Wednesday 27 January 2010

Entre el progreso de los hijos de Sión en Palestina...

...y el retraso de los herederos de Toussaint y Martí en el Caribe

Por Jorge A. Pomar, Colonia

[Versión ampliada de un comentario abicueril al post "La respuesta 'desproporcionada' de Israel en Haití" en
La reina de la Noche, 24-01-2010.]

La respuesta del pequeñísimo país se ha revelado crucial, además del efectivo apoyo médico a las víctimas. Good job, Israel!, corean los haitianos, diciendo Shalom, la única palabra en hebreo que conocen... una over-reaction fuera de toda proporción respecto al tamaño de Israel, la lejanía con Haití y la riqueza del estado fundado en 1948. Saludo tanta "desproporción". Isis Wirth

La salación del pueblo de Moisés es la peor de todas: ser discriminado por europeos que se sienten superiores a nivel universal pero con móviles políticos, científico-técnicos, artístico-literarios y cristianos de sobra para padecer de complejo de inferioridad agudo hacia unos hebreos sobrevivientes del Holocausto que son hoy por hoy el único estado de derecho en Tierra Santa y sus alrededores.

Por si fuera poco, árabes y musulmanes en general, ahora mismo distantes años luz de Israel según todos los indicadores de desarrollo humano de la ONU, les deben el Corán vía Biblia. Amén de que, respecto al caso haitiano, vale recordar el detalle histórico de que en realidad fueron ellos quienes introdujeron la Trata de esclavos en el África Subsahariana y todavía hoy masacran negros en Sudán y Nigeria.

La causa fundamental de ese furibundo antisemitismo habría que atribuírsela, según Schopenhauer en el recomendable ensayo El arte de tener la razón a: "La vanidad innata [del ser humano], que tan susceptible se muestra en lo que respecta a nuestra capacidad intelectual...". Pensándolo bien, no sería del todo descabellado trazar un paralelo entre el fracaso haitiano y el éxito hebreo. Veamos...

La estirpe de Abrahán debió pagar cara la ocurrencia rabínica de autodesignarse "pueblo elegido de Dios". Peor aún, habiendo inventado el mito cristiano usurpado por la Roma Imperial, los hebreos pasaron a ser en su conjunto la encarnación de Judas Iscariote, o sea, el deicidio congénito a los ojos de cristianos y mahometanos, las dos grandes religiones monoteístas derivadas del Viejo Testamento.



Para más inri, expulsados en masa de todas partes y hacinados en sus guetos, sobrevivieron gracias al fanatismo religioso y a la práctica de la usura, la cábala, la alta cultura, la ciencia y otras artesanías viles prohibidas a los gentiles desde la caída de Roma hasta los albores de los tiempos modernos. Círculo vicioso que, sionismo y Holocausto de por medio, los judíos rompen con la fundación de Israel y, a la vez, una razonable separación entre los asuntos de la polis y la fe.

Por fin, en forma gradual pero inexorable, se despojan de una última celada histórica potencialmente fatal: el comunismo de guerra, que había asegurado la defensa inicial de su diminuto país frente al asedio mancomunado de los árabes. Enseguida, a fuerza de sacrificios inenarrables, logran consolidar un modesto estado del bienestar.

Más aún, conociéndole los remiendos utópicos al paño socialista eurooccidental y habiendo sufrido en carne propia los experimentos de ingeniería social en el extinto Bloque Soviético, se han vuelto sordos de cañón a esos estridentes, seductores cantos de sirena de la cofradía neoprogresista que tantas piernas de barro burgués aflojan en Occidente.

Para hacer corto nuestro al parecer extravagante cotejo con Haití, baste sugerir que, por un lado, la desgracia originaria de los herederos de Toussaint Louverture y Alexandre Pétion se asemeja a la de los hijos de Sión en el sentido de que, al día siguiente de haberse convertido en la primera colonia en conquistar a sangre y fuego su independencia, aquellos negros desarrapados pasaron a ser, en vez del ejemplo a seguir, una verdadera pesadilla histórica para el resto de América del Sur y, muy en especial, para Cuba.

Consecuencia inmediata: el resto del mundo les puso bajo hermética cuarentena civilizatoria por motivos de raza, en primer lugar, y de religión, en segundo lugar. Formidable castigo al que unos haitianos enclaustrados en su territorio, al igual que los judíos en sus guetos, reaccionaron para su mal con una huida no menos suicida y artificial a sus antiguas raíces africanas. O sea, al atraso tribal disfrazado de pompa bonapartista bajo la batuta realmaravillosa del emperador Henry Christophe (magistralmente pintado por el farsante Alejo Carpentier en El reino de este mundo).

A mediados del siglo XX, el país más pobre, violento y retrógrado de América recibiría el tiro de gracia posmoderno de la mano de Duvalier y la negritud en forma de una anacrónica, demagógica, fatídica entronización del vudú como culto oficial. Con lo cual, diferencias de desarrollo humano aparte, los caminos de Israel y Haití se bifurcan en la misma época por móviles de orden más bien intelectual.



A primera vista, parece un desatino comparar dos países con niveles civilizatorios tan diversos, pero tal vez el desnivel de partida no sea tan infranqueable si ponemos a un lado el prejuicio de que todos los judíos que poblaron el estado de Israel eran cultos e inteligentes. Nada más falso: junto a científicos y humanistas occidentales arribó a Palestina cualquier cantidad de indigentes del Norte de África y oleadas de bosquimanos rusos.

Gigantesca tarea de civilizar y alfabetizar a millones de adultos en la lengua y cultura oficiales en medio del desierto y las hostilidades. En modo alguno, una hazaña sociocultural inferior a la que haría falta para sacar del hambre y la ignorancia a unos 8 millones de haitianos. Además, cualquier criollo con dos dedos de frente (la mayoría no pasa de uno) que haya vivido a fondo un par de años en Estados Unidos y/o Europa Occidental --donde por cierto está el bruto que da al pecho-- llega sin falta a la conclusión de que entre inteligencia natural y desarrollo humano no existe ningún nexo obligatorio.

De ser así, en vez de seguir de largo rumbo a La Florida a riesgo de naufragar, a los millares de emigrantes haitianos que cada año bordean la costa norte de nuestra preferirían les daría igual recalar en nuestro cultísimo "paraíso socialista" para, como solían hacer hasta enero del 59, ganarse la vida en los cañaverales, donde no tenían rival con el machete en la mano.

Pero sucede justo lo contrario: la miseria planificada es tan agobiante y la represión tan ubicua en el Archipiélago Cubensis que a día de hoy son nuestros cultos balseros quienes, dado el caso, ni siquiera durante los terremotos tendrían a menos refugiarse en el paupérrimo Haití. ¿Por qué? Elemental, (1) porque de allá no hay que escapar para largarse y de acá sí; (2) porque allá a lo mejor te convierte en zombi por encargo el chamán del barrio y acá sin falta el brujo estatal; (3) porque allá imperan el vudú y el capitalismo salvaje y acá, el "socialismo realmente existente" y la Seguridad del Estado...

Fazit: Por importantes y loables que sean, las ayudas de emergencia a las víctimas del sismo no traerán el ansiado cambio a Haití. Como a los cubanos las regalías rusas y venezolanas en la obediencia al castrismo y la resignación metafísica, lo más probable es que contribuyan a remachar más a sus beneficiarios en el hábito de la dependencia, la corruptela y la superchería.

A igual que nosotros y el casi toda Sudamérica, que padece del mismo síndrome de arrogancia y victimismo historicista, jamás saldrán del subdesarrollo antes de desintoxicarse ideológicamente, de desinteriorizar nuestros complejos coloniales de inferioridad-superioridad de antaño, reforzados hogaño por los infundios multicuturalistas importados de Europa y Estados Unidos por estudiantes e intelectuales de izquierda.

Trátase más bien de una cuestión de sistema y mentalidad, de un mínimo (el listón occidental tampoco es muy alto que digamos) de decencia ciudadana, racionalización del capital humano, cambio de hábitos, constancia en el empeño y voluntad de superación colectiva. En suma, de copiar el mejor ejemplo y no el peor, que es lo que hemos estado haciendo desde la era de la descolonización hasta el sol de hoy. Al efecto, el requisito-sin-el-cual-no universal sería, como lúcidamente sugiriera el filósofo español Ortega y Gasset, el surgimiento de una "élite egregia", o sea, de unas clases vivas con conciencia de sí, amor a la plebe nativa tal como es y visión de futuro. Inmune al contagio con el detrito académico occidental, añade mi Alter Ego.



Poco o nada tiene que el asunto ver con diferencias de genoma humano ni mucho menos con el farisaico alarde de altruismo que viene escenificando en Haití la comunidad internacional con el interesado Barack Hussein a la cabeza. Sirva como argumento gráfico ese elocuente fotograma con la niña chapoteando en un muladar: laboriosos como nos consta son los haitianos (entre nosotros nunca hubo” negritos del batey” del país vecino), ¿qué trabajo les costaría a los zánganos del vecindario recoger la basura y echar mano de un par de picos y palas para cavar una zanja de desagüe en el camino por donde forzosamente han de transitar a diario?

La triste escena trae a la memoria aquellas secuencias fílmicas con millares de afroamericanos, ciudadanos de la sociedad de consumo más opulenta del Primer Mundo, saqueando tiendas en Nueva Orleans mientras muy cerca del Downtown se ahogaban las víctimas del Katrina. A todas luces, el móvil del crimen --y de la indiferencia a la suerte del prójimo-- dista largo trecho de ser reductible a la mera lucha por la supervivencia en condiciones infrahumanas.

No en balde frente a nuestros edificios prefabricados de Alamar, construidos sin aceras, para algo muy similar. "El pez --reza un proverbio chino-- empieza a podrirse por la cabeza". Es el caso de la brillante pero nociva pléyade de intelectuales haitianos deformados en Francia y Europa propenso a todas las heterodoxias tercermundistas del siglo XX. Y el de la nuestra, ídem con la añadidura del plagio mimético a las generaciones literarias del 98 (revanchista) y el 27 (marxista) en España.

Modernamente, los haitianos han sido remachados en el oscurantismo por, entre otros, el poeta negrista Aimé Césaire, sus colegas René Depestre (huésped asiduo en la Casa de las Américas durante décadas hasta que se percató del equívoco) y el inefable Jacques Roumain*.
Sin olvidar, desde luego, al más perseverante, fantasioso e influyente de todos ellos: el ensayista sartreano-freudiano-marxista-estructuralista Frantz Fanon, epítome del eclecticismo teórico antillano.

Todos ellos y sus incontables epígonos depositarios de cuantos desvaríos multiculturalistas y neomarxistas brotaron en la Europa de posguerra. A nuestra vez, es asunto de vida o muerte acabar de desacralizar a José Martí por una razón igual de simple: llevado hasta sus últimas consecuencias, su legado testamentario nos impone la infelicidad como norma de vida mientras exista el poderoso "Norte revuelto y brutal que nos desprecia". [Cuadro: Martí y su pueblo, según el caricaturista Antonio Prohías.]

Vale decir, un grotesco, tragicómico y eterno conflicto de David contra Goliat que halaga nuestro ego chauvinista, pero cuyos corolarios ineludibles serían una fanfarronería retórica al estilo castrista y el comunismo de guerra perpetuos. No en balde
los cubanos aún nos asfixiamos bajo el peso aplastante de la megalomanía sacrificial martiana. Repitan lo que repitan por enésima vez los hagiógrafos escolásticos del "Apóstol" de la intransigencia este 28 de enero, efemérides número 157 de su natalicio.

Por mucho que vuelvan a desgañitarse insistiendo en los presuntos rasgos identitarios de la Cubanidad, lo cierto es que a día de hoy la inmensa mayoría más uno de los aludidos ni siquiera se atreve, no ya a oponerse abiertamente al régimen aunque sea de boca para fuera, sino ni tan siquiera a identificarse con nombre y apellidos en los foros subversivos.

Contradicción que grita al cielo: si Martí resucitara, se le hincharían las manos "echando por tierra" a hijos filisteos "de un revés", como el padre levitado de Versos sencillos. Por lo demás, si algo demuestra a las claras el caso criollo es la falsedad de toda falsedad del axioma martiano "Ser cultos para ser libres": cultos en el sentido cuantitativo del concepto puede que nos lo creamos más que nunca antes, pero eso no quita que seamos mucho menos libres que los haitianos en los tiempos de Papa y Baby Doc. Aunque, moralista romántico como era por temperamento y convicción, no cabe la menor duda respecto a que el poeta de "Yugo y estrella" debió de haber incluido
en la receta conductual un fuerte ingrediente ético que su autotitulado Discípulo en Jefe olvidó adrede.

Y junto con él --por pura cobardía, impotencia, conveniencia y/o contubernio con la tiranía--, la casi totalidad de las miriadas de hagiógrafos e idólatras del "Santo de América". Volviendo a nuestros judíos ya nunca más "errantes" en Israel, pero aún acosados en Eurabia. Por lo mucho que nos atañe en materia de desastres antropogénicos de matriz intelectual, tampoco es de olvidar que en el 59 el gobierno israelí, entusiasmado por el triunfo revolucionario, propuso al Gobierno Revolucionario enviar agrónomos para transferir a la Isla el exitoso modelo de los kibutz (cooperativas) hebreos en pleno desierto.

Oferta que, por desgracia, fue estultamente desechada en favor de ruinosos modelos maobolcheviques. Al borde del apocalipsis castrista --recién presagiado por un signo tan inequívocamente siniestro como el deceso simultáneo a causa de la hipotermia de unos 40 pacientes del Hospital Siquiátrico Nacional--, ¿cómo no cogerles aún más ojeriza a los hijos de Sión y aliarse hasta con el Orate de Teherán con la torva esperanza de ver el mal ejemplo judío al fin borrado de la faz de la Tierra?

He ahí, a buen seguro, la pista caliente, la punta del hilo rojo para descifrar la razón de ser antisemita de la rocambolesca patraña en curso entre el Palacio de la Revolución y la Casa Blanca alrededor del extraño espía de la CIA pillado en flagrante mientras cumplía la misión de proveer de equipos de computación a lo que queda de la otrora próspera colonia judía en la Isla? Es un argumento con garantías parroquiales a largo plazo entre gentes de confesión cristiana. Poco importa que los rayos y centellas del Magno Paciente hayan obrado el milagro de obligarnos a escoger entre seguir haciendo vida de zombies de la Isla o transfigurarnos en los judíos errantes del Caribe...


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OFENSA Y CAUSA*

--¡Asqueroso judío! --le espeta un señor francés a otro que acaba de darle jaque mate por enésima vez consecutiva en un café de París.

--¡Eh...? Si yo ni siquiera soy judío... --se asombra el ofendido.

--Mereces serlo por pisotear mi orgullo de esa manera --insiste el ofensor.

--Bueno, pero ¿por qué detestas tanto a los hebreos?

--Porque son los más inteligentes, los más ricos, los más cultivados, los mejores profetas, filósofos, científicos, psicólogos, banqueros, estrategas, mártires, sibaritas: Jehová, Moisés, Salomón, David, Cristo, Marx, Trotski, Freud, Dreyfus, Arendt, Einstein, Curie, Heine, Mann, Zweig (Stefan), Kafka, Schönberg, Gerschwinn, Mendelssohn, Chagall, Kokoshka, Dayan, Fugger, Rotschild, Rockefeller, Fisher... [Cuadro, El judío errante, Samuel Hirszenberg (1865-1908), Museo de Israel, Jerusalén.]

--Para colmo sobrevivieron al Holocausto, hicieron crecer naranjas, lechugas y hasta aguacates en pleno desierto, echaron a los palestinos de Jerusalén, corretearon a los árabes hasta el canal de Suez. Y lo peor: poseen un sinfín de ojivas nucleares con las que en el momento menos pensado quizás se vengarían de nosotros los europeos haciéndonos talco...

--¿Y qué me dices, ay... --suspira el ofensor-- de esas trigueñas judías con pecas en las tetas? Un abuso, puro favoritismo divino. ¡Joder, todo eso deja estupefacto, enerva, da rabia, ganas de completar la tarea inconclusa de Hitler y barrerlos de la faz de la tierra de una vez por todas! Por eso cuando grito "¡Abajo los judíos!" lo hago humanitariamente por el bien de ellos: cuanto más bajo caigan, tanto menos llamarán la atención. ¿Vale?

--¡Vale!

Moraleja asociativa: algo muy similar ocurre con los negros: cuanto más pintorescos y mono-ve-mono-hace, tanto más graciosos y tolerados; cuanto más inteligentes, cultos y orgullosos, tanto menos tolerados y disimulable la fobia racista que suscitan por el mero hecho de existir. Algo similar ocurre con los cubanoamericanos: en Occidente se les odia tanto como se dice amar a sus paisanos de la Isla. Por la sencilla razón de que en Miami no se puede comprar la gratitud y el aprecio de nadie regalándole una pastilla de jabón para bañarse...

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*...áfrica he guardado tu recuerdo áfrica / estás en mí como la astilla en la herida / como un fetiche tutelar en medio de la aldea / Haz de mí la piedra de tu honda / de mi boca los labios de tu llaga / de mis rodillas las columnas rotas de tu humillación / Sin embargo no quiero ser más que de vuestra raza / obreros campesinos de todos los países... / obrero blanco de Detroit peón negro de Alabama / pueblo innumerable de las galeras capitalistas / el destino nos yergue hombro con hombro / y renegando del antiguo maleficio de los tabúes de la sangre / pisamos los escombros de nuestras soledades

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Adaptación libre de un chiste original del humorista francés Wolinski en su hilarante antología La morale, @ Le cherhe midi éditeur, 1992.

19 comments:

Anonymous said...

Y como soy judío me permito decirte que lo que has escrito es tremendA mierda, como lo que sueles escribir, Du Bist ein grosse Idiott,und du hast grosse complejo, si tu eres como las letras, deja lo de los judios en paz, ya sabes que aquí en alemania, tú pierdes, vete a pelear y a hacerte el guapo en tu país, aquí te permiten ciertas libertades,verdad?, no te luzcas tanto, mientras más desapercibido, mejor.

Jorge A. Pomar said...

Sugerencia que viene de cerca, Anónimo del 28/01/2010 02:00, visto que debe de ser justo por mor de predicar con el ejemplo que tú no te atreves.

Tu eres judío como yo soy helvético de ojos azules y blonda cabellera. Un consejo en reciprocidad: aprende las reglas de concordancia en Hochdeutsch (alto alemán).

Refresca, morrocollero,

El Abicú

Anonymous said...

Shalom Shalom
otro judío no tan jodío como el primero que comentó.
VIVAN LOS ABIKUOS AUNQUE ANDEN ERRANTES
Shalom
Shalom Shalom

Anonymous said...

si el primer anonimo es judio yo soy cosmonauta.no sera wammuchini disfrazada ????

Anonymous said...

Pues como quieres concordancia, te voy a recordar que Roberto Faz era como yó y Panchito Riset también, y no jodas más con el color. o som
mos ó no somos, el mero hecho de ser judío te ha trastornado??????; ergo. si no soy del color de las letras que Ud. REBUZNA, entonces no??????????
cHOCOLATICO; EL aBIcÚLO es imparcial.

Wammo said...

El Abiculo es un negro abochornado de su negritud que odia a los negros por asi asemejarse mejor a (lo que el imagina son) los blancos.

Pero negro nacio, negro es y negro se queda. De eso no lo cura ni el medico chino... ni todo el odio y desprecio que pueda articular contra los de su propia raza.

Leyendo este analisis comparativo psico-socio-historico-cultural suyo tengo la impresion que estoy ante un mono macaco, vestido de toga y birrete, dictando una conferencia parado sobre un barril en una pista de circo.

Anonymous said...

Los Curie y Rockefeller no eran judíos, pero tú si que eres racista y pá colmo piolo.

Anonymous said...

Otra cosa, como te haces el "curto y apreparado" pues sabrás que los judíos hablamos Jidisch, nada de Hochdeutsch, eso queda para gente como Ud. a quien el arbeitsamt les paga las clases en el volkhochschule, con los impuestos de nuestro trabajo, parásito descarado.

Cristina García said...

Roma no se apropió del invento que se llama Cristo. Lo aceptaron cuando no hubo más remedio (recordar a Nerón, entre otros anteriores, hasta Juliano) y, para entonces, era la suma del judaísmo y la filosofía y cultura helénica.
Y el antisemitismo es anterior a la derivación de la diáspora hacia las actividades comerciales únicas que se les permitió en medio del odio de Europa. Cierto, una de las raíces de es sentimiento fue, precisamente lo que preservó a ese pueblo hasta hoy, a saber, su exclusividad religiosa.
En este primer mundo, "sensible a la tragedia" de Haití, la noticia del primer hospital de campaña que empezó a operar en medio del caos, el magnífico hospital israelí, pasó casi inadvertida. Como tampoco se ha hablado de la ausencia árabe casi total en las ayudas. Con los árabes hacemos un silencio cómplice, igual que con Israel, pero por motivos distintos.
Ya se oye por ahí la idea de "reconstruir Haití". Nadie ha dicho cómo ni quién lo hará, lo cual no impide a los buenistas políticos sociatas coquetear con la prensa y las masas de anlfabetos funcionales que abarrotan el primer mundo.
Gracias, Pomar.

Anonymous said...

Como tú cretina, mucho Blá,Blá y a la hora de los mameyes ausente, y desde luego que para almivarar al bisnero y jinetero del Abiculo no te faltan epítetos, mejor dicho,métete los pitos por donde mejor te quepan, el Abiculo con su infame prosopopeya nos ha dejado bién claro que la prisión lo benefició, se fué(según él)cargado de sacos de arróz, frijoles y carne de pueco y el muy estúpido, ahora me recrimina mi mal alemán?, dale Piolo, A JINETEAR!!!, tú si que necesitas un HochDeutsch.

Anonymous said...

a ESO SE LE LLAMA ROBAR; O SEA, Abicú, eres ladrón confeso, tú mismo te has chivateado.

Jorge A. Pomar said...

De acuerdo, Cristy. Entre otros intereses, a causa de ese ninguneo mediático, detectado ya por Isis Wirth en La Reina de la Noche, decidí insertar el videoclip sobre la ejemplar ayuda de emergencia prestada por Israel a las víctimas del terremoto haitiano. Lo que pasa es que la eficiencia técnica y el coraje de los rescatistas hebreos sobre el terreno están opacando simultáneamente a norteamericanos y cubanos. Un pecado de lesa Solidaridad...

En efecto, me fui un poco por la onda cínica del Nietszche de El Anticristo, quien atribuye el fenómeno a una sutil, imaginaria estratagema diversionista de factura rabínica. Ni Roma "usurpó" el cristianismo al oficializarlo ni el odio a los hebreos, dos pequeños reinos combatientes de criadores de cabras, pudo haberse originado en unas prácticas comerciales que eran comunes a todo el Mediterráneo. Por otra parte, además de echárselos a las fieras en el coliseo y someterlos a pogromos periódicos, los protocristianos fueron objeto de toda clase de escarnios populares en Roma, donde pasaban por lunáticos.

En realidad, el primer concordato en 325 (Edicto de Nicea) bajo Constantino (doce años antes ya había decretado la libertad de culto) llegó precedido por un lento, azaroso proceso de mestizaje, proselitismo y embrollada transculturización evangélica ad hoc ( a partir de las 14 Epístolas de San Pablo a los romanos a mediados del siglo I), con asimilación gradual de antiguos culto esotéricos griegos y persas vía gnósticos (Plotino, por conveniencia mutua durante la fase decadente del Imperio. Un estatus que, en última instancia, la Cristiandad sólo alcanzaría gracias a la circunstancia determinante de ser una herejía mosaica. O sea, no sólo opuesta al Pentateuco (Torá) hebreo sino también carente de territorio e implantación étnica.

Igual, aunque oficialmente favorecida, creo que en la práctica nunca pasó de ser una religión secundaria con respecto a la mitología greco-romana. No ignoro del todo esos detalles historiográficos. El tema me fascina en particular porque en el fondo resulta mucho más actual de lo que se suele pensar. Bien mirado, encierra la clave para descifrar las hondas pulsiones metafísicas del explosivo, virulento rebrote milenarista en curso en el Viejo ( península arábiga y antigua Asia Menor incluidas) y el Nuevo Mundo donde, por desgracia, a los hermanos Castro, Chávez, Morales y el resto de la morralla utópica sudamericana, se ha sumado el Mesías Negro de la Casa Blanca).

Sin embargo, la necesidad de síntesis en un post con temas tan diversos impone esos atajos literarios a fuerza de personificar relaciones entre épocas, imperios, naciones, sucesos, movimientos.

Pasando a asunto menos erudito y placentero: como ves, estás siendo blanco favorito de un chantaje anónimo de baja estopa con el doble fin de acomplejarte y, de paso, relajar el nivel y la seriedad de los debates en el blog. Por favor, no les hagas el menor caso. Déjaselos a mi Alter Ego, que se crió en un solar, fue presidiario y, por tanto, sabe cómo lidiar con la chusma de los conversos retroprogres y su irresistible afición al el insulto, el desplante y los sofismas excrementicios. Amén de que no podemos menos que agradecerles su meticuloso, paradójico encarne permanente con nuestro blog. No tienen cubiertos en este nada platónico banquete abicueril pero, en fin, Merecido honor que nos hacen esos hombres de paja en la blogósfera militante…

Gracias una vez más por tus enriquecedores aportes al debate y un abrazo fuerte desde la gélida Colonia Agripinensis…

El Abicú

Cristina García said...

Cuando Cristo hizo su "entrada" en el imperio, como sabes, ya no había panteón greco-romano que valiera un centavo a los ojos de los fanático paganos. Estaban igual a los pies de las deidanes clásicas que a los de las traídas de Egipto, Siria, Frigia o Palestina, por aquello de aumentar las posibilidades de salvación, una caricatura del "pari de Pascal". Los únicos perseguidos eran, no faltaría más, los cristianos y los judíos, y lo eran por su resistencia a la adoración imperial y al juramento del Estado, no por razones religiosas porque todas las creencias eran permitidas. Lo que no se aceptaba era no tener creencia religiosa. Era un mundo a lo Baudelaire (toda la naturaleza es un templo viviente de pilares, que se hablan y se corresponden entre sí mediante extrañas emanciones e influencias mutuas).
Claro que no se puede hablar mucho sobre el tema en un post, por eso aprovecho para conversar sobre las raíces de esa abominación para toda la civilización que es el antisemitismo cuando tú escribes sobre eso.
Para hacerme sentir mal tendría quien escribe que merecer mi respeto de alguna manera. No es el caso.
Te agradezco el ofrecimiento y lo acepto.
Un abrazo.

Anonymous said...

Que descarao es el pobre Wammo-multipli esclerótico, bombardeador sin tino, bacinica ilustrada de incontinente contenido.

§§§

Anonymous said...

Jijijijj Ta gueno eto.

;)

Pedro C. R. said...

Dicen que de España expulsaron a los judíos... pero creo que se dejaron a la mitad. Yo, al menos, conozco cuatro o cinco que si no son juíos que venga Dios y los vea, jajaja, usureros y rácanas como ellos solos. jajaja.

Más allá de comentarios chorras, me alegro de haber leído su artículo, Abicú, que siempre viene bien refrescarse la vista con latines arromanzados y verdades como puños.

Isis said...

Gracias, querido Pomar.
Este artículo tuyo no tiene precio. Su profundidad, y las armas del análisis que empleas, permanecerán, como referencia.
Saludos miles,
Isis

Anonymous said...

Hola siempre leo sus post... en este post no entiendo y no trato de discutirlo solo pregunto:... porqué pone que Alejo Carpentier es farsante?...aclaro, mi profesión nada tiene que ver con las letras soy ing. química, pero me gusta la lectura y uno de los mejores libros que he leido es "la consagración de la primavera" de este autor al cual ud. llama farsante..puede ser que en el mundo literario este libro que menciono y otros los haya copiado de otros autores...

Zoé Valdés said...

Gracias, no tiene desperdicio este artículo, y te felicito por la paciencia que tienes.