Donde Barack Hussein telefonea al Abicú en Colonia y suspira aliviado

A propósito de la Reforma, la pesadilla de la "Reconciliation" en el Despacho Oval y la hambrunas voluntarias en la Isla

Por Jorge A. Pomar, Colonia

Barack Hussein ya tiene perdida de calle su torpe, suicida apuesta por el Obamacare. Pero, consciente de que junto con la reforma sanitaria se esfumaría también lo poco que le va quedando de prestigio e influencia, ha optado temerariamente por asestar el clásico manotazo sobre la mesa. Por una de esas jugarretas del destino, el Waterloo del presidente de los conciliábulos bipartidistas extraparlamentarios --de facto, rozan el golpe de estado técnico al conferirle facultades legislativas a la Casa Blanca-- promete llamarse Reconciliation.

Así se llama la truculenta argucia legal mediante la cual la desesperado Esperanza Negra de los Anglosajones con dos manos zurdas pretende hacer tragar con embudo --por vía de urgencia en el Capitolio-- al reacio Partido del Elefante, y a un no menos farruco electorado, los restos del pomo de palmacristi de una reforma sanitaria encogida como piel de zapa.

Visto que los huéspedes republicanos al reciente cónclave bipartidista extraparlamentario no se dejaron impresionar por la gastada cháchara catastrofista a que su anfitrión "afrodescendiente" les tiene acostumbrados y que no alcanzaría ni por casualidad el quórum senatorial mínimo del 60 por ciento, el encanecido y amargado mandatario les quiere meter el pie por mayoría simple del 51 por ciento de los votos.

[Copyright Eon Flux # 2: La Cámara de Representantes pasó su versión... en la madrugada del 8 de Noviembre del 2009. El Senado pasó la suya el 24 de Diciembre. También a media noche. En ese mismo momento, los demócratas eran (y todavía lo son) la mayoría en ambas cámaras. Y pueden pasar las leyes que les de la gana sin consultar a los republicanos. Les duela o no. Ya lo decía Aristóteles: "Para eso es la mayoría". Pero ellos mismos no se han puesto de acuerdo. Y les echan la culpa a los malditos explotadores racistas homofóbicos republicanos.

Ahora mismo hay 12 congresistas del Partido del Burro que se oponen a la ley del Senado. Por la sencilla razon de que hay 8 leyes federales (2 de las cuales firmadas por Obama) donde está escrito explícitamente que "No se puede usar dinero del erario publico para pagar el costo de los abortos". Pero el Senado se opone a incluir el mismo lenguaje en su versión de la ley.

Por eso es todo este espectáculo de espejos y humo: la Sra. Pelosi no cuenta con suficientes votos demócratas para aprobar la ley del Senado... Y si no consigue los votos, no pueden ir a la famosa reconciliación de leyes. Y la reconciliación de leyes es una cuestión de tecnicismos presupuestarios, a saber: se emparejan las diferentes versiones en una sola. Siempre y cuando el tema tenga que ver con gastos del presupuesto y no con asuntos legislativos, sociales o de otra índole. O sea, que lo que salga de la famosa reconciliación va ha ser como un gran queso suizo, lleno de huecos.]

Pero ni así. Lejos está el Abicú de conocer tan al detalle como NOBAMA (este post surgió de un comentario abicueril insertado hoy en el blog especializado del colega homónimo; saludos) los vericuetos legales del tal procedimiento reconciliatorio, pero así, a primera lectura en el New York Times, se me antoja lo bastante enmarañado como para que al First Black President y el errático dúo de titiriteros pseudoliberales Nancy & Henry, sus dos ineptos amanuenses en la nevada Colina Capitotina, se les enrede de mala manera la pita de los tecnicismos: los legisladores demócratas se sienten cada vez más uneasy (inseguros) de cara a las parlamentarias de noviembre.

Por lo pronto, ya doce de ellos amenazan con vetar el crucial anteproyecto sobre el aborto. Nada popular en un país saludablemente puritano. Sin contar la sensible baja del bribón Charles B. Rangel, acusado de múltiples corruptelas. Así las cosas, en cualquier momento algún burro clave suelta el Jump for your jobs! y dejan al visionario capitán keniano-estadounidense hundirse solo junto con su zozobrante buque insignia del Obamacare.

El representante Rangel (foto), entre cuyos presuntos delitos de aceptación de sobornos millonarios y evasión de impuestos figuran una gira por el Caribe y una mansión en Santo Domingo, es el titular del Committee on Ways and Means. O sea, nada menos que de Medios y Arbitrios, decisiva en la embrollado cambalache de marras, era uno de sus incondicionales en la rectoría de la Cámara de Representantes.

Por cierto, desde aquel God damm America! del ex pastor de la familia real, los políticos negros no paran de provocarle terrific headakes a Obama: a Roland W. Burris, su cañonero sucesor en el Senado por la Capital del Crimen (Illinois); el escándalo de fraude desatado por el vídeo de ACORN; y la defenestración del ñángara Van jones, "Zar de los Green Jobs", sigue ahora mismo la jeremiada dominical de Louis Farrakhan, el mulah de la Nation of Islam, acerca de inminentes planes del Ku Klux Klan para asesinar a su ex amigo y correligionario en la Casa Blanca. Un abogado defensor autodesignado cuyos notorios nexos con la fanaticada islamofascista ayudan mal a su aún venerado mandante involuntario.

[Copyright Eon Flux # 2: Los beneficios de la ley no surten efecto hasta 4 años después de aprobada. Pero hay que comenzar a pagar al día siguiente de aprobada. La ley no establece controles sobre el costo de los servicios médicos, ni mecanismos para promover la competencia que "pudiesen" reducir los precios. Obliga a 36 millones de personas a comprar seguro médico. Eso es anticonstitucional. Ya veremos la pelea ante la Corte Suprema. Existen 310 millones de habitantes en los Estados Unidos. 36 millones no tienen seguro casi el 12 % de la población. No wonder la mayoría está en contra. [Farrakhan saludando a Fidel en durante una recepción en La Habana el 27 de marzo del 2006.]

La ley no tiene un mecanismo para aumentar la oferta de médicos y enfermeras. Sin embargo se le aumenta el número de pacientes. Los sindicalistas que tienen seguros "Cadillac" están exentos de pagar impuestos hasta el 2018. Sin embargo cualquier John Doe (ciudadano promedio, especie de Liborio gringo), que no sea sindicalista, tiene que pagar impuestos si tiene el mismo seguro "Cadillac". ¿Discriminación?

El camarada Rangel (amiguito del Comandante en Jefe desde que quedó prendado de su carisma en el Hotel Theresa en septiembre del 60) hace la ley, pero no tiene que cumplirla. Pues para eso él es el paladín de los negros pobres de Harlem. La ley de impuestos la tienen que cumplir los malvados racistas capitalistas opresores de la clase obrera…]

Cuando vuelva Mr. Charlie, de lo cual no hay garantías, habida cuenta de que los molinos jurídicos muelen despacio y el furrumalla newyorkino lo va a tener realmente crudo con los tribunales, será demasiado tarde para tirarle un cabo al náufrago presidencial. Lástima, justo antes de empezar el chanchullo reconciliatorio. Otrosí, al emplazarlo a renunciar, el puntilloso Comité de Ética de la Cámara Baja no tomó en consideración para nada los íntimos, oscuros lazos de solidaridad transracial que unen al representante por la "Capital del Mundo" con el Máximo Líder de la subversión sudaméricana.

En suma que, si como es de esperar y desear, el Mesías Negro del Progrerío Glauco de Ojos Zarcos se vuelve a embromar dentro del brevísimo plazo de una quincena que él mismo le ha fijado al Congreso, pasará a ser sin remedio el clásico Lame Duck en la Casa Blanca. Una condición que, en su caso, interactúa con otra aún más dolorosa para sus desmesuradas ambiciones de carisma, gloria y esplendor profético: la perspectiva de pasar a la historia como mandatario de una sola legislatura.

¿Y por qué? Pues, por haber fracasado en su loco esfuerzo por seguir a las acomplejadas, gringófobas repúblicas bananeras al sur de Río Bravo --a día de hoy todas ellas menos, si acaso, Costa Rica, Colombia y tal vez Honduras--primero y último reducto del imperio de la ley y la libertad el decadente modelo del estado del bienestar europeo o incluso, de la mano del Magno Paciente y su ahijado bolivariano, el ya afortunadamente museable del extinto totalitarismo bolchevique.

A real daylight nightmare. Un fiasco de semejantes proporciones lo convertiría a todos los efectos en un cadáver político que ni los supremacistas blancos estarían todavía interesados en declarar dead man walking. A contrario, lo exhibirían gustosos como la prueba definitiva de la inferioridad antropológica de los negros.

Un efecto colateral que lo deja sin el siempre eficaz argumento propagándístico del complot homicida de lesa majestad. Y si, para colmo de males, acabase perdiendo con ayuda de votos demócratas, ni siquiera le quedaría esa hoja de parra para taparse las vergüenzas echándoles la culpa, ("Just the same way, for instance, the Castro brothers blame embargo for the hunger of their folks") a esos malvados republicanos, que no le dejan hacer lo que le dé su real gana.

Tan atortojado anda Obama por estos días que no ha tenido ocio o ganas de ocuparse de la suerte de dos conraciales cubanos en desgracia. En el caso del primero, delegó en Hilaria Clinton por dos razones: (1) Poco o nada podía hacer en tan poco tiempo por salvarle la vida al obstinado Orlando Zapata Tamayo. (2) Al final de su ordalía la víctima se había derechizado demasiado con ese radical, irreverente ¡ABAJO FIDEL! de su escueto testamente.

Defendiéndolo, el presidente corría el riesgo de ponerse a peor de lo que ya de por sí estaba con su desencantado entorno liberal. En el caso del psicólogo en huelga de hambre asistida, un tipo fantasioso pero de una political correctness con audibles ecos monclovitas y casi todos los tópicos del progresismo eurooccidental, el intrigado presidente albergaba una duda lacerante: "How come that the Cuban Government keeps all the time begging me for food if even the opposition doesn't want to eat anything?"

Apagó el cigarrillo en el cenicero, sacudió las orejas y levantó el auricular. No sin antes echar un vistazo en derredor para cerciorarse de que nadie le oía, marcó el número secreto del Abicú en Colonia. Al principio, frunció el ceño, pero tardó poco en mover la quijada de arriba abajo, asintiendo.

Por fin había salido de todas sus dudas. Exhaló un suspiro de alivio, tan estentóreo que Michele entró a la carrera al Despacho Oval y, el pecho convulso y los ojos desorbitados, chispeantes de contenida emoción, conminó a su atónito marido con est dramático bocadillo de tira cómica: "Come on, darling, for God's sake, tell me we finally got those bloody votes out of the bastards... Whaaat? Oh cheet! Another aspirin, sweetheart?"

Bueno, muchachos, tanto para ir cambiando de tema y variar un poco nosotros también porque, apenas iniciado con siete huelguistas y llamados de aumentar el elenco a 40 0 50, el culebrón de las hambrunas redentoras ya aburre hasta el bostezo digital a la panda de expectantes espectadores ahítos que lo promocionaron como el principio del fin de los hermanos Castro.



Queda un solitario, escuálido huelguista tambaleándose sobre el escenario delante de micrófonos y cámaras. Aparte de lo bastante feo y contrahecho como para maliciar que en el fondo no sea más que otro inconsolable narciso inconforme con los abusos de la madre naturaleza, curiosamente demasiado locuaz para su estado. Igual que el Magno Paciente. ¿Cuál de los dos la palmará primero? Anyway, the show must go on, it's already too late in the night and my Alter Ego urges me to go to bed dreaming about having been recently published in La Jiribilla (at least according to an anonymous reader of our blog). So long...