular. Pero a la vez señal inequívoca de su talento periodístico y de su tino para poner el dedo en la llaga. Esta semana Miriam --quien, amén de escribir con los pies bien anclados en el día a día insular, es dueña de una áurea voluntad de estilo y un irresistible don de persuasión-- publica otros dos estupendos artículos: Salud... ¿para todos? y De leyes y de "ayudas".

Los blogueros del exilio disponemos de una sola arma de alguna eficacia mediática para cubrirle las espaldas a esta colega habanera, cuyo atribulado rostro sin duda crece amenazadoramente en la mirilla cibernética de la Seguridad del Estado: reproducir sus textos o, al menos, ponerles sin falta los enlaces correspondientes en nuestras bitácoras. Abramos fuego a discreción en derredor de su bella persona, indefensa, solitaria, bajo perpetuo asedio como está ella allá en su humilde barrio de Cayo Hueso...

El Abicú

Sunday, 12 October 2008

Bajo el signo siniestro del cangrejo cardenense

La ciudad natal del Abicú vuelve a marcar la pauta

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Mi colega Enrique Artalejos me ha hecho llegar vía email una noticia de última hora: "Protestas callejeras en Cardenas". El conato de amotinamiento se suma a otros ocasionados por el desamparo y el desabastecimiento en diversas localidades de la Isla a raíz del paso del Gustav y el Ike.
La noticia aparece hoy en el blog El Café Cubano:

Desde Cárdenas : "Ciudad Bandera" en Matanzas, Cuba

Nos informaron desde Cárdenas que un grupo de personas se tiró a la
calle a protestar contra la tiranía de Los Castro y, cuando la protesta
tomaba más fuerza, un miembro o dirigente del Partido Comunista se
subió en algo alto para tranquilizar y arengar a los pobladores.

Un paseo histórico por Cárdenas



De pronto, alguien le lanzó una piedra grande que por poco lo mata y la
protesta continuó hasta que la tiranía tuvo que traer tropas
especiales del ejército para controlar las calles de Cárdenas.

Pedimos a todos los miembros de la oposición en Cuba y de la prensa
independiente que hagan llegar mas información detallada a los medios
del mundo libre.

Emilio Izquierdo Jr.
Moderador
de UMAP NEWS
Miami Florida /
umap1965@yahoo. com

Nada nuevo en la ciudad del expedicionario anexionista Narciso López, el líder estudiantil José Antonio Echevarría y el dramaturgo Virgilio Piñera; de los coches, las bicicletas y los baches revientacaballos; de los cangrejos, los guajacones y la pulga trajeada; de los estragos del ciclón del 26, que arrastró barcos desde la Bahía hasta la Calle Real; de la firma Arechabala S.A. (pinche para acceder al blog de mi paisano "Ernie", exhaustivo y veraz en asuntos cardeneses), creadora del ron Habana Club, y el cercano apartheid turístico de Varadero. Y cual solitario aporte castrista, cuna del niño balsero Elián González, el huérfano más famoso --y posiblemente también el más bastardo-- del orbe.

Como ahora se recordará sin falta, el 15 de junio de 1962 un grupo de damas obstinadas orquestó en las calles de esa villa matancera la primera y la más estrepitosa cacerolada contra el hambre y la penuria generalizadas bajo el nuevo régimen. La protesta terminó con la brutal intervención de la policía, unos cuantos presos, un par de chivos expiatorios y un histriónico performance ante las cámaras del entonces primer ministro del Gobierno Revolucionario. [Plaza del Mercado, más conocida como Plaza "Malacó", Cárdenas.]

En aquella memorable ocasión, un enfurecido Fidel Castro se personó enseguida en la ciudad y apareció en la pantalla chica y/o el noticiero semanal del ICAIC pateando sacos de arroz y frijoles, toneles de manteca y otros víveres en un almacén repleto. Por unos días o, a lo sumo, semanas volvióse a comer en la villa menos que más como Dios y el capitalismo mandaban antes de la entronización del socialismo y la cartilla de racionamiento permanente en todo el archipiélago cubensis.

Esta vez, en cambio, el mismo almacén y todos los demás se hallan tan desiertos como las tarimas de la Plaza del Mercado y el Magno Paciente tampoco está en condiciones de repartir coces ni truenos defenestradores.

Lo que, de ser cierta la noticia de la pedrada al bellaco del Partido --y si no lo fuere, al Abicú le suena tan bien al oído que no lamentará haberse hecho eco de una bola contrarrevolucionaria--, sí es seguro es que a estas horas ya un montón de paisanos del Abicú deben de estar entre rejas a la espera de juicio por el delito pedir a gritos parte de lo que, unos diez kilómetros al oeste del monumento zoológico a la entrada de Cárdenas, ya vuelve a sobrar en las opíparas mesas para turistas de sol y playa en Varadero, coto vedado a los hamreados cardenenses de a pie y al resto de la plebe insular.

Fundada en 1828 bajo el nombre de San Juan de Dios de Cárdenas, la ciudad tuvo el segundo ferrocarril de Iberoamérica en 1841 y a mediados del siglo XX era uno de los centros agrícolas, pesqueros, industriales y de exportación más prósperos y liberales del país. Tanto que incluso un 22 de junio del 48 vino al mundo en el popular barrio de La Marina el autor de este artículo, desconocido hijo predilecto de la siempre muy noble y desleal Ciudad Bandera.
[Foto original del blog de Sandro.]

Hasta que, como dice la canción de Carlos Puebla, "llegó el Comandante y mandó a parar...". Desde entonces escasean hasta los grandes cangrejos azules, que pululaban en las alcantarillas (cada día amanecían cangrejos aplastados por los carros en la calle; su dulzón hedor, mezclado con el olor a alambique, era la señal olfativa de la villa) en las marismas y ciénagas circundantes, se vendían a real la docena y eran --después del pescado y los demás mariscos-- el plato más fiel, el último en perderse de la mesa de los pobres solemnes.

He aquí un chascarrillo anticastrista muy popular en Cárdenas y en toda la Isla desde aquel inolvidable concierto instrumental de peroles vacíos de 1962: Pregunta: "¿En qué se parecen
el Comandante y el cangrejo?" Respuesta: "Poca carne, mucha muela y los dos caminan para atrás".

Otro chiste local explica la súbita, extraña escasez de aquellos decápodos cabezones, que son hoy una especie en extinción en su antiguo hábitat. En vista de que, durante la época de desove, enjambres de cangrejos oscurecían la deslumbrante blancura de las arenas de Varadero, ahuyentando con sus cutres hábitos y sus tremebundas muelas a los melindrosos turistas occidentales, Fidel los convocó amablemente a una reunión de análisis y toma de conciencia.

Con su proverbial labia animalitaria, consiguió hacerles comprender sin mucho esfuerzo que, por su propio bien y el de la Revolución, debían encerrarse detrás de unas parrillas que los salvarían de la voracidad de los cardenenses. "He mandado aconcionar el sitio especialmente para ustedes y sus congéneres, de modo que allá dentro sólo se camine de lado y para atrás. ¿Qué les parece la idea?"

Un paseo turístico por Varadero



Encantados, los incautos crustáceos aceptaron el consejo entre vítores al orador. Y desde entonces se están comiendo unos a otros en su parque temático. Igualito que los cubanos de a pie... Hasta que, como a veces las cangrejeras trashumantes , la hambruna les obligue a anteponer la libertad y el riesgo a la seguridad y la penuria.

Para lograrlo tendrán que empezar por ayudarse unos a otros a escapar de la jaula castrista, como ilustra, en versión abreviada y retocada del Abicú, este otro chiste del titular anónimo del blog Mi isla al mediodía:

Érase una vez una pareja que vivía cerca de un río. Esa mañana el hombre se despertó y le dijo a la mujer: "Me voy al río a cazar cangrejos. Al mediodía me llevas el almuerzo. Y se fue con dos cubos (baldes) vacíos. Al llegar al sitio, la mujer preguntó: "¿Por qué sólo has tapado uno de los cubos?" El marido: "Es que cacé cangrejos de dos tipos: el americano y el cubano. El gringo se pasa todo el tiempo tratando de saltar fuera del cubo. Por eso tuve que ponerle una malla encima". "¿Y el otro?", curioseó su media naranja. "El otro cubo está lleno de cangrejos cubanos. Esos también tratan de escaparse pero, cuando uno de los arriba hace ademán de brincar, los de abajo lo agarran y al final casi ninguno escapa".



Fábulas aparte, el cangrejo, emblema visible a la entrada del pueblo (escultura titular), amén de carroñero, es también un artrópodo gregario irritable y agresivo propenso al suicidio. Sobre todo, cuando escasean el alimento o cruza la carretera en masa rumbo al mar, a donde migra entre abril y mayo para aparearse y desovar.

Bien podría, por tanto, convertirse en el signo siniestro de un fin de año que promete porra y catárticos ríos de sangre. Pues, cuando el estómago gruñe, la cabeza no la piensa, aunque la tenga uno tan grande como la de los cangrejos. Sea por lo que fuere, ¡¡¡GRACIAS, CÁRDENAS!!!

Friday, 10 October 2008

CNN rompe el silencio...

Morgan Neill reportando a pie de tarima desde La Habana

Por Jorge A. Pomar, Colonia

CNN no había vuelto a reportar sobre las secuelas del Gustav y el Ike desde el 17 de septiembre. De pronto su corresponsal en la Habana, quien podría ser descrito como el Mauricio Vincent de la retroprogresía estadounidense, se hace eco de los insistentes vaticinios de hambruna para los próximos seis meses.

Entre los personajes entrevistados, destacan el viceministro de Agricultura Alcides López y Oscar Espinosa Chepe. A diferencia del funcionario y del propio corresponsal, que atribuyen toda la magnitud de la crisis alimentaria a ambos huracanes, el economista disidente achaca
some of the blame al gobierno.


Cierto, no se oye bien lo exactamente dicho por Chepe en español. Pero, conociendo su pensamiento y su conciencia de la índole de su interlocutor y su canal de TV, no es difícil adivinar la cuantía de esa parte estatal de la culpa.

Desde luego, tampoco hay que prejuzgar demasiado al pobre corresponsal de Período Especial en tiempos huracanados: hace lo que puede. Y menos no se puede que agradecerle una de las escasas secuencias fílmicas disponibles ex situ de esas desoladoras tarimas vacías.

Con todo, aunque parezca increíble --descontando el despelote de los correligionarios del castrismo en medios foráneos afines--, el de Morgan y Alcides queda por nítidamente debajo de otros esfuerzos al alimón entre representantes criollos y fans occidentales.

Por ejemplo, no se pierdan este vídeo donde, a petición de una (en apariencia) embelesada anfitriona local llamada
Mara Bun, de Green Cross Australia CEO, el experto cubano en cultivos ecológicos aconseja a sus vegetarianos homólogos australianos a partir de la universalmente modélica experiencia "permaculturista" del país caribeño:



Al margen de que tal vez haya rotacismo (trueque de erre por ele) en el hasta ahora para el Abicú desconocido neologismo, lo cual daría un concepto más aplicable al criollo ("pelmaculturista"), el espectador termina de ver la entrevista sin despejar la duda acerca de si se trata de un diálogo serio o de un sketch humorístico. Sugerencia: ambos saben que el otro miente.

Empero se han puesto de acuerdo para engañarse a sí mismos y a su crédula teleaudiencia que, si se pasa de ingenua y le hace caso al huésped en el estudio, corre el riesgo de verse por primera vez en la penosa necesidad de racionar la carne de canguro.


Sin embargo, a Morgan, igual que a su inefable émulo peninsular (Mauricio), hemos de concederle la circunstancia atenuante de que cualquier grosero incumplimiento de lo pactado con la cancillería cubana conllevaría el retiro instantáneo de la licencia periodística, privándonos de una fuente de información sesgada pero descifrable.

Por tanto, a fin de despejar lógicas dudas en cuanto a la imagen de la Isla que albergan entre pecho y espalda Morgan Neill y Ted Turner, fundador de CNN, cierro con el reportaje más bufonesco del susodicho, el que más gusta al Abicú y sin falta hará las delicias de sus reaccionarios lectores :
Study: Cuba crisis not all bad.

De amar el bufo, el teatro del absurdo, o ambas cosas, y haberse perdido ese banquete audiovisual, por nada del mundo debe Usted privarse de semejante obra maestra del esperpento documental en clave de dislate con ínfulas científicas.

La escasez forzada de productos cárnicos y medios de transporte --léase cartillas de racionamiento y ortopédicas bicicletas chinas-- certifica un equipo multidisciplinario integrado por gringos tan sesudos como altruistas, es altamente recomendable contra el infarto y las enfermedades cardiovasculares. Ojalá Mr. Obama haya tomado nota de la conveniencia de aplicarles a sus futuros súbditos esa invaluable receta castrista. Sin desperdicios:



En fin, con esos bueyes mediáticos tendremos que seguir arando en este pedregoso exilio. Hasta el primer y, a lo sumo --si por desgracia no se inviertiese el orden biológico de las magnas exequias al pie del obelisco martiano en la Plaza de Revolución--, segundo aviso, simultáneo o consecutivo, de mayestática disfunción cardiocerebral. Una cosa es segura: llanto y quebranto
mucho habrá allá en la redacción de CNN...

Sunday, 5 October 2008

La asombrosa metamorfosis liberal de Eliécer Ávila

A propósito del retorno del joven tunero

Por Jorge A. Pomar, Colonia


Empiezo por una confesión: al enterarme de que
Encuentro en la Red (EER) iba a publicar una exclusiva con Eliécer Ávila, el joven estudiante de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) que a principios de febrero encuerase ante las cámaras a Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, me preparé psíquicamente para encajar una nueva decepción con el atrevido chico de Las Tunas.

Por dos razones. Primero, un gigantesco signo de interrogación: ¿Por qué en
EER? Segundo, una certidumbre de igual envergadura: en el harto improbable caso de que el joven tunero no se adhiriese a la tesis del "diálogo" y la "paz social", tan caros a la presidencia de la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC), sería llamado a contar al instante en La Habana y por segunda vez tardaría menos en cantar la palinodia que en enjugarse los mocos.

Detrás de la primicia a la revista digital de la ambivalente Asociación madrileña (días antes había reproducido sin comentarios la cerril contracarta de la UNEAC) debía de ocultarse una nueva patraña diversionista con Eliécer en el rol de fotogénico y locuaz portaestandarte juvenil del "socialismo participativo" criptorraulista a lo Pedro Campos y compañía.

¿El konsomol levantisco, irreverente, reemplazando de pronto al recién defenestrado Hassam, aquel talibán chillón y sangrón de la campaña por el rescate del balserito Elián; pisándole los talones en
EER al veterano Pedro Campos, el gris aparatchik en plan piyama metido a tribuno reformista en Kaos en la Red?

De aleluya, pues, la sorpresa que se llevó ayer el Abicú al abrir el URL de EER. Apenas acometidos los párrafos programáticos convulsionáronsele violentamente las glándulas salivales a medida que iba sorbiendo las respuestas, inequívocamente liberales, del joven entrevistado. De sopetón, mi Alter Ego y yo nos topamos con la grata evidencia de nuestro común error de cálculo respecto al performance neoliberal del ex gendarme digital de la UCI, patente en las siguientes citas claves de la entrevista:

La economía de un país no se mide por las cuentas que maneje su gobierno ni su banco central, incluso, ni por su presupuesto nacional. La economía de un país es la suma de la economía de cada uno de sus ciudadanos y de las familias que lo componen.

Y un ciudadano o varios asociados debían tener el derecho y, sobre todo, las posibilidades reales, de estudiar, investigar, producir y comercializar; incluso importando y exportando. Debían tener la posibilidad de adquirir tecnología y realizar intercambios de experiencias con otros productores del mundo. Sin embargo, nosotros no permitimos nada de eso.

Según nuestro Héroe Nacional, el gobierno, en el mejor de los casos, es un mal necesario. Creo en Martí: el gobierno debía dedicarse a los asuntos de interés nacional.En el caso de la economía, no podemos esperar que una persona pensando en La Habana pueda solucionar los problemas de cada territorio del país; incluso, es absurdo pensar que alguien pueda hacerlo desde la provincia o el municipio. Cada persona debe decidir qué actividad económica debe realizar, acorde con sus posibilidades y su vocación.

El tino para extraer del cajón de sastre del pensamiento martiano la cita exacta donde nuestro ecléctico profeta de la cubanidad ideal se adscribe al precepto fundacional del American Way of Life revela la clase de sabiduría política que Eliécer se agenciara de estraperlo cuando fungía como cancerbero internético. A sus ojos el castrismo no puede resolver el problema, justamente porque el castrismo es el problema.

Summa summarum: ¡neoliberalismo puro y duro! Nuestro alborozo no cedió un ápice tras leer al día siguiente "Aclaraciones necesarias", ese capcioso autodesmentido del astuto Eliécer, quien no por gusto es oriundo de monte adentro. Obviamente, el avispado guajirito de Las Tunas domina a la perfección el arte de hacerse eco en el ágora de perogrulladas incendiarias para enseguida rasgarse las vestiduras con sospechoso fervor.

A diferencia de su anterior retractación televisiva, ciertamente forzada pero ya aquí y allá con tímidos resquicios lingüísticos para la duda razonable acerca de la sinceridad del apóstata, esta vez el acto de contrición disimula mal la calculada doblez del penitente. Recuerda demasiado la dramaturgia brechtiana de la Verfremdung (extrañamiento), o sea, el sutil arte de inducir al auditorio a creer que lo contrario de lo dicho es cierto por lo absurdo del enunciado.

Esa última ocurrencia no es mía sino del Abicú. "¿Por ventura crees --pregunta retórica suya-- que, siendo a la sazón militante del PCC, cuando en 1989 me opuse al inminente fusilamiento del general Arnaldo Ochoa en aquella vergonzosa asamblea general de la UNEAC me había pasado a la acera contrarrevolucionaria? No señor, yo no estaba tan loco como para incinerarme a lo bonzo ante aquella congregación de focas intelectuales presidida por Abel Prieto, actual ministro de Cultura, y sendos conspicuos compañeros que "atendían" al gremio culto por el Comité Central y la Seguridad del Estado".

"Puesto que de tonto no tengo un pelo y pelos no me sobran --prosiguió mi Alter Ego--, avancé a lo buen jesuita marxista esta inocua metáfora: 'La sangre no es un buen detergente. Sólo va dejar un gran borrón, una mácula indeleble en el diáfano expediente de la Revolución'. Y rematé el argumento con la taimada sugerencia de que la ocasión se pintaba sola para hacer un 'análisis causal a fondo' del estado de la nación. Por lo demás, como a Eliécer hoy, albergaba aún un rastro de fe en el instinto de conservación del sistema".



Esa intromisión del Abicú, que no pierde ocasión para frotarse el ombligo y hacerse el harakiri con daga roma, me trajo a la mente un recurso autodefensivo empleado por el poeta Heberto Padilla para despejar las dudas acerca de de aquel desconcertante mea culpa que lo sacara de los calabozos de Villa Marista en 1971. "Sorprende --se amargaba el autor de Fuera de juego-- que la cabeza política de algunos estúpidos, que hay todavía en el mundo, no haya leído la única posible lectura de ese texto. Mi autocrítica no era más que un ruego para no ser creída".

En su fuero interno, Padilla también quería seguir creyendo en la capacidad de rectificación de la alta jerarquía. Midiendo los argumentos de Eliécer con esa vara autóctona, insisto: nuestro "guajimene" tunero, que no en balde se ha convertido ya en el mejor orador de su cínica generación, a cuyo liderazgo aspira explícitamente al final de la entrevista, es un consumado maestro del trucaje escénico brechtiano.

La socarronería queda al descubierto cuando, por ejemplo, al respaldar en la nota aclaratoria el rechazo oficial de la ayuda gringa, alardea de su tremebunda, numantina disposición a morir si su vida dependiera "de una dádiva del actual gobierno de Estados Unidos. Las razones no hay que explicarlas, cada cubano las conoce bien".

Reparen en la "única posible lectura" (Padilla) del énfasis en la frase final. La coña de la coletilla sólo puede significar ahí lo siguiente: "Mi gente conoce bien el porqué de este súbito viraje de palo para rumba, de este donde-dije-digo-digo-Diego". Si en la entrevista achacaba con lujo de detalles todas las causas de la miseria criolla al desgobierno, sin aludir ni una sola vez al "bloqueo" o al "Imperio, ahora parece consciente de que, aunque se retracte, lo importante es que lo que a la postre queda en pie son las cuarenta cantadas ayer al regimen y no la coba forzada de hoy. A buen entendedor...

Otro tanto cabe decir de las referencias al Che Guevara. Contradictorio que cite precisamente al artífice original del "arte cubano de hacer ruinas". Pero es que Eliécer apela al mito oficial, en el que no cree ni atrás ni alante, tan sólo para curarse en salud antes de proceder a descalificar a la gerontocracia castrista. Sin precisar nombres ni niveles jerárquicos, los describe una y otra vez como una panda de ineptos, corruptos, embusteros, adulones e hipócritas:

"El Che dijo que el dirigente es la columna vertebral de la revolución, y yo creo en eso: cada institución se parece a sus jefes. Dado el grado actual de desorden e indisciplina, dado esta inmensa farsa, esta mentira que estamos viviendo, esta exageración en bien de todas las cosas, no me puedo dar el lujo de decir que confío en los dirigentes. Están mintiendo, claro que no son todos, pero el número de hipócritas es infinitamente mayor".

Recordarán los memoriosos que ya en febrero Eliécer había hecho gala de ese proverbial don del guajiro de tierra adentro para la parodia y la controversia, en su caso individual potenciado por un envidiable aplomo escénico y una labia --para inducir a sus interlocutores a responder a su favor-- a la altura de la mayéutica socrática.

Durante aquella memorable reunión en el teatro de la UCI acorraló al encumbrado huésped (Alarcón) con este eficaz esperpento onírico digno de figurar en el Guiness de la esgrima oral antitotalitaria:

"No quiero morirme sin ir al lugar donde cayó el Che, allí a Bolivia y me dedico toda mi vida a sembrar ajos, digamos en mi casa del municipio de Yarey, y tengo, no se, 30.000 pesos en el banco. Eso convertido son 1.000 dólares. El pasaje de ida y vuelta a Bolivia vale 200 para allá y 200 para acá. Y yo quiero ir con mi familia, ir con mis hijos allí a homenajear el lugar donde cayó el Che...".

Ni al más tonto de los palostes en la Isla se le escaparía la coña camuflada de necrofilia revolucionaria apenas disimulada en ese bocadillo de teatro del absurdo. Eliécer es ya un consumado maestro de la hipérbole irónica en clave de parodia. Con ese arcabuz verbal hiere a la bestia en sus puntos más sensibles y una vez hecho el daño, a la primera señal de represalia, se acoge a sagrado en el sacra sanctorum del castrismo. Por contra, en la fase ofensiva cada vez que se dispone a romper algún tabú sensible, se cuida de rasgarse previamente las vestiduras.

La comparación con Padilla no es excesiva. En primer lugar, porque a sus 22 años Eliécer, polemista nato, es ya todo un maestro del pensamiento y el lenguaje, con estilo propio además. Cualquier análisis de la entrevista de marras arroja, por deducción y omisión, un distanciamiento radical tanto del "socialismo realmente existente" como del socialismo democrático o "participativo" de un Padro Campos y kaótica comparsa.

Más aún, el joven tunero no comulga allí ni siquiera con la socialdemocracia, de cuya crisis general en Europa Occidental de seguro se ha enterado de sobra gracias al acceso a Internet en la UCI. ¿Qué como se explican entonces estas perlas retroactivas entresacadas de la "Aclaración necesaria"?

Si yo viviera en otro país de Latinoamérica ya me hubiese alzado hace tiempo con una guerrilla. Incluso posiblemente con el apoyo de la revolución cubana. Si yo hubiese vivido en la década de los 50, no me caben dudas de que hubiera integrado el ejército rebelde.

Yo no creo para nada que el capitalismo y la forma en que este se implementa en la mayoría de los países sea la solución a ningún problema, por el contrario, creo que los agudiza cada día. Si nos damos cuenta esto coincide mucho con el pensamiento teórico de nuestros dirigentes históricos. Con lo que no coincide es con lo que veo todos los días en casi todos los lugares que voy. Veo la gente humilde y trabajadora careciendo de muchas más cosas que los inventores, oportunistas y antisociales, así como a un grupo de dirigentes diciendo que viven “modestamente”.

Pero si algo sucediera, yo no iría a refugiarme bajo la falda de nadie. Se criar animales, sembrar y trabajar en muchísimas cosas. De cualquier manera siempre he querido producir, hasta sueño con hacer una granja. Así que el ensañamiento de alguien o de algunos, no me mataría de hambre, ni me quitaría el sueño. De todas formas confío en que eso no ocurrirá. Como tampoco ocurrirá que yo me retracte de mis ideas, me respeto mucho para eso.



La respuesta a ese interrogante sólo puede ser especulativa. En primer lugar, llama la atención el detalle de que la entrevista apareciera en EER y el autodesmentido en Kaos en la Red. Lo que da pie a suponer que el primer portal fue electo a sabiendas por Eliécer con el fin de aprovechar el alto rating para difundir mejor su mensaje y, a la vez, por si las moscas, ampararse en la presunta equidistancia de una AECC concebida por el aparato cultural del régimen para oferecrles una coartada a los tránsfugas del "exilio rosa".

En cambio, llamado a capítulo, Kaos en la Red fue a todas luces el resultado de una imposición diversionista del inquisidor castrista para quitarle hierro a la irresistible propuesta liberal de la entrevista, de obligarlo a presentarse como partidario del reformismo leal a lo Pedro Campos y comparsa.

Porque sin duda --como se desprende del significativo uso del adjetivo "necesarias", que implica aquí compulsión, fuerza mayor-- al joven tunero le volvieron a enseñar los instrumentos tan pronto como al día siguiente. Notorio aquí el regodeo en el uso de la primera persona del singular como parte del ardid del mea culpa hiperbólico.

Esa subjetividad exacerbada, demostrativa, contrasta con la casi total ausencia de egolatría --con predominio de la objetividad y el sentido común en el ataque implacable al gobierno-- en la mayor parte de la entrevista. En suma, cuando quiere ser creído mantiene los pies en el suelo, mientras que, cuando quiere no serlo, levita histriónicamente
prodigando guiños a diestra y siniestra.

Prueba adicional de que Eliécer sólo se pliega al ultimátum a regañadientes es que en la nota lleva el recurso de la hipérbole irónica hasta la comicidad. No contento con eso, por si fallase la inteligencia del vulgo criollo para deducir por esa vía que lo contrario de lo dicho es lo cierto, al final asegura textualmente que se respeta demasiado a sí mismo como para retractarse. O sea, que cuanto acaba de aclarar es falso.

Sabe por experiencia propia y ajena que el precio a pagar por la coherencia mental es alto dentro de la Isla, que el castrismo ha entrado en su fase de boqueo pero aún es fuerte. Su instinto de conservación le indica a las claras que lo mejor es transar, dejar la querella ahí. Por el momento, a la espera de tiempos mejores que intuye al doblar de la esquina, pues sabe que ya su mal está hecho y su liderazgo generacional no tiene vuelta de tuerca.

Por otra parte, lo que el sagaz Eliécer quizás no sepa es que, paradójicamente, ese involuntario, doloroso gesto de haber sido obligado a cortarse de nuevo la cola en público puede ser la mejor credencial para consolidar en el futuro inmediato su liderazgo generacional en un país de juventudes cínicas y mayorías moralmente rabimochas donde ser éticamente vulnerable, es decir, haberse ensuciado alguna vez el plumaje será condición-sin-la-cual-no para asumir el mando.

En todo caso, no escapa a su astucia campesina un detalle trascendental en la actual coyuntura de desastre y creciente desencanto en una Isla abocada a la acefalia estatal: el tiempo juega rápido a favor de su asombrosa metamorfosis liberal. Como al roquero Gorki o a la bloguera Yoani, lo protege su bien merecido salto al estrellato. Hasta cierto punto, claro.

Mientras, como él mismo deja caer en la entrevista, no se haya llegado al "límite" y puesta "realmente fea la cosa", el tunero hace bien en recoger cuerda a medio cedal y cuidarse, so pena de ser engullido por el león antes de tiempo. Conjetura final: el percance podría tener un horror que ver con recientes rumores acerca del fulminante --y de otra guisa inexplicable-- truene de Valenciaga, secretario del Magno Paciente y responsable ante él de que en sitio tan neurálgicco como la UCI
no se produjesen cortocircuitos subversivos de la envergadura del affaire Eliécer.

Saturday, 27 September 2008

Volver a la normalidad

...regresar al "antes" de los dos huracanes

Por Yoani Sánchez, La Habana

[Tomado de Generación Y]

El cómputo del desastre ha terminado y nuestros noticiarios parecen haber entrado en una etapa rosa, donde sólo hay espacio para las crónicas de recuperación y optimismo. Ni el lamento ni la duda tienen cabida entre tantos llamados a la confianza. Las opiniones y los rostros que se muestran en la tele son cuidadosamente seleccionados: sólo saldrán aquellos que tengan algo esperanzador que decir.

La frase “volver a la normalidad” es repetida por secretarios generales del Partido, por choferes de camiones cargados de tejas y hasta por los propios damnificados. Se trata de borrar a toda costa el “ahora” para regresar al “antes” de los dos huracanes.

Lo cierto es que no creo que un mes atrás tuviéramos algo parecido a la “normalidad”. Es más, en las tres décadas que arrastro sobre mis hombros, no creo haber vivido en otra cosa que no sea lo anómalo. A quienes pronuncian la palabrita, me gustaría preguntarles si ellos creen que es “normal” el Período Especial, el miedo a la opción cero, los discursos interminables, la Batalla de Ideas, los mítines de repudio, mis amigos armando una balsa para echarse al mar, el “hay pero no te toca, o te toca pero no hay”, las colas perennes...

...las promesas de cambio que no se concretan, las tierras ociosas, la idea de plaza sitiada donde disentir es traicionar, el hablar en voz baja, la paranoia a que todos puedan ser del Aparato, las restricciones a viajar, los privilegios de unos pocos, la dualidad monetaria, el adoctrinamiento en las escuelas, la falta de expectativas, las vallas con consignas que nadie cree y la espera, el aguardar, los sueños de que alguna vez todo pueda arribar a un punto cercano a la “normalidad”.

Jugando con la "Bola"

Y aquí todos sabemos quienes son "ellos"

Por Miriam Celaya, Centro Habana

[Tomado
de sin EVAsión]

La pérdida de credibilidad de la gente en el sistema es ya un fenómeno generalizado que puede constatarse hasta en los asuntos más intrascendentes. Recientemente estuvo circulando por toda Cuba una “bola” inquietante, según la cual ciertos productos que se comercializan en CUC -algunos de ellos de primera necesidad- iban a sufrir un incremento significativo en sus precios. [Foto: Miriam Celaya.]

La reacción no se hizo esperar: el estado de alarma y malestar cundió en todos los que escucharon esta nueva amenaza a sus ya menguadas posibilidades adquisitivas. El clamor popular era la unánime protesta, incluso por parte de los más complacientes o temerosos, casi siempre remisos a dar opiniones contrarias a las decisiones oficiales. El más reciente y notable aumento del precio del petróleo y la gasolina, establecido aquí en días pasados so pretexto de “adecuarlos” a la realidad internacional, en un momento en que el precio de los hidrocarburos ha comenzado a descender en el mercado mundial, tampoco ayudaba a disipar la intranquilidad general.

Poco después el desmentido que se hiciera acerca de la nueva “bola” por el noticiero de televisión –que no por la prensa plana nacional- alcanzó a apaciguar hasta cierto punto los ánimos, pero no a desterrar la sospecha de que habían sido las propias autoridades quienes la habían lanzado, con la intención de tomar la decisión definitiva en correspondencia con la reacción popular. No son pocos los elementos que tienden a apoyar tal recelo, fruto de la experiencia popular: ya anteriormente, en diferentes etapas, se han producido súbitos y arbitrarios aumentos en los costos, antecedidos también por las llamadas “bolas” y hasta por los listados de los nuevos y onerosos precios que se rumoraba iban a aplicarse. [Foto: Campesino de Florida, Camagüey, ante los restos de chabola.]

En esas ocasiones anteriores fueron, efectivamente, aplicados los gravámenes sobre el dólar (principal moneda de las remesas familiares que llegan del exterior) y sobre la casi totalidad de los productos en CUC. Esta vez, una sospechosa “desaparición” de productos de primera necesidad de los estantes de las tiendas -tales como el aceite vegetal, el puré de tomate o el detergente-, preludio habitual de los abusivos incrementos, apuntaba a la posibilidad real de que éstos se produjeran.

El momento actual, sin embargo, es otro; los ánimos están caldeados y la amenaza de otra sostenida y profunda escasez de alimentos mantiene a la población en un estado de permanente zozobra. El fantasma del eufemísticamente llamado Período Especial, que generalizó la miseria material y consagró la espiritual durante los años más duros de la pasada década, ha quedado grabado, como pocos episodios, en la memoria colectiva del cubano y ha reaparecido difusamente en muchos hogares a partir de la devastación causada por el paso de los ciclones Gustav y Ike.

No es prudente en estos momentos atizar el fuego. No por gusto quedaron suspendidos este año los ejercicios estratégicos “Bastión” y los patéticos festejos con caldosa con que se celebra cada aniversario de los CDR. Nada de gastos inútiles para jugar a las guerritas; nada de tumultos populares que se puedan ir de control.

Por otra parte, la obstinación gubernamental, que se arroga el derecho de decidir a su arbitrio la aceptación o el rechazo de las ayudas que se ofrecen, manejando tales decisiones según intereses puramente políticos, ha dejado bien establecido que el ciudadano común es apenas una moneda de cambio en los entramados del poder, apenas un simple rehén de la política, así como que el proyectado y siempre inalcanzable futuro venturoso que promete la revolución no puede cubrir –pese a sus eternas frases de “los principios y la dignidad” como valores supremos- las expectativas de un pueblo empobrecido que sufre el síndrome de fatiga crónica en medio de una espera sin final. No hay dignidad en la miseria; al menos esto lo están aprendiendo muchos, aunque sea tardíamente. [Foto: Mercado de Carlos III. En el vídeo de abajo en su época de apogeo antes del Gustav y el Ike.]


Lo cierto es que, después del desmentido oficial de la “bola”, casi todo el mundo se encoge de hombros y sonríe socarronamente, en un gesto que equivale a: “¿Ves?, son ellos mismos quienes la lanzaron, a ver si mordíamos”. Y aquí todos sabemos quiénes son “ellos”.

Thursday, 25 September 2008

Otras vez Entre ciclones

Un filme para ver o volver a ver tras el paso del Gustav y el Ike

Por Jorge A. Pomar, Colonia

La película de
Enrique Colina Entre ciclones se rodó en La Habana hace seis años tras una sucesión de sismos atmosféricos. Acaso no exista en todo nuestro cine de ficción otro largometraje sobre el tema meteorológico que refleje con similar realismo y de tan amena manera el ambiente de desastre irreparable que se respira a día de hoy en la capital a la zaga del Gustav y el Ike. No tanto por culpa de los ciclones como por la sensación de ruina y fin del mundo asociada a la esperpéntica agonía del Gran Patriarca y su régimen de grima y hormiguero. [Foto: Desamparados del Gustav y el Ike vivaqueando a la espera de albergue en una calle de Centro Habana.]

Siempre capaz de rellenar baches audiovisuales, decodificar alusiones verbales y extrapolar contextos temporales, el espectador atento
se siente al instante izado en vilo y dejado caer en esas calles habaneras. Ya sea del patio o de fuera, a partir de lo visible y/o inferible en la pantalla grande, se levantará de la butaca estéticamente satisfecho. Pero igual, a pesar del gracejo criollo de los personajes, con una idea cabal, una impresión deprimente de la cochambre ambiental y humana predominante bajo el devastador, semicentenario tornado fidelista.

Sobre todo si, exiliado cubano mordido en carne viva por la garrapata de la nostalgia una semana sí y la siguiente también, como el Abicú y su Alter Ego años ha ocurriósele la idea de instalar una parabólica en la azotea con el propósito de consolarse andando la ciudad por control remoto a través de las imágenes de
Cubavisión.

Vana ilusión: el censor de la TV satelital del sultanato pseudomarxista (el falso marxismo es más insufrible que el auténtico) antillano se entretiene en borrar minuciosamente de noticieros, reportajes y culebrones hasta la mínima rendija por donde podamos echar un vistazo a los entresijos de la Habana profunda. En cambio, en la cinta de Colina el espectador exiliar se sale con la suya, logra su propósito psicoterapéutico de, si no matar, al menos magullar por un rato al temible gorrión del destierro.


Entre Ciclones @ Yahoo! Video

Dando por sentadas los estragos mancomunados de la censura y la autocensura sobre un largometraje (2 horas) rodado en Cuba bajo los auspicios del ICAIC, hay que reconocer que director y guionistas (Colina, Altunaga, Ponte) un piquete tan estelar como el selecto elenco (Mulkay, Balmaseda, Valdés, Badiola, Arozarena, Junco) se las ingeniaron para armar un caleidoscopio veraz, risueño hasta el FIN, a menudo entre conmovedor e hilarante, de la picaresca cotidiana en la capital del comunismo tropical.(La música de fondo es otro gran acierto.)

Cambiando lo que haya que, nótase a las claras que algo hay en Entre ciclones que, no de modo casual pero si sutil, nos recuerda aquellos trucajes paródicos al gusto de Tomás Gutiérrez Alea ("Titón"). Aquí también el microcosmos imaginario habitado por los personajes disimula mal la alegoría crítica, más o menos encubierta, del muladar urbano real donde luchan su racionado pan de cada día los eximios actores del elenco. [Foto: Limpiando el "basural" capitalino años antes de los vendavales del Gustav y el Ike.]

Ficha y sinopsis siguientes son cortesía inconsulta de Cine Cuba (pinche ahí para acceder), página de obligada referencia para todos los amantes del cine cubano porque, si no lo es ya, a punto ha de estar de convertirse en la cinemateca digital del exilio y la de la casta privilegiada con acceso doméstico a la Red de Redes allá en la Isla.

Con la enorme ventaja de que se pueden ver, bajar y convertir a formato deuvedecompatible numerosos corto-, medio- y largometrajes, tanto de ficción como documentales, de y acerca de nuestra Isla. Por si fuera poco, el portal pone a disposición del internauta un creciente archivo fílmico del cancionero popular cubano.

Título: Entre ciclones
Director: Enrique Colina

País: Cuba, Francia, España

Título original: Entre ciclones

Duración: 120 m.
Año de Producción: 2002

Intérpretes: Mijail Mulkay, Mario Balmaseda, Indira Valdés, Klara Badiola, Renny Arozarena, Tito Junco
Guión: Enrique Colina, Eliseo Altunaga, Antonio José Ponte
Música Original: José Luis Cortés

Productor: Mayra Segura

Fotografía: Adriano Moreno

Sonidista: Javier Figueroa

Editor: Gladys Cambre



SINOPSIS


A Tomás, mulato pícaro y optimista, un ciclón le desploma su vivienda el día antes de obtener un trabajo que le permitirá salir de su ambiente marginal. La necesidad de un techo, enreda a Tomás en relaciones amorosas conflictivas. En crisis con su empleo y su vida personal, sus desgracias se agravan cuando su hermano lo implica en un hecho delictivo que amenaza su futuro y su voluntad de cambiar de vida.