Por Jorge A. Pomar, Colonia
A Gorki Águila Carrasco, hasta donde sé acaso el roquero más impertinentemente pertinente de toda la historia subversiva del rock, acaban de volver a enseñarle los instrumentos en un oscuro calabozo habanero.
Y es de congratularse que todo parezca indicar que, arrestado la semana pasada so pretexto de meter demasiados decibeles con su galillo, su guitarra y sus platillos electrónicos en una de las ciudades más bullangueras del Caribe, tampoco esta vez han logrado quebrarlo ni sobornarlo.
Por ese motivo de acústica-profesional, el fiscal había solicitado para el director de Porno para Ricardo una sanción de privación de libertad de 1 a 4 calendarios en virtud de la llamada Ley de Peligrosidad Predelictiva. Figura legal que, cuando la Ebertplatz en la esquina de mi casa colonense aún llamaba Hitlerplatz, servía para echarles el guante a todos aquellos reos cuyas transgresiones no figuraban explícitamente en el draconiano Código Penal nazifascista.
Se esperaba lo peor, ya que los jueces castristas no suelen diferenciar entre petición fiscal y veredicto. Sin embargo, a la hora del revulsivo seudojurídico, el roquero libró con una advertencia, la enésima, plus multa simbólica de 600 pesos corrientes, o sea, de los que usan los hijos de vecina para pagar la factura racionada del mes en la bodega del barrio.
De ahí el rostro exultante de Gorki detrás de la ventanilla del auto que, como por arte de magia, lo transporta de vuelta a las zozobras cotidianas de la "maldita circunstancia del agua (en vez de al limbo entre paredes de hormigón armado y alambradas electrificadas) por todas partes".
Por la razón que fuere --prueba de fuerza acorde con las rutinas intimidatorias del Hermanísimo contra la disidencia, o bien, temor a una creciente ola de solidaridad contraproducente para la imagen de "paz social" cultivada por la propaganda oficial--, sin duda nosotros, los fans del roquero, todos o casi todos partidarios de sus tesis duras, rupturistas tanto con respecto al fidel- como al raulismo, id est, contrarrevolucionarias en toda la extensión dinástica y socioeconómica del apellido, este viernes nos sobraron motivos para alegrarnos en medio de la desdicha general.
Desde luego, con moderación, sin cantar victoria ni echar campanas al viento. El castrismo, hartos estamos de saberlo, nunca se queda dado. La breve odisea recién sufrida por Gorki puede recomenzar hoy o mañana. Y si, como es de sospechar, la angustiosa experiencia no sirvió de escarmiento al más punzante de nuestros contados trovadores rebeldes, cualquier día después será el más pensado para él.
Además, para mayor mescolanza de gaudio gusaneril --el gusano de orugas y antenas parabólicas, sépase, es el animal heráldico del Abicú-- con desazón solidaria, se da la feliz novedad de que la tarde del viernes la bloguera estelar de la Isla rompió con su frágil anatomía lo que ya parece un tabú para la oposición interna, osando asistir a una encerrona avisada de la PNR y los porristas de las Brigadas de Respuesta Rápida.
Con esta acción Yoani (la zarandearon, obligándola a huir del acto) sale por primera vez del nicho de tolerancia digital extrainsular que las autoridades parecen haberle concedido. Con su inmenso prestigio respaldó junto al cartel alusivo al roquero en llamas los temerarios gritos ("¡Gorki, Gorki, Gorki...!") proferidos por un corajudo grupúsculo de leales ante el lúgubre Protestódromo frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en el Vedado. [Foto: Yoani Sánchez.]
Desde la Tribuna Antiimperialista "José Martí", al tiempo que junto con otros cantautores levantaba una cortina de lírico silencio ante la penúltima arbitrariedad estatal contra el colega en desgracia, el cantautor Pablo Milanés doblaba por enésima vez la cerviz con esta retahíla de lugares comunes de la alcahuetería intelectual que, a modo de tácita respuesta a la Carta Abierta donde colegialmente le rogábamos interceder por el reo de conciencia, no tiene empacho en proclamar a los cuatro vientos mediáticos en el vídeo siguiente:
¡Qué rápido lo subieron a You Tube! Gracias a ese público donde dije digo digo Diego, ya sabemos a qué atenernos con el celebérrimo cantautor: ante todo el negocio, y su negocio se afectaría sensiblemente si se solidariza con un anticastrista tan estridente como Gorki. Merced a su indudable talento, "Pablito" apenas perdería el respaldo multitudinario de las izquierdas antigringas de Sudamérica.
Empero, el trovador no sabe, o en su obnubilación no quiere saber que igual podría vivir, sin conflictos interiores y a cuerpo de rey, de sus inolvidables canciones románticas. De ahí su inaccebilidad al mensaje de nuestra gentil misiva. He ahí una ganancia colateral de la, en apariencia, vana esperanza de intentar tocarle alguna fibra íntima a un cantautor que no es mala gente pero en política hasta no más ayer confundía con su demagogia de pretender cuadrar el círculo optando por un to be and not to be en la Dinamarca maloliente de los hermanos Castro.
Por lo que concierne a Kelvis Ochoa y el grupo Los Aldeanos, que poco antes se había atrevido a cantar junto con el roquero proscripto, no han hecho otra cosa que imitar a Pablo Milanés (y Silvio Rodríguez) en el truco, previsto o no previsto, de acumular un capital mínimo de rebeldía sin causa para luego ofrecérselo a esa misma claque despótica que había sido blanco de sus alusiones críticas a cambio del acceso a las prerrogativas bisistémicas de la nomenclatura.
Omara Portuondo es harina de similar costal: no fue lo bastante lista como para, mandándose mudar a tiempo, compartir gloria y fortuna en Miami con una Celia Cruz. Luego, entendiese ella misma o no su error, ya era demasiado tarde para perderse del Morro y aspirar a una acogida a la altura de sus cuerdas vocales en la pujante capital del exilio.
En todo caso, se me ocurre que La vida no vale nada, suerte de testamento ético de Pablo Milanés, es la canción que mejor revela la esencia de ambivalencia del compositor y sus adláteres sobre la Tribuna Antiimperialista el viernes pasado. A la luz del silencio cómplice de todos ellos ante el abuso cometido en su presencia. Pónganle asunto en particular al conflicto entre dicho y hecho patente en estas tres estrofas:
...La vida no vale nada / si no es para perecer / porque otros puedan tener /
lo que uno disfruta y ama. / La vida no vale nada / si yo me quedo sentado /
después que he visto y soñado / que en todas partes me llaman./
La vida no vale nada / si escucho un grito mortal / y no es capaz de tocar /
mi corazón que se apaga...
Es obvio que "la vida", es decir su integridad física y bienestar material, valen demasiado para sacrificarlos a la ligera en aras de la coherencia espiritual. Lo que no implica que sean también pendejos y malas personas fuera del marco político. Valgan la distinción y la salvedad. Por el momento, dejemos tranquila con su mala conciencia a la sublime fauna cultural retroprogre del patio y volvamos a nuestro héroe, ninguneado por guarro y fuera de pico.
Compárese la conducta de Pablo y sus correligionarios de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), que agrupa a los veteranos, y la Asociación Hermanos Saíz, que hace lo mismo con los noveles, con la firmeza de Gorki después de la prueba de fuego a que fue sometido. Sus palabras a la prensa el sábado, o sea, al día siguiente de su retorno a casa:
Siento orgullo por toda esa gente que se ha solidarizado. Desprecio, más todavía, por toda esta tiranía. [...] Quieren darme una lección, silenciarme a mí, silenciar al grupo, silenciar la música que hacemos. [...] Cuando el poder cívico se une, cuando la gente se une, se logran cosas. [...] Es increíble el miedo que esta gente tiene cuando cosas como éstas pasan, cuando la gente realmente se une...
Tratábase entonces y ahora de un rito de paso neurotizado que los roqueros de la época trasladan al escenario en forma de provocación musical. En cambio, la rebelión neurótica de Porno para Ricardo es pertinente, en el sentido de que responde, por un lado, a amenazas concretas de un aparato represivo sobredimensionado y omnipresente.
A diferencia de aquellos pichones de burgueses deslumbrados por el comunismo alternativo de Mao Tse Tung, Pol Pot y Che Guevara, Gorki carece de padres influyentes que lo limpien de polvo y paja. Y por el otro lado, su enajenación refleja una circunstancia aún más descorozonadora: la inamovible --por más fingida que real-- indiferencia del establecimiento cultural . Y cómo no, de "nuestro pueblo", juventud incluida, apreciable en el alarde de "Somos felices aquí" filmado en el vídeo de arriba.
De ahí que en las letras de sus canciones, que son puñetazos, eructos, vómitos, estruendosas defecaciones sobre la fachada cutre del régimen, la impertinencia sea perfectamente pertinente frente a un entorno tan grotesco y mezquino como kafkiano y asfixiante. Sus recursos predilectos: el "toque de locura" acústica, el exabrupto, la irreverencia ante los símbolos, la caricatura, la parodia, el esperpento y el sarcasmo; la mueca, el alarido, la vociferación, la mala palabra, la obscenidad, el desacato de lesa majestad, están estilísticamente a tono con el "universo concentracionario" a su alrededor...
Dicho sea de paso, en realidad lo obsceno en sus composiciones nunca pasa del soft porno, de la pornografía lúdica, carnavalesca, de la pose histriónica. (De hecho, queda muy por debajo de las escenografías sexistas del rap que, con su énfasis en el revoloteo de nalgas y las manos en los testículos, remite a la rebeldía sin causa de aquel rock duro que espachurraba guitarras.) Recursos muy bien acreditados en la estética posmoderna, legítimos en un ambiente de desfachatez estatal y hecatombe psicosocial como el predominante en la Isla de la siguaraya de corcho.
De ahí también una segunda entereza, más allá de la empatía, a admirar en la titular de Generación Y. A saber, los extremos se tocan: sagaz como es Yoani, que no ha hecho asquitos a la hora de sacar la cara por el colega en desgracia, debe de haber reconocido una complicidad ante la procacidad y la desmesura punk de Gorki y la decencia y comedimiento de su propia prosa alternativa.
Tal vez la clave para entender ese extraño contubernio entre el azafrán y el lirio la diera tiempo ha el roquero con aquella genial ironía suya que dice así: "A mi no me gusta la política, pero yo le gusto a ella, compañero". Yoani ha expresado en alguna entrevista una idea similar con otras palabras.
Vuelvo a insertar el vídeo de la conocida entrevista donde Gorki, al impartirle una conferencia magistral de ética civil y profesional a la intelectualidad cubana, da un rotundo mentís a todos aquellos fistos que alegan rechazar su rock por soez e irreverente con lo que se pretende excelso pero no es más que pura m...:
En verdad, la sofisticada excusa de Gorki no vale ni para él ni para Yoani, pues es obvio que a ambos les encantan los asuntos de la polis. En cambio, se me antoja aplicable tanto a Pablo Milanés y los demás destinatarios de la mencionada Carta Abierta como al nutrido público asistente al concierto, los más apolíticos confesos: "A ellos no les gusta la política, pero ellos le gustan a la política".
Ahora bien, de hecho sucede que --dado que los adeptos a ese nihilismo cívico son, amén de inconmovibles en sus convicciones, una amplia mayoría de los cubanos de ambas orillas-- los apolíticos hacen más por mantener la inercia del régimen que todos los oportunistas, represores y miembros de la nomenclatura juntos, que hoy por hoy ya están en minoría.
Gorki y Yoani ya han contestado la pregunta sobre el ser o no ser. Tras lo dicho en el vídeo, Pablo también, a su nada "callada manera" zigzagueante, habrá hecho o no por fin su apuesta: no ser ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario. Siempre donde mejor convenga.
En cuanto al gran resto decisivo, "nuestro pueblo", esa plebe encanallada que no sabe lo que no quiere, que hizo antier la vista gorda ante el enésimo atropello público a la oposición pacífica, al parecer piensa seguir deshojando la margarita, jugando al to be and not to be hasta el bitteres Ende ("amargo final") totalitario.
Duerme el sueño de Cenicienta. Del que todo pinta a que no la despertará el pétalo de rosa de la disidencia sino un golpe de azar concurrente llevándose por delante al DOS (escuche la canción "El General" en el vídeo de arriba) primero que al UNO y el consiguiente beso de otro sapo con botas de campaña. Bienvenido sea. "¡¡¡CUBA REBELIÓN!!! ¡¡¡HASTA LA VICTORIA PORNO!!! Gorki dixit. Y el Abicú aplaude a rabiar en su Colonia Agripinensis...