Friday 28 January 2011

Al habla con el intrépido realizador español del cortometraje "Fariñas: El Mulato Indomable"

Yoani gorjea: detenido y liberado el célebre recordista mundial absoluto en ayunos asistidos

Por Jorge A. Pomar, Colonia

"Cuando triunfemos, si ellos, los que hoy gobiernan Cuba, van a ser linchados, yo pondré mi cuerpo para que eso no ocurra... Están interesados en que yo no obtenga el Premio Nobel de la Paz". Guillermo el Coco Fariñas

O sea, que el Abominable Adefesio (para sus admiradores el rostro del futuro insular, tan horripilante como para amenazar con enseñárselo a los mocosos del barrio reacios a tragarse el nauseabundo "picadillo de soya texturizado" de la cartilla de racionamiento) de la Chirusa se propone a sí mismo en el exergo para el galardón pacifista del penitente dinamitero sueco. Pero donde la fundamentación sólo sería cierta a título hipotético, futurible, la perversidad de los aludidos a rescatar es del todo falsa: no sólo están interesados en la candidatura del ex (de hecho, ya vive a cuerpo de general de tres estrellas) teniente coronel de las SS-Calavera castristas sino que, como demuestra fehacientemente el epíteto titular del documental de marras, obviamente están moviendo todas sus fichas mediáticas entre el melindroso progrerío occidental para pasarle alcaudón por paloma al casi siempre conscientemente errático jurado de Oslo. 

Por lo demás, como para frotarse las manos de alegría por el mal ajeno imaginándose semejante venganza criolla. Más aún si, como es de esperar --y nuestro queloidal antihéroe sin duda merece con creces tras haberse chupado por vía intravenosa en sus 134 jornadas de huelga de hambre y sed la cuota de leche que les quitan a todos los niños del suburbio a partir de los siete años--, los chirusanos no le conceden el salvoconducto de gracia para ir realizar su milagro franciscano en la capital y lo cuelgan a él mismo de un farol del parque antes que los habaneros hagan otro tanto con sus (de él, desde luego, no así de la plebe capitalina) bienamados ventrílocuos. 



De todos ahora sí que rajó la muleta de aluminio con esa bola de nudillos ensalivada. Cuesta determinar cuál de los tres es más desaprensivamente pesetero, energúmeno y  mitomaniaco: ¿Guillermo el "Coco" Fariñas, alias "El Abominable Beato Circense de la Chirusa", con sus 23 huelgas esfinterales; Carlos Hernando, con sus fabulosas triquiñuelas para burlar ("...entrando a las tres de la madrugada por detrás", intrépido el gachupín) a los sabuesos de la gendarmería secreta durante el rodaje dizque clandestino en Villa Clara; o el crédulo entrevistador Miguel Pato, que se traga esa fábula para mongólicos sin rechistar?

Margarita Perdigón, Cubanet, 27-01-2010.- El grupo de activistas pro democracia se concentró [Cierto, se nota la presencia del total de figurantes de tercera categoría en la jugosa nómina de los subsidios en especie y divisas. Elizardo Sánchez dixit.]  en el lugar de los hechos, sito en Toscano número 474 entre Rodrigo y Caridad, en la ciudad de Marta Abréu, donde el licenciado Fariñas, subido al techo de un vehículo [¿La camioneta que aparece ahí al fondo, sin soltar la muleta y el bastón?] , arengó a la ciudadanía y cuestionó el actuar de las autoridades... [¡Si será ingrato ese niche fulatre!]

En conversación telefónica [Desde el inmundo calabozo a oscuras, ¿o el gentil carcelero le alumbraba el teclado con un farol chino?] con el luchador [Rancheador, se acerca más al oficio de cazador de indígenas aprendido en Rusia y ejercido durante sus safaris genocidas en Angola antes de debutar como ·opositor pacífico" en Luyanó.] galardonado con el Premio Sajarov de Derechos Humanos de 2011, otorgado por el Parlamento Europeo [Acaso la única burocracia comunitaria en peligro de extinción cuya ausencia sólo llorarían en el Viejo Continente las izquierdas de caviar y champán.] ,se pudo conocer que está muy adolorido. “No me golpearon”, expresó el Coco, “pero sí me dieron varios tirones”. [Vista hace fe.] Y precisó: “El jefe del operativo le decía a sus subordinados: ‘No lo golpeen para que no le den el Premio Nobel’”... [Al contrario, una paliza con todas las de la ley habría sido lo más recomendable para conmover al sensiblero jurado de Oslo.] Como se conoce, el destacado líder se encuentra aún convaleciente de... [¡Vaya reposo el que se gasta nuestro sarnoso raposo chirusano!]

Más claro ni el agua de manantial filtrada y embotellada: el negociado de propaganda del MININT está puesto de lleno para el cartón sueco y ha bajado las instrucciones pertinentes a la gendarmería local a cargo de esas coreografías performáticas. Pero sigamos adelante con nuestra inefable pareja de amanuenses peninsulares. Sea cual fuere el juicio del espectador imparcial, lo reconfortante aquí es que aquellos del patio que aún no hemos perdido por completo ese reflejo inhibitorio debemos agradecerles la guiñolesca farsa a ambos gilipollas de competencia por compartir tan equitativamente nuestra menguante cuota nacional de vergüenza propia y ajena con los pocos criollos que aún no hemos perdido por completo el sentido del papelazo. Y aunque el astuto "tonto de la pasta marca PRISA" al frente del rodaje "con cámara oculta" se ha aprendido de memoria la cartilla neogeneracional en boga, se le va la musa del entusiasmo al endilgarle a Raúl Castro la intención de imitar a Deng Xiaoping con la siguiente perla: "Vayamos por la vía china". ¡Joder, Don Hernando, ¿dónde oyó Usted al General pregonar semejante herejía?!"


A la espera de fotos y vídeos del pogromo, tres preguntas al ilustre premio Sajarov: (1) ¿Qué se hizo de su oscura esposa oficial, que "últimadamente"--como dicen los chamacos-- no comparece ni en los centros espirituales de La Chirusa? (2) ¿Cuándo reanuda el ayuno hasta que no suelten a los supuestos enfermos graves entre los once reos aún detrás de las rejas por cuyas preciosas vidas perjuró estar dispuesto a inmolarse? (3) ¿Cuál es su opinión sobre los wikicables relacionados con algunos de aquellos bíblicos condiscípulos suyos de la disidencia leal tales como Héctor Palacios (reunió a unos 200 comparsas "de todo el país" frente al Hospital Provincial para rogarle que abandonara la huelga; su Agenda para la Transición Cubana en llamas tras las denuncias de Chaviano y el altercado sangriento ante las puertas de la SINA), Elizardo Sánchez (alias, el "Camaján", puesto en la picota pública por los cables de Assange y el testimonio de un tránsfuga de la CCDHRN) desprestigiado acusado de y René Gómez Manzano (involucrado en la mencionada bronca a cabillazos envueltos en páginas del Granma)?

Diario de Cuba, 28-01-2011.- El psicólogo y periodista… dijo que el grupo de detenidos participaba en una protesta por el desalojo [Me temo que si se dedican a eso pronto no van a dar abasto ni con refuerzos de Arco Progresista, ese estridente mayor pequeño partido (socialista-democrático del siglo XXI) en toda la Isla y cayos adyacentes a punto de inaugurar su enésimo congreso este fin de semana.] de una mujer embarazada [Si tuvo la mala pata de observar de cerca al "Mulato Indomable", difícilmente escape al mal de ojo que hace parir anormales.] y madre soltera [¿Nombres, apellidos y hoja penal de la nobilísima dama, por favor.] de dos hijos que se había instalado en un inmueble sanitario en desuso... [¡Cuánta misericordia selectiva!] 



...Centenares de personas [Y ya que los datos personales pertinentes deben de constar con pelos y señales en los archivos policiales, ¿podemos saber nosotros también cómo se llaman, dónde residen, por qué vía se enteraron y a cuáles organizaciones pertenecían esos temerarios que osan dar la cara en público?] congregaron en la protesta, según Fariñas, quien dijo que se encaramó [Conque haciendo maromas sobre muletas: ¿no piaba alarmada desde su balcón la Hurraca Parlanchina del piso # 14 que "su salud es muy delicada para dormir una noche en el calabozo"?] sobre el auto de una funcionaria de salud pública para lanzar frases críticas contra el gobierno... [¿Y apenas le levantaron un "acta de advertencia"? Hmmm, hay que ver lo modosa que se ha vuelto de repente la gendarmería castrista.] Fariñas precisó que la policía le levantó un "acta de advertencia" [En lugar de apearlo a porrazos, romperle los dientes y abrirle el usual sumario por desacato, daños a la propiedad estatal, propaganda enemiga, etc.] y que, tras el arresto de unas seis horas, le devolvieron a su casa en un coche policial... [Lo dicho: ¡cuánta insólita gentileza diferencial con un "cabecilla contrarrevolucionario"!]

El verde olivo de las citas simboliza el uniforme de los agentes encubierto de la DGI en Madrid; el azul de los sarcasmos abicueriles, a mi Alter Ego, que comenta el suceso desde la perspectiva de un fiana loco por romper el simulacro a la usanza cotidiana de nuestra --en circunstancias normales con actores reales-- agresiva gendarmería. Léase, a patadas por salva sea la parte o, si los plebeyos se ponen farrucos, a sangre y fuego sin necesidad de consultar primero a la irascible superioridad. 

Continuemos. Y a guisa de ñapa retórica: si es cierto que su apolíneo torso desnudo posee ya tanto poder de convocatoria entre las masas desafectas, ¿por qué nuestro Faquir no lo expone al suplicio sacrificial en aras de causas algo más trascendentales? Pongamos, en homenaje al Apóstol en el 158 aniversario de su nacimiento, un par de multitudinarias procesiones hasta el obelisco martiano en la antigua Plaza Cívica o su estatua en el Parque Central...

Pero las palmas del embuste a pulso se las lleva por la clásica milla la Srta. Lizette Zamora: en efecto, la vocera oficial del Coco Macaco opaca deslealmente a Yoani atribuyendo el efímero hospedaje policial de su patrón nada menos que a la --¡agárrense fuerte!-- pérfida costumbre biránica de impedir a toda costa que la oposición compita con el gobierno en conmemorar cada 28 de enero el natalicio de "nuestro Apóstol" José Martí, a quien pretenderían hacer pasar como (primera noticia) "comunista" ante la opinión pública nacional e internacional. ¡Alabao!
[Foto de arriba: Detalle coreográfico del "violento" performance de arresto tras la espectacular pirueta de Fariñas con muletas sobre el techo del vehículo ministerial, que por añadidura debe de haber sido la camioneta que aparece en la otra foto del diario El País.]

Yoani Sánchez gorjeando la historieta del arresto en tiempo real.- Guillermo Fariñas detenido en 3ra unidad de policía de Sta. Clara, todavía tiene el móvil encima y lo pueden llamar al +5352415709... [EFE, Fariñas a progenitora "de Vanguardia": "Estoy aquí detenido en la tercera unidad de policía y no puedo ir al mandado contigo".] Rafael, un colega de Fariñas que fue a la 3ra. estación de policía a preguntar por él, también detenido... 



Los mantendré al tanto, mi móvil a punto de reventar con sms de followers. ¡Gracias!... Fariñas sigue detenido, estoy hablando ahora mismo con su mamá... Sin nuevas noticias sobre Guillermo Fariñas... ¡Su salud es muy delicada para dormir una noche en calabozo!... Ayer con la detención de Fariñas y varios colegas, se pusieron a prueba los nuevos caminos para sacar la noticia desde esta Isla... Guillermo Fariñas ha sido liberado ahora mismo. ¡Sus amigos y colegas respiramos aliviados!...
 
Esta vez, salvo el color "oro del que cagó el moro" (con un toque de salsa de tomate Vita Nova a guisa de sangre derramada por la Patria-Que-Sufre) y pintoresco detalle humanitario de las llamadas por celular desde el calabozo, prefiero abstenerme dejándole al amable lector, ya doctorado en el arte abicueril del choteo deconstructivista criollo, la paródica tarea de aportar de su propio cacumen los correspondientes entrecorchetados sardónicos al penúltimo folletín yoanita. Parafraseando aquel retrospectivo "Nadie escuchaba" del veterano del presidio político Armando Valladares,  a día de hoy habría que decir que, pese a todos los errores y horrores leal-disidenciales, no sólo nadie o casi nadie escucha sino que ni siquiera contamos con una prensa exiliar capaz de razonar siquiera a medias acerca de una contrainteligencia que le baila cada vez con menos recato sus desangelados muñecos de cuerda sobre las mismísimas narices.



Apretó ahí arriba la portavoz ujotacera --gentilicio para miembros y mi(h)embras de la de la Unión de Jóvenes Comunistas, UJC-- de nuestro autonominado candidato criptocastrista al Nobel de la Paz de los Sepulcros: ¿recuerda el lector memorioso algún incidente represivo en torno a la mencionada efemérides que no sean las soporíferas controversias de punto guajiro entre repentistas intelectuales "de ambas orillas (hagiográficas) de la (esclerótica) cultura cubana" por el polivalente legado martiano?  

A qué no; por mucho que hurgue en la Red de Redes o se defragmente el disco duro, ni Google ni los buscadores de Windows 7 o Apple Macintosh y Linux Mint detectarán el menor rastro al respecto en los recovecos de su corteza gris o el cajón de sastre de la cubanología digitalizada. Finalmente, gracias por la sugerencia, carcajeante Anónimo del 28/01/2011 12:34. Por cierto, hasta ayer la Santa de las Muletas tuiteaba sin cesar desde el piso # 14 ante la abracadabrante perspectiva de que un desenlace forense del penúltimo performance humanitario de su muñecón de carnaval favorito prive a los amos de ambos demagogos de su providencial rescatista ante las turbas enardecidas en el peor de los escenarios posibles, que es el que más y mejor fascina a mi rencoroso --y envidioso porque está menos interesado que el Magno Paciente en que les den el Nobel de la Paz a la Santa de las Muletas y/o al Beato de la Chirusa-- Alter Ego.

En cambio, el Abicú --tan acostumbrado a contentarse con poco que se da con un canto en el pecho porque las Damas de Blanco ya estén fuera de la pelea por el favor del jurado de Oslo-- considera lo hasta aquí expuesto como anticipo cómico de un final con horror que promete ser de la gran escena. 

Y si nos preguntan a ambos por qué tanto ensañamiento y alevosía contra la flor y nata de la disidencia leal, he aquí la respuesta: productos de exportación, son hoy por hoy la punta de lanza de la diplomacia diversionista del Palacio de la Revolución, cuyos expertos en trucajes audiovisuales ya no saben qué esperpentos histriónicos escenificar para promover fraudulentamente sus cada vez más desgatadas imágenes en una Aldea Global donde a diario corre a raudales sobre la pantalla chica la sangre de héroes --o antihéroes, como ahora mismo bajo falsas banderas de libertad y democracia al sur del Mediterráneo, por cierto, jubilosamente saludadas por una Yoani exultante-- reales... [Foto: Según se aprecia en primer plano, ni siquiera faltó el simbólico gladiolo para amenizar el show del arresto. Lo que a buen seguro no veremos será el truculento número del acróbata cojo trepándose al techo de la camioneta para arengar a sus multitudes invisibles.] 

Monday 24 January 2011

Por qué el nazismo era socialismo y por qué el socialismo es totalitario

Por George Reisman
Ludwig von Mises Institute,  11-11-2005


[Nota del Abicú: Los lectores que dominan el inglés, o desean practicarlo a la vez que escuchan al orador, pueden acceder a la transcripción original del Ludwig Mises Institute. La segunda parte de la versión española reproducida abajo, donde el ponente aborda semejanzas y diferencias con el estado del bienestar europeo y Estados Unidos, ha sido tomada del portal digital Liberalismo.org.]

Mi propósito es hablar sobre dos temas: (1) Demostrar que la Alemania Nazi era un estado socialista, y no capitalista. Y (2) demostrar por qué el socialismo, entendido como un sistema basado en la propiedad gubernamental de los medios de producción, requiere para funcionar una dictadura totalitaria… La identificación de la Alemania nazi como un estado socialista fue una de las grandes contribuciones de Ludwig von Mises.

Cuando uno recuerda que la palabra "Nazi" era una abreviatura para "der Nationalsozialistsiche Deutsche Arbeiterpartei --traducido: el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán-- la identificación de Mises podría no parecer demasiado digna de mención. ¿Qué otra cosa deberíamos esperar del sistema económico de un país dirigido por un partido con el calificativo "socialista" en su nombre más que sea socialista?

Sin embargo, aparte de Mises y sus lectores, prácticamente nadie piensa que la Alemania nazi era un Estado socialista. Resulta mucho más común creer que representa una forma de capitalismo, que es precisamente lo que los comunistas y el resto de marxistas afirman. La base de tal aseveración se encuentra en el hecho de que la mayoría de las industrias de la Alemania nazi estaban aparentemente en manos privadas.

Lo que Mises descubrió fue que la propiedad privada de los medios de producción existía sólo nominalmente bajo los Nazis y que la sustancia real de la propiedad de los medios de producción residía en el gobierno alemán. Era el gobierno alemán y no los supuestos propietarios privados quien ejercía todos los poderes sustantivos de la propiedad: é, y no los propietarios privados, decía qué iba a ser producido, en qué cantidad, por qué métodos y a quién debía distribuirse, así como los precios y los salarios que debían pagarse, y qué dividendos y otras rentas debían percibir los supuestos propietarios privados. La posición de estos denominados dueños privados, según demostró Mises, fue reducido esencialmente al de pensionistas gubernamentales.

La propiedad gubernamental de facto de los medios de producción, tal y como la llamó Mises, estaba lógicamente implícita en los principios fundamentalmente colectivistas de los nazis tales como "el bien público antes del bien privado" y "el individuo existe como un medio para los fines del Estado". Si el individuo es un medio para los fines del Estado, también lo es, claro está, su propiedad. De la misma manera que el individuo pertenece al Estado, su propiedad también lo hace.

Pero lo que específicamente estableció de facto el socialismo en la Alemania nazi fue la introducción de controles de precios y salarios en 1936. Fueron impuestos como respuesta a la inflación de la oferta monetaria lleva a cabo por el régimen desde que había alcanzado el poder a principios de 1933. El régimen nazi infló la oferta monetaria para financiar enormes incrementos del gasto público, necesario para sus programas de trabajo público, subsidios y rearme. El control de precios y salarios se impuso como respuesta al incremento de precios resultante de la inflación.

El efecto de la combinación de inflación y controles de precios y salarios es la carestía, esto es, una situación en la que la cantidad de bienes que la gente está dispuesta a comprar excede la que hay a la venta… La carestía, a su vez, genera un caos económico. No se trata sólo de que los consumidores que lleguen antes a las tiendas están en una posición mejor para comprar todas las disponibilidades de bienes dejando a los consumidores que llegan después con nada -una situación a la que los gobiernos responden con el racionamiento. Los desabastecimientos generan caos por todo el sistema económico. Introducen la aleatoriedad en la distribución de la oferta entre áreas geográficas, en la distribución de un factor productivo entre los distintos productos, en la asignación del trabajo y el capital entre las distintas ramas de un sistema económico.

Cuando se combina el control de precios con la carestía, el efecto de una reducción de la oferta de un bien no es, como ocurriría en el libre mercado, el aumento de su precio, el incremento de su rentabilidad, y por tanto la detención de la reducción de la oferta o la reversión si ha ido demasiado lejos. Los controles de precios impiden el incremento de precios y por tanto el incremento de la rentabilidad. Al mismo tiempo, el desabastecimiento ocasionado por controles de precios impide que los incrementos de la oferta reduzcan el precio y la rentabilidad. Cuando hay una carestía, el efecto de un incremento de la oferta se traduce meramente en una reducción de la severidad del desabastecimiento. Sólo cuando el control de precios se eliminado totalmente, un incremento de la oferta provoca una reducción del precio y de la rentabilidad.



Como resultado, la combinación de controles de precios y carestía hace posible un movimiento aleatorio de la oferta sin que afecte a los precios y a la rentabilidad. En esta situación, la producción de los bienes más triviales y poco importantes, incluso las piedras de animales, pueden ser expandidos a expensas de la producción más urgentemente necesitada -como medicinas vitales- sin cambios en el precio o la rentabilidad de cualquier bien. Los controles de precios impiden que la producción de medicinas se vuelva más rentable cuando disminuye su oferta, mientras que cuando se practica incluso sobre las piedras de animales impide que su producción devenga menos rentable cuando su oferta aumenta.

Tal y como Mises demostró, para enfrentarse con esos efectos no deseados del control de precios, el gobierno tiene que, o bien abolirlos, o bien añadir medidas más drásticas, esto es, precisamente el control sobre lo que se produce, la cantidad, los métodos, y a quién se distribuye, a lo que ya me he referido antes. La combinación del control de precios con todo un conjunto de controles adicionales provoca la socialización de facto del sistema económico. Significa que el gobierno ejerce todos los poderes sustantivos de la propiedad… Este fue el socialismo instituido por los nazis. Y Mises lo llamó socialismo de tipo alemán o nazi, en contraste con el socialismo más obvio de los soviets, al que denominó socialismo de tipo ruso o bolchevique.

Por supuesto, el socialismo no termina con el caos provocado por una destrucción del sistema de precios. Lo perpetúa. Y si se introduce sin la previa existencia de controles de precios, sus efectos son inaugurar el caos. Esto se debe a que el socialismo no es un sistema económico positivo. Es simplemente la negación del capitalismo y de su sistema de precios. Como tal, la naturaleza esencial del socialismo es exactamente la misma que el caos económico resultante de la destrucción del sistema de precios por los controles de precios y salarios. (Quiero puntualizar que la imposición de un sistema de producción por cuotas del socialismo de tipo bolchevique, con excedentes en todas partes para exceder la cuotas, es una fórmula para la carestía universal, tal y como existe con los controles de salarios y precios).

Como mucho, el socialismo simplemente cambia la dirección del caos. El control gubernamental sobre la producción podría hacer posible una mayor producción de algún tipo de bien de especial importancia, pero lo hace a costa de causar estragos a lo largo del resto del sistema económico. Esto se debe a que el gobierno no tiene ningún medio de conocer los efectos sobre el resto de la economía de su producción mínima de bienes a los que otorga especial importancia… Los requisitos para ejecutar un sistema de controles de precios y salarios arrojan mucha luz sobre la naturaleza totalitaria del socialismo -con mayor claridad, claro, en la variante alemana o nazi del socialismo, pero también el socialismo de tipo soviético.

Podemos empezar del hecho de que el interés financiero de los vendedores operando bajo controles de precios es evadir los controles y subir los precios. Los compradores, de otro modo, serán incapaces de obtener los bienes que desean, ya que, además, están capacitados para pagar precios más altos para conseguir los bienes que quieren. En estas circunstancias, ¿qué va a conseguir detener el incremento de precios y la aparición de un mercado negro masivo?

La respuesta es una combinación de sanciones públicas combinado con una gran probabilidad de ser aprehendido y sufrir esas sanciones. Las simples multas no parece que vaya a detener nada. Serán consideradas como un gasto empresarial más. Si el gobierno está seriamente implicado en los controles de precios, es necesario imponer sanciones comparables a las de los delitos más graves.

Pero la simple existencia de esas sanciones no es suficiente. El gobierno tiene que hacer además peligroso realizar actividades en el mercado negro. Tiene que alentar el miedo de la gente haciéndoles pensar que podrían ser descubiertos por la policía y, de hecho, encarcelados. Por ejemplo, el gobierno debe atemorizar a un tendero y a su clientela de que si entran en el mercado negro, algún otro cliente lo comunicará.

Pero, debido a la privacidad y secreto en los que se realizan la mayoría de las transacciones del mercado negro, el gobierno debe atemorizarlos también diciendo que algún parte del trato podría ser un agente de la policía tratando de capturarle. El gobierno debe meter miedo a la gente incluso de sus socios de toda la vida, incluso sus amigos y familiares, podrían ser espías. Y, finalmente, para obtener una condena, el gobierno debe dejar la decisión sobre inocencia o culpabilidad en las manos de un tribunal administrativo o de agentes de la policía en el acto.

No puede recaer en juicios con jurados, porque no parece probable que muchos jurados estuvieran dispuestos a declarar culpables a gente que sería condenada a bastantes años de prisión por el crimen de haber vendido unos poco gramos de carne o un par de zapatos por encima del precio máximo.

En resumen, por tanto, los requisitos de un las regulaciones de precios deben compartir las características esenciales de un estado totalitario, esto es, la creación de la categoría de "delitos económicos", para los que la persecución de la felicidad y del interés materia sea tratado como un delito ofensivo; la creación de un aparato policiaco totalitario, lleno de espías e informadores; y el poder de arrestar y encarcelar de manera arbitraria.

Claramente, la ejecución de controles de precios requiere un gobierno muy similar al de Hitler en Alemania o al de Stalin en Rusia, donde prácticamente cualquier persona podía ser un espía de la policía y en el que existe la policía secreta existe con poder para arrestar y encarcelar a la gente. Si el gobierno no desea llegar tan lejos, entonces sus controles de precios se muestran como ineficaces y simplemente se colapsan. El mercado negro alcanza mayores proporciones (Por cierto, nada de esto pretende sugerir que los controles de precios fueron la causa del reino de terror de los nazis. Los nazis comenzaron su reino de terror bastante antes de instaurar los controles de precios. Y, como resultado, instauraron los controles de precios en un ambiente propicio para su ejecución).

La actividad del mercado negro favorece la comisión de crímenes adicionales. Bajo un socialismo de facto, la producción y venta de bienes en el mercado negro supone el desafío a las regulaciones gubernamentales en relación con la producción y la distribución, así como a los controles de precios. Por ejemplo, los propios bienes que se venden en el mercado negro intentan ser distribuidos por el gobierno de acuerdo con su plan, y no mediante el mercado negro. Los factores productivos que se emplean para producir esos bienes pretenden, de la misma manera, ser usados por el gobierno de acuerdo con su plan, y no con el propósito de aprovisionar al mercado negro.

Bajo un sistema de socialismo puro, como el que existía en la Rusia soviética, en el que las leyes del país abierta y explícitamente convertían al gobierno en el propietario de los medios de producción, toda la actividad del mercado negro suponía necesariamente una apropiación injustificada o un robo de la propiedad estatal. Por ejemplo, se consideraba que los trabajadores o directores de las fábricas en la Rusia soviética que retiraban productos para venderlos en el mercado negro estaban robando las materias primas que había entregado el Estado.

Además, en cualquier tipo de estado socialista, nazi o comunista, el plan económico del gobierno es una parte de la ley suprema de la tierra. Todos tenemos una cierta idea de cuán caótico es el proceso de planificación socialista. La distorsión posterior de los trabajadores y directores aprovisionando el mercado negro con materiales para producir es algo que un estado socialista considerará como un acto de sabotaje al plan económico nacional. Y sabotaje es, de hecho, como el código legal socialista lo considera. En coherencia con este hecho, la actividad del mercado negro en un país comunista normalmente acarrea la pena de muerte.

Ahora pienso en este hecho fundamental que explica todo el reino de terror que se vive bajo el socialismo y el increíble dilema en el que un estado socialista se coloca a sí mismo con respecto a las masas de ciudadanos. Por un lado, asume la entera responsabilidad sobre el bienestar económico del individuo. El socialismo de tipo ruso o bolchevique confiesa abiertamente -ésta es la fuente principal de su defensa popular. Por otro lado, en todos los sentidos que uno pueda imagina, el estado socialista consigue una increíble chapuza. Convierte la vida del individuo en una pesadilla.

Cada día de su vida, el ciudadano de un estado socialista debe emplear grandes cantidades de tiempo para esperar en colas sin fin. Para él, los problemas que experimentaron los americanos con la carestía de gasolina en los 70 son normales; simplemente que no los experimenta en relación con la gasolina -dado que no posee un coche y no tiene esperanzas de hacerlo- sino en relación con simples elementos como el vestido, las verduras o incluso el pan. Incluso más grave, está forzado frecuentemente a trabajar en un lugar que no ha elegido y que, por tanto, debe odiar con toda seguridad. (En tanto bajo la carestía el gobierno debe decidir la distribución del trabajo así como la del resto de los factores materiales de producción). Y además vive en una situación de hacinamiento inverosímil, con pocas ocasiones para la privacidad. (Al existir carestía de viviendas, los planificadores asignan las casas; las familias son obligadas a compartir los apartamentos. Y se adopta un sistema de pasaportes y visados internos para limitar la gravedad de la carestía de vivienda en las áreas del país donde más interesa). Para decirlo con claridad, una persona que viva en esas condiciones tiene que hervir en resentimiento y hostilidad.

Entonces, ¿contra quién sería más lógico que los ciudadanos de un estado socialista dirigieran su resentimiento y hostilidad más que contra el propio estado socialista? El mismo estado socialista que se había proclamado responsable de sus vidas, prometiendo una existencia llena de felicidad, es de hecho el responsable de haberles proporcionado el infierno. Así, los líderes de un estado socialista viven un dilema adicional, tienen que forzar a la gente diariamente a creer que el socialismo es un sistema perfecto cuyos malos resultados sólo pueden deberse a la obra de hombres perversos. Pero si eso fuera cierto, ¿qué persona cuerda no identificaría a los hombres perversos con los dirigentes mismos, quienes no sólo han convertido la vida en un infierno, sino que han pervertido un sistema supuestamente perfecto?

Se sigue, por tanto, que los dirigentes de un estado socialista deben sentir un continuado terror por la gente. Por la lógica de sus acciones y enseñanzas, el agobio y el resentimiento de la gente debería alentarlos a una orgía de venganza sangrienta. Los dirigentes sienten esto, aunque no lo admitan abiertamente; y, en consecuencia, su mayor preocupación es mantener el control de la ciudadanía.

Por consiguiente, es cierto pero inadecuado decir simplemente cosas como que en el socialismo hay falta de libertad de prensa o de expresión. Por supuesto, están libertades están ausentes. Si el gobierno es propietario de todas las publicaciones y periódicos, si decide los propósitos de las imprentas y del papel que se crea, entonces obviamente nada que el gobierno no quiera que se edite podrá ser editado. Si es propietario de todos los salones, ningún se podrá ofrecer ningún discurso público o académico que el gobierno no desee que se pronuncie. Pero el socialismo va más allá de la mera falta de libertad de expresión y prensa. Un gobierno socialista aniquila completamente estas libertades. Convierte la prensa y cualquier foro público en un vehículo para una propaganda histérica en su propio provecho, y se implica en la implacable persecución de todo aquel que se desvía una pulgada de la línea oficial del partido.

La razón de estos hechos es el miedo de los dirigentes socialistas hacia la gente. Para protegerse a ellos mismos, deben ordenar que el ministerio de propaganda y a la policía secreta funcionen 24 horas al día. El primero para desviar continuamente la atención de la responsabilidad del socialismo y de sus dirigentes en relación con la miseria de la gente. El segundo, para remover y silenciar a todo aquel que remotamente sugiera que los dirigentes socialistas son responsables del desastre -eliminar a todo aquel que empieza a dar signos de pensar en ese sentido. Es por el miedo de los dirigentes, y por su desesperada necesidad de encontrar chivos expiatorios a los fallos del socialismo, que la prensa de los países socialista está siempre llena de historias sobre conspiraciones extranjeras y sabotajes, o sobre corrupción y mala administración de los oficiales subordinados, y por qué periódicamente es necesario desenmascarar conjuras domésticas a gran escala y sacrificar a importantes oficiales y facciones enteras en purgas gigantescas...

Saturday 22 January 2011

Dilema de Gastón Baquero entre Batista y Castro...

...y móviles de Monseñor De Céspedes para estimar que el alegato del poeta en fuga "...tiene un significado ético muy especial" en la crucial encrucijada actual*

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Cambiando lo que haya que cambiar, enseguida veremos en qué consistiría ese "significado ético" sibilinamente atribuido por el purpurado habanero al último artículo de Gastón Baquero en el Diario de La Marina. Al margen de las segundas intenciones del vicario General de La Habana para desempolvarlo, el texto posee la doble virtud de, además de ser de una crudeza imprescindible para entender el dilema del autor ante la previsible debacle republicana en enero del 59, conservar casi toda su vigencia en la crucial encrucijada actual.

Clarividencia que el ex jefe de redacción del poderoso Diario de La Marina compartía con muy pocos actores de la época. Así de pronto me vienen a la mente tres testimonios de similar lucidez, impacto, voluntad de estilo y fuerza admonitoria: la viril, desesperada defensa del diálogo con el gobierno de facto hecha por el veterano mambí Cosme de la Torriente en una de las tertulias de la Universidad del Aire; el vibrante alegato de Rafael Díaz-Balart en el Capitolio contra el plan oficial de amnistiar a Fidel Castro y sus secuaces del sangriento asalto al Cuartel Moncada; y el veredicto histórico "Culpables fuimos todos", carta testamento redactada por Miguel Ángel Quevedo, ex propietario y director del influyente semanario Bohemia (en las antípodas del Diario de La Marina) antes de volarse la tapa de los sesos en Caracas en el 69.**

Ya en una categoría menor, dado el mayor grado de involucración y compromiso del autor con el totalitarismo castrista, sin duda por su repercusión en mi propia conciencia a la sazón, se me ocurre traer a colación aquí el poema de Nicolás Guillén "Digo que yo no soy un hombre puro", recitado por este servidor aquí en Renania del Norte-Wesfalia como parte de la campaña de solidaridad con los los reos de la Primavera Negra. La mezcla de impotencia, frustración y angustia, a la que el presidente de la UNEAC (muerto en el 89, no a fines de la década de los 70, como afirmo erróneamente en el vídeo) inyecta una fuerte dosis de extracto de rabia criolla en esa suerte de testamento poético, es muy afín al alegato de Gastón Baquero.

Luis Antonio de Villena, "Gastón Baquero, magias de verso y cultura”, El País, 23-02-2008.-había sido uno de los prohombres intelectuales de la Cuba de los años cincuenta, justo antes de la Revolución, senador de Batista y secretario de redacción de aquel importante periódico que fue el habanero Diario de La Marina… siempre resultó chocante para algunos, en una sociedad aún oficialmente racista --ni el presidente Batista podía entrar al Jockey Club--, que un mulato pudiera alcanzar las cotas y los honores a los que llegó Gastón… Cuando la Revolución de Castro triunfó y él estuvo y se manifestó naturalmente en contra, supo que el Che Guevara lo iba a citar en su despacho… hubiera sido su fin, así es que con lo puesto y protegido por tres embajadores --entre ellos el de España--, a mediados de marzo de 1959, Gastón Baquero, el intelectual poderoso, tomó un avión en La Habana rumbo a Madrid...

Si bien Guillén, intelectual de capilla y pendejo como para él solo, incluso de cara a la muerte se cuida de politizar explícitamente su exabrupto lírico, purgando sus airados versos de cualquier alusión abstracta al peligroso tema de los derechos civiles, su énfasis machócrata en los excesos de mesa y alcoba insufla al mensaje un mayor poder de convocatoria plebeya y una demoledora vigencia materialista vulgar en vísperas de la abolición dela cartilla de racionamiento y el inminente despido de medio millón de empleados estatales. Mucho más popular y directo que Baquero, el también "Poeta Nacional" da rienda suelta a su visceral aversión al culto al hombre nuevo (nótese el lapso de lengua cometido por el recitador).

"Yo no voy a decirte que soy un hombre puro".

Entre otras cosas / falta saber si es que lo puro existe. / O si es, pongamos, necesario. / O posible. / O si sabe bien. / ¿Acaso has tú probado el agua químicamente pura, / el agua de laboratorio, / sin un grano de tierra o de estiércol, / sin el pequeño excremento de un pájaro, / el agua hecha no más de oxígeno e hidrógeno? / ¡Puah, qué porquería!

Yo no te digo pues que soy un hombre puro, / yo no te digo eso, sino todo lo contrario. / Que amo (a las mujeres, naturalmente, / pues mi amor puede decir su nombre), / y me gusta comer carne de puerco con papas, / y garbanzos y chorizos, y / huevos, pollos, carneros, pavos, / pescados y mariscos, / y bebo ron y cerveza y aguardiente y vino, / y fornico (incluso con el estómago lleno)./ Soy impuro ¿qué quieres que te diga? / Completamente impuro. Sin embargo, / creo que hay muchas cosas puras en el mundo / que no son más que pura mierda. /

Por ejemplo, la pureza del virgo nonagenario. / La pureza de los novios que se masturban / en vez de acostarse juntos en una posada. / La pureza de los colegios de internado, donde abre sus flores de semen provisional la fauna pederasta. / La pureza de los clérigos. / La pureza de los académicos. / La pureza de los gramáticos. / La pureza de los que aseguran / que hay que ser puros, puros, puros. / La pureza de los que nunca tuvieron blenorragia. / La pureza de la mujer que nunca lamió un glande. / La pureza del que nunca succionó un clítoris. / La pureza de la que nunca parió. / La pureza del que no engendró nunca. / La pureza del que se da golpes en el pecho, y / dice santo, santo, santo, / cuando es un diablo, diablo, diablo. / En fin, la pureza / de quien no llegó a ser lo suficientemente impuro / para saber qué cosa es la pureza. / Punto, fecha y firma. / Así lo dejo escrito...



Y aunque a título clandestino, ya con un pie en la fosa pero todavía entre temblores y castañeteos de dientes, no es menos cierto que apela tanto a las élites biránicas como a las masas hambrientas y desamparadas desde las entrañas del régimen. A saber, además de gourmet, bohemio y sibarita, el panfletero autor de “Tengo lo que tenía que tener”, consciente del engaño y el autoengaño en que había incurrido, seguía siendo el intelectual marxista atrapado en las redes del fatídico mito revolucionario que él mismo había ayudado a tejer con su poesía negrista y social. Por “azar concurrente”, como acotaría su rival torremarfilesco y ex protegé batistiano (Cabrera Infante, Cuerpos divinos, y no hay ofensa en esto, puesto que, a diferencia del Comandante, el mecenas negroide del Palacio Presidencial no exigía culto a su persona y/o idiosincrasia a cambio de favores concedidos) José Lezama Lima --ahora mismo, con motivo del centenario de su natalicio, de nuevo desnaturalizado a porfía por abstrusos exégetas cuyos calamitosos alardes de erudición parnasiana requieren a su vez una labor de decodificación tan ardua como estéril, pues al final del proceso sólo se saca en limpio sus respectivas egolatrías miméticas-- ya en las postrimerías de su buena vida de “rastacueros” a la sombra de guao del Nuevo Régimen, el desencantado mulato estaliniano Nicolás Guillén corrobora con amargura, a cara de perro furtivo desde su machismo pantagruélico, la incontrovertible veracidad del testamento epistolar de su recatado conracial homosexual Gastón Baquero.

Luis Antonio de Villena, Ibídem.- …Jamás regresaría. El Régimen franquista lo acoge bien y le busca empleo. Me cuentan que en sus primeros años de exilio madrileño (en que Gastón vuelve a la poesía, y con más brillantez aún que en la etapa cubana) seguía viviendo con hábitos de gran señor rico... Pero la intelectualidad antifranquista (que entonces era la intelectualidad española mejor) le vuelve la espalda en su casi totalidad, porque es un ‘gusano’, un reaccionario huido del paraíso socialista que soñaba en Cuba... Casi solo o con amigos en el otro exilio de Miami, Gastón da un giro copernicano: se vuelve un hombre voluntariamente gris y modesto, lejos de cualquier pompa anterior, que gusta de los raros y marginados... Al final, era anticastrista, por supuesto, pero abogaba abiertamente por la unión cultural de las dos Cubas (la de dentro y la de fuera) con la generosidad y amplitud intelectual que siempre tuvo...

Así, pues, al primer golpe de vista, el contraste entre ambos personajes apenas podía ser más craso, pues el modesto e insobornable pero inconsecuente y pusilánime jefe de redacción del conservador Diario de la Marina (foto de al lado, con tirada matutina y vespertina, sin duda el más importante de la Isla a la sazón después de Bohemia) jamás se dejó seducir por los cantos de sirena castrista. Al segundo golpe de vista, ya el lector sagaz detecta, por encima de las diferencias de credo y temperamento, una nítida semejanza tipológica esencial entrambos que da pie al tardío empeño uneacista de ir al rescate diversionista de Baquero por el atajo afectivo y gremial.

Sutil rejuego cultural donde el difunto Jesús Díaz --a lo mejor ya de buena fe pero todavía conforme a la misión original encomendada a su dudosa, equidistante Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC)-- se anota un primer éxito arrollador que luego tratará de capitalizar el obispo en favor del diálogo entre el General recalcitrante y su servil Cardenal. Pero entendámonos, a buen seguro la razón arzobispal que explica esta al parecer incongruente y hasta desafiante reivindicación diferida en Palabra Nueva guarda mucho menos relación con el conservadurismo inherente a la Iglesia y al poeta que con la evidencia confesa de que el propio Gastón Baquero no se atuvo del todo a esos principios tan diáfana, magistralmente enunciados en su carta.

Visto así, se pinta solo el paralelo con la desaforada idolatría oficial y disidencial al genial, eurocéntrico y escapista niñato postsacarocrático Lezama Lima, falsamente canonizado post mortem por entrambos "enemigos rumores" culteranos como supremo paradigma intelectual. En efecto, además de mentir consciente o inconscientemente al atribuirle la iniciativa de la violencia y el terror al Batistato --secuencia que, como sabe a día de hoy todo el que quiera saberlo, ocurrió al revés, de lo  sobra constancia documental--, Baquero optó por el silencio, por el laissez-faire a sabiendas de lo que ineludiblemente vendría tras la evitable apoteosis biránica. En cambio, una vez cerradas a cal y canto las puertas del diálogo y la vía electoral precisamente por la intransigencia de los rebeldes, la complicidad suicida de las mal llamadas "clases vivas" y la escandalosa parcialidad de la prensa republicana, lo éticamente correcto de su parte habría sido elegir in extremis el mal menor en consonancia con su propia filosofía evolucionista.

Juan Jesús Aznarez, “La Iglesia ha capitulado”, El País ,23-01-2011 / Wkileaks, Cables de la SINA.- ...“Desde el cardenal [Jaime] Ortega hasta las monjas de provincias, la iglesia católica evita desafiar al gobierno", comunicó a Washington Jonathan Farrar, jefe de la Sección de Intereses de EE UU en La Habana en el año 2008 …Capitular a las posiciones del Gobierno cubano, con anticipación si es posible… "Ortega dijo que la Iglesia prefiere interceder ante las autoridades entre bastidores. Él tiene a la Iglesia como una de las pocas instituciones capaces de interceder, si bien silenciosamente, en tales asuntos. Es difícil determinar la frecuencia o la efectividad de esa mediación"…dos obispos simpatizantes de la oposición, en Pinar del Río y Santiago, fueron sustituidos por otros dos de carácter manso. Un alto funcionario portugués (216887) que se reunió con el cardenal Ortega le caracterizó como "alguien que no está a favor, ni en contra del régimen, sino alguien que anda por el medio de la calle en La Habana". "Pronto le darán el carné del partido comunista cubano", comentó a un funcionario de EE UU un sacerdote... [Pinche sobre la cifra para acceder a los wikicables: 173884 ("Sobre la jerarquía episcopal") / 145976 ("Sobre la visita a Cuba de Bertone" / 220341 ("Sobre la distancia entre la Iglesia y la disidencia")]

Y si se tiene en cuenta el dato cronológico de que el terror revolucionario que, a raíz del Pacto de Caracas entre todas las facciones antibatistianas, reorientó al formidable movimiento cívico de la época por el camino de la lucha armada, amordazando a Baquero, había partido del bando opositor, el mal menor era sin lugar a dudas el gobierno de facto, la "dictablanda" de Fulgencio Batista y Saldívar. Tanto más que --sin contar que, al igual que Guillén, a buen seguro él mismo debía en parte su otrora iverosímil ascenso al estrellato mediático a aquella Revolución del 33-40 protagonizada por el sargento oriental, por afinidad de origen (ambos oriundos de Banes), extracción social (de bien abajo), raza (mulatos), condición de hombre hecho a sí mismo y hasta temperamento flexible--, el poeta, epígono*** confeso de Lezama, debió haberse decantado por el "tirano", cuyos "sicarios" no perseguían a nadie por delitos de conciencia sino de sangre y extorsión a mano armada. De hecho, su paisano en el poder había sido investido a todos los efectos como el único garante fiable de la continuidad republicana precisamente por los petardos y amenazas del M-26-7 y el Directorio Estudiantil que le obligaron a callar al influyente editor a la vista de la catástrofe en ciernes. 

Por otro lado, el periodista Baquero no podía ignorar el expediente homicida del abogado Fidel Castro, notorio pistolero profesional del "Bonche" universitario cuyas hazañas habían alimentado la crónica roja de la época. Sólo que, aunque probablemente ya inútil a mediados del 58, a Gastón Baquero le faltó desde el principio el mismo cromosoma de coraje cívico que hoy se echa de menos en casi toda la intelectualidad "de ambas orillas", que sabe tan bien como la curia católica que su opción por la paz, el diálogo y la concordia social frente al continuismo raulista conduce en línea recta a la prórroga sine die del actual cataclismo nacional.
 
Carlos M. de Céspedes García-Menocal, Palabra Nueva, 10/2010 No. 200.- ...Durante muchos años he conservado el texto con el que Gastón Baquero se despidió de Cuba en 1959 e inició su largo exilio en España. Nunca lo había difundido hasta ahora. Lo había mostrado a muy pocos amigos. Curiosamente, tampoco he sabido de su difusión, por otros medios, en Cuba o en el extranjero. Me parece que en el momento actual de nuestra patria, al menos a mis ojos, el texto de Gastón tiene un significado ético muy especial. Durante el resto de su vida, hasta donde llegan mis informaciones, no solía hacer declaraciones ásperas sobre Cuba, aunque sus textos publicados en España, en Miami y en algunos países latinoamericanos no manifestaban simpatía alguna por la Revolución. Además, cuando fue invitado a participar en coloquios literarios con poetas de las dos orillas, no se negó a hacerlo y todos consideraron enriquecedora su participación serena. Conversar con él en Madrid era un privilegio que supe disfrutar, aunque no con la frecuencia que hoy desearía haber mantenido. Toda la responsabilidad estuvo de mi parte. Cuando, siendo menos anciano, yo solía viajar al extranjero, mis prisas me alejaron, en muchas ocasiones, de las visitas y los encuentros verdaderamente importantes que ya hoy no puedo rehacer. Me son irrecuperables. Ya yo no viajo al extranjero y muchas de las personas que harían interesantes esos encuentros que no tuve, ya han muerto. El texto a continuación, de despedida y recomienzo, una especie de “carta-explicación” a amigos y a los que no lo eran tanto, apareció en el Diario de la Marina, el domingo 19 de abril de 1959. O sea, a los tres meses del triunfo revolucionario...

Así las cosas, los móviles cubaencuentrosos, léase criptorraulistas, de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes para exhumar en la Revista de la Arquidiócesis de La Habana, justo en pleno contubernio clerical con el Raulato, el tan celosamente guardado plaidoyer conservador de Gastón Baquero, se caen literalmente de la mata. A saber, si mi suspicaz Alter Ego no yerra, consistirían en: (1) Legitimar bajo el rótulo de política realista los actuales conciliábulos entre el General y su Cardenal como el único remedio eficaz ante una situación aparentemente sin salida incruenta. (2) Inducir a creyentes, laicos, agnósticos y ateos, revolucionarios, contrarrevolucionarios, desafectos y apolíticos, periodistas, intelectuales y académicos de una y otra orilla, a asumir como máximo similares actitudes equidistantes ante la mezquina, ruinosa "actualización del modelo socialista" en curso. (3) Conjurar cualquier conato de rebelión cívico-militar por medio del anatema religioso-literario a priori contra una posible "revolución en la revolución". Que, valga la sutileza subliminal, cómo no, conduciría por analogía a una imaginaria crisis del mismo signo retrógrado que aquel triunfo castrista pasivamente temido por el resignado director del Diario de la Marina.

Jesús Díaz († Madrid, 2002), fundador de Cubaencuentro, “Soledad de Gastón Baquero", El País, 18-06-1997 / Baracutey Cubano, 20-01-2011- "...Soledad, quizá la mejor metáfora de una Cuba rota. Siempre desde ella, la obra de Baquero va ascendiendo hasta culminar en la cima de su último libro, publicado por Verbum en 1991, reveladora e irónicamente titulado Poemas invisibles. En esa obra maestra dialoga con el universo, pero la dedica «A los muchachos y muchachas nacidos con pasión por la poesía en cualquier sitio de la plural geografía de Cuba, la de dentro de la isla y la de fuera de ella». Consecuente con esa mirada, en 1994 Baquero participó, defendió e impulsó, contra el doble boicoteo del Gobierno castrista y de los sectores más enconados del exilio, el encuentro de poetas cubanos del interior y del exterior, que tuvo lugar en Madrid bajo el título de La isla entera. En 1996 apoyó con todo el peso de su autoridad, y contra el mismo fuego cruzado del odio, la aparición de la revista Encuentro de la Cultura Cubana; quienes la hacemos y tuvimos el privilegio de dedicarle en vida un homenaje se lo agradeceremos siempre...".

Hasta ahí las plausibles conjeturas abicueriles. Juzgue el lector. Al perderse para siempre de Morro rumbo al exilio español tan pronto como en abril del 59 (presteza que, a diferencia del redactor-jefe José Ignacio Rivero, le ahorró al atemorizado poeta la ordalía de presenciar el aparatoso asalto armado por milicianos y agentes del G2 al imponente edificio del diario en la Manzana de Gómez), dejaría a sus obnubilados colegas, y a toda la desquiciada Cubanidad, un vaticinio con el que coincidiría 30 años después Guillén "el Malo" (según el sambenito que le endilgara el despechado apparatchik Pablo Neruda, otro vividor mestizo) del Kremlin in articulo mortis. Dos esfuerzos baldíos: agotado el siguiente ventenio, el (por mor de no pecar de absolutismo demoscópico) grueso largo del obsecuente gremio culto "de ambas orillas de la cultura cubana" sigue haciendo caso omiso, no sólo de ambos alegatos, sino también de la imperiosa necesidad intelectual de al menos hablar claro en tiempos de indolencia, egolatría, materialismo vulgar, doble moral, sicofancia, delación, traición intelectual y eclesiástica, simonía disidencial, oscurantismo general y, sobre todo, agonía existencial de "nuestro pueblo" de a pie de cara a otro futuro repleto de penurias, genuflexiones, éxodos...
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 *El lector ya se habrá percatado de que este post no es más que la nota al pie al artículo de despedida de Baquero.  Ampliada, repensada y corregida a medida que se me iba yendo de las manos...
**Los textos de Cosme de la Torriente y Miguel Ángel Quevedo pueden consultarse en El Abicú Liberal AQUÍ y ACÁ. El discurso de Rafael Díaz-Balart (en la instantánea de abajo con Batista), paisano y ministro del Interior de la "tiranía", cuñado de Fidel y fundador de la "Rosa Blanca" (primera organización anticastrista)  ante la Cámara en 1955, es una deuda pendiente del blog que viene muy a cuento a saldar a continuación...
***Debo confesar aquí que, tras releer sus poemas en busca de alguno con el estro necesario para recitarlo en vídeo, hube de desistir. A diferencia de sus ensayos, en el fondo los poemas de Baquero, remedos del estetecismo lezamiano, no pasan de una amalgama preciosista de  frases sublimes y tópicos grecolatinos huérfanos de autenticidad subjetiva y apoyatura vivencial. Dos rasgos comunes que, sin embargo, Lezama compensa con creces a fuerza de imaginería tropológica y excelencia formal. Cuestión de gustos, desde luego, pero lo cierto es que, pese a toda mi buena voluntad, no logré inspirarme en ninguno de sus poemas por falta de contenido discernible que transmitir, más allá del manifiesto complejo de Edipo y la homosexualidad rigurosamente autocensurada del autor.
 
Señor Presidente y Señores Representantes:

He pedido la palabra para explicar mi voto, porque deseo hacer constar ante mis compañeros legisladores, ante el pueblo de Cuba y ante la historia, mi opinión y mi actitud en relación con la amnistía que esta Cámara acaba de aprobar y contra la cual me he manifestado tan reiterada y enérgicamente.   No me han convencido en lo más mínimo los argumentos de la casi totalidad de esta Cámara a favor de esa amnistía.

 Que quede bien claro que soy partidario decidido de toda medida a favor de la paz y la fraternidad entre todos los cubanos, de cualquier partido político o de ningún partido, partidarios o adversarios del gobierno. Y en ese espíritu sería igualmente partidario de esta amnistía o de cualquier otra amnistía. Pero una amnistía debe ser un instrumento de pacificación y de fraternidad, debe formar parte de un proceso de desarme moral de las pasiones y de los odios, debe ser una pieza en el engranaje de unas reglas de juego bien definidas, aceptadas directa o indirectamente por los distintos protagonistas del proceso que se esté viviendo en una nación.

 Y esta amnistía que acabamos de votar desgraciadamente es todo lo contrario. Fidel Castro y su grupo han declarado reiterada y airadamente, desde la cómoda cárcel en que se encuentran, que solamente saldrán de esa cárcel para continuar preparando nuevos hechos violentos, para continuar utilizando todos los medios en la búsqueda del poder total a que aspiran. Se han negado a participar en todo proceso de pacificación y amenazan por igual a los miembros del gobierno que a los de oposición que deseen caminos de paz, que trabajen a favor de soluciones electorales y democráticas, que pongan en manos del pueblo cubano la solución del actual drama que vive nuestra patria.

 Ellos no quieren paz. No quieren solución nacional de tipo alguno, no quieren democracia ni elecciones ni confraternidad. Fidel Castro y su grupo solamente quieren una cosa: el poder, pero el poder total, que les permita destruir definitivamente todo vestigio de Constitución y de ley en Cuba, para instaurar la más cruel, la más bárbara tiranía, una tiranía que enseñaría al pueblo el verdadero significado de lo que es tiranía, un régimen totalitario, inescrupuloso, ladrón y asesino que sería muy difícil de derrocar por lo menos en veinte años. 

Porque Fidel Castro no es más que un psicópata fascista, que solamente podría pactar desde el poder con las fuerzas del Comunismo Internacional, porque ya el fascismo fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial, y solamente el comunismo le daría a Fidel el ropaje pseudo-ideológico para asesinar, robar, violar impunemente todos los derechos y para destruir en forma definitiva todo el acervo espiritual, histórico, moral y jurídico de nuestra República.

Desgraciadamente hay quienes, desde nuestro propio gobierno tampoco desean soluciones democráticas y electorales, porque saben que no pueden ser electos ni concejales en el más pequeño de nuestros municipios. Pero no quiero cansar más a mis compañeros representantes. La opinión pública del país ha sido movilizada a favor de esta amnistía. Y los principales jerarcas de nuestro gobierno no han tenido la claridad y la firmeza necesarias para ver y decidir lo más conveniente al Presidente, al Gobierno y, sobre todo, a Cuba. Creo que están haciéndole un flaco servicio al Presidente Batista, sus Ministros y consejeros que no han sabido mantenerse firmes frente a las presiones de la prensa, la radio y la televisión.

 Creo que esta amnistía tan imprudentemente aprobada, traerá días, muchos días de luto, de dolor, de sangre y de miseria al pueblo cubano, aunque ese propio pueblo no lo vea así en estos momentos.   Pido a Dios que la mayoría de ese pueblo y la mayoría de mis compañeros Representantes aquí presentes, sean los que tengan la razón. Pido a Dios que sea yo el que esté equivocado. Por Cuba…

Friday 21 January 2011

Despedida de Cuba del poeta Gastón Baquero en el Diario de la Marina


Pedro Pablo Arenibia, Baracutey Cubano, 20-01-2010 .- Gastón Baquero tenía ¨en su contra¨ cuatro supuestos estigmas para la Cuba anterior a 1959: ser de raza negra, campesino (para la mayoría de los residentes de La Habana, y sobre todo para aquellos habaneros de primera generación, ser de Banes y de cualquier pueblito del interior de Cuba es ser campesino), pobre y homosexual. En lenguaje peyorativo de la época, Gastón Baquero se diría que era: "negro, guajiro, muerto de hambre y maricón", o sea, ¨la última carta de la baraja¨. Sin embargo, Baquero llegó a ser Jefe de Redacción del Diario de La Marina, el más importante diario o periódico de Cuba. El gran poeta y ensayista Gastón Baquero es un ejemplo de que con talento y perseverancia se salía adelante en aquella anterior República tan vilipendiada por los Castristas. Por cierto: ¿Cuántos Jefes de Redacción negros ha tenido: Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores o cualquier diario de provincias después del triunfo revolucionario de 1959 ? Yo no he conocido a ninguno...]

Gastón Baquero, Diario de la Marina, 19-04-1959

Al iniciar un viaje que por muchos motivos puede denominarse de vacaciones, consideramos obligado ofrecer a los lectores amigos --los otros se lo explican todo a su manera-- algunas consideraciones sobre la actitud de este columnista antes y después del 1º de Enero.Veníamos en silencio, sin escribir, desde la aparición de la censura. Meses y meses previos al desenlace de una etapa histórica, nos vieron callados, y posiblemente interpretados por algunos frívolos o por algunos ciegos apasionados como indiferentes a un dolor patrio o como partícipes de la mentalidad y ejecutoria que producía esos dolores. A cada cual su juicio, su interpretación, su creencia, que sólo puede modificarla el tiempo. Es inútil razonar contra los prejuicios.

Las personas de nuestra manera de pensar nos veíamos cada día más arrojadas a un callejón sin salida. Estábamos contra el crimen y la violencia, pero no podíamos irnos con la revolución. Comprendíamos que ya la tragedia cubana avanzaba con violencia arrasadora y que no tenía nada que hacer la voz del periodista, y menos si éste pertenecía a la ideología conservadora. Se habían gastado las palabras persuasivas, los llamamientos al cese de la lucha, las apelaciones a buscar una salida incruenta. La palabra pertenecía a las armas, que no se han hecho para propiciar el entendimiento. A quienes no podíamos ni aplaudir lo que ocurría, ni dar por bueno lo que venía, no nos quedaba otra postura que la del silencio. Y al silencio fuimos.

Los tiempos cubanos, como los de casi todos los países en esta hora del mundo, se inclinaban visiblemente hacia las soluciones extremas. Muchos creían que se gestaba simplemente la caída del gobierno con su reemplazo por otro mejor, pero adscrito en definitiva a una línea jurídica, económica, social, política, dentro de una tradición inaugurada en la Carta Magna de 1940. Quienes veíamos que la nueva generación iba mucho más allá, y propugnaba una revolución y no un simple cambio de gobernantes abogábamos, por no tener fe en las revoluciones, por salidas de otro tipo, que eliminaran el gobierno malo, pero que no abrieran la terrible incógnita de una revolución social siempre más radical y profunda de lo que --afortunada o desdichadamente-- Cuba puede y debe intentar en esta hora.

¿Y por qué no tenemos fe en las revoluciones? No es porque ellas produzcan trastornos, lesionen intereses, vuelquen las costumbres. No tenemos fe en ellas porque siempre se fijan tareas que requerirían la asistencia de grandes genios, la milagrosa autoridad de ángeles y santos para cambiar de la noche a la mañana la naturaleza humana. Las revoluciones quieren hacer por decreto que en un instante se precipite el progreso, y nazca el hombre nuevo y surja por encanto la ciudad soñada. Su gran paradoja consiste en que no quiere dar al tiempo lo que es del tiempo, ni al hombre lo que es del hombre, sino que intenta saltar, a pies juntillas, por encima del tiempo y del hombre para llegar de una vez a la meta teóricamente fijada.

Provocan sufrimientos y conmociones que alteran a fondo y por mucho tiempo el desarrollo normal y seguro, el avance lógico y humano hacia el mejoramiento constante de las formas de vida. Quiere la perfección de la noche a la mañana y es en definitiva una noble pero trágica terquedad ideológica, soberbia intelectual, que quiere desconocer la naturaleza humana y piensa que las grandes ideas, el afán por la justicia, la sed de verdad, no han aparecido en el mundo porque a éste le han faltado revolucionarios. La historia muestra que los revolucionarios han contribuido como nadie a la aparición de nuevas ideas, de mejoramiento y de justicia, pero que los revolucionarios, cuando triunfan, ya no saben sino saltar hacia el porvenir, de un golpe, ignorando la dura materia del tiempo y la fuerte resistencia del hombre. Mientras no llegan al poder son un bien, pues traen el fermento de la inquietud y el aguijón del progreso.

El progreso cubano culminó, como se sabe, en la fuga del dictador, en la impotencia de la junta militar, y en el ascenso al poder de la juventud partidaria de la revolución. Los caracteres ideológicos de ésta no fueron nunca disfrazados por sus dirigentes. En el manifiesto dado por el Dr. Fidel Castro en diciembre de 1957, al desembarcar en Cuba, están contenidas todas las ideas que hoy se van convirtiendo en leyes. (Nota de Mons. Carlos M. de Céspedes: el desembarco del Granma tuvo lugar el 2 de diciembre de 1956, no de 1957; a qué manifiesto se está refiriendo Gastón, ¿no será acaso a La Historia me absolverá, manifiesto pronunciado por el Dr. Fidel Castro en el juicio por el asalto al Cuartel Moncada y al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en 1953?).

Si algún capitalista se engañó, fue porque quiso; si algún propietario pensó que todo terminaría al caer el régimen, pensó mal, porque claramente se le dijo por el Dr. Castro que todo comenzaría al caer el régimen; y si alguna persona alérgica a las grandes conmociones económicas y sociales siguió y ayudó al Movimiento, creyendo que éste venía solamente a tumbar a Batista, pero no a cambiar costumbres muy arraigadas en la organización económica y social, se equivocaron totalmente o no leyó con atención aquel manifiesto. El Dr. Castro no ha engañado a nadie, aunque mucha gente conservadora y enemiga de las convulsiones le siguieron sin preguntarse detenidamente hacia donde la llevaban.

Y como este columnista no fue ni es partidario de las revoluciones, ni de las transformaciones violentas de la estructura social (lo que no quiere decir que permanezca indiferente ante los males y renuncie a la superación de estos por medios que le parecen menos dañinos y más duraderos), no creyó nunca que se debió abandonar los esfuerzos para poner fin pacífico y no revolucionario a los horrores que Cuba padecía. Por supuesto que esta idea no sólo fue derrotada por los hechos lo que es mortal para una idea sino que se prestó y se presta a las interpretaciones más agresivas y mortificantes sobre el origen de la actitud.

Al triunfar la revolución no faltaron los atolondrados que seguían creyendo que por haber sido más o menos antibatistianos eran ya suficientemente revolucionarios. No veían que el 1º de enero, volado ya el posible puente de una junta militar delicia de los que querían dinamitar la casa, pero sin derribar las paredes ni el techo, Cuba entraba a vivir una etapa histórica absolutamente distinta. Esta etapa iba a requerir una nueva mentalidad en las clases, en los ciudadanos, en el Estado, en las costumbres, pero muy pocos lo sospechaban.

Al principio, todo fue júbilo. La caída de una dictadura que cometió tan terribles errores y realizó tantos horrores, fue ocasión justificada para el desbordamiento oceánico de alegría pura y sincera, sin diferencia de clases ni de individuos. Todos eran felices porque había caído la tiranía; pero muchos no sospechaban siquiera que recibían entre palmas una revolución social. Ya de Batista estaban hasta la coronilla los más tenaces batistianos. El río de sangre, la inseguridad para la vida y la propiedad, la censura de prensa, el imperio del terror como norma de gobierno, habían llegado a sensibilizar hasta a los reacios al dolor ajeno. Cuba había apurado el límite de la resistencia física y de la resistencia moral. De todos sus sufrimientos parecía librarse, en jubilosa catarsis, cuando ofrecía enardecida a los revolucionarios victoriosos el laurel de la gratitud y el aplauso de la admiración. Y como en 1902, como en 1933, como en 1944, el pueblo cubano se dispuso a iniciar de nuevo el camino hacia la honradez administrativa, la libertad ciudadana, el respeto a los derechos, la desaparición de los privilegios, y la vida reglada por la paz, la cultura y el progreso.

¿Cuál era la actitud correcta de quienes no creímos en la revolución y no hicimos por ella nada, aunque tampoco hicimos, en conciencia, nada contra ella? A nuestro juicio, lo decoroso, lo justo, era el silencio. Fácil nos hubiera sido, de quererlo, y pese al riesgo de esa burla, presentarnos en pose demagógica, arrojando flores al paso de los vencedores. ¿No es esto lo usual?¿ No hemos presenciado el desfile ignominioso de los incorporados, de los revolucionarios del 2 de Enero, de los radicales que no tienen mucho que perder y de los conservadores y hasta reaccionarios disfrazados de dantones?

Quienes comprendimos que el 1º de Enero se iniciaba en Cuba una etapa de gran conmoción social, de renovación que iba mucho más allá de lo imaginado por tantos y tantos que confunden revolución con antibatistismo y sentíamos que esas nuevas ideas triunfantes no eran las nuestras, no podíamos hacer otra cosa que callarnos y dejar que la revolución misma se abriese paso entre las clases sociales, perfilando su real fisonomía y declarando paladinamente a quienes aún vivían engañados cuáles eran sus verdaderas proyecciones.

Ahora nos encontramos en el ápice del despertar. Aquella señora que compró sus bonitos del 26, no soñó que la revolución le iba a rebajar el 50% de sus rentas por alquileres; aquel industrial que por ideología o por miedo abrió sus arcas, creyó que tenía adquiridos títulos revolucionarios y subsiguiente influencia; aquel sacerdote que hizo de su sotana un manto de piedad para salvar vidas de jóvenes acosados y de su Iglesia un centro de conspiración, creyó que se tendría en cuenta su filosofía de la sociedad y de la vida. Cuantas ilusiones, esperanzas, elucubraciones y cálculos han fallado.

Pues llegó la revolución de veras, radical, inflexible, sin compromiso ante sus ojos y anhelosa de llevar a cabo un enorme cambio, un programa descomunal de contenido económico y social, que ha venido gestándose en la mente de los cubanos revolucionarios desde los mismos años inaugurales de la República. Llegó la revolución en la que no tienen cabida el perdón de los errores, el pensamiento conservador, la doctrina tradicionalista ni el conformismo acomodaticio que, es cierto, ha frustrado tantas esperanzas del cubano.

Al chocar frente a frente con la realidad, muchos se han asustado. No sabían que una revolución era así. Pues así, y más, son las revoluciones. Por eso ante ellas, quienes no tenemos vocación política y no nos inclinamos a participar en movimientos contrarrevolucionarios por mucho que la revolución nos persiga, no sabemos hacer otra cosa que ponernos al margen, dejar pasar el poderoso torrente y desear, sin el menor resentimiento, que triunfe y se consolide cuanto sea bueno para Cuba, y que se disuelva rápidamente en el vacío cuanto pueda ser un mal para esta tierra de la cual pueden incluso hasta arrojarnos, pero no pueden impedir que la amemos con la misma pasión que pueda amarla el más revolucionario de sus hijos.

Al iniciar este viaje, lector, dejamos en manos de nuestro querido Director y amigo, José Ignacio Rivero, hombre cristiano, hombre de carácter, nuestro cargo en el DIARIO DE LA MARINA, de Jefe de Redacción, que tanta honra nos deja para siempre. Comprendemos que hay momentos en los cuales pueden ser confundidas, con daño para lo que más importa que es el DIARIO, las actitudes personales, las ideas propias, con las actitudes del periódico. En medio de la pasión, del asombro de las clases, del choque ideológico inesperado, tiene por ahora poco que hacer un periodista verticalmente conservador, un derechista en tiempos de derrota para las derechas. Cabe la adaptación sinuosa, o cabe el combate. Aquella es lo innoble y éste es lo absurdo.

Desde lejos hablaremos, en tanto Dios provea otra cosa si nos da venia para ello el Director y si no se oponen ciertos defensores de la libertad de pensamiento, de otras tierras, de otros cielos, de otros personajes. Posiblemente, con toda posibilidad, volveremos de un modo o de otro a defender aquellas ideas en las cuales creemos sobre la sociedad, la economía, las relaciones humanas, la libertad frente al comunismo esclavizador, ideas de las que nos sentimos orgullosos, por maltratadas, incomprendidas y vilipendiadas que hoy se hallen. El mundo las necesita, aunque no quiera verlo. El miedo a defender las ideas que van contra la corriente o que son estigmatizadas como nocivas, es la mayor de las cobardías. Vale más morir junto a una idea vencida, en la cual se cree todavía, que uncirse al primer carro victorioso que pasa, renunciando a tener ideas, a defender una ideología, a proclamar la visión propia y sincera que se tiene de los hombres y del mundo.