Carlos Wotzkow, intriga, locura y desmesura hasta la sepultura

¿Oportuno retorno del "espía con complejo de culpa"?

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Curiosa coincidencia: hace apenas una semana, un comentarista anónimo endilgaba a Zoé Valdés, Isis Wirth y mi Alter Ego el elogioso epíteto de "Eje del Mal". Ahora, como por azar concurrente, Carlos Wotzkow, el "ogro" jubilado de la blogósfera exiliar, recurva en Secretos de Cuba con otro fetecún de similar florido estilo cloacal pero un poco más sutil. Chancleteramente enderezado por igual contra tirios y troyanos del que, sólo sale bien parado el impoluto francotirador. Como de costumbre…

Para enredar un poco más la pita de sus conflictos personales, en el rompecabezas de marras, titulado "Los blogueros, punto y seguido", el resurrecto Wotzkow pontifica a fuerza de tacos y descalificaciones sobre el angelical tema de la "difamación y las campañas de odio". Contra las vacas sagradas del Eje del Bien, desde luego. O sea, nuestro camarada de apellido eslavo se reestrena con un estilo tan iracundo y sibilino como cuando años atrás, incapaz de refutar toda una serie creciente de datos biográficos, silogismos y conclusiones sobre su paranoide personalidad, sospechoso historial y solariegos desplantes, optó en buena hora por librarnos de sus descargas de bilis haciendo voluntario mutis por foro.

En si el reestreno del irascible Wotzkow --quien a juzgar por las notorias semejanzas de enfoque y nivel bien podría haber estado detrás de las diatribas antiabicueriles de nuestro entrañable Wammo-- apenas añade calidad coprofágica a la sicofancia ciberespacial. Empero, visto que donde él sabe goza de autonomía suficiente para cuquearme, aparte de desempolvar abajo su conspicua biografía, el truculento, resbaloso personaje servirá aquí de cabeza de playa para desembarcar en el tema del momento: la manoseada “sorpresa” del canciller Moratinos en La Habana, o sea, el desenlace feliz del culebrón gótico del Beato de La Chirusa.

Como recordarán los memoriosos, al tirar la toalla allá por el mes de agosto del 2007, Wotzkow dejaba trunco en este blog un violento mano a mano ( "Servando González versus Carlos Wotzkow I: Carlos Wotzkow, ¿agente castrista?" / Ídem II: Servando González, arzobispo de Mazorra) con su némesis Servando González, casualmente el hombre cuya célebre eulogía detectivesca del difunto fundador de Cubaencuentro, titulada "El extraño encuentro de Jesús Díaz con la muerte", le metió simultáneamente los diablos en la mollera a su ex amigo de los años y a mí no menos volátil Alter Ego, que enseguida me conminó a desencadenar una "resentida" campaña de difamaciones contra la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC).

A la postre, la escandalosa implosión del emporio mediático presidido en Madrid por la hasta hoy insumergible Annabelle Rodríguez Buchaca le daría la razón en toda la línea a Servando, tal vez eyectando de la Red de Redes en forma diferida a su descaracterizado detractor, que ahora vuelve por sus fueros. Cuando no embiste a ciegas como un mañoso jabonero de lidia, sus animadversiones electivas suelen contener, para quien sepa buscarla, la llave maestra capaz de descifrar el tipo de rollo diversionista que Wotzkow oculta entre pecho y espalda. Genio y figura hasta la sepultura, acaba de pujar un texto bastante mal estreñido cuyo objeto no parece ser otro que sumarse, en calidad de francotirador sin banderías, a la denuncia del "Eje del Mal".

El pretexto para su tropeloso comeback se lo ofrecen los sofismas con que la Santa de las Muletas trata de reconstruir su deteriorada imagen al contestar el cuestionario apologético de su biógrafo italiano Giordano Lupi en Per conoscere Yoani Sánchez. Todo quedaría en las consabidas lejías lustrales si no fuese porque, siguiendo el hilo de ambas costuras, sale a relucir ahí el notorio acople de cabos entre el Ogro y la Santa con el humillante decreto de omertà (ley del silencio de la Cosa Nostra) dictado por el insolente Oscar Espinosa Chepe, gurú indiscutible de toda nuestra leal subversión. Escuchémosla desempercudirse angelicalmente la pringada túnica virginal:

“Si he aprendido algo en la vida, es el dudar de todo lo que produce un sentimiento unánime de aprobación. Ten cuidado y aléjate de los que son aprobados por todos y que es considerado como un salvador... Trato de que esas acusaciones no me radicalicen. Que no me transformen en una máquina de insultos... Me siento profundamente responsable de lo que hago y, si fuera necesario estaría dispuesta a subir al patíbulo por defender cada palabra que he escrito... ¿Existe un límite para una campaña de difamación y para un movimiento de odio?”

Lo de menos es esa voluntad de martirio de la muy performática titular de la Academia Blogger. Lo de más es la antítesis: cero pretensión de unanimidad a condición de que todas las discordias al interior de la fragmentaria y profusamente infiltrada disidencia leal sean rigurosamente sordas, acríticas. Moraleja: To er mundo e güeno, Come y deja comer, No hagan olas. La orden del día emitida para todo disidente leal reza: Vale todo, menos sacarse los trapos sucios en el ágora. El transgresor no puede ser sino agente provocador o fanático ultraderechista. Salvo que, cabe suponer en el caso del susodicho, se esté en posesión de una licencia especial del Aparato para matar a lo James Bond a ambos lados de la raya roja.

Y ya sabemos que el fuego amigo contra la dictadura cae dentro del margen de juego de todo buen sicofante. Es también la coartada, el camuflaje perfecto, la regla de oropel retórico seguida invariablemente por todos los testaferros de la blogósfera. En contraste con la modosa titular de Generación Y, que salvo exabrupto se ampara más bien en el armisticio universal de la political correctness, Wotzkow aparenta embutir sin distingos a disidentes leales y desleales en el mismo saco que a los dignatarios oficiales. Pero reparte las tundas con el mismo gotero dosificador que Yoani las carantoñas. Por ejemplo, bien leído, en el post de marras el blanco real del ataque es más bien Zoé Valdés.

Única diferencia notable: dónde la Santa de las Muletas sería una paloma oportunista con espuelas recubiertas de celofán lírico, Wotzkow se me antoja el clásico policía malo de paisano, medio lunático y vengativo, que no acaba de ver llegar la hora de “aplastar a todas las cucarachas juntas”. Fue lo que hizo el Magno Paciente a partir de enero del 59 con sus incautos aliados burgueses y lo que, si aún le da tiempo, hará sin falta con toda esa morralla de ilusos e impostores diseñados en los laboratorios de Villa Marista.

Confieso que no sólo mi resentido Alter Ego, sino hasta el Abicú, siente la misma comezón asesina en las plantas de los pies, pese al asco que nos inspiran a ambos esos optópteros de abdómenes recargados de tibias miasmas oliváceas. El caso es que el ambiente de suspicacias y cuestionamientos creado por el Eje del Mal, encabezado por la irreverente autora de La nada cotidiana, cuadra fatal en la escenografía montada ahora mismo en La Habana para la “sorpresa“ anunciada con que el general planea premiar a su cardenal durante la visita del canciller.

Todo un espectáculo de la gran escena primorosamente montado pero sumamente frágil cuya meta final, concertada fase por fase con la Casa Blanca (Obama puede pero tiene sus razones para preferir no dar la cara en el controversial asunto) y La Moncloa (Zapatero, que ya no puede bajarse más los pantalones) no es otra que brindarles la coartada perfecta al cabildo procastrista en Washington para pasar de contrabando en el Congreso el levantamiento unilateral de los restos del embargo por la vía indirecta de la Comisión de Agricultura.

Sabido es que, aunque bien comenzado, el plan requiere tiempo, amén de estar lejos de ser pan comido en un hemiciclo capitolino donde la correlación de fuerzas promete invertirse tan pronto como en las parlamentarias de noviembre Así las cosas, si la artificiosa tramoya les fallara a los coreógrafos contrainteligentes de la DGI, o bien, como es de esperar dada la conocida cicatería biránica, el lote de nuevos licenciados extrapenales quedase demasiado por debajo de las expectativas, la cacareada movida de fichas podría acabar fácilmente en un temible rebrote de la trompetilla y el choteo criollos.

Para realce y alegría por el desastre ajeno de los tres perversos integrantes del Eje del Mal y sus proliferantes secuaces. Los primeros en pagar los platos rotos serían los funámbulos del Eje del Bien. O sea, los firmantes de la Carta de los 74, las Damas de Blanco (dignas e indignas), la Academia Blogger, el Beato de la Chirusa (por cierto, si tras leer AQUÍ su patosa respuesta de ayer al Granma al más crédulo lector aún le resta un ápice de fe en ese histrión, acompañémoslo sinceramente en el sentimiento) y demás sicofantes.

De rebote, se vendría abajo todo el crédulo, lucrativo tinglado publicitario a su favor en el mundo entero. En particular, del trance saldrían muy mal parados sus incorregibles apologistas y hagiógrafos de Miami y Madrid, que se las vería tétricas para salvar cara y negocio a fuerza de seguir haciéndose los de la vista.

Y es que el riesgo de crisis de imagen es tan grande que lo más probable es que, conmovido allá en su más íntima, genuina fibra patriótico-policial, por iniciativa propia o llamado a filas, el reservista Carlos Wotzkow [foto de arriba], ecologeta de los que muerden para más señas, ha interrumpido su bien merecido reposo del guerrero para acudir a la carrera al pie de su amenazada bandera.

Quizás, pongamos, sólo la sagaz paranoia de un Wotzkow obre el prodigio de desarrugarles las cejas a los idólatras ante el enigma de esta perla arrojada hace apenas unas horas por Laura Pollán en entrevista exclusiva para Diario de Cuba (agárrense fuerte): "Me alegraría mucho si sueltan a mi esposo, pero si él decide irse del país, yo me quedaría".

¡Apretaste "Afrodita"!* Será que esos novios del amor en los tiempos del cólera marxista-leninista, cruelmente separados por rejas castristas durante siete años, (1), ya no se quieren reencontrar en la intimidad de la alcoba; (2) que no les alcanzaron el cuarto de hora semanal de contacto telefónico, ni la correspondencia penal, ni las cuatro o cinco horas bimensuales de visita conyugal y familiar...

...o por ventura (3) prefiere seguir penando en la Isla antes que cederles a las desafectas Miriam Leiva y Gisela Delgado la exclusiva sobre los subsidios de Barack Hussein a las Damas de Blanco y --¡ay, Dios!-- la candidatura al Nobel de la Paz. Enigma dificil pero no más insoluble para nuestro Edipo Wotzkowiano que el increíble récord de 69,5 kilos de peso, según propia confesión, varias veces alcanzado a lo largo de sus cuatro meses de huelga esfinteral (apenas de hambre, porque de sed ya hace semanas que dejaron de hablar en los partes facultativos) del Coco Fariñas. Elemental, Watson, exclamaría nuestro Sherlock Holmes: he ahí el porqué de la extraña ausencia de fotos y vídeos de ese mártir hermano de un tiempo a esta parte.

Y sin duda la renuencia de Moratinos a viajar al santuario de Santa Clara. Las respuestas caen de su peso; no así las correspondientes racionalizaciones. En ese sentido, el súbito retorno a la blogósfera de Don Carlos no puede ser más oportuno: hasta sus estridentes, esquizoides libelos pudieran ser útiles para amedrentar a todos aquellos indecisos que, ante la magnitud del inminente descalabro de la disidencia leal, sientan la peligrosa tentación de suscribirse a un Eje del Mal al que, en su fuero interno, él mismo se sumaría de buen grado si poseyese la facultad de fingir pasablemente una libertad de pensamiento que jamás ha ejercido.

Finalmente, conociendo ya las malas chinches que se gasta nuestro ilustre y culterano cascarrabias, no está de más que el lector poco familiarizado con su expediente se digne echarle un vistazo retroactivo al retrato de cuerpo entero trazado por un colega que lo conoce tan bien de atrás como el cáustico Servando González, experto en historia, semiótica y espionaje, justo tres de las cuatro especialidades idóneas para entender a su ex amigo. La cuarta sería la de psiquiátrica.

Por lo demás, demostrando que no carece del todo de cierta pinotea de cepa abiceril, nuestro cínico agente de turbulencia nos lo recuerda él mismo no más ahí abajo: "Casi siempre pensando lo peor se acierta". Como Edipo ante los enigmas de la Esfinge. Vale, Wotzkow, urgen tus servicios oraculares. Por nuestra parte, ya casi habíamos dejado de echar de menos tus monumentales ferecías digitales, ese irresistible "complejo de culpa" sagazmente intuido por Servando que, muy a tu pesar, confiere a tus febriles, maniaco-depresivos logogrifos cierta traicionera dosis de honestidad subjetiva. ¡Bienvenido de vuelta al cibermatonismo a tiro fijo, por encargo y/o vocación!
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*Así le llama rutinariamente su marido Héctor Maceda en la correspondencia carcelaria divulgada por Internet.

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CARLOS WOTZKOW, EL ESPÍA CON COMPLEJO DE CULPA

Por Servando González, Oakland

En un comentario en una sección del blog “Secretos de Cuba” dedicada a Carlos Wotzkow, un lector, quien tan sólo se identifica como “Rolando”, escribió en relación a mi artículo “Carlos Wotzkow, ¿agente castrista?’:

“Calificar al extremista radical Wojstok [sic] de agente castrista viene a ser un error tan grave como decir que Fidel Castro escribe las “Reflexiones”.

Y el peor error es hacerse eco de las diatribas “wojstokianas”.

Porque el señor de apellido eslavo le dispara a todo lo que se mueve. No tiene blanco preciso ni objetivo que perseguir, más que hacer fuego con lo que tiene a mano. Cualquier artículo de Wojstok contiene elementos sólidos que se resquebrajan y desvanecen al ser introducidos por su autor en una coctelera de calumnias, epítetos bien o mal fundamentados, y sobre todo de autosuficiencia.

¿Quién es el único ser humano puro dentro de nuestra galaxia? ¡Quien iba a ser sino el señor Carlos Wojkstok! A este parece que le quitaron la teta antes de tiempo, o le echaron demasiada agua en el biberón. No es de dudar de que se la edulzaron con acíbar. Es evidente. Sólo los alienados reaccionan así, creyéndose amos de la verdad, nihilistas todo el tiempo, y sobre todo profiriendo amenazas contra todo aquel que haga alguna observación que a él, el mejor, no le cuadre en el punto rojo de su colimador.”

Debo confesar que, aún después de haber leído el primer libelo en el que Wotzkow me difamaba (“El fundamentalismo ¿inteligente? de Servando González”), yo también pensé que las razones de sus ataques eran personales, tal vez motivadas por sus delirios de grandeza. Pero, después de que leí su segundo libelo (“Servando González arzobispo de Mazorra”), en el que la virulencia de sus ataques sobrepasa todos los límites de la decencia, el honor, y la hombría, tuve la primera sospecha de que sus motivos tal vez no fuesen personales, sino que tal vez existiera una causa más profunda. Por tanto, hice lo que hubiese hecho cualquier otro investigador: comencé a leer con detenimiento sus artículos publicados en la Internet, y me encontré con que algunas personas, en uno u otro momento, ya habían sospechado que Wotzkow era un agente castrista.

El primero en admitirlo es el propio Wotzkow:

“Unos me tildan de agente al servicio de Castro . . . “ (“Carlos Wotzkow al banquillo de los acusados”)

“Ya antes en Villa Marista me habían preguntado sobre el paradero de mi uniforme de Ranger, porque un tipo que se había hecho piloto deportivo, buzo, y tenía conocimientos de alpinismo no podía trabajar con norteamericanos mirando pajaritos. Por lo menos un aprendiz de espía debía ser.” (Carlos Wotzkow, “Propaganda castrista: modo de empleo”)

“Hace unos días los super-reporteros de Miami hablaban de que el piloto Orestes Lorenzo había regresado en un avión a Cuba y estaba hablando junto a su familia en una mesa redonda. Incluso llegaron a llamar a su casa para ver si era cierto. Y claro, Orestes y yo nos depachurrabamos de la risa con tanto imbécil asalariado y por ello, me decidí a hacer un experimento. Llamé por teléfono a 10 amigos que saben que yo conozco a Orestes. Les conté con asombro y rabia que Orestes era un espía y que había regresado a Cuba, les conté lo mal que me sentía y 8 se creyeron la historia. Pero atención, 4, me preguntaron si yo estaba en algo. O sea, si no era acaso otro espía.” (Carlos Wotzkow, “Ediciones Revolucionarias”)

“En Miami, algunos pudieron haber pensado que les enviaban otro espía, al antiguo alumno de pilotaje de René González preparado para la revancha. (Carlos Wotzkow, “El amor a volar y ser libres”)

Pero, aparte de Wotzkow, existen también otras fuentes independientes:

“Le agradezco le haga saber a el ¿columnista? Carlos Wotzkow de su diario, que por las mismas razones que él no confía en los disidentes cubanos, yo no confío en él.” (Dr. Raúl Fernández Rivero, Caracas. Venezuela)

Por supuesto que, tal como afirma el Dr. Rivero, existen sobrados motivos para no confiar en Wotzkow. Por ejemplo, segús su propias palabras,

“In 1982, a group of 25 researchers were fired by Castro for refusing in participate in such an immoral project. I (Wotzkow) was part of that group. As a result of our refusal, we all received an alert that the Security Department (G-2) of the regime established dossiers against us because we were declared to be "not politically trustworthy." Because I was thus considered an "Enemy of the Revolution," as well as for other reasons, I had to flee Cuba. I now live in exile in Switzerland. (Carlos Wotzkow, “ICBMs* in Cuba: Today's Threat”) [Cuadro.- Gustave Moreau, Edipo y la Esfinge, óleo sobre lienzo, 1864, Metropolitan Museum of Art, New York]

What I am saying is that based on my firsthand experience working at the Zoology Institute (from December 1979 until I was fired in March of 1982 for refusing to continue working on Castro's pet project about migratory birds), as well as that of my colleagues at the Frente Biologico, and my observations inside Cuba until my defection in 1992 to Switzerland, everything points in that direction. (Carlos Wotzkow et al., “West Nile Virus: Bioweapon or Divine Punishment?”)

Pero hay algo que no encaja con lo anterior:

“Como usted sabe, yo formé durante 5 años parte del equipo que se encargaba de la seguridad aeronáutica en el Instituto de Aviación Civil de Cuba.”… “Como ya lo he dicho, fuimos 25 los que preferimos el desempleo y un expediente de la seguridad del estado que nos vetaba de por vida al no ser políticamente confiables, antes que participar en aquel proyecto. “ (CARLOS WOTZKOW y su experiencia en Cuba Entrevista (resumida) con Eduardo Prida, ex oficial del Buró de Investigaciones Científicas de la DAAFAR. de CARLOS WOTZKOW)

Es algo difícil de entender cómo una persona que, según afirma, ha sido expulsada de su trabajo por negarse a trabajar en un proyecto secreto de guerra bacteriológica, y que por ello ha sido declarado no confiable y enemigo del estado, luego forme parte de un equipo a cargo de la seguridad aeronáutica de Cuba.En “Bretes, chismes y espías”, un artículo publicado el 13 de Abril del 2006 Luis Cino (un periodista independiente residente en Cuba, quien, como veremos más adelante, al parecer es un buen amigo de Wotzkow) explica que,

“Se calcula que el gobierno cubano mantiene alrededor de 400 agentes de todo tipo en los Estados Unidos. Amén de los menos obvios.

Los apologistas de la Revolución de Fidel Castro no están sólo en el Granma o la Mesa Redonda. Ni todos los intelectuales orgánicos del régimen están en los rediles de la UNEAC. Andan salteados y saltarines, por toda la diáspora, Miami incluido.
Los agentes del Departamento 14 también. A veces no espían, en el sentido estricto de la palabra. Se limitan a crear bretes, intrigas y chismes. Los cubanos, de aquí y de allá, desmesurados como somos, hacemos el resto.

No tiene por qué extrañarse cierto sector del exilio con los desencuentros de la oposición cubana. Por allá, también cuecen habas. Los instigadores de intolerancias y querellas, en La Habana o Miami, son los mismos. Todo está detallado en un mismo guión perverso.”

Es posible que Cino no haya tenido en mente a su amigo Wotzkow cuando escribió este artículo, sin embargo, lo describió con lujo de detalles. Si hay un cubano en el exilio que se ha dedicado sistemáticamente a crear bretes, intrigas y chismes, y que ha sido un contínuo instigador de intolerancias y querellas ése es Cartlos Wotzkow.Para finalizar voy a citar algo realmente enigmático, que escapa a mi entendimiento. En un artículo que escribió sobre Luis Cino, Wotzkow revela que,

“Él [Luis Cino], no hace mucho, en uno de sus comentarios de amigo, me recuerda con mis fusiles al hombro allá por el Aeropuerto, sin siquiera saber que aquellos fusiles fueron los que me llevaron de visita a Villa Marista el mismo día en que Fidel Castro y yo coincidimos (por azar) en un mismo lugar, y yo era él único que iba armado.” (Carlos Wotzkow, “Un brindis por Luis Cino”). [Escultura.- Estatua de la Esfinge, Jardín El Capricho, Plaza de los Emperadores, Madrid.]

Sin embargo, en su biografía que aparece en Guaracabuya, Wotzkow afirma que:

“Después de haber sido expulsado del Instituto, Wotzkow hace “dos aleccionadoras visitas a los calabozos de Villa Marista (Cuartel General de la Policía Política del Régimen) (Carlos Wotzkow, Biografía Abreviada, Guaracabuya).

O sea, que Wotzkow ofrece dos versiones distintas de los motivos por los que fue detenido e interrogado en Villa Marista. Pero, independientemente de cuál haya sido el motivo real, si es que hay alguna realidad en ambas historias, la versión de los fusiles es altamente dudosa – a no ser que Wotzkow no esté dando la versión completa del incidente.

Es bien sabido que, con excepción de los miembros de su escolta personal, muy pocas personas -- cuya lista incluye a su hermano Raúl y a unos pocos de los “comandantes históricos” --, nadie puede estar armado en la cercanía de Fidel Castro. Los pocos que han cometido el error de hacerlo lo han pagado con sus vidas. De modo que, repito, esto es algo verdaderamente enigmático.

Como expliqué en mi artículo “Carlos Wotzkow, ¿agente castrista?”, aunque basados en datos comprobables, el hecho de que Wotzkow sea o no sea un agente castrista es, al menos por estos momentos, imposible de verificar, y es un típico ejemplo de culpabilidad basada en evidencia circunstancial. Sin embargo, tan sólo por aquello de que “el que calla otorga”, el mutismo de Wotzkow después de mis serias acusaciones parece indicar que no ha logrado hallar pruebas que lo exoneren.


No obstante, aconsejo a los lectores que apliquen a este caso la misma filosofía que aconseja Worzkow en uno de sus artículos:

“Lo aprendí de los medios de inteligencia: “todo es posible”. Lo tomé de Quevedo: “casi siempre pensando lo peor se acierta” (Carlos Wotzkow, “Carlos Wotzkow al banquillo de los acusados”). [Tondo.- Edipo y la Esfinge de Vulci, cáliz ático de figuras rojas, 480-470 a.C. Museo Gregoriano Etrusco, Vaticano, Roma.]