Thursday, 21 May 2009

El Martí sensual y bohemio

Comentario en el blog de Zoé Valdés (plus charla del Abicú sobre el sacrílego tema en el correccional cienfueguero de Lagunillas)*

Por Jorge A. Pomar, Colonia


Dio en el clavo Zoé Valdés con el atributo de "sanaco" al Che a propósito de la proliferación de su efigie en camisetas insulares donde debería figurar el autor de
Los versos sencillos. Ciertamente, además de "sangrón", despiadado y arrogante como para él solo, el asmático "Guerrillero Heroico" era un energúmeno en toda la extensión del vocablo.

Por recordarme esa palabreja del argot criollo, he dado las gracias a mi amiga, que las merece también por el tono desendado, desacralizante, que se gasta en el post "José Martí y las drogas". Una manera que tiene Zoé de bajarlo del pedestal, darle la mano y salir a andar La Habana con él. (Pero me temo que, no pudiendo voltear de un revés a los hermanos Castro, como le gustaba hacer con déspotas y apóstatas en sus versos, optaría por encerrarse de nuevo en su mausoleo.)

Siendo un tema que me toca de cerca, porque creo ser el único prisionero de conciencia en abordarlo dentro del sistema penitenciario, se pinta solo para desmentir a los tergiversadores profesionales del diversionismo en la blogósfera. Según esos testaferros de la propaganda oficial, mi Alter Ego sería un antimartiano furibundo. Andan (h)errados: aunque crítico con Martí (y sobre todo con la instrumentación apostólica), como con mi entrañable Alter Ego y el resto de los comunes mortales, soy --repito para evitar malentendidos y emplazar a esos sordos que no quieren oír-- lector asiduo de su obra y admirador de los rasgos de su personalidad mencionados abajo. Es más, lo he recitado en español y en alemán por estas comarcas renanas...

Amén de por su virtuisismo literario, está fuera de liga en el panteón intelectual criollo por su entereza y su coraje civil. Como bien dice Zoé, era un "pingúo". La diferencia es más que notoria si se compara su conducta con la de las falanges de pusilánimes enquistados en la UNEAC y la AECC. Con Don Julián sí que se podía robar caballos: que se sepa, jamás dejó a nadie en la estacada, ni a amigos ni mucho menos a correligionarios.

Ése Martí picaflor, morboso y desprejuiciado, me fascina tanto como el de ciertos pasajes de su prosa donde da rienda suelta a esporádicos estados de desencanto suscitados por choques frontales con la condición humana. Me refiero al de la prosa realista que deja a un lado el ditirambo para soltar sin piedad el dardo crítico. El "Santo de América", qué duda cabe, también sabía maldecir. De vez en cuando se desahogaba tanto contra correligionarios individuales como contra la apatía general de la población ante la causa independentista...

Hecha por enésima vez la aclaración, entro en materia. El Martí sensual y bohemio, es a todas luces el más afín a la vida en clave sibarita del criollo típico, "reyoyo", de pura cepa. Los versos citados por Zoé (foto) --y otros por el estilo habitualmente purgados por censores mojigatos-- revelan a las claras que el "Apóstol" no despreciaba los efluvios embriagadores del hachís.

Como buen poeta modernista, a buen seguro siguiendo la senda extática de sus admirados Verlaine y Baudelaire, tenía en alta estima hasta los vapores psicodélicos del opio. A saber, por entonces estaba de moda entre los poetas famosos de la Vanguardia, orientalistas en su mayoría, fumarlo entre vates en pipas de agua en locales exóticos. Otrosí, igual que con la ginebra (malas lenguas exiliares de Tampa le apodaban "Ginebrita") debe de haber sido bastante comedido con los estupefacientes. De otro modo, jamás habría podido llenar en sus escasos 43 años de vida los 27 largos tomos de sus
Obras Completas.

Otro detalle a anotar entre signos de admiración: Martí asociaba el consumo de drogas a los placeres de alcoba, especialmente con hembras tan conturbadoras como perversas:
Te odié por vil y alevosa; / Te odié con odio de muerte: / Náusea me daba de verte /Tan villana y tan hermosa. Todavía me eriza la veracidad de esa estrofa... Las promiscuas encantadoras eran, qué duda cabe, sus favoritas: abejas reinas de sus cuitas amorosas y sus fantasías oníricas.

Para ellas, a condición de que a la vuelta lo resarcieran con creces, siempre tenía el perdón a flor de labios:
"Eva me ha sido traidora / Eva me consolará". No así el ama de casa, la esposa (Carmen Sayas Bazán, a quien no le perdonaría ni el desliz de interceder por su suerte ante las autoridades coloniales), la hermana (Don Juan latino él mismo, se desvivía en prodigarle consejos contra los mujeriegos a su fraterna Amelia), de quienes reclamaba fidelidad a toda costa de acuerdo con el riguroso canon romántico. Pecador impenitente, incumplía incluso el mandamiento cristiano que proíbe desear a la mujer del prójimo. Las "craneaba" hasta en los lienzos de las exposiciones:

Ayer la vi en el salón
De los pintores, y ayer
Detrás de aquella mujer
Se me saltó el corazón.

Sentada en el suelo rudo
Está en el lienzo: dormido
Al pie, el esposo rendido:
Al seno el niño desnudo.


Su fantasía erótica no reparaba ni la maternidad. Recuerdo pero no encuentro unos versos memorables, no menos verídicos, donde se describe a sí mismo despertando al amanecer--solo y sin dinero-- con
"ansias de mujer" en un cuarto de hotel barato del Viejo Continente. Ahí un "Apóstol" concupiscente, volutpuoso, erotómano al extremo de perder una goleta en el Itsmo (¿Guatemala?) por causa de cierta india seductora, sugiere sutilmente el consuelo onanista. [Maternidad, Picasso.¡Viendo a esa madona, la más fina y seductora salida jamás del pincel del pintor malagueño, cualquiera absuelve sin más al "Apóstol" por el flagrante olvido del Niño Jesús! El lienzo del poema era otro, claro.]

Digresión autobiográfica: Por cierto, al entrar en el sacrílego tema después de haber acometido con soltura los otros temas eróticos, la alusión a la probable "paja" (masturbación) martiana estuvo a punto de malograr mi segunda disertación ante el jefe, el reeducador, el oficial de Trabajo Operativo Secreto (TOS), que no había sido avisado estado en la primera, y los cerca de 90 reclusos del Correccional Modelo de Lagunillas a fines del 92.

La extraña iniciativa de las lecturas partió del joven reeducador Juan Carlos, un ex roquero tartamudo que pretendía anotarse un punto en la emulación con los demás campamentos de la provincia. En realidad, no estaba nada seguro de que yo accediera a darles un círculo de estudio a los presos, mucho menos sobre tema tan escabroso para un disidente: el asalto al Cuartel Moncada (corría el mes de julio).

"¡Hombre, cómo no! --repuse, agradecido a aquel fan de los Beatles y los Rolling Stones que a veces me daba permiso para ir a telefonear en Cienfuegos y, los días de pase, ordenada a la guardia soltarme de madrugada hacia el punto de recogida de los "Amarillos" en la autopista--. Con mucho gusto, si precisamente ésa fue mi especialidad como Secretario Ideológico del núcleo del Partido en Arte y Literatura.

Desde el ingreso en Villa Marista mi interrogador, el capitán Héctor Durán Cobas, quitado de bulla hoy en algún barrio de la capital del exilio, me empezó a tratar como un revolucionario honesto pero equivocado. Y el Abicú, que se había ganado la deferencia liándose a patadas y puñetazos (en realidad, la primera pareja de ambos golpes se la propinó él por sorpresa a uno de los porristas) al pie del balcón de la poetisa María Elena cruz Varela en Alamar), estimó que era saludable seguir la rima.

Pues, bien, relaté con entusiasmo los preparativos del asalto, el viaje de los asaltantes a Santiago, los motivos de la defección de algunos de ellos en la Granjita Siboney, el plan de ataque de Fidel, la acción de los dos comandos, el fracaso del factor sorpresa y las represalias de la "soldadesca" contra prisioneros indefensos...

Al final me regodeé especialmente en los principios democrático-burgueses de
La historia me absolverá. Y ahí paré. A fin de disipar la evidente expectativa del auditorio, Juan Carlos: "Ha- hace falta que Us- ted, Ha- bana les ex- ex- plique acá a los reclusos có-cómo se cumplió el pro- programa del Mo-Moncada..." Respuesta del Abicú: "Perdón, compañero reeducador. Será mejor que de esa tarea se encargue Usted mismo, ya que de algún modo el hecho de que yo esté encerrado aquí junto con ellos tiene algo que ver con el asunto. A mí no me lo van creer". [Desnudo: Tina Modotti, de cuyos encantos Martí habría tenido que cuidarse para no morir asesinado en México, como le courrió en el 29 al infortunado Julio Antonio Mella.]

Para evitar situaciones de ese tipo, le propuse dedicar el próximo círculo de estudios a un tema neutro: "Martí como amante". Aceptó, pero entretanto el rumor había llegado, vía informante, a oídos de los agentes del TOS. Total que, al parecer, Juan Carlos nos los había puesto al corriente y una tarde cualquiera Fernando se personó en moto en Lagunillas: no sé opuso a la actividad, pero se llevó mis apuntes.

Ahora, al oír la familia de palabra "onanismo", "masturbación", "paja", seguidas de la pregunta intercalada al ya despelotado auditorio: "¿Qué hacemos nosotros mismos, presos justamente condenados a trabajo forzado como Martí en las canteras de San Lázaro pero mejor tratados que él, cuando nos despertamos de madrugada debajo del mosquitero pensando en mujeres?" Los dos jefes del penal intercambiaron miradas de escándalo.

Para su sorpresa y la mía, "Fernando", alias del agente del TOS y ex director (por truene), encargado de la "atención" a los presos políticos condenados como comunes en la Prisión Provincial de Cienfuegos hizo un leve gesto disuasivo con la mano y ordenó seguir adelante (al ponente y al preso que, por precaución, el reeducador Juan Carlos me había sugerido designar a guisa de lector).

Su mujer y él, me confesaría a cuatro orejas al final, amaban la poesía. Fernando no era mala persona; al menos conmigo se portó decentemente. Huelga aclarar que con otros reos no debe de haber sido tan gentil en sus tiempos de mandamás de la sucursal local de Villa Marista. Habanero, estaba resentido por lo que estimaba una injusticia de los lugareños con su persona.

Semanas más tarde, tras el aviso vespertino por radio a Lagunillas sobre la muerte de mi esposa Gipsia Cáceres de La Guardia, en vista de que de otro modo yo no llegaría a La Habana a tiempo para asistir al entierro, se tomó la molestia de pasar a recogerme en su moto. Durante el trayecto hasta la Estación de Ómnibus ironizó sobre la ciudad: "Cienfuegos, el pueblo de las calles rectas y las mentes torcidas". Pero le pasó una nota a Juan Carlos amonestándolo por el "libretazo" (atribución indebida) y prohibiéndole terminantemente volver a recurrir a la labia de mi Alter Ego como conferenciante. [El baño turco, óleo sobre lienzo de Dominique Ingrès, El Louvre. Puesto a escoger al arribar a Caracas entre la estatua de Bolívar y ese seralllo, ¿a dónde habría encaminado primero sus nerviosos pasos el "Apóstol"?]

Para evitar que los hombres de paja de siempre me acusen de haber vivido la dulce vida durante el cautiverio, adelanto que esta digresión es sólo parte del costado risueño de un relato con otros episodios que pronto van a conocer. Cierro el post con una anécdota humorística que refleja fidedignamente la impresión dejada en aquella colonia penitenciaria cienfueguera:

Mediodía siguiente en la plaza de formación frente al comedor a la hora del almuerzo. Danilo, un esquizoide ladino pero de lo más ocurrente alza la mano para pedirle la palabra al reeducador Juan Carlos:

--Permiso, reeducador...
--Da-nilo, ¿qué tiene Uuus- té que decir?
--Reeducar, por más que me rompo la cabeza no acabo de entender este campamento.
--A a ver (picado), qué es lo-lo que no aa-caba de entender Uuus-té? Ha-hable claro...
--Que aquí en el correccional modelo de Lagunillas los estafadores (un oficial de la Capitanía del Puerto sancionado por defalco a cargo del almacén de víveres) administran los recursos; y los asesinos (el viejo eviscerador "Mandoche") curan a los enfermos,..

Mandoche imperaba en la enfermería. Cuando me llegó la "Carta de Libertad" y, entre jubiloso y nostálgico, me puse mis pertenencias, Claudio Ruiz (que así se llamaba aquel temible el "asesino" humanitario, me susurró al oído con una sonrisa de oreja a oreja: "Yo me conformo con heredar el peine", Mi mejor amigo y valedor en el campamento (con un hijo en Alemania) purgaba una larga condena por haber decapitado con un cuchillete forense a su joven y hermosa amante en el Hospital de Cienfuegos.

-- ¡El colmo de los colmos --prosiguió el desquiciado-- es que ahora los contrarrevolucionarios impartan los círculos de estudio!
¡Ehhh...?

La escena siguiente quedaría para siempre impresa en mi memoria mientras me partía de risa: reclusos aguatándose la barriga, pegando brincos, revolcándose por el piso (uno de ellos presa de un ataque de hipo convulsivo que lo tuvo al borde del infarto durante una semana); guardias saliendo del puesto de mando en zafarrancho de combate... El propio Juan Carlos, rojo como un tomate, pasó súbitamente de la carcajada a la cólera:

--A-así mis-mito es. La la pura verdad. Y le pu-puedo aaasegurar que cuannndo inaugu-guremos uuun ma-manicomio aquí en Lagunillas, a Uuusté, que-que es loco de mierda, le voy a otorgar el honor de ser el di-director. ¿Qué-qué le pa-rece?

En fin, toda esta historieta con final hilarante se armó por culpa del Magno Paciente y su involuntario "autor intelectual del asalto al Moncada".

*****************************************
*Cambié el título a fin de llamar la atención del lector sobre la digresión autobiográfica.

Wednesday, 20 May 2009

El castrismo suspende la prueba arqueológica

Apuntes sobre la efemérides del 20 de mayo

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Hasta ahora todos los recursos mediante los cuales la humanidad debía ser moralizada eran radicalmente inmorales... Un concepto jamás puede hacer a las personas más morales y mejores, y predicar moral es tan fácil como difícil fundamentar la moral.
Friedrich Nietzsche, Cómo llega uno a ser lo que es

Hay dos grandes hitos de realpolitik en la historia de Cuba: (1) La independencia el 20 de mayo de 1902 (incluido el fructífero y relativamente apacible cuatrienio preparatorio bajo el Gobierno interventor). Inaugura la Primera República, marcando el instante fundacional de la democracia y el estado de derecho. (2) La Constitución del 40, que crea la Segunda República y da pie a la fase de más rápido ascenso civilizatorio en la historia de la Isla después del período 1902-1939.

En apenas 20 años le da a La Habana su apariencia actual, arqueológicamente congelada casi tal cual tras medio siglo de desgobierno castrista más tarde. Peor aún: si, como acaba de hacer mi Alter Ego por estos días, el lector se lee de cabo a rabo los fascículos de las transcripciones de la Universidad del Aire (ciclo de conferencias dominicales radiadas dirigido por Jorge Mañach que, en retrospectiva, se me antoja por debajo del nivel intelectual de una madrasa paquistaní) correspondientes al 52, año del cuartelazo batistiano, constataría con estupefacto hasta qué punto el corte arqueológico de enero del 59 afecta también al lenguaje (de pensamiento cabe hablar tan poco hoy como ayer).

Rebobinemos el casete. Conquistadas la paz y la independencia en mayo de 1902, "generales y doctores", que recién habían dado muestras de una insólita madurez al recabar la ayuda yanqui como tabla de salvación para deshacerse del colonialismo español, se desdoblan enseguida en su, digamos, persona en sí tan pronto como durante la primera legislatura del honestísimo Tomás Estrada Palma.

Cierto es que, formalmente, hubo dos interludios dictatoriales en los cincuenta años de república: seis años de Machadato y siete de Batistato. Sin embargo, en su momento ambas dictablandas (en puridad, dictadura totalitaria sólo hemos padecido la actual, ya que hasta los capitanes generales no sólo carecían de poderes onnímodos sino que eran amovibles, durando poco en el cargo) fases superiores de progreso material.

Y no está dicho que no lo fuesen también en lo espiritual, habida cuenta del desbarajuste sociopolítico que sobrevendría inmediatamente después cada una de ellas. Provisionales ambas, fueron hijas, la primera, del desenfreno caudillista de aquellos "generales y doctores" descritos por Carlos Loveira en su novela homónima. La segunda, de la exacerbación de un culto a la violencia revolucionaria degenerado en gansterismo en institutos y universidades.

Los motivos de la caída en desgracia de nuestro primer presidente republicano hacen presagiar todo el acontecer posterior. Ernesto Hernández Busto describe bien en
Penúltimos Días los porqués de lo sucedido al austero Don Tomás (foto de abajo), brazo derecho de José Martí en el exilio y, a la muerte del "Apóstol", presidente del Partido Revolucionario de Cuba en armas:

Convendría también recordar más a menudo su honrada gestión económica, su celo de administrador, su integridad moral, su martiano horror ante la anarquía, su pulcritud y su fe en la instrucción pública como única manera de preparar al país para la democracia... La austera política económica de Estrada Palma causaba, por supuesto, gran irritación entre quienes presionaban para conseguir cargos públicos y estimulaban la codicia de los antiguos generales, sedientos de favores... persuadido de la eficacia de su programa de gobierno, Estrada Palma buscó su reelección. También creía gozar del beneplácito y la aprobación de Washington, expresada en numerosas cartas y documentos oficiales.

Craso error de Don Tomás y de Washington del que serían víctimas los dictadores Machado y Batista. Contra lo que suele creerse, la Casa Blanca, y con ella todo el establecimiento estadounidense con la prensa a la cabeza, entendían y entienden poco y mal las intrigas de la "política cómica" republicana. En 1909 y 1933-40 , no peligrando sus intereses con ninguno de los bandos en el poder, los "americanos" se decantaron respectivamente por el general José Miguel Gómez y el ex presidente Batista, que era de izquierda (había gobernado en coalición con los marxistas del PSP). El error fatal de la Casa Blanca en asuntos criollos consistiría en seguir pensando igual en el 59.

Detrás del Gómez,
"tiburón que se baña pero salpica", se agolpaba la voluntad del vulgo, más afín por idiosincrasia hispana a aquel eslogan del relajo "seudorrepublicano" que al puritanismo administrativo, dizque "extranjerizante", del casto Don Tomás. Como Machado, el Batista golpista del 10 de marzo de 1952 no era nada puritano y, según su biógrafo Frank Argote-Freyre en Fulgencio Batista: From Revolutionary to Strongman, sabía administrarles su ración de aceite de castor a los detractores que se pasaban de rosca. Pero tenía a su favor su fama de "hombre fuerte", idónea para poner coto al pandillerismo (heredado de los auténticos Grau y Prío), y de gobernante eficaz y moderado, además de unos índices de popularidad menguados pero todavía bastante altos.

Tras el incruento madrugonazo del 10 de marzo, ante el cual las escamadas masas populares reaccionaron con una mezcla de apatía y alivio, se abre un período de turbulencias a manos de una variopinta amalgama de aprendices de brujo revolucionario de clase media a alta: profesionales de la rebelión armada, partidarios de una supuesta ortodoxia mambisa, sociatas, estalinistas, gánsteres y terroristas de distintos pelajes. A ellos se sumaba una masa ecléctica de los ilusos y estultos de todos los pelajes. En el otro extremo del espectro político, tensa la cuerda una intelectualidad moralista, retórica, eurocéntrica hasta el mimetismo, que antepone a la realidad nacional una especie de "ciudad sobre la colina" basada en el presunto legado martiano, exhumado a guisa de "Maestro" inapelable.

Como los ilustradores de la sacarocracia del XIX, so pretexto de las corruptelas (compárese la Protesta de los Trece, verbigracia, con lo que ocurre ahora mismo en el añejo
British Parliament o en las bufonescas Cortes españolas) atribuyen los desajustes republicanos a los malos hábitos del cubano de a pie, a la mescolanza étnica, el clima tropical, la mentalidad animista...

Paralelamente, detrás de los discursos incendiarios de los tribunos populistas (Pardo Llada, Chibás, Roa, Cuchilán, etc.) se oculta el mal disimulado afán aristocratizante de alta cultura, destino manifiesto y pureza de sangre que entre el grueso de los intelectuales. Sirva de ejemplo el malabarismo verbal de la Dra. Vicentina Antuña en la Universidad del Aire al explicar el suicidio radial de Eduardo Chibás (foto del cortejo fúnebre a su paso por la calle 23 del Vedado) a raíz del golpe de estado del 10 de marzo:

"...Y él, cuando consideró que el movimiento de recuperación cívica y moral del pueblo de Cuba era lo suficientemente fuerte para marchar por sí solo (me parece que esa es la lección más grande su muerte), se quitó él, que fue ¨[...¨] el líder más grande que ha tenido Cuba en la etapa republicana".

Culto al suicidio pedagógico.
"Vergüenza contra dinero", rezaba el estribillo electoralista del opulento Chibás: como si ambos términos fuesen mutuamente excluyentes o pobreza sinónimo de honestidad. Cambiando lo que haya que cambiar, retórica y argumentos, pruritos de erudición, apoyo indiscriminado en fuentes europeas, igual que la manía circular de citarse unos a otros o a sí mismos, prevalecen hoy en la UNEAC y la AECC, su metástasis madrileña. Aquella entidad subvencionada menos alérgica a la chusma que ésta.

El segundo o primer mantra pasado y presente, según caso y coyuntura: el enemigo externo. A la cabeza, la Enmienda Platt, derogada desde el 34 gracias a una de las pocas voces sensatas en la Universidad del Aire, el veterano Cosme de la Torriente. Por demás, si no el único, uno de los pocos en insistir hasta el amargo final en una solución negociada, sin hazañas ni sangreros, a aquel transitorio conflicto civil. A diferencia del resto de los contertulios, cuya demagogia magisterial alentaría la violencia estudiantil y cuyas viejas Remington teclearían loas a Fidel y sus "barbudos" hasta la muerte (Elías Entralgo, Medardo Vitier, José Antonio Portuondo, Vicentina Antuña) de sus dueños o el
intempestivo asilo (Jorge Mañach) en alguna embajada sudamericana.

Reales y/o supuestas injerencias diplomáticas de Estados Unidos y la presuntamente "abusiva" actividad de los consorcios industriales, comerciales y bancarios americanos, se da el dilema de que a su ausencia atribuíanse ladinamente antaño los males de la República y hoy--serpiente mordiéndose la cola-- la bancarrota arqueológica del régimen. Sin contar las esperanzas en la supuesta panacea democratizadora del retorno masivo de los otrora "arrogantes" turistas gringos. Paradojas de nuestra no tan (ahí están Eduardo Galiano y el
Manual del idiota latinoamericano) peculiar dialéctica historiográfica. En fin, la causa originaria como remedio homeopático contra la enfermedad...

La Habana de los años 30



Pregunta: ¿Por qué, a la par con el Batistato, se vino abajo tan fácilmente la Segunda República? Respuesta: Entre otros motivos, porque en el fondo nuestras volubles "clases vivas" (todavía cadáveres más bien políticos) y nuestra intelectualidad de origen hispano (incurablemente eurocentrista todavía) no la querían.

¿Una mulatocracia en auge y un mulato como "Padre de la Patria"? ¡Changó y cierra Cuba!
Contra aquella sociedad de origen plebeyo, sin gringofobia y materialmente en alza, albergaban rencores inconfesables. Fieles a un recóndito grito de "Amamos las caenas", inconscientemente resolvieron refundarla sobre cimientos más caucasianos. Apostaron al perfil grecolatino de Fidel. A despecho de unos antecedentes gansteriles aireados en Bohemia, Carteles y el resto de la prensa republicana. Por ende, de sobra conocidos por los más cultos.

Cuando por fin reaccionaron, estaban ya tan divididos por sucesivas traiciones mutuas que no les quedó otra que perderse del Morro. Y así hasta el sol de hoy: batistianos leales contra batistianos desleales; auténticos y ortodoxos contra batistianos, exilio duro contra exilio blando, insulares contra exiliados, moderados contra radicales, apolíticos contra disidentes, disidentes contra disidentes, pobres contra ricos, cultos contra ignorantes...

Pero todos casi tan alérgicos al debate abierto y la verdad como nuestra Némesis castrista. Tabú maniqueísta de rozar a alguien ni con el pétalo de una rosa. O se es noble sin tacha, o se es villano de una pieza. Ambas cosas a la vez, imposible. Dentro de las filas disidentes o los gremios culturales, no se huelen hedores, no se oyen críticas, no se ven defectos: "To er mundo e güeno", como dicen los andaluces. Y quien ose alegar lo contrario, agente de la Seguridad o de la inseguridad.

Igualitarismo a ultranza: "¡Abajo el que suba!", diría Franco con su cínica franqueza castrense. Por fortuna, recién empiezan algunos historiadores a abrir los ojos ante ese fallo civilizatorio de la cubanidad. En cambio, se diría que el grueso de la oposición interna y el exilio los cierran a porfía, mientras que la inmensa mayoría más uno de los intelectuales más bien sacan partido del equívoco, dejándose sobornar a discreción en "ambas orillas de la cultura cubana". De preferencia, simultáneamente...

A sus ojos voluntariamente estrábicos, la culpa del triunfo y longevidad del castrismo la tienen, por un lado, Batista y los batistianos, con los cuales, sin embargo, se hizo tabla rasa el año cero de la Revolución; por el otro, el embargo norteamericano, del cual positivamente hace rato que apenas queda en pie el cierre financiero. Amén de que el "Norte revuelto y brutal" es la única puerta abierta que les queda abierta a los cubanos.

Y es que, a decir verdad, los cubanos, ingratos a matarnos, no hemos traicionado a su sombra porque no se deja pillar por sorpresa. Que si no, hasta nuestras siluetas se tambalearían con un puñal cimbreante entre los omóplatos. El resto es comedia. Prueba de ello es que, de un tiempo a esta parte, vuelve a hacer furor la vana esperanza en las carticas ambiguas al rey mago Raúl...


La Habana de hoy (Rolando Laserie: "Las cuarenta")



Si ahora, al racionamiento de artículos de uso y consumo, la "estática milagrosa" de la arquitectura (colonial, neocolonial y prefabricada), el énfasis gubernamental en la disciplina laboral y social del "hombre nuevo" guevariano, el altísimo porcentaje de población penal, la militarización de la sociedad y el éxodo masivo hacia Estados Unidos y España, el lector se digna añadir la esperpéntica persistencia del imaginario y la retórica subversiva de la llamada "Generación del Cincuentenario" (martiano), llegará por sí sólo a la siguiente conclusión: el castrismo merece un "suspenso" en la implacable asignatura arqueológica, de que el 20 de mayo de 1902 se abrieron realmente de par en par a la Isla las puertas del progreso; el uno de enero del 59 se cerraron hasta quién sabe cuándo.

A riesgo de cabalgar sobre el tigre castrista, tanto insistieron los cubanos prominentes que acabaron convenciendo a la plebe hedonista de que todo iba de mal en peor y era preferible botar a la criatura junto con el agua de la fuente.

Chibás, citado por la Dra. Antuña (Vicente Echerri y Marifely Pérez-Stable, con sus sofismas de corta y pega, son sus mejores epígonos académicos en
Encuentro en la Red) en la mencionada ponencia: "hay que talar y destruir primero para desecar el pantano". La tala se hizo en un par de años ; el calvero resultante lleva medio siglo a la espera de que lo urbanice otro 20 de mayo. "El sol del mundo moral" de los Vitier quema y relaja infinitamente más que el trópico. Entretanto se vuelve a enfríar, a seguir lidiando sine die con el tiburón castrista, que bañarse "se baña" pero, a diferencia del general Gómez, maneja a su antojo el presupuesto nacional y apenas "salpica".

Saturday, 16 May 2009

"Le amanso el cráneo; lo acuesto / Acuesto al muerto a dormir."

A propósito de la efemérides martiana del 19 de mayo
Por Jorge A. Pomar, Colonia


El hombre de actos sólo respeta al hombre de actos. El que ha encarado mil veces la muerte y llegó a conocerle la hermosura, no acata ni puede acatar la autoridad de los que le temen a la muerte" / "La razón si quiere guiar, tiene que entrar en la caballería y morir para que la respeten los que saben morir".
José Martí


Lleva razón Oscar Mario en Baracutey Cubano cuando hace hincapié en el origen fraudulento del presunto ultraje cometido por un par de marines ebrios que se encaramaron en la estatua de José Martí en el Parque Central. Sin embargo, como sin duda sabe el lúcido y bien informado autor, el epíteto bíblico "apóstol" --popularizado por el liberal Jorge Mañach en su célebre biografía-- garantizaba de antemano el alboroto provocado por la burda patraña mediática urdida por el joven Fidel Castro y un par de secuaces. [Martí rebelde, Carlos Henríqez.]

El próximo martes 19 de mayo se cumple --si no he contado mal-- el 114 aniversario de la drolática (desobediencia, caballo desbocado, ataque a lo loco) caída en combate de don José Julián Martí y Pérez en la escaramuza de Dos Ríos. Greñuda ocasión para el usual deshoje de la margarita a ambos lados del estrecho de La Florida con Martí en el centro del círculo de tiza, tironeado a porfía con similar argumentación épica hacia un lado y hacia el otro por encarnizados hagiógrafos contrapuestos.

Anticipándose a un nuevo episodio de la manida polémica entre hagiógrafos concordantes, mi Alter Ego aprovecha el convite involuntario de Oscar Mario para discordar una vez más, con riesgo calculado de incordiar a la vez a tirios y troyanos. Seré breve. Cuestión de arrojar la manzana de la discordia y retirarme a las gradas a ver si esta vez ocurre en el ruedo algo fuera del guión tradicional. Al grano...

El éxito del imaginario castrista remite al propio Martí en vida, hijo de españoles leales a la Corona paradójicamente empecinado en proyectar, a golpes de pluma de cara a la posteridad, su propia imagen mesiánica a semejanza del Moisés hebreo. Pero tiene su causa principal en el culto colectivo a su persona, instrumentado ex cátedra y tribuna tardíamente (en verdad, fue un líder controvertido a los ojos de muchos mambises
desde el altercado con Maceo en La Mejorana) a partir de los años 20-30 por la revancha española, la demagogia nacionalista de las elites criollas y el esnobismo izquierdista de los "pinos nuevos" republicanos.

Mella, Torriente Brau (su papel en las Brigadas Internacionales a favor del bando republicano durante la sangrienta Guerra Civil española aún está por dilucidarse), Villena, Guiteras, Grau, Chibás, Roa, Marinello, Rodríguez, Antuña, Aguirre, Echeverría y el resto de estridentes voceros auténticos, ortodoxos, universitarios y marxistas eran todos martianos, nacionalistas, antigringos, sociatas e incluso "internacionalistas". ¿Qué de raro hay en que aquellos estudiantes revoltosos apendiesen al pie del Alma Mater a hablar antes de pensar, a matar antes de dialogar, a conspirar antes de ganarse el pan?

("Vergüenza contra dinero", chillaba hasta la ronquera por radio el casto Eduardo Chibás, martiano hasta el tuétano. Burdo sofisma populista: se puede poseer o
--como la inmensa mayoría de los habitantes de la Isla y no pocos fuera de ella-- carecer de ambas cosas a la vez. Como dice el refrán, "Aquellos polvos trajeron estos lodos".)

Esa triada letal, hilo conductor del enlace con el vigente ideario castrista, arruina a la otrora próspera Perla de las Antillas desde hace más de cincuenta eneros. En síntesis, a fin de evitar que su falsa sobrehumanidad siga haciendo estragos después de los hermanos Castro, urge apear al Martí de los avatares estoico (el sentido del humor brilla por su ausencia en sus Obras Completas), romántico (claro desfase epocal en su prosa) e intransigente (el de la "guerra necesaria" y las citas del exergo) de ese inaccesible pedestal escolástico tallado en nuestras cabezas desde el jardín de la infancia hasta la universidad.

[Oscar Mario (foto de al lado), Baracutey Cubano, 15-05-2009: "El 11 de marzo de l949, durante la presidencia de Carlos Prío y en un clima de total libertad, el ultraje a la estatua de Martí por dos marines norteamericanos endrogados levantó un revuelo de protestas y disturbios que puso en riesgo la estabilidad pública. Hasta el embajador norteamericano de entonces se vio forzado a participar de los actos de desagravio. La propaganda totalitaria antinorteamericana le ha sacado mucha, pero mucha 'lasca' al asunto.

La idea parece habérsele ocurrido a Alfredo Guevara, que se la transmitió a Baudilio 'Bilito' Castellanos, aunque puede haber sido ideada por alguien de la agiprop del PSP, quien inmediatamente fue a ver a Fidel Castro, que formaba junto con los otros dos un trío inseparable en la Universidad de La Habana. Fidel inmediatamente consiguió a un fotógrafo callejero de apellido Chaviano y lo tuvo a la espera desde el día 10, logrando su objetivo en la noche del 11 de marzo".]

Operación profiláctica que presupone lo que casi nadie hace: leerlo más y citarlo menos. En modo alguno, resto al "Santo de América" méritos patrióticos (consagró su existencia a la causa), didácticos (divulgó como pocos coetáneos el genio de su época finisecular) o literarios (gran poeta modernista, y sensualista, faceta lírica que más me agrada de sus versos). Antes al contrario: sencillamente, sugiero devolverle su compleja estatura humana, mucho más rica, por contradictoria y polifacética, que la del marmóreo difunto de una pieza que, según reza un macabro danzón, "no debió de morir, ¡ay de morir!" Y en efecto, no ha muerto; para su mal y el nuestro...

Humanizándolo sin contemplaciones, le pondríamos a salvo de manipulaciones pasadas, presentes y futuras, siempre ruinosas para una cubanidad de a pie que ahora mismo anda sobrada de metáforas patróticas pero apenas tiene al alcance de sus mandíbulas el hambre racionada a la vista en las desiertas estanterías de esa bodega tal como lucían hace poco en el barrio habanero del Vedado. [Foto de Cubanet: Pinche sobre la imagen disfrutar la panorámica del local con lujo de detalles.]

(De ahí que el post anterior del Abicú sobre el tema se titulara "Un plato de puré de San Germán para el Apóstol por cortesía de Medvédev". El presidente fantoche putiniano recién había anunciado el flete a La Habana de un donativo de 25 mil toneladas de los granos secos más asiduos a las mesas plebeyas de la Isla durante el último medio siglo. Aludía a la irreverencia de ciertos pícaros incógnitos, consistente en ponerle clandestinamente un plato de chícharos al busto del Apóstol a guisa de castigo culinario por haber soñado la Cuba de Fidel.)

¿De qué le sirve, por ejemplo, al famélico Pánfilo, encarnación del Liborio socialista, el adagio martiano de "Ser libres para ser cultos"? ¿Idealismo a pulso con "Chispa de Tren" en el estómago vacío? ¡Joder! Peor: incluso teniendo el estómago pasablemente lleno, ¿son acaso más libres y dignos los miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), los empleados y colaboradores de la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC)?

Lo que no quita que, cada cual por su lado y a porfía, se proclamen por separado, a más de martianos de pura cepa, cuantitativa y cualitativamente representantes de lo más granado de la "cultura cubana de ambas orillas". Y de ese afán oficial por exigirle a la Casa Blanca, no ya diálogo incondicional, sino por añadidura --sea porque se considere al Palacio de la Revolución angelical o diabólico; "tanto monta, monta tanto"-- ahora sin concesiones de ninguna clase por la parte cubana. Demanda equivalente a pagar promesas al santo o pedir limosnas con escopeta, según el caso.

Añádase el dato estadístico de que --diga lo que diga quien lo diga-- la inmensa mayoría de nuestros egresados escolares jamás se toma la molestia de volver a abrir un libro de Martí hasta el fin de sus días. Poniendo al exaltado autor de "Yugo y estrella" en su justo tiempo humano sobre las páginas de nuestros textos pedagógicos e historiográficos, quedaría más espacio hagiográfico disponible para resaltar vidas y obras de un sinfín de personajes ilustres injustamente echados al olvido bajo la sombra absorbente de la idolatría martiana. [Foto: Profanación de la estatua de Martí en el Parque Central.]

Según como se les mire, pueden ser de menor talla romántico-heroica y, desde luego, nada mesiánicos. Por esa misma razón, son portadores de enfoques menos librescos y más pragmáticos. Por ende, más a tono con nuestra prosaica idiosincrasia y "horrorosa división". Vale decir, con esta posmodernidad relativista, el legado de próceres menores sería el antídoto idóneo contra los delirios patrioteros del castrismo terminal.

Por lo demás, redimensionar a la baja al
descomunal fetiche martiano nos devolvería a nosotros mismos nuestra real estatura de individuos comunes y corrientes, sin ese maniqueísmo del "Apóstol", sin esa belicosidad obsesiva que consumió al hijo de Leonor y Mariano. Por lo demás, el creciente flujo migratorio hacia Estados Unidos y España es un rotundo mentís a su proyecto de nación. El entusiasmo popular suscitado a todo lo largo y ancho de la Isla por la Ley de Nietos ha venido a ponerle la clásica tapa al pomo semicentenario del castrismo: dentro se revuelve, engulléndose la cola, la culebra histórica cubana.

Al Martí romántico lo empujó a inmolarse a destiempo el choque en vivo con la cruda realidad en la manigua redentora. Irónicamente, esta tajante confesión del general negro Guillermo Moncada: "...le digo que en Cuba hay una división horrorosa", no en balde citada entre los apuntes del Diario de campaña --sin duda, uno de sus textos más realistas-- se nutre hoy también del culto acrítico a su figura, de ese estrafalario epíteto neotestamentario que le endilgara el retórico Mañach.*

¿Del tirano? Del tirano
Di todo, ¡di más!; y clava
Con furia de mano esclava
Sobre su oprobio al tirano.

Estricto sentido, nadie que no combata con las armas en la mano (¿dónde están a día de hoy nuestros héroes?), o como mínimo se muestre verbalmente intransigente con el Palacio de la Revolución, tiene derecho a llamarse martiano en alguna medida. Habida cuenta de que el motivo dominante de la rebelión sangrienta en
Abdala, drama alusivo de ambiente árabe escrito a la tierna edad de 15 años, da fe de la precocidad de esa obsesión tiranicida que permea su poesía y su prosa.

El "Apóstol", qué duda cabe, era cualquier cosa menos "progresista", "pacifista" o "políticamente correcto" en el sentido peyorativo actual: toque
a degüello, carga al machete, metralla, atentado, cadalso y paredón, todo era lícito a sus ojos en tratándose de ajusticiar a déspotas o morir en el intento. Saña vindicativa siempre acoplada a otra omnipresencia sadomaso en la obra martiana: el martirologio y la muerte.

Como en los poemas "Los dos príncipes" y "Los zapaticos de rosa", (insuperables desde el punto de vista estético pero de dudosa pedagogía escolar), de su tanatomanía no se salvaban ni los colegiales de la enseñanza primaria. Para consolarse a sí mismo, y al resto de los combatientes en constante peligro, concibió una especie de marcial sobrevida marmórea. De esa mística estatuaria del martirio (recordar aquí el regodeo morboso, literalmente espírita, con la visión anticipada de su propia tumba con "un ramo de flores y una bandera") no dejan duda estas estrofas tétricas del poema XLV de los Versos sencillos (pinche abajo para escucharlo en boca de Carlos Muñiz):

"Sueño con claustros de mármol"

En efecto: enclaustrado
al pie de su gigantesco obelisco de mármol en la Plaza de la Revolución, sobremuere cada día contemplando allá abajo (si fuere cierto que ve desde el Más Allá) medio siglo ha el cuadro espeluznante de tantos Pánfilos (negros, mulatos y blancos) sin patria pero con amo; sin "dignidad" y con poca (y mala) "jama". O bien, dispersados a los cuatro vientos castristas. ¿Habrá prueba más patente del fiasco de su presunto apostolado?

Aquellos
prematuros furores martianos no eran simples arrebatos juveniles: delegado del Partido Revolucionario Cubano, el Martí maduro a punto de inmolarse por impaciencia e impericia en Dos Ríos abominaba de las ofertas de paz sin independencia, considerando alta traición cualquier tentativa de diálogo con Madrid. Con amenazas de aplicarles todo el rigor marcial a semejantes infractores. Ni siquiera a su amada esposa Carmen Sayas Bazán, madre del Ismaelillo del poema homónimo, le perdonó el poeta el desliz de haber intercedido por la suerte de su temerario consorte ante las autoridades coloniales...

Y eso que, a diferencia del Magno Paciente, pese a su mala prensa y peores estrategias de contrainsurgencia el capitán general Valeriano Weyler (Mi mando en Cuba, sus memorias de la guerra siguen siendo un texto prácticamente desconocido entre nosotros), de filia liberal para más señas, distaba bastante de ser un ogro, ofreciéndole al mando insurrecto un pacto decoroso con garantías legales y estimables concesiones políticas.

Como sea sabe, aunque a la sazón gobernaba en el Palacio de los Capitanes Generales el conciliador Ramón Blanco Erenas, la respuesta realista del mando mambí,
de nuevo con el agua al cuello y temeroso de una reedición del Pacto del Zanjón en 1898, fue optar por el mal menor y abrirles las puertas de par en par a los Rudos Jinetes de Teddy Roosevelt.

Fazit:
cuando era factible
negociar con provecho y dignidad, los cubanos nos decantamos por la guerra Ocurrió también con Machado y Batista. Mientras que hoy en día, cuando tenderle la rama de olivo al Gobierno es un gesto comprobadamente inútil...

Dejémos ahí esa paradoja criolla. Otrosí, se puede ser "hombre de actos" sin serlo de horca y cuchillo. Basta con no acaparar todo el crujir de dientes para uno solo y apostar en forma coherente, sistemática y pública por la libertad sin etiquetas. Si además se tiene el coraje civil de opinar dando las señas personales, requisito incumplido por la legión de los que prefieren el anonimato, ya se puede uno autoproclamar martiano a medias.
Con todo, no le vendría mal al candidato un toque adicional de sentido humor. Plus una pizca de la entre nosotros rara virtud de sufrir roces de pétalos de rosa sin perder compostura y amistad.

Huelga aclarar que mi Alter Ego y yo, más bien adictos al poeta sensual, no se consideran en absoluto martianos: individualistas contumaces, antes de hacer suyos cualesquiera credos ajenos, vengan de Dios o del Diablo, han de pasar primero por sus cribas encefálicas y luego enquistárseles en las vísceras. En suma, no pretendo aquí secuestrar a Martí para uso propio ni dejárselo por entero al castrismo y sus émulos de la oposición. Empero, "Al César lo que es del César": démosle la parte del legado que en buena ley le cuadra y corresponde.

A saber, sin remilgos entregarle al panteón gubernamental el visionario teleológico de la "tierra prometida" y la "misión histórica" de la cubanidad. Ese conspirador megalomaníaco, ya entonces fantasioso y trasnochado, descubre su recóndita fibra peninsular a título irresponsablemente póstumo en aquella fatídica carta-testamento a su "hermano queridísimo" (poseer un sinfín a fuerza de cumplidos formaba parte de su peculiar estrategia de poder) Manuel Mercado.

Por desgracia, la misión preventiva de "...impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América" se cumpliría trágicamente al revés: Cuba como foco originario de la peor pandemia político-ideológica en Sudamérica... [Cuadro: Muerte de martí en Dos Ríos, Carlos Henríquez.]

Así las cosas, visto que se han puesto de moda entre nosotros, no ya el repudio al recurso interno a la "partera de la historia" y la consiguiente deslegitimación de la rebeldía martiana en el seno del movimiento opositor, sino también los petitorios intelectuales al César y los llamados externos "al diálogo, la concordia y la paz social", ante los previsibles aspavientos conmemorativos por la efemérides luctuosa del 19 de mayo insisto abicuerilmente, por enésima vez, en la imperiosa necesidad de seguir el sabio consejo contra el delirio tremendo que se da a sí mismo el mártir (cuasi suicida) de Dos Ríos en estas elocuentes estrofas del más leído de sus poemarios:

Yo tengo un amigo muerto
que suele venirme a ver:
Mi amigo se sienta y canta;
canta en voz que ha de doler...

En cuanto llega a esta angustia
rompe el muerto a maldecir:
le amanso el cráneo, lo acuesto,
acuesto el muerto a dormir.

*************************************************************************
* Para enterarse de buena tinta de cuán voluble era el autor de Martí, El Apostol recomiendo conseguir y leerse un par de transcripciones de las conferencias para la Universidad del Aire, presididas por él y transmitidas en el horario estelar dominical por CMQ, primer canal de la TV republicana. Por cortesía del lamentablemente extinto Archivo Cubano de Colonia, obra en los anaqueles de la biblioteca privada del Abicú el precioso tomo empastado correspondiente al 52.

Sí, señor, el del año del incruento madrugonazo del 10 de marzo. Ni que decir que los ponentes, exentos de represalias castrenses en tanto que tribunos intelectuales,
reivindican acríticamente el ideario revolucionario martiano, prodigándose en lugares comunes contra los mandatarios anteriores y arrastrando por el suelo al jefe de los golpistas. Mi ilustre tocayo liberal, destacado ilustrador de la Revolución del 59, vitoreó hasta desgañitarse al Mesías triunfante de la Sierra Maestra, cavando él también su propia tumba antes de asilarse a las volandas aquel mismo año de la apoteosis de su aventajado pupilo. ¿Demasiado Martí incluso para un biógrafo liberal con ínfulas de revolucionario?

Tuesday, 12 May 2009

Crótalos anidando impunes en el ancho seno de la oposición interna...

Un sofisma diversionista inquietante para el 2009

Jorge A. Pomar, Colonia

La noticia de la Agencia de Prensa Francesa --reproducida sin comentarios por una redacción de Encuentro en la Red (EER)que se cuida de dar aquí puntada con hilo invisible-- le dio la vuelta al mundo y reza así: "Opositores cubanos pusieron en tela de juicio la voluntad política del gobierno de Raúl Castro en su diálogo con la Unión Europea (UE), cuya 'troika' se reunió este lunes con el canciller Bruno Rodríguez en Bruselas". El párrafo introductorio parece inocuo pero, como enseguida se verá, oculta entre col y lechuga el sofisma más inquietante echado a rodar este año a través de dos esfínteres orales pseudodisidentes.

Por la contrainteligencia castrista, como es de suponer. Ruego al lector perdone la insistencia en un tema ya aludido de pasada en el post anterior. Sencillamente, las verdades, pedestres y desagradables por naturaleza, requieren más reforzamiento que las mentiras. Más aún si, como en el caso que nos ocupa, éstas últimas intentan pasar la barrera de la conciencia de puntillas, como un fugaz mensaje subliminal que deja una falsa impresión positiva en
el subconsciente del lector desprevenido.

Pongámosle asunto al --a menudo para tales
menesteres oblicuos-- citado en EER Manuel Cuesta Morúa, líder del multitudinario y floreciente micropartido Arco Progresista: "...estabiliza el diálogo y el intercambio, más importante para la democratización que reanimar la confrontación. [...] Se deben aprovechar todas las mesas que este diálogo puede establecer para avanzar en los temas de la democratización, un avance que por supuesto va a ser crítico porque el Gobierno cubano no acepta todo lo que supone la normalización de Cuba como Estado en la comunidad internacional".

Sobre todo no acepta repartirles a los hambrientos el
POCO DE JAMA que pedía a gritos hace unos días en un agromercado habanero ese negro irreverente --nada catedrático, por cierto-- bautizado con el seudónimo de "Pánfilo". Brilla también en el texto por su puntual coincidencia con la Moncloa esta otra perla del diversionismo abstruso salida poco antes de la lengua bífida del portavoz del Partido Arco Progresista: "Asombra que la cuestión de los presos políticos se entienda en términos políticos, cuando debería entenderse en términos humanitarios".

Amén de la ruidosa contradicción en los términos, asombra ese asombro paradójico: ese solemne, anacrónico niche catedrático del bufo decimonónico no sólo no deja margen siquiera a la decencia minimalista (palabro que a buen seguro contará con su docta venia) de reclamarle al Gobierno una amnistía incondicional, sino que de facto los equipara a vulgares delincuentes comunes confesos y convictos.

Como recordará el lector memorioso, ese otro sofisma encabeza el pasado 24 de abril la noticia en EER sobre la opinión de la cancillería española en el sentido de excluir por el momento (hasta quién sabe cuándo) de la agenda de diálogo de la UE con los hermanos Castro la
"liberación inmediata" de centenares de prisioneros de conciencia reconocidos como tales allende los mares. (A los no incluidos en esos listados elitistas que los parta un rayo.)

Pero, para que los testaferros de la Universidad de Ciencias Informáticas y los jaleadores anónimos de la benemerita Asociación Encuentro de la Cultura Cubana no le endilguen el socorrido sambenito de piolo racista a mi caucasiano Alter Ego, a guisa de pendiente, completo la clásica pareja blanquinegra criolla con una cita afín no menos hectoplasmática del incorregible Eloy Gutiérrez Menoyo, ex comandante rebelde del Escambray ("comevacas", según la terminología guevariana), invasor de opereta, preso político, exiliado y actual contemporizador in sito de inmaculada "limpieza de sangre".

Subiéndole la parada zapaterista a Cuesta Morúa, dice así ese blanco rastacueros al frente de Cambio Cubano en el suelto encuentroso de marras:
"Si en un momento dado, el diálogo con la oposición independiente puede entorpecer en algo, yo estoy de acuerdo en que no se establezcan contactos... Aunque el gobierno español no pida ahora su liberación, es algo que debe estar latente, porque todos tienen familiares y siempre deben hacerse gestiones".

Sibilino sofisma para marcar la diferencia, sembrando la semilla de la discordia con el resto del liderazgo opositor en este como en cualquier otro tema de interés. ¡Genial! A más de eficaz, habida cuenta de que rige en la Isla también para los adversarios del régimen el riguroso principio del no
comment entre compañeros de causa. Por si quedaran dudas acerca de la existencia de un guión diversionista de apoyo al "diálogo", para uso a discreción de la llamada "disidencia moderada", ahí está de nuevo en labios disidenciales más castizos la solución humanitaria del problema del presidio político.


La diplomacia obsecuente de Miguel Moratinos dándose oportunamente lengua y mano con la propuesta de canje a Obama por los cinco chivatos condenados en Estados Unidos. Ambos actores, Cuesta Morúa y Gutiérrez Menoyo, siguen al pie de la letra el mismo guión magistral diseñado al alimón por amanuenses del Palacio de la Revolución y la Moncloa. Ambos crótalos anidan impunemente en el ancho seno de la oposición interna. Su veneno no mata pero, en dosis continuas, neutraliza a la víctima, atontándola por larga data...

Nota bene: Cuesta Morúa sería un pintoresco agente provocador seleccionado por la Seguridad del Estado para sembrar, al interior de Isla, la confusión permanente en el seno del movimiento disidente. De cara al extranjero, el color azabache de su piel, su origen humilde y sus galimatías permiten amparar las bobbierías (ha escogido como mentor al filósofo italiano Norberto Bobbio) del Partido Arco Progresista detrás del escudo protector de la political correctness. Notoriamente, jamás ha pasado por las ergástulas del régimen y no en balde se cuida tanto de tematizar el tabú racial castrista frente al nigger Barack Hussein.

Dicho de otro modo: cualquiera que intente desenmascararlo corre el riesgo de verse pegar la infamante etiqueta de racista. En contraste, Gutiérrez Menoyo, figura de identificación con la Península por derecho de nacimiento, ofrece la ventaja adicional de estar legitimado por la doble garantía de sus antecedentes guerrilleros y un largo cautiverio político del que saliera por gestión del ex presidente socialista español Felipe González.

Sin desdoro de suspicacias suscitadas por su errática trayectoria y controvertida decisión de repatriarse, su castellana (nació en Madrid) tozudez dialoguera se explica más bien porque es un representante impeniente de la credulidad y volubilidad características de aquella generación "revoliquera" que ayudó ayer a los hermanos Castro a hundir a la Segunda República y les ayuda hoy a aplazar hasta las calendas griegas el advenimiento de la Tercera...

Friday, 8 May 2009

¿Por qué Concilio Cubano es la esperanza liberadora?

Por Lázaro González Valdés, Miami

[Al anunciar el reciente relanzamiento del que sin duda fue el mayor foro alternativo de la Isla, el autor analiza las causas de su decadencia en 1996 (labor de zapa de la contrainteligencia, demagogia, incontinencia verbal, el afán protagónico, etcétera) acierta a describir el estado actual de la oposición y traza la que, a criterio del Abicú, sería la única estrategia capaz de cohesionar al movimiento disidente y proporcionarle suficiente poder de convocatoria como para hacerse respetar dentro y fuera de la Isla, merecer apoyo popular y reconocimiento diplomático, e influir en el curso de unos cambios puestos en el orden del día por el calendario biológico.

Por nuestra parte, nada que objetar a un proyecto de mínimos, liberal en el sentido más estricto del concepto. (Amén de que, en medio de la mística obamita, les sale oportunamente al paso a los elebrestados partidarios del diálogo a ultranza con el gobierno sin nada que poner a nuestra vez sobre la mesa de negociaciones.) Salvo quizás un par de precisiones de cierta importancia: (1) "No acusar sin pruebas a otro compatriota" debe implicar la admisión del derecho a la crítica abierta, pública, a fin de poner coto a la demagogia, el diversionismo y la penetración policial. ¿Dialogar con el Gobierno sin entederse entre opositores? (2) El hecho de que todos tengan "voz y voto; derecho a elegir y a ser elegidos; igual espacio y tiempo para exponer sus ideas y propuestas" no presupone falta de liderazgo y meritocracia.

Sobre todo, teniendo en cuenta que Concilio Cubano no es un parlamento libre sino un foro ilegal bajo un régimen totalitario, o sea, de carácter forzosamente conspirativo, se requiere una élite egregia firme basada en el talento político, la fortaleza de carácter y la voluntad de poder en lugar de un extemporáneo ejercicio igualitario del derecho a meter la cuchareta sin ton ni son que como de costumbre entre fanfarrones y seminanalfabetos políticos criollos, degeneraría de entrada en un talk show sin otra finalidad que marcar cotos imaginarios y sonar a título personal en la prensa occidental. Tales malas hierbas retóricas, endémicas en el movimiento disidente, matan en la cuna cualquier esfuerzo contestatario plural.

El debate, la crítica interna, la polémica foral, es el mejor antídoto contra los agentes provocadores. Como el lector puede colegir repasando aquí el listado de los miembros del antiguo Concilio, junto a nombres incuestionables (Morejón Almagro, Arcos Bergnes, Martha Beatriz, Raúl Rivero, Vladimiro Roca, Gómez Manzano, Bonne Carcacés y el propio Lázaro González) figuran otros que, por diversas flaquezas, no han resistido la prueba del tiempo. A modo de aclaración: lejos de pretender ser exhaustivo, haber sido excluido del paréntesis anterior tampoco acusa ni exonera de por sí a ninguno de los ciento y tantos miembros originales. Cada cual (y el lector al corriente) sabrá a qué atenerse al respecto.

Tampoco procede, desde luego, lanzar todos los años un programa de transición distinto con entes idénticos y/o diferentes, convocar congresos virtuales por separado sobre el mismo tema ni rebajar cada vez más las expectativas. Verbigracia, la amnistía incondicional para los prisioneros de conciencia a la categoría de dádiva humanitaria, como propone ladinamente el dizque "socialista democrático" Manuel Cuesta Morúa en Encuentro en la Red.

Detrás de semejante despelote buenista se oculta el deseo de preparar a la disidencia y a la opinión pública de cara al probable reestreno de una añeja táctica del Palacio de la Revolución: canjear presos políticos por visitas o gestos de buena voluntad de parte de estadistas de Estados Unidos (Obama, por ejemplo) o la Unión Europea. Agente y fuente revelan de dónde viene la orientación.

Por eso, saliendo de los nichos ideológicos, es preciso hablar de una vez a una voz, transmitir por todos los medios, con paciencia e insistencia, un mensaje simple, sin recovecos para la doblez y los malabares retóricos de gentes abstrusas y culteranas. Vale decir, prosaico y pegajoso pero a la vez inconfundible, unívoco y al alcance del cubano de a pie.

No son los disidentes quienes deben hacer concesiones, sino el Gobierno que, como bien dice el autor, al cabo de medio siglo no está por la labor. Por tanto, habrá que arrancárselas. Otrosí, disiento en cuanto al rechazo programático de Concilio Cubano a una posible rebelión militar. Tal como están las cosas, en principio habría que apoyar sin reservas a cualquier grupo de oficiales insubordinados.

Digo más: es un recurso legítimo estimularlos, incitarlos bajo cuerda (al menos desde la seguridad del exilio) a derrocar al generalato raulista, visto que el régimen se sustenta en las armas y quienes se atrevan a intentarlo difícilmente superarían la plusmarca continental de egomanía, autoritarismo represivo y desdén por la plebe impuesta en la Isla por los hermanos Castro. La política, acabemos de entenderlo de una vez por todas, dista mucho de clasificar entre las ciencias exactas. Es más bien un juego peligroso donde sólo ganan los que, ocasión mediante, se arriesgan a apostar fuerte y en serio.

Si bien, esta vez jugaríamos todo el tiempo con los ojos bien abiertos. Incluso en la harto improbable e infeliz (debido a nuestra proverbial fatuidad e ingratitud hispánicas) eventualidad de que desembarcaran los marines, a buen seguro el Abicú y su Alter Ego no correrían a inmolarse al pie de la bandera de la estrella solitaria...

Finalmente, agradezco de todo corazón al autor, ex prisionero de conciencia como mi Alter Ego, la gentileza (y el coraje, porque de sobra se sabe que El Abicú Liberal es un blog maldito, puesto en sordina por el régimen y sus testaferros exiliares, donde ningún "moderado" respetable desea verse publicado) de haberme hecho llegar el texto. Lo divulgamos con retraso, despojándolo, con la venia inconsulta del amable Lázaro, de citas ajenas, reduciéndolo al hueso autoral. Pero, entre otras fuentes, se lee íntegro en Cubanet. Pinche aquí para acceder al portal de Concilio Cubano e informarse en detalle acerca de la iniciativa, los estatutos y la historia del foro de marras.

El Abicú]

**********************************************************

¿Por qué Concilio Cubano es la esperanza liberadora?

Lamentablemente la generalidad de los cubanos ha perdido la autoestima, y la confianza en su capacidad para echar del poder al criminal partido comunista (PCC) que viola los derechos humanos.
La excepción a ese síndrome de res mansa rumbo al matadero está compuesta por la disidencia, la oposición, la prensa independiente y otros brotes de asociación al margen del control absoluto del PCC tanto en Cuba como en el exilio. Sin embargo este conjunto de agrupaciones no está unido operativamente, ha actuando de forma errática la mayoría de las veces y por lo tanto carece de la capacidad necesaria para confrontar al opresor con resultados positivos.

Entre los primeros procedimientos usados por los cubanos para echar del poder al régimen comunista se destacó la lucha armada convencional, con algún apoyo de gobiernos extranjeros, pero fracasó porque ignoró principios elementales. […] Después de la derrota de los demócratas en Bahía de Cochinos o Playa Girón como se prefiera llamar al hecho, se continuó usando el método de la guerra de guerrillas que tampoco triunfo por la misma razón. […]

Otro modo de enfrentar al PCC que no ha prosperado consiste en alentar a los militares comunistas para que den un golpe de Estado, al Estado (léase también partido comunista) que los exaltó a la condición de élite privilegiada en el contexto de miseria premeditada y científicamente causado por el PCC para desarraigar al pueblo a fin de garantizar su completa sumisión política, económica y social.

Disidentes y represión / TeleMadrid

[…] para los cubanos oprimidos la lucha armada sólo sería posible con el apoyo incondicional de una potencia extranjera, posibilidad impracticable en el contexto vigente donde se confirma que ningún gobierno democrático apoya a los luchadores por la democracia de la forma efectiva que sí apoyan los gobiernos marxistas a las guerrillas que tratan de llegar al poder en sus países por vía de las revoluciones. Estas y otras circunstancias ocasionaron que el movimiento pro democracia cubano optara desde 1976 por la única vía disponible para enfrentar al régimen del PCC. Me refiero a la resistencia cívica, desobediencia civil, no-cooperación, acción directa no violenta, oposición pacífica o como se le quiera llamar en consonancia con la forma de pensar de cada cual.

[…] Graves problemas que lastran al movimiento opositor.

El desarraigo de la sociedad cubana

El PCC sabe que podrá usurpar el poder mientras mantenga a sus oprimidos dispersos, sin auto estima y por lo tanto carentes de la confianza y habilidades necesarias para desacatar a la dictadura. Es axiomático que ningún sistema opresivo sobrevive a la desobediencia de la generalidad de sus oprimidos. En consecuencia con este principio es importante que los activistas pro democracia y empresas como Radio y TV Martí se dediquen de forma priorizada a fortalecer a los cubanos oprimidos para sacarlos del estado de desarraigo en que los mantiene el régimen comunista. Cuando ellos recuperen la confianza en sí mismos podrán enfrentarse al opresor.

Para conseguir esa meta es necesario que en Radio y TV Martí se acaben los paños tibios con el criminal PCC. En consecuencia, la programación de esos medios debe diseñarse para educar a los receptores en cómo confrontar a la dictadura. Por lo tanto debe cesar la práctica inútil de “balancear” la programación y las noticias de esas emisoras conforme a los estándares válidos para los medios en sociedades democráticas, pues en Cuba no impera la democracia sino un escenario de guerra irregular entre el PCC y la mayoría de la población.

[…] Por lo tanto los fondos públicos y privados que se reciben para la causa de la democracia en Cuba deben ser usados por sus receptores de forma que la mayor parte de esos recursos se invierta en los grupos internos dedicados a fortalecer a la población restableciéndole su autoestima y enseñándole habilidades para desacatar al arbitrario régimen que la oprime.

La desunión de las fuerzas democráticas

[…] Concilio alcanzó dos metas importantes: la unidad de todos los activistas en Cuba y un plan viable de enfrentamiento pacífico. La frustración de Concilio conllevó la más grande operación de contrainteligencia que se conozca porque ninguna alianza anterior o posterior al Concilio Cubano ha sido tan efectiva.

Retomando el punto inicial, es un imperativo formar una alianza para operar organizada y efectivamente. Por otro lado hay organizaciones de exiliados que --usando fondos públicos estadounidenses-- buscan solidaridad internacional para el movimiento interno, pero en mi opinión el dinero invertido en esos planes es dinero perdido porque es imposible conseguir apoyo para un movimiento dividido desde el 24 de febrero de 1996.

Como se demostró anteriormente: primero hay que conseguir la unidad interna y sólo después de cumplir con esa condición es que el apoyo externo podría servir a la causa. Pero nada ni nadie puede garantizar el resultado. […]

La ausencia de un plan efectivo de liberación

Planes hay muchos, pero efectivo ninguno. Recuerdo algunos ejemplos. Solicitud de Plebiscito en 1988, Concertación Democrática Cubana, Coalición Democrática Cubana, Frente de Unidad Nacional, Foro Cubano, Principios Arcos, La Patria es de Todos, Proyecto Varela, Arco Progresista, Todos Unidos, Diálogo Nacional... El número total de las proposiciones y proyectos de los activistas cubanos no se ha cuantificado pero, después de revisar los archivos de www.cubanet.org , podría alcanzar una cifra de cuatro dígitos. Lo interesante del asunto es que casi todas esas proposiciones presentan alguno de los siguientes errores:

A) Depende para su realización de una buena voluntad que el opresor no tiene ni manifiesta.
B) Asume que el PCC hará reformas democráticas en los ámbitos político, económico y social.
C) Presupone que los usurpadores del poder accederán a realizar elecciones o consultas populares auténticas.
D) Considera que el criminal PCC reformará leyes en beneficio del pueblo que oprime, o legalizará partidos de oposición, o permitirá sindicatos libres, o respetará las libertades básicas, o tolerará a la prensa libre, o liberará a los presos políticos sin condiciones o sin haber expirado sus condenas...

Si el PCC cumpliera con alguno de los incisos anteriores no sería el régimen totalitario que es. La naturaleza de esa asociación comunista es excluyente (léase el Artículo 5 de su Constitución), agresiva e intolerante. Así lo confirma su Historia.

Respecto al caso específico que nos ocupa, el Licenciado Salvador Borrego recuerda: “En Cuba se hicieron reformas fundamentales, profundas, audaces, y se cambiaron todas las estructuras políticas, económicas, sociales y religiosas. Se fusiló a 14 mil anticomunistas; se encarceló a más de 100 mil cubanos; 700 mil lograron huir al extranjero perdiendo todo lo que tenían; se recurrió al apoyo de 30 mil soldados soviéticos de ocupación; se importaron agentes extranjeros para organizar servicios internos de espionaje; se privó de sus fábricas a los industriales cubanos; las tierras pasaron íntegramente a ser propiedad del régimen; las propiedades urbanas también pasaron al poder del Estado; los sindicatos fueron disueltos; los salarios se redujeron; el derecho de huelga se suprimió; se estableció el racionamiento de víveres, ropa y medicinas; los ahorros bancarios fueron expropiados; los ahorros caseros también, mediante el cambio de la moneda circulante; en marzo (1968) más de 50 mil pequeños comercios y misceláneas fueron arrebatados a sus dueños y quedaron en poder del régimen […]”.

Economía, pasado y presente / TeleMadrid (cámara oculta)



¿Qué ha cambiado en Cuba para que algunos compatriotas crean en proyectos imposibles como un diálogo nacional con participación del PCC, y otros cubanos presupongan que existe un ala reformista en el gobierno opresor? Nada ha cambiado. No hay nada nuevo bajo el sol como dice El Predicador. En el movimiento por la democracia en Cuba abundan las suposiciones infundadas y los planes basados en esas arenas movedizas de la irrealidad.

Por lo tanto se impone que los activistas de todas las organizaciones se reúnan para solucionar estos problemas y para establecer estrategias, planes, procedimientos de confrontación, uso correcto de los fondos y unificación de las fuerzas dispersas, entre otras necesidades del movimiento por la democracia. […]

Para avanzar en este sentido le propongo a mis compatriotas el Concilio Cubano, procedimiento donde todas las partes participan en igualdad de condiciones, sin agendas predeterminadas, sin jefes supremos ni estructuras convencionales porque en Concilio todos tienen voz y voto, todos los asuntos se consultan, se debaten, se analizan y se aprueban por decisión de la mayoría, respetando a la minoría que disciplinada y éticamente debe acatar la voluntad de la generalidad. Este procedimiento es prueba de respeto y madurez política.

Sólo tres principios generales prevalecen sobre la mesa del Concilio Cubano: Libertad, Justicia y Democracia para la sociedad cubana. Hasta hoy varias decenas de compatriotas han ratificado (en el caso de quienes firmaron en 1995-96) o han suscrito el renacimiento de Concilio dentro y fuera de Cuba. Es necesario recordar que quienes integraron Concilio entre 1995-96 nunca renunciaron a esta alianza. No se sabe de ningún activista que haya declarado su retiro. Por el contrario, en las biografías de muchos opositores notorios se indica que ellos formaron parte de Concilio y algunos destacan con orgullo el rol que tuvieron en aquellos eventos.

Convoco a reintegrarse de manera efectiva al Concilio Cubano a quienes lo firmaron en 1995-96 y también a quienes no lo suscribieron por diversas circunstancias. Todo el que lea este escrito queda invitado. La noticia debe difundirse para que nadie diga que no se enteró o no lo invitaron. […]