El Alter Ego del Abicú se desencadena en Kreuzberg

Relato de lectura, coloquio y rodajes en torno al texto "Mi Dama de Blanco" y la bífida leyenda negra del infrascrito bajo los auspicios de la asociación berlinesa Memos e.V.

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Gracias a todos los lectores motivados a favor o en contra de las irreverencias didácticas que se gastó mi sarcástico Alter Ego en el post anterior a costa de las angustias ficticias de nuestra intangible Santa de las Muletas Fulastres (de "fu", siniestro, y "fulas", dólares, en la jerga insular). 

La demora en reaccionar a vuestros comentarios se debe a que, apenas puesto el punto final, el titular debió partir por vía ferroviaria rumbo a Berlín. Donde, en varias sesiones continuas, sus rigurosos anfitriones acaban de filmar un par de entrevistas abicueriles sobre la modesta experiencia carcelaria del titular y sus polémicas opiniones acerca de nuestro cada vez más enyerbado “Monotema “criollo. [Foto: Si mal no recuerdo, en el último piso del hotel Habana Libre en pleno apogeo de nuestros años felices a largo de la segunda mitad de la década de los 80.]

Paralelamente, se rodó también un largometraje con idéntico protagonista. Pero, por razones comerciales de la agencia promotora, cuyo copyright he de reservarme para honrar el compromiso solemne contraído al respecto, tardará más en generar aquí los afectuosos parabienes o agrios rebuznos que todos Ustedes ya deben de estar hartos de leer. 

Sólo que a buen seguro estos últimos mucho más subidos de color, pues no me fue posible recogerle las riendas a mi impetuoso Alter Ego: a ratos ebrio de pura arrogancia, tomando al pie de la letra el lema del evento, Entfesselte Worte / Palabras desencadenadas (pinche sobre el subrayado para ver el plegable en formato pdf), se desencadenó en Kreuzberg a lo “Pánfilo en Cuba” sin curda. O casi… [Fotocopias: Pinche sobre las imágenes hasta hacer legibles las cuatro páginas, escritas el 27-02-92 (originalmente con bolígrafo de tinta roja) a mis amistades desde el Cubículo 10, Destacamento 8, Sección 4, de la Prisión Provincial de Cienfuegos, sita en la aldea de Ariza.]*

La apretada agenda de Memos e.V.,Verein für Erinnerungskultur zu Krisen und Konflikten / Sociedad para la Cultura de la Memoria de Crisis y Conflictos Sin Fines de Lucro) se cumplió entre el viernes y sábado. Sin tropiezos, pero a un ritmo de locura, sobre todo para Karen Michelsen Castañón, joven y grácil (“derramaba lisura” cual flor de la canela”) golondrina peruana fuera de serie en toda la colonia sudaca. Sin perder el buen humor, junto a la bella gerente Judith Albrecht y Anja Mayer, la competente editora del cortometraje, sudó la blusa a tiempo completo para reducir la perorata abicueril a diez minutos justos y coordinar la memorable velada sabatina. La actividad, que duró dos horas y a la que asistieron unas 40 personas, incluía cuatro partes:

(1) Estreno l Studio Niculescu (Oranienstr. 163, 10969 Berlin-Kreuzberg) del monólogo grabado del Abicú en rol de hereje incólume. Léase insolente y provocador, sadomaso sin trauma penal y algo más risueño y burlón que de costumbre. Cero lágrimas de cocodrilo "desterrado" ni roñoserías de pordiosero maniqueo pasando el cepillo.

(2) Presentación del huésped por parte del escritor y –privilegio de suma importancia por lo concerniente a empatía y experiencia común-- ex disidente de la RDA Joerg Waehner. [Foto: Gipsia de visita en Miami por carta de invitación de su tía y madre adoptiva poco antes de que el cáncer la venciera en el verano del 93.  ]  

(3) Lectura consecutiva del original español y la excelente traducción, obra impecable de Claudia Wente, del texto “Mi Dama de Blanco” (homenaje a mi difunta Gipsia Cáceres de la Guardia, fallecida mientras su marido se hallaba en prisión, quería ser un ingenuo tributo colateral a esas entre pudibundas y escandalosas señoras, que dieron la callada por respuesta no tanto a causa de la fuerte nota erótica sino debido al estatus de cimarrón oficial y disidencial del autor) a cargo de Pomar y el actor alemán Tim Knapper, cuya excelencia dramática tampoco dejó nada que desear. 

(4) Animado --y muy fluido gracias a la brillante interpretación al alimón de la luenga, blonda, literalmente feérica colega Elke Krüger y su chispeante colega español Germán Castillón-- debate sin censuras ni autocensuras con un auditorio entusiasta que en ningún momento dio la menor señal de tedio ni pie a que –si acaso lo había en aquella sala alternativa con entrada libre y gratis-- algún que otro espectador con cara de yo-no-fui osara, no ya meter de chanfla en el potaje la cuchareta procastrista, sino ni siquiera a armar la usual tángana plebeya o culterana por encargo consular. 

Un premio extemporáneo del MINED para el Abicú en Ariza

Por lo demás, las amables y genuinamente democráticas (nada de dictarle pautas o incordiar a mi irascible Alter Ego leyéndonos cartillas retroprogres que felizmente tampoco son de su agrado) valquirias de Memos, que igual lo hacen todo por amor al arte, tuvieron la gentileza de poner sus respectivos hogares a disposición del Abicú y su consorte Anna. Para más Gaudio, dos notas íntimas que me tocaron sendas fibras del harpa nostálgica. La primera fue ser testigo presencial de la armonía doméstica reinante en casa de Karen & Joerg (tocayo del escritor), que crían tres retoños tan retozones como bien educados: Emilio (9), Catalina (7) y Marimar.

Tuve la suerte de estar ahí para contemplar, como colofón de su alegre, bullicioso arribo por separado de la escuela y el parvulario, a esos tres afortunados pilletes librar una encarnizada batalla de cojines en la sala repleta de juguetes. A renglón seguido, filmé al primogénito sofriendo en plan de consumado pinche de cocina la salsa de tomates para nuestra cena italiana. Escenas inolvidables que surtieron el efecto de traerme a la memoria, ruidoso divorcio mediante, el fallido ensayo patriarcal con mis hijos Laura y Mauro en Alamar.

Para acabar de alborotarme al gorrión exiliar, hete aquí que esa misma noche, al final de la lectura de Amir Valle en el Instituto Iberoamericano, de repente el joven (19) habanero Alexánder se me acerca junto a su preciosa media naranja teutónica para preguntarme si por casualidad no era yo el padre de su entrañable amigo y coetáneo del 91 Jorge Antonio Pomar Martínez, ¡el mismísimo benjamín del Abicú!

Como canta el borracho al final de la popular estampa de Rubén Blades: “¡La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios…!” Y en efecto, asombroso se me antojó aquel encuentro fortuito. Por increíble que parezca dada la brevedad de nuestra taquicárdica estancia en la capital alemana, amén de haber sido filmados durante un extenso paseo por el centro de la ciudad para el largometraje mencionado arriba-- no nos faltó ocio en pareja para volver a flanear por dos de nuestros barrios favoritos... 

A saber, Prenzlauer Berg y Kreuzberg en Berlín Oriental, restaurados a su antiguo esplendor prusiano al punto de que ya apenas se nota alguna diferencia residual con el lujoso, imponente Charlottenburg al Oeste de los restos del Muro.
[Foto: Gipsia abrazada a un Abicú ciertamente bastante demacrado pero clínicamente sano y anímicamene entero en la azotea de Aramburu # 451 esq. San Rafael durante un pase del Correccional Modelo de Lagunillas, Cienfuegos en el verano del 93.]

Poderosas razones de más para estarle eternamente agradecido tanto especialmente a los gentiles anfitriones como al público asistente, capaz de renunciar por dos horas al sinfín de restaurantes, bodegones, cervecerías, cafés, tabernas, galerías, teatros, discotecas, boutiques, casas de juego, piscinas bajo techo, canales, paseos y locales alternativos que se encuentra uno a cada paso sobre las aceras más elegantes y espaciosas del Planeta Azul…
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*Como sin duda habrá podido constatar el lector paciente, atento a los matices psicológicos y ambientales en la carta reproducida ahí arriba, lejos de describir el infierno terrenal, hablar pestes de sus compañeros de cautiverio, lamentarse de su suerte y atracarse de supersticiones a lo comesantos, el recluso que lleva la pluma más bien se disculpa de los engorros involuntariamente ocasionados a parientes, amigos, colegas y vecinos, poniendo buena cara al mal tiempo con tal de tranquilizarlos respecto a la índole llevadera y transitoria de su propia situación. 

Por otro lado, si los supuestos designios siniestros del alcaide de Ariza y el alto mando contrainteligente hubiesen sido liquidar a toda costa al Abicú (a saber por qué, visto que, vivo o muerto, aquel "negro malagradecido", hijo pródigo de la Revolución, distaba largo trecho de ser importante para la sobrevida del Biranato), ¿qué más que el máximo factible que ya estaban haciendo podían hacer por impedírselo allá fuera mis no menos inermes seres queridos? Salvo contribuir con sus denuncias a erigirme una pomposa capilla ardiente en los estudios de TV de Miami. Labor hagiográfico-funeraria por la que, desde luego, tampoco estaba en absoluto mi suspicaz Alter Ego...